"Cuidando de un rival"
Por Makita.-
Vagaron durante otras tres horas más. La tarde se les había pasado volando y mientras más avanzaban por las calles, mas se alejaban del lugar de inicio. Preguntaron en varias partes y nadie conocía la calle que buscaban. Len pensó en llamar a un taxi y devolverse a la casa, pero no podían dejar la camioneta abandonada en cualquier lugar y menos si no sabían cual era ese lugar.-
Decidieron parar en algún lugar para descansar, y por unas calles desiertas dieron por casualidad con un parque, así que estacionaron el vehículo en una esquina. Era un parque pequeño, con juegos para niños.
-Mmm esta rico esto.- dijo Len sentado en las piernas del ainu, comiendo un emparedado.-
-Aja y tu que no querías comer nada...
-Debo admitir que fue buena idea.
Horo Horo se balanceaba en un columpio, con el Tao sentado en sus piernas. Se encontraban solos, mas desorientados que antes. Pero se estaban tomando el asunto con mas ligereza...después de todo no era "tan grave" y "ya encontrarían el camino a casa".
-Tal vez debería manejar yo. Tengo mejor sentido de orientación.-
-Quien sabe...
Horo Horo termino su almuerzo rápidamente y después comenzó a mirar el de Len con unos ojos muy sospechosos.-
-No me mires así...
-¿Por qué no lo acabas de una vez, así no me torturas mas?
-¿Quedaste con hambre?
-Un poco...
Len le pasó su emparedado, estaba acostumbrado a tener que darle su almuerzo al hambriento chico del norte. Hizo ademán de moverse, pero el ainu no se lo permitió. Se sentía bien tenerlo sobre sus rodillas.
-Mhhh estaba más rico que el mío... ¿por qué?
-No te hagas preguntas tontas y pensemos en como volver...
-Yo no conozco Tokio...
-Y yo menos, si vivo en China...
Se quedaron un rato en silencio. Horo jugaba con una servilleta, mientras pensaba en como salir de este problema y Len balanceaba los pies. De pronto su rostro se ilumino.-
-Ya se, preguntemos como salir a la autopista...
-¿y de que nos sirve eso?-La autopista pasa por todo Japón...
-Tienes razón...
Len se acomodo y abrió sus piernas, poniendo cada una a cada costado del ainu. Horo Horo no logro evitar sonrojarse por la posición tan insinuadora en la que se encontraban. Len trenzo las manos, tras su cuello.-
-Oye, no te muevas tanto, que...
-¿qué?
-Tú sabes, las hormonas...
-Lo siento...
Después de eso, el inconsciente chico del norte, comenzó a balancearse fuertemente, haciendo caso omiso a las advertencias de su compañero.-
-Oye, nos vamos a caer...
-¿qué? ¿Tienes miedo?-dijo desafiante.-
Horo hizo mas fuerza para tomar mas vuelo, pero en el intento se fue de espaldas y los dos cayeron sobre el polvo, el ainu reía a carcajadas, con Len sobre el, refunfuñando.-
-¿Ves? ¡No me haces caso!
Len trato de levantarse, pero Horo Horo lo abrazo contra su cuerpo, evitando que el columpio lo golpeara en la cabeza, en su incesante vaivén.
-¡Cuidado!...que después soy yo quien tendrá que cuidar de ti...
Se levantaron con cuidado y se sentaron bajo la sombra de un gigantesco árbol. Len sacudía sus ropas insistentemente para sacarse la tierra y Horo sólo cruzó los brazos tras su nuca y apoyó la espalda contra el grueso y áspero tronco. Estaba atardeciendo, se les había pasado la hora volando y aún no encontraban una solución a su problema. Si dejaban el auto abandonado y tomaban un taxi, cabía la posibilidad de que alguien lo robara, si seguían dando vueltas, más se perderían entre las calles y si llamaban a Yoh para pedirle ayuda...¡¡¿como demonios le explicaban en donde se hallaban?!!
Len se sentó al lado del ainu y levantó la cabeza, para mirar el cielo. El parque estaba desolado, ni siquiera habían niños jugando por los alrededores.
-Len...
-¿ah?
-Bésame...
Se quedó callado, mientras sentía como el ritmo de su corazón se aceleraba y todo su cuerpo comenzaba a actuar extraño. Atisbó a Horo, quien lo miraba entre serio y divertido, acercándose más a él.
-¿y porqué debería hacerlo?-preguntó, aparentando indiferencia.
-Porque siempre soy yo quien te besa...ahora bésame tú...
Len pestañeó varias veces seguidas, tratando de aclarar sus pensamientos. Quería besarlo, pero era tan tímido (en el aspecto sentimental) que le daba vergüenza. Pero si fue capaz de vencer a su padre, de enfrentar a varios combatientes muy poderosos durante el torneo... ¿como no iba a ser capaz de dar un solo beso? Además él quería a Horo... ¿como no hacerlo si era el objeto de su deseo?
-Ven...-murmuró.
Len miro a Horo Horo detenidamente, miro sus labios, tan expuestos, tan besables. No había nadie que pudiera interrumpirlos, lo acerco hacia el tomándolo de la barbilla. Sus ojos se cerraron automáticamente, anhelando el contacto. Finalmente sus labios presionaron contra los del ainu y nuevamente esa sensación placentera y dulce se apoderó de todo su cuerpo. Su mano, antes bajo la barbilla de Horo, se dirigió hasta su cuello y terminó cruzando ambos brazos tras el mismo, mientras que Horo sólo posó sus manos sobre la cintura de Len, en un contacto sumamente delicado.
El ainu sitió como Len usaba la lengua, que lentamente se introducía en su boca. Lo más dulce que ha sentido y que lo impulsó a abrazarlo con mucha más fuerza, para transformar el momento en uno mucho más apasionado. Lamió sus labios, recorrió con sus manos su cuerpo e inhaló aire con ganas. Luego se percató que Len se estaba separando irremediablemente de él y que lo miraba con tierna curiosidad.
-¿Quedaste conforme?-preguntó el de cabellos violáceos, mirándolo con cierta picardía.
-No...Quiero más...
El travieso muchacho lo abrazó nuevamente contra su cuerpo y el Tao no pudo resistirse. Era algo que él deseaba también, poder pasar tiempo a solas, con la persona que más amaba en el mundo. Correspondió a su abrazo con lentitud y apoyó la cabeza en su hombro. Disfrutaron de la fresca brisa, del hermoso color del cielo, del silencio, del calor del otro, por bastante tiempo.
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-¿No iba a conducir yo?
-No, tú no sabes manejar...
Len estaba sentado frente al volante. El cielo había ennegrecido y los faroles de las calles iluminaban levemente el sector. Veían a lo lejos más edificios y más autos, pero seguían estacionados en el mismo lugar. Horo miraba las polillas que giraban en torno a la ampolleta del farol, aburrido. Len encendió la radio.
-Oye. Es un especial de los Beatles.
-¿y eso que?- lo tomo del mentón, para que lo viera a el.-
-Que quiero grabarlo.-
-¿ahora?
-Si.-
Len se levanto de su puesto y abrió la guantera del auto, para buscar un cassett virgen. El ainu quedo con la boca abierta, lo tomó de la mano y lo jaló hacia el, pero el Tao no le prestaba atención. Miro con desprecio el cassett que decía "canciones románticas" y no dudo en meterlo a la casetera para grabar encima. Subió el volumen de la radio.
-¿te volviste loco?
-¿por qué?-pregunto concentrado en otra cosa.-
-Porque tu y yo tenemos que buscar el camino de regreso a casa.
-Después del especial, Horo.-
-¿y cuanto dura el especial?-pregunto rascando su cabeza.-
-No se. Casi siempre duran como una hora.
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Habían pasado más de diez canciones. Horo Horo miraba por la ventana distraídamente, esperando que el estúpido especial de los beatles terminara rápido. Nunca se imagino que a Len le agradara ese tipo de música tan antigua, pero conociéndolo, supuso que era porque era música única, con historia. Lo miro de reojo, estaba sentado en el asiento del conductor, con las piernas sobre el volante y los ojos cerrados. Se aproximo a él y acaricio su cuerpo por debajo de su camiseta, mientras lo besaba en la mejilla. El de ojos dorados lo abrazo, respondiendo de igual manera a sus manifestaciones afectivas, Horo se alegró, por fin se había olvidado del especial y le estaba dando mas atención a él.-
-Esta canción es muy buena...
Len alejó delicadamente al ainu de su cuerpo, para subirle el volumen. El chico del norte bajó la cabeza, frustrado, porque el muchacho nuevamente se escabullía de sus brazos. Pero la solución a su problema era fácil. Sacó las llaves del auto.-
-¿que haces?-pregunto con el tono frío de siempre.-
-Lo siento, Len...
-¡Pero estoy grabando!
-Prometo regalarte un CD de esos jetones otro día...
Iba a reclamar algo, pero lo pensó mejor. Era mucho más agradable tener un CD que un cassett, porque en el Cd la música se escucha más nítida, mas clara. Acepto la propuesta del ainu, aunque estaba casi seguro de que el cd nunca llegaría (Horo Horo era muy olvidadizo)
Al fin se habían acabado las distracciones, y aunque Len estuviera triste por no grabar el especial, esta era una oportunidad que no se podía desperdiciar. Lo sujeto juguetonamente de la cintura, tocando sus labios con la punta de sus dedos, explorando con cuidado y sutileza el rostro de su compañero. Len cerró los ojos, las caricias del ainu eran algo que lo hacía sentir desfallecer, todo su cuerpo clamaba por más. Apoyó la mejilla contra el respaldo del asiento, para mirar al muchacho. La tela era suave y lo incitó a frotar su mejilla contra ella.
Horo también giró su cuerpo sin quitarle la vista de encima, recorriendo toda su fisonomía con esos ojos suyos, tan exploradores. Ambos se acercaron al mismo tiempo. El ainu lo sujetó firme para que no se escapara y por otra parte Len no tenía la menor intención de hacerlo. Horo buscó sus labios, pero el otro muchacho se había quedado completamente paralizado. Observaba fijamente detrás de él.
Giro y se encontró de golpe con el rostro de un policía, que tocaba la ventana.-
-¿que Demo...?
Bajó el vidrio con un semblante interrogante y molesto.-
-¿que quiere?
-Esta estacionado sobre el paso de cebra.-
-Hable con él, él es el chico del volante.-refunfuño indicando al Tao.-
El policía frunció el ceño y saco su libreta.-
-Esto es para multa ¿sabe?... Muéstreme su identificación...
Len sudó frío. No tenia licencia. Horo miro preocupado al policía y luego a al muchacho a su lado. No escaparían de esta.-
-¿cuantos años tiene?-preguntó con voz ronca y levantó sus lentes.-
-¿que le importa?
-Es que usted no tiene edad para conducir...- explicó solemnemente.-...y eso si es grave. Tendrá que acompañarme.-
Cerró los ojos dorados y lanzó una carcajada. Sacó su billetera y le mostró un fajo de billetes.-
-es conversable... ¿verdad?
Esa fue la gota que rebalsó el vaso. El uniformado abrió la puerta y sacó a Len del auto de un tirón. Horo se alarmó y también bajo del vehículo.-
-¡Con soborno mas encima! ¡Su identificación!
-¡no tenemos, no tenemos!-declaró el ainu, asustado de que el tipo le hiciera algo a Len.-
-Jajaja, no puedo creerlo...menor de edad, sin licencia, que soborna y estaciona sobre paso peatonal... ¡a la comisaría!
Sujetó al Tao de la camiseta y lo empujó hacia el auto policial. También se llevo a Horo por ser cómplice. No se salvo del pisotón que le mandó Len, por abrir la bocota.-
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Después de dos horas y media de esperar en la comisaría, Horo Horo despertó. Lo primero que hizo fue mirar a su lado. Sintió alivio al ver a Len dormido sobre su hombro. Sus mejillas estaban teñidas de color rojo, mientras dormía y eso lo hacia ver sumamente adorable. Acaricio sus cabellos violáceos, mientras cantaba una canción de los beatles y miraba hacia el techo. Escuchó un ruidito singular. Otro de los tipos que estaba detenido junto a ellos, golpeaba el borde del reloj contra la reja. También esperaba a que atendieran su caso, pero los uniformados se daban vueltas por todas partes, sin solucionar nada.- Nunca antes había estado "preso" y era realmente desagradable...la celda era tan tétrica, tan fría...
Ahora que recordaba, estaban perdidos irremediablemente en algún lugar de Tokio. Se pregunto si Yoh y los demás habrían salido a buscarlos, después de todo "iban y volvían" y en eso se demoraron más de siete horas. Afuera estaba oscureciendo y todavía no hallaban el camino de regreso a casa. Hasta pensó que Yoh había llamado a la policía...que ironía...
-¡¡¿¿¿Quiere callarse???!!
De repente Len se había despertado y levantado eufóricamente, gritándole al sujeto que hacía ese molesto ruidito. El hombre se quedó quieto y Horo rió al ver el semblante asustado del sujeto.
Un policía de mejor rango, se asomo por los barrotes.-
-¿es usted el muchacho del soborno?
-Si.- contestó secamente.-
-Están libres...- abrió la reja.-
Len le lanzó una mirada escalofriante al hombre a cargo. Salieron juntos y el policía a cargo los hizo firmar en un libro, pero antes les explicó.
-El auto quedará requisado aquí, en la comisaría. Si quieren recuperarlo, deberán presentarse la próxima semana con esta suma de dinero...con sus padres...
-Déme eso.- Len le quitó el papel de las manos al hombre y lo guardó en su bolsillo.- Vámonos a casa, Horo...
Ya era pasada la media noche, ambos muchachos salieron de la comisaría, enfrentándose al frío y a lo desconocido.
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Continuará-
Ya estoy de vuelta!! Tuve mucho, muchísimo trabajo en las últimas semanas pero mi esfuerzo (y del grupo) tuvo su merecida recompensa…nos sacamos excelente nota y por eso estoy feliz!!...y ahora tocaba el turno de darse una vuelta por aquí.
Mis agradecimientos a: Lady Tao, Asami paola, Lucy Horita, Kisuka, Lady tao, Ale, Karin (que tuvo que mandarme el review por partes:P jijiji), Haruka, Sango Asakura :) , Lucy Horita, Nami (vaya…tu primer review y lo escribiste en mi historia!! Que feliz soy:p!!) Maiden Asami, y por último Lady tao y Lucy Horita.
Yap…aquí finaliza el noveno capítulo de esta historia, espero que haya sido de su agrado. No piensen que aquí termina, quedan unos cuantos capítulos por subir…¡Nos vemos!
Makita.
"…Los besos son como pepitas de oro o de plata, halladas en tierra y sin un gran valor, pero preciosas porque revelan que cerca hay una mina..." (Villiers George)
