Onslaught supuso un cambio de era. Muchos dieron su vida en defensa de los débiles e inocentes. Pero su legado no murió y nuevos héroes acudieron a ocupar su lugar. Tres héroes, campeones entre campeones, unidos por un enemigo común, se erigieron en los nuevos paladines de la humanidad. Stan Lee presenta...

LOS TRES TITANES

-Nº 2: SOLDADOS DE FORTUNA Portada: En torno a una mesa llena de carpetas, documentos, mapas y alguna que otra arma, se ve a Garra, Sombra Nocturna y Lady Scorpio -lleva el brazo biónico al descubierto y la cola implantada- reunidos. Esta señala dos fotos, una de Cain Marko -sin la armadura del Juggernaut- y otra de la gema carmesí de Cyttorak

Madrid, España

Algún almacén abandonado

Hora y día sin determinar

Leticia tabaleó sobre la mesa y observó a sus dos empleados: François -o Kiko, como le llamaban ella y Raúl-aguardaba mientras lubricaba sus queridas Berettas. El mejor rastreador que había en todo el planeta, y un tirador de élite gracias a sus hipersentidos. Era el mejor en lo que hacia. Raúl, que no parecía separarse nunca de su mono negro, como si fuera una segunda piel, hacía ejercicios de telequinesis con sus wakizashis, intentando varias técnicas y golpes desarrollados por él mismo. Probablemente el mejor artista marcial de toda la Tierra, por encima incluso de Puño de Hierro. Y misterioso. Si no era mutante ni mago... ¿de donde surgían sus capacidades psiónicas?

Y finalmente ella: mercenaria y ciborg. Flexionó su brazo izquierdo, de acero orgánico y observó su cola removible sobre la mesa. Eran mercenarios, trabajaban para cualquiera que pagara sus tarifas, con un solo límite: nunca perseguir a mutantes inocentes. Era lo menos que debía a la memoria de sus hijos muertos. Pero este trabajo... muy bien pagado, con fama añadida si salía bien. Lo que la preocupaba era otra cosa.

-¡Kiko, Raul¡ Dejad lo que esteis haciendo y venid. -Ambos obedecieron. Kiko terminó de montar las pistolas, comprobó el seguro y se sentó a la mesa. Raúl hizo lo propio tras depositar su espada con un ademán telequinético en la panoplia, a cinco metros-. Antes de aceptar este trabajo, quiero que sepais quien nos contrata. Si lo rechazais, lo haré yo sola.

-¿Ocurre algo? Nunca antes nos habías dado la opción de elegir. Además, si no recuerdo mal, nuestro ''patrón'' se ocultaba y no pudimos averiguar quien era.

-Cierto, Raúl, pero cuando vosotros marchasteis y me quedé discutiendo los detalles del pago, me reveló su identidad.

-Sospecho que no fue un gesto de buena voluntad... -Kiko gruñó por lo bajo-. Recuerdo muy bien el olor de su sorpresa cuando me vio.

-No, fue una amenaza de lo que nos puede pasar si fracasamos o le traicionamos. Era Magneto. -Las palabras cayeron como la bomba sobre Hiroshima en la cabeza de Garra y Sombra Nocturna.-. Quiere que encontremos y robemos la Gema Carmesí de Cyttorak. Al parecer es lo que le da sus poderes al Juggernaut.

-¿¿¿QUÉ??? -exclamaron los otros dos al unísono. Garra inspiró profundamente-.

-Sí -Leticia les alargó unas abultadas carpetas-. Leedlo detenidamente. -Pasado un rato, Raul levantó los ojos.

-Muy interesante, desde luego. Esta información puede llegar a sernos muy útil cuando nos enfrentemos a la Patrulla-X... si lo hacemos algún día. Pero aún así me preocupa lo que quiera hacer Magneto con la gema...

-A mi también, pero hay una cosa que no ha tenido en cuenta el Señor del Magnetismo...

-¿Cuál?

-Soy una mercenaria, trabajo para quien me paga, pero tengo algo de lo que carecen la práctica totalidad de nuestros compañeros de profesión: Valores y honor. Si hace mal uso de la Gema, yo seré la primera en enfrentarme a él. -Miró fijamente a sus empleados y amigos-. ¿Estáis conmigo?

-La duda ofende, jefa -respondió Kiko-. Me diste una vida y además, ¡que diablos¡ será divertido.

-Eso ni se pregunta -añadió Raúl-. Además, nunca me he enfrentado a un rival a mi altura, y esta es una oportunidad de oro.

-Entonces está decidido -concluyó ella con una sonrisa-. Salimos para USA en tres horas. Empezad a preparar todo, yo iré a Barajas y prepararé el avión. Os esperaré allí.

Siete horas después

Sobrevolando el océano Atlántico

Leticia suspiró.

-ODIO Barajas. Malditos retrasos...

-Alégrate -replicó socarrón Kiko-. Quizás con esta paga podamos comprar un Quinjet.

-Ojalá. -Desde sus habitaciones en el Palacio Real de Doomstadt, Victor Von Muerte observaba la imagen enviada por el satélite espía. El avión desapareció contra el sol del ocaso, rumbo al oeste.

Debo hacer mía esa gema, con ella mi supervivencia en este nuevo milenio está asegurada. Combinando sus energías arcanas con la alta tecnología, Muerte reinará supremo sobre todas las cosas y ocupará el lugar que por derecho le corresponde como Soberano del Mundo.