El Quisquilloso. Edición Especial.
"¡Cornelius Fudge se escapa del Ministerio! " escrito por Arthur B. Wylde.
El Ministerio, en vista de los incidentes ocurridos el mes pasado, ha decidido por unanimidad repartir guías de defensa mágica para evitar pérdidas mayores. Del 1 al 10 de Julio se ruega a todos aquellos que deseen contactar sobre esta guía que envíen una lechuza al Departamento de Guerra, provisionalmente situado en el Colegio Hogwarts debido a cambios de dirección del Ministerio de Magia.
Así mismo, y como se explica en el Acta 3.6 del Boletín Oficial Mágico, en una reunión de todos los miembros del Wizengamot y la Federación Mundial de Política Mágica, se ha decidido que Cornelius Fudge no siga ejerciendo el cargo de Ministerio de Magia debido a la negligente actuación que ha llevado a cabo en el último año, especialmente la de Dolores Umbridge, acusada de violar el Estatuto de Secreto de los Magos y de Intento de Asesinato por enviar dementores a "besar" a Harry Potter.
Recordamos que tanto Fudge como muchos otros funcionarios del ministerio, ya despedidos, divulgaron falsos rumores sobre Albus Dumbledore e intentaron tomar el control del Colegio Hogwarts, negando a la vez que El-que-no-debe-ser-nombrado hubiera resucitado, a pesar de que el propio Dumbledore lo había afirmado en varias ocasiones.
Fuentes ministeriales informan que Cornelius Fudge, nada más conocer el veredicto del Wizengamot, y arriesgándose a ir a Azkaban, se vio obligado a huir del Ministerio de Magio y ahora se encuentra en paradero desconocido.
Poderes Supremos
Capítulo 5: "Esfera Kadavra"
Todo el grupo se asustó, tanto los miembros de la orden como los que todavía no podían pertenecer a ella. Una lechuza, debido a la urgencia del mensaje que portaba, se había chocado contra una ventana del Caldero Chorreante y lo había atravesado, cayendo al suelo con algunos cristales clavados. Dumbledore se acercó a ella y le quitó el pergamino arrugado, a pesar de que el mensaje era breve y claro, lo releyó varias veces con los ojos entrecerrados como si quisiese destapar la auténtica naturaleza de su contenido. Después se dirigió a los presentes, que estaban de pie y algunos con la varita en la mano.
-Hogwarts está siendo atacado. La nota es de Hagrid, dice que esta herido pero que no es nada grave. Debemos actuar con rapidez, no sabemos cuántos son.- dijo Dumbledore con un breve gesto de la mano y después, para asombro de los demás, se dirigió a Harry y a Hermione- Harry, ¿puedo contar con vuestra ayuda?
-Por supuesto- dijo el chico fervientemente, apretando la varita dentro del bolsillo de su túnica.
-Nymphadora, Alastor, Minerva, Harry, Hermione y yo iremos a Hogwarts para defender los terrenos.- continuó Dumbledore- Si los mortífagos se han atrevido a adentrarse en el colegio, no habrá sido menos con el propio ministerio, que tiene menos medidas de seguridad. Que los demás a los que no he nombrado vayan a allí y ayuden a los aurores que haya allí y que los menores vayan a pedir refuerzos.
La gente, vista la prisa que requería todo aquello, hizo lo que le fue ordenado sin rechistar. Todos usaron trasladores para ir a su destino.
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Harry sintió el característico tirón cuando tocó la copa a la que Dumbledore había convertido en traslador y los 4 mayores y Hermione y él se aparecieron en la puerta del Gran Comedor. Corrieron hacia los jardines y una vez pasado el lago se detuvieron. Había dos bandos, uno de muchos mortífagos, de los cuales ninguno había caído, y el de los profesores, o mejor dicho "profesor", porque solo se mantenía en pie Flitwick.
-¡Vamos a ayudarle!- gritó Harry a la vez que se abalanzaba hacia el campo de batalla.
Los hechizos se detuvieron y Flitwick, exhausto, se desmayó. Dumbledore le hizo desaparecer con la varita, enviándole unos metros cerca del Gran Comedor, donde estaría a salvo, y lo mismo hizo con el resto de los profesores, sin comprobar si alguno estaba muerto.
-Vaya, vaya.- dijo Lucius Malfoy, con un aspecto más demacrado que de costumbre- ¡Veo que esperar en Azkaban estas semanas ha merecido la pena! Harry Potter y sus compinches.
-Malfoy, si te rindes ahora evitaré tener que matarte.- dijo Harry alzando la varita- Lo mismo digo al resto de los asquerosos amantes de Voldemort.
Hubo una sonora carcajada entre los mortífagos y Harry sonrió maliciosamente.
-Potter, el que hayas escapado del Señor Tenebroso no te convierte en un ser invencible.- dijo Malfoy con un rictus de la boca- Tendré el gusto de ser yo quien te mate.
Harry alzó los brazos y los extendió sacando pecho, como si esperara ansioso el impacto de la maldición. Los mortífagos se miraron entre ellos y alguno miró a los aurores en busca del significado de aquel gesto.
-Eres más imbécil de lo que creía, Potter.
Malfoy alzó la varita majestuosamente y nadie se movió, después el apuntó a Harry y gritó con fiereza:
-¡Avada Kedavra!
El chico recordaba las características de esa maldición. Un chorro de luz verde brillante emanó de la varita del mortífago como si ansiase salir de su escondite y atravesó el aire haciendo vibrar la hierba hasta estrellarse en el pecho de Harry.
No ocurrió nada.
Los aurores, Dumbledore y Minerva contuvieron la respiración pero Hermione se limitó a mirar, ella sabía perfectamente lo que iba a ocurrir. Es decir, nada.
El cuerpo de Harry se iluminó de un aura del mismo color que la maldición y sin que él muriera, ni mucho menos, esa luz verde recorrió sus brazos hasta llegar a un punto inexistente entre sus dos manos. Era una esfera verdosa que emitía destellos, como un sol brillante. Malfoy retrocedió unos pasos y algunos mortífagos se llevaron la mano a la boca.
-Como puedes comprobar, Lucius, esto supera tus expectativas.- dijo Harry a la vez que alzaba las manos con la esfera verdosa y la lanzaba.
La esfera recorrió los jardines quemando la hierba que antes había vibrado y se estrelló contra Lucius Malfoy, que fue empujado unas decenas de metros por los aires, chocándose contra un árbol que había en el bosque prohibido y cayendo, ya muerto, al suelo de raíces de árbol. Los demás mortífagos vieron la escena y como no podían desaparecerse fuera de Hogwarts corrieron hacia la salida del colegio para abandonar el halo de protección mágica del que la ancestral escuela de magia estaba dotado.
-Déjales huir, Harry- dijo Dumbledore con voz atronadora cuando vio que el chico se dirigía hacia ellos- No sacaríamos nada en claro matándolos a todos, necesitamos utilizarlos para encontrar a Voldemort
Harry dejó de correr poco a poco hasta que se paró y su cuerpo, consciente, se derrumbó sobre sus rodillas y se llevó las manos a la cara para reprimir una ira intensa. Hermione se acercó a él y le abrazó muy fuertemente.
-Harry, ya tendrás oportunidad para darles caza, tienes toda la eternidad.- dijo la chica levantándole con esfuerzo.
Los cinco corrieron hasta la cabaña, prácticamente derruida, y con varios hechizos levitadores consiguieron apartar los cascotes para ver el cuerpo de Hagrid en estado deplorable. Estaba sangrando fuertemente por la boca y sonrió como pudo al ver a Harry. El chico se acercó corriendo al semi-gigante y le puso las manos en el pecho a a la vez que cerraba los ojos.
-Se está encharcando el pulmón, los mortífagos seguramente le lanzaron un hechizo perforador en un costado.- dijo el chico a la vez que señalaba un agujero limpio y redondo en un costado, del que también salía sangre.
-Puedo curarlo- dijo Dumbledore.
El anciano se agachó al lado de Hagrid y observó la herida, después susurró a la varita:
-¡Narbe!
Hubo un destello y la herida empezó a cicatrizar poco a poco hasta que se convirtió en parte más de la piel. Hagrid emitió algunos sollozos.
-Solamente es un apaño, debemos llevarle a San Mungo.- continuó Dumbledore- Tonks, ¿puedes llevarle?
La auror asintió y minutos después el semigigante y ella desaparecían una vez hubieron salido de los terrenos de Hogwarts. Los profesores que antes se habían enfrentado contra los mortífagos estaban bien excepto Sinistra, a la cual habían lanzado varios hechizos incompatibles a la vez y el cuerpo se le había cubierto de una espesa capa de pelo verde.
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Ginny y los gemelos Weasley ya habían llegado al ministerio, aunque era completamente distinto al que la más pequeña de los Weasley había visto semanas antes, cuando acompañó a Harry y a los demás para "rescatar" a Sirius. Resumiendo, estaba todo derruido, la zona en la que antes abundaban las chimeneas mágicas de la Red Flu ahora era un foco de llamas que varios funcionarios del ministerio con vendas y ensangrentados trataban de apagar con la varita. Había cadáveres a lo largo y ancho de los pasillos y las puertas y separaciones de las oficinas y departamentos habían salido despedidas, hiriendo a más burócratas. Por no mencionar un boquete de 20 metros de ancho que había en el techo que separaba la segunda de la tercera planta.
-Niños, ¿qué hacéis aquí?- preguntó uno de los funcionarios cuando otro mago le sustituyó para intentar apagar las llamas.
Los gemelos fruncieron el ceño y Ginny habló con vehemencia:
-Hemos sido enviados por Dumbledore para pedir ayuda, Hogwarts está siendo atacado.
-En eso no hay problema, él mismo nos acaba de enviar a ese fénix dorado diciéndonos que los mortífagos habían sido repelidos. Pero aquí, en el ministerio... de repente se aparecieron cientos de ellos, ni siquiera conocíamos sus caras, algunos parecían extranjeros.- continuó el funcionario con aspavientos de los brazos.
-¿Dónde están todos los mortífagos?- preguntó Fred con impaciencia- ¿Ha venido Voldemort, también?
-¡No pronuncies su nombre, niño!- gritó el burócrata, alarmado.
-¡No somos niños!- gritaron los gemelos.
El funcionario se fue de nuevo a apagar las llamas, que ahora eran de azul verdoso, y Ginny, Fred y George avanzaron por los pasillos hasta unos toldos mágicos en los que algunos medimagos atendían a los heridos más graves. Entre los que estaban postrados en camillas había un chico larguirucho y pelirrojo al que Ginny reconoció de inmediato y corrió hacia él. Percy Weasley levantó la cabeza con dificultad y sonrió tristemente, tenía una herida que le atravesaba todo el pecho, desde el hombro hasta el abdomen, y ésta sangraba abundantemente.
-Hola Ginny- dijo el chico con un tono muy diferente al que adquiría normalmente y mucho menos pomposo- Hola Fred, George...
-¡¿Qué te ha ocurrido?!- exclamó Ginny sin atreverse a mirar la herida- ¡¿Quién ha sido?!
Percy tosió con dificultad y la herida aumentó su caudal de sangre, que chorreaba por la túnica como un riachuelo.
-Lestrange intentó atacarme, después mandó a algo, un ser extraño, que me matara. Era un animal... enorme, con una piel púrpura, intenté repelerlo pero mis hechizos no atravesaban su piel, me rajó el pecho...- dijo el chico llevándose la mano a su propia herida, como si creyese que eso iba a aliviar más su dolor.
-No te preocupes, Percy, te atenderán y te curarás- dijo Ginny perdiendo los estribos.
-No, Ginny- contestó el chico- Hoy es mi día. Dile a papa y mamá que siento haber sido tan mezquino, que me perdonen, y dile a Harry que... liquide a Lestrange.
Como a cámara lenta, la boca de Percy exhaló su último suspiro y su cabeza cayó, inerte, a la tela de la camilla. Su herida poco a poco dejó de sangrar mientras Ginny lloraba encima de su hermano muerto y los gemelos agarraban con fuerza sus varitas, dispuestos a vengarse.
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La señora Weasley ya había regresado a la Madriguera para protegerla de un posible ataque mortífago y lo primero que hizo fue mirar el reloj. Había una de las manecillas que giraba a una velocidad frenética alrededor de su propio eje, eclipsando los lentos movimientos de las demás. Era la de Percy Weasley. Molly se derrumbó en el suelo y apoyó las manos en la fría piedra, incapaz de emitir un solo sonido de su boca.
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-Mi señor, lo sentimos, mi señor- dijo una mujer alta y delgada, que en su día había sido atractiva- Le aseguro que no volverá a ocurrir.
Lord Voldemort miró a Bellatrix Lestrange por encima del hombro, alzó la varita y le lanzó una maldición cruciatus, haciendo que los gritos de dolor y súplica hicieran retumbar toda la estancia en la que se hallaban ellos dos y unos cuantos mortífagos más.
-Has fracasado, Lestrange. Te puse al mando de esta misión y uno de mis mejores mortífagos, Lucius Malfoy, ha muerto y Harry Potter sigue ileso. ¡EXPLÍCATE!
El mago tenebroso volvió a lanza otra vez la maldición y siguió torturando a la mujer hasta que se cansó, se guardó la varita y miró al resto de los mortífagos.
-Explicadme qué ha ocurrido en Hogwarts.
Colagusano dio un paso al frente y se arrodilló.
-Señor, Dumbledore y algunos aurores fueron con Potter al colegio para comprobar qué ocurría y Potter se pavoneó delante de Malfoy. Lucius le lanzó la maldición asesina pero fue como si la absorbiera, y entonces creó una esfera con la energía de la maldición y se la lanzó a Malfoy, matándole y lanzándole al Bosque Prohibido.
Voldemort se llevó la mano a la zona del mentón, tocando levemente su nariz de serpiente y miró a un punto inexistente. Ni él mismo sabía cómo podía haber hecho eso.
Nota del autor: Siento haber tardado tanto en actualizar, no tenía mucho tiempo para escribir. Aunque el capítulo no está muy animado, lo he querido utilizar como introducción a la guerra y al combate clave que determinará al ganador de la Segunda Guerra Mágica. ¡¡ENVIADME REVIEWS!! ï
