Disclaimer 1: Fanfic sin ánimos de lucro. The Loud House es creación de Chris Savino, propiedad material de Nickelodeon Intl, y está bajo licencia de Viacom International Media y Jam Filled Entertainment.

Disclaimer 2: Los materiales referidos y/o parodiados son propiedad intelectual y material de sus respectivos creadores.

Margaritas y lavandas

IV

Tres son multitud, cuatro ya son chusma

Royal Woods, Michigan

8 de septiembre de 2034

3:50 pm

El consultorio de Maggie

Axel fue muy rápido de despachar. Aunque su ética profesional le impide algo más allá de la empatía de rigor a la que el juramento hipocrático obliga, le tiene cierto aprecio por estar en la misma clase de Lois y, más que nada, ser el medio hermano de Vivianne.

Por desgracia, su madre tuvo que estar presente en esta ocasión, muy a su pesar. Ello hizo que la mayoría de los complejos del chico quedaran bastante expuestos sin necesidad de hablar. Tal como si estuviera viendo un mal drama que parece fanfic, Alena demostró con promesas vacías de apoyo y al menos un gesto que le hizo dudar cuando creyeron que no se daría cuenta. Con toda honestidad, esa caricia en la cabeza del chico fue más fría que meter la mano en el refrigerador con las manos mojadas en pleno invierno sin calefacción.

Las siguientes citas no fueron mejores. Entre una niña de secundaria demasiado asustadiza con quien tuvo que aplicar un discurso motivacional de los que tanto detesta, un viejo cuya firma es demasiado parecida a la de Mick Swagger pese a firmar como Michael Swagpool que solo necesita un retiro definitivo y la maestra Nordberg -misma que llegó con algo de harina en el cabello y las cejas algo chamuscadas-, alegando que una broma de un estudiante de nuevo ingreso salió mal y terminó por estallarle en la cara cuando Lois era el blanco. Bien esperaba Maggie que su hija fuera la ejecutora, pero nunca la víctima, mas no un estudiante que quisiera seguir sus pasos.

Última de todas, Lincoln. No le es desconocido que su secretaria y él tuvieran un pésimo historial, pues entre un video de un concurso que usó ella misma como su última tesis sobre paternidad permisiva y sus efectos negativos en el desarrollo emocional de un joven, una maniática que la pelirroja recordó con terror la primera vez que se vieron y las ya constantes visitas del peliblanco para tratar de mantener Alaska lejos de su mente, la situación no podía ser más tensa en la sala de espera. Dentro, todo lo contrario, pues incluso se da el lujo de preparar una jarra de tisana para hablar con toda comodidad… a costa de una amenaza de perder a su mejor secretaria en mucho tiempo.

-¿Y así te quejabas de Canadá? -preguntó Maggie, todavía con el regusto de la manzanilla en la lengua.

-Lo único barato allí son el gas, el pescado y el cable -afirmó Lincoln, recostado en el diván-. Podría haber vegetales de invernadero en el verano, pero no sabes qué tan horrible se pone cuando empieza a anochecer en Barrow o en Anchorage. ¿Y las auroras boreales? Definitivamente no valen lo que uno paga en el avión de ida a Junneau para abordar a Sitka o a cualquier otro sitio.

-Es natural que expreses tu odio hacia ciertos lugares y momentos de tu vida -razonó Maggie mientras dibujaba a su cuñado siendo devorado por peces de aspecto demoniaco-. Al final, ¿no dices que le sacaste provecho?

-Lo único bueno que tiene Alaska es que se gana bien, pero entre el frío, el riesgo de toparte a un oso o molestar a un alce y lo caro que es rentar, es un milagro que esté en una pieza. ¿Crees que es barato conseguir un chucrut decente allí? ¿O fácil no tener que estar a oscuras o con la luz del día por meses?

-En resumen…

-Debí irme a Washington, ¡pero no! -continuó Lincoln- Si los Loud nos concentramos en solo dos estados, Mollie debía de tener su familia por todo el país, excepto Hawaii y Alaska. Y no quería exponerme a quemaduras de sol o una erupción como la de hace dos años. ¿O a dónde me habrías recomendado ir?

-Mira, mejor dedícate a vivir el ahora donde estás -recomienda Maggie-. Ya tengo bastante desde esta mañana como para haber aguantado al menos una docena de quejas hace menos de una hora. Así que ¿quieres, por favor, limitarte a eso y no molestarme por al menos dos semanas?

-¿Qué clase de problemas? -preguntó Lincoln levantándose del diván.

-Cosas de pareja que seguro no entenderías.

-¿Es sobre Luan?

-¡No!

-Si, es sobre Luan.

No es cierto.

-Sabes mejor que nadie que tengo algo de experiencia -reconvino Lincoln-. ¿O te recuerdo quién me coló a la fiesta de graduación de Luan y me anotó puntos para salir con una amiga de Lynn antes de que Liam lo echara a perder?

-¡Siento que la empiezo a perder! ¿Si?

-¿Por qué siento que estoy pasando por esto de nuevo? -ironizó Lincoln, recordando el incidente del tatuaje, el corto tiempo que pasó con Luna en el autobús esta mañana y la patada que Lois le dio cuando regresó.

Sin más remedio, Maggie estaba a nada de empezar a explicarle cuando Lois irrumpe en la entrada.

-¿Y ahora qué? -maldijo Maggie.

-No me lo vas a creer -dijo Lois, evidentemente alarmada-, pero

-¡Loud! -gritó Benny entre maldiciones tras la puerta del local- ¡Me debes un maldito auto, pequeña estúpida!

-Margaret… -empezó a gruñir Maggie, rabiando por el estrés acumulado y la tensión.

-¿Qué hiciste? -cuestionó Lincoln, ya con los dientes de la esposa de Luan rechinando.

-Hay un chico que puso trampas en las que hasta tía Leni no caería, ¡todas sacadas de mis viejos libros! ¡Pero yo no tuve nada que ver en eso y…! -explicó Lois, alterada-… ¡y voló el auto del amargado de Stein! ¡Ahora cree que yo lo hice cuando le tenía algo diferente!

Con un tic, Lincoln se decidió a hacer lo que, en su posición, no debía haber hecho. Salir y confrontar a un potencial imbécil. Maggie, por su parte, ya parecía una olla de presión a nada de estallar.

~o~

Luan no se podía creer que a su mejor amiga del club de drama le tocó algo tan improbable como sacarse la lotería del estado. Si bien Shannon no era precisamente humilde ni de extracción ni de temperamento, que llegara en un Cadillac híbrido del año forrado con gamuza americana y luciera su ropa como si tuviera catorce le es algo chocante, negacionista incluso. Como si ella se aferrase a la idea de que está en la flor y nata de su adolescencia.

Para cuando ya se habían puesto al día, ya estaban con unas rebanadas de pastel estilo Sacher que Clyde vendía al restaurante como exclusiva y sello de su incipiente repostería, acompañadas de sendas masas de crema batida y frutos rojos por encima del postre.

-¿El Portal Chortle? ¿Es en serio? -preguntó Shannon, incrédula y sorprendida- Leí en la sección de viajes del Heraldo de Detroit que era un lugar horrible.

-¿Horrible? ¿Y quién crees que se presenta allí de martes a domingo y con rutinas nuevas cada semana? ¿Chris Savino o Ramsey Naito? -cuestionó Luan, ironizando su respuesta- Así me gano la vida.

-Horrible por la comida, no te lo tomes tan a pecho -alegó Shannon, pues el videoblog que leyó de una tal Joyce C. Randall señalaba que no había nada rescatable en Royal Woods, y que la comida que allí se sirve es un buen indicador para mantenerse lo más lejos posible-. Aquí entre nos, creo que la presentadora fue alguien que salió muy mal de aquí.

-Pues que consuelo -dijo Luan, un tanto ofendida-. ¿No trabajas en la farmacia del centro?

-Tiempo pasado. No creerías lo que me está costando pelearle al idiota de Rex el dinero de la lotería -afirmó Shannon-. ¿Quiere regresar con la zorra de Amy? Está bien, pero que no me quite lo que a mí me costó un boleto… y, en su caso, que ni se le ocurra embarazar a nadie fuera de matrimonio.

-Esos dos nacieron tal para cual.

-Ni me recuerdes lo posesiva que es.

No era necesario. Un día habían ido a buscar a Rex cuando la maestra Bernardo había realizado audiciones para Edipo Rey donde él daba vida a dicho personaje. Cuando lo encontraron en su casa, estaba convenientemente en el asiento trasero del auto de la empresa de su padre con la rubia aullando sobre su torso, haciendo que el vehículo se meciera con salvajismo bestial. Eso las perturbó lo suficiente como para que, un par de semanas después, y ya terminada la obra, Luan se inhibiera con Benny cuando quiso hacer lo propio. Faltó más de una botella de vino y el baile de graduación para que se sacara de todos esos miedos. Shannon, por su lado, esperó a que ese "ingrato malnacido" botara a Amy en plena fiesta en su casa para tomarse una cortesía con su enemiga de entonces.

-Dejemos de hablar de mi vida, Lu. ¿Qué tal la vida de casada?

-Pues no es mejor que la vida de divorciada -sonríe Luan, pensando en la noche que Maggie le regaló después de esa primera nalgada que le diera cuando lavó los platos-. Tiene sus altas y bajas, pero nunca deja de sorprenderme.

-Sobre todo cuando vas en las bajas, ¿no?

-Especialmente en las bajas.

Las dos tuvieron definitivamente ideas muy diferentes de lo que quisieron decirse una a la otra.

Luan pensaba que Shannon se refería a esos momentos en que llegan a discutir por alguna nimiedad, lo cual era infrecuente a menos que Lincoln o alguna de sus hermanas estuviera cerca, cuando alguien en el trabajo le grita que sus rutinas son demasiado aburridas y no le dan tiempo de responder, o más reciente, por los comentarios que de cuando en cuando le hace Jordan sobre algunas cosas que supuestamente le fallan a la hora de cocinar.

Shannon, por su lado, iba más en un tono muy subido. Se imaginó una ocupada vida marital de día y noches salvajes llenas de luces, licor, fasto y sensualidad desbordados. Lencería atrevida bajo ropas muy conservadoras, desenfreno y quizás algunos juguetes como el enorme consolador que tiene en la repisa alta de su clóset que no tenían desperdicio en su vida.

-¿Y alguna vez te metiste con alguien casado? -preguntó Shannon de la nada, pensando en probar lo que Benny se perdió por la irrupción de aquella mujer con la que, al menos le llegó por malas lenguas, tuvo un amorío antes de esa bochornosa tarde.

-¿Qué? ¡No! -respondió Luan, protegiéndose con las manos de algo que, pensó, le llegaría de donde menos lo esperaría en una situación corriente.

-Imaginé que, tal vez, podríamos divertirnos un poco.

-Lo siento, pero mi trasero ya tiene dueña, ¿entiendes? -detuvo Luan, riendo incómoda.

-Podemos jugar sin que tu esposo se entere -dijo Shannon, sacando una licorera y con un teléfono sonando.

-¿Hola? -contestó Luan, agradecida de haber sido salvada por la campana- ¿Ahora qué pasó…? No se muevan… ¡Si, les devuelvo la llamada, voy para allá.

-¿Qué ocurre?

-Que el idiota de mi hermano se quiso hacer el héroe y lo golpearon -encubre Luan, tomando sus cosas mientras ríe nerviosa-. Mira, ¿por qué no nos vemos otro día? Tal vez cuando no estemos tan libres o cuando no tenga otros asuntos que atender, ¿quieres?

Saliendo del restaurante, Luan luce sonrojada, pues es la primera vez en años que una mujer casi la obliga a serle infiel a Maggie. Decide que, si las cosas salen mal con Jordan, siempre puede ser que le presente a Shannon a su hermano, así sea que él se niegue en redondo para una primera cita o lo que sea que se pueda dar.

Le tomó tiempo llegar al consultorio. Lo primero que vio fue a Maggie con un ojo morado y a Lincoln y a Lois atendiendo este.

-Ese cabrón ya tiene sus días contados -maldijo Lincoln, adolorido por los golpes recibidos.

-Déjalo -musitó Maggie-. No lo vale. Lois, quiero que salgas.

-Pero ma-Maggie, ese tarado

-Afuera, Lois, ya -ordenó Maggie-. Esto ya es charla de adultos -esperó a que Lois saliera, sin prestar mucha atención a su madre-. Con razón tus hermanas decían bastantes cosas buenas de ti.

-Solo hago mi trabajo -respondió Lincoln, centrándose en quitar el maquillaje del área afectada antes de tomar un cubo de hielo del frigobar de Maggie y ponerlo en un trapo-. No dejes que se pierda el contacto con la piel.

-Voy a sonar loca, pero a veces siento que no merezco estar casada con alguien tan… tan…

-¿Tan especial? -dijo retórico Lincoln, a lo que Maggie asiente- Tonterías. Sabes mejor que yo que ella besa cada pisada que das en la acera.

-No esta semana.

-¿Perdón?

-No negaré que Lisa nos hizo un favor -dijo Maggie, atribulada-, pero hay cosas con las que ni ella se metería.

-¿Cómo cuales?

-Hoy le preparé un almuerzo de panqueques a Luan. ¿Sabes que hizo? ¡Me mandó al cuerno! Traté de cancelar todas mis citas del día para pasarlo con ella, pero ¿funcionó?

-Hasta yo sé que no puedes controlar cada aspecto de tu vida sin afectar a nadie.

-Esa es la mayor sandez que nadie dijo -dijo desdeñosa Maggie.

-Me dijiste eso la sesión pasada -reprochó Lincoln-. Además, no creo que tus panqueques sean tan malos para despreciarlos.

Señalando la caja que tenía desde la mañana, Maggie le indicó sin hablar que tomara uno. Sin miramientos, Lincoln se llevó uno a la boca y su expectativa de topar algo rico se fue al suelo. Era el bocado más insípido que haya probado, muy por encima de la libra de salmón que consiguió la tercera semana en el norte.

Haciendo un enorme esfuerzo por no reír, Luan observa divertida la cara de Lincoln. Ya tiene diez minutos que Cristina se fue, pero el sonido de ciertas botas la puso sobre alerta demasiado tarde.

-Hola, mamá -saludó Lois.

Ni bien terminó, Lois empezó con un brutal ataque de cosquillas que desató una violenta carcajada. Es muy raro que ella sea la víctima de las cosquillas, teniendo más el rol de ser la ejecutora. Sabe que Maggie podría ponerse algo pesada si no recibe su dosis semanal, pero Lois… hace ya mucho que le dejó en claro que había zonas rojas para eso, y en un momento llegó a una que definitivamente tiene prohibido alcanzar.

-¡En…! ¡En las pl…! ¡Plantas no! -suplicó Luan, quejándose entre risas mientras Lois atacaba sus pies, ya sin zapatos y con las tobimedias ya en el suelo- ¡En…! ¡Deja mis… mis pies!

-¡¿Qué rayos estás haciendo ahora?!

La voz de Maggie, momentos atrás buscando desahogo, ahora resuena con una renovada furia. Si hay algo que odia de ciertos accidentes con Luan, es que tengan que ver con cosquillas, razón por la que evita hacerlas en la planta de los pies. El olor de orina jamás le ha gustado, y menos por una broma del payaso de su clase que le hizo beber una yarda a rebosar como novatada en la universidad… razón por la que tampoco tienen mascotas en casa.

Lois, sintiéndose aterrada, rompió todo contacto. Y a juzgar por lo que todos ven, incluyendo una atribulada Shannon que apena entró, Luan está a nada de necesitar usar el sanitario.

Por suerte para Lincoln, el mal sabor de boca se le fue.

~o~

11 de noviembre de 2022

Día 4 (atrasado)

Risas

Dicen que la risa es una buena medicina, pero ¿no pensaron que también puede ser una chispa detonante de problemas?

Bueno, así va el día de Luan y Maggie. Una vieja amiga se aparece (si, como que tengo algo por Shannon... se me hace linda, la verdad) y un negocio para nada gracioso se cruzó con Luan. Maggie, un día se le arruinó por una complacencia que esperaba seguir con lo iniciado en la víspera. Lois no hizo nada y ahora le cuelgan muertos, y para colmo... algo que decidí dejar fuera de foco. Solo diré que Lois va a tener mejores calificaciones, so pena de recibir la ira de Lincoln "Manomartillo" Loud XD...

J0nas Nagera... (1) si, no es un buen día para nadie. La verdad, lo que sí es un hecho (2) es que al menos Maggie disfrutó el recuerdo que le trajo su canción de bodas, y siendo transparente este no es ni el último fanfic que trabajo con música en su escritura y narrativa... aunque sí la segunda vez que salgo de mi zona en serio. ¿O debo recordar Princesa Caída, puntos aislados en Deportación y Vínculos, ese especial de San Valentín con Lucy, La Novena Hora o, más antiguo, La Historia de Sierra (en el fandom de Drama Total, no recomiendo su lectura por lo atroz de la estructura)?

Al rato, la otra cara. Un dramón más telenovelero... con lo que me encantan las telenovelas, maldita suerte de perro...

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Sam the Stormbringer