Típico: Algunos Personajes pertenecen a J.K.Rowling y otros son míos y bla bla bla

Summary: En un lugar dejado de la mano de Dios donde no se conoce lo que es la magia, nuestros jóvenes protagonistas luchan día a día por sobrevivir en el barrio y conseguir pasar su último curso en el instituto.

Atención: Esta historia contendrá violencia, sexo, temas sobre la droga, el alcohol.

Chica-Cosmo: Muchas gracias!!! Jejeje, espero que siga gustándote ;-)

Lira Garbo: Quedó bien??? Genial!!! Me alegroo. Juas, lo que daría yo por probar un bailecito con Chester, ais ais. Ya ves la indirecta jaja, y Draquito un poco celoso, es que es tan mono!! Ais, en fin, si es que le da miedo, que ahora llegue Chester y le quite a su niña, que no novia!, pero se quieren mucho como amigos, amigos con derecho a disfrutar jeje. Bien bien, aquí tienes la actualización de mi locura después de tener muchos porros por mi sangre en este fin de semana jeje.

Anne M. Riddle: Muchísimas gracias en serio, tu review me ha hecho mucha ilusión. Y como dices, son temas que están ahí y poca gente toca, peor no por ello pasan desapercibidos. Aquí tienes el siguiente capítulo, espero que te guste y me digas que opinas de él. Saludos.

Nenuf@r: Al fina no fui por el monte con las cabras jaja, es que la peña se rajó y nos quedamos por aquí, jajaja yo es que siempre tengo movidas con los tíos, malas y buenas jaja. Ya ves la Dosis jaja, a dos bandas va la chavala, espérate a leer este capítulo jeje. Draco celoso jeje, es que se le ve tan mono aisss, y el Novato se va revolucionando, sisi a mí también me encanta eso cuando son tímidos jaja. Bueno tía yo también pillo a un chaval con el piercing en el pezón y no sé ni lo que le hago, jeje sí, inspirado en ese pivito. No jodas jaja, pues estaría potente el tío que conociste jaja y el piercing de el lado también mola en algunos pives ;-) jaja de tímido nada, cuidadillo con él jajaja, vaaaa comprueba si tiene piercing en el pezón :-p Un pinchacito ok!! Joderrrr una semana!!!!!!! Bufffff es que no aguantooo jajaja, bueno todo sea por el piercing, dejaré de fumar una semana… Jaja habría que haberte visto comiendo con los morros ahí todo inflamados. Bueno que disfrutes este capítulo, besos!!!

Silence-messiah: Jeje si dan ganas de un porrillo, me pasaré a ver tu personaje, jeje y continuarla la voy a continuar. A por cierto, que te contesto en este capítulo porque no había recibido tu review y lo acabo de ver en la página. Saludos. Disfruta este capítulo y el anterior si no lo has leído ;-)

Hola, joder, tengo aún los pelos de punta, acabo de ver Réquiem por un sueño (Réquiem for a dream) en serio…. Esa película es impresionante, es una de las mejores que he visto, tenéis que verla, una peli mazo de dura y con una banda sonora que te hace tener el corazón en la boca todo el rato, buf yo he flipado…

DEBAJO DE UNA MÁSCARA

4. Love & Hate

Sheila corrió hacia el baño, empujando a todos los que se ponían delante. Cerró con fuerza y sacó una bolsa con forma cilíndrica que le había dado el señor Berlusconi el día anterior, la abrió y observó ese polvo blanco e inodoro que habían llamado Tailandesa, Sheila sabía que ese tipo de heroína, a la que denominaban heroína de tipo 4, contenía más de un 90% de principio activo, era muy buena.

La chica esnifó (N/A: Es la forma más rápido de tomarla si está en un baño de clase…) y sintió como su visión cambiaba, sus pupilas se dilataban, un inmenso placer comenzó a recorrer su cuerpo con rapidez, se sentía eufórica, salió del baño recogiendo todo y corrió hacia su siguiente clase, el profesor de matemáticas era un hombre negro, muy severo, pero que tenía sus momentos en los que reías, siempre había llevado la clase bien, y era respetado por Sheila.

Sheila se sentó y siguió las explicaciones en la pizarra, en esos momentos estaba algo más relajada que cuando había salido del baño, pero sintió como los números de la pizarra comenzaban a moverse en todas direcciones, se quedó mirando fijamente una esquina en donde una matriz estaba haciendo una espiral de números, la boca de la chica se abrió ligeramente.

- ¿Has conseguido resolver la matriz que te tiene hipnotizada? –dijo el señor Brown acercándose a la mesa de Sheila. La chica cerró la boca y miró confundida hacia su profesor.

- No… yo, eh… –sonó el timbre, lo que hizo que Sheila se levantase y saliese de ahí con prisa, el tiempo había pasado tan rápido que no se había dado ni cuenta.

- Shei –la voz de Draco sonó a su espalda, la morena se paró en seco delante de su taquilla mientras cogía unos libros. Los brazos del rubio rodearon la cintura de Sheila y su boca se encaminó hacia la cara de la chica, la cual se apartó bruscamente- ¿qué pasa tía?

- Que no te siento… -dijo confusa.

- ¿Cómo que no me sientes? –preguntó sin entender.

- ¡Qué no siento nada cuando me agarras! –gritó Sheila. La gente que estaba andando se les quedó mirando. La morena cerró de un golpe la taquilla y se separó de Draco mientras caminaba veloz hacia la siguiente clase.

Draco la vio alejarse sin saber qué hacer, contestó de malos modos a algunos que seguían mirando y se fue él también hacia su siguiente clase. Sheila estaba sentada en última fila y apartó la mirada de Draco cuando le vio pasar. La clase concurrió silenciosa, sin ningún percance, al igual que el resto del día.

Cuando sonó el timbre que les avisaba de que ya habían acabado las clases ese día, Sheila, estaba nerviosa y tenía ganas de ir al baño para volver a probar la nueva mercancía que le había dado su jefe.

- Sheila, ven a comer a casa –no dejó que la chica contestase, la agarró del brazo y tiró de ella todo el camino hacia su edificio. Sheila se dejó llevar.

Llegaron a uno de los mejores edificios del barrio, la familia Malfoy era de las pocas que se podían permitir esa casa, entraron en el portal y subieron hasta el piso de Draco, la pintura de la pared estaba algo descascarillada. La puerta de madera tenía varios rasguños, entraron y vieron a Narcisa en la cocina, la madre de Draco era fría y nunca hablaba, aunque Sheila a lo largo de los años había conseguido entablar alguna "conversación" con ella y se dio cuenta de que era una buena mujer atormentada por su marido, al igual que el hijo estaba atormentado por aquel hombre rubio tan parecido a él, por Lucius Malfoy.

- Hola señora Malfoy –dijo Sheila entrando en la cocina con Draco. Narcisa la miró y la sonrió brevemente, le caía bien aquella chica.

- Hola Sheila –Narcisa se levantó de la mesa en la que estaba fumando un cigarro- me voy que he quedado Draco, comer algo.

La madre de Draco salió de casa y Sheila se sentó en una silla de la mesa de la cocina suspirando. Draco fue hacia la nevera y sacó algo de comida para calentar. Cuando estuvo lista puso un plato frente a Sheila y el otro en el sitio vacío en el que se sentó.

- ¿Me vas a decir qué neura te ha dado hoy? –Sheila apartó con el tendero un trozo de comida y levantó la mirada hacia los ojos grises de Draco.

- Probé lo que me había dado Berlusconi –Draco chasqueó la lengua.

- ¿Qué tal está?

- Es muy buena –dijo Sheila sacando una bolsa de su mochila, Draco la cogió y comenzó a observarla. La chica observó a Draco que miraba con el ceño fruncido y una sonrisa en sus labios la bolsita- Chester me ha besado –Draco abrió la boca y miró a Sheila, iba a decir algo pero pegó sus labios.

Draco se levantó y recogió su plato, cogió el de Sheila que casi no había probado bocado y no parecía que quisiese más y los empezó a fregar.

- ¿Estás enfadado? –preguntó la chica tímidamente.

- No…. –Draco no siguió hablando al sentir los brazos de Sheila alrededor de su cuerpo, se giró y la tocó la nariz con toda la mano llena de espuma- lo único que me preocupa es que te alejes de mí.

- Nunca haré eso –Sheila le rodeó el cuello y le dio un beso en la mejilla- sabes que te quiero.

Draco y Sheila fueron al cuarto del rubio, estaba todo desordenado, la ropa sucia tirada por todas partes, el cuarto era amplio comparado con el de Sheila, podría ocupar más o menos el salón de la casa de la chica.

Draco puso música y se tiró en la cama, Sheila hizo lo mismo colocándose a su lado y comenzó a acariciarle el pelo mientras el chico cantaba la canción que estaba sonando.

Al cabo de un rato, Sheila se incorporó en la cama y alargó el brazo para coger su mochila, tiró de un asa para acercarla y cuando la tuvo al lado de la cama abrió el bolsillo donde estaba la heroína.

- ¿Tienes una jeringa? –dijo la chica sacando la bolsita con la droga.

- ¡Estás tonta! –gritó Draco alarmado- ¡ni se te ocurra pincharte!

- Vamos tío, así entra mejor –Draco se la quedó mirando.

- No –contestó tajantemente. El rubio se levantó y fue a la cocina, volvió con una cuchara y se la tiró a Sheila- con eso mejor.

Los dos chicos inhalaron el humo. Sintieron la droga recorrer todo su cuerpo. Draco se levantó y volvió con un par de cervezas, le tiró una a Sheila que casi se le cae al suelo.

- Esos reflejos –dijo irónicamente Draco mientras comenzaba a reírse. Sheila le miró con los ojos entornados pero pronto empezó a reírse ella también.

Sonó el timbre y Sheila empezó a recoger todo con rapidez mientras Draco abría la puerta, la chica escuchó la voz de Ron y entonces volvió a sacar lo que había metido apresuradamente en el bolsillo pequeño de su mochila.

Ron, Harry y Hermione llegaron a la habitación de Draco, saludaron a Sheila que estaba puesta bocarriba al pie de la cama. Hermione frunció el ceño al reconocer el olor y ver las cosas al lado de la mochila de Sheila.

- ¿Qué es…? –preguntó Ron acercándose a la bolsita abierta.

- No, no –gritó Hermione cogiéndole de la camiseta- ¡tú no!

- Hermione –gimoteó Ron mientras Harry y Draco se reían.

- Vamos Hermi, deja que el chico se divierta –dijo Sheila levantándose de la cama y estirándose, la camiseta subió por encima de su obligó y luego volvió a bajar. Se agachó junto a la mochila y lo subió todo a la cama- ¿Tú quieres HP? –le preguntó a Harry.

Harry contestó afirmativamente y Ron se acercó evitando las miradas asesinas de su novia, que prefirió despedirse a quedarse viendo el "espectáculo de unos cuantos yonquis" como ella misma denominó. Los demás se encogieron de hombros y vieron a Ron dudar mientras Hermione cerró de un portazo la puerta de la calle.

- Ya se le pasará Red –dijo amigablemente Harry mientras comenzaban a calentar la cuchara.

Sheila inhaló primero y luego Draco. Mientras llegaba el turno de Harry y Ron, la chica se apoyó en el hombro de Draco mientras suspiraba y cerraba los ojos. Sheila se quedó medio adormilada mientras los otros cambiaban de música y comenzaban a reír a la vez que intentaban hacer canciones.

Cuando fuera se puso todo oscuro, los cuatro recogieron el cuarto de Draco y salieron a la calle caminando hacia el local, Sheila se hizo el último porro de marihuana venenosa que le había quedado del día anterior, cuando estuvo listo se lo fumaron por el camino.

Lee les paró en la entrada y empezó a reírse al verles las caras.

- ¿Se puede saber qué habéis tomado? –Sheila le sacó la lengua y se encaminó hacia la puerta.

- Sheila –la chica se giró al escuchar la voz desconocida.

- Ho-hola Novato –contestó cuando logró enfocar la vista. Se acercó a él y le sacó de la fila para que entrase con ellos. Draco, Ron y Harry ya estaban llegando a las escaleras para subir a su zona "particular"- ¿Qué tal el día?

- Bien –Chester miró disimuladamente las profundas ojeras y la cara apagada de la chica- ¿estás bien?

- Sí, genial –sonrió débilmente- ves subiendo, ahora voy –le dijo la chica cuando llegaron cerca de las escaleras y al lado estaba la puerta que traspasó ayer para ver a Berlusconi.

La chica observó a Chester subir las escaleras y luego entró después de haber recibido un "adelante" cuando sus nudillos golpearon la madera. Berlusconi estaba sentado en su habitual sillón de cuero y miró con una sonrisa a Sheila.

- ¿Querías algo ragazza? –dijo con marcado acento italiano y su voz rota.

Sheila le contó que ya había probado la mercancía y esperó a que un "gorila" del señor Berlusconi le diese la bolsa que le había sido encomendada para pasar. Acordaron un dinero y Sheila salió de la habitación para llegar junto a sus amigos. Dejó la bolsa negra a su lado y se sentó en el mismo sillón que Chester.

Draco le sirvió una copa a Sheila y otra a Chester, el cual la rechazó con un movimiento negativo de cabeza. Los demás se estaban fumando un porro en esos momentos, que acabó llegando a las manos de Sheila, la chica dejó apartado el vaso y dio varias caladas, luego se lo pasó a Chester, que lo cogió pensando que era porro solo con maría.

Chester le dio una calada y frunció el ceño por el sabor. Sheila se tapó la boca mientras se reía y luego se acercó al oído del profesor.

- Está bañado en polvo, se me ha olvidado comentártelo –la mano de Chester que sujetaba el porro comenzó a temblar y el chico desvió la mirada y quiso pasarlo, Sheila le agarró la mano para que no la moviese y pegó su cuerpo al de él- ¿si te gusta por qué no fumas?

Chester la miró fijamente mientras en su interior comenzaba a recordar.

* * * * (FLASH BACK) * * * *

Chester estaba delgadísimo por esa época, tenía la piel pegada a los huesos y unas profundas ojeras adornaban su angelical e infantil rostro.

Había llegado a su casa muy tarde, su madre le esperaba en el salón y comenzó a llorar cuando le vio aparecer totalmente drogado, el padre se despertó al oír los gritos de Chester con su madre y corrió hacia el salón para ver a su hijo que se tapaba los oídos mientras su madre lloraba agarrándole del brazo.

- ¡Chester! –gritó el padre apartando a la madre de un empujón.

El chico miró con los ojos enrojecidos a su padre, se tambaleo hacia atrás cuando le vio acercarse y cayó al suelo al sentir un puño sobre su cara.

Chester se limpió la sangre que había comenzado a salir de la parte del labio que había sido golpeada, la madre se arrodilló a su lado y le acarició el cabello mientras el padre llamaba por teléfono y daba contestaciones secas.

Una taza de café estaba frente a Chester sin haber sido probada, a su lado estaba su madre, su padre había salido y volvió con un par de señores, Chester dejó que le llevasen en coche a un edificio blanco.

Se sentía ausente, cansado, no miraba por donde caminaba ni se preguntaba dónde estaba, llegó a una sala, le hicieron unas preguntas que contestó como pudo y se quedó allí, sentado mientras veía alejarse a su padre sin que le hubiese mirado ni una vez.

Y en ese lugar, en ese centro, rodeado de más gente, pasó un largo tiempo… sufriendo por el mono que tenía, sufriendo por la soledad, por todo.

El día que salió creyó que se moría de felicidad, volvió a casa y fue expulsado, el padre le cerró la puerta en las narices y cuando consiguió hablar con su madre ella le pidió que marchase lejos.

* * * * * * * * * * * * * * *

Sheila le soltó la mano repentinamente, vio a Chester perdido en sus recuerdos, con tristeza en sus ojos rojizos por el humo o por la emoción. La chica le quitó el porro de las manos y se lo pasó a Draco, luego se giró hacia Chester y se pegó a él.

- ¿Estás bien? –susurró tiernamente en la oreja del joven profesor, el cual asintió lentamente. Cuando iba añadir algo más Chester habló antes.

- ¿Puedo probarlo? –dijo señalando una bolsita de cocaína. Sheila le miró frunciendo el cejo, pero al ver la determinación en los ojos del chico asintió.

- ¿Prefieres heroína? –Chester negó con la cabeza.

Ron, Harry y Draco se quedaron mirando cómo Chester cogía la bolsa que había ido a alcanzar Sheila y vertía un poco sobre una tarjeta sin que nadie le guiase, los chicos intercambiaron miradas cuando Chester esnifó lo que había y se giró hacia Sheila para darle las gracias.

- ¿Estás mejor? –preguntó Sheila. Chester movió la cabeza afirmativamente, y sintió como aquella sensación tan apartada, olvidad y a la vez añorada, volvía de nuevo hacia él, se sintió revivir aunque sabía que aquello hacía completamente lo contrario.

Esa noche acabaron todos bastante mal de alcohol y otras sustancias, Draco se había quedado dormido en el sofá al igual que Little. Harry y Ron se reían sin parar, otros hablaban a duras penas, Chester estaba totalmente drogado "como en los viejos tiempos" pensó, Sheila estaba aún más drogada, pero era la que mejor se mantenía.

- Me voy a ir –dijo Sheila mirando con algo de preocupación a Chester- ¿sabrás volver a casa?

- Pues a la tuya no porque tu dirección no la conozco –Sheila se rió tímidamente.

- Vámonos –dijo decidida tirando de Chester para que se levantase, la chica se acercó a sus amigos y los besó a todos, incluyendo a los que estaban dormidos, luego agarró la bolsa con una mano y la otra se la dio a Chester, que se tambaleó al dar un paso.

Bajaron las escaleras casi cayéndose mientras reían sin poder evitarlo. Cuando el aire frío de la madrugada les azotó la cara, Sheila se sintió un poquillo más despejada, pero aún seguía sintiendo con fuerza los efectos de las drogas. Caminaron hacia una esquina donde concurrían muchos yonquis y Sheila despachó la bolsa casi entera, obteniendo el beneficio que le había pedido Berlusconi subiendo algo de precio la dosis, el resto de la droga se la quedó ella, la sacó de la bolsa y se la metió por los bolsillos.

- ¿Dónde vives? –Chester recitó el nombre de su calle de carrerilla.

Sheila y él se dirigieron hacia la casa del profesor, llegaron a una calle oscura, las farolas estaban rotas por lo que no había nada de luz, salvo la tenue que venía de las estrellas medio cubiertas y de la luna menguante.

Subieron hacia el segundo piso de un bloque y Chester se apoyó en la puerta mientras buscaba las llaves en su bolsillo, Sheila le ayudó a buscarlas en los bolsillos del pantalón, sintiendo bajo la tela la piel caliente de Chester, la chica miró hacia arriba con la boca entreabierta y se encontró a Chester observándola con expresión seria, cuando el chico bajó la cabeza y comenzó a besarla, Sheila sacó las llaves y las puso entre medias de las dos cabezas.

Entraron en la casa de Chester, estaba todo aún en cajas y desordenado. Sheila oyó el golpe de la puerta detrás de ella cuando se acercó a las estanterías y comenzó a curiosear. Chester por su parte cogió un vaso de agua y bebió, cuando lo acabó volvió a rellenarlo.

Sheila se acercó a Chester y le miró con expresión traviesa, el chico dejó el vaso y la subió en brazos mientras la llevaba a su cuarto y la besaba por el cuello con deseo.

El profesor recostó a Sheila en la cama de matrimonio maltrecha que había en su cuarto, los muelles sonaron bajo el peso del cuerpo de la chica, mientras ella acariciaba la cara infantil de Chester.

El chico comenzó a desnudar a Sheila con cuidado, sin dejar de besarla en los labios, juntando los dos piercings que tenían y jugando con ellos. La morena dejó que Chester comenzase a besar sus pechos cuando éstos quedaron sin ninguna prenda que los cubriese.

La lengua de Chester se deslizó hasta la tripa de Sheila y se separó de la piel de la chica mientras el profesor observaba el tatuaje y lo tocaba suavemente con los dedos.

- Es precioso –susurró mirándola. Sheila levantó la pierna y Chester se acercó a ver el de su tobillo- ¿tú también tienes espinas? –preguntó divertido al ver la rosa.

- Pruébalo –contestó Sheila mientras le quitaba la camiseta de un tirón, la chica vio el piercing en el pezón y tuvo que agarrarse a la cama para que no le diese algo.

Chester volvió a concentrarse en deslizar su lengua por el ombligo de ella, jugando con el piercing de su lengua y la piel de ella, pero se paró en seco cuando llegó a un lateral, Sheila levantó la cabeza y le miró con confusión.

- ¿Qué pasa?

- ¿Qué es esto? –dijo Chester tocando la zona que estaba de un color morado, Sheila se sobresaltó al acordarse y quiso zafarse de sus manos- Sheila, Sheila, deja de moverte joder –la agarró más fuerte y Sheila dejó de moverse, se quedó mirando al techo mientras temblaba un poco- ¿quién te lo ha hecho?

- Me golpeé con una mesa –Chester la levantó y la dio la vuelta, quedando ante él la espalda de la chica, llena de cicatrices, algunos moratones y algunas heridas aún frescas.

- Sheila… -susurró con un hilillo de voz, estaba asustado- ¿quién…

- ¡Qué más da! –gritó enfadada- ¿me vas a follar o no? Porque sino estoy perdiendo el tiempo –Chester la dio la vuelta y la besó en los labios tiernamente.

- No, no te voy a follar –Sheila agarró el cuerpo de Chester que se ponía sobre ella.

Un suspiro salió de la boca de Sheila cuando Chester se introdujo en su interior y comenzó a moverse lentamente, mientras la besaba y la acariciaba toda la superficie del cuerpo de ella que no estaba tapado por el suyo propio.

El pelo de Sheila estaba pegado a su cara debido al sudor, y entre jadeo y jadeo, se levantaba un poco mientras los dos buscaban sus bocas y lenguas con ansias, juntando una y otra vez la superficie metálica del piercing.

Sheila cerró los ojos cuando sintió que iba a correrse, se agarró a la espalda de Chester clavándole las uñas pintadas de negro y gimió fuertemente en el momento en que un orgasmo la rodeó. Chester cerró también los ojos y apretó el cuerpo de Sheila con fuerza mientras llegaba él también al clímax.

Los dos se separaron despacio, aún respirando entrecortadamente y mirándose a los ojos con agradecimiento. Luego se sonrieron y se acariciaron lentamente, Sheila bajó la mano y la vista hacia el piercing del pezón, lo tocó delicadamente mientras los ojos de Chester seguían todos sus movimientos, y luego continuó bajando la mano hacia el tatuaje debajo del ombligo.

- Love y Hate… amor y odio –recitó en voz alta Sheila.

Chester seguía mirándola y admirando la curiosidad de Sheila que recorría una y otra vez su simple cuerpo con aquellas manos finas y delicadas. Sheila volvió a mirar al chico y éste acercó sus labios a los de ella, para besarla, saborearla.

Se metieron los dos dentro de la cama, cubriéndose con la sábana y se durmieron uno al lado del otro.