Cuidando de un Rival

Por Makita.

Yoh ya babeaba sobre la mesa del comedor y Anna, sentada un poco más lejos, observaba con dedicación la discusión que se estaba formando en torno a esa mesa. Desde que Len y Horo llegaron de su travesía por las calles de Tokio, Ryu no había parado un segundo de regañarlos; y les exigía que tomaran cartas en el asunto. ¿Pero que podían hacer, si la situación se había escapado de sus manos?-Manta suspiró a un lado de Yoh.

-Muchachos...calmen los ánimos.-agregó.

-Manta, no te involucres...la culpa la tienen este par.-reclamó Ryu, afectado por la pérdida de la camioneta de Billy.-

Len estaba sentado frente a él, de brazos cruzados, tratando de soportar el sermón...¿pero porqué tendría que hacerlo? Él era el gran Len Tao, respetado por todos...no iba a dejar que un sujeto como Ryu lo retara como si de un bebé se tratara; con un gesto de indiferencia miró al muchacho sentado a su lado...Horo tenía ambos codos apoyados en la mesa, escuchando con fastidio todo lo que le decía Ryu.-

Se quedó viéndolo un rato más, hasta que la voz fastidiosa del Shamán lo sacó de su ensimismamiento.

-Rayos, Horo Horo! ¡Tu tienes la culpa por no cuidarte esa herida!

-¿Qué?-preguntó desconcertado el Peliazulado.

-¡Que todo es por tu culpa!

El muchacho de China se levantó y lo apuntó con su lanza. Achicó los ojos molesto por la actitud de Ryu-

-Ya cállate. Me tienes enfermo...

-Pero...

-Si tanto quieres esa camioneta, aquí tienes.- le entregó un cheque en blanco.- Anda y cómprate otra...deja de fastidiarnos una y otra vez.

Yoh sonrió aún dormido y Anna se alegró interiormente de que la discusión haya acabado. Manta en tanto, miraba la expresión de sus amigos: Ryu parecía satisfecho, Len muy molesto y Horo estaba entre dormido y despierto...a veces eran buenas las soluciones prácticas del joven Tao.

-Y no te atrevas a culparlo nuevamente ¿oíste?

Ryu asintió con un dejo de fastidio y Len retiró la filosa arma de su cuello. Horo abrió los ojos sorprendido, mientras sus mejillas se coloreaban sobre su piel blanca. ¿Acaso Len había  hecho eso sólo porque Ryu lo había culpado a él de la situación?...

Anna se levantó con seguridad de su puesto.

-Y esto acaba aquí.-determinó la sacerdotisa.- Horo no irá a ningún otro médico...lo atenderá Fausto.

-¡¿Fausto?!.-reclamó el ainu levantándose bruscamente.-

-Claro...él también es doctor.

-Pero Anna...Fausto está un poco loco, ¿no crees?

-No importa...no podemos seguir perdiendo el tiempo.

-¡No! Yoh...¿que esperas? ¡Dile algo a tu prometida!

Yoh levantó levemente la cabeza y mostró una sonrisa.-

-Si Annita lo ha determinado, no hay nada más que hacer.-

-¡No! ¡Nunca me atenderé con Fausto! ¡No estoy loco para poner en peligro mi vida y tampoco lograrán obligarme!

El ainu se cruzó de brazos, totalmente decidido.

……………………………….

Len Tao dirigió sus ojos dorados hacia el azul del cielo. Estaba sentado en la baranda de la ventana, pensando. Se regañaba por todo lo que había pasado en este último tiempo, de todas las cosas que había hecho, de las estupideces que había cometido...y sobre todo, se arrepentía de haberse enamorado del chico más tonto que podía existir sobre la faz de la tierra. Apretó los puños con rabia.

Cielos, si que era un tonto.

Y él era más tonto aún, por haber caído. No sabía si bendecir o maldecir el día en que lo hirió con la lanza.

Desde ese entonces supo que se metería en un problema del cual nunca saldría, pero no imaginó que su rival se iba a involucrar tanto en su vida, como para llegar a alterarla de este modo. Sentía que ya no podía enojarse enserio con él y que comenzaba a perder el control de sus sentimientos.

Pero su vida tan grisásea, se había llenado de colores cuando comenzó a compartir tiempo extra con él. Siempre pasaba algo divertido, que lograba arrancarle una sonrisa.  Sólo fue cuestión de tiempo.

Y era esa la razón de su melancolía: el tiempo. Sabía que el tiempo en la posada se agotaba y que tendría que volver a China, apenas Horo se recuperara...no podía dejar abandonados los labores que la dinastía le imponía, ya que como sucesor de esta poderosa familia, debía capacitarse.

-¡Horo Horo!.-gritó Anna abriendo la puerta corrediza de un tirón.-

-No está aquí.-contestó el peliviolaceo sorprendido por la actitud de Anna.

-Pues dile que nada saca con esconderse...Fausto lo atenderá si o sí.

-¿Porqué?.-preguntó el Chino con altivez.-

-Porque ya me cansé de que esté tanto tiempo flojeando.-refutó ella con expresión fría.- Apenas vuelva a la normalidad, comenzará con las labores en la casa.-

Volvió a cerrar la puerta.-

Len suspiró, esperando tener un poco más de calma, pero se equivocaba. Su cuerpo casi saltó de su sitio cuando vio a Horo colgado del techo, de cabeza.

-Bastardo, casi me matas del susto.-atinó a decir, mirando sus ojos al revés.-

-Hola...¿se fue la bruja?

-Si.-

Horo resopló hastiado. Abrió los ojos y se sujetó mejor, porque podría caer...Sus pies lo afirmaban, atrapados en la canaleta del techo.

-Te ves lindo así...contemplando las estrellas.-

Len se sonrojó al comprobar que a Horo nada le daba vergüenza...su ser sólo fluía maravillosamente, sin conocer el miedo de expresar libremente sus sentimientos...

No pudo resistirlo más y lo besó, al sentirlo tan próximo. Se sentía extraño, ya que Horo estaba de cabeza; aún así, lo disfrutó más que nunca...Cerró los ojos para sentir sus labios suaves y como estos correspondían a su beso con intensidad. Ambos sintieron como si flotaran sobre una nube...era relajante, cómodo, agradable. Compartían la misma melodía.

Len lamió por ultima vez sus labios y se dirigió para besar su cuello tan expuesto. La piel de Horo estaba hirviendo en esa zona...era aún más agradable sentir ese calor en contacto con sus labios.

-Len...parece que me estoy mareando...

El Tao sólo lo ignoró.

-Que es en serio...-reclamó el ainu.-estar en esta posición...es incómodo...

Comenzó a relajarse por los besos que Len dejaba con fervor sobre su rostro y cerró los ojos para gozar del momento...era una de las pocas veces donde Len se decidía a dar el primer paso, o el primer beso...siempre era él quien lo buscaba y se sentía grata la sensación de saber que él también era necesario e importante para el joven de China.

-Len...

-Ya cállate...hablas mucho...

-Pero...

En ese momento, la canaleta se dobló, ya que el material se había oxidado y Horo cayó desde el segundo piso. Len abrió los ojos al ver que el ainu había desaparecido y lo primero que hizo fue mirar hacia abajo.

Allí se encontraba él...Koloro había amortiguado su caída, creando un montículo de nieve...el Tao suspiró...sería demasiada la mala suerte si se hubiera roto una pierna o algo así...tendría que estar un mes completo cuidando de él.

Sonrió divertido y miró a su compañero levantarse y sacudir sus ropas.

-Tu también te ves lindo todo mojado...-rió irónicamente.

El peliazulado sólo frunció el ceño.

……………………………………………..

-¡Ya Basta!.-gritó Anna desesperada. Veía a Horo corriendo por todo el comedor, seguido de Fausto.

Ya quería que ese peliazulado pagara con su trabajo todos los días que había estado reposando y aprovechándose de los demás...y la única forma era que Fausto lo sanara rápido de la estúpida lesión que tenía en el hombro.

-Jijiji.-rió Yoh al llegar al comedor y encontrarse con el espectáculo.

-¡Yoh, ayúdame!-dijo el ainu escondiéndose detrás de su compañero.

Fausto se abalanzó sobre los dos y logró atrapar al ainu, para luego llevarlo a su laboratorio. La sacerdotisa suspiró, mientras tomaba a su prometido por la camisa, para obligarlo a entrenar.

Después de cinco horas, todos se encontraban almorzando, menos Horo. Había estado toda la mañana encerrado con Fausto y Eliza en el laboratorio. Len se había asomado sólo un poco y no escuchó ruidos dentro; supuso que le habían dado alguna clase de calmante a su amigo.

Todos alzaron la vista cuando vieron aparecer al trío. El ainu se veía mucho mejor.

-¡Horo Horo! ¿Como te sientes?

-De maravillas...la verdad no sentí nada, ya que me quedé dormido.

-¿Podrá comenzar a trabajar?.-preguntó inmediatamente Anna.

Horo Horo casi se congeló al oír la pregunta.

-Desde mañana.-aclaró Fausto.- Ahora recién viene saliendo de la curación.-

El ainu se sentó al lado de Len y comenzó a comer con gran entusiasmo.

-¿Te vas a comer eso?.-preguntó a Len, sacando una berenjena de su plato y comiéndosela.-

En la frente del chico Chino apareció una venita y sacó su lanza.

-¡Eres tonto, Hoto-Hoto! ¡Estoy harto de tus mañas!

Detestaba quererlo como lo quería, ya que no podía odiarlo como quería odiarlo.

………………………………..

El ainu estaba recostado en el pasto, disfrutando de la paz y la brisa agradable que corría en esos momentos. Pensaba en Len, en lo que le había dicho después del almuerzo. Debía admitir que el chinito se estaba comportando bastante extraño desde que se perdieron entre las calles de Tokio; tal vez había dicho o hecho algo que lo hizo sentir mal...pero para ser sincero, no lo sabía.

Nunca nadie lo sabría...Len era el tipo más complicado que pisaba la tierra en ese minuto y si apenas lograba comprenderse él, jamás lograría comprender a Len también. Pensó en la posibilidad de que se haya sentido incómodo por lo que pasó en el parque o en el auto...pero si fuera eso, ya se lo hubiera echo saber, ¿no?

O la segunda opción, era que él tenía muy abandonado a su Koi. Quizás Len quería aún más atención de la que él le daba...pero ahora todo había cambiado, porque él ya estaba sano y Len no tendría que cuidarlo...Rayos, nunca debió mejorarse.

Se levantó, se estiró y caminó hacia la casa, para buscarlo. Subió rápidamente la escalera y entró en la habitación. Allí estaba él, ordenando algo de ropa en el armario, con esa expresión de indiferencia y fastidio, que lo hacían tan antipático y deseable al mismo tiempo.

Por donde le mirara, era perfecto...su cabello desordenado, su piel tersa como la porcelana...los rasgos finos de su cara, que parecían pintados por un pincel maestro, las fibras de su cuerpo simétricamente configuradas...se sentía como un tonto mirándolo de esa manera, pero no había otra de mirar a Len Tao. Tan fastidiantemente deslumbrante resultaba ser su figura, que podría hipnotizar a cualquiera.

-¿Que haces allí mirándome como estúpido?

Pero su carácter era un problema.

-Nada, no hago nada...¿tu que haces?

-Me cambio de ropa ¿no ves tonto?...ya que derramaste el jarrón de agua sobre mi polera...

Horo sonrió y Len frunció aún más el ceño.-

El ainu recorrió con la mirada la habitación que compartía con Len. Se asombró de ver su bolso fuera de su lugar. No se demoró en preguntar.-

-¿Y ese bolso?

El Tao lo miró con desgano y decidió cambiar el tema.

-¿Que hay de mi CD, eh?

-Ehhh..¿cual Cd?

-El CD que prometiste regalarme...-dijo acercándose peligrosamente.

-Eh...no lo recuerdo.

-Pues yo sí...y me debes muchas otras cosas más.-

De Pronto comenzó a hacer mucho calor en la habitación, y eso que era media tarde y estaba refrescando. Horo sintió su corazón latir más fuerte...¿a que se refería Len? ¿Acaso había descubierto que lo que pasó esa noche, cuando se encontraba drogado, era mentira? ¿o tal vez quería vengarse por lo que pasó a la hora de almuerzo?-

Vio como Len aseguraba la puerta y luego lo jalaba de la muñeca sin ninguna delicadeza.

-Es Hora de que pagues todos tus abusos.

Fue lo último que alcanzó a escuchar.-

Continuará....

Ok, hasta aquí el décimo capítulo de mi fic...ugh, no digan nada sobre la actualización U....es verdad, me demoré, pero aquí está..¿entretenido? ¿fome? Háganmelo saber

Dedicado a todos mis queridos lectores especialmente a Lizz (o Kmy Kusanagi) que estaba un poquito triste..¡Ánimo amiguiss!, que todo tiene una solución .

También saludos a Kisuka, Lucy Horita, Sango Asakura, Chocolana (traté de entrar a tu historia, pero estaba mala la dire :p...nunca supe que historia era )  Ale, Karin (hijita felicidades por tu historia :p) Elena –Chan, Fafa-Yaoi, Pilikita y Kolorito, Aguila Fanel, Kizna-chan  y Rika Asakura...grashias por seguir leyendo esto, a pesar de que me demoré un mundo en subirlo.

Y a las personas que tenían dudas sobre los gustos musicales de Len...ermm..que puedo decir...pues, la verdad, ni en el manga ni en el animé se ha mencionado eso, y como tampoco yo sé esa información, puse los Beatles por ser un grupo con más aceptación general...no iba a poner System of Down o a Ricardo montaner o Godwana...porque son cantantes que sólo le gustan a pequeñas minorías. Espero que comprendan y si no...pues dense la libertad de tirarme tomatazos...tengo un escudo a mi lado

Y con esto me despido.

Nos vemos en la próxima actualización.

¡Sin presiones!

Adiosín!!!