Carta a Joey
By.- Gochi Glay Lover
"Era hora de dejar enterrado en el pasado al amor de su vida"… si, pensarlo había sido fácil, lograrlo, lograrlo era un asunto muy distinto. Se puso de pie a duras penas y miró a su alrededor, decir que su casa era equiparable a un campo de batalla era quedarse corto, pero claro, eso no era de extrañar si se tomaba en cuenta que hacía poco más de un mes que no salía de ella.
Se encamino lentamente al espejo roto de su habitación y se miró, tiempo atrás sus ojos lucían luminosos, felices, ahora… ahora solo eran una triste sombra del pasado, un pasado que no podía dejar atrás. Tocó el cristal con su dedo índice, no hacía ni tres días que ese hermoso espejo se encontraba completo. Desvió la mirada, maldiciendo los ataques de rabia que cada vez le atacaban con más frecuencia.
No podía olvidarle, no quería olvidarle, Seto había sido un parte aguas en su monótona existencia y el que se lo hubieran arrancado así sin más era inaudito, insoportable.
- Ya sabía que vendrían – murmuró al sentir la calida humedad de las lagrimas recorrer los ya tan conocidos caminos que eran sus mejillas y se encamino a la cocina. Al pasar por el recibidor volteo casi como un autómata hacía la puerta, donde un viejo y pesado ropero obstruía el paso, recordó lo mucho que le había costado moverlo, y es que la verdad en ese tiempo no había querido que nadie le molestase, no quería ver a nadie o hablar con nadie. Y claro que habían ido a buscarle, si tan solo el primer Lunes después del funeral, cuando sus amigos notaron su ausencia al colegio Yugi había pasado horas tratando de convencerlo de salir. Pero el ya había previsto todo eso, por lo que el pesado ropero que alguna vez perteneciera a su abuela reposaba inamovible frente a la puerta.
Siguió su camino hacía el, ahora casi vacío refrigerador, tan solo pocos comestibles quedaban de la gran reserva que había comprado el jueves antes del incidente con su último sueldo. Sintió como las lagrimas corrían más veloces, había llenado su nevera porque planeaba hablar con Seto, quizás con una buena cena o un desayuno delicioso, pero como no estaba seguro de lo que le gustaría compró todo lo que con su, no tan mal, sueldo podía completar.
Sacó solo un pedazo de carne congelada y sin muchos ánimos lo descongeló y cocinó. Comió poco y luego volvió arrastrando los pies a su alcoba, miró la hora en el Citizen de Seto, que ahora reposaba en su muñeca y vio que pronto darían las 10 de la mañana, bostezo y llegó a su alcoba, echándose descuidadamente sobre la cama y mirando como la fuerte lluvia de la mañana golpeaba implacable la ventana de su cuarto. Un cuarto que había visto como un amor florecía, como dos cuerpos se entregaban.
Miró el techo, ese que en algunas otras ocasiones había observado, con él, y sin quererlo su mente regresó a aquella inocente y calidad primera vez…
"El beso se rompió, solo por que la necesidad de respirar era un mayor que la de besarse, ambos sabían que ese no sería el último beso de la noche. Sin perder tiempo Joey tomó con su mano derecha la izquierda de Seto, mientras con la otra sacaba la llave de su pantalón y abría la puerta.
Ambos entraron y se miraron, Joey comprendió, aun más de lo que ya lo hacía, que el muchacho delante suyo le amaba, sus azules ojos lo decían todo, así como los suyos color miel expresaban algo similar. Sonrió y se sorprendió un poco al ver como el moreno también lo hacía, una sonrisa clara, calidad, hermosa, brillante.
Entonces supo que hacer, camino de espaldas hacía la puerta de su alcoba y al topar contra ella extendió su mano hacia el otro, quien le miraba embelesado. Segundos después ya ambos se encontraban en esa pequeña y algo desordenada habitación, besándose, abrazados.
Pero Joey deseaba más, tenía mucho tiempo admirando primero, amando después, a ese bastardo ricachón que ahora sostenía entre sus brazos, como en un sueño. ¿Sería un sueño? Le daba igual, por el momento, si eso era solo un sueño deseaba quedarse en el por el resto de sus días.
Pero no lo era, era la realidad, una realidad que la vida le estaba dando, ¿En que había acertado? ¿Ayudar a esa viejita a cruzar la calle apenas días atrás había sido suficientemente bueno para lo dioses como para que le dieran esta feliz realidad?
Su mente dejó de pensar cuando las inexpertas manos del CEO le comenzaron a desprender de su camisa, ahora su cuerpo tenía el control sobre la mente y la razón y primero loco antes de desperdiciarlo.
Pronto pasaron de estar de pie junto a la cama, cómodamente vestidos a estar recostados sobre el colchón, placidamente desnudos. Sus manos recorriendo ávida pero inexpertamente el cuerpo del otro, siguiendo los dictados de su corazón.
Joey estaba en el limbo y por los leves y callados gemidos que salían de los labios del moreno y que se entremezclaban con los suyos propios sabía que Seto también lo estaba. Claro que lo estaba, lo estaba porque al fin estaban juntos. Joey sentía a Seto en cada poro de su cuerpo, dentro y fuera de él, ambos unidos por el maravilloso lazo que solo los amantes conocían.
Joey gemía y se estremecía con cada suave embestida que el otro le daba. Pronto ambos estallaron y luego quedaron rendidos, aun unidos, abrazados…"
El rubio regresó a la realidad cuando notó algo que no había visto, en el quicio de su ventana, bajo una maceta que ahora daba hogar a una marchita flor, se encontraba un sobre. Se levantó y lo tomó, era blanco y en el anverso venía escrito "Joseph Wheeler" con una caligrafía hermosa y elegante, la de Seto Kaiba. Sin dudarlo abrió el sobre y de nuevo la hermosa letra de su amado le recibió:
Para mi querido cachorro…
En cuanto puede se me escapa
Y de momento lo que ha sido...fue
En esta ausencia que respiro
Hay algo más... y otras muchas por llover
¿Cómo aprender a estar perdido?
¿Cómo empezar a echar de menos cuando estreno corazón?
Y si es mi suerte que sea fuerte,
Que me queme todo entero y de una vez,
Y cuando quieras te lo escribo
Sin un descanso mientras que hay una pared
En pleno cielo y por si acaso en el olvido
Que me aguanto lo que muero
Si puedo volverte a ver
En cuanto puede se me escapa
Del aire cuelga mis suspiros... y es
Así de simple, así de grande
Es algo que... no consigo no querer
Y no me cabe más paciencia
Estoy cansado de morderme el corazón no puedo más
Si es el destino que me rompe a estas alturas
Que me parta de una vez
Y cuando quieras te lo escribo
Sin un descanso mientras que hay una pared
En pleno cielo y por si acaso en el olvido
Que me aguanto lo que muero
Si puedo volverte a ver
En cada mirada se me va
Cada abrazo un laberinto que nunca...deshare
Cada silencio, eternidad
En cada noche hay un secreto que me da
Y cuando quieras te lo escribo
Sin un descanso mientras que hay una pared
En pleno cielo y por si acaso en el olvido
Que me aguanto lo que muero
Si puedo volverte a ver
Los ojos de Joey se nublaban en lágrimas que pensó ya no tener, fue cuando notó un último párrafo
A ti, mi amado cachorro, no tengo palabras para decirte cuanto significas para mi, te amo Joseph Wheeler, a ti, el bocón, el altruista, el distraído, el leal a tus amigos, a ti, todo lo que se puede desear, tan bello y tan perfecto que mi garganta se cierra con la sola idea de decir tu nombre… perdona si te dejo, perdona si debo partir antes que tu, perdona si con nuestros encuentros he hecho que mi partida sea más dolorosa, perdona por no decirte de mi enfermedad, pero quiero que sepas que eres y serás lo mas importante en mi vida, incluso que mi compañía, incluso que Mokuba, incluso que mi vida misma. Te amo, ¡Te amo con este tonto corazón que regresaste a la vida!
Ojalá y que nos volvamos a encontrar, en algún lugar, en alguna vida…
Con todo mi corazón… Seto Kaiba
- Oh Seto… mi amor… - murmuró el rubio y entonces sonrió, era hora de dejar ese encierro, quitaría el viejo ropero y tomaría una ducha, ahora, al fin todo estaría bien.
FIN
Ok, ya solo falta una parte, en ella pongo disclaimers y demás comentarios que necesiten ser dichos, ya saben,¡La cuarta parte le esta esperando!
