Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
Ciento veinte
BPOV
Me está destrozando, y ni siquiera creo que sepa lo que está haciendo.
Estar ahí para Esme y los Cullen está lejos de ser una dificultad para mí. Los amo a todos por sus propias y únicas razones. Esme por ser la luz más brillante que he visto en mi vida, Carlisle por la forma en que se mantiene fuerte y firme por su familia cuando sería tan fácil derrumbarse, Rosalie por la forma en que es jodidamente hermosa, pero no hay un hueso engreído y egocéntrico en su cuerpo, y Emmett por su humor tonto y casi inapropiado.
Y luego está Edward quien… quien es todo eso y mucho más.
Sabía que lo extrañaba, pero olvidé por qué lo extrañaba a causa de toda la ira. Olvidé cómo me calma con solo estar en la misma habitación, cómo puede hacerme sonreír con nada más que una mirada. Cómo me siento… completa cuando él está cerca.
Eso es peligroso, ¿verdad? No puede ser bueno sentirme así por un tipo con el que no tengo una relación. Ya estuve allí, hice eso, obtuve las cicatrices, ¿verdad?
Hoy, cuando me presento en el hospital, es el único allí, sentado en el pequeño sofá de piel sintética que parece estar en todas las habitaciones del hospital, con el tobillo apoyado en la rodilla y la computadora portátil apoyada en el regazo.
Está tan concentrado en lo que está haciendo que no levanta la vista cuando entro, y Esme está dormida, así que me da la oportunidad de comérmelo abiertamente con los ojos.
Se veía muy bien cuando estábamos juntos, pero ahora hay algo en él que es diferente. Tal vez sea el corte de pelo. Tal vez solo lo extraño, pero es tan jodidamente hermoso que es muy, muy difícil apartar la mirada.
―¿Tratando de trabajar un poco? —pregunto en voz baja, adentrándome más en la habitación y quitándome el abrigo.
Brillantes, aunque cansados, ojos verdes me miran, su lengua se asoma para humedecer sus labios y me recuerda todas las otras cosas que puede hacer con ella.
―Uh no. No exactamente ―responde, haciendo una pausa en las teclas con sus largos dedos.
―¿Dónde está todo el mundo? ―Me siento a su lado, manteniendo una distancia respetable, pasándome los dedos por el pelo para domar la forma en que lo sopló el viento.
―Rose y Emmett están pasando el día con los niños y envié a papá a casa para que descanse un poco.
―Esa debe haber sido una batalla divertida.
―Emocionante. Esperaba que aparecieras pronto en caso de que necesitara ayuda para atarlo.
Nuestra risa es fácil. Amigable. Lo odio. No porque sea fácil, sino porque antes nos reíamos mucho más.
―Parece que el trabajo ha sido bastante indulgente contigo, ¿eh? ―Lo he visto en su computadora varias veces, así que sé que todavía está trabajando, y me esfuerzo mucho por no amargarme por eso. Por no preocuparme de que esté viendo a alguien nueva y bonita ahora que no estamos juntos, o preocuparme por la ética del gobierno por incluso estar vigilando.
Todo es demasiado en este momento.
―Estoy un poco… no exactamente trabajando en este momento. Estoy de permiso.
―¿Oh? ―Tiene sentido. La gente tiene permisos para cuidar de la familia todo el tiempo.
―Ajá, mientras aprendo lo que necesito aprender para mi nuevo trabajo.
―¿Tu nuevo trabajo? ―Me toma por sorpresa, preguntándome por qué no mencionó esto antes. Por otra parte, a excepción de nuestra charla en la cafetería, no nos hemos puesto realmente al día con temas personales. Hemos mantenido nuestras conversaciones superficiales.
―Oh, sí. Decidí que no podía... hacer más lo que estaba haciendo. Pero comencé a buscar ingeniería de software y descubrí que en realidad soy bastante bueno con códigos, entonces hablé con el jefe y accedió a dejarme cambiar de trabajo. Así que, eventualmente, estaré trabajando en el software que ejecuta las cosas, no, ya sabes, haciendo la ejecución.
Es difícil creer lo que dice porque... bueno, francamente, cambia un poco las cosas. Se ha despojado de esa parte de él que era tan mala ante mis ojos. Ya no es ese superespía loco que se escabulle a mi espalda como mi mente hiperactiva me convenció que era.
―Vaya, Edward, eso es realmente increíble. Estoy muy feliz por ti. ―Su sonrisa es tan jodidamente tímida y tan jodidamente adorable que tengo que resistir el impulso de pellizcarle la mejilla―. ¿Así que eso es lo que estás haciendo? ¿Tu tarea?
―Sí, básicamente. Mira. ―Me inclino para ver su pantalla, a la que no le encuentro ningún sentido, mientras él divaga sobre algo que nunca entenderé.
Huele tan bien. Como café recién hecho y humo y ese aroma limpio y fresco que proviene de la mezcla de su gel de baño y su suavizante de telas. Quiero enterrar mi cara en su pecho y respirar tan profundo que nunca pierda el olor.
Pero no lo hago.
Me demoro un poco. Dejo que mi pecho roce su brazo, pongo mi mano en su hombro cuando me inclino para ver algo en su pantalla.
Pero luego gira la cabeza para mirarme justo cuando me estoy alejando, y nuestras caras están tan jodidamente cerca. No haría falta casi nada para cerrar el espacio entre nuestros labios.
―Oh, hola, chicos ―saluda Esme con voz áspera desde su cama, haciéndonos saltar a unos diez pies de distancia―. ¿Alguna noticia sobre cuándo podré dejar este hospital?
