Cap. VI- Paradoja

Remus, preocupado, dio la vuelta alrededor del Gran Comedor, con todos sus sentidos alerta, buscando a Harry, hasta volver sobre la puerta principal por fuera.

Allí los encontró, Harry, Malfoy y la menor de las Giovanini, parados delante de la puerta abierta, con caras de frustración.

—¿Qué hacen aquí, muchachos? ¿Por qué no entran?

—Porque nos divierte quedarnos aquí -respondió Malfoy con sarcasmo.

—Hola, Remus. La puerta no nos deja entrar -lo acogió Harry, con una sonrisa de alivio.

Cuando intentaban caminar hasta acercarse a un metro de la entrada dejaban de avanzar, era como si caminaran sobre una banda muggle para hacer ejercicio.

¡Albus y sus hechizos de fiesta!

Remus se quedó analizando la situación: Los tres lucían espectaculares, con ropa de la mejor calidad, lujosa, sexy incluso (aunque la niña aún no tenía con qué llenar su conjunto).

¿Sería que había algún problema con lo sexy o el lujo? Pero no, porque entonces la mitad de las slytherin no habrían entrado.

¿Ropa hechizada? ¿Sería la magia lo que rechazaba la puerta?

—Habrá un hechizo para rechazar ropa producto de la magia.

—No -protestaron a la vez Lucía y Malfoy. Sus ropas eran compradas a tiendas muggles.

—Y Neville entró sin problemas -agregó Harry, recordando los zapatos.

¿Entonces qué?, se preguntó Remus. No es que tuviera muchas ganas de andar trampeándole los hechizos a Albus, aunque se tratara de Harry.

Trató de sacudirse el problema de encima:

—Hay un hechizo que rechaza las ropas que ustedes visten. Vayan y pónganse otras, y santo remedio.

—No tengo -dijeron a la vez Harry y Draco.

—Duermo desnudo -aclaró Draco, altanero.

Remus se señaló a sí mismo: ¿y? Ya iba a ponerse a explicarle que eran muchos los "desnudos" allá dentro, pero Draco, fastidiadísimo, se le anticipó:

—No así: Completamente desnudo -dijo, provocando risitas de la niña y algún rubor de Harry-. ¿Hay alguien adentro completamente desnudo? -Hizo una pausa maligna-: Bueno, usted dentro de un rato seguramente, pero ¿ahora?

Remus se la dejó pasar pacientemente, pero anotó tener cuidado y reforzar la goma con algún hechizo antes de entrar. Ya eran dos los slytherin que insinuaban lo mucho que disfrutarían la rotura de esa goma. Desafortunadamente hacía ya años que dormía siempre única y exclusivamente con ese viejo calzoncillo marrón. Era una manía, la comodidad ante todo.

Harry explicó a su vez:

—Yo sólo tengo éste, pero antes no era así -y dejó que Remus adivinara cómo debía haber sido antes, no quería de ningún modo entrar en detalles-. Y no se puede deshacer el hechizo, y si se pudiera yo simplemente no asistiría a la fiesta -agregó rápido, antes de que Remus fuera a sugerir eso.

Remus suspiró. Iba a tener que buscar alguna manera de burlar las trampas de Albus. Era eso o dejar a Harry fuera de la fiesta. Se decidió:

—Veamos cuál es el problema -dijo.

Se dirigió a la puerta y apuntando con la varita hízole un exhaustivo y minucioso barrido al tiempo que recitaba largamente la reiteración de tres palabras incomprensibles. Todo muy muy despacio, para no perder ni una pista. Tardó un buen rato.

—Tiene un hechizo contra lo nuevo -les dijo al terminar-. Lleváis ropa sin estrenar. Con que hubierais dormido con ella una vez ya pasaría. Pero asi nueva no. -Se encogio de hombros-. Id a cambiaros -dijo-. Yo no puedo hacer nada. Lo puso Albus.

—¡Pero es un sádico ese viejo loco!!! -exclamó Draco.

—¡Malfoy! -advirtió Harry, apuntándole con la varita.

—¡Quietos los dos! -gruñó. Bajaron las varitas.

Justo eso faltaba, que fuera precisamente Malfoy el otro que se había quedado fuera, con lo explosiva que era esa combinación, Harry-Malfoy, como para dejarlos juntos y sin vigilancia. Ni Harry ni Malfoy se iban a conformar a quedarse en sus torres si no podían entrar al Comedor.

—Se me ocurre algo -dijo seriamente-, pero es un poquito peligroso. Así que, primero que nada: Me tenéis que prometer no volver a pelear más por lo que queda de la noche. Y segundo, no decir nada a nadie de lo que vamos a hacer. -Hubo murmullos de asentimiento, pero necesitaba más-. No, no tan fácil: Quiero un pacto de magos.

—Vale. Si él también pacta -señaló Harry al Slytherin.

—Acepto -no de muy buena gana, Draco.

Los llevó hasta su despacho y sacó un giratiempo del escritorio. Viejo, rotoso, descolorido, torcido y maltratado. Pero era un giratiempo.

—Está pidiendo piedad, pero aún funciona, aunque no retrocede ya sino una hora. Tendréis una hora para dormir con esas ropas puestas, y luego entraréis sin problemas. El problema es dónde os pongo a dormir.

—Cada uno en su cama -dijo la niña, que no entendía muy bien.

—¿Tú tampoco tienes otra ropa? -preguntó Remus, atendiéndola de pronto. Por un rato casi se había olvidado de ella-. Porque esa ropa no parece muy apropiada para tí.

La niña lo miró con sorna. Ciertamente que alguien vestido con un calzoncillo con la goma anudada por fuera no estaba en posición de criticar el atuendo de nadie.

—Es de su hermana mayor -insinuó Draco.

—No: ¡Es mío! Lo compré en la misma tienda, y ¡quiero usarlo! Clara lo usa y nadie le dice nada.

—Mira, criatura, lo que vamos a hacer tiene algo de peligro. Estoy seguro de que tienes otra ropa. Vé a tu sala común y cámbiate. ¡Vamos! Te acompañamos para que no andes sola por los pasillos.

—Sí, le tengo pavor a Peeves -se burló ella-. Me puede violar. ¡Bah! -hizo una pausa-: Ok, me iré. Me iré. Pero, si me voy ahora -recalcó maquiavélicamente el "ahora"-, cuando llegue a la fiesta con mi pijama de cometas todos se van a enterar de lo que está pasando aquí. -Y se dió media vuelta para salir.

—¡No! -gimieron a dúo los dos buscadores. La niña regresó con una gran sonrisa.

—No entienden nada, ¿verdad? -preguntó Remus, fastidiado-. Esto es peligroso. Podrían quedar atrapados en una paradoja. No me gusta nada.

Draco miró amenazadoramente a Lucía, pensaba: "Un obliviate y a buscar el pijama de cometas" pero no iba a mostrar conocimientos semi-ilegales delante de Remus. Ella le hizo burla sacándole la lengua.

—Dale ya, Remus, por favor -rogó Harry-. El giratiempo no es tan peligroso, después de todo. -Se abstuvo a último momento de decir: "Si ya lo he usado", porque Malfoy no debía saber lo que había ocurrido en tercero.

—¡Bien, chicos! Está bien. Pero para que no sea peligroso tenemos que encontrar un sitio, con camas, donde puedan dormir los dos, o los tres -corrigió al ver la cara de la niña- durante una hora... la hora que ya pasó.

»Durante esa hora esa habitación tiene que haber estado completamente vacía, porque si alguien entró en ella y no los vió, ahora resulta que si los habrá visto, pero no los vio, por lo que esa persona... bueno, no es fácil de explicar. ¿Nunca tuvieron un déjà vu? Es algo parecido, pero peor... en el mejor de los casos. En el peor...

Les vió las caras de desesperación y renunció a seguir tratando de explicarlo.

—Bueno, en definitiva, que no puede haber nadie allí. Y los que menos pueden haber entrado allí durante esta hora son ustedes mismos. Por lo tanto sus habitaciónes no sirven -concretó.

—La mía, sí -dijo Draco-. Duermo solo, y allí no entra nadie si no estoy. Y no estuve. -Vio que lo miraban con algo de incredulidad, así que condescendió a explicar:- La mitad de los slytherin sabía mi ... problema, así que no quería exponerme a sus bromas. Estuve en la lechucería primero, luego paseando por el lago, allí recibí el paquete, paseé hasta que supe que ya no quedaría nadie por los pasillos, y luego me fui al cuarto... bueno, a una sala vacía...

—El cuarto de los menesteres, supongo -resopló Remus-. Entonces no podemos usarlo ahora, porque ya estarás allí. Era la última opción que nos quedaba.

—Está mi habitación -insistió Draco-. Allí no hubo nadie en las últimas tres horas.

Entraron a la casa de Slytherin con mucho sigilo, aunque suponían que para ese momento todo el mundo estaba en el Gran Comedor, incluso Filch.

Lucía, muy despreocupada, iba saltando alrededor de ellos -ya los había pisado varias veces-, mirando burlonamente a Draco con los ojos refulgentes de entusiasmo: ¡Dormir en la habitación de Malfoy!

¿Sería verdad que estaba llena de elfos domésticos petrificados listos para responder cuando él los llamara y que las serpientes de las decoraciones estaban vivas, y que tenía un aura mágica oscura que te hacía tener malos pensamientos con sólo entrar en ella?

—¡Pufff! No tiene nada de especial -exclamó cuando entraron, decepcionada-. ¡Y yo que creía...!

Ya tenía a Malfoy a punto de mandarle un cruciatus, pero siguió:

—¡Y ese espejo...?! -se echó a reir como una loca al verle las orejas de Mickey Mouse-. ¡El gran Draco Malfoy tiene un espejo de Mickey Mouse!!

¡Oh, no no no no! Draco no quería a esa pequeña chafardera en su cuarto. Ya no la soportaba más.

Remus ya había pasado la cadena del giratiempo alrededor del cuello de los cuatro, pero a Draco no le importó, estaba harto: Apuntó a la niña con la varita y dijo: "Obliviate", pero el giratiempo ya estaba actuando.

Remus se encontró de pronto una hora antes en la habitación de Draco Malfoy, con éste y con Harry que miraban con ojos como platos y la boca bien abierta a la niña, como desmayada en sus brazos, y que se desvanecía y retornaba y se desvanecía y retornaba y se desvanecía... Tenía una paradoja en brazos.

Se sintió morir.

—¡¿Quién hizo qué?! -rugió con una furia tal como Harry nunca le había conocido.

Después de esto sí que Dumbledore dejaría de confiar en él para siempre.

Depositó con cuidado a la niña en la cama para invitados que Draco se permitía el lujo de tener en su habitación personal dentro de Hogwarts, y a los otros dos, una vez que logró enterarse de lo que había pasado, los metió en la cama grande, sin admitirles protesta, y les lanzó el hechizo de sueño para una hora sin dejarlos ni rechistar.

Se dejó caer sentado al suelo mesándose los cabellos.... ¿cómo resolver esto?

Piensa, Remus, piensa.

Obviamente, el obliviate, pasando a través del giratiempo había ido a dar no a la Lucía que estaba con ellos en ese momento sino a la del pasado, la de una hora antes. Y esa Lucía había olvidado... ¿qué? Probablemente, entre otras cosas, que tenía ese conjunto negro como el de su hermana, así que se habría puesto su pijama de cometas y la puerta sí la había dejado pasar y entonces... obviamente no había estado con Harry y Draco cuando Remus los encontró y Draco no le había podido echar el obliviate, por lo cual ella sabía muy bien que tenía el conjunto negro y se lo había puesto y la puerta no la había dejado pasar, y luego Draco le había echado el obliviate, por lo cual ella se había puesto el pijama de cometas y no había tenido problemas con la puerta por lo que no se había demorado con Harry y Draco dándole a éste la oportunidad de echarle el obliviate, así que sí se había puesto el conjunto negro y la puerta....

—¡Auuuuuuuuu! -aulló Remus con desesperación animal.

Paró un momento para echar el hechizo silenciador y después siguió aullando tanto como le pedía el cuerpo.