Gracias por leer y comentar. Espero que os siga gustando ^^


4. Pensamientos

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Draco caminó despacio hacia la sala común de Slytherin. Llevaba consigo el libro con la lista de ingredientes que necesitarían para la poción, pero no tenía ni idea de cómo iban a conseguir muchos de ellos. Algunos podían encontrarse fácilmente, porque eran de esos básicos que todos reponían en su set de pociones antes de comenzar el año, como crisopos o acónito. Otros podían encargase, vía lechuza, a alguno de los dispensarios de Gran Bretaña, o Draco podía conseguirlos fácilmente del armario privado de Snape, que a él no iba a negárselos. Pero los ingredientes que cerraban la lista, especialmente los dos últimos, eran bastante extraños. Draco ni siquiera los había oído nombrar en la vida, y eso que había leído un montón sobre pociones, tanto en Hogwarts como en su casa.

Afortunadamente esperaba encontrar algo en uno de sus libros favoritos, una lujosa edición de 'Propiedades y usos más comunes de los ingredientes de pociones' que tenía en su habitación, una especie de diccionario indispensable para todo aquel que quisiese dedicarse a la materia. Y a Draco siempre le había entusiasmado.

Con un poco de suerte esa misma noche sabría cómo conseguir los ingredientes que le faltaban. Y podría, por fin, comenzar el trabajo de verdad.

Sonrió. Estaba inusualmente contento, especialmente teniendo en cuenta que había pasado casi todo el día con Potter. No sólo el primer desafío que les habían dado era sobre su asignatura favorita, sino que en ese momento iban un paso por delante de todos los demás alumnos. Habían completado el primer punto del proyecto, el segundo y el tercero los comenzarían al día siguiente, y el cuarto, según sus cálculos, Harry debería estar comenzándolo en ese momento. Era más rápido de lo que incluso él había esperado, y eso que ya había sido bastante optimista. Y sabía exactamente qué era lo que había marcado la diferencia: Harry. Un Harry torpe, sin idea de pociones y sin ganas de dedicarse a ellas, pero que una vez encaminado en la dirección correcta era capaz de trabajar de forma más o menos eficiente. Gracias a él había revisado todos los libros en la mitad de tiempo y había podido seleccionar la información más fiable.

Había estado… bien, curioso como poco. Draco no estaba acostumbrado a estar en la misma habitación que Harry sin insultarlo continuamente, o mirarlo con desprecio. Era parte de su dinámica, un hábito adquirido a lo largo de los años que era demasiado difícil de cambiar, si es que se sintiese inclinado a ello, que no era el caso. Y sin embargo, una vez inmersos en el proyecto, habían pasado más de dos horas juntos en algo que Draco no podía calificar de otra forma que no fuese armonía. No la definición que le daban los Gryffindor, por supuesto, pero sí la que podía darle un Slytherin. Porque no había habido insultos, ni siquiera hostilidad, o no del tipo desquiciado que solía poseerlos a ambos.

A todos los efectos habían trabajado como un equipo. Y, contra todo pronóstico, había sido agradable, aun con Potter en la ecuación. Draco apenas podía conciliar esos dos conceptos juntos en una frase, ni siquiera en sus pensamientos, pero no podía negar lo evidente. Además, la parte de dar órdenes y que estas fuesen obedecidas por su compañero no había estado nada, nada mal.

Y de algún modo, tampoco lo estaba su humor. Harry podía ser casi tan ácido como él, si se lo proponía, y podía seguir sus bromas dialécticas de una forma sorprendente para un Gryffindor. Su última conversación antes de separarse había sido el ejemplo perfecto, la alusión a Snape, a sus normas de cortesía… Por unos instantes Draco no se había sentido como si estuviese con Potter, sino con alguien con quien podría llegar a llevarse bien.

Y eso escapaba por completo a todas las leyes de la lógica.

Draco sacudió la cabeza y murmuró la contraseña de su casa. Era tarde y su sala común estaba prácticamente vacía, pero no era ni remotamente el último en llegar. Una mano en su hombro, a modo de saludo, lo distrajo de sus pensamientos.

—Hey, Draco, ¿aún llegas ahora? —dijo Blaise Zabini, sonriendo sobre su hombro.

—Evidentemente. ¿Dónde has estado tu? Porque me apuesto lo que sea a que no estudiando.

—No —sonrió su compañero—. Pero ya sabes, hay cosas que es mejor no comentar en voz alta. ¿Tu has estado con Potter hasta ahora?

El giro en la conversación era totalmente intencional, un modo de desviar su atención, lo que le dijo claramente a Draco que venía de estar con una chica. Su compañero era absolutamente incorregible, un Casanova que ni siquiera podía pasar veinticuatro horas en el colegio sin haber seducido ya a alguien.

Draco lo miró fijamente, negando con la cabeza en un claro 'sé de dónde vienes, y lo que intentas, pero voy a seguirte el juego'.

—Sí —respondió en voz alta a la pregunta formulada por su amigo—. Ya sabes, el chico es bastante lento.

—Cosa que no parece molestarte especialmente, lo cual es raro. Pensaba que ibas a llegar a la sala común y empezar a repartir maldiciones. Y en cambio… en fin, pareces de buen humor.

Draco sonrió, girándose hacia Blaise.

—¿Y? —preguntó solamente.

—Y nada —dijo Blaise, levantando las manos hasta la altura del pecho en una clara defensa—. Sólo digo que es raro.

—En realidad no. Cabrear a Potter siempre es divertido, de ahí mi buen humor.

—Si tu lo dices…

Su sonrisa seguía siendo burlona cuando le dio la espalda para dirigirse a su habitación, y Draco puso los ojos en blanco. Blaise nunca iba a cambiar, siempre buscándole el significado oculto a todo. Era un paranoico que sólo se apaciguaba con sus citas clandestinas, y hacía mucho que Draco había aprendido a ignorarlo.

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~oOo~—

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Como esperaba, Hermione estaba en la sala común, inmersa entre la pila de deberes que los profesores les habían mandado. Ron estaba sentado en uno de los sillones que había cerca de ella, pero era evidente que hacía tiempo que se había dormido, porque sus suaves ronquidos inundaban la por lo demás vacía sala común.

Harry sonrió ante la estampa y se acercó a ellos, dejándose caer en la silla que había frente a Hermione.

—¿Por qué no lo has enviado a la cama? —preguntó divertido, señalando a Ron.

Hermione levantó la vista del pergamino que estaba escribiendo al oírlo llegar, y luego volvió la vista hacia Ron, suspirando.

—Porque quería ayudarme con los deberes. Es decir, quería copiarme. Pero en cuanto he abierto el libro de Historia de la Magia ha sido como si le lanzara un desmaius. Al menos así no me distrae —concluyó.

—Eres cruel, Herm. Sabías que iba a ocurrir algo así si empezabas por esa materia.

Su amiga ni siquiera fingió ofenderse ante su sugerencia. Simplemente se encogió de hombros y volvió la vista hacia su pergamino para seguir escribiendo.

—¿Y tú de dónde vienes a estas horas? No te he visto en la cena, pensaba que estarías en tu habitación, deprimiéndote.

—Oh, sí, una perspectiva alentadora.

—Bueno, no me culpes por llegar a esa conclusión. Llevas todo el día arrastrándote por los pasillos y peleando con Malfoy cada dos por tres.

Tenía razón, claro. El día había sido malo se mirara por dónde se mirara y la perspectiva de pasar el resto del año con Draco no ayudaba precisamente a despejar la nube que sentía pender sobre él. Pero extrañamente, Harry se sentía ahora mejor de lo que se había sentido a lo largo del día, aun a pesar del cansancio y de la tarea de pociones que debía comenzar antes de irse a dormir. Porque en algún punto de la noche había llegado a una especie de entendimiento con Malfoy. No una tregua, ni siquiera un alto al fuego momentáneo, pero sí entendimiento.

Harry no podía negar que como compañero del proyecto de pociones Draco era mejor que la mayoría. La materia le gustaba, era evidente, y se tomaba en serio cada paso que daba en pos de llevar a cabo el desafío. Harry, que no compartía para nada esa pasión, se había visto sumergido en ese mundo donde Draco sabía exactamente por dónde se movía y él, Harry, sólo podía seguir a Draco. Y no había sido malo en absoluto, al menos cuando los insultos quedaron atrás y se concentraron de verdad en lo que estaban haciendo. Había sido curioso y algo desconcertante, pero no malo. Y eso era todo un adelanto.

—Pero estamos en Hogwarts, Herm. Hogwarts es mi territorio, mi casa. Ni siquiera Malfoy puede amargarme eso.

—Me alegro de que lo veas así, Harry. Realmente me alegro.

Sonaba sincera y lo miraba con tal esperanza en los ojos que a Harry le fue imposible no sonreír.

—He tenido un poco de mala suerte, pero no se puede tener todo, ¿verdad?

—Muy cierto.

Harry suspiró y pensó en ponerse él también con el trabajo. Sus cosas todavía estaban en la habitación, pero en vista de que Ron no iba a usar su pergamino ni la pluma que goteaba sobre él, Harry decidió emplearlos. Ya le daría tinta y pergamino al día siguiente, cuando no supusiera tener que levantarse e ir hasta una cómoda cama que iba a tentarlo demasiado.

Apoyó el libro que había cogido en la biblioteca sobre la mesa y lo hojeó en busca de la página que detallaba la poción.

Hermione lo miró curiosa.

—¿Vas a ponerte con pociones? —preguntó incrédula.

—Sí. Prometí que iba a hacerlo y no tengo ganas de que Malfoy me maldiga por no cumplir mi parte del proyecto.

El ceño de Hermione se frunció aún más ante su respuesta.

—¿Malfoy? ¿Vienes de estar con él?

—Sí —suspiró y cogió el pergamino para comenzar a escribir—. Ya sabes, es un idiota inaguantable, pero las pociones son lo suyo.

Hermione no respondió inmediatamente. Lo miró de un modo extraño durante un instante, como si estuviera sopesando algo, y Harry aprovechó para mojar la pluma de Ron en el tintero.

Finalmente su amiga dijo:

—No es un mal comienzo. Al menos ya habéis adelantado algo. Guilmain y yo vamos a ponernos mañana con eso. ¿Qué poción os ha tocado a vosotros?

—Hiperódica —respondió contrariado Harry—. ¿No es la misma para todos?

—No. Creo que había como cuatro o cinco pociones distintas, distribuidas aleatoriamente entre los grupos. A nosotras nos ha tocado la Serafía. Y creo que Ron tiene una paralizante.

Harry no conocía ninguna de las dos, lo cual no era extraño. Miró a Hermione durante un momento y luego se encogió de hombros. Las pociones no le interesaban lo más mínimo, y no tenía planeado cambiar eso en un futuro inmediato.

Ambos volvieron a concentrarse en sus respectivos pergaminos, en silencio. Harry leyó una vez más la hoja de la poción Hiperódica, pensando por dónde comenzar la redacción. Quizás debería hacer una pequeña introducción antes de comenzar a detallar preparación y efectos, pero redactar era algo que no se le daba demasiado bien. Y por alguna razón quería que ese trabajo fuera perfecto. No se trataba de que quisiese subir su nota, ni mucho menos de impresionar a Malfoy, porque sabía que el Slytherin nunca pensaría algo bueno de él. Era simplemente una cuestión de justicia. Draco podía hacer el trabajo solo, y hacerlo bien. Harry lo había obligado a trabajar con él, a incluirlo en el proyecto aun cuando a los dos les repatease. No le parecía justo hacer las cosas por debajo del nivel exigido por Draco, porque sería como confirmar que era una carga para él. Y entonces ese año iba a parecer mucho, mucho más largo.

Harry volvió a leer la página, una segunda vez, y finalmente decidió que lo primero sería la definición del sentimiento sobre el que incidía la poción. Mojó nuevamente la pluma en el tintero y copió:

"Odio: Aversión que se experimenta hacia una persona o cosa, cuyo mal se desea. Resentimiento, hostilidad, malevolencia, rencor, asco… Al contrario de la creencia superflua que se suele tener, el odio no es el opuesto al amor, porque implica darle a la otra persona una importancia que no debería tener. Más bien debemos considerar que el odio, más que ser su opuesto es el canal mediante el cual se llega al amor, al no ser indiferente la otra persona y obligarse a uno mismo a fijarse en todo lo que dice o hace para tener más armas en su contra. O bien el canal de escape, mediante el cual se escuda una persona una vez que el amor llega a su fin. De esta manera, podemos considerar que odio y amor siempre van de la mano."

Harry terminó de copiar la definición en el pergamino sin prestarle demasiada atención. No es la definición que él hubiese dado y, en su opinión, no era del todo correcta. Pero así estaba escrita en el libro, y no sería Harry quien contradijese uno, mucho menos de pociones.

Él odiaba a Malfoy. Desde el primer momento en que se habían visto, en la tienda de túnicas de Madame Malkin, no le había caído bien. Le había parecido presumido, arrogante y caprichoso, lo cual no había estado tan lejos de la realidad, como pudo comprobar posteriormente en el tren. Y desde entonces ni una sola vez le había parecido alguien tan siquiera razonable, ya no digamos simpático. Todo lo contrario. Sus defectos se habían hecho mucho más marcados con el tiempo, constituyendo una barrera insalvable entre los dos.

Pero Harry no buscaba conscientemente enfrentarse a él, ni se pasaba el día pensando en nuevas maneras de atacarle. Y desde luego 'asco' no le daba. Puede que le provocase rechazo, pero no asco.

Y de decir que odiaba a Malfoy a pensar que podía llegar a enamorarse de él… había todo un universo de distancia, absolutamente insalvable.

Harry resopló con sorna ante la idea, provocando que Hermione volviese a levantar la vista hacia él.

—Vaya, nunca creí que un trabajo de pociones pudiese llegar a hacerte reír.

Harry la miró, todavía sonriendo.

—Tu también te reirías, créeme.

—¿Puedo? —preguntó ella, tendiendo la mano hacia su trabajo.

Harry se lo pasó, dejando que leyese lo que había escrito. Estaba seguro de que iba a llegar a la misma conclusión que él y entonces entendería el chiste.

Pero Hermione no se rió. Al contrario. Frunció el entrecejo, miró hacia Harry, y volvió a leer el pergamino una segunda vez. Luego volvió a tenderle la hoja, sin decir una sola palabra al respecto.

—No me dirás que te parece una buena definición… —dijo Harry, divertido.

—Tiene cierta lógica.

Harry pensó que no había oído bien.

—¿Qué? ¿Lógica? Creo que por hoy has estudiado demasiado, Hermione.

—En perspectiva sí, tiene lógica. No es que nunca me hubiese parado a considerarlo antes, pero es razonable. Y plausible.

Harry puso los ojos en blanco. ¿Razonable? Seguramente en algún universo paralelo.

Hermione todavía lo miraba con el ceño fruncido, y Harry decidió que sería inútil intentar hacerla entrar en razón. Cogió el pergamino y volvió su vista al libro, ignorando a su amiga. Tenía que terminar al menos unos treinta centímetros esa noche, y apenas llevaba cuatro. Iba a emplear mucho mejor su tiempo dedicándose a ello.

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~oOo~—

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Draco se encontraba sentado a los pies de su cama, con las piernas cruzadas y el libro 'Propiedades y usos más comunes de los ingredientes de pociones' sobre su regazo. Su sonrisa triunfante era inmensa, aunque no hubiese nadie despierto para reparar en ella. Había hallado los ingredientes que le faltaban, y sabía exactamente cómo iba a conseguirlos.

Prácticamente el primer desafío era suyo.

La Claudea Elegans era un alga. No solía venderse en los dispensarios porque debía ser conservada en agua de su entorno natural, y esta perdía sus propiedades a los diez días de ser extraída. Se criaba en aguas dulces y, al parecer, florecía en abundancia a lo largo de toda Escocia.

Draco estaba convencido de que podrían hallarla en el fondo del lago.

El problema iba a ser sacarla de allí, pero tampoco le inquietaba especialmente. Harry se había sumergido en el lago en su cuarto curso, conocía de primera mano lo que podía encontrar en el fondo, o lo que debía evitar. Ya que había insistido en ser partícipe del proyecto, Draco podía convencerlo de que volviese a bajar, utilizando además argumentos sólidos y razonables que Potter no podría rebatir.

El segundo ingrediente, la Diodenia, o Dione, era una planta carnívora que aprisionaba a los insectos entre sus hojas dobles. Tampoco se hallaba a la venta en los dispensarios, porque sólo sobrevivía en sitios oscuros y salvajes. Con un vistazo a la foto que acompañaba a la definición, Draco supo que, sin ninguna duda, hallarían la planta en el bosque. Era lo suficientemente tenebrosa como para pertenecer a ese escenario que Draco tanto detestaba. Tener que adentrarse en él para buscarla no le hacía ni pizca de gracia, especialmente porque tendrían que hacerlo por la noche.

Al menos no tendría que ir solo, aunque nunca admitiría en voz alta que algo así le preocupaba. Harry iría con él. Y aunque pareciera absurdo y un completo sinsentido, Draco iba a sentirse mucho más seguro con él que con cualquier otra persona. Lo sabía. La única vez que se había adentrado en el bosque con anterioridad había sido también con Harry, y si no se había meado en los pantalones entonces había sido porque estaba con él. Porque no podía dejar que lo viera en ese estado. Y como en esa ocasión, su orgullo y la compañía lo mantendrían a salvo.

Draco sabía que podría intentar convencer a Harry de que fuese solo también, porque se había adentrado tantas veces en el bosque que probablemente era casi como su segundo hogar, pero no creía que fuese un movimiento inteligente. Después de lo del lago, Harry sin ninguna duda iba a negarse, alegando que estaba haciendo él todo el trabajo o alguna gilipollez semejante. Draco prefería guardarse esa baza y evitar esa discusión con el fin de que Harry no insistiera en que Draco se adentrase solo en el bosque, lo que sin duda iba a ocurrir si lo provocaba.

Los últimos ingredientes que le faltaban sí estaban a la venta en la mayoría de dispensarios, incluyendo el de Hogsmeade. Conseguirlos no sería complicado.

Y entonces podría comenzar con lo que realmente le gustaba: la elaboración en sí de la poción.

Draco amplió su sonrisa ante esa perspectiva y se dejó caer hacia atrás, estirándose sobre la cama. Iba a ganar ese desafío. Quería ganar. Y aunque se tratara de pociones, sabía que Harry era casi tan competitivo como él. Picando su orgullo podría hacer que aflorase esa parte de su personalidad que hacía que Potter siempre ganase sobre el terreno de juego.

Y si lo hacía, un equipo formado por ellos dos, por Draco y por Harry, iba a ser invencible.

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Harry se despertó con cierta sensación de irrealidad esa mañana. Estaba en Hogwarts, era martes tres de septiembre, pero al contrario que el resto de los años que había tenido ahí, no tenía clase. Estaba exento hasta el próximo lunes, cuando volvieran a reunirse con los profesores.

Harry se dejó estar en la cama, disfrutando del silencio y de esa sensación de paz que lo embargaba. No recordaba lo que había soñado, pero podía apostar a que no había sido desagradable. Y, aunque todavía tenía una pila de deberes por hacer, sentía que tenía todo el tiempo del mundo.

La sensación, por supuesto, no duró mucho. Harry escuchó un picoteo en la ventana, sacándolo de su estado de relax, y en cuanto levantó la cabeza vio a Hedwig tras el cristal. Se levantó para dejarla pasar y, extrañado por su aparición, extrajo la nota que llevaba prendida a la pata.

"Esta noche, después de cenar en el haya del lago. Draco."

Harry miró la nota durante bastante tiempo, sintiendo cómo ese pedazo de realidad —el de sus desafíos con Malfoy— volvía a colarse en su mente. Se preguntó vagamente qué querría Draco ahora, y por qué lo citaba en el lago y no en la biblioteca, como la noche anterior. Pero no le dio muchas vueltas. Sin duda lo averiguaría cuando se reuniese con el Slytherin, así que pensar en ello no iba a servir de nada.

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Continuará...


Espero que os haya gustado. Para cualquier duda, comentario o sugerencia, estoy a un review de distancia.

Chiquinkira, bueno, aquí tienes más, ya que casí parecía una necesidad en tu review xD

Anny Pervert Snape, bueno, no me suelo tardar demasiado en actualizar (por ahora), ya que estoy de vacaciones, así que más o menos cada dos-tres días hay nuevo capi. ¿Qué fics del dormitorio son eses? ¿Son slash? Uff, con lo que me encanta esa pareja, si son slash pásame el link ¿sí? pleaseeeee . Lo de ir lentamente, bueno, yo también lo disfruto más así, incluso escribiéndolo, que si ya en el primer capítulo hay lemon. Pero, como bien dices, así también se alarga el fic, para bien o para mal (espero que para bien). ¿Draco inteligente? Sí, bueno, jejeje, yo lo concibo así. Y Harry, el pobre, nunca se entera de la misa la media, es un poco cortito, sí. Pero ya lo harán espabilar, sobre todo cierto Slytherin xD Gracias por el review.

Sandra, me alegra que te guste el fic, y la relación entre Harry y Draco ^^

Loka-Park-Felton, ya veo, que como a mí, te encanta Draco. ¿Qué hará con su inteligencia? Eso ya se verá. ¿Más inocente? mmm, no concibo yo a un Draco precisamente "inocente", la verdad, más bien ese es sinónimo de Harry y... no tanto como parece. Aunque... bueno, mejor me callo, que ya os enteraréis xD Gracias por el review.

nunu, me alegro de que te guste, aquí tienes más, y muy pronto otro capi. Besos.

Amaly Malfoy, hay muchas cosas que aun no conocen uno del otro, pero las irán descubriendo, eso tenlo por seguro. Y poco a poco, muy poco a poco, se irán dando cuenta de las cosas, de que "algo" pasa entre ellos. ¿De qué manera? Eso ya se verá ^^

Besos,

missginni