Capítulo 4. Un "movido" primer día de clases
Al día siguiente, cuando abrió los ojos, se sorprendió al ver que aún no había amanecido. Miró el reloj. Eran las 5:00 de la madrugada y sus compañeras de habitación dormían plácidamente, Millicent tapada con la colcha hasta las orejas y Pansy encogida entre las mantas, con algo rosa sobresaliendo por debajo de su brazo. Al fijarse mejor, pudo ver que se trataba de... ¡un osito de peluche de color rosa! No pudo evitar una fría sonrisa mientras se recordaba a sí misma a la edad de cinco años, jugando con su osito azul encima de la cama de la habitación de una lúgubre y oscura mansión. Sin embargo el cuarto estaba pintado de vivos colores, como luminoso contraste al ambiente opresivo que reinaba en el resto de la casa. Aquel había sido el único lugar en el que había sido realmente feliz. Sin embargo, volvió a revivir el momento en el que, mientras jugaba, se abrió la puerta de su cuarto y un humo de color verdoso entró, tomando la forma humana de su padre y sorprendiéndola en ese momento tan infantil. Recordó su enfado al verla jugar en vez de estar repitiendo los oscuros encantamientos que tenía de deberes y el momento en el que levantó su varita apuntando a su osito, carbonizándolo en el acto, a pesar de sus súplicas. No olvidaría tampoco sus palabras, años después:
- En esta vida no existen el bien ni el mal, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo...
Se quedó quieta en la cama, disfrutando de esos momentos de paz y tranquilidad que el silencioso castillo le brindaba. Dejó vagar sus pensamientos, hasta que una idea se alumbró en su mente: recorrer el castillo. A esas horas todo el mundo estaría dormido y no habría nadie que la molestara. Decidida, apartó las mantas y se levantó, sonriendo ante la idea.
Se duchó y se vistió rápidamente con un chasquido de sus dedos, y sin más ceremonias bajó a la sala común. Al pasar por delante de las habitaciones de los chicos de sexto curso, le pareció oír un crujido que la sobresaltó, pero al darse la vuelta no vio nada. Se obligó a recordar que ahora estaba a salvo en Hogwarts, donde él no podía entrar.
- Ya, pero ahora estoy en Slytherin, a estas horas seguro que sabrá que estoy aquí, pensó mordiéndose el labio inferior pensativamente.
Al llegar a la sala común reparó en siete montones de hojas de papel que estaban encima de una de las mesas de estudio. Se acercó y vio que eran los horarios de cada curso. Cogió uno del montón correspondiente a sexto y le echó un vistazo. La primera clase era Pociones, y les tocaba darla con los alumnos de la casa de Gryffindor. Con Harry y sus amigos. Lo cierto es que daban casi todas las clases con ellos. El profesor de Pociones era, según rezaba en el horario, Severus Snape, el hombre que la había "cuidado" en el tren y que, según había oído decir a Malfoy la noche anterior, era el jefe de su casa, de Slytherin. Iba a ser una clase muy divertida...
Cuando iba a salir por el tapiz de un basilisco que cubría la pared de la sala común por la que se entraba y salía a la casa de Slytherin, sintió una presencia a su espalda. Sabía quien era antes incluso de que hablara.
- Son las 5:15 de la mañana, ¿dónde crees que vas?
- Buenos días a ti también, Malfoy.- Respondió volviéndose sin sonreír. Le sorprendió y le hizo gracia la visión de un Malfoy completamente despeinado y restregándose los ojos muerto de sueño, descalzo y vestido con un pijama de seda azul con un dragón bordado en el bolsillo del pecho. La verdad era que difería bastante del recuerdo que tenía de él.
- ¿Dónde crees que vas?- repitió. Lo único que no había cambiado era su actitud prepotente y esa manía de arrastrar las palabras.
- ¿Y a ti que te importa?- respondió un pelín enfadada.
- Soy el prefecto, debo saberlo todo.- Ella le dirigió una mirada cargada de ironía.
- ¿Y ese interés?
- Pues ya ves.
- Anda, Malfoy, vete a la cama, que aún es muy temprano para ti.- Dijo despectivamente, dándose media vuelta para salir.
- ¿Por qué no me llamas por mi nombre?- dijo Draco ignorando el último comentario de la joven.- Estamos en la misma casa. Además, sería más... interesante.- terminó con voz melosa.
- Por que tú no me interesas.- contestó Beatriz sin volverse y salió por la pared.
Draco se quedó pensativo, pero al final una peligrosa sonrisa apareció en sus finos y pálidos labios.
- Eso ya lo veremos.- Y sin dejar de sonreír, subió las escaleras de vuelta a su habitación.
Beatriz anduvo un poco despistada por las mazmorras, incluso llegó a tropezar con una gárgola de piedra que juraría había visto moverse en el momento en el que ella pasaba por delante, hasta que encontró la escalera que las comunicaba con el vestíbulo. Recorrió tranquilamente el castillo y el tiempo se le pasó volando. A las 7 bajó al Gran Comedor a desayunar. Al entrar vio que era la única persona y el solitario comedor se le antojó enorme. Se sentó en la mesa de su casa y al instante apareció a su lado un elfo vestido de la forma más estrafalaria que había visto nunca.
- ¿Quién eres tú?- no pudo evitar preguntar.
-¡Dobby el elfo, señorita!- respondió el elfo con una vocecita chillona.- ¡A Dobby le gustaría saber qué es lo que a la señorita le gusta desayunar!
- ¿Y para qué quieres saberlo?
- ¡A cada alumno se le sirve el desayuno que desea, señorita! ¡Pero de la señorita no hubo indicaciones! ¡Dobby querría saber si la señorita desearía algo en especial!
- Pues... desayunaré lo que desayunen los demás.- dijo sorprendida.
- ¡Muy bien, señorita! ¡Si necesita algo, no dude en llamar a Dobby, señorita!- el pequeño ser saludó con una reverencia y desapareció con un suave ¡plop!
Al momento, su plato se llenó de huevos con bacon, unas jarras con zumo, café, leche, y unos paquetes de cereales, galletas... aparecieron en la mesa a su lado. Se sirvió y empezó a desayunar.
*************
Severus se despertó sobresaltado. Un ruido en el pasillo, delante de la puerta de su habitación le había sacado bruscamente de una pesadilla en la que no encontraba los ingredientes para hacer una poción que necesitaba con suma urgencia. Aguzó el oído, tratando de tranquilizar la respiración, pero no escuchó nada. Tal vez hubiera sido la señora Norris cazando algún ratón. La señora Norris era la gata del señor Filch, el conserje del colegio.
Al ver en el reloj que eran las 5:30 de la mañana, se levantó, apagando el despertador antes de que este sonase. Siempre era el primero en levantarse de todo el castillo, ya que prefería la tranquilidad que reinaba a esas horas al bullicio formado por los alumnos. Además, era el primer día de clase y quería tenerlo todo listo para cuando llegaran los alumnos.
Se duchó, vistió y, tras pasar por su despacho para dejar todo listo, subió a desayunar al Gran Comedor. Sin embargo, sintió una punzada en su orgullo al ver que no era el primero que lo hacía, si no el segundo. Pero lo que más le sorprendió fue cuando vio en que era un alumno y la mesa en la que estaba sentado éste.
- ¡Un Slytherin! Mira que es raro, normalmente no hay quien les saque de la cama, y siempre suelen ser los últimos en venir a desayunar.- Al fijarse mejor, se dio cuenta de que no era "un", si no "una" Slytherin, y, para más inri, era la chica nueva. Su orgullo se recuperó al pensar que por fin iba a tener su casa un alumno decente.
Se dirigió a la mesa de los profesores tan silenciosamente como había llegado, se sentó y en su plato apareció el desayuno. Se sirvió un café tan negro como la noche y se puso a desayunar.
Cuando Beatriz terminó, se levantó y se dirigió hacia la puerta, encontrándose con Harry, Ron y Hermione. Cuando iba a saludarles, una voz grave se escuchó detrás de ella.
-Circule, señor Potter, está taponando la salida.
Harry le echó a Severus una mirada cargada de odio que el profesor le devolvió y se apartó. Beatriz iba a quedarse a hablar con ellos, pero una mirada resentida de Ron la disuadió de ello. Salió del comedor y, sorprendentemente, Severus caminó hasta ponerse a su altura.
- Señorita Eld-Dyr, su primera clase es Pociones, y se da en las mazmorras. Le indicaré donde está la clase.
- [¿Qué mosca le ha picado a este para que esté tan amable?]- pensó sorprendida. – No, gracias, aún he de ir a coger los libros. Además, ya sé donde está la clase.- Y se fue dejándole con un palmo de narices.
- Menudo carácter, qué fierecilla.- Pensó Severus asombrado ante el descaro de la chica.-va a ser un curso interesante. MUY interesante.- terminó sonriendo levemente.
**************
Harry, Ron y Hermione salieron corriendo del Gran Comedor porque llegaban tarde a la primera clase del curso: Pociones. No era la clase que más les gustaba, al contrario, pero habían tenido que cogerla puesto que los tres tenían un sueño común: convertirse en aurores. Para ello, aparte de Pociones, tenían que haber elegido Defensa contra las Artes Oscuras, Transformaciones y Encantamientos.
***************
Cuando Severus llegó a la clase, pudo comprobar que la joven ya se encontraba allí, esperando a que él abriera la puerta. Era la primera vez en todos sus años como profesor que alguien llegaba temprano a una de sus clases. Normalmente los alumnos le odiaban tanto que siempre llegaban con el tiempo justo y se marchaban corriendo, respirando aliviados. Abrió la puerta con un toque de varita.
- Pase.- dijo con voz dura- Siéntese ahí.- Le ordenó indicando una mesa a la derecha de la suya, la única en esa posición, la única que siempre se quedaba vacía por que los alumnos no se atrevían a acercarse a él.- Espero que tenga un buen nivel de Pociones, puesto que si no es así, no podrá seguir el desarrollo de la clase y le será muy difícil aprobar mi asignatura. No permitiré estúpidos aireos de varita. La sutil ciencia de hacer Pociones es un arte reservado a muy pocos y...
- Si tú supieras... me besarías los pies.- pensaba ella mientras admiraba el bien formado cuerpo que se adivinaba bajo la túnica de su profesor.
- Espero que se encuentre a la altura. Ahora, siéntese y prepare sus materiales.- y sin darle tiempo a responder, se dirigió a un cuarto anexo donde guardaba los ingredientes que, debido a su peligrosidad, debían ser suministrados por el profesor.
Al regresar al aula, vio que ya todos estaban sentados en sus sitios. Ninguno de ellos se había sentado con la chica, pero Pansy le hacía ostensibles señas que ella ignoraba, mientras que Draco la miraba con una expresión que a Severus no le gustó en absoluto.
- Habrá que vigilar a este chico.- Pensó. Y sin más se puso a dar la clase. Hizo un movimiento de varita y en la pizarra apareció la receta de una poción.- Comenzaremos con la poción Revividora. Desde ya les aviso que no viene en el libro, así que... ¿ alguien sabe de qué se trata?
Todos se miraron entre sí con expresiones ignorantes. Incluso Hermione estaba fuera de juego. Algo había leído, pero no podía arriesgarse a que Severus le quitase a Gryffindor más puntos de los habituales. Éste les miraba complacido de que ninguno tuviera ni idea.. De pronto, Ron le dio un codazo a Harry y con la cabeza señaló a la derecha de Severus. Draco también miró y pronto toda la clase lo hacía. Severus se volvió también, y lo que vio le dejó sorprendido. Beatriz tenía la mano levantada y esperaba pacientemente a que él la permitiera hablar.
- ¿Sí, señorita Eld-Dyr?
- El filtro de la Vida o poción Revividora es, como su propio nombre indica, una poción que impide al alma abandonar el cuerpo de una persona que se está muriendo el tiempo suficiente como para que esta pueda ser curada de sus heridas y se pueda salvar así su vida.
Toda la clase asistía en silencio. Severus ni parpadeaba. Era una poción difícil, que solo podía conocer alguien muy versado en las artes oscuras. Ese año se la había incluido en el programa de forma excepcional, pues tenían que prepararse para luchar contra Voldemort. Decidió poner a prueba a la joven.
- ¿Sabe que ingredientes son necesarios?
- Sí, se utilizan....- Severus estaba más que impresionado.
- Muy bien, 50 puntos para Slytherin. Es una poción complicada, así que la harán en grupos de 3 personas, pero cada uno tendrá su caldero.- Todos se agruparon, dejando a Beatriz sola. – Bueno, creo que usted la hará en solitario, yo la ayudaré si es necesario. El señor Longbottom también la hará solo, no puedo arriesgarme a que hiera a sus amigos debido a su innata ineptitud. - Ron no pudo evitar hacer un gesto de odio hacia el profesor al oír el desafortunado comentario.- ¡25 puntos menos para Gryffindor, señor Weasley! ¡Empiecen!
Mientras los otros aún leían las instrucciones de la pizarra, la chica ya estaba midiendo y contando los ingredientes y había puesto el caldero a cocer en el fuego. Era una poción que se sabía de memoria, pues la habían obligado a realizarla montones de veces.
A la mitad de la clase, ya la había terminado y sólo faltaba dejarla reposar durante dos días. Severus la había estado observando, asombrado ante la eficiencia de la chica. Al verla parada se acercó a ella.
- Bonito color.- Comentó refiriéndose a la poción, que tenía un color azul eléctrico.- ¿Ya ha terminado?
- Sí, señor.
- Bien, 50 puntos más para Slytherin. Deje encima de mi mesa una muestra de su poción, recoja sus cosas y lea el capítulo 1 del libro.
Beatriz metió una muestra en un bote de cristal y se dirigió a la mesa del profesor. Pasó por delante del caldero del pobre Neville, que se retorcía nervioso las manos al ver que su poción presentaba un color verdoso. Se distrajo un segundo para preguntarle algo a Harry, momento que Malfoy aprovechó para echar en el caldero del chico unas patas de araña, fastidiándole la poción, que se volvió amarilla.
Draco se dio cuenta de que Beatriz le había visto, y le hizo una seña poniéndose un dedo en los labios, indicándole que no dijera nada. Ella le lanzó una mirada de profundo desprecio y se alejó. Cuando recogió los desperdicios de su mesa, entre ellos cogió también unas alas de mariposa morada, que echó subrepticiamente en el caldero de Neville al volver a pasar por delante, asegurándose de que no había nadie cerca en el momento de hacerlo y arreglándole la poción. Sus ojos se encontraron con los de Hermione, pero ninguna de las dos dijo nada ni hizo ningún gesto. No estaba segura, pero Beatriz creía que Hermione la había visto, así que rezó para que el tan alabado sentido común de la chica la impidiera decir nada. Después fue a tirar sus desperdicios, mientras Malfoy le dedicaba una mirada de odio en su estado más puro.
Neville no pudo evitar un grito de alegría cuando miró el interior de su caldero, al ver que su poción se había vuelto azul eléctrico. Severus se acercó, quedándose muy sorprendido al ver el caldero. Miró a su alrededor, pero en ese momento no había nadie cerca a quién poder echarle la culpa de haber ayudado al chico, así que no le quedó otro remedio que admitir:
- Es la primera vez que consigue hacer una poción a derechas, señor Longbottom. 10 puntos para Gryffindor.
Beatriz le dirigió a Malfoy una mirada de triunfo mientras éste ya pensaba en una forma de vengarse. Cuando Severus dio la clase por finalizada, todos salieron rápidamente, excepto Hermione, que se quedó recogiendo, tardando más de lo normal, Harry y Ron, que se quedaron esperándola, Beatriz , que salió antes que ellos del aula y Malfoy, que salió detrás de ella. Cuando los tres primeros salieron, vieron que Beatriz y Malfoy discutían.
- Eres una Slytherin, ¿por qué lo has hecho?
- Porque me ha dado la gana.
Draco la cogió por la muñeca.
- Si sigues así, tendremos que tomar medidas. No creo que te gustara tener a todo Slytherin en tu contra.
Ella rió burlona.- No creo que a todo Slytherin le gustara estar en MI contra, Malfoy. Si tú supieras...
- ¿Quién te crees que eres?- dijo apretando furioso su muñeca.
- Alguien a quién debes temer y respetar, Malfoy – Su voz era fría y cortante. Draco soltó su muñeca como si se hubiera quemado la mano y la miró asustado.
- ¿Quién eres?
- Tu mayor pesadilla.
Hermione se quedó paralizada mientras una luz de entendimiento le atravesaba como un rayo en el cerebro. No, no era posible, no podía ser... ¿o sí?
Severus había asistido a la escena impasible, pero las últimas palabras de la chica le hicieron estremecerse. En su tono de voz había algo que no le gustó nada.
El resto del día pasó sin mayores contratiempos, con la salvedad de que la clase de Defensa contra las Artes Oscuras estaba suspendida al no haber un profesor para ella.
***************************************************
Bueno, aquí se acaba otro capítulo. ¿Qué pasará con las clases de DCAO? ¿Quién será el profesor? ¿Quién es esta chica? ¿Por qué odia tanto a los Slytherin?
Espero que os halla gustado este capítulo, así que ya sabéis, tomatazos, reclamaciones, howlers, maldiciones imperdonables, etc... en los reviews!! Por cierto, ya he cambiado lo de los reviews, así que dejadme uno aunque no estéis apuntados. Porfi...
Ahora, a contestar los reviews ( aunque son muy pocos, con lo que me gustan a mí)
Narua Black: Muchísimas gracias por escribir, me alegro de que te guste, y muchas gracias también por decirme cómo quitar la opción esa de las narices para que me puedan dejar anonymous reviews!!!
¿El padre? ¿Tú que crees? Tatatachánnn!!! Creo que no te voy a responder a eso, pero hay algo en la chica que si le das la vuelta te dará la respuesta. Y no digo más. Por cierto, si lo descubres, no se lo digas a nadie, que ez zecreeeeto!! ;)
Annie: Te digo lo mismo que a Narua Black. La chica odia todo lo relacionado con Slytherin y a los componentes de la casa. Creo que tiene un trauma desde pequeñita, pero... ¡qué se le va a hacer!
Por cierto, ¿Qué creéis que va a ocurrir a partir de ahora? ¿De dónde ha salido? ¿Cuál es su pasado? ¿Qué ocurrirá con Severus? A todo esto le encontraréis explicación en los siguientes capítulos. Os aviso de que la chica aún no se ha enfrentado con Severus, pero tienen caracteres parecidos y ya chocarán, ya. Se dice que del roce se hace el cariño... ¡Y ya no os cuento más! Si queréis saber lo que ocurre, me escribís un review ( porfi, es que me encantan!!) Ah, y si tenéis alguna sugerencia sobre la historia, ya sabéis dónde estoy!!
Un besito a tod@s,
Luna_Kitty_Lovegood
Al día siguiente, cuando abrió los ojos, se sorprendió al ver que aún no había amanecido. Miró el reloj. Eran las 5:00 de la madrugada y sus compañeras de habitación dormían plácidamente, Millicent tapada con la colcha hasta las orejas y Pansy encogida entre las mantas, con algo rosa sobresaliendo por debajo de su brazo. Al fijarse mejor, pudo ver que se trataba de... ¡un osito de peluche de color rosa! No pudo evitar una fría sonrisa mientras se recordaba a sí misma a la edad de cinco años, jugando con su osito azul encima de la cama de la habitación de una lúgubre y oscura mansión. Sin embargo el cuarto estaba pintado de vivos colores, como luminoso contraste al ambiente opresivo que reinaba en el resto de la casa. Aquel había sido el único lugar en el que había sido realmente feliz. Sin embargo, volvió a revivir el momento en el que, mientras jugaba, se abrió la puerta de su cuarto y un humo de color verdoso entró, tomando la forma humana de su padre y sorprendiéndola en ese momento tan infantil. Recordó su enfado al verla jugar en vez de estar repitiendo los oscuros encantamientos que tenía de deberes y el momento en el que levantó su varita apuntando a su osito, carbonizándolo en el acto, a pesar de sus súplicas. No olvidaría tampoco sus palabras, años después:
- En esta vida no existen el bien ni el mal, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo...
Se quedó quieta en la cama, disfrutando de esos momentos de paz y tranquilidad que el silencioso castillo le brindaba. Dejó vagar sus pensamientos, hasta que una idea se alumbró en su mente: recorrer el castillo. A esas horas todo el mundo estaría dormido y no habría nadie que la molestara. Decidida, apartó las mantas y se levantó, sonriendo ante la idea.
Se duchó y se vistió rápidamente con un chasquido de sus dedos, y sin más ceremonias bajó a la sala común. Al pasar por delante de las habitaciones de los chicos de sexto curso, le pareció oír un crujido que la sobresaltó, pero al darse la vuelta no vio nada. Se obligó a recordar que ahora estaba a salvo en Hogwarts, donde él no podía entrar.
- Ya, pero ahora estoy en Slytherin, a estas horas seguro que sabrá que estoy aquí, pensó mordiéndose el labio inferior pensativamente.
Al llegar a la sala común reparó en siete montones de hojas de papel que estaban encima de una de las mesas de estudio. Se acercó y vio que eran los horarios de cada curso. Cogió uno del montón correspondiente a sexto y le echó un vistazo. La primera clase era Pociones, y les tocaba darla con los alumnos de la casa de Gryffindor. Con Harry y sus amigos. Lo cierto es que daban casi todas las clases con ellos. El profesor de Pociones era, según rezaba en el horario, Severus Snape, el hombre que la había "cuidado" en el tren y que, según había oído decir a Malfoy la noche anterior, era el jefe de su casa, de Slytherin. Iba a ser una clase muy divertida...
Cuando iba a salir por el tapiz de un basilisco que cubría la pared de la sala común por la que se entraba y salía a la casa de Slytherin, sintió una presencia a su espalda. Sabía quien era antes incluso de que hablara.
- Son las 5:15 de la mañana, ¿dónde crees que vas?
- Buenos días a ti también, Malfoy.- Respondió volviéndose sin sonreír. Le sorprendió y le hizo gracia la visión de un Malfoy completamente despeinado y restregándose los ojos muerto de sueño, descalzo y vestido con un pijama de seda azul con un dragón bordado en el bolsillo del pecho. La verdad era que difería bastante del recuerdo que tenía de él.
- ¿Dónde crees que vas?- repitió. Lo único que no había cambiado era su actitud prepotente y esa manía de arrastrar las palabras.
- ¿Y a ti que te importa?- respondió un pelín enfadada.
- Soy el prefecto, debo saberlo todo.- Ella le dirigió una mirada cargada de ironía.
- ¿Y ese interés?
- Pues ya ves.
- Anda, Malfoy, vete a la cama, que aún es muy temprano para ti.- Dijo despectivamente, dándose media vuelta para salir.
- ¿Por qué no me llamas por mi nombre?- dijo Draco ignorando el último comentario de la joven.- Estamos en la misma casa. Además, sería más... interesante.- terminó con voz melosa.
- Por que tú no me interesas.- contestó Beatriz sin volverse y salió por la pared.
Draco se quedó pensativo, pero al final una peligrosa sonrisa apareció en sus finos y pálidos labios.
- Eso ya lo veremos.- Y sin dejar de sonreír, subió las escaleras de vuelta a su habitación.
Beatriz anduvo un poco despistada por las mazmorras, incluso llegó a tropezar con una gárgola de piedra que juraría había visto moverse en el momento en el que ella pasaba por delante, hasta que encontró la escalera que las comunicaba con el vestíbulo. Recorrió tranquilamente el castillo y el tiempo se le pasó volando. A las 7 bajó al Gran Comedor a desayunar. Al entrar vio que era la única persona y el solitario comedor se le antojó enorme. Se sentó en la mesa de su casa y al instante apareció a su lado un elfo vestido de la forma más estrafalaria que había visto nunca.
- ¿Quién eres tú?- no pudo evitar preguntar.
-¡Dobby el elfo, señorita!- respondió el elfo con una vocecita chillona.- ¡A Dobby le gustaría saber qué es lo que a la señorita le gusta desayunar!
- ¿Y para qué quieres saberlo?
- ¡A cada alumno se le sirve el desayuno que desea, señorita! ¡Pero de la señorita no hubo indicaciones! ¡Dobby querría saber si la señorita desearía algo en especial!
- Pues... desayunaré lo que desayunen los demás.- dijo sorprendida.
- ¡Muy bien, señorita! ¡Si necesita algo, no dude en llamar a Dobby, señorita!- el pequeño ser saludó con una reverencia y desapareció con un suave ¡plop!
Al momento, su plato se llenó de huevos con bacon, unas jarras con zumo, café, leche, y unos paquetes de cereales, galletas... aparecieron en la mesa a su lado. Se sirvió y empezó a desayunar.
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Severus se despertó sobresaltado. Un ruido en el pasillo, delante de la puerta de su habitación le había sacado bruscamente de una pesadilla en la que no encontraba los ingredientes para hacer una poción que necesitaba con suma urgencia. Aguzó el oído, tratando de tranquilizar la respiración, pero no escuchó nada. Tal vez hubiera sido la señora Norris cazando algún ratón. La señora Norris era la gata del señor Filch, el conserje del colegio.
Al ver en el reloj que eran las 5:30 de la mañana, se levantó, apagando el despertador antes de que este sonase. Siempre era el primero en levantarse de todo el castillo, ya que prefería la tranquilidad que reinaba a esas horas al bullicio formado por los alumnos. Además, era el primer día de clase y quería tenerlo todo listo para cuando llegaran los alumnos.
Se duchó, vistió y, tras pasar por su despacho para dejar todo listo, subió a desayunar al Gran Comedor. Sin embargo, sintió una punzada en su orgullo al ver que no era el primero que lo hacía, si no el segundo. Pero lo que más le sorprendió fue cuando vio en que era un alumno y la mesa en la que estaba sentado éste.
- ¡Un Slytherin! Mira que es raro, normalmente no hay quien les saque de la cama, y siempre suelen ser los últimos en venir a desayunar.- Al fijarse mejor, se dio cuenta de que no era "un", si no "una" Slytherin, y, para más inri, era la chica nueva. Su orgullo se recuperó al pensar que por fin iba a tener su casa un alumno decente.
Se dirigió a la mesa de los profesores tan silenciosamente como había llegado, se sentó y en su plato apareció el desayuno. Se sirvió un café tan negro como la noche y se puso a desayunar.
Cuando Beatriz terminó, se levantó y se dirigió hacia la puerta, encontrándose con Harry, Ron y Hermione. Cuando iba a saludarles, una voz grave se escuchó detrás de ella.
-Circule, señor Potter, está taponando la salida.
Harry le echó a Severus una mirada cargada de odio que el profesor le devolvió y se apartó. Beatriz iba a quedarse a hablar con ellos, pero una mirada resentida de Ron la disuadió de ello. Salió del comedor y, sorprendentemente, Severus caminó hasta ponerse a su altura.
- Señorita Eld-Dyr, su primera clase es Pociones, y se da en las mazmorras. Le indicaré donde está la clase.
- [¿Qué mosca le ha picado a este para que esté tan amable?]- pensó sorprendida. – No, gracias, aún he de ir a coger los libros. Además, ya sé donde está la clase.- Y se fue dejándole con un palmo de narices.
- Menudo carácter, qué fierecilla.- Pensó Severus asombrado ante el descaro de la chica.-va a ser un curso interesante. MUY interesante.- terminó sonriendo levemente.
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Harry, Ron y Hermione salieron corriendo del Gran Comedor porque llegaban tarde a la primera clase del curso: Pociones. No era la clase que más les gustaba, al contrario, pero habían tenido que cogerla puesto que los tres tenían un sueño común: convertirse en aurores. Para ello, aparte de Pociones, tenían que haber elegido Defensa contra las Artes Oscuras, Transformaciones y Encantamientos.
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Cuando Severus llegó a la clase, pudo comprobar que la joven ya se encontraba allí, esperando a que él abriera la puerta. Era la primera vez en todos sus años como profesor que alguien llegaba temprano a una de sus clases. Normalmente los alumnos le odiaban tanto que siempre llegaban con el tiempo justo y se marchaban corriendo, respirando aliviados. Abrió la puerta con un toque de varita.
- Pase.- dijo con voz dura- Siéntese ahí.- Le ordenó indicando una mesa a la derecha de la suya, la única en esa posición, la única que siempre se quedaba vacía por que los alumnos no se atrevían a acercarse a él.- Espero que tenga un buen nivel de Pociones, puesto que si no es así, no podrá seguir el desarrollo de la clase y le será muy difícil aprobar mi asignatura. No permitiré estúpidos aireos de varita. La sutil ciencia de hacer Pociones es un arte reservado a muy pocos y...
- Si tú supieras... me besarías los pies.- pensaba ella mientras admiraba el bien formado cuerpo que se adivinaba bajo la túnica de su profesor.
- Espero que se encuentre a la altura. Ahora, siéntese y prepare sus materiales.- y sin darle tiempo a responder, se dirigió a un cuarto anexo donde guardaba los ingredientes que, debido a su peligrosidad, debían ser suministrados por el profesor.
Al regresar al aula, vio que ya todos estaban sentados en sus sitios. Ninguno de ellos se había sentado con la chica, pero Pansy le hacía ostensibles señas que ella ignoraba, mientras que Draco la miraba con una expresión que a Severus no le gustó en absoluto.
- Habrá que vigilar a este chico.- Pensó. Y sin más se puso a dar la clase. Hizo un movimiento de varita y en la pizarra apareció la receta de una poción.- Comenzaremos con la poción Revividora. Desde ya les aviso que no viene en el libro, así que... ¿ alguien sabe de qué se trata?
Todos se miraron entre sí con expresiones ignorantes. Incluso Hermione estaba fuera de juego. Algo había leído, pero no podía arriesgarse a que Severus le quitase a Gryffindor más puntos de los habituales. Éste les miraba complacido de que ninguno tuviera ni idea.. De pronto, Ron le dio un codazo a Harry y con la cabeza señaló a la derecha de Severus. Draco también miró y pronto toda la clase lo hacía. Severus se volvió también, y lo que vio le dejó sorprendido. Beatriz tenía la mano levantada y esperaba pacientemente a que él la permitiera hablar.
- ¿Sí, señorita Eld-Dyr?
- El filtro de la Vida o poción Revividora es, como su propio nombre indica, una poción que impide al alma abandonar el cuerpo de una persona que se está muriendo el tiempo suficiente como para que esta pueda ser curada de sus heridas y se pueda salvar así su vida.
Toda la clase asistía en silencio. Severus ni parpadeaba. Era una poción difícil, que solo podía conocer alguien muy versado en las artes oscuras. Ese año se la había incluido en el programa de forma excepcional, pues tenían que prepararse para luchar contra Voldemort. Decidió poner a prueba a la joven.
- ¿Sabe que ingredientes son necesarios?
- Sí, se utilizan....- Severus estaba más que impresionado.
- Muy bien, 50 puntos para Slytherin. Es una poción complicada, así que la harán en grupos de 3 personas, pero cada uno tendrá su caldero.- Todos se agruparon, dejando a Beatriz sola. – Bueno, creo que usted la hará en solitario, yo la ayudaré si es necesario. El señor Longbottom también la hará solo, no puedo arriesgarme a que hiera a sus amigos debido a su innata ineptitud. - Ron no pudo evitar hacer un gesto de odio hacia el profesor al oír el desafortunado comentario.- ¡25 puntos menos para Gryffindor, señor Weasley! ¡Empiecen!
Mientras los otros aún leían las instrucciones de la pizarra, la chica ya estaba midiendo y contando los ingredientes y había puesto el caldero a cocer en el fuego. Era una poción que se sabía de memoria, pues la habían obligado a realizarla montones de veces.
A la mitad de la clase, ya la había terminado y sólo faltaba dejarla reposar durante dos días. Severus la había estado observando, asombrado ante la eficiencia de la chica. Al verla parada se acercó a ella.
- Bonito color.- Comentó refiriéndose a la poción, que tenía un color azul eléctrico.- ¿Ya ha terminado?
- Sí, señor.
- Bien, 50 puntos más para Slytherin. Deje encima de mi mesa una muestra de su poción, recoja sus cosas y lea el capítulo 1 del libro.
Beatriz metió una muestra en un bote de cristal y se dirigió a la mesa del profesor. Pasó por delante del caldero del pobre Neville, que se retorcía nervioso las manos al ver que su poción presentaba un color verdoso. Se distrajo un segundo para preguntarle algo a Harry, momento que Malfoy aprovechó para echar en el caldero del chico unas patas de araña, fastidiándole la poción, que se volvió amarilla.
Draco se dio cuenta de que Beatriz le había visto, y le hizo una seña poniéndose un dedo en los labios, indicándole que no dijera nada. Ella le lanzó una mirada de profundo desprecio y se alejó. Cuando recogió los desperdicios de su mesa, entre ellos cogió también unas alas de mariposa morada, que echó subrepticiamente en el caldero de Neville al volver a pasar por delante, asegurándose de que no había nadie cerca en el momento de hacerlo y arreglándole la poción. Sus ojos se encontraron con los de Hermione, pero ninguna de las dos dijo nada ni hizo ningún gesto. No estaba segura, pero Beatriz creía que Hermione la había visto, así que rezó para que el tan alabado sentido común de la chica la impidiera decir nada. Después fue a tirar sus desperdicios, mientras Malfoy le dedicaba una mirada de odio en su estado más puro.
Neville no pudo evitar un grito de alegría cuando miró el interior de su caldero, al ver que su poción se había vuelto azul eléctrico. Severus se acercó, quedándose muy sorprendido al ver el caldero. Miró a su alrededor, pero en ese momento no había nadie cerca a quién poder echarle la culpa de haber ayudado al chico, así que no le quedó otro remedio que admitir:
- Es la primera vez que consigue hacer una poción a derechas, señor Longbottom. 10 puntos para Gryffindor.
Beatriz le dirigió a Malfoy una mirada de triunfo mientras éste ya pensaba en una forma de vengarse. Cuando Severus dio la clase por finalizada, todos salieron rápidamente, excepto Hermione, que se quedó recogiendo, tardando más de lo normal, Harry y Ron, que se quedaron esperándola, Beatriz , que salió antes que ellos del aula y Malfoy, que salió detrás de ella. Cuando los tres primeros salieron, vieron que Beatriz y Malfoy discutían.
- Eres una Slytherin, ¿por qué lo has hecho?
- Porque me ha dado la gana.
Draco la cogió por la muñeca.
- Si sigues así, tendremos que tomar medidas. No creo que te gustara tener a todo Slytherin en tu contra.
Ella rió burlona.- No creo que a todo Slytherin le gustara estar en MI contra, Malfoy. Si tú supieras...
- ¿Quién te crees que eres?- dijo apretando furioso su muñeca.
- Alguien a quién debes temer y respetar, Malfoy – Su voz era fría y cortante. Draco soltó su muñeca como si se hubiera quemado la mano y la miró asustado.
- ¿Quién eres?
- Tu mayor pesadilla.
Hermione se quedó paralizada mientras una luz de entendimiento le atravesaba como un rayo en el cerebro. No, no era posible, no podía ser... ¿o sí?
Severus había asistido a la escena impasible, pero las últimas palabras de la chica le hicieron estremecerse. En su tono de voz había algo que no le gustó nada.
El resto del día pasó sin mayores contratiempos, con la salvedad de que la clase de Defensa contra las Artes Oscuras estaba suspendida al no haber un profesor para ella.
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Bueno, aquí se acaba otro capítulo. ¿Qué pasará con las clases de DCAO? ¿Quién será el profesor? ¿Quién es esta chica? ¿Por qué odia tanto a los Slytherin?
Espero que os halla gustado este capítulo, así que ya sabéis, tomatazos, reclamaciones, howlers, maldiciones imperdonables, etc... en los reviews!! Por cierto, ya he cambiado lo de los reviews, así que dejadme uno aunque no estéis apuntados. Porfi...
Ahora, a contestar los reviews ( aunque son muy pocos, con lo que me gustan a mí)
Narua Black: Muchísimas gracias por escribir, me alegro de que te guste, y muchas gracias también por decirme cómo quitar la opción esa de las narices para que me puedan dejar anonymous reviews!!!
¿El padre? ¿Tú que crees? Tatatachánnn!!! Creo que no te voy a responder a eso, pero hay algo en la chica que si le das la vuelta te dará la respuesta. Y no digo más. Por cierto, si lo descubres, no se lo digas a nadie, que ez zecreeeeto!! ;)
Annie: Te digo lo mismo que a Narua Black. La chica odia todo lo relacionado con Slytherin y a los componentes de la casa. Creo que tiene un trauma desde pequeñita, pero... ¡qué se le va a hacer!
Por cierto, ¿Qué creéis que va a ocurrir a partir de ahora? ¿De dónde ha salido? ¿Cuál es su pasado? ¿Qué ocurrirá con Severus? A todo esto le encontraréis explicación en los siguientes capítulos. Os aviso de que la chica aún no se ha enfrentado con Severus, pero tienen caracteres parecidos y ya chocarán, ya. Se dice que del roce se hace el cariño... ¡Y ya no os cuento más! Si queréis saber lo que ocurre, me escribís un review ( porfi, es que me encantan!!) Ah, y si tenéis alguna sugerencia sobre la historia, ya sabéis dónde estoy!!
Un besito a tod@s,
Luna_Kitty_Lovegood
