Antes de empezar: Quiero aclarar un punto bastante importante que se me olvidó mencionar en el anterior capítulo. Sakimi me escribió un review diciéndome que si Harry era la reencarnación del dios griego Hades, hijo de los dioses Cronos y Rea. Mi respuesta a dicha pregunta la he querido hacer de una forma un tanto... original:

El Profeta Galáctico. 18 de Septiembre del 3214

Nuevas fuentes del Departamento de Misterios del Ministerio Interplanetario de Magia han informado a El Profeta Galáctico, en exclusiva, del descubrimiento de los fragmentos de un diario escrito en el siglo XX por un brujo adolescente, al parecer de contenido bastante interesante.

En dicho diario el adolescente, supuestamente llamado "Harry Dotter", se compadece de sí mismo y comenta que es el gobernador de un lugar llamado Hades, del cual la comunidad mágica desconoce, donde residen los muertos hasta la eternidad. Comenta en este diario que el "Hades" estuvo sin gobierno hasta que él llegó y que nació con dichos poderes heredándolos de la "nada". Expone sus dudas acerca de si es una reencarnación de otro ser poderoso, aunque siendo desmentidas por un anciano sabio que le aconsejaba, que se hacía llamar "Pumbledore", aunque con letra algo confusa.

Este hecho demuestra una vez más que los historiadores a los que el ministerio llamaba "locos" en realidad tenían razón, el origen de la raza humana es en la Tierra. Sin embargo comprobar la veracidad de esta información es imposible debido a la destrucción de la Tierra en el 2183, en la Guerra de las Religiones. Sin duda alguna una de las catástrofes más graves de la historia, comparables con...

Poderes Supremos

Capítulo 3: "Muerte en el Campo de Batalla"

Harry Potter había contenido la respiración mientras atravesaba la Puerta del Hades. De repente se sintió rodeado de un halo de inspiración, de confianza en sí mismo, algo que nunca había sentido antes, ni siquiera cuando entró en Hogwarts y se convirtió en un ser mucho más feliz que cuando era casi "esclavizado" en Privet Drive.

Se dio cuenta, pasados unos segundos de emociones y sensaciones inexplicables, de que se había caído al suelo... si se le podía llamar así. Estaba suspendido en el vacío y delante de él había dos puertas de piedra que sin exagerar eran del tamaño del templo de Abu Simbel. Harry observó las puertas con recelo y se acercó a ellas para intentar empujarlas, cosa bastante estúpida ya que ni siquiera un gigante habría tenido fuerza suficiente.

Se llevó la mano al bolsillo de los vaqueros y cogió la varita, con una excesiva reverencia apuntó a la puerta y gritó:

-¡Alohomora!

La puerta no se movió. Es más, ni siquiera salió ningún hechizo de la punta de la varita. Harry la observó con cautela, cogió con la camiseta la varita y trató de limpiarla, se quemó con las chispas que salieron y después volvió a intentarlo. Nada. Pensó que quizás, al estar en el Hades, la magia no funcionaba. A lo mejor funcionaba con otro sistema...

-¡Ábrete!- gritó Harry sin recibir respuesta.

Se llevó la mano al mentón y se le ocurrió otra orden:

-¡Ábrete Sésamo!-gritó con apatía, sabiendo que aquella orden era estúpida.

-Soy el Rey del Hades, te ordeno que te abras.- dijo después con algo más de seriedad.

Las dos puertas se giraron en modo inverso, hacia él, y se apartó para no ser golpeado mientras éstas giraban sobre su propio eje con lentitud. Lo que había tras la puerta era casi imposible de ver, estaba rodeado por una neblina grisácea. Atravesó las puertas y otra sensación inexplicable volvió a invadirle, después se miró a sí mismo y al resto de su cuerpo. Una aureola azulada envolvía todo su cuerpo, respetando los contornos de sus brazos y piernas; las movió con fuerza para ver si la aureola seguía sus movimientos, así era. Cogió su varita y ésta despedía chispas. Sentía algo extraño a lo largo de todo el cuerpo, se sentía muy poderoso, como si pudiese levantar el globo terráqueo el solo.

-¡Lumos solem! – susurró Harry a su varita.

Un haz gigantesco salió de la punta de su varita y "secó" la neblina, permitiendo verse lo que había tras ella. Era una cueva de tamaño descomunal. Estalactitas de cientos de metros emergían desde el techo, muchas veces chocando con las estalagmitas, y se oía el agua desde lejos. La roca de la cueva era grisácea y Harry se miró a si mismo, comprobando que su ropa y piel también eran de un color más pálido, debido posiblemente a la escasa iluminación del lugar.

Siguió avanzando por entre algunas rocas gigantes, pisando piedras y levantando mucho los pies para evitar tropezarse. Al fin llegó a lo que parecía la orilla de un río, partiendo éste en dos la cueva en horizontal y desapareciendo en la inmensidad. Su anchura era considerable. No sabía lo que hacer, al principio pensó en volver a atrás y preguntarle a Dumbledore cómo atravesar el riachuelo, pero decidió, al pensar en sus padres y Sirius, que si hacía falta lo atravesaría a nado. Saltó al río para ir nadando pero no pasó nada, los pies de Harry se pararon sobre el agua, chocándose con todo el cuerpo y produciéndole una insoportable molestia del abdomen para arriba.

Miró hacia abajo. ¡Podía andar por el agua! Ni siquiera chapoteaba, el agua del río seguía su cauce inexplicable sin perturbarse lo más mínimo por las insistentes patadas de Harry. Visto aquello, caminó en la misma dirección durante varios minutos hasta que vio un pedrusco en medio del cauce, de tamaño enorme, con una criatura gigante encima de éste.

Harry vaciló unos instantes y observó detenidamente a la criatura. ¡Era un cancerbero! Pero la siguió observando más detenidamente y llegó a la conclusión de que la bestia con la que se había enfrentado en primer curso para llegar hasta la Piedra Filosofal era completamente distinta a la que había allí, en el inframundo. Era cuarenta veces más grandes, y aunque tenía tres cabezas, su constitución era más musculosa y carecía por completo de pelaje perruno. Estaba durmiendo.

Empezó a andar de puntillas para no despertarle pero una de las cabezas se giró lentamente y observó con ojos rojos la figura del adolescente. Las tres cabezas se levantaron, junto con el resto del cuerpo y se acercaron a Harry, que había sacado su varita.

-Humano- dijeron las tres cabezas al unísono, formando una voz masculina casi perfecta- dime tu nombre y la causa de tu muerte.

-Soy Harry Potter, Dios del Hades y... no he muerto.

El animal, por la razón que fuese, dejó de enseñar los dientes y se puso en posición "seudo-militar", algo difícil para una criatura cuadrúpeda.

-¡Señor, es un honor recibirle al Inframundo, señor! Soy Cerbero, el guardián de las puertas del Hades.

-Ahh... guay.- fue lo único que dijo Harry, esperando alguna instrucción o indicación.

-La próxima vez que desee cruzar el río puede hacerlo llamando a Caronte.

Harry se llevó la mano al mentón y trató de recordar ese nombre, sabía que la luna de Plutón se llamaba así, pero... aparte de eso no sabía mucho sobre mitología, que se dijese. Se propuso preguntarle a Cerbero quién era pero oyó un ruido detrás de él, como de agua. Una pequeña barca, de madera carcomida, se acercaba con un hombre subido en ella.

Era un anciano con barba, de aspecto bastante harapiento, y sus ojos parecía que despedían llamas. Su ropaje, bastante precario, apenas le cubría parte del pecho, cuya piel estaba llena de cicatrices infectadas. El anciano paró la barca y se bajó en la extensión de piedra que había al lado de Cerbero para examinar con presteza a Harry.

-Yo soy Caronte, majestad.- dijo el anciano provocando un ligero estremecimiento a Harry al oír "majestad"- Mi misión es llevar a los que han muerto hasta el Hades por el río Estigia.

Harry observó la corriente del río, que daba a ninguna parte.

-A ver si me aclaro- dijo sin andarse con rodeos- este río contaminado lleva a los muertos al Hades, ¿no? – Caronte asintió y Harry siguió hablando a la vez que señalaba que parte del cauce se dirigía a la nada- ¿Entonces el agua que va hacia ese vacío negro a dónde va?

Cerbero hizo lo más parecido a un gruñido y Caronte se estremeció.

-Este río es el río Estigia, que desemboca en una laguna con el mismo nombre.

Harry estuvo tentado de decir que cuando acabara con Voldemort lo enviaría a ese sitio, pero en ese momento había más preguntas que tenía que hacer:

-Entonces... ¿dónde coño está esta cueva? ¿Debajo de América? ¿Debajo de Europa? ¿Dónde compráis la comida? ¿Hay centros comerciales? ¿Café? ¿Plantaciones? ¿Coches...?

Parecía como si a los dos les hubiera dado un espasmo cerebral y no respondieran a ningún estímulo. Estaban absorbidos por algo extraño. Después de que Harry alzara molesto las cejas, Caronte se explicó:

-Señor, perdone pero... ¿qué es America? ¿Una isla? Nosotros no comemos, señor, Cerbero, Ascálafo y yo somos criaturas elementales, no necesitamos ningún tipo de alimento. No sé quién es Café, y aquí no hay plantaciones porque la gente que muere no necesita comer, tampoco. Y... ¿quién es Coches, señor?

Harry hizo un movimiento con la mano indicando que olvidaran el tema y se cruzó de brazos mirando a Caronte.

-¿Quiere que le lleve hasta el Hades, señor?

-¿No estamos ya en el Hades?

-Bueno... todavía no, esta es una zona de transición entre la muerte y el alma. Después los muertos van a un juicio y se decide qué hacer con ellos.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Harry rápidamente.

Caronte le miró perplejo, como si le pareciese sorprendente que no entendiera a qué se refería.

-Los señores Éaco, Minos y Radamantis se encargan de juzgar a los muertos que vienen al Hades. Allí se decide, según el corazón y el bien de esa persona, si se le lanza al Tártaro para siempre, si se queda cumpliendo un castigo perpetuo en el Hades o si se le envía al paraíso,

La cabeza de Harry daba vueltas por completo pero abstuvo de preguntar quiénes eran aquellos jueces.

-Vale, lo que tú digas, pero llévame a los jueces esos..- dijo el chico de manera impaciente.

Cerbero volvió a dormirse y Caronte y Harry se subieron a la barca, que avanzó por el río Estigia. Mientras, el chico guardó silencio hasta que empezó a aburrirse y fue preguntando cosas del lugar.

-A ver si me aclaro, el Hades es como un limbo, ¿no?- preguntó Harry y Caronte hizo un gesto indicando que no sabía a qué se refería- ¿Cuántas partes tiene el Hades?

-Cuatro, señor.

-¿Cómo se llaman? ¿Dónde están?- preguntó el chico, impaciente.

-El Erebus, donde yo vivo, es el palacio en el que viven Plutón y Perséfone- dijo Caronte de forma bastante cortante- el Elyseus es donde viven las almas que están destinadas a residir por siempre en el Hades, en paz; en el Tártaro, por debajo de este suelo, están encerradas las criaturas y seres que enfadaron a los dioses hace miles de años; y nosotros estamos ahora mismo en los Campos de Asphodel.

-¿Campos de Asphodel?- preguntó Harry sin entender.

-Empiezan desde las puertas del Hades, pasando por la guarida de Cerbero, hasta el Palacio de Juicio.

Harry volvió a guardar silencio para asimilar lo que le estaban diciendo. Le asombraba la forma anárquica y mística en que se resumía toda aquella cueva. No preguntó nada sobre los "dioses" que Caronte había mencionado, se limitó a observar la inmensidad del río Estigia y durante un fugaz segundo, pudo ver la laguna Estigia, observando también que otros ríos también desembocaban en ella.

-¿Cuánto falta?

-Poco, señor, en unos minutos estaremos allí.

-Oye, Caronte- inquirió Harry, haciendo que Caronte girara su anciana cabeza para oírle mejor- Si yo soy el gobernador del Hades, ¿puedo imponer mis decisiones por encima de los jueces?

-Sí, señor.

A Harry se le hizo un nudo en a garganta cuando quiso preguntar por sus padres, trató de abrir la boca y preguntarle, pero algo se lo impidió, después volvió a intentarlo.

-¿Conoce a mis padres?

Caronte asintió suavemente mientras seguía remando por el río, Harry se fijó que por entre la neblina se empezaba a ver una pequeña construcción.

-Sí, señor. Sus padres vinieron hace muchos años, me contaron que fueron asesinados por un ser al que los humanos llaman "mago tenebroso". En aquella época venía mucha gente hablando de seres como "magos", "brujos" y una especie extraña llamada "mortífano".

-Se llaman mortífagos.- espetó Harry- Los magos, brujos y mortífagos son humanos, también, aunque tienen poderes.

Caronte paró de remar y miró perplejo a Harry:

-¿Poderes, señor?

Harry sacó su varita y se la mostró, señalando la punta de la varita.

-De la punta de este trozo de madera salen hechizos y conjuros.

-Oh, sí, recuerdo estas maderas. Sus padres también vinieron con ellas hasta aquí, había mucha gente con esos palos, algunos más largos otros más cortos. La mayoría, al verme, agitaban el trozo de madera contra mí pronunciando palabras incoherentes, pero no salía nada. Se quedaban perplejos... como desilusionados, la mayoría acaban tirándolas al río antes de llegar al palacio de Juicio... ¡Ya hemos llegado, señor!

Sin que se diera cuenta, la barca ya había chocado contra las piedras de la orilla y había quedado amarrada. Caronte se bajó y Harry le siguió por un pequeño camino que había hasta un edificio gigantesco. Era un palacio, como bien había dicho el remero, pero de dimensiones muy superiores a lo que cualquier humano podría haberse imaginado. Subieron una escalinata de mármol blanco y tras unos cuantos cientos de escalones entraron por una doble puerta de roble.

Aquello le recordaba vagamente al Wizengamot, pero cien veces más grande. Había unas gradas vacías y enfrente un estrado. Sin embargo sólo había tres asientos con un hombre en cada uno de ellos, de aspecto joven y corpulento. En el centro de la sala estaban sentadas otras tres personas, que aunque estaban de espaldas Harry reconoció de inmediato y pegó un ensordecedor grito que hizo que Caronte se estremeciera.

Las tres personas se levantaron súbitamente de sus asientos y miraron a Harry asombrados. Después, como por arte de magia, tanto Harry como los tres corrieron a abrazarse. Todos lloraban y Harry por primera vez sentía que era feliz, los tres jueces les miraban con mezcla de recelo y odio, pero a él no le importaba, tenía todo lo que quería, ahora podría vivir en paz y luchar contra Voldemort junto con las personas que durante años había deseado abrazar. Tanto James como Lily estaban llorando de alegría, y Sirius estaba en una mezcla de risa y llanto, acompañado de Harry.

Nota del autor:

¡¡REVIEWS, ADORO LOS REVIEWS, ENVÍENME MUCHOS REVIEWS :-D!!

Me ha costado un poco escribir este capítulo porque he tenido que documentarme. Sin embargo, da igual, no ha quedado como yo pretendía, os prometo que en el próximo capítulo ya quiero empezar en serio con la guerra. Y el primer combate estallará en Hogwarts, así que... ;-) . ¡Escribidme reviews!

El Templo de Abu Simbel es mi templo egipcio favorito. Las estatuas son realmente colosales y sus interiores preciosos. Tuvo que ser transportado de sitio pieza por pieza por una fuerza alemana de la ONU en los años 50 aproximadamente porque corría el peligro de ser arrasado por las inundaciones y crecidas del río Nilo.