Nota: Todas las ciudades, monumentos, datos históricos y calles plasmados en esta historia son totalmente reales y se pueden consultar en cualquier mapa o enciclopedia
Breve introducción sobre la Historia Mágica:
Los mago-analistas de todo el mundo decidieron marcar una nueva era histórica, a fin de separar los acontecimientos de la Tercera Guerra de los de la Segunda y evitar confusiones, ya que los protagonistas de éstas eran, si no los mismos, sus hijos o amigos. Eligieron el día en el que Harry Potter y algunos de sus amigos de la Entidad de Defensa (también llamada Ejército de Dumbledore), sociedad secreta creada a espaldas de la dirección de Hogwarts, lucharon contra los mortífagos en el Departamento de Misterios, como el fin de la Era Mágica Contemporánea para dar paso a una nueva era histórica.
Poderes Supremos
Capítulo 1: "Nueva Era Mágica"
Londres era una ciudad misteriosa. En el alba la neblina que invadía las calles apenas permitía admirar los tonos rojizos que el sol dejaba caer sobre los edificios. Pocos eran los que se aventuraban a ir por la calle en aquellas circunstancias y menos en un día de lluvia, como precisamente aquél. En el Callejón Diagon los vendedores empezaban a abrir las tiendas y a colocar los productos con el fin de sacar una buena comisión de sus ventas, o en el caso de los propietarios, sacar una buena tajada.
Sin embargo, Hermione Granger caminaba sola por Oxford Street para ir hacia Baker Street, debajo de un paraguas de colores temperados, observando detenidamente la calle, a través de la neblina. Se paró un instante y observó el Marble Arch, que ya había pasado de largo. Encontraba un ligero parecido con el Arco de Triunfo de París. Siguió caminando con paso apresurado, no quería llegar tarde. Pasaron varios minutos hasta que llegó a New Bond Street y, al lado de un edificio que daba con la Academia Real, entró en un callejón sin salida. Dejó de llover y plegó el paraguas, siguió avanzando unos pasos más, abrió una puerta oxidada y entró en la estancia para sumirse en la penumbra y cerró la puerta detrás de ella.
Sus ojos poco a poco se fueron acostumbrando a la oscuridad y avanzó por un pasadizo de piedra hasta una puerta de madera con dos antorchas de fuego mágico, ligeramente azulado. Empezó a sentir calor, se quitó la gabardina y entró silenciosamente por la puerta, había bastante gente sentada alrededor de una mesa de madera, murmurando en voz baja, y algún que otro deambulando por la estancia sin rumbo aparente. Harry y Ron estaban en la esquina más lejana, murmurando en voz baja, Tonks vagaba con la mano en el mentón y el resto de la familia Weasley, que ocupada todo un lado de la mesa, estaba sentada, con los ojos perdidos y sin decir nada, excepto Arthur que estaba hablando con Dumbledore.
-Pasa, Hermione, te estábamos esperando.- dijo el director de Hogwarts con una voz cascada por los años, aunque aún muy viva.
La chica entró, dejó la gabardina en la encimera de madera, con el resto de los abrigos, y se disculpó:
-Siento haber llegado tarde, vivo algo lejos de aquí.
-Bah, no importa, nosotros hemos llegado hace unos minutos- dijo Arthur con un ademán de la mano, indicándole que se sentara a la mesa.
Hermione, algo más tranquila, se sentó entre Harry y Ron y les observó en silencio. Hacía solo una semana que les había visto pero no sabía qué decirles, se sentía como si fuera la primera vez que les viera.
-¿Qué tal las vacaciones, Hermione?- inquirió Harry intentando romper el silencio.
-Pues... bueno, no tuve mucho tiempo, he estado practicando hechizos de defensa.
-Eso es una buena noticia.- dijo Ron irónicamente.
La chica le lanzó una mirada asesina y Harry siguió hablando para evitar una discusión.
-¿Tenéis idea de lo que quiere Dumbledore?
-No lo sé, aunque no creo que sea para desearnos buena suerte en el sexto curso- contestó Hermione.
-¿Qué hace Fudge aquí?- preguntó de repente Ron.
Harry y Hermione, que hasta entonces no habían reparado en la presencia del ministro, giraron la cabeza y le vieron, con aspecto de cansado, sentado en una silla de madera en una esquina de la habitación.
-Ni idea, pero parece como si esto fuera la escuela y él estuviera castigado en el rincón de la clase.- terció Hermione.
-Eso será en las escuelas muggles, porque yo preferiría colgarle de los pulgares a la antigua usanza- añadió Ron, haciendo un gesto algo desagradable con el dedo pulgar.
Dumbledore se levantó de la silla y todo el mundo calló, Cornelius dejó de mirar a un punto inexistente y levantó ligeramente los ojos para escucharle.
-Gracias a todos por venir, algunos sois de la Orden y otros no. Sin embargo, todos tenemos un mismo propósito, luchar en esta guerra que apenas acaba de empezar para pararle los pies a Voldemort- la gente se estremeció ligeramente al oír dicho nombre y Albus continuó hablando- Debo comunicaros, muy a mi pesar, que los mortífagos están creando su propio ejército.
Algunos de los presentes, en un intento de aparentar tranquilidad, no pestañearon, aunque un escalofrío les recorrió el cuerpo. Los demás se limitaron a exclamar o llevarse la mano a la boca, como en el caso de Ginny. Harry siguió mirando a Dumbledore, impasible, mientras Ron giraba el cuello como un poseído y Hermione empezaba a morderse las uñas, hábito que ella misma detestaba.
-Ese ejército... ¿cuántos son?- preguntó Cornelius, abriendo la boca por primera vez- Y lo más importante... ¿de qué especie son?
-Ya son más de dos millones, y en su lista hay de todo menos gnomos- dijo Dumbledore en un intento de enfatizar la situación- Trolls, algunos gigantes, duendes, dementores...
Ésta vez el que no pudo reprimir un escalofrío fue Harry, que recordó perfectamente su enemistad con esos seres. Hermione le miraba de reojo, adivinando lo que estaba vagando por su cabeza.
-Propongo crear un ejército para evitarles.- dijo Alastor Moody, moviendo su ojo mágico a todas partes.
Dumbledore asintió apesadumbrado, como si estuviera de acuerdo con la idea aunque con sus dudas. Fudge negó con la cabeza.
-Imposible, NO hay dos millones de magos en toda Europa. Necesitaríamos cooperar con la Confederación Internacional, y dirían que no.- concluyó Cornelius.
-¿Quién ha dicho que el ejército vaya a formarse exclusivamente por magos?- dijo Dumbledore fríamente- Puede formarse por comunidades de especies que apoyen nuestra causa. Hay seres muy poderosos en este planeta a los que ni siquiera los mortífagos tienen acceso.
Fudge resopló fuertemente y se le hinchó levemente la vena que cruzaba su sien.
-¿Me está diciendo que hagamos un ejército de dragones? ¿De leprachauns?... ¿de caracoles?
-No, Cornelius- contestó Dumbledore con gravedad- De quimeras, acromántulas, esfinges...
-¡Es absurdo! ¡Quimeras! ¡¿Se ha vuelto loco, Dumbledore?! ¡Son seres peligrosos, su instinto domina a sus intenciones! – contestó el ministro agitando las manos y haciendo rechinar su silla.
De repente Albus se levantó y alzó la mano para que todo el mundo se callara, podía sentir algo... como pisadas. Alguien se acercaba por el pasillo. A lo mejor un muggle.
-¡Esconded vuestras varitas! ¡Arthur, haz que repartes esas naipes!- susurró señalando una baraja de cartas.
La puerta se abrió justo en el momento en el que todo el mundo tenía la varita en el bolsillo del pantalón y Dumbledore se había despojado de su variopinta capa y la había hecho desaparecer con un silenciosos "¡evanesco!". El hombre tenía una cara que solo dos personas podían reconocer a la perfección, Dumbledore y Harry. Tenía muchas cicatrices y una nariz sin tabique, como las de las serpientes, parecida a la de Michael Jackson sin maquillar. Era Lord Voldemort.
Cornelius también reconoció la cara, aunque no a tiempo, se levantó de golpe, apuntó a Voldemort con su varita pero éste fue más rapido.
-¡Avada Kedavra!- gritó con fiereza.
Un chorro de luz verdoso rasgó el aire, como si Harry pudiera verlo a cámara lenta, hasta que chocó contra el pecho de Fudge, emitiendo un destello deslumbrante y cayendo, ya sin vida, al suelo. Dumbledore, acto seguido, saltó a la mesa para intentar atacar a Voldemort con un hechizo pero éste se le adelantó lanzándole una maldición asesina. Harry ésta vez sí lo vio a cámara lenta. Sabía que si no hacía algo Albus moriría. Recordó el efecto que produjo en el cementerio, en cuarto curso, cuando unió su hechizo con el de Voldemort, "vomitando" todos sus anteriores asesinatos.
-¡Desmaius!- gritó Harry sobresaltando a Hermione.
El hechizo chocó con la luz verde de la maldición asesina pero no se paró, siguió por el aire. Dumbledore pudo desaparecerse a tiempo y volverse a aparecer, esquivándola.
-¡No es Voldemort!-gritó Albus con todas sus fuerzas.
Entonces todos los presentes sacaron su varita del bolsillo, sabiendo que podían atacarle sin recibir el rebote, y lanzaron, casualmente, el mismo hechizo a la vez.
-¡Avada Kedavra!
De las varitas de Hermione, Ginny y Ron apenas salieron algunas chispas, para decepción de éstos, pero de la de Harry emanó una luz verde que se unió a las de los demás, golpeando al supuesto "Voldemort" y empujándole por los aires, ya muerto, de la fuerza que tuvo el hechizo. Dumbledore estaba jadeando, ni siquiera se molestó en comprobar el cuerpo del ministro, sabía que estaba muerto, se dirigió al impostor y se agachó. Alzó la varita de éste y la miró detenidamente.
-Esta varita ni siquiera la ha hecho Olivander, y si hubiera sido Voldemort hubiera sentido su presencia- dijo el director de Hogwarts mientras Tonks comprobaba inútilmente el cuerpo de Fudge.- Quizás ni siquiera sea humano. Ya sabéis lo que eso significa, acaba de empezar la guerra.
Hermione, Ron y Ginny miraron a Harry con recelo. Él sí había podido lanzar la maldición asesina. La cabeza de Harry era un mar de dudas, una vez había oído de la segunda persona que más odiaba, Belatrix Letrange, que para lanzar una maldición imperdonable había que sentirla, sentir el odio. ¿Se estaba convirtiendo en un asesino? Arthur también le miraba, y pronto todas las miradas se dirigieron a él, incluido la de Dumbledore, no pudo soportarlo más y se marchó de la estancia por el pasillo. Hermione ni siquiera se molestó en recoger su gabardina, salió corriendo detrás de Harry, quería hablar con él, ¡necesitaba hablar con él!
Nota el Autor:
¡REVIEWS, ESCRIBIDME REVIEWS! ¡ME ENCANTAN LAS REVIEWS!
Espero que os guste, pretendo que sea una historia de cómo mínimo 10 capítulos. Siento haberme cargado a Fudge, me caía mal. Resucitaría a Sirius sino fuera porque quiero seguir siendo leal, dentro de lo que cabe :P, a la historia de Joanne Rowling.
En el próximo capítulo... en el amor y en la guerra todo vale.
Tonino
Madrid, España.
Para dudas sobre mi historia o donde se desarrolla, abrazos virtuales o demás...
jinetedelaoscuridad(arroba)hotmail(punto)com (Tengo MSN Messenger, si te aburres, ya seremos dos, así que ya sabes).
