Hola a todos de nuevo. He estado un buen tiempo sin actualizar, lo siento mucho UoU Gomen Nasai!! Pero entre los estudios y mi memoria pez, siempre se me olvidaba subir los nuevos capítulos. Ahora estoy escribiendo el séptimo capítulo de este fic ^-^ asi que ando algo inspirada... aunque aveces se va y me deja a medias ¬_¬U Y aún tengo que escribir el capítulo 13 de Una vida con una oportunidad y terminar el 4º de Aquí y Allí ToT Inspiración, actívate plis!!!

Muchas gracias a todos los que me dejaron reviews ^o^ sois todos muy amables y me dais animos de seguir!!!

Drake Bad Girl: me alegro muchísimo de que te esté gustando este fic T_T Tenía mis dudas, pero veo que no iba muy desencaminada. He adaptado todo a un Harry más audaz y con alguien detrás que le supervisa ,Sirius, que dentro de poquito hará su aparición ^_^ Y bueno, Draco es Draco XD Muchas gracias ^_^

Angel-de-Luz: tienes que hacerme una copia de esa cinta XD que quiero ver como sale Harry por la caja tonta. Y creo que ya han nominado a Harry como mejor buscador de quidditch del año según la revista El Mundo de la Escoba. En este capítulo los secretos sobre la profecía salen un poquito, pero aún no del todo ^_~ dentro de poquito sabrás más. Muchas gracias por tu apoyo, me haces feliz T^T Muchas Gracias!!!

Isa: me alegro de que te haya gustado, aunque creo que me piqué un poquito en la parte del rescate ^_^U Muchas Gracias

Sorasaku-yolei*Hermi: por supuesto!! Harry es el mejor!!! Acaso alguién lo dudaba?? Por supuesto que no!! XD Y cada vez me quedo más flipada, Harry es una mezcla entre James y Sirius según vuestros reviews Ô.o mmm... esperaba que saliera más a James, pero si también tiene algo de Sirius muchísimo mejor ^_^ Muchas gracias por tu review, sis.

Lily de Black: sí, se parece mucho al primer libro al principio, pero a partir de este capítulo y los siguientes las cosas se truncarán e irán encaminadas a la Profecía de Gryffindor ^_^ Muchas gracias.

Aquí os dejo el capítulo 4º!!

*^*^*^*^*^*^*^*^*

Capítulo 4º: Sueños...

Los entrenamientos de Wood eran agotadores. Y todos acababan exhaustos. Con los entrenamientos, a Harry el tiempo se le pasó volando, y sin darse cuenta, el primer partido de la temporada estaba a la vuelta de la esquina. Si no hubiera sido por la ayuda de Hermione, Harry no sabía cómo mantenerse al día con los estudios. Ya que Ron prefería jugar al ajedrez mágico antes que estudiar.

El día previo al partido de Gryffindor contra Slytherin, Harry estaba muy nervioso. Durante la última clase del viernes, Pociones, Harry tenía la cabeza en otra parte, y confundía los ingredientes de la poción que estaba preparando.

-¡Harry! Eso no -le dijo Hermione antes de que echase un vaso de sangre de serpiente. -Es sangre de rata. No de serpiente.

-¿Y qué más da? Las dos son rojas, ¿no?

-¡Ays, Harry! Presta atención. No le des el gusto a Snape para quitarte puntos.

-Está bien. Prestaré más atención. Y ahora, ¿cuál de las dos es sangre de rata?

-Pues... -Hermione estaba confundida. Harry había mezclado los dos vasos y ahora no sabían cuál era cada una.

-¡Qué más da! -dijo Ron. No creo que se produzca una explosión como las de Neville.

¡¡BOOOMM!!

-¿Lo veis?

El caldero de Neville había explotado, provocando una reacción en cadena, y los calderos de Dean y Seamus también estallaron, lo que hizo que toda la mazmorra estuviese llena de la poción que estaban preparando en esa clase.

-¡Inútil Gryffindor! -gruñó Snape. -¿Es que no puedes preparar una poción sin provocar un desastre, eh? ¡Cabeza hueca! Te quedarás aquí a recoger todo esto. -Las campanas sonaron dando por terminada la clase. -Largáos. Y quiero para la próxima clase una redacción sobre pociones curativas. No quiero ver ninguna redacción menor de tres pergaminos. Y tú, Longbottom, te quedas a limpiar el desastre que has organizado.

Harry, Ron y Hermione recogieron sus cosas y salieron de la mazmorra en donde daban Pociones.

-Tres pergaminos. ¡Tres! -se quejó Ron.

-Pero si es muy fácil -añadió Hermione. Harry y Ron la miraron con el ceño fruncido. -¡No me miréis así!

-A mí me da igual el trabajo de Pociones. Ahora lo que me preocupa es el partido de mañana.

-Tranquilo, compañero. Seguro que lo haces muy bien.

Harry sonrió levemente. Apenas tenía ánimos a causa de los nervios.

-Tengo que cambiarme para ir al entrenamiento de hoy. ¡Nos vemos más tarde!

Harry se marchó a la torre de Gryffindor para cambiarse. Se puso su uniforme y salió para ir al campo de quidditch. Cuando llegó, los demás miembros estaban calentando. Y Wood se llevó a parte a Harry para hablar.

-Harry, es mejor que te busques una escoba propia para mañana. Las escobas del colegio no son muy rápidas para un partido.

-Ya la he pedido, pero no la he recibido todavía. Espero que me la manden antes de mañana.

-Yo también lo espero. De todas formas, hoy practicarás con la escoba de siempre.

Después de otro agotador entrenamiento, Wood les dio un discurso previo al partido y fueron todos juntos a cenar.

-Seguro que mañana ganamos. Los de Slytherin no podrán hacer nada contra nosotros -dijo Wood muy alegre.

-Con Harry vamos sobrados -dijo George pasando un brazo alrededor del cuello de Harry y agitándole el pelo.

Entraron en el Gran Comedor y se fueron a la mesa de Gryffindor. Harry se reunió con Hermione y Ron.

-¿Qué tal el entrenamiento? -le preguntó Hermione.

-Agotador.

-¿Cómo siempre, no?

-Pues sí.

-Yo estoy deseosa de que llegue mañana.

-¿Y eso?

-Porque es la primera vez que voy a ver un partido de quidditch. Sé sus reglas. Pero es mejor verlo en vivo, ¿no?

-¡Por supuesto! ¡Es emocionante! ¿A que sí, Harry?

-Si te soy sincero, mañana también va a ser la primera vez que vea un partido de quidditch. Además de que juego en él.

-¿Nunca has ido a un partido de quidditch?

-No. Recuerda: he estado oculto durante todos estos años.

-Ouh. Cierto.

-Potter -le dijo la profesora McGonagall que acababa de acercarse a ellos. -Has recibido un paquete esta tarde. Lo hemos mandado a tu habitación.

-¿Un paquete?

-Sí. Asi es. -Y la profesora McGonagall se marchó a la mesa de los profesores.

-Me pregunto quién me habrá mandado un paquete.

-¿Y qué te habrán mandado?

-A lo mejor es un Howler.

-¿Un qué? -preguntaron a la vez Harry y Hermione al unísono.

-Es una forma de castigo -explicó Ron. -¿Tú no habrás hecho nada malo, verdad?

-¡Por supuesto que no!

-Entonces no sé qué será

-Bueno -Harry se puso de pie, -me gana la curiosidad. Voy a ir a ver el paquete que me han mandado. -Y se marchó corriendo del Gran Comedor.

Fue a la torre de Gryffindor en pocos segundos. Pasó por el hueco del retrato y subió al cuarto de los chicos de primer año. Sobre la cama de Harry había un paquete alargado. Harry desgarró el papel marrón y descubrió una hermosa escoba. Estaba pulida y brillante. El mango era de caoba, tenía una larga cola de ramitas rectas. Y escrito en letras doradas: "Nimbus 2000".

-Estupenda... -susurró.

Ron y Hermione entraron al cuarto con la respiración acelerada y cansados.

-Harry, no te vayas tan deprisa.

-¿Qué te han traído? -le preguntó Ron, acercándose a la cama de Harry. Ron se quedó sin palabras al ver lo que Harry había recibido. -¡Es una Nimbus 2000!

-Sí. -Harry tomó la escoba entre sus manos. -Ojalá pudiera montarla, pero ya es muy tarde -dijo mirando a la ventana. Estaba totalmente oscuro.

-Pues sí. Asi que mejor bajamos y hacemos los deberes.

-¿QUÉ?

-Hermione, no sé cómo te las apañas para fastidiar los mejores momentos -le reprochó Ron.

-No fastidio nada -se defendió Hermione. -Solo que soy responsable. Hagámoslo y tendremos el fin de semana libre. Venga, Harry -Hermione tiró de Harry. -¿No te irás a quedar aquí toda la noche viendo la escoba, no?

-Pues la verdad...

-Vayamos a la Sala Común para hacer los trabajos de Transformaciones y Pociones.

-¡Pero si tenemos tiempo de sobra! -se quejó Ron.

Hermione se llevó a rastras a Harry y a Ron. Pasaron el resto del tiempo haciendo los trabajos para la profesora McGonagall y para Snape. Cuando ya estaban cansados de tanto trabajo, se fueron a la cama. Ron había acabado con mareos y dolores de cabeza de tanto trabajo que Hermione les obligó a hacer.

-¡Sois unos exagerados! Tampoco fue para tanto. Lo que pasa es que sois unos debiluchos.

-¡No somos unos debiluchos! -dijeron Ron y Harry a la vez.

Hermione suspiró, -Que descanseis. Yo me voy a dormir. ¡Buenas noches!

-Esta Hermione, no sé cómo lo hace -dijo Ron mientras subían las escaleras en dirección a los cuartos de los chicos.

-Yo tampoco.

Estando en el cuarto, Harry se puso su pijama y se metió en la cama. Por culpa de los nervios, Harry no sintió sueño hasta muy entrada la madrugada. Cuando por fin el sueño le venció, Harry sintió una extraña sensación. Su colchón se derretía bajo su peso, haciéndose líquido. Y Harry cayó al agua cálida. El sonido de las olas llegaba a los oídos de Harry. A pesar de todo, Harry no abrió los ojos. Era una sensación muy agradable. Quería quedarse allí para siempre. Estaba dejándose llevar por el agua, cuando escuchó otra vez a aquella mujer cantar...

Duerme mi niño, duerme,

que yo velaré tus sueños.

Cierra tus ojos esmeraldas

para que sean protegidos por los míos.

Sueña y descansa,

no te preocupes por nada.

Que mis ojos esmeraldas

velan tus sueños.

Oh, mi niño...

Harry se sorprendió. Y en contra de su propio deseo de permanecer relajado, envuelto por ese agradable calor, abrió los ojos.

Ahora estaba acostado en un sofá que no conocía. Se reincorporó y miró a su alrededor. Estaba en una habitación que nunca había visto. La luz era muy tenúe, el único foco de luz provenía del fuego de la chimenea.

Harry se puso de pie y se quedó de piedra al darse cuenta de que ya no llevaba puesto su pijama. En su lugar, llevaba puesto una elegante túnica dorada, con adornos de color rojo. Y sobre la túnica, una capa de color roja oscura con adornos dorados. Harry se quedó un tiempo mirando su nuevo vestuario, cuando un hombre pasó por delante de él. Harry casi pegó un grito del susto.

-Lo... lo siento -dijo llevándose la mano al pecho. -No sé cómo he llegado hasta aquí... Usted perdone... Estooo... ¿Dónde estamos?

Pero el hombre no respondió.

-¿Hola? ¿Me oye?

Nada.

-¿Está usted sordo? -gritó Harry.

Nada otra vez.

-Sí. Definitivamente usted está sordo.

El hombre era un anciano que podría tener la misma edad que Albus Dumbledore, o más. Tenía una barba blanca que llegaba hasta el pecho. Y una melena plateada sobre los hombros. Vestía una túnica roja oscura.

El anciano se sentó en una elegante silla, delante de un enorme escritorio. Tomó una preciosa pluma y comenzó a escribir. Ignorando a Harry.

Harry desistió del intento de hacerse notar por el hombre, y anduvo por la habitación. Era circular, y las paredes estaban llenas con estanterías, las cuales estaban llenas de libros, pergaminos, frascos, algún que otro caldero, plumas desgastadas, pequeños baúles, y aparatos que Harry nunca había visto. Detrás del escritorio donde estaba el anciano, había una enorme ventana circular. Harry se asomó por ella. Tal vez supiera de ese modo donde se encontraba.

En el cielo había una hermosa luna llena, lo que hizo que Harry sonriera. También había un enorme prado, un bosque y un gran lago.

-Esto parece... -musitó Harry.

Se fijó desde donde estaba mirando, y se quedó boquiabierto al darse cuenta que estaba en Hogwarts. Entonces, el bosque era el Bosque Prohibido. Y el lago era por donde había llegado en su primera noche en Hogwarts. Pero había algo que no seguía igual que siempre. La cabaña de Hagrid no estaba.

-¿Qué pasa aquí? Estoy en Hogwarts, pero en una habitación que no conozco de nada, y con otra ropa. Estoy seguro de que esta noche había cuarto menguante, y no luna llena, ahora que me acuerdo. La cabaña de Hagrid no está. Y a este hombre no lo conozco de nada, y no es un profesor de Hogwarts... ¿PERO QUÉ PASA AQUÍ? -gritó Harry revolviéndose el pelo con las manos.

En ese momento, alguien llamó a la puerta.

-Adelante -dijo el anciano levantando la vista del pergamino.

-¿QUÉ? ¿Puedes oír? ¿Y por qué no me respondes? -le preguntó Harry colocándose delante del escritorio. Pero el anciano seguía sin hacerle caso. -¡OYE!

Una mujer anciana, de pelo blanco hasta los hombros, y con una túnica azul cielo, entró en la habitación.

-Disculpe, señora -dijo Harry a la anciana. -¿Puede decirle que me haga caso?

Pero la mujer también ignoró a Harry.

-¿Pero qué pasa? ¿Todo el mundo se ha confabulado para ignorarme?

-¿Todavía despierto, Godric? -dijo la mujer dirigiéndose al hombre.

-Sí, Rowena. He tenido otro sueño.

Rowena lanzó un largo suspiro.

-Siempre estás soñando, Godric. No es algo nuevo.

-Ya lo sé. Pero esta vez he visto el futuro más claramente que nunca.

La expresión de Rowena se ensombreció de repente, y dijo muy seria:

-¿El futuro en el que...?

-Sí -le cortó Godric, sabiendo a lo que se refería ella.

-¿Y cómo era?

-Horrible... -musitó Godric. -Todo por lo que luchamos... por lo que habíamos luchado... Quedará destruido... Y no importará...

-¡Maldita sea! -maldijo Rowena, impotente. -Godric, ¿estás seguro que todo lo que nos has contado será verdad y se cumplirá?

Godric asintió lentamente. Rowena se frotó, nerviosa, las manos.

-¿Sigues decidido a que yo me quede con la piedra? -preguntó Rowena.

-Sí. Estoy totalmente seguro que la guardarás muy bien.

-Oh... Me alegro de que tengas esa confianza en mí, Godric -dijo mientras se sonrojaba lentamente.

-Menudo par -se quejó Harry, que había escuchado toda la conversación.

-Dime, Godric, ¿aún estás pensando en reencarnarte?

-Sí -dijo mientras se ponía de pie y se acercaba a la enorme ventana detrás del escritorio. -Haré ese hechizo. Porque quiero que se cumpla mi profecía.

-¿Profecía? -se preguntó Harry.

Pero entonces, ya no se encontraba en la habitación con el hombre que se llamaba Godric, ni con la mujer que se llamaba Rowena. Estaba en lo que parecía ser una cocina. Estaba muy limpia y parecía acogedora. Había una mesa con sillas en el centro. Por una ventana con cortinas, entraba la luz de la luna. Harry vio las siluetas de dos hombres que estaban fuera de la casa. Sentados en unas sillas de jardín, bebiendo.

-Toma -dijo la voz de un hombre. -Este es el tesoro de mi familia. Ha pasado de generación en generación. Ahora, yo te lo doy a ti. Estoy seguro de que lo guardarás bien.

-Espera, espera... ¿Me estás diciendo que el tesoro de tu familia es una canica roja? -le respondió otra voz de hombre, la cual, a Harry le parecía familiar.

-No es una canica. Aunque no lo creas, tiene un gran poder mágico.

-¡Uouh! -exclamó el segundo hombre. -Pero, ¿no deberías darselo a tu hijo?

-Sí, pero prefiero que se lo des tú. Sé que lo protegerás hasta que llegue el momento.

-¡Cuenta con ello! -dijo con determinación. -Protegeré el tesoro de tu familia y a tu hijo.

Harry iba a quedarse escuchando un rato más, cuando oyó la voz de aquella mujer cantando.

Duerme mi niño, duerme,

que yo velaré tus sueños...

Provenía del piso de arriba. Harry salió de la cocina para pasar a un pasillo que estaba totalmente a oscuras. A duras penas, Harry pudo distinguir su alrededor. Al frente, una puerta que daba a una enorme sala de estar; a la derecha, la puerta principal de la casa: y a la izquierda, una escalera que daba al piso superior. Desde donde se encontraba Harry ahora, la voz se escuchaba con más claridad. Y se percató, de que también sonaba una caja de música de fondo.

Cierra tus ojos esmeraldas

para que sean protegidos por los míos.

Con paso indeciso, Harry subió las escaleras. Los peldaños de madera crujían bajo sus pies. El primer piso de la casa estaba lleno de puertas. Harry giró sobre sí para ver todo, y solo había puertas. La voz de la mujer y la música se escuchaban mejor que antes.

Sueña y descansa,

Harry buscó de donde provenían, y al final del largo pasillo de puertas, una de ellas estaba entreabierta, y por las ranuras pasaba la luz.

no te preocupes por nada.

Harry anduvo hasta que estuvo enfrente de la puerta.

Que mis ojos esmeraldas

La mujer cantaba una especie de canción de cuna, y de fondo, seguía sonando la música.

velan tus sueños.

Harry dudó durante unos segundos, pero al final decidió empujar la puerta...

Oh, mi niño...

Cuando la puerta giró sobre sus goznes, la mujer lanzó un grito desgarrador y triste, que penetró en el interior de Harry, hasta su corazón, el cual se encogió de repente, doliéndole. Harry se llevó las manos al pecho. No sabía por qué, pero sentía una enorme tristeza, y sus ojos se llenaron de abundantes lágrimas. Lloró durante un buen rato, cuando sintió la lluvia caer sobre él. Abrió los ojos y miró hacia el cielo. Era gris, y nubes oscuras descargaban sus peculiares lágrimas sobre Harry. Bajó la mirada y vio que ahora se encontraba en un cementerio. Había lápidas por todos lados, y árboles que casi habían perdido todas sus hojas, movían sus ramas al son del viento. El cesped se humedecía con la lluvia, la cual, se mezclaba con las lágrimas de Harry. Anduvo a través de las lápidas, sin rumbo fijo. Se sentía triste, inmensamente triste. Y quería salir de allí. Anduvo hasta que se encontró con un funeral. Estaba muy lejos, pero estaba seguro de que lo era. Había muchas personas, todas con paragüas, excepto una. Estaba delante de dos lápidas, cabizbajo, su pelo mojado le tapaba los ojos. No le importaba la lluvia, y seguía allí parado. Hasta que, desde lo lejos, Harry vio como caía de rodillas. Una persona cercana se acercó y lo agarró antes de que cayese al suelo. Harry iba a correr a ayudarle, pero las fuerzas el fallaron y cayó al duro suelo de rodillas. ¿Duro suelo?

La lluvia había parado, aunque aún seguía empapado, y con lágrimas en los ojos. Ahora estaba en una enorme habitación de piedra. En las paredes había antorchas que iluminaba levemente la estancia. Harry se puso de pie, como pudo, y pudo ver que en el suelo, en el centro de la habitación, había una enorme circunferencia. Dentro de ella estaba pintados una serie de números, de constelaciones, los símbolos del zodiacos y signos desconocidos. En el centro del círculo, había un pequeño pedestal, con una abertura, como una especia de cerradura. Y fuera de la circunferencia, había otros cuatro pedestales, cada uno representando un punto cardinal.

Harry entró en la circunferencia, y se colocó donde estaba el pedestal central. Y en ese momento, la voz de un hombre gritando se escuchó por todo el lugar, haciendo eco en las paredes. Harry ya había escuchado esa voz. Era la del hombre antes. La de Godric.

Un día, entre sueños, anduve por ellos mirando el futuro. Solía hacer eso siempre...

Pero aquel día, fui demasiado lejos...

Vi un futuro donde los hijos de muggles eran perseguidos y asesinados por

ser lo que son. Los muggles eran tratados como basura.

Y los brujos y brujas simpatizantes de muggles son llamados traidores.

El Mundo Mágico se divide en la creencia de Sangre Limpia y Sangre Sucia.

Y todo, en las manos de un brujo que se llenó de maldad hasta más no poder.

La oscuridad le envolvió dejando solo odio en él.

Ese brujo, quería cambiar a su antojo el Mundo Mágico,

donde los Sangre Limpia tenían todo el poder.

En el futuro que vi, yo ya no existo. Solo puedo contemplarlo desde la otra Vida.

Todo en lo que creía, todo por lo que luché, será pisoteado.

Por ello, un descendiente mío será capaz de hacerle frente a él...

Será capaz de abrir la Puerta del Ocaso, que está entre la Vida y la Muerte.

Sólo él... Y nadie más...

-¿Pero qué significa todo esto? -gritó Harry desesperado.

Una puerta, que Harry no había visto antes, se abrió. Por ella entró una persona de negro y encapuchada, No sabía por qué, pero Harry sintió pánico. Aquella persona miró a Harry con unos profundos y tenebrosos ojos rojos, parecidos a los de los gatos. Sonrió con una sonrisa que helaba la sangre. Harry comenzó a temblar. No estaba seguro, pero ya había visto a esa persona. Iba a salir corriendo allí, cuando el encapuchado saltó hacia Harry, alargando los brazos.

-No...

Estaba cada vez más cerca.

-Basta...

Faltaban escasos centímetros.

-¡NO!

El timbre de un despertador llegaba a los oídos de Harry. Intentó visualizar donde se encontraba ahora, pero no llevaba puestas las gafas. Por lo que pudo distinguir, se encontraba en su cama y llevaba puesto su pijama. Se secó unas lágrimas que aún tenía y descorrió las cortinas de su cama. Se puso sus gafas y tomó el despertador. Miró la hora, él mismo lo programó para que sonara. Pulsó el silenciador y el despertador dejó de sonar. Harry se quedó un tiempo pensando en todo lo que acababa de ocurrir. Cuando se dio cuenta de...

-¿Solo ha sido... un sueño?

Continuará...