Darcy caminaba de un lado a otro en el hall principal de la casa, ese día había enloquecido a su ama de llaves y cocinera. Había cuatro tipos diferentes de flores, tres platos de comida y dos postres diferentes. Había terminado de aprontarse casi una hora antes de tiempo; estaba muy guapo con un traje azul oscuro que resaltaba el color de sus ojos. Tenía muchas esperanzas puestas en esa noche, y deseaba fervientemente tener una oportunidad más para esta vez cortejar adecuadamente a Elizabeth. Había hecho varios planes que quería poner en práctica para poder verla con frecuencia durante el siguiente mes. Era imperativo que pudiera tener mucho más tiempo al lado de ella, y preferentemente fuera de la Institución.

Sobre las 6:45 llegó su primo con la Srta. Holmes y el General. Darcy había conocido al General Holmes hacía unos cinco años ya que Richard estaba bajo su mando. Lo consideraba un hombre de moral intachable, extremadamente inteligente, educado y honorable, y le gustaba conversar con él. Unos quince minutos más tarde, llegó Elizabeth con la Sra. Barton.

Después que Elizabeth le presentó a su suegra, Darcy les hizo un breve recorrido por las habitaciones principales de la casa, y finalmente fueron al comedor pequeño donde se serviría la cena. Prácticamente nadie se sorprendió que el lugar de Elizabeth fuera a la derecha de el de Darcy. Lo que, si sorprendió a Richard y a Elizabeth fue que esa noche Darcy fue mucho más locuaz que de costumbre. En general la conversación en la mesa fue muy amena; como era de esperar Richard converso principalmente con la Srta. Holmes, la Sra. Barton con el General Holmes y Darcy con Elizabeth. De acuerdo al plan que tenía, en un momento Darcy aprovechó para invitarlos a todos – en particular a Elizabeth – al teatro…

"… justo ayer me acordé de usted porque estrenan en el teatro 'Mucho ruido y pocas nueces', y hace unos años me dijo que esa era una de sus obras favoritas de Shakespeare. En aquel entonces, yo le comenté que prefería las tragedias a las comedias, y que Hamlet era mi obra favorita ¿Se acuerda?"

Elizabeth se acordaba levemente de esa conversación y simplemente asintió, "Me acuerdo que conversamos sobre ese tema hace varios años, pero no me acordaba que su obra favorita es Hamlet."

"Confieso que con los años he cambiado de opinión, y ahora prefiero las comedias a las tragedias…" sonrió y la miró a los ojos, "Mucho ruido y pocas nueces es una obra muy divertida, y en particular me gusta mucho el personaje de Beatriz… me recuerda mucho a usted."

"¿A mí?", pensó unos segundos y sonrió, "Puede ser que tengamos algunas características en común… definitivamente mi carácter no se parece al de Hero."

"No, definitivamente no se parece a Hero. Pero a mi gusto el personaje de Beatriz es mucho más interesante que Hero…" Hizo una pausa y habló en voz más alta dirigiéndose a la suegra de Elizabeth y al General Holmes que estaban conversando, "Sra. Barton, General Holmes, le estaba comentando a la Sra. Barton que este sábado es el estrenan de 'Mucho ruido y pocas nueces', y dado que tengo un placo me gustaría invitarlos a todos ustedes al estreno."

Todos aceptaron con diversos grados de entusiasmo, Richard y la Srta. Holmes sin duda eran los que estaban más entusiasmados con la invitación, y la Sra. Barton aceptó a regañadientes. Había observado a Darcy a lo largo de la noche, y era claro que tenía mucho interés en Elizabeth. Hasta el momento, no había escuchado ningún comentario malo sobre él, pero le parecía raro que, si antes consideraba que Elizabeth era inferior a él, sin duda, ahora las diferencias sociales entre ellos dos eran aún mayores…

Después que terminaron de cenar, no hubo separación de sexos, sino que a pedido de Darcy pasaron a la sala de música donde Elizabeth accedió a tocar el piano. Elizabeth se sorprendió que en el piano estaba su partitura favorita que recordaba que la había tocado en casa de los Lucas y en Rosings años atrás.

Darcy se sentó en el banco al lado de ella con la excusa de dar vueltas las hojas, mientras que los demás se sentaron en los cómodos sillones para escucharla tocar.

Darcy escuchó embelesado a la bella interprete; ella seguía tocando con igual sentimiento que antes, y aunque otras damas de la alta sociedad - incluida su difunta esposa - eran técnicamente superiores, prefería mil veces escuchar a Elizabeth que a cualquier otra.

A diferencia de años atrás en Rosings, no hablaron durante la ejecución. Darcy sentía demasiadas cosas en ese momento para hablar, y estaba totalmente convencido que su felicidad dependía de ella.