Típico: Algunos Personajes pertenecen a J.K.Rowling y otros son míos y bla bla bla

Summary: En un lugar dejado de la mano de Dios donde no se conoce lo que es la magia, nuestros jóvenes protagonistas luchan día a día por sobrevivir en el barrio y conseguir pasar su último curso en el instituto.

Atención: Esta historia contendrá violencia, sexo, temas sobre la droga, el alcohol.

Yop: Juas nena, te voy a hacer un monumento!!!! Espero que te guste este fic, es diferente, es más de yonquis jaja, se me ocurrió el sábado que estaba bastante fumada y bueno hoy he decidido escribirlo. Los piercings de Sheila van a ser mis propios piercings y mis tatuajes también jaja, el del labio me lo hago en unos meses y el tatuaje a los 18 (en unos cuantos meses jeje) Y el novato está potente el cabrón jaja y sus piercings son los que más morbo me dan en un tío jaja.

Bueno añadir que alomejor hay un vocabulario un poco vulgar, con faltas puestas aposta, y bueno la droga está presente en la vida de esta gente, que conste que no soy una drogadicta ni nada de eso, pero en fin… mi mente fumada me hizo imaginarlo, y yo S"LO FUMO PORROS! (yei y últimamente tabaco, pero eso hay que dejarlo), así que no os penséis cosas extrañas jaja.

DEBAJO DE UNA MÁSCARA

2. Profesor nuevo

Sheila caminaba con paso rápido, iba a volver a llegar tarde al instituto, la cabeza le daba tumbos, ayer no había dormido casi y se había puesto toda ciega con sustancias que no deberían estar al alcance de los niños.

Sheila lucía un pelo negro, largísimo, totalmente lacio, era el prototipo perfecto de la mujer dark, tenía unos ojos color verde casi transparentes, rodeados de unas profundas ojeras negras y de una piel muy pálida, casi trasparente, que finalizaba en unos labios rojos, carnosos, que le daban algo de vida y luz a su cara fría y calculadora.

Sólo le había dado tiempo a darse una ducha rapidísima al comprobar que su padre estaba inconsciente en el sillón del salón, se había puesto unos pantalones negros anchísimos, que al estar caídos dejaban ver uno de sus tatuajes en su vientre plano y pálido, era una pantera negra en posición de ataque, el tatuaje se lo había regalado el que había sido su novio hacía 2 años y medio y que ahora estaba bajo tierra al haber sido malherido en una pelea de bandas.

La chica se iba tocando las sienes con fuerza para mitigar el dolor cuando chocó con alguien.

- Joder –dijo mirando enfada a la persona que la había molestado, era un chico joven bastante atractivo- no te pongas en mi camino wapito.

El chico se quedó mirándola cuando Sheila ya se había girado y se acercaba a la entrada del instituto, la gente aún seguía fuera, así que había llegado a tiempo por primera vez en mucho tiempo.

- Ey Dosis –Sheila se giró y vio frente a ella un chico negro alto y musculoso, con unos ojos marrones clarito y una sonrisa preciosa en sus labios- necesito que me pases que esta noche tengo una fiesta loca.

- ¿Qué quieres? –dijo dirigiéndose a un callejón que había a un lado de la pared del instituto.

- PCP

- Vaya, menudo cambio, tú fumabas la marihuana sola –Dean, como se llamaba el chico, asintió y se encogió de hombros- ¿has probado el polvo de ángel antes? –Dean negó con la cabeza- pues prepárate para una buena dosis de alucinaciones.

Sheila le dio lo que le había pedido y luego cogió el dinero que le daba Dean, se lo iba a meter en el bolsillo cuando dio una exclamación de sorpresa, Dean se dio la vuelta y se acercó a ella. Sheila sacó una cartera marrón de su bolsillo y empezó a reírse.

- Buf ya no me acuerdo ni lo que cojo –Dean empezó a reírse con ella. Sheila abrió la cartera y sacó el dinero que había- tiene lo justo para el bus, será perdedor… -siguió sacando más cosas, el dni- "Chester Anderson", vaya vaya si viene de un pueblecito de ricos –Dean se acercó para ver la cara del carnet de identidad- Ups –Sheila había sacado un carnet diferente de color marrón clarito.

- ¿Qué pasa? –preguntó Dean.

- Que este capullo va a ser profesor nuestro –le mostró el carnet marrón. Dean se empezó a reír.

- Bueno Dosis, yo me largo.

Sheila se metió en los bolsillos el dinero y el resto lo tiró al suelo. Luego se encaminó con paso rápido hacia la entrada del instituto, la gente ya había entrado en sus clases y únicamente quedaba algún que otro rezagado.

"Genial" pensó, era la primera vez que llegaba pronto y después de una cosa y otra siempre acababa entrando la última, llegó a la última clase de un pasillo de la izquierda y entró sin llamar.

- ¡Señorita Clarck! –exclamó la profesora de literatura- llega usted tarde.

- Al menos he venido –dijo la chica dirigiéndose al único asiento libre en primera fila, cuando se sentó añadió- bien, ya puede continuar –se oyeron algunas risitas amortiguadas.

- Pues como iba diciendo antes de que me interrumpiesen –carraspeó y miró a Sheila con los ojos entornados- os presento a vuestro nuevo profesor –se hizo el silencio en la clase.

- ¿Nos va a dejar profesora McGonagall? –la mujer frunció los labios ante la sonrisa irónica de Sheila.

- Sí.

- ¿Por qué? ¿Ya no nos aguanta? ¿Le ha salido un mejor trabajo? ¿Se retira? ¿Se va a un asilo? ¿Se…

- Basta –gritó alterada- me voy ya –se dirigió hacia la puerta y miró al nuevo profesor- le deseo mucha suerte –la puerta se cerró de un golpe seco.

Todos observaban los movimientos nerviosos de su nuevo profesor, era muy joven para estar allí y todos se preguntaban qué edad tendría, muchas de las chicas habían subido sus faldas un poco más de lo normal y movían coquetamente el pelo, el boli, cualquier cosa que tuviesen en la mano.

- Empiece presentándose –le dijo Sheila de manera suave. El profesor pareció reaccionar y se puso en medio de la clase.

- Bien, mi nombre es Chester Anderson y voy a…

- Escríbalo en la pizarra –Chester la miró desconfiado- es lo que hacen en las películas –se excusó Sheila, toda la clase comenzó a reírse.

- Voy a impartiros las asignaturas de Literatura y Filosofía…

- Si habla así la mitad de la clase se va a perder en la segunda palabra, no está usted en su pueblecito de ricos allá por el norte de Londres, está usted en un jodido barrio, y en su clase tiene a una panda de yonquis y putas –algunos protestaron por lo bajo, Sheila se giró a una chica castaña que tenía detrás y la dijo- no es mi culpa que te des por aludida –la mayoría de los chicos comenzaron a reír al conocer a Lavender.

- ¿Y tú que eres? –dijo el profesor armándose de fuerza para preguntarlo. Sheila hizo una mueca sarcástica y se mordió el labio inferior de forma seductora.

- ¿Usted que prefiere? –en la clase sonaron algunos "uooo".

- ¿Qué tal carterista? –Dean comenzó a reírse y Sheila miró al profesor irónicamente.

- Si busca su cartera está en el callejón de al lado del tuto (N/A: instituto), pero creo que le va a tocar ir andando. ¿Por qué no continúa con la clase? –el profesor carraspeó sonoramente y comenzó a pasar lista.

Chester estuvo como diez minutos tratando de callar las respuestas de Sheila y de que los demás le hiciesen caso, intentando una y otra vez inútilmente que los jóvenes abriesen el libro de texto para poder empezar con la clase.

Sheila empezó a encontrarse mal, se sentía algo mareada y estaba sufriendo uno de sus ataques de ansiedad que solía tener. Se levantó torpemente, haciendo que la clase se quedase en completo silencio, Draco se fue a levantar pero Hermione le indicó que la dejase. Chester se quedó parado sin saber qué hacer, luego intentó acercarse a Sheila, pero ella pasó con rapidez por su lado y salió de clase dando un portazo.

Algunos de los compañeros comenzaron a cuchichear, Draco miró a Harry y a Ron como buscando respuesta.

- Bueno –dijo Chester nervioso- ehm tengo unas fotocopias para vosotros, quiero que os la leáis para mañana y la comentaremos en clase –empezó a repartirlas- ¿quién se la da a Sheila?

- Yo –dijo fríamente Draco. Chester se acercó hacia él. El timbre sonó y los alumnos salieron rápido de clase. Cuando Draco cogió la fotocopia para Sheila le dijo al profesor- gánese la confianza de Sheila y tendrá la de toda la clase.

Chester asintió y vio como se quedaba solo en el aula vacía.

- No lo ha hecho mal profesor –dijo Hermione que salía la última. Chester la sonrió y luego salió de clase.

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Sheila se tuvo que agarrar a la pared cuando salió, comenzaba a verlo todo negro, fue palpando las taquillas hasta llegar al baño, se metió en uno y cerró la puerta con pestillo mientras se dejaba caer pesadamente sobre la taza.

Se agarró la cabeza con ambas manos e intentó tranquilizarse, cuando fue recobrando poco a poco la vista empezó a oír a chicas que entraban en el baño, alguien llamó a su puerta.

- Ocupado, ¡si está la jodida puerta cerrada está ocupado! –las chicas se quedaron calladas hasta que luego una comenzó a reír y seguidamente las demás.

- Joder Dosis, que mala ostia que tienes –Sheila reconoció la voz de Ginny y se rió con ellas.

- ¿Hay algún profesor? –la susurraron un no a través de la puerta.

Sheila sacó rápidamente una tarjeta y un palo hueco, y se preparó una raya de coca y la esnifó. Se sorbió la nariz ruidosamente y se la rascó mientras escuchaba el ruido de la puerta de los baños. La morena sintió como todo su cuerpo se estimulaba.

- ¿Habéis visto a la Dosis? –dijo la voz de un chico, Ginny señaló la puerta del baño que estaba cerrada. Draco se dirigió hacia ella y llamó- Sheila, ábreme –de dentro sólo se escuchó una especie de gemido- Sheila, ¿qué pasa? ¿quieres que me arrastre por estos suelos que a saber que mierda tienen para que salgas?

Draco se agachó y se asomó por debajo de la puerta del baño poniendo cara de asco, Sheila se empezó a reír cuando le vio. La chica se levantó y abrió la puerta, Draco la dio la mano y la agarró cuando casi se cae al salir. Ginny y sus amigas que estaban arreglándose el maquillaje en el espejo la saludaron sonrientes.

- Voy a ver si hay profesor –dijo Ginny saliendo a la puerta del baño- les hizo una señal para que se fuesen que había vía libre.

Draco salió con Sheila colgada de su brazo y se encaminó hacia la salida, no se habían dado cuenta de que un profesor sí que les había visto y ahora les estaba siguiendo.

El rubio y la morena giraron por el callejón en donde Sheila le había pasado la droga esa mañana a Dean, Draco la subió encima una estructura metálica, dentro de la cual había varias tuberías.

- Estás drogada –dijo agarrándola de la muñeca para ver la tensión y mirándola de cerca las pupilas dilatadas, Sheila asintió y murmuró un "siempre lo estoy, ¿qué más da?"- voy a por agua.

Draco se fue hacia el supermercado más cercano que había por ahí, el profesor que les había seguido antes se acercó a donde estaba Sheila. Chester iba fumándose un cigarro.

- ¿Qué hace aquí?

- Buscar mi cartera –Sheila se rió y le señaló la cartera manchada que había en el suelo.

- ¿Sabe que es malo fumar? –Chester asintió- Déme uno –Chester se acercó a ella y le puso un cigarro en los labios para luego encenderlo.

- ¿Sabes que la cocaína es mala? –Sheila le miró y asintió.

- ¿Quieres? –le dijo repitiendo el "juego" que había hecho con el tabaco.

Sheila empezó a mirar descaradamente a Chester, no se había fijado en que su profesor era realmente un bombón, tenía los ojos color miel, el pelo castaño muy clarito que estaba peinado sin un orden concreto, tenía una cara angelical y parecía un crío, un niño grande que daba clase. Sus labios carnosos y rosados tenían en ese momento el cigarro entre ellos.

Chester se dio cuenta del examen al que estaba siendo sometido, pero se quedó quieto aunque su timidez le incitaba a moverse, Sheila siguió observando el bien formado cuerpo que parecía tener Chester bajo esa ropa antigua para ir a dar clases.

- ¿Qué edad tienes? –dijo Sheila.

- Casi 21.

- Eres demasiado joven para estar ejerciendo, ¿qué has hecho? –Chester miró hacia todos lados menos hacia ella y la señaló con la cabeza a Draco que venía con una botella en la mano.

- ¿No tienes clase? –dijo el rubio sentándose al lado de Sheila.

- Tengo libre, pero vosotros si tenéis clase –los dos chicos se miraron y comenzaron a reírse.

- Es gracioso –le dijo Sheila a Draco refiriéndose a Chester, Draco levantó una ceja y miró a su profesor- ¿tienes amigos por el barrio? –Draco miró al cielo viendo lo que Sheila iba a proponer.

- No –dijo tímidamente- no conozco a nadie.

- Entonces a las once de la noche en el bar de Joe –dio un salto para bajar, Draco hizo lo mismo- ¿sabes dónde está? –Chester asintió- Genial, ahí te veo entonces.

Draco y Sheila se despidieron de Chester, a esa hora sonaba la alarma del recreo y algunos de sus colegas empezaban a salir.

- Joder Sheila, deberías controlar las hormonas –miró con reproche a la morena- le vas a llevar al sitio donde más mierda se mueve de todo el barrio –Sheila se encogió de hombros- pensé que no estabas tan desesperada por echar un polvo.

- ¿Perdona? –se giró amenazadoramente hacia él, Draco se mordió la lengua- ¿¡se puede saber quién coño te crees que eres!?

- Lo siento nena, se me ha escapado, es una tontería.

- Al menos yo no caigo tan bajo para follarme a Lavender, ¿sabes cuántas pollas se la han metido? –Sheila se giró de golpe y se alejó de Draco.

La morena caminó echa una furia y sólo se paró cuando Hermione la llamó.

- ¿Dónde está Dark? –dijo refiriéndose a Draco.

- ¡Qué le jodan! –y siguió andando ante la sorpresa de la castaña. Ron y Harry que habían estado por ahí se acercaron a Hermione.

- Joder que irritable está.

Draco apareció corriendo y preguntó por Sheila, todos le señalaron el lugar por donde había desaparecido la chica echando humo por las orejas. El rubio avanzó a paso rápido y se encontró a Sheila fumando apoyada en el tronco de un árbol.

- Sheila –susurró- perdona, no pensaba lo que dije –Sheila le miró brevemente y luego exhaló el humo y desvió la mirada de la cara de Draco- sabes que te quiero –se acercó un paso hacia ella- me puse ligeramente celoso –dijo sonrojándose. Sheila le miró con una mueca sarcástica.

- "Ligeramente celoso" –murmuró. Luego sonrió y le indicó a Draco que la abrazase- no me digas esas cosas que sabes que soy muy sensible –dijo irónicamente. Draco como respuesta la dio un beso en la boca.

Les encantaba saborearse, un beso entre ellos era una muestra de un cariño que muchas personas jamás conocerían.

Se fueron a clase a aguantar las horas lo mejor que pudiesen, por fin salieron y se fueron todos al parque en el que solían quedar siempre después de las clases. Estaban sentados en un banco, Harry, Ron, Hermione, Draco y Sheila, fumando porros de marihuana.

- ¿Sabéis la movida que le dio a un colega mío cuando nos metimos unas setas? –dijo Sheila. Todos negaron- pues el capullo se pensó que le estaba persiguiendo la pantera negra que tengo de tatuaje, y el muy imbécil casi se tira por la ventana.

- ¡Y aún así seguís tomando esas cosas! –exclamó Hermione indignada. Ron se acercó a ella para decirle cosas al oído, y vimos como la sonrisa de la chica se ensanchaba, intercambiamos miradas entre nosotros y nos aguantamos la risa. Ron siempre conseguía suavizar el carácter de "chica en contra de los que quebrantas las normas".

- Mione, ¿vienes hoy al Soul? –le preguntó Harry.

- Hay que estudiar –todos pusieron los ojos en blanco.

Ginny pasó por ahí sola, iba fumándose un cigarro y cuando vio a sus colegas se acercó, sin dirigirle la mirada a Harry.

- ¿Habéis visto que cuco es el nuevo profesor? –las chicas rieron mientras asentían.

- Pues hoy se viene al local –dijo Sheila. Ginny la miró con los ojos muy abierto.

- ¡No me digas! Ya tengo plan para esta noche –guiñó un ojo a Sheila- ¿nos marcamos uno de nuestros bailes?

- Va –dijo la morena riéndose y los chicos tragaron saliva sonoramente.

Los bailes de Ginny y Sheila juntas consistían en calentar al personal, bueno a los chicos, bailaban de una forma tan sensual que hacía que los chicos tuviesen que contenerse para no sacarlas de la pista y hacerlas de todo.

Ginny se despidió de ellos y se marchó con Hermione, mientras los demás se quedaban mirando las estrellas que ya empezaban a salir, no se las podía ver muy bien debido a la contaminación de la ciudad, pero a todos ellos les gustaba intentar adivinar qué constelación era la que "divisaban" y siempre acababan discutiendo porque no se ponían de acuerdo.

Se separaron para ir unos ya al Soul y otros a sus casas a coger algo de cenar o a cambiarse. Syla fue a su casa ya que sabía que a esa hora su padre estaría en algún bar poniéndose todo lo borracho que su cuerpo aguantase.

Subió hasta el tercer piso y empujó con fuerza la puerta desgastada de la entrada, entró y dio la luz, por supuesto no había, su padre no pagaba las facturas, se movió a tientas, con la luz que venía de la calle que estaba oscura e intentó esquivar todos los muebles que estaban tirados o rotos por ataques de violencia de su padre. Finalmente llegó a su cuarto, encendió una vela y se fue hacia las maderas que sujetaban su ropa.

Se quitó la camiseta y se puso un top de tirantes y unos calentadores negros para tapar algunas heridas que tenía por los brazos, luego cogió una minifalda también negra y se la cambió por el pantalón, se puso unas botas altas y cogió una chaqueta. Luego apagó la vela y salió deprisa de la casa.

Se encaminó hacia el bar de Joe, ya que eran casi las once, cuando llegó al bar, saludó a Joe y vio a Chester, cuando iban a salir una voz les paró.

- Sheila –sonaba ebria- a las diez en casa –Sheila miró con asco a su padre pero le contestó afirmativamente- ¿y quien es ese tío?

- Es mi profesor de literatura y filosofía.

- A bien –y se giró para volverse a concentrar en el vaso. Chester se quedó mirándolo hasta que Sheila le dio un tirón de la manga.

Salieron a la calle y Chester se fijó por primera vez en la vestimenta de Sheila, tuvo que tragar saliva al ver esa falda tan corta que dejaba al descubierto unas hermosas piernas, y a la vez se concienció de acelerar el paso para no mirarle el culo a su alumna. Sheila se dio cuenta de que Chester estaba totalmente rojo.

- ¿Te gusta la falda? –dijo con picardía, parándose y plantándose enfrente del castaño, que únicamente pudo asentir.

Siguieron caminando hasta que llegaron a una puerta ancha con letras de color rojo que decían: SOUL. Sheila antes de abrir le dijo a Chester que si alguna vez quería ir y ella no estaba que dijese que venía de parte de Dosis.

- ¿Dosis? –preguntó extrañado.

- Me llaman así wapo.

- Supongo que no es difícil adivinar el por qué –Sheila le sonrió y avanzó hacia la puerta.

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Bueno, he aquí el primer capítulo.

No sé si os gustará la idea, pero en fin, ya dije que cuando se me ocurre algo y ronda por mi cabeza más de un día lo pasmo en papel, y si no lo dije pues lo digo ahora jeje.

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Gracias por leer.