Advertencia: Este capitulo contendrá una escena de violencia física y psicológica sobre un personaje principal.
Capítulo 6: Espinas.
"– Aunque... ¿no sería mejor que ese niño no naciera?
Las palabras que soltó Satoru sorprendió a su amiga sin poder creer lo que escuchaba, sabía que era difícil para todos y sobre todo para Gojou todo lo referente a Suguru y esa joven Kasumi.
- No me mires así. – suspiro mientras se sentaba frente a ella. – Se que suena inhumano y cruel lo que digo, pero... ¿no crees que esa joven ha sufrido demasiado para rematar su dolor con...eso?
- Tienes razón, pero...algo me dice que esa chica no querrá abortarlo. – saco un cigarrillo. – No la conozco lo suficiente, pero Miwa-chan se ve como una joven comprometida, responsable y demasiado madura para su edad.
- No hablamos de madurez o compromiso, Shoko. – golpeo el escritorio con un puño. – Ella fue violada incontables veces, torturada tanto física y psicológicamente al grado de desear morir. Piensas que se encariñara con...
- Su hijo. – puntualizo. – Esa cosa como dices puede que sea un producto de violación, pero no quita el hecho que es hijo de ella y sé que será difícil aún más por su condición. ¿Acaso crees que no estoy pensando en ella?
El ambiente era tenso en el consultorio tanto que era casi asfixiante para ambos, por su parte la castaña estaba en contra de lo propuesto por su amigo más porque sabía que Satoru estaba hablando por lo duro de la situación, como todo lo que se relacionaba con Suguru.
- Con terapia Kasumi debe de soltarse lentamente sobre el trauma que vivió, necesita hablarlo y liberarse. Después dependerá de ella si tener al niño o no a su lado y si te preocupa sobre la seguridad de ella yo podría...
- Olvídalo. – suspiro derrotado Gojou. – Descubrirían de inmediato el paradero de ella, al menos a mi lado estará más protegida y tendrá vigilancia permanente. Sobre la terapia creo que es algo obvio sin discusión.
Gojou permaneció sumergido en sus pensamientos, algo así se imaginaba después del desmayo de ella en su departamento, pero se negaba a todo esto ni siquiera asimilaba la muerte de Suguru por sus propias manos ahora enterarse que aquel hombre considerado para el cómo su mejor amigo fue un maldito bastardo con una joven abusando de ella y teniendo como resultado a un bebe era suficiente.
- Debemos de protegerla. – soltó sin más. – Mi deber a partir de este momento no será solo proteger a Yuta sino también a ella, si los vejetes se enteran de esto seguramente la mataran argumentando cargos de traición a la hechicería ni siquiera le darán oportunidad de defenderse y la ejecutaran sin importarles que este embarazada.
Sentía como la cabeza le explotaría necesitaría pronto liberar toda esa tensión consumiendo grandes cantidades de azucares o follando hasta agotarse, pero a medida que iban las cosas la primera opción sería la más viable.
- No estás solo Satoru. – Ieri tomo su mano dándole ánimos. – Pase lo que pase sabes que cuentas con Nanami y conmigo, no te dejaremos solo y ahora más que nunca ustedes nos necesitaran."
Gojou abrió los ojos mientras recordaba esa peculiar plática con Shoko, sabía que sus palabras sobre deshacerse del bebé de Miwa fue sin pensar donde sus sentimientos negativos fluyeron. Arrugo el entrecejo al notar como esa ceremonia por celebración del año nuevo aun no terminaba fastidiándolo por completo más aun al ver frente a él a su adorado primo Hajime, quien tenía la misma expresión de disgusto en su rostro.
- Por favor quiten ambos esa cara. – una voz cansada al lado de él hicieron que mirara hacia su dirección. – Se que es mucho pedirles a ambos llevarse bien, pero por lo menos no se asesinen mientras "tratamos de ser una familia" al menos complacerme en eso no sería demasiado.
Ambos peliblancos suspiraron ante la solicitud de su abuelo y es que solamente Gojou Kyo podía controlar las fieras que eran sus nietos.
- Este bien abuelo, no tienes que preocuparte por mí. Tratare de mantenerme al marguen. – cruzándose de brazos mientras seguía fingiendo en esa ceremonia.
- Lo mismo digo. – secundo Satoru a su primo, miro rápido su celular mirando la hora y preocupándose. – Mierda siempre fueron así de las largas estas cosas.
Se quejo el ojiazul capturando unas miradas llenas de reproche de los principales miembros del Clan incluso del padre de este. En cambio, su abuelo se rio ante la espontaneidad de Satoru y Hajime sospechaba que ese apuro de retirarse no era como las otras veces donde le hastiaba escuchar las tradiciones y costumbres que como sucesor su primo debe de tener, sino más bien Gojou Satoru se encuentra en ese estado por la joven Miwa Kasumi.
- Como que hoy tienes más impaciencia que de costumbre, ¿no crees Satoru? – el nombrado miro desconcertado a su primo. – Probablemente algo o alguien se encuentre esperándote.
Ese comentario en lugar de afectarle a Satoru simplemente hizo que ampliara su sonrisa socarrona, seguramente para provocarlo.
- No sé de qué hablas Hajime-chan. – se encogió de hombros. – Sabes que odio cualquier clase de compromiso y créeme que la zoofilia no es una alternativa de mi agrado.
- ¡Hajime, Satoru! – reprendió su abuelo. - ¿Qué les acabo de pedir hace unos momentos? Compórtense como los adultos que son, maldita sea ya no son unos mocosos.
- Eso dile a tu nieto favorito. – bufo Gojou volteando los ojos.
Kashimo solo se mantuvo callado, pensando en lo cínico que era Satoru más porque el mismo comenzó sus averiguaciones acerca de Miwa Kasumi.
"Camino lentamente a los departamentos humildes que se encontraban en Kyoto hasta toparse con una puerta quemada, con sus ojos detecto que el lugar aun desprendía energía maldita sorprendiéndose de que si alguien de Jujutsu vino a investigar no notificara eso en el informe.
- ¿Usted era pariente de la familia Miwa? – pregunto una mujer de edad avanzada deduciendo Kashimo que seguramente era la casera. – Lamento mucho su perdida fue tan lamentable ver como el fuego consumía rápidamente a esos niños junto a su madre incluso me da escalofríos al recordar sus gritos pidiendo auxilio.
Su silencio ante la pregunta seguramente dedujeron a la mujer, que si era pariente de esa familia.
- ¿Solamente se encontraban ellos? – tenía que seguirle el juego a la señora. – Es que aún no podemos asimilar la perdida de...mi tía. – mintió magistralmente.
La mujer de edad avanza asintió, pero en eso algo vino a su memoria.
- Aunque en ocasiones venia una sobrina de Akane-san. – pensando seriamente. – Ahora que lo recuerdo ese día no vino en compañía de ese hombre pelinegro, se notaba demasiado nerviosa y asustada más de lo normal. Creo que fue el día del incendio.
Aquello capto la atención de Hajime, más al deducir quien era el hombre que decía la mujer.
- ¿Podría describirme como eran exactamente? – la anciana parpadeo. – Me refiero a la joven y ese hombre.
- Bueno la chica era muy parecida a la difunta hija de Akane esa que desapareció excepto por su cabello castaño, incluso llegue a pensar que eran la misma persona, pero los pequeños me aclararon que era imposible. – se rio recordando a los niños. – Sobre el hombre era de su altura, tenía el cabello y ojos azabache además de portar unas perforaciones en sus orejas. Pero...lo que más me llamo su atención fue su sonrisa amable y su peculiar flequillo.
Hajime cerró los ojos recordando a Getou Suguru y sacando su móvil le mostro a la mujer al susodicho.
- Dígame, ¿era él? – la casera miro la fotografía y al darse cuenta quien era sonrío.
- Si era él, demasiado apuesto, aunque un poco mayor para la chica a mi parecer, pero bien dicen: "Para el amor no hay edad"
- Yo lo llamaría más bien obsesión. – murmuro.
- ¿Dijo algo?
El peliblanco negó disculpándose con ella mientras caminaba hacia las escaleras procurando venir la próxima vez cuando sea de noche para no tener personajes inadecuados, aunque al parecer haberse encontrado con esa anciana lo ayudo en demasía a su investigación."
- Creo que tienes razón. – decía divertido Kashimo mirando a su primo el cual levanto una ceja sin comprender. – Alguien como tú no conoce el significado de amar, tú no tienes ese privilegio, aunque posiblemente Getou Suguru tampoco.
Y siendo esto la gota que derramo el vaso Satoru se lanzó a darle un golpe a Kashimo Hajime sin entender que pronto se desataría una calamidad aun mayor teniéndolos como protagonista junto a la joven Miwa Kasumi.
Sus ojos no podían dejar de observar cómo caía la nieve, era tan hermosa mostrando la pureza de esta e inevitablemente sonrió al recordar como hace un año ella y sus hermanos se encontraban jugando con esta. Aun podía escuchar las risas contagiosas de ellos al igual que su Okasan advirtiéndole lo mismo que Kaede-san, donde ambas desprendían ese calor maternal que por instinto tenían preguntándose... ¿ella también lo tendría o desarrollaría cuando naciera su bebé? ¿Cómo podría salir adelante junto al pequeño? No deseaba ser una carga para Gojou-san, estaba agradecida con él por todo lo que estaba haciendo, pero no era tonta y sabía que su presencia cerca del peliblanco era peligroso.
- Pequeña, ¿por favor ponte este abrigo? – volteando hacia su derecha vio a Kaede-san que le extendía un suéter.
- Muchas gracias Kaede-sama. – agradeció la joven. – Mmm... ¿porque no se retira? Sospecho que su familia se preocupara por usted.
Kasumi vio como la mirada de la mujer cambio ensombreciendo el ambiente, percibiendo que sin darse cuenta había cometido una imprudencia.
- Mi único hijo murió en una misión. – hablo la anciana mirando como caía la nieve. – En estas fechas suelo recordarlo con mucho cariño, así como a la Okasan de Satoru y sus tíos.
La chica parpadeo impresionada por lo que acaba de escuchar y por instinto tomo la mano de Kaede-sama.
- Yo al igual que tu perdí a mi única familia. – lagrimas comenzaron a adornar los ojos de la mujer. – Aunque el joven Satoru no me haya contado como sucedieron las cosas, se percibe a kilómetros el enorme dolor que almacenas en tu ser a través de tus ojos.
Gojou Kaede miro como Kasumi agachaba la mirada mientras asentía.
- Fue hace más de quince años durante una misión necesitaban urgentemente a muchos chamanes y como el Clan Gojou es uno de los más antiguos ofrecieron su ayuda. Mi hijo se quedó al resguardo de proteger a los miembros que permanecieron en la finca, pero no se imaginaron que solo fue una trampa para capturar a Satoru-san.
- Kaede-sama no tiene que decirme esto si aún le causa dolor.
- No está bien, pequeña. – sin darse cuenta ambas se sentaron y al notar el inocente rostro de Kasumi no podía imaginar quien pudo hacerle daño a alguien tan bueno. – El dolor siempre permanecerá aun cuando pase demasiado tiempo, solamente nos queda sobrellevarlo y continuar con nuestra vida.
Al escuchar esas palabras Miwa pensó en su familia recordando todos los momentos felices que vivieron incluso cuando su Otousan viva, nunca dejo que los malos ratos como la pobreza o el exceso de trabajo le afectara. Sin embargo, cuando su pesadilla con Suguru-san comenzó odio y culpo a la vida por ser tan injusta con ella, por primera vez...renegar de su destino.
- ¿Quién fue la persona que hizo algo tan horrible? – Kasumi inevitablemente pensó en Gojou-san y en el dolor que eso pudo provocarle. - ¿Por qué lastimar a Gojou-san de esa manera?
Kaede vio algo distinto en la mirada de Kasumi al mencionar a su niño Satoru tanto que por primera vez vio a alguien más diferentes a ellos que apreciaba al peliblanco.
- El Clan Zen´in siempre odio que nuestro Clan fuera el líder de las tres grandes familias, más aún cuando nacieron los niños. – recordó ese día como si fuera ayer. – Aun puedo detallar como Satoru-chan y Hajime-chan se aferraban a mi mientras lloraban por la muerte de sus padres.
- ¿Hajime? – Miwa no sabía a quien se refería la mujer.
- Hajime-chan es el primo de Satoru-chan, al parecer ese día todo lazo de cariño que podría haberse formado entre ellos finalizo. Porque todos culparon a Satoru. – una sonrisa triste se formó en ella. – Incluso el propio Satoru.
Frunció el entrecejo al tocar el golpe que su primo le proporciono, y es que al escuchar como mencionaban el nombre de Suguru en la forma que hizo Hajime siempre se molestaba porque él al igual que los demás no conocieron como realmente era el azabache como bien dicen: "Solo miran a las personas por sus errores y no por sus virtudes".
- Aunque yo tampoco puedo asegurar que lo conocía perfectamente. – apretó la tela cubierta de sangre mientras miraba su reflejo. – Si así fuera esa joven no se encontraría sufriendo de esa forma y su familia no estaría...muerta.
Vinieron a su mente como encontraron a Miwa, su dolor, los videos, la muerte de una mujer inocente al igual que sus hijos, desesperación, angustia y para rematar las cosas pronto vendría al mundo un bebé sin imaginar la forma en que fue procreado.
- "Tu y ella son demasiado parecidos, joven Satoru". – una risa amarga inundo el lugar al recordar a su nana. – "Puede que por fuera seas el más fuerte, pero por dentro te estas quebrando, en cambio ella es débil, pero estoy segura de que por dentro es más fuerte que tu".
- Eso es porque ella es mejor persona que yo. – dirigió su mirada en el obsequio que tenía resguardada en su antigua habitación.
- Vaya lindo regalo, ¿acaso es para mí? – no le respondió a la persona detrás de él. – Claro que no, sería mucho pensar que después de tanto tiempo le obsequies algo a tu Otousan ¿no es así Satoru?
Ambas miradas cielo se debatían en un duelo de poder que desde hace tiempo comenzaron, porque desde hace tiempo la única persona que lograba controlarlos había fallecido llevándose consigo la poca felicidad que existía entre ellos.
- Haruki. – sonrió soberbio al ver como su Otousan arrugaba el entrecejo. – Me sorprende que vengas, usualmente después de estas ceremonias te esfumas con tu esposa. ¿Acaso ya te aburriste de ella o.…por fin tienes "esos" problemas de cumplirle?
- No seas insolente mocoso. – miro de mala manera a su hijo. – Solo vine para saber cómo estabas y comunicarte que la próxima semana comenzaras a tener citas con futuras herederas de los Clanes o hechiceras de rango mayor.
Sin decir más el hombre se dio la media vuelta para retirarse de la habitación de su hijo, pero la voz conteniendo su enojo lo detuvo.
- Yo no soy uno más de tus títeres, Haruki. – llego al marco de la puerta para ver a su progenitor. – Tu ni esos vejetes controlaran mi vida como les plazca, yo no repetiré el mismo error que tú.
- Te recuerdo que eres el líder del Clan y como tal...
- He hecho todo lo que me han pedido desde que soy un crio, pero esto solo me concierne a mí y es cierto lo que dices soy el actual líder del Clan Gojou y aunque odien admitirlo el más fuerte de todos. – alzo la mirada. – Ni tu ni nadie me darán ordenes, así que diles a esas momias que si no quieren ser destituidos junto contigo desistan de esa idea, ¿quedo claro, Otousan?
Satoru estaba preparado para comenzar las típicas disputas que tenía con su progenitor, pero la voz de su abuelo lo detuvo.
- Creo que tu esposa te está buscando, sabes que se pone más insoportable sino te encuentra.
Gojou Haruki le dedico una última mirada a su hijo antes de retirarse, porque sabía que tarde o temprano Satoru debía de comprender que al convertirse en un líder uno debe de sacrificar cosas entre ellas: La libertad.
- Por lo que veo este año tampoco piensas hacer las paces con tu Otousan. – Kyo solo miro como su nieto se encogía de hombros dirigiéndose a tomar una pequeña bolsa. – Al parecer Hajime-chan tenía razón y últimamente si te encontrabas ansioso de irte.
- Permanecer aquí simplemente me es asfixiante. – Gojou acomodo sus gafas oscuras. – Ademas nada excepto a ti me ata al Clan Gojou, ya escuchaste al viejo quieren comenzar a controlar mi vida. Como si fuera a convertirme en uno de sus títeres.
La forma divertida y sarcástica en la que Satoru se expresaba del Clan alerto a Kyo que aun la herida de lo sucedido hace poco estaba afectando más de lo normal a su nieto.
- Eso lo sé y admiro tu postura Satoru. – toco la mejilla de su nieto. – Pero en algo estoy de acuerdo con tu Otousan y es que deseo enormemente ver un bisnieto tuyo o de Hajime.
- Entonces ve y díselo al idiota, aunque dudo que alguien desee follar con él por ese carácter de frustrado que tiene. – bufo molesto. – Kyo-obachan perdona por no venir en navidad, yo solo tuve que...
- Entiendo. – sacudió el cabello de Satoru como solía hacerlo. – Creo que al igual que tu sin ustedes no permanecería en esta cárcel.
Satoru no era tonto y sabía que algo le pasaba a su abuelo, sin embargo, en estos momentos se encontraba con más asuntos y problemas que resolver.
- Anda ve, es obvio que tienes prisa y esa persona de seguro se encuentra esperándote. – guiño el ojo Kyo a su nieto suponiendo en las andadas que tenía. – Feliz año nuevo, Satoru.
- Feliz año nuevo, abuelo y.…no es lo piensas. – dijo mirando el obsequio. – Simplemente es alguien que me necesita ahora.
El anciano noto la mirada distante y llena de culpa de su nieto tal como sucedido el día en que perdió a su Okasan y Hajime a sus padres, igual que cuando fue notificado de la traición de Getou Suguru en la hechicería. Sin decir nada más se despidió de su nieto, pensando en quien podría ser la persona que estaba necesitándolo en estos momentos, sonrió al imaginar que probablemente pronto tenga la dicha de ver a un bisnieto.
- Por fin se fue el idiota. – suspiro aliviado Kashimo mientras exhalaba el aire de su cigarrillo. – Vez que se encuentra bien, así que despreocúpate. No se suicidará.
Kyo miro a su otro nieto con esa aura lúgubre que lo caracterizaba y probablemente Satoru y Hajime eran muy parecidos, no solo físicamente, sino que mientras uno expresaba el dolor y resentimiento hacia la vida, el otro lo ocultaba con muestras inmaduras, sarcásticas y divertidas para huir de la realidad.
- Por cierto, ¿Dónde está Kaede-san? Me sorprendió no verla en la ceremonia.
- No tengo idea. – se encogió de hombros el mayor despreocupado, provocando que Hajime enarcara una ceja. – Lleva tiempo que va al departamento de Satoru, probablemente ella también se encuentre preocupada por él. Sabes que ella los crio como si fueran sus hijos.
Las palabras de Kyo provocaron que una idea cruzara en la mente de Kashimo, una que no sonaba tan descabellada porque Kaede-sama los amaba como aquel hijo que perdió.
- No puedo creer que esta sea nuestra última cena juntos. – con lágrimas en los ojos Panda abrazaba efusivamente a Yuta y del otro extremo a Maki. - ¡Ahora como podrán soportar ustedes dos estar separados por...!
El pobre no pudo continuar porque fue recibido por un golpe en el estómago proporcionado por Maki, que estaba demasiado sonrojada desconcertando a Yuta.
- ¡Cállate Panda! Te dije que eso no tenía nada que ver y eso va también para ti Toge. – el joven amatista solo parpadeo mientras sudaba frio porque conocía el temperamento de su amiga. – Aunque en algo tienes razón esta es nuestra última cena juntos antes de que Yuta se vaya con ese sujeto extraño que vino con Gojou en la tarde.
Todos permanecieron callados al recordar como su sensei llego como si nada con el hombre afroamericano que era aliado de Getou Suguru y lo más extraño fue la noticia de saber que Okkotsu se iría con él a buscar maldiciones y otros asuntos de suma importancia.
- Posiblemente Gojou-sensei se encuentra aún preocupado por la suspensión de mi ejecución. – dijo pensativo Okkotsu al imaginarse el escenario. – Aunque Rika-chan ya fue exorcizada eso no quita el hecho de que mucha gente murió cuando logre controlarla y que por mi culpa se haya convertido en una maldición.
- Eso no es cierto. – intervino Maki tomando de su refresco. – Tu no sabias nada acerca de tu relación con la hechicería, además reaccionaste como un ser humano al tener un deseo egoísta porque estabas perdiendo frente a ti a la persona más importante. Yo hubiera hecho lo mismo.
Inevitablemente la imagen de Mai cruzo por la mente de Maki y es que de todo el Clan Zen´in su hermana era la única que deseaba proteger. Todo esto siendo observado por sus amigos y es que sabían perfecto como ser integrante de los tres Clanes principales de la hechicería era un infierno.
- Por cierto, ¿se enteraron como encontraron el sitio de Getou Suguru? – intervino Panda. – Al parecer alguien se le adelanto a los hechiceros, porque el lugar estaba completamente quemado. Como si desearan desaparecer algo por completo.
- Tsk, solo son ideas tuyas Panda. – dijo desinteresada Maki.
- Tuna Mayo. – afirmo Inumaki a la joven dejando ofendido al tierno peluche.
En cambio, Yuta presentía que algo más sucedía y que de una forma u otra su sensei estaba involucrado.
- Imagino que aún debe ser difícil para Gojou-sensei toda esta situación de Getou. – todos permanecieron callados ante lo obvio. – Ese hombre significo ser alguien importante para él, su único amigo. – aun recordaba Yuta cuando su sensei le notifico que fue él quien se encargó de asesinar al azabache.
- De hecho, a todos los hechiceros de la generación de Gojou-sensei les afecto. – dedujo Panda. – Después del festival no vi por ningún lado a Shoko-san ni a Nanami-san.
- Mai me dijo que su sensei apenas retomo sus actividades, pero que era notorio que estuvo llorando varios días. – incluso las gemelas Zen´in sintieron empatía por los hechiceros. – Aunque para el resto de los hechiceros Getou Suguru fue un asesino a sangre fría, para quienes lo conocían aún era su amigo.
- Es una lástima murió joven por una causa sin sentido su propósito. – Okkotsu no podía imaginarse en encontrarse algún día en una situación similar.
Hace más de una hora Kaede-sama se había retirado del departamento dejándola sola y pensando sobre su vida e inevitablemente toco su vientre esperando que al menos su hijo tuviera una vida distinta. Por eso mismo a escondidas de Gojou-san buscaba empleos de medio tiempo, pero como decía él era muy peligroso que otras personas se enteraran que estaba viva y no por ella, sino que no deseaba causarle más molestias al peliblanco. Porque en esta semana que estuvo conviviendo con el chaman descubrió que era una persona con demasiadas heridas.
- ¿Cuál será mi propósito en esta vida? – decía recargando su cabeza en la almohada del sofá y noto una fotografía en la mesa.
Levantándose se dirigió lentamente y cuando tomo la foto se sorprendió de ver en ella a varios estudiantes reconociendo de inmediato a la mujer llamada Utahime, Nanami-san, Shoko-san, Gojou-san y por último a...
- "¿Cómo te sientes? – cuestiono el hombre al incorporarse de la cama para admirar la belleza de la joven. - ¿Tienes hambre?
Miwa alzo la mirada negando y aferrándose a la sabana que cubría su desnudez como venía siendo costumbre cada vez que Suguru-san deseaba tomarla y ella para proteger a su familia comenzó a acceder.
- Desearía dormir más tiempo. – murmuro. – Últimamente...no me he sentido bien del estómago.
Cosa que era cierta desde hace semanas su cuerpo estaba reaccionando de forma diferente como solía hacerlo seguramente era por los cambios bruscos en los que se encontraba. La joven tembló al sentir el tacto de la mano de Getou en su espalda, mientras olía su cabello y la acercaba más a su cuerpo.
- Eso es porque no te alimentas bien. – sonrió. – Me recuerdas a alguien, aunque esa persona solamente se la pasaba comiendo dulces a diestra y siniestra.
Kasumi levanto su rostro al notar como el tono de voz del azabache cambiaba como si recordara algo doloroso.
- Es curioso como el destino nos muestra la verdad de forma directa y sin contemplación. – recordó a Fushiguro Toji. – Por eso mi deber es protegerte Kasumi, nunca debes confiar en los monos son crueles y te harán daño.
La joven solo miraba al hombre pensando en lo irónico de las palabras de Suguru como podría protegerla si él era el mayor causante de su dolor, entonces recordó las palabras de Manami sobre ella y un hombre que Getou consideraba como un hermano."
- ¿Por qué tienes eso? – una voz detrás de ella la asusto causando que soltara el retrato y cayera al piso.
Satoru se mantuvo serio y dirigió su mirada al suelo mirando como el vidrio se había roto por el impacto, observando a cada uno de los personajes de esa fotografía y deteniéndose en Suguru.
- Lo siento...no fue mi intención. – Miwa se agacho rápido para recoger los vidrios junto a la fotografía, pero una mano sosteniendo la suya la detuvo. - ¿Gojou-san?
- No importa déjalo así más tarde lo limpio. – dijo serio.
Noto como la joven se cortó por accidente al tratar de remediar su error, arrugando más el entrecejo al darse cuenta como ella era la clase de persona que odiaba proteger, pero existía algo que lo atraía hacia Miwa Kasumi.
- Siéntate, curare eso. – fue escueta su respuesta. - ¿Comiste algo?
Dijo sin voltear a verla, ya que se dirigía a la cocina en búsqueda del botiquín y sorprendiéndose de encontrar dos asientos con comida intacta, deduciendo que la respuesta de su pregunta sería una negativa.
- En la tarde comí algo, pero hace rato...bueno no me sentía bien, además…en año nuevo solía cenar en compañía de mi familia.
A la mente de Kasumi regresaron los momentos felices con sus hermanos y madre, llegando a lastimarla aún más. Cuando sintió una mano tomando la suya, sus ojos se abrieron aún más levantando su rostro y encontrándose a Gojou-san curando su herida, con una sonrisa triste.
- De seguro se divertían mucho entre ustedes. – así como esas fechas estaban lastimando a la chica inevitablemente a él también. – Yo siempre suelo evadir estas fechas, no me gusta recordar.
Miwa recordó las palabras de Kaede-san imaginando que a simple vista la vida del hombre frente a ella estuviera resuelta, pero existía demasiado dolor dentro de Gojou-san.
- Probablemente a nadie. – soltó Kasumi. – Porque como dicen recordar es vivir, sin importar las circunstancias que sean seguramente eso nos ayude de forma positiva o negativa.
Ahora fue el turno de Satoru de observarla, a simple vista la joven era bonita y captaba la atención de cualquier hombre no solo por su apariencia física sino porque Miwa tenía algo que hace tiempo el perdió o posiblemente nunca lo tuvo: Inocencia.
- Es sorprendente que tengas diecisiete años. – soltó divertido, la ojiazul parpadeo mirándolo confusa. – Desprendes ese aire de madurez que yo nunca tendré o al menos no quiero mostrar, posiblemente por la vida solo es una y debemos de vivirla como nos plazca. Ya entiendo que llamo la atención de Suguru en ti.
Sabía que no debía mencionar el nombre de su mejor amigo, pero era algo inevitable.
- Lo siento si te incomodo que lo mencionara. – se alejó de Kasumi.
- N-No tiene que disculparse conmigo, a simple vista es evidente el aprecio y cariño que usted le tenía. – Kasumi se abrazó a ella misma. – Ademas...Getou-san antes de...- cerro los ojos e incapaz de decirlo. – Antes de que todo esto pasara era una persona muy amable conmigo.
Los ojos cielo de Gojou estuvieron fijos en las reacciones de Miwa, sabía que todo esto era una mierda para todos más para ella. Posiblemente él solo haya perdido a su mejor amigo, pero lo que esa joven frente a él perdió no se comparaba porque de la noche a la mañana Miwa Kasumi le habían arrebatado su libertad, la oportunidad de entregarse a alguien por voluntad propia, a su familia y por último estaba siendo orillada a ser una madre adolescente.
- Toma. – le extendió una pequeña bolsa, desconcertándola. – Es un regalo tardío de navidad, espero que les guste.
Dudosa de tomar el obsequio, Kasumi noto un pequeño brillo en los ojos del chaman llamando su atención aún más. Cuando fue abriéndolo sus cejas se alzaron, sus ojos estaban sorprendidos y en su boca no podía pronunciar sonido alguno.
- Esto es...- decía la joven alzando el regalo.
- Note como no dejabas de verlo el día que fuimos de compras. – respondió divertido. – Como aún no sabemos el sexo del bebe compre uno color amarillo, porque el blanco es lindo, pero demasiado sucio. – alzo la mano restándole importancia.
Gojou continúo hablando, pero Miwa no lo escuchaba estaba absorta mirando el pequeño mameluco color amarillo. El primer regalo de su hijo y sin más preámbulos se arrojó para abrazar a Satoru mientras unas lágrimas silenciosas rodeaban sus mejillas, dicha acción sorprendió al peliblanco, pero al sentir como su camisa estaba mojándose y el cuerpo de la joven comenzó a temblar estaba seguro de que indirectamente lastimo a...
- Muchas gracias. – dijo con total sinceridad Kasumi. – Muchas gracias por todo...usted es muy buena persona, Gojou-san...Muchas gracias.
La forma tan tierna de como una niña lastimada buscaba refugio con un lobo hizo que el chaman abrazara más fuerte a Miwa porque al parecer no solo estaba protegiéndola por ser una víctima de Suguru sino porque ella era de las pocas personas que ponían en duda sus pensamientos hacia él.
- Al contrario...gracias a ti, pequeña.
- Es extraño que el idiota no viniera contigo Shoko. – dijo aburrida Utahime mirando su bebida.
Los ojos marrones de la nombrada miraron hacia la dirección de su mejor amiga, notando la amargura y el dolor a través de estos.
- Pensé que la presencia de Satoru te incomodaría, más por lo ocurrido con Suguru. – puntualizo la doctora. – Utahime...no tienes que hacerte la fuerte conmigo, sé que te duele demasiado lo que ocurrió con él.
Al escuchar las palabras de aliento de su amiga una sonrisa amarga adorno a la pelinegra y sin darse cuenta unas lágrimas comenzaron a adornar su rostro.
- Que importa eso ahora, Shoko... ¿Qué importa mis sentimientos ahora? Sabía perfectamente que fijarme en Getou-san me provocaría esto que estoy sintiendo, pero... ¿realmente era necesario matarlo? ¿no tenía otra opción ese bastardo de Gojou?
Hablando un poco más fuerte junto con su llanto Utahime Iori estaba mostrando su verdadero dolor, uno que estaba segura nunca podría curarse.
- Suguru estaba demasiado corrompido, Utahime. – abrazo a su amiga. – La oscuridad cubrió por completo su alma al grado que nunca habría retorno. Mucho menos después de lo que hizo a ella.
Sin pensarlo la castaña recordó a Kasumi y como Satoru estaba haciendo lo posible para recuperar el poco equilibrio que tenía en su vida.
- ¿De ella? ¿De que estás hablando Shoko? – estaba desconcertada la maestra de Kyoto. - ¿Acaso Suguru...?
- No creen que ya han bebido lo suficiente las dos.
Una conocida voz detrás de ellas hicieron que se dieran la vuelta encontrándose con unos ojos pardo que las miraba sin ningún tipo de emoción.
- Una cosa es celebrar año nuevo, pero buscarlo como excusa para emborracharse es otra.
Ambas mujeres miraron con el ceño fruncido a Nanami, pero por parte de Shoko era una mezcla de alivio combinada con asombro por las palabras del ex oficinista porque sabía perfectamente que había abierto de más la boca respecto a Kasumi.
- Pff... No eres el más indicado de reclamarnos, Nanami-san. – respondió Iori. - ¡Tú eres más bebedor que nosotras juntas! Ademas debes de recordar que yo soy tu superior.
- Entonces como superior que eres de nosotros, deberías de comportarte mejor Utahime-san.
El rubio dijo esto mientras cargaba a la Utahime, a regañadientes de esta y dando un suspiro cansado con la mirada le indico a Shoko que lo mejor era retirarse del lugar antes de que cierta información se le fuera a escapar. Una que probablemente lastimaría demasiado a la pelinegra.
- Sonaste igual que esos idiotas. – se burló mientras la recostaban en la parte trasera del auto. – En serio esos tarados no pueden soportarse, pero de una u otra forma son idénticos. – se carcajeo divertida para después convertirse en una triste. – Porque a ambos le dolió su muerte...tanto a Hajime como a Gojou les dolió que Suguru muriera.
Inevitablemente Shoko y Kento miraron con tristeza a su amiga, porque esto verdaderamente estaba lastimando a todos: Nanami se mantenía al margen recordando solo los buenos momentos vividos con Getou, Shoko aun no podía superar esa despedida que tuvieron con su antiguo compañero y como la oscuridad lo sumergió sin que se dieran cuenta, Utahime lloraba por un amor imposible, Hajime junto a Satoru ocultaban su dolor uno con su alejamiento y el ultimo...se encontraba...Satoru por el momento se encontraba con la mayor misión de su vida: "Proteger a Miwa Kasumi y con ella al fruto prohibido que tendría con Getou Suguru".
- Por poco y hablas de más. – la voz de reproche de Kento la saco de sus pensamientos. – Sabes lo que eso la lastimaría. – dijo dedicándole una rápida mirada a la mujer dormida atrás. – Ademas no sabemos cómo lo tomaría.
- Ella no sería capaz de lastimarla. – bufo Shoko cruzándose de brazos mirando el paisaje. – No es esa clase de persona que ustedes imaginan, porque...
- Ella es una mujer que estuvo...no que aun está enamorada de alguien que hace tiempo desapareció. – suspiro cansado. – Puede que no lastime a esa criatura, pero... ¿no crees que ya ha sido suficiente para ellas? Ademas dudo mucho que Satoru permita la cercanía de Utahime con Miwa-chan, no con lo sobreprotector que es.
Porque aún había espinar demasiado profundas, incrustadas en cada uno de ellos y tan fuertes que lastimosamente no sanarían pronto.
La mañana siguiente llego, despertando a un peliblanco que observaba con detenimiento como la joven frente a él dormía, aun entre sueños ella gemía de dolor y se quejaba dándole a entender que se encontraba recordando sus momentos con Suguru viniendo a él esa sensación de impotencia. Sabía que estaba mal dormir con ella, pero después de que Miwa se quedara dormida en sus brazos decidió trasladarla a su habitación y para que no regresaran parte de las pesadillas prefirió dormir cerca de ella como aquella ocasión.
- Tu nunca debiste sumergirte en este mundo de locura. – tocaba lentamente la mejilla sonrojada de ella. – No debiste sumergirte en este abismo sin retorno, nunca debiste de conocerlo.
Como hipnotizado Satoru miraba cada una las fracciones de Miwa Kasumi desde sus sonrojadas mejillas, sus labios color cereza, su peculiar flequillo y su pequeña nariz que hacia un contraste perfecto con ese rostro angelical.
- Aunque posiblemente estoy entendiendo porque se obsesiono contigo. – sin darse cuenta acerco su rostro al de ella percibiendo ese olor a vainilla que desprendía, cerrando sus ojos. – Debo de estar demente.
Una sonrisa amarga se posó en sus labios, entonces recordó la promesa que le hizo a Miwa y disponiéndose en cumplirla se levantó de la cama para bañarse y cambiarse de ropa, no sin antes mirar su teléfono sonriendo al ver la dirección que Nanami le envió.
- Al parecer hoy también será un día demasiado largo. – dejando, durmiendo aun a Kasumi, sin darse cuenta de que su ausencia provocaría de nuevo esas terribles pesadillas.
"Fue cuidadosa en no levantar sospecha de su salida, para no perjudicar a esa mujer. Sabía perfectamente que está interesada románticamente en Getou-san, por eso no debía de fallar y era necesario que llegara a tiempo con su familia para poder escapar e irse demasiado lejos.
- ¡Kasumi-nessan! – fue recibida por un enorme abrazo de su hermanito. - ¿No viniste con ese hombre?
El pequeño pelinegro miraba de un lado a otro buscando a cierto pelinegro, pero se desconcertó al escuchar por su hermana que rápido debían de entrar.
- Ven Kirin debemos de entrar. – rápido la joven se adentró con su hermano encontrándose con su Okasan y Kaito.
- Kasumi, ¿Qué sucede?
La preocupación en los ojos de su hija le advirtió a la mujer que algo malo estaba sucediendo, más al notar una pequeña mochila colgando de su hombro.
- No tengo tiempo de explicarlo Okasan. – soltó mientras caminaba a la habitación de su progenitora. – Por favor empaquen lo necesario, debemos irnos. – dijo nerviosa sacando los documentos de ellos. – No tardaran en darse cuenta de que desaparecí y...
Las palabras quedaron atoradas por parte de la joven al sentir como su madre la abrazaba fuertemente y con un afecto descomunal como si ella supiera que...
- Por lo que veo tenía razón sobre las intenciones de Getou-san hacia ti, ¿verdad mi pequeña?
Entonces por fin sucedió, Kasumi se derrumbó en los brazos de su madre y lloro fuerte desde lo más profundo de su ser Miwa Kasumi se quebró frente a la persona más importante para ella, ni siquiera en las situaciones más difíciles dejo que Miwa Akane viera esta faceta de dolor.
- Okasan... ¿que hice mal? – lloro más fuerte. - ¿Por qué la vida se enseña conmigo de esta manera? ¿Acaso soy una mala persona como decían? ¿Estoy maldita?
- No digas eso. – separándose de ella. – Nunca pienses o digas que eres una mala persona o maldita, al contrario, tú eres un ser único y lleno de bondad, cariño.
Akane beso la frente de su hija, reprimiéndose en no haberla protegido más y renegando de su enfermedad.
- Andando es momento de irnos antes de que ese hombre llegue. – quiso darle ánimos a su hija mientras ambas se levantaban y viendo una perceptible sonrisa de Kasumi se animó, pero...
- ¿De qué hombre habla, Akane-sama?
Ambas mujeres se congelaron al escuchar una voz detrás de ellas, más Kasumi y dándose la vuelta se encontró con unos ojos oscuros y por su rostro sabía que estaba furioso. Aunque mostrara una sonrisa "tranquilizadora" en el rostro de Getou Suguru se detectaba la molestia, decepción y furia.
- Su-Suguru-san...-susurro con miedo la ojiazul. - ¿Q-Que hace...aquí?
Getou fue adentrándose lentamente hasta quedar cara a cara con la joven que amaba, amplio su sonrisa al percibir su miedo e incertidumbre y es que no era nada agradable regresar de buen humor después de ver las habilidades del nuevo alumno de Satoru para llegar a su hogar esperando su tan anhelada cena con Kasumi para descubrir que esta había escapado.
- Mmm...creo que esa no es la pregunta aquí, mi niña. Sino... ¿Qué haces tu aquí? Mas tomando en cuenta que hoy es nuestro aniversario.
La piel de Kasumi se erizo de miedo y mas aun al sentir como Getou tomaba con suavidad su mejilla mientras se acercaba a su oreja para susurrarle las siguientes palabras:
- Porque pase lo que pase tu siempre serás mía, Kasumi."
Abrió lentamente sus ojos Miwa dejando caer unas lágrimas que había desbordado estando dormida, mientras recordaba el día en que casi era libre junto a su familia. Fue incorporándose suavemente abrazándose a ella misma viniendo rápido mas memorias de su escape, de cómo Suguru-san la amenazo con la vida de su familia sino regresaba con él, los gritos desgarradores de su Okasan, los lamentos de sus hermanitos y por último cuando llego nuevamente a su jaula para que después Suguru-san...
- Me violara. – diciendo por primera vez aquello que con tanta vergüenza se negaba a decir en voz alta. – Y-Yo...
- ¿Estas bien?
Los ojos azules de Kasumi se encontraron con los de Gojou-san, y es que después de tomar su ducha y cambiarse Satoru escucho unos ligeros lamentos desde la recamara reconociendo que Miwa estaba teniendo una nueva pesadilla, pero justo cuando salió se topo con ella llorando y diciendo en voz alta aquello que ambos se negaban a decir o en su caso reconocer.
- Gojou-san...yo fui...Suguru-san...- las palabras quedaron atoradas en su garganta nuevamente al sentir como unos brazos la acobijaban como su Okasan en aquella ocasión. - ¿Por qué...?
- Shhh...lo sé tranquila. – apretó mas fuerte el cuerpo de ella.
- Suguru-san...el me violo. – decía entre lágrimas. – Ese día que escapé...nunca debí de hacerlo, no debí de desafiarlo. Porque ese día destruyo a mi familia. – vino a su mente los rostros de su Okasan y hermanos sufriendo. – Ese día me lastimo de todas las formas posibles. ¿Por qué a mí?
Levanto su rostro del pecho de Gojou-san, notando en los ojos color cielo de él arrepentimiento como si estuviera disculpándose por algo y es que frente a Gojou Satoru se encontraba un alma demasiado rota, alguien que nunca debió de cruzarse en la vida de Suguru y la suya, alguien que le fue arrebatado todo de tajo y que lastimosamente las espinas del pasado dejaron un dolor irremediable en Miwa Kasumi.
Notas de autor:Bueno se que ultimamente me encuentro un poco ausente en mis fics por varios motivos y por mas que hubiera deseado actualizarlos, pero espero tener un pequeño espacio e irlos subiendo poco a poco como "Destinos entrelazados" y "Mis dos pequeños problemas" asi como otros One-Shot de GoMi y claro de tratar de escribir los ultimos capitulos de "¿Cual es tu tipo ideal?
Mil gracias por sus muestras de apoyo en cada uno de sus reviews y de tomarse el tiempo en leerlas.
Atte: TheOtherDestiny :)
