Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece (escepto de momento uno... =P) son total y exclusivamente de J.K Rowling. No gano NADA por acerlo asi q no molesten por nimiedades!

Aviso: A partir de cierto punto comenzaran escenas Slash entre chico/chico, asi q si no te gusta... ya saben lo q tienen q hacer!

Parejas: Trío compuesto por (¿? x Harry x ¿?) Si quieren saber quienes con... lean y juzguen!

Después d toda la mandanga, debo decirles q es mi primer fic de Harry Potter asi q no sean malos y vayan dejando reviews para q me pueda instruir en el arte del fanfiction, oki??? Muaaaaaaaaaaaaaks!!! Y gaxas por leer!!!!!!!!!!

Unas Navidades Movidas

Cap. 1

By AnnaLylian

Era uno de esos días en los que Harry se sentía más vulnerable. El echo de que su profesor de pociones le quitara puntos sin motivo alguno, los Slytherins se metieran con él a cada momento en que se los encontraba, y si añadíamos que Ron y Hermione hubieran discutido por enésima vez, hacía que al estar triste, recordara con más fervor a su padrino Sirius.

Se levantó de la cama. Estaba casado de pensar en el duro día que había ocasionado un cansancio tanto físico como psíquico. Cogió la varita de debajo de la almohada y la capa invisible que Dumbledore le había enviado las primeras Navidades en el colegio Hogwarts, sonriendo al recordar la foto que tenía a buen recaudo de su madre y su padre. Se puso la capa encima y salió de la habitación y de la sala común de Gryffindor, sin que la sra Gorda dijera nada ya que estaba demasiado dormida para alarmarse, y se dirigió a la torre de Astronomía.

Siempre que estaba preocupado por algo, iba allí. Aquella sala hacía remedios y curaba todos los males.

Cuando estuvo dentro de la gran sala donde se podían ver las estrellas y los astros que habían en el cielo aquella noche fría de invierno, se sentó recostado en uno de los pilares, y empezó a observarlos.

Se despertó al notar como la luz entraba por el gran ventanal, y se sorprendió al ver el hermoso espectáculo. Era un amanecer precioso. Nunca había visto ninguno como aquel. Sin duda aquella sala hacía milagros.

Unos pasos hicieron alertarle de que alguien se acercaba. Se puso la capa nuevamente encima y se levantó para ponerse detrás de la columna donde se encontraba a ver quien era el que se había levantado tan temprano.

La puerta se habrió dejando paso a un hombre. No hubiera pensado nunca que aquella persona pudiera reflectar una mirada perpleja y contenta sin ningún tipo de rencor al ver el amanecer que segundos antes había estado presenciando él mismo.

Mientras aquel hombre estaba fijo con los ojos negros como la noche en el paisaje que tenía delate suyo, Harry pudo apreciar su cuerpo.

Aquel hombre siempre vestido de negro, no perdiendo la costumbre, aquella mañana lucía del mismo color, pero a diferencia de que siempre eran prendas muy olgadas, vestía una camiseta sin mangas bien ajustada al cuerpo, enseñando los brazos musculosos, aunque la parte de la marca que el señor oscuro había implantado en él al ser uno de sus mortífagos estaba tapada con un trozo de tela negra como si fuera una muñequera. A Harry una rabia absoluta fue lo único que pudo obtener al ver el sello de su peor enemigo.

Dejando de lado aquello, se fijo en el pecho que amoldaba perfectamente la prenda de vestir, dejándolo atónito al ver que el hombre se conservaba estupendamente. Removiéndose los pelos un poco, dejó que su mirada bagara por el resto del cuerpo, el cual estaba cubierto por unos pantalones de cuero que marcaban muy bien todos los rincones escondidos que no mostraba nunca. Unas botas también de cuero adornadas con dos hebillas eran el punto final de su muda.

Nunca hubiera pensado que aquel ser sin escrúpulos, lleno de odio y sin misericordia pudiera tener aquel cuerpo perfecto. Se sonrojó imaginando como sería tocarlo cuando empezó a recordar que aquel hombre era quien más odiaba después de Voldemort y sus mentecatos lame-botas.

Sin más preámbulos, empezó a caminar hacia la salida muy despacio y sin mirar por donde pisaba, cuando, por mala suerte, topó con la única mesa que había en la entrada dejando caer una estatuilla de marfil, que al romperse, uno de los trozos fue a para en su pierna, ocasionando un pequeño pero profundo corte.

El de ojos negros se giró. Sabía que aquello no había sido producto del viento porque no corría ni pizca de aire aquella mañana, así que sólo pudo observar con detenimiento con varita en mano, para ver quien era el que osaba levantarse tan temprano y recorrer los pasillos de la escuela.

Harry sin pensárselo dos veces, caminó hacia atrás, llendo despacio y con un dolor agudo en la pierna, y cuando vio que ya estaba fuera del alcance de aquellos ojos que nuevamente volvían a la fase de rencor, odio y furia, comenzó a correr hacia la sala común de Griffindor, subir como un rayo por las escaleras que lo conducían hacia su dormitorio, y saltando a la cama, metiéndose dentro como un rayo, como si su profesor lo hubiera seguido hasta su habitación y pudiera observar alguna anomalía en los alumnos dormidos que se encontraban allí.

- Harry... Harry... vamos despierta, es hora de desayunar...- la voz de Ron se hizo presente en aquel mismo instante en que dejando de lado el sueño, se levantaba para sentarse en la cama con los pies fuera de ella, y fregándose los ojos aún cerrados.

Miró a sus compañeros. Todos ellos descansados y divirtiéndose como niños mientras hablaban de quidditch, bromas y chucherías, todos vestidos para salir de la habitación.

- ¿Te espero o me voy?- preguntó su mejor amigo desde su cama acabando de ponerse los zapatos y mirándole.

- No, ve tirando, no se si voy a ir igualmente- le dijo con voz cansada y cogiendo el uniforme para empezar a vestirse.

- Como quieras, te espero en el comedor, si no nos vemos en pociones- dijo marchándose levantando la mano en señal de despedida.

"Pociones". Aquella palabra se repertía una y otra vez, para recordar la imagen que se había grabado aquella misma mañana cuando vio como aquel hombre emitía tanta virilidad, cosa que nunca hubiese imaginado.

Sacudió la cabeza para dejar de pensar de aquella manera sobre su profesor de pociones, y acabándose de vestir, bajó a desayunar al menos alguna tostada, ya que hacía más de dos días que no comía demasiado bien, y las fuerzas empezaban a amainar.

Cuando entró en la sala, casi todo el mundo ya estaba sentado, y los que faltaban, estaban saliendo por haber terminado.

Sin mirar la mesa de los profesores, Harry se sentó en el hueco que le hacían Seamus y Ron, mientras que delante tenía a Hermione, Dean y Neville. Estaban enfrascados en un tema de suma importancia como le dijeron al unísono sus dos mejores amigos, cuando se miraron y giradon la cabeza hacia el otro lado. Harry pensó que todavía no habían hecho las paces, pero el hecho es que no iba a meterse aquella vez. Siempre intentando ayudar y era él el que se llevaba las broncas por parte de los dos cuando un día sin más comenzaban a reírse en señal de paz.

Miró la comida que tenía delante. En aquellos mometos, unas ganas increíbles de vomitar, hicieron que le levantara armando mucho jaleo, ya que las arcadas lo hicieron caer en más de una ocasión, y poder llegar a los baños que había justo al lado para dejar que lo que había en su estómago saliese sin poderlo retener.

Una mano le sujetó la frente mientras otra se puso en su espalda. No eran las manos de Ron ya que eran demasiado grandes.

Cuando acabaron las convulsiones y no quedaba nada por echar, intentó respirar hondo. La sensación de ahogo lo hacía más difícil.

La persona que se encontraba a su lado, lo ayudó para ponerlo en el lavabo y y que así pudiera lavarse la cara.

- ¿Se encuentra mejor Potter?- pronunció por primera vez aquella persona.

Con la cara mojada y aún respirando forzósamente se encontraba su profesor de pociones: Severus Snape.

Quedándose perplejo ante la "amabilidad" de aquel ser odioso, se lavó de nuevo la cara, hizo unas pequeñas gárgaras, y cogiendo la toalla que le ofrecía su maestro, se secó y se giró quedando cara a cara.

- ¿Quiere que lo acompañe a la enfermería o puede ir usted solo?- dijo con un deje de... ¿preocupación?

- No, estoy bien gracias. Iré a coger la cartera para empezar el día- dijo intentando evitar la mirada de aquellos ojos negros que lo penetraban.

- Perfecto, así podré divertirme hoy de nuevo- aquellas palabras dichas con maldad, hicieron ver a Harry que ese sí que era Snape y no el de antes.

Una sonrisa fue lo último que vio Snape cuando el muchacho se fue de allí, lento y cansado pero sonriendo a la vez.

Era la primera vez en muchísimo tiempo que lo veía sonreír. Un sentimiento de felicidad lo albergó, notando como las ganas de protegerlo y abrazarlo surgían como aquella vez que, por vez primera vio al chico llorar. Ese momento fue el año anterior, que después de la muerte de Black, lo único que hacía era sentarse mientras lágrimas y lágrimas recorrían su bello rostro. Por supuesto, el chico se escondía para que no lo vieran, pero siempre acababa por encontrarlo, y cuando notaba que alguien lo observaba, se levantaba para irse a otro lugar donde poder sentrase y hacer lo mismo, recordar.

- ¡Harry!- Hermione corría para llegar hasta donde se encontraba él, con Ron a su lado-. ¿Estás bien?- preguntó preocupada.

- Fuimos tras de ti, pero el profesor Snape nos dijo que él se ocuparía y que volviéramos al comedor.

Harry vio como sus dos mejores amigos se sonreían cuando les dijo que estaba bien, volviendo a entablar una conversación.

- Por lo que veo, por fin os habéis reconciliado, ¿no?- dijo con malicia.

- El echo de que tú estés por medio, nos afecta a ambos, por eso siempre acabamos como si nada- dijo Hermione con sarcasmo.

- Si, no se como lo haces, pero como siempre estás metido en todos los embrollos y siempre te pasa a ti todo, tenemos que aliarnos de nuev... ¡Auch!- un codazo en el estómago.

- ¡Ron! Eres un bruto...- dijo la prefecta con simpatía.

Los tres acabaron riendo, cuando la puerta de la mazmorra se abría, dejando ver a un Snape muy enfadado.

- Entren.

Todos pasaron y se sentaron en sus puestos, cuando el profesor hubo empezado la clase.

- Bien, hoy prepararemos una poción con la que deberán de tener unos estómagos de hierro para prepararla- con su habitual manera de hablar con desprecio y su arrogancia, hizo un movimiento de varita para que los ingredientes quedaran en la pizarra, mientras los alumnos sacaban el material y los apuntes para poder comenzar.

- Tripas de tritón, cerebro de cordero, corazón de rata... puaj que asco! No creo que pueda aguantarlo- dijo Ron con asco mientras apuntaba la lista de ingredientes.

- Es una poción extremadamente útil por si alguna ocasión te muerde vete tu a saber qué y puedes morir- siempre las sabias palabras de la muchacha acallaban al pelirrojo que no insistió más y acabó de apuntar para empezar a prepararla.

- Eh, Potter! ¿Quieres que te traiga el cubo de la basura o potarás en tu caldero?- dijo Malfoy imitando como si vomitara echando las tripas de tritón en su propio caldero para que todos los de Slytherin hicieran lo mismo y después acabar en carcajadas.

Ron iba a decirle algo cuando Harry con un gesto negativo con la cabeza lo hizo detener.

Snape vio aquella escena con cierta gracia, cuando la reacción del chico de pelo azabache hizo que lo sorprendiera.

Desde que habían empezado el curso, en sus clases el muchacho, con el que siempre se metían con él y éste devolvía los insultos, no había hecho nada hasta entonces. Incluso cuando él mismo lo instaba a decirle algo, se callaba como si no hubiera eschuchado nada y sin mirarlo, volvía a su trabajo.

- ¡Sr Potter! Acérquese- ordenó.

El muchacho se levantó sin objetar nada y con una cierta cogera en la pierna izquierda se fue acercando hacia su mesa.

El profesor vio aquello con malos ojos, recordando lo que aquella mañana había sucedido cuando vio unas gotas de sangre en el suelo. Aquello hizo que lo que quería decirle a su alumno desapareciese de su mente.

- Siéntese- volvió a ordenar, mientras el chico se sentaba en la silla que Snape había hecho colocar con un toque de varita justo a su lado.

Viendo como se sentaba con cierto toque de nerviosismo y mucho, mucho cansancio, empezó a observarlo.

- ¿Ocurre algo profesor?- dijo perturbado.

- No, nada, solo quería saber que tal se encuentra- le susurró en el oído, haciendo que el chico se sobresaltara con la cercanía.

- Bi... bien señor- titubeó.

- ¿Qué le ha pasado en la pierna?- añadió todavía muy pegado a él.

- Me he caído y me he hecho daño señor- respondió intentando no aparentar incomodidad, aunque un rubor en sus mejillas hicieron delatarle al maestro que algo escondía.

- ¿Sabe que hoy he visto signos de alguien merodeando por el colegio, concretando mejor, en la sala de Astronomía?- preguntó acusadoramente.

- No señor- suspiró cerrando los ojos e intentó calmarse para volverlos a abrir y ver como los Slytherins cogian los ingredientes que les correspondían de echar y repitiendo el suceso anterior.

El muchacho se estaba poliendo pálido y aquello hizo que Snape pensara que había sido él con su estúpida capa invisible.

- Venga sr. Potter, confiese que ha sido usted y el castigo será menos duro que si lo descubro por mi cuenta.

- No... no se de qué me habla señor- dijo con un estremecimiento mientras gotas de un sudor frío empezaban a recorrerle la frente.

- No me mienta- le susurró de nuevo en el oído-. Sepa que he cogido un trozo de la figura con la que usted se ha hecho daño, y solo debo comparar la sangre con la suya...- dijo maliciosamente y con una sonrisa igual de malébola, que surcó en el rostro del profesor, haciendo que más de uno al alzar la cabeza lo hiciera estremecer compadeciendo al que estaba atacando en ese mismo instante.

En cambio, el chico no hacía más que revolverse en la silla para mirar y dejar de mirar como una y otra vez los elementos de aquella asquerosa poción echaban unos y otros. Empezaba a marearse, a sentir como volvían aquellas ganas de vomitar y el estar al lado de su profesor no lo ayudaban en nada.

- ¿No me ha oído Potter? ¿Quiere que lo investigue por mi cuenta o me lo va a decir usted?- volvió a insistir Snape.

Harry intentó levantarse pero una mano en el hombro lo volvió a sentar, haciendo que la sacudida lo empeorara más.

- Por... por favor señor, no me encuentro bien...- dijo poniéndose una mano en la boca mientras la respiración se le aceleraba.

- Venga señor Potter, no me venga con evasibas, esta vez lo he pillado- dijo acercándose a un más hasta que sus labios rozaron la oreja-. Esta vez me encargaré personalmente de hacerle ver que usted no es nadie para desobedecer las normas del colegio.

Harry no pudiendo más, intentó levantarse pero la mano que lo sujetaba del hombro no le dejó, y el hecho de que devil por no comer y estar al borde de un ataque, hicieron que pudiendo observar que al lado de su silla hubiera un cubo, se girara con brusquedad, para volver a vomitar lo que sugería que pudiera quedar en el estómago.

Snape al verlo en aquel estado, supo que aquellas reacciones no eran por sentirse incómodo por lo sucedido esta mañana, sino porque realmente se sentía mal.

Apoyó una mano en la espalda del chico, y miró al resto de la clase. Los de Gryffindor se habían levantado al verlo, completamente preocupados, mientras los de Slytherin se rieron a carcajadas.

- SILENCIO- gritó el hombre hasta que solo se oían las arcadas de Harry-. Sr. Weasley vaya a informar a la sra. Promfey que el sr. Potter estará allí en unos minutos- paró mientras el chico afirmaba con la cabeza y salía de allí corriendo-. Sra. Granger, cuando vea que se encuentre mejor el sr. Potter, avíseme- le dijo a la muchacha para que se acercara donde estaba el chico, que en esos momentos volvía a echar en el cubo, lo que posiblemente fueran los jugos gástricos, como las demás veces que echaba.

Se levantó de su asiento y miró a los alumnos restantes.

- Como les hace tanta gracia que uno de sus compañeros se encuentre mal, se quedaran TODOS una hora más después de que terminen las clases por hoy para poder acabar la poción.

- Pero señor- dijo uno de los chicos de Gryffindor- algunos no nos hemos reído y está diciendo que nos quedaremos todos.

- Señor Baster, ¿es que está sordo o quiere que una hora no sea la adequada para usted y terminen siendo dos?- dijo entrecerrando los ojos.

- No señor...

- Bien, hoy cuando terminen las clases los quiero ver aquí de inmediato. Si no he llegado yo, entran y van haciendo, pero como venga y esté aunque sea una cosa como no debería estar, se acordaran- diciendo las dos últimas palabras elevando la voz en seña de amenaza, hizo que recogieran las cosas y se fueran de allí.

- Harry, ¿te encuentras mejor?- preguntó Hermione al ver que ya no vomitaba aunque tocándole la frente exclamó- ¡Dios mío, estás ardiendo!

Esta última frase, fue escuchada por el profesor y los pocos alumnos que todavía quedaban: Neville, Dean y Malfoy. En esos momentos entró Ron para ver como se encontraba su amigo.

- Déjeme ver- apartó a la muchacha de Harry, y tomándole la temperatura, vio que estaría a unos 40 de fiebre, lo cogiéndo en brazos y llevándoselo de allí, dejó a los alumnos con asombro.

- ¿Desde cuando el profesor Snape tiene tanta fuerza?- preguntó Neville.

- ¿Desde cuando un esmirriado como tú ha aprendido a hablar?- preguntó con burla Malfoy.

- ¡Piérdete!- le contesó Ron.

- Pelirrojo mentecato con patas, call...

- Ahora no, ¿de acuerdo? Tenemos que saber como está Harry- se dirigió a su amigo, poniendo paz a aquella descusión, aunque...

- ¿Y desde cuando una sangre sucia se atreve a meter en una discusión donde yo estoy por en medio y encima se atreve a no dejarme terminar de hablar?- dijo enfadado el Slytherin.

- Enfádate tú solo Malfoy, no me voy a quedar para verlo- dijo la chica saliendo de la mazmorra seguida por Ron y compañía.

- Tiene una fuerte anemia y por lo que he llegado a ver y a averiguar por sus amigos, no come ni duerme bien, y por lo que pasó el año pasado, diría que también tiene una fuerte depresión- dijo la medi-maga al director.

- ¿Cómo podemos hacer para que se recupere?- preguntó preocupado mientras observaba como el chico dormía en la cama gracias al fuerte sedante que la sra. Promfey le había subministrado.

- Creo que debería estar más ocupado, para distraerlo de lo que le rodea y intentar que pueda volver y a hacer su vida normal- paró para coger aire-. Creo que la semana que viene que ya es Navidad, debería de encomendarle algo para que no se esté sin hacer nada.

- Bien. ¿Cuándo podrá volver a las clases?- preguntó de nuevo Dumbledore.

- Pues yo diría que en dos o tres días, tendré que tenerlo observado durante un tiempo para hacerle comer Albus. La verdad es que el chico me preocupa...- dijo mirándolo con ternura y preocupación.

- Tendremos que estar al tanto de lo que pueda suceder...

En aquel momento, el profesor de pociones entró en la enfermería, con aire preocupado, dirigiéndose donde se encontraban.

- ¿Cómo está?- preguntó nada más llegar y verlo durmiendo.

- La verdad Severus, es que está realmente mal...- dijo volviendo la cara hacia el chico.

Estaban en el despacho de Dumbledore. Mientras iban andando hacia allí, el director le explicó todo lo que Poppy le había contado.

- Creo Severus que deberías encargarte de él- dijo seriamente mientras se alisaba la barba blanca.

- ¿¿¿YO???- gritó el profesor.

- Eres al único que, por así decirlo, respeta al que más y no se negará a lo que le pidas.

- ¿Pero es que se ha vuelto loco?- dijo levantándose de la silla y apollando las manos en la mesa con un golpe, el cual Fawkes hizo que se asustara y se lo reprochara con un sonido muy particular.

- Vamos, vamos, tranquilízate...- hizo un movimiento con una mano para que se sentara de nuevo.

- Albus, el odio mútuo que sentimos hará que nos matemos el uno al otro- dijo sentándose.

- No seas tan exagerado- sonrió- Harry es tozudo y terco, pero no es mal chico Severus, además, ¿no querías estas vacaciones ir a la mansión para cuidar de Triox?

- ¿QUÉÉÉ? ¿Tendré que llevármelo?- gritó exasperado-. No serán unas vacaciones, será un tormento- dejó escapar mientras se recostaba en el cómodo sillón.

El director no perdiendo la sonrisa, supo que no iba a negarse, por lo que continuó con la conversación.

- Llamaré a los miembros de la orden para que estén cerca por si acaso. Alrededor de unos dos kilométros de los terrenos levantaré un conjuro de protección y intentaré que los del ministerio no se enteren, ya hay demasiados errores en él como para no darnos cuenta de que no podemos confiar en nadie de allí excepto de los nuestros.

- ¿Y que hay sobre el otro chico? Le prometí que lo llevaría conmigo- dijo con gesto cansado.

- Llevártelo, será más entretenido, ¿no crees?- miró divertido a Snape.

- Seguro...- rió amargamente.

- ¿Cómo que te vas de vacaciones con Snape, HOY?- gritó Ron al saber la noticia.

- Lo que oyes- dijo haciendo el baúl para llevarse-, son órdenes explícitas de Dumbledore, y no puedo desobedecerle- dijo con cansancio mientras cerraba con llave lo que se iba a llevar, y salía de la habitación seguido de Ron y Hermione que no había pronunciado nada.

- Creo Harry que te irán bien unas Navidades fuera de aquí, y cuanto antes te vayas, antes volverás, ¿no?- habló por primera vez la chica.

- Estamos hablando de unas vacaciones con Snape, ¿es que no te das cuenta Hermione?- le gritó el pelirojo mientras se sentaba en el sofá de la sala común de Gryffindor y los dos compañeros hacían lo mismo.

- Lo sé Ron, pero si el director Dumbledore lo a decidido así, será porque confía que la recuperación de Harry sea más rápida donde va a estar- paró unos segundos para preguntarle al chico de ojos verdes-. Por cierto, ¿sabes a dónde te van a llevar Harry?

- No, aunque creo que no hubiera podido decírtelo, es de alto secreto porque se trata de donde vive Snape. Vaya, ¿me pregunto dónde vivirá?

- En una pocilga- soltó Ron haciendo sonreír a los tres, imaginándose la situación.

En ese mismo instante, el nombrado entró por el retrato de la sra. Gorda acompañado de la profesora McGonagall, con paso decisivo.

- ¿Está listo Potter?- preguntó sin importarle mucho.

- Si señor.

- Bien, tenemos que irnos ya, le espero dentro de cinco minutos en la puerta del colegio, cinco minutos- volvió a repetir mientras se despedía con la cabeza de la animaga, y salía de nuevo.

El chico se despidió de sus amigos, y haciendo caso de la profesora que le insistía para que se marchara ya, salió de allí dejándolos en la sala.

Cuando estuvo en la entrada, vió al director Dumbledore hablar con su profesor de pociones, mientras otro muchacho el cual no podía verle la cara, se encontraba a su lado.

- Bien, ya estamos todos!- exclamó el director, para continuar-. Como le he dicho a tu compañero, las lechuzas están totalmente prohibidas. La magia no se utilizará a menos que sea totalmente necesario, y obedecer al profesor Snape siempre. ¿Algo que objetar?- ante la negación del muchacho, dijo en señal de despedida mientras dejaba verse a los dos chicos por primera vez-. Perfecto, Harry, Draco, espero que os lo paseis muy bien.

Los chicos abrieron los ojos como platos al saber quienes eran. Iban a objetar algo cuando Snape los miró con rerpoche. Al sentir el enfado que iba a apoderarse del profesor, no dijeron nada.

Dumbledore, en cambio, veía la escena totalemte divertido pensando que se lo iban a pasar en grande los tres juntos.

Continuará...

Notas:

Mi primer capi... diré q tengo más capis escritos, y q será semanalmente cuando los vaya subiendo... bueno... dependiendo d los RR puede q antes... ! Vosotrs decidís!!!

Apa Deeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeew!!!!!!!!!! (despedida Shin-Chan... jejeje me encanta!!! Wajajajajajajajajaja!!! UUUU)