Antes de empezar: Me gustaría aclarar un tema que surgió en uno de los reviews que he recibido por esta historia, enviado por Gaya, en el que se comenta que los menores no puedan hacer magia en vacaciones pero Harry y los demás sí la hayan hecho. Para ello expongo el siguiente párrafo, y aunque no soy ningún experto en leyes, no se me da mal ;-) :
Noticia Urgente de la Comunidad Mágica
El Ministerio de Magia, en acuerdo con la Unión Europea Mágica, ha modificado una de las más importantes leyes de la comunidad mágica, el Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad. Este decreto, escrito en 1875, se ha modificado, por no decir eliminado por completo, por miedo a que los magos menores se hallen en una situación con mortífagos y no puedan defenderse.
Así mismo, se estipula expresamente en esta nueva modificación, llevada a cabo y gestionada por Percy Weasley, que se deberá cumplir a raja tabla la Sección Trece de la Confederación Internacional del Estatuto del Secreto de los Brujos, en la que se obliga a no hacer magia delante de muggles o, en cuyo caso, desmemorizarles o llevarles ante un Equipo de Desmemorización Profesional.
Poderes Supremos
Capítulo 2: "Rey del Inframundo"
-¡Espérame, Harry!
El chico se paró en seco una vez estuvo fuera del pasadizo, en el callejón. Hermione se acercó a él y ambos siguieron caminando algo más lentamente hasta llegar a un banco viejo, se sentaron y pasaron varios minutos en silencio hasta que éste se rompió.
-Te mirábamos porque nos sorprendía que hubieses sido capaz de lanzar la maldición- digo Hermione a modo de disculpa.
-Eso ya lo sé, pero ahora soy un asesino.
-¿Y?
Harry miró perplejo a Hermione a punto de soltar unas cuantas incongruencias pero en vez de eso cerró la boca y siguió mirando al asfalto.
-Mira, voy a ser realista, ese ser, fuese lo que fuese, merecía morir, ¿no?- espetó la chica con el labio fruncido- Pues ya está. Ahora nos ahorraremos los trámites burocráticos.
Se estremeció ligeramente al oírse decir tal frivolidad pero trató de ignorar la sensación, precisamente trataba de consolar a alguien que era la primera vez que mataba.
-¿Sabes?- dijo Harry de repente- Cuando eres realista te pones bastante sexy.
Hermione se sonrojó por completo y algo turbada trató de evadir la mirada de Harry aunque no sin una mueca parecida a una sonrisa.
-No te sonrojes, te lo estaba diciendo en serio.- dijo el chico acercándose a la cara de Hermione.
Le palpitaba el corazón como un martillo. Bum-bum-bum. Todo su cuerpo se movía a merced de su latido, desde la sien hasta el abdomen, que vibraba ligeramente. Hermione, harta de esperar como si fuera una película a cámara lenta, también giró la cabeza por completo y fundió sus labios con los de Harry. Era como convertirse en un único ser, en un humano de dos cuerpos, como si sus pensamientos y emociones recorriera el cuerpo del otro estremeciéndolos profundamente.
Siguieron besándose durante decenas de segundo, mientras sus ojos estaban fuertemente cerrados, como si tuvieran miedo de que aquel momento se acabara. Finalmente Harry separó los labios y Hermione emitió un quejido sordo. Ambos se miraron durante unos instantes, vacilando.
-Éste es nuestro primer beso- afirmó la chica algo más decidida que antes.
-Eso significa que hay que repetirlo, ¿no?
Hermione se abalanzó sobre Harry, que se agarró al banco para no caer, y ambos se volvieron a fundir en un apasionado beso. Un ruido de pasos les interrumpió, se separaron y miraron hacia el callejón. McGonagall, algo azorada, se paró y miró a ambos.
-Eh... esto... Granger... Potter, siento interrumpir, pero el profesor Dumbledore quiere verte.
Minerva giró sobre sus talones y volvió al callejón lentamente, donde volvió a la estancia donde estaban todos reunidos. Harry dejó de mirar a la profesora y giró su cabeza para observar a Hermione. Nunca antes se había fijado en la belleza de su compañera. Quizás el hecho de que había sido como su mejor amiga le había ocultado tales sentimientos, pero ahora se habían manifestado más intensos que nunca y ella... ella le había correspondido.
-Te quiero, Hermione.- se limitó a decir Harry, pensando que eso era lo mejor que podía decir sin meter la pata.
Hermione escudriñó su mirada con seriedad y después sonrió de oreja a oreja y volvió a besar a Harry.
-Yo también, Harry, no sé por qué demonios no te lo dije antes... es que me daba verg...
-No pasa nada- dijo el chico poniéndole el dedo en los labios- Lo importante es que ahora hemos descubierto que somos correspondidos y que tenemos que disfrutar de nuestro amor.
Ambos, mucho más contentos de lo que habían estado en la reunión, volvieron a ir al callejón, abrieron la puerta, atravesaron el pasadizo y abrieron otra puerta más para entrar, algo azorados, al corrillo que se había formado entorno al cuerpo del "impostor" al que Harry había matado. Antes de que Harry dijese nada, Dumbledore se levantó y le miró directamente a los ojos.
-Es una veela.
Harry se quedó petrificado. Tragó con dificultad y se puso de puntillas para ver el aspecto del impostor. Sí, sin alguna duda tenía aquel atractivo mágico que las caracterizaba, en esos momentos menos presente porque estaba... muerta. Albus siguió hablando:
-Había tomado una poción multijugos y había adquirido el aspecto de un Voldemort renacido. Por eso tu primer hechizo ni siquiera desvió la trayectoria de su maldición, porque su varita es algo... especial. No creo que Olivander esté al corriente de la fabricación de este tipo de ingenios mágicos, aunque considerando los últimos sucesos, puede ser el mismo Olivander el que se haya pasado a los mortífagos y haya creado esta varita.
Recordó el día que compró su varita, cuando Olivander le habló de Voldemort insinuando que aunque las cosas que había hecho eran terribles, también eran grandiosas, entonces no estaba tan familiarizado con el entorno mágico y no le respondió... si eso mismo se lo hubiera dicho dos o tres años más tarde, posiblemente ese hombre habría acabado en San Mungo.
-¿Es una Delacour?- preguntó Harry recordando a aquella semi-vela llamada Fleur Delacour, que vino como concursante del Torneo de los Tres Magos desde Beauxbatons.
-No, aparentemente no parece familiar de Fleur Delacour- respondió Dumbledore frunciendo levemente el entrecejo- , aunque no se debe dar nada por sentado, los Delacour carecen de miembros cercanos que sean de pura sangre veela, y ésta lo es.
Harry se sentó en una de las sillas, algo más cómodo ya que ahora no era objeto de todas las miradas, y Hermione se sentó encima de la mesa cogiéndole la mano a Harry.
-¿Se me va a juzgar?- preguntó a Dumbledore refiriéndose al asesinato.
-No.- afirmó rotundamente- El asesinato ha sido cometido por varios magos, entre los cuales me incluyo, y el objetivo de éste fue preservar nuestra seguridad y la de la comunidad mágica, se calificaría como Homicidio Necesario. Aún así, no vamos a informar a nadie del Ministerio de la muerte de la veela, aunque me temo que sí tendremos que hacerlo del ministro, aunque eso va a ser... complicado.
-¿Por qué?- preguntó Hermione con interés.
-Cornelius estaba aquí extraoficialmente, nadie estaba informado de esta reunión, y que de repente aparezca muerto, después de todos los follones que hubo el año pasado, y encima sin que se puedan dar datos precisos sobre su asesino... puede acarrearnos muchos problemas. Para empezar somos los principales sospechosos del crimen.
Arthur y Molly Weasley abandonaron el corrillo y se dirigieron a Harry.
-Seguimos queriéndote igual, Harry, no pasa nada porque hayas matado a una veela. Se lo merecía. Todos la hemos matado.- dijo Molly a la vez que abrazaba fuertemente a Harry.
Por si tal declaración de principios no había quedado clara, Arthur también abrazó a Harry.
Poco a poco el corrillo alrededor del asesino se fue disolviendo y varios aurores se llevaron el cuerpo de Fudge al Ministerio para informar del incidente. Mientras, todos los Weasley y Snape y Minerva se dedicaron a charlar entre ellos sobre las alternativas que tenían para guardar el cuerpo de la veela hasta que fuese necesario. Al fin decidieron aplicar al cuerpo un encantamiento anti-corrompedor, para evitar que se pudriese, y llevarlo a un sitio que Snape no quiso revelar pero que dijo que sería "idóneo para guardar un cadáver durante un tiempo".
-Harry, ven aquí.- dijo Albus con discreción, desde su silla, mientras los demás estaban distraídos.
Algo receloso, el chico se dirigió al anciano y se sentó a su lado.
-Hace unas semanas te comenté algo sobre tus extraños poderes.- dijo Dumbledore y Harry asintió con la cabeza- Creo que estás listo para comprobar cuáles son esos poderes.
Un estremecimiento recorrió la espina dorsal de Harry Potter. Sabía perfectamente que pensar en sus supuestos poderes extraordinarios, de los cuales no conocía ni un solo detalle, le otorgaba cierta satisfacción durante unos segundos. Le hacía sentir superior, superior a la masa, a sus amigos, a los que conocía. Pero décimas de segundo después aquella sensación de placer se transformaba en malestar.¡No quería ser un bicho raro, o al menos más raro de lo que lo era al haber sido marcado con aquella cicatriz!
-Adelante- dijo Harry esperando algún encantamiento de Dumbledore o una larga charla.
-Oh, no.- contestó el anciano- Debemos ir al Departamento de Misterios para tú mismo lo compruebes.
El chico abrió la boca para quejarse pero Dumbledore le interrumpió:
-Sí, sé que te duele volver al sitio donde murió Sirius- una presión en el pecho invadió a Harry durante unos instantes, al oír su nombre- Pero debes afrontar tu pasado y tu destino... ¿estás listo para ir?
Harry asintió casi inconscientemente y Dumbledore hechizó un candelabro para convertirlo en traslador. Ya sabía cómo funcionaba, el chico puso la mano en el candelabro junto con el director de Hogwarts y sintió de repente un tirón desde el ombligo, como un gancho invisible que le transportó a través del espacio. La sensación paró y ésta vez Harry no cayó como otras veces, se limitó a observar con profunda consternación lo que veía a su alrededor. Recordaba aquel lugar con una suma perfección.
-¡¿ESTO ES UNA BROMA?!- gritó Harry a Dumbledore, que ni se inmutó.
Harry volvió a mirar, aunque con dificultad, el arco con el velo negro. Recordaba cómo su padrino, Sirius, el único ser que le quedaba entonces, se había sumido en la oscuridad de dicho arco hasta desaparecer... para nunca volver.
-Harry, escúchame, sé que recuerd....
-¡¡¿¿ESTO ES UNA PUTA BROMA??!! – volvió a gritar el chico con un aspaviento, mirando al anciano.
-¡HARRY!- gritó de repente Dumbledore y el chico se calló, su voz era muy fuerte, nunca le había oído gritar- El poder que tú tienes se concentra en ese velo.
El chico, en un intento de aparentar indiferencia, se sentó en una grada de piedra que había y observó con apatía el arco.
-¿Puedo hacer desaparecer a las personas?- preguntó Harry con sorna.
-Ese arco es la Puerta del Hades, Harry.- dijo Dumbledore finalmente.
Harry se incorporó súbitamente y su cerebro empezó a pensar a una velocidad frenética. Sabía que había oído hablar sobre el Hades en alguna parte... pero ahora no recordaba qué era.
-Forma parte de la mitología griega, aunque el hecho es totalmente verdad. El Hades es el llamado Inframundo, donde la gente va una vez ha muerto.
-¿Puedo matar a la gente? ¡Eso ya lo puedo hacer con la varita!
-¡Eres un dios, Harry!- exclamó Dumbledore- Eres el gobernador del inframundo, tú eres el único que puede atravesar ese velo negro sin morir. Porque tú eres el único al que las criaturas del inframundo obedecerán, el único que puede decidir quién volverá de la muerte para regresar a la vida.
Harry se echó a llorar. No podía asimilar tantos conceptos juntos. Su cabeza iba a estallar. No quería ser un dios. No quería criaturas. Odiaba la muerte. De repente recordó algo y por primera y última vez en su vida Harry sintió una sensación de júbilo tan grande, tan radiante.
-Mis padres.- murmuró Harry absorto- Todas las víctimas de Voldemort... ¡Sirius!
-Sí, Harry, tú controlas las resucitaciones. Tú puedes resucitarles.- dijo Dumbledore cansinamente.
Harry se olvidó de Voldemort. De la Guerra. De todo lo que le rodeaba. Incluso de la Magia. Iba a recuperar a sus seres queridos, él iba a resucitar a sus padres, podría vivir con ellos, pasar las navidades con ellos, su cumpleaños, podría recuperar el tiempo que Voldemort le robó, Sirius también viviría, podrían ser los mejores amigos que hubiese en el mundo.
-Soy el único que conoce tus poderes, Harry, y así debería ser por una temporada hasta que se lo digas quizás a Hermione.- dijo Dumbledore y Harry le miró ceñudo, intentando averiguar el verdadero sentido de haberla mencionado- Pero no te voy a negar que espero que nos ayudes con tus criaturas a vencer a Voldemort.
-Mi cometido en esta vida es matarle, Albus, eso no lo he olvidado- dijo Harry con gravedad.
-Entonces estás listo para emprender tu viaje al Hades. Una vez hayas terminado de hacer lo que creas conveniente, podrás salir de él simplemente atravesando las puertas que custodian el cerbero gigante. Y así sucesivamente, cuando desees entrar de nuevo en el Hades, tendrás que traspasar el velo negro.
-¿Cómo encontraré a mis padres y a Sirius?- preguntó Harry tembloroso.
-Los encontrarás, no te preocupes, ahora tú eres el gobernador del Hades.
Harry se acercó al velo negro y miró, absorto por una extraña naturaleza, el atractivo del arco y su velo, cuyas formas parecían formar rasgos y extrañas voces que se oían del interior... No se molestó en entrar poco a poco, el chico se acercó al velo y fue atravesando la espesura negra, el vacío, mientras sentía un extraño frío por todo el cuerpo que le llegaba hasta la cabeza... Por fin sumergió todo su cuerpo en la oscuridad y éste desapareció entre un torrente de emociones y sentidos que le llevaron a su primer Gran Viaje.
Un pequeño viaje con billete de regreso para conocer su naturaleza, su poder. Un viaje al Hades, al Inframundo, del cual él era su gobernador, su Rey. Harry Potter era el Dios del Inframundo.
Nota del autor:
¡¡POR FAVOR, ESCRIBIDME REVIEWS, ADORO LAS REVIEWS, ME GUSTA LEER VUESTRAS OPINIONES!!
Voy a confesaros que estoy un tanto asustado por el efecto que esto pueda causar en mis lectores. Adoro la mitología y creo que es una excelente forma de plasmar mi teoría sobre cuáles son esos poderes de los que Dumbledore habla al final del quinto libro. Los detalles y datos mitológicos son totalmente verídicos.
Antes de que algún seguidor de la serie Hércules me escriba un review diciendo: "Oye, ¿Hades no era el Dios del Inframundo?" contestaré: "Sí, lo es, pero al Inframundo también se le llamada Hades, recibiendo el nombre de su propio Dios".
