CAPÍTULO 4: ALIADOS

El Patriarca descansaba con los ojos cerrados en una de las termas cuando un soldado llamó a la puerta.

-Disculpe que lo moleste su ilustrísima pero ordenó informarle de cualquier cosa respecto al tema de la mujer en el bosque.

-¿Que es lo que sucede? -preguntó sin moverse de donde estaba-.

-El soldado que fue atacado acaba de morir. Al parecer sus heridas fueron empeorando.

-Ya veo… ¿Ha habido algún otro movimiento en los alrededores del bosque?

-Tenemos la sospecha de que son varios enemigos los que han entrado y salido de esa zona pero no han atacado a nadie.

-¿Que sabes de los santos de plata que envié a Jamir?

-Ya se encuentran allá, sin embargo, no hubo una confirmación a la petición que le envió al muviano, por lo que no sabemos si colaborará con ellas.

Sin decir otra palabra, el Patriarca hizo una señal para que el informante se retirara y se sumergió un poco más en el agua.

-Mu… -dijo para sí mismo- ¿Hasta cuando te seguirás ocultando?

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La torre de Jamir lucía imponente y silenciosa, solo el silbido del viento silbaba a través de las ventanas.

-Parece que no hay nadie -afirmó Geist-.

-Creí que ese misterioso reparador de armaduras nos estaría esperando – respondió Shaina algo impaciente-.

-No me sorprende -exclamó algo molesta Ibis- Se dice que el reparador de armaduras desertó del Santuario desde hace años.

- ¿Quieres decir que venimos aquí en vano? -preguntó Geist.

-No necesariamente -dijo una voz masculina-.

Pictor, que era la que estaba más cerca de donde venía la voz, se abalanzó sobre el desconocido para atacarlo, imaginando que se trataba de algún enemigo. Todas voltearon de inmediato, encontrándose con un hombre alto, de cabello corto y oscuro al que Li ya tenía contra las rocas.

-Eso estuvo cerca – susurró el hombre al ver que el ataque había quedado grabado en las rocas a solo unos milimetros de él- fallaste por solo un poco.

-¿Quien dijo que fallé? -respondió molesta la mujer de cabello corto- Habla dinos quien eres ¿o prefieres que esta vez no desvíe mi puño?

-Soy Louis de Escultor. -dijo señalando una pandora box en el piso y cubriendo la herida hecha por la mujer- disculpen mis modales.

-¿Eres tú, el legendario reparador de armaduras? - preguntó Ibis, dando un paso al frente-.

-No, Mu es a quien buscan pero yo las estaba esperando.

-¿Esperándonos? -pronunció la santo de Pictor- ¿A qué te refieres?

-Mu no se encuentra en Jamir y no se en cuanto tiempo volverá. Según sé, viajó en busca de un pequeño que tomará como discípulo. Yo suelo traer provisiones para él y cuando vi la carta del Santuario pues...

-¿Que haremos ahora? -exclamó preocupada Marín- No podemos esperarlo.

-Por eso decidí quedarme -dijo Louis abriendo la puerta de aquella torre- Yo… Aprendí del maestro Shion.

-¿Quieres decir que fuiste su discípulo? -preguntó sorprendida Shaina-.

-Si antes de Mu, yo tuve la oportunidad de aprender de el. Aunque no soy capaz de reparar armaduras completas, aprendí como manipular materiales como Oricalco y Polvo estelar.

-Las máscaras… -lo interrumpió Li- ¿puedes reforzarlas?

El caballero de Escultor asintió mientras tomaba algunas herramientas.

-Está oscureciendo, pueden descansar en la habitación que está arriba, yo me encargaré de sus máscaras.

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En el bosque, Perséfone contemplaba caer la noche en el balcón de su templo cuando Orián de Asfódelos entró.

-Majestad, hemos encontrado a Saori Kido en Japón, quien al parecer es la humana en la que ha reencarnado Athena

-Ya era hora de que apareciera. ¿El santuario ha hecho algún movimiento?

- Las mujeres caballero que salieron del recinto aun siguen en Jamir.

-Bien, aun así no quiero sorpresas -dijo la diosa suspicazmente- quiero que se encarguen de ellas. En cuanto a Athena, ya es tiempo de ver a mi hermana.

-Cómo ordene -respondió la mujer de cabello rojizo, poniéndose de pie y saliendo del templo.

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La noche había caído por completo en Jamir, Geist, Ibis y Shaina habían encontrado algunas colchonetas donde descansar después de haber entregado sus máscaras.

-Ibis, no puedo creer que de verdad estés aquí -Dijo Shaina- ¿Sabes cuanto tiempo pasé pensando lo peor? ¿Por qué jamás fuiste al Santuario a buscarme?

-Lo siento. Quería hacerlo pero… El Santuario se ha vuelto un lugar poco amigable para quien entrenamos fuera de su territorio.

-¿Que quieres decir?

-Hay rumores de caballeros que han visitado al Gran Maestro y no vuelven, o vuelven como personas totalmente diferentes -contó preocupada la Grulla- no se qué o quien esté controlando el recinto pero es cómo si la calidez de Athena se hubiera desvanecido del lugar.

-Pues yo creo que el Patriarca es un gran estratega -interrumpió molesta Geist- después de todo, es el único que ha confiado en nosotros como para poner esta misión en nuestras manos. Usualmente las mujeres somos hechas a un lado en las cosas importantes.

-Geist…

-Cómo sea -dijo Ibis- debemos dormir para partir al alba. Por cierto ¿Donde esta Pictor?

Todas se encogieron de hombros y decidieron apagar las velas para descansar.

Li apareció en la puerta principal de la Torre y vio trabajar al caballero de bronce.

-Lamento interrumpir -dijo al ver que se encontraba concentrado en su labor- quise asegurar el perímetro antes de dormir, he tenido un mal presentimiento desde que llegué aquí pero no logro identificar algún cosmos enemigo.

-Ya veo, es por eso que me atacaste de esa manera -respondió Escultor sin dejar de trabajar-.

-Si, lamento eso -dijo Li tocando el brazo del hombre y elevando su cosmos para cerrar la herida.

-Te lo agradezco -respondió Louis volviendo a su trabajo- hacía mucho que no hacía esto, olvidé lo mucho que me gusta.

-Debe haber sido interesante tener al Patriarca como maestro.

-Para mí no era solo el Patriarca. Quedé huérfano cuando tenía 7 años, vivía solo con mi madre en una pequeña villa llamada Esley, al este de Francia. Cuando ella murió la pasé bastante mal pero tuve la suerte de conocer al maestro Shion. Me acogió en el santuario para convertirme en un Santo de Athena. Yo siempre le guarde un gran cariño y me gustaba verlo trabajar reparando armaduras.

-Las cosas cambiaron mucho en el Santuario desde entonces...

-Si, me fui de ahí cuando su cosmos desapareció, viajé intentando buscar respuestas pero nunca las encontré. Ahora solo paso a saludar a Mu de vez en cuando, ya ni siquiera me siento como un caballero.

-Eso no suena bien -respondió Li mientras tomaba una capa que estaba colgada- Sin importar lo gris del panorama, un Santo de Athena no debería perder la fe.

-Pictor... -se quedó Louis sorprendido-.

Li se colocó la capucha y se quitó la máscara, dejándola sobre una mesa y saliendo de prisa del lugar, mientras dejaba al caballero de bronce pensativo.

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Apenas se asomaba el alba cuando Saori se acercó al observatorio que su abuelo había construido para ella

-Espero que Tatsumi no se de cuenta de que me levanté temprano -dijo para sí mientras abría la puerta de aquel lugar y se sentó a pensar-.

"Saori, Todos estos años he intentado preparate para las batallas que seguramente tendrás que enfrentar, es necesario que asumas tu identidad antes que el mal actúe en tu contra"

-Aun no se lo que quisiste decir con tus palabras abuelo -pensó Saori en voz alta mientras contemplaba el báculo Nike- me pregunto si cuando llegue la hora seré realmente capaz de luchar como tu me lo pediste.

-Una pequeña niña no debería preocuparse por esas cosas -dijo una voz femenina- pero supongo que esa es la responsabilidad que tiene que cargar la reencarnación de Athena.

Saori observó a aquella mujer peliroja que portaba una armadura e intentó correr al darse cuenta que se encontraba en peligro pero otra mujer apareció en el otro extremo del observatorio.

-No tiene caso huir -dijo la peliazul- Si nos acompaña, todo estará bien. La llevaremos ante su hermana, la diosa Perséfone.

-Yo no…

Nekane intentó sujetar a la niña pero una ola de cosmos la detuvo.

-¿Que es esto?

-Yo no tocaría a esa niña si fuera tú.

-Tu eres….

-Mayura de Pavo Real.


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