Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Ciento veintitrés

BPOV

La casa de los Cullen está tranquila cuando llego allí al día siguiente. Los autos en el camino de entrada me dicen que Edward y Carlisle son los únicos aquí además de Esme, y creo que eso es lo mejor.

No sé cómo le voy a decir. No sé lo que diré, o lo que me responderá, o incluso cuándo arrojaré la bomba.

Solo sé que, en algún momento de hoy, tengo que hacerlo.

Examinando el primer piso no encuentro a nadie, pero puedo ver a través de la ventana de la cocina que Carlisle está en el patio trasero regando las flores. Sé antes de subir las escaleras que Esme está durmiendo porque Carlisle no la dejaría si no fuera así. Pero Edward tampoco está allí. Solo una pacífica mamá Cullen con una pequeña sonrisa en su rostro incluso mientras duerme, probablemente porque está en casa.

Eso solo deja un lugar para que Edward esté. Debe estar en la sala de cine del sótano viendo una película o algo así.

Espero escuchar explosiones o algo mientras bajo las escaleras, pero no hay nada de eso porque no está viendo una película.

Está en el cuarto de lavado, su hermosa cara relajada y concentrada mientras dobla la ropa de su madre y la coloca con cuidado en una canasta.

Mi corazón realmente deja de latir y se aprieta porque, ¿cómo pude haber sido tan estúpida?

Lo amo. Lo necesito. Eso es todo lo que importa.

Mis pasos son más tranquilos de lo que yo me estoy sintiendo mientras me acerco a él porque sé que existe la posibilidad de que me rechace. Existe la posibilidad de que me diga que ya me superó y que está listo para seguir adelante.

Pero él no esperaba verme cuando escucha mis pasos, y me da la oportunidad de ver la jodida adoración pura en sus ojos cuando se da cuenta de que soy yo.

Me quita un poco de mis miedos.

Este hombre es mío, y lo reclamo envolviendo mi mano alrededor de su nuca y acercando su boca a la mía. Ni siquiera duda, envuelve sus brazos alrededor de mí y me jala con tanta fuerza contra él.

Cuando nos alejamos, con el pecho agitado, presiono mi frente contra la suya, temporalmente incapaz de recordar todas las cosas que iba a decir.

―Hola ―susurro, lamiendo mis labios para seguir saboreándolo.

―Hola ―respira, sus ojos saltan entre los míos y mis labios.

―Te amo. ―Las palabras más fáciles que he dicho.

Su cabeza se sacude hacia atrás, sus ojos incrédulos me escanean en busca de cualquier rastro de engaño.

Mis labios se curvan en una sonrisa mientras asiento tranquilizadoramente.

―Lo hago. Y te perdono. Y siento mucho que haya tardado tanto.

Él no responde con palabras de inmediato, sus labios frenéticos chocan contra los míos, sus manos me levantan para que pueda envolver mis piernas alrededor de él mientras me coloca encima de la secadora.

―Dios, te amo. Yo también te amo. Tan jodidamente tanto —murmura contra mis labios entre besos, las manos deslizándose debajo de mi camisa para sentir mi piel.

―Edward ―jadeo mientras me jala hacia el borde del aparato, frotando sus caderas contra mí y prendiéndome fuego―. Joder, Edward, te necesito. Vuelve a estar conmigo. Múdate conmigo. Cásate conmigo. Déjame tener a tus bebés solo… no vayas a ningún lado.

Se ríe, sube una mano para agarrar mi cabello, tirando de mi cabeza hacia atrás para poder mirarme a los ojos.

―Sí a todo eso, amor. Por supuesto. Pero, santo cielo, te extrañé, y si no me meto dentro de ti en sesenta segundos, podría morir.

Sus palabras me hacen gemir y asentir, tirando de su camisa y dándome palmaditas en la espalda por usar un vestido hoy para hacerlo más fácil para nosotros.

Porque cuando empuja mis bragas a un lado y me llena con un gemido gutural, me doy cuenta de que esto es todo lo que necesitaré.

A él.