Labios silenciosos

.

2

Un castigo y una fiesta

.

Aunque el asunto de Barton House parecía estar resuelto, en apariencia, por los hermanos Wickham, la realidad era muy diferente pues el tío Wickham estaba dispuesto a no dejar ir la propiedad sin haber dado una intensa batalla al respecto. Los abogados correspondientes llegarían a Halford Park en los siguientes días donde se revisarían todos los documentos correspondientes respecto a la propiedad por la que se peleaban las dos familias.

Valentine no asimilaba el hecho de que, acabaran de llegar, y ya tuvieran un pleito familiar en puerta que amenazaba con quebrar su frágil tranquilidad pensando que, de haberse quedado en Chipre, no estarían pasando por esa situación que amenazaba con volverse caótica así que, deseoso por olvidarse del problema, fue que decidió pasar el tiempo con las dos únicas personas ajenas a ese pleito: sus primos.

Esa mañana Radamanthys estaba ausente ya que, durante sus vacaciones, no solía salir de la cama temprano sin importarle los reclamos de su madre, Lady Wickham, por su poca atención a los horarios de la casa así como a los compromisos familiares en general, no obstante para el tío Wickham aquello no era un problema grave pasando por alto todos los comportamientos de su primogénito.

—Mi hermano siempre ha sido así —decía Pandora sin darle importancia mientras ella y Valentine daban un paseo por los jardines de la propiedad—, mamá lo reprende todo el tiempo; cuando Radamanthys está en casa los veranos, lo único que quiere es descansar.

—¿Solo está en casa durante el verano? —preguntó el chico intrigado— La escuela a la que asiste está muy lejos de aquí, ¿es así?

—Si, la Academia Elysium está muy lejos de aquí por esa razón es preferible que sea un colegio internado, así mi hermano no tiene que ir y volver día a día —comentó la chica mientras Valentine la observaba.

Ya sabía que se trataba de un colegio internado, sus padres le confirmaron dicha información hacía un par de días. Sería la primera vez que asistiría a una institución de ese tipo ya que estaba acostumbrado a volver a casa todas las tardes ya que, a diferencia de otros chicos, Valentine tenía una buena relación con sus padres aprovechando los fines de semana o las tardes para convivir con ellos, salvo que sus amigos lo buscaran para salir y entretenerse en otras cosas.

—Dime algo Pandora —comenzó a decir pensativo—, ¿crees que podría escribirte mientras esté en el colegio? Se que podré escribirle a mis padres, pero quisiera tener a otra persona con quien charlar aunque sea por carta.

—¡Claro que sí Valentine! —respondió la joven animada— Mi hermano jamás me escribe así que estaré encantada de recibir tus cartas —ambos rieron alegremente mientras continuaban su paseo aquella linda mañana de verano— Por cierto, quiero mostrarte la casa donde vivirás con tus padres.

—¿Barton House, la propiedad maldita? —respondió irónico.

—Sí y te ruego que perdones a mis padres. Siempre han sido así —dijo ella en voz baja—, creí que dejarías de hablarme luego de que nuestros padres comenzaran a discutir por el tema de esa casa.

—Claro que no Pandora —indicó firme—, esos son problemas entre ellos y no nuestros. Llévame a Barton House quiero conocerla —Pandora lo tomó de la mano y ambos fueron por el camino entre el sendero boscoso alejándose de la residencia principal.

Halford Park estaba compuesto de dos pequeñas residencias ubicadas en los extremos de la propiedad: Barton House establecida al norte del territorio, con las mejores vistas a la costa y al mar así como un jardín privado y Merridew Cottage, ubicada al sur con vista a los suburbios, siendo su tamaño más pequeño ya que solía ser una casa para la servidumbre. Cuando Pandora y Valentine llegaron a la casa, se encontraron con una barda alta de ladrillo claro que rodeaba toda la propiedad teniendo una puerta trasera sin candado, la cual atravesaron sin mayor problema.

Detrás de esta se dejó ver el jardín trasero de la casa el cual se encontraba en un estado decente y cuidado. Los muebles de jardín estaban cubiertos por mantas gruesas y la fuente empotrada en la pared estaba seca. Los dos chicos cruzaron el lugar lentamente yendo a la puerta de la casa apreciando el interior desde los altos ventanales.

—Se ve acogedora —comentó Valentine tras recibir una buena primera impresión del sitio.

—Creo que la puerta está abierta —dijo Pandora aventurandose a abrir el cerrojo confirmando que estaba abierta indicando a su primo que entraran.

—¿No nos meteremos en problemas? —preguntó el chico algo preocupado.

—No, no estamos invadiendo propiedad privada, esta casa es de tu familia. ¡Vamos, no tengas miedo! —lo jalo del brazo llevándolo al interior de la casa.

Todo estaba silencioso. La puerta trasera daba al salón principal donde estarían colocados los sofás y el televisor. Se trataba de una estancia cuadrada y amplia cuya chimenea estaba colocada hasta el fondo. Las paredes tenían empapelado borgoña y acentos de madera, estaban completamente al descubierto pues ningún cuadro o pintura colgaba de ellas. Una de las puertas daba a la cocina mientras que en la otra se alcanzaba a ver la división entre la escalera y lo que parecía ser un pequeño despacho.

A Valentine le agradó aquel sitio que poco tenía que ver con la residencia de sus tíos. Aquella casita le parecía acogedora y casi perfecta. Según le comentó Pandora brevemente, se trataba de una residencia de "huéspedes" básicamente que, con el paso de los años, se volvió otra de las propiedades que los Wickham iban heredando a sus hijos y descendientes, siendo Mrs Tindall la heredera actual de la propiedad.

En el piso superior se encontraban tres habitaciones grandes y un baño completo al final del pasillo.

—Mira esto Valentine —Pandora lo llamó desde el interior de una de ellas señalando lo que se veía a través de la ventana— ¡Mira esa vista!

—¡Es impresionante!

Desde la ventana se podía ver la costa y el mar así como lo que parecía ser un faro en la lejanía. La vista desde ese punto de la casa les permitió apreciar las playas y el cómo las olas lamían las costas dejando una capa húmeda sobre la arena invitándoles a dirigirse hacía allá, sacarse los zapatos y correr por toda la costa durante horas y horas.

—Me gustaría visitar la playa antes de mudarme al colegio —comentó el chico soñador apoyándose contra el marco de la ventana abierta de par en par mientras su prima hacía lo propio— ¿Crees que podamos salir de casa e ir hasta allá tal vez mañana?

—Si, también me gustaría ir —dijo ella algo melancólica—, pero mamá no me deja salir sola. Dice que no es apropiado. Yo espero que le parezca bien el que vaya contigo.

—No tendría porque haber problemas en que vayamos los dos. Es más, podrías invitar a tu hermano y así iríamos los tres. ¿Qué opinas?

—Si, lo haré —respondió animada—. Normalmente mi hermano no es de los que gustan de dar un paseo por la playa, pero le insistiré hasta que acceda —finalizó convencida.

Los dos salieron de la casa regresando sobre sus pasos hasta Halford Park riendo y charlando amenamente sobre sus planes hasta llegar a la terraza de la residencia donde se sentaron por un momento. En ese momento Lady Wickham se dejó ver por la puerta cruzada de brazos observando duramente a su hija.

—Pandora, ven un momento por favor —solicitó autoritaria dejando a la jovencita sin saber qué sucedía.

—Si, madre —respondió asustada yendo detrás de ella.

Valentine permaneció sentado sin entender qué ocurría esperando a que ella saliera nuevamente como si nada hubiera ocurrido, quizás había olvidado atender algo antes de que ambos dieran ese paseo matutino o, tal vez, le harían algún encargo que debía cumplir más tarde o lo que fuera, pero no parecía ser así ya que, los minutos pasaban lentamente, y Pandora no volvía.

—¿La habrán reprendido por alguna razón? —se cuestionaba algo preocupado pensando si habían hecho algo malo— Quizás no debimos entrar en la casa, tal vez no estaba permitido.

Un momento más tarde, la puerta de la casa se abrió mientras Valentine esperaba a que su compañera de paseos saliera dando buenas noticias o informando algo irrelevante, no obstante quien salió del interior fue Radamanthys quien tomó asiento delante de Valentine despreocupadamente.

—¿Esperas a Pandora? —preguntó el rubio casual recibiendo una afirmación por respuesta— No creo que salga el resto del día, la reprendieron por salir de paseo contigo.

—¿Qué dices? —Valentine escuchó aquello sin entender— ¡Solo estábamos caminando y charlando, no hacíamos nada inapropiado!

—Eso es lo malo, precisamente. Mi madre le ha dicho varias veces que no debe pasear sola acompañada por un chico, no importa quien sea, porque no es apropiado y por eso la castigaron.

—Esto es tan… —el chico no sabía por dónde empezar a quejarse pues, el que su prima fuera reprendida y castigada solo por salir a pasear, le parecía de lo más fuera de lugar— No sé ni qué decir.

—Es tan ridículo y absurdo —completo su primo rubio dejándose caer perezosamente en el respaldo de la silla de la terraza—, tienes razón en eso. Pero, lamentablemente, la mentalidad de mi madre está atorada más de 150 años en el pasado. Para ella, no es apropiado ni adecuado que una "señorita" salga sola aunque sea dentro de su propia casa y blablabla —finalizó fastidiado imitando burlonamente el tono de voz de Lady Wickham.

—Pandora y yo somos primos, somos familia. Jamás haríamos nada indebido.

—Eso lo saben todos, sin embargo, nada ni nadie, hará que mi madre cambie de opinión. Déjalo ya, Pandora estará bien, solo fue castigada por una temporada.

—Vaya… y justo estábamos organizando una pequeña salida a pasear a la playa. Supongo que esto ha estropeado por completo nuestros planes —se dijo desanimado mirando al infinito.

—Hagamos algo entretenido tu y yo, ¿qué te parece?

Valentine observó a su primo quien parecía haber puesto un pie de la cama hacía apenas un par de horas. Sin embargo, vestía sumamente casual e informal como si fuese una mañana de domingo aunque, el chico de los cabellos rosados detectó algo en él que llamó su atención: Radamanthys parecía haber tomado un baño unos minutos atrás ya que destilaba un aroma fresco y varonil que no pasó desapercibido para su joven familiar quien lo observó discretamente por unos segundos, así mismo sus ropas parecían oler a suavizante de tela, a un aroma floral y agradable.

—¿Qué quieres hacer primo? —Valentine se mantuvo a la espera de la respuesta.

—¿Qué prefieres: el fútbol o el ajedrez?

—¿No hay opción a mirar el televisor por un rato? —preguntó el jovencito del cabello rosado esbozando una sonrisa culpable por no aceptar el ofrecimiento de esas dos actividades.

—Si, pero nuestros padres están adentro discutiendo sobre el tema de Barton House lo que ya me tiene harto. Y, aunque la casa es muy grande y podríamos buscar otra habitación donde estar, lo que menos quiero es estar ahí con todos ellos. Mejor hagamos algo afuera al aire libre.

—Me parece buena idea. Si no tienes inconvenientes, me gustaría jugar ajedrez por un rato, la verdad soy muy malo en los deportes.

—¿De verdad?

—Si —reconoció sonriente.

Radamanthys volvió al interior buscando la caja que contenía el tablero y las piezas de ajedrez para que ambos pudieran jugar por un rato. Al salir le notificó que Pandora estaba en su habitación muy molesta sin ánimos de convivir por ahora. Valentine sintió pena por ella debido a esa injusticia pensando en qué hacer para animarla un poco pues, a pesar de conocerla desde hacia solo un par de días, realmente le tenía mucho aprecio.

—Por cierto —comenzó a decir Radamanthys acomodando las piezas sobre el tablero colocado en la mesita de la terraza— ¿qué planes tienes para este fin de semana?

—¿Planes? —respondió Valentine sorprendido pensando un poco— Ninguno realmente, había preguntado a mis padres si habría algún problema si salgo a pasear al centro de la ciudad para conocer un poco, pero nada más que eso.

—Una vecina nos invitó a mi y a Pandora a su fiesta de cumpleaños, pero, dado que mi hermana no podrá asistir debido a su "castigo", me gustaría saber si quisieras ir conmigo.

—Ir en lugar de tu hermana… no sé, me parece poco solidario.

—Podemos preguntarle si ella tiene alguna objeción al respecto, ¿qué te parecería eso?

—Si ella no tiene problemas, entonces iré contigo a la fiesta. No sabía que tenías amistades entre los vecinos de la zona, te ves algo arisco y de pocos amigos.

—No es eso —Radamanthys lo observó con complicidad unos momentos esbozando una sonrisa pícara—, la chica me interesa. Nos conocemos desde hace un par de años más o menos, intercambiamos correspondencia a veces ya que en esta zona alejada de todo es difícil tener un teléfono móvil, nunca hay señal y los servicios son malísimos. Entonces, poder charlar con ella es algo complicado pero lo he podido hacer y pienso hacerla mi novia durante la fiesta. Por eso acepté la invitación.

—Oh ya veo —Valentine rio un poco ante la confidencia compartida—, imagino que llevaras flores y un obsequio.

—Si, exactamente.

A Valentine le agradaban aquellas confidencias ya que se sentía parte de algo y más sabiendo que su primo era reservado para algunas cosas aunque, esa confianza en ir por la chica que le gustaba, le agradaba mucho deseando ser tan arrojado y decidido como él. Pasaron varias horas jugando en silencio haciendo pausas para charlar un poco mientras un miembro del staff de la casa les llevaba algo para beber y comer mientras llegaba la hora de cenar.

Pandora salió de la casa un par de horas después, algo molesta, pero menos enfadada que hacía un rato. Radamanthys entro por un momento mientras que su hermana tomaba asiento al lado de Valentine lanzando un suspiro de cansancio.

—Lamento que te hayan reprendido —dijo él en voz baja—, tu hermano me dijo que tía Wickham se molesto porque salimos a pasear.

—En realidad siempre se molesta por todo lo que hago, no fue tu culpa —respondió ella con calma—, nunca me deja hacer nada. No puedo salir con alguna amiga salvo que la invite a casa, no me permite asistir a ningún evento o fiesta sino va mi hermano conmigo. Me invitaron a la fiesta este fin de semana, pero no podré ir.

—Lo sé. Tu hermano me ofreció acompañarlo, sin embargo no iré.

—¿Por qué no Valentine? Es una buena oportunidad, así conocerás a otros chicos que viven en la cercanía y tal vez podrías hacer algún amigo nuevo.

—No iré porque estás castigada injustamente, solo por eso. No sería justo que yo me divierta mientras que tú estarás en casa, así que me quedaré. De hecho, tu hermano debería hacer lo mismo y no asistir —indicó algo molesto.

—Por supuesto que no lo haría aunque pudiera —dijo la jovencita lanzando otro suspiro de cansancio—, a mi hermano siempre lo favorecen por si no lo has notado. Mi padre le tiene más preferencias que a mi. A él siempre lo dejan hacer lo que plazca y salir a donde quiere y con quien desee, él solo avisa a qué hora volverá y jamás pide permiso. Es tan injusto.

—¿De verdad?

—Si, irá a la fiesta porque le gusta la chica tonta que lo invitó. Jamás se lo perdería aunque sé que solo irá a hacer el ridículo, a ella no le interesa en lo absoluto.

—¿Cómo lo sabes?

—Vamos a la misma escuela, por supuesto que lo sé. Se dicen cosas horribles de ella por los pasillos y le he dicho a Radamanthys todo eso, pero él jamás escucha así que podré esperar que vuelva de ese evento totalmente humillado.

—Espero no sea tan grave.

Ambos rieron un poco acordando que Valentine iría a la fiesta también, la cual se llevaría a cabo en una gran casa ubicada al otro extremo de la ciudad, esperando contar, con la presencia de varios chicos de la ciudad de la edad de Radamanthys más o menos. Pandora había sido invitada solo porque era compañera de clase de la chica y le fue entregada una invitación solo por educación, cosa que ella aceptó ya que realmente deseaba poder ir a una fiesta aprovechando el interés de su compañera en su hermano mayor.

Pandora no añadió más, no obstante Valentine detectaba que estaba mucho más enfadada de lo que aparentaba.

.

El fin de semana llegó en cosa de dos días para alegría del jovencito de cabello rosado ya que la idea de asistir a un evento, con otros chicos más o menos de su edad, lo animaba. Valentine se preparó con tiempo ya que, tanto él como su primo saldrían de casa a eso del mediodía.

—Me alegra que te hayan invitado a una fiesta —decía su mamá, Mrs Tindall, observando que su hijo fuera presentable y bien vestido al evento—, aprovecha la oportunidad y conoce a chicos nuevos. Convivir con otras personas no te vendrá mal.

—Lo intentaré… —respondió sonriente tratando de animarse lo mejor que podía.

—Es un avance. Ahora ve y diviértete. Ya que, la siguiente semana, la dedicaremos a la mudanza a nuestro nuevo hogar.

Valentine solo afirmó con la cabeza mientras se encontraba con Radamanthys al pie de la escalera. Al descender, no pasó desapercibido lo bien que se veía su primo vestido con ropa formal además de que despedía un aroma a fragancia juvenil y fresca. Definitivamente, tenía mucho que aprender de alguien como él preguntándose la clase de persona que sería en el colegio, ¿qué tipo de compañero de clase era a puertas cerradas?

—Estoy listo —anunció mientras el rubio lo conducía por el pasillo hacía la puerta.

—¡Diviértanse! —la voz de Pandora llegó desde el primer piso siendo Valentine el único que le dedicara un saludo antes de salir de la casa puesto que la chica los despedía efusivamente desde arriba agitando su mano.

Los dos chicos subieron a un interesante vehículo que estaba al frente de Halford Park. Valentine lo observó por un momento ya que se trataba de un auto, a todas luces, nuevo o reciente. El interior revelaba que tenía poco uso sorprendiendole la clase de beneficios a los que su primo tenía acceso.

—¿Es tuyo? —preguntó tímidamente mientras que Radamanthys solo sonreía con discreción preparándose para arrancar.

—No, es de mi padre. Aunque, quizás me lo ceda luego de terminar mis estudios, quién sabe —respondió confiado poniéndose en marcha.

—Ya quisiera yo que mis padres tuvieran automóvil siquiera —pensó irónico observando al conductor por el rabillo del ojo.

De verdad que se le veía muy bien en esa pinta: ropa formal color claro, una camisa azul cobalto y sin corbata. Su primo solía vestir casual por lo poco que había observado estos días así que el verlo tan bien ataviado le hacía admirarlo, le hacía aspirar a ser como él además de que era de los pocos chicos que conocía que gustaban de usar lociones o fragancias. La chica o la razón por la cual asistían a la fiesta debía significar mucho para él o eso parecía.

Salieron de la residencia encontrándose con tráfico ligero en su camino, la casa estaba hasta el otro lado de la ciudad cercana a una zona boscosa así que, para llegar, debían por fuerza, atravesar toda la población. Valentine iba en el asiento del copiloto tomando nota mental de todos los sitios interesantes que aparecían por el camino, deseando poder conocer uno o dos de esos lugares en los siguientes días. Notando además, lo bien que el conductor iba por las transitadas calles, ya que su primo parecía ser un conductor responsable y hábil por lo visto, dejándolo gratamente sorprendido.

Valentine aún no había tomado lecciones de manejo avergonzandose un poco en no poder apoyarlo con el vehículo tomando el lugar del navegante.

—Gracias por avisarme cuando el semáforo cambiaba de color —le dijo el rubio honestamente—, a veces voy distraído y no presto mucha atencion —reconocio con culpa.

—No es nada. ¿Aún estará lejos el lugar al que vamos?

—No, ya casi llegamos —anunció luego de casi veinticinco minutos de viaje.

La casa de la festejada se trataba de un complejo amplio y alargado ubicado en una zona alejada de las playas, pero cercano a una zona boscosa. Según Radamanthys, la mansión de esa familia se llamaba Suffield Manor y eran los más ricos de esa zona del poblado. Valentine observó boquiabierto la imponente residencia apenas cruzaron el portón y los vastos jardines llenos de flores y árboles altos. Algo le decía que el interés de su primo por la festejada era eso, mero interés, ya que no dudaba que una futura unión con la heredera de semejante propiedad fuera conveniente.

Radamanthys le mostró que en el asiento trasero del auto había algo que Valentine no noto cuando subió al vehículo: un ramo de rosas, no había reparado en el obsequio hasta que su primo lo sacó del auto luciéndolo delante de él. Se trataba de un ramo hecho con las rosas más rojas que había visto hasta ahora quedando sorprendido por lo bonito de este.

—Espero que le agrade este presente —comentó Valentine honesto—, creo que te luciste. El ramo se ve increíble.

—Gracias —respondió el rubio mientras ambos iban directo a la puerta principal escuchando el ambiente que parecía salir del interior: música alegre y risas escandalosas.

Justo eso fue lo que encontraron al atravesar la puerta para dirigirse al salón trasero donde estaban todos los chicos riendo, charlando, bailando y gozando del buen ambiente. Valentine observaba todo a su alrededor perdiéndose entre la multitud de jovencitos aquí y allá mientras que su primo iba con pasos rápidos en búsqueda de su objetivo, de la razón que lo hizo cruzar la ciudad y comprar flores sin que nadie se enterara.

La festejada, llamada Julie o algo así entendió Valentine, los saludo con poca efusividad recibiendo las flores con el mismo entusiasmo que si le hubieran regalado un par de calcetines. Iba vestida casual y normal para una chica de su edad. No era fea pero tampoco llamativa según apreció el chico de los cabellos rosados quien, luego de saludar, buscó algún sitio para sentarse por un rato y observar la fiesta buscando si había alguien interesante con quien charlar, ya que Radamanthys hizo el favor de dejarlo en el salón yendo detrás de la chica para no saber de él por el resto de su estadía.

—Genial… —se dijo Valentine irónico— vinimos hasta acá para que se fuera y me dejara solo —en ese momento extrañó a Pandora ya que, de haberlos acompañado, por lo menos estaría con ella.

No quedó más que lanzar un largo suspiro de fastidio buscando en qué entretenerse durante el resto del tiempo que estuvieran ahí.

Se aproximó a una mesa larga llena de bocadillos analizando un poco el entorno mientras servía algo en un platito de cartoncillo. Suffield Manor era más pequeña que la casa de sus tíos, no obstante su interior se veía más alegre con sus paredes blancas, muebles modernos color oscuro con acentos de acero claro. Los cuadros que colgaban en las paredes eran modernos y minimalistas así como las arañas en el techo.

Según pudo apreciar conforme recorría la casa, había adolescentes, prácticamente, en cada salón y habitación disponible pensando que su primo había desaparecido en medio de esa multitud ya que no se le veía por ningún sitio. Inutil sería llamarlo ya que la música sonaba por todas partes haciendo imposible escuchar la voz de nadie.

En la parte trasera se veía una amplia y larga piscina repleta de más chicos no estando seguro de la magnitud de la multitud que se congregaba en esa casa. Lo mejor de todo era la ausencia de adultos a su alrededor, se trataba del paraíso de los adolescentes por todo un largo día, se dijo pensando que de haber conocido a los invitados, seguramente lo habría pasado muy bien.

Valentine se volvió al interior surfeando las olas de personas aquí y allá, tratando de regresar al salón donde estaba la larga mesa con bocadillos encontrándose nuevamente en el mismo lugar notando que un grupito de chicos que, claramente, no parecían ser parte de la gran mayoría estaban reunidos frente a la mesa deliberando qué elegir para llevarse a la boca.

—¿Eres nuevo en la ciudad? —preguntó una chica más bajita que Valentine aproximándose a él apenas este consiguió llegar a la mesa— No te había visto por aquí. ¿Asistes a la escuela local?

Valentine quedó sorprendido por el hecho de que una desconocida se aproximaba a charlar con él mientras que los amigos de esta lo observaban interesados.

—Ahm… no, acabo de llegar del extranjero. Mi primo fue invitado a esta fiesta y me trajo con él —respondió con naturalidad mientras el grupito buscaba una esquina donde estar para charlar un poco sintiéndose afortunado por no tener que pasarlo a solas.

—¿De dónde vienes? —preguntó un chico de grandes gafas redondas.

—De Chipre.

El grupo lo observó con curiosidad esperando que Valentine narrara un poco más de su tierra natal, haciendo preguntas varias que lo ayudaron a sentirse más a gusto en medio del mar de personas. Así fue que supo que el grupito de chicos estudiaba en el bachillerato local de la ciudad, prácticamente, todos los de la fiesta se conocían ya que habían coincidido en uno de los tantos colegios que había en la localidad.

La festejada, así como otras chicas de la fiesta, asistían a una Academia para mujeres muy exclusiva ubicada más al sur. De hecho, Valentine les reveló que su prima asistía a ese mismo colegio y había sido invitada a la fiesta no pudiendo asistir de último minuto. En medio de las risas y la charla animada con ese grupito tan particular, el tiempo pasó rápidamente ya que, más tarde, Radamanthys hizo acto de aparición observando un tanto extrañado a los chicos con los que Valentine hablaba tan amenamente.

—Debemos irnos —le susurró apenas si dirigiendo una que otra mirada a su alrededor sujetando a Valentine del brazo.

—De acuerdo… Bien, me agradó conocerlos —dijo Valentine rápidamente antes de que su primo lo jalara a tropezones por en medio de las personas hasta lograr salir de la casa preguntándose a qué se debía tanta prisa— ¿Sucedió algo grave?

—No —respondió Radamanthys solicitando a un valet parking su vehículo—, pero no hay nada más que hacer en este lugar, así que nos vamos.

—Ahm no entiendo, creí que nos quedaríamos hasta que la fiesta terminara.

Radamanthys no respondió, pero a juzgar por la expresión de su rostro, Valentine supo que las rosas de obsequio no produjeron el resultado deseado optando por no decir nada más. Al rubio lo habían rechazado al parecer no deseando permanecer más tiempo ahí. Apenas les entregaron el vehículo salieron de Suffield Manor sin dilaciones. El jovencito del cabello rosado no sabía qué decir o cómo hacer plática para aminorar la tensión en el ambiente.

—Aún es temprano, ¿no quisieras ir a otro sitio a pasar la tarde? —pregunto casual sin recibir una respuesta inmediata.

Ambos guardaron silencio por un rato mientras Radamanthys detenía el auto por un momento a un lado del camino tras conducirlo por varios metros sobre el camino.

—Me rechazó, sabes —comenzó a decir manteniendo la mirada fija al frente— Las rosas no le gustaron y… ni siquiera lo quiso considerar.

—Lo siento primo —respondió Valentine lo más empático que pudo—, sabes esas flores estaban muy bonitas, es una pena que ella no las quisiera. Se lo pierde sabes.

—¿Se lo pierde? —preguntó Radamanthys sin entender dibujando una media sonrisa.

—Si, ella se pierde de tu compañía y tus obsequios —respondió el chico sin más encogiéndose de hombros. No había necesidad de llorar por una persona que no apreciaba un ramo de rosas.

—Lo dices con tanta facilidad, Valentine. Se nota que te han rechazado muchas veces y ya tienes experiencia —añadió el rubio sonriendo.

—Eh, no. No lo decía por esa razón —replicó Valentine turbado—, pero si eso ayuda a que te sientas mejor.

—No me siento tan mal, pero deseaba que las cosas fueran diferentes —tras lanzar un largo suspiro fue que puso el auto en marcha—. En fin… por cierto, note que uno o más lugares de la avenida principal llamaron tu atención. ¿Nos pasamos por ahí un rato?

—Me parece muy bien, no nos esperan hasta más tarde así que vamos a divertirnos un rato.

Ambos rieron un poco mientras iban por el camino. A pesar de que la fiesta resultó ser una pérdida de tiempo, encontraron como pasarlo bien el resto de la tarde olvidándose de las formalidades. Para Valentine aquel día, al lado de su primo Radamanthys, había sido el mejor del verano.

.

Continuará…