Bueno, aquí os traigo la última parte de este fic, el cierre. Aclaro que este epílogo es más que nada para aclarar cosas, y como véis, muy cortito, así que no os esperéis demasiado. No hay lemon, pero me quedaron ganas de escribir uno, quizás me anime con una pequeña secuela más tarde. En fin, aquí os lo dejo. Besos.

Epílogo

-¿Y ya está?-preguntó Harry, mirando fijamente el caldero.

-¿y que más quieres? Ya ha tenido nueve días de cocción. Está lista.

-Espero que la hayas hecho bien. Seguro que Snape nos la manda probar... Corrección, ME la manda probar.

-¿Y tienes miedo? Ohh, pobrecito Potter, que teme la poción mala-murmuró Draco fingiendo un puchero, aunque sin dejar de sonreír cálidamente.

-No seas idiota-dijo Harry, también sonriendo-yo no le temo a nada, ni a nadie.

-Ohh, gran valiente, ¿tendría un momento para ayudarme?¿O eso es demasiado para una celebridad como usted?-preguntó Malfoy, sarcásticamente, al tiempo que fingía una reverencia.

-Cállate Draco-Se acercó al rubio, que ya estaba agachado junto al caldero, apagando el fuego y acabando de remover la poción.-¿qué quieres que haga?

-Sujeta un momento este bote para que pueda ir echando la poción-dijo al tiempo que le pasaba un tarro de cristal transparente abierto.

En el momento en que Harry cogió el bote para ayudar a Draco, el rubio se abalanzó sobre él, sin previo aviso, tirándolo al suelo de espaldas, al tiempo que el Slytherin caía sobre él y besándolo apasionadamente en los labios. Al Gryffindor esta acción lo pilló desprevenido, pero una vez se hubo recuperado, cerró los ojos y permitió que sus labios se abrieran profundizando el beso. Todavía no podía creer que Draco realmente lo amara, no podía creer que estuvieran juntos, que eso no fuera simplemente una ilusión, un fantasía más de la que temía despertar... era fantástico amar, pero todavía era mejor sentirse amado, y aunque tenía miedo de que eso que los unía pudiera acabar algún día, quería disfrutarlo al máximo mientras durara, sin pensar en el futuro, porque sabía que debía enfrentarse a Voldemort, un enfrentamiento del que quizás no saliera vivo, y no quería desperdiciar el presente pensando en lo que estaba por venir, quería sentir el ahora, quería sentirse vivo... y amado...

Sintió como Draco separaba sus labios de su boca, aunque se quedó con los ojos todavía cerrados, sintiendo el hormigueo en sus labios, sintiendo el cuerpo de Draco sobre el suyo, saboreando esa cálida sensación en su estómago... Cuando por fin abrió los ojos vio que Draco lo contemplaba, con una sonrisa en sus labios, su sonrisa más cálida, esa que solo estaba reservada para Harry, y un brillo especial en los ojos, que le daban ese toque tan mágico... Sabía que le encantaba contemplarlo en silencio, y Harry no pudo evitar sonreír también...

-¿No íbamos a preparar la poción para entregársela a Snape?-dijo Harry arqueando una ceja sin dejar de sonreír.-¿qué se supone que estás haciendo?

Draco hizo un puchero encantador y volvió a posar sus labios sobre los de Harry, haciendo que el Gryffindor se olvidara completamente de todo lo que tenía que ver con la poción y comenzara a disfrutar su toque... pero cuando ya estaba perdiendo la realidad de vista, Draco se separó bruscamente de él y se sentó junto al caldero. Harry se incorporó sobre sus codos, mirando al rubio que tenía a su lado con expresión contrariada y ¿apenada? Draco lo miró y soltó una carcajada.

-¿No decías que teníamos que preparar la poción?-dijo adoptando una expresión inocente, de quien no ha roto nunca un plato.

-¿Te han dicho alguna vez que eres perverso?-preguntó Harry, incorporándose hasta quedar sentado al lado de Draco. Este volvió a reír, genuinamente.

-Si, muchas veces. Gracias-dijo al tiempo que le pasaba nuevamente el bote de cristal a Harry- Ahora debemos seguir con esto, es lo que querías, ¿no?

-Eso me enseñará a tener la boca cerrada-murmuró Harry casi para sí.

-Vamos Harry, "para todo hay un tiempo". Ahora es momento de atender al desafío-arqueó las cejas y sonrió con satisfacción-ya habrá tiempo para otras cosas...

Harry lo miró inquisidoramente al tiempo que un escalofrío recorría su espina cuando su mente captó que "otras cosas" podían hacer juntos, y un rubor ya conocido comenzó a extenderse por sus mejillas. Draco lo miró y sonrió con satisfacción. Le encantaba que Harry se ruborizara...

Después de que hubieron acabado de llenar el bote de poción, y Draco leyó el pergamino de Harry para comprobar que estaba "correcto", ambos se dirigieron hacia el despacho de Snape, en las mazmorras.

-¿Se lo habrá entregado ya alguien?-preguntó Draco preocupado- Técnicamente si nosotros hemos acabado, los demás también pudieron haberlo hecho, ¿no?

-mmm, no creo-opinó Harry- Según tengo entendido, Hermione todavía no lo ha acabado, y si ella no lo tiene listo todavía nadie es capaz de haberlo entregado. Es la única que sabe tanto de pociones como tu.

-No me compares con Granger, ¿quieres?-dijo Draco fingiéndose enojado.

-¡Deberías estarle agradecido! Si no fuera por ella...-sonrió melancólicamente al recordar como ella le había hecho ver sus sentimientos, había comprendido mucho antes que él por que su manera de actuar para con Malfoy había cambiado.

-¿qué pasa con ella?-preguntó Draco, perspicaz.

-Nada, olvídalo-sonrió al ver como Draco fruncía el entrecejo y añadió- ¿qué te pasa?¿Estás celoso?-rió Harry.

-Por supuesto que no, no seas absurdo.... oh, deja ya de reírte, Harry, no se donde ves la gracia.

-jajajaja, pues la tiene.

Siguieron por el pasillo hacia el despacho de Snape, en silencio, Harry todavía sonriendo y Draco con el entrecejo fruncido.

-Por cierto-dijo Draco cuando por fin alcanzaron el despacho de Snape, poniendo una mano sobre el pomo de la puerta y girándose hacia Harry- hace tiempo que quería preguntarte algo...-Harry abrió los ojos con sorpresa e incertidumbre y Draco continuó- ¿por qué me ayudaste con la poción? Tu estabas en la posición perfecta de desentenderte de todo y sacar buena nota sin esfuerzo, y sin embargo me presionaste para que te dejara ayudarme, para poder participar en el desafío, ¿por qué lo hiciste?

Harry lo miró sorprendido unos instantes. No se esperaba esa pregunta, no ahora, y menos cuando ni él mismo recordaba muy bien por que había hecho tal cosa...

-No lo se-respondió al fin- supongo que era lo correcto ayudarte... haberme desentendido de la poción, por mucho que fuera causarte mal a ti, no hubiera estado bien... era lo justo...

-claro, San Potter, ¿cómo no se me ocurrió antes?-puso los ojos en blanco a la vez que una sonrisa se extendía por su cara.

-¿quiere eso decir que si hubieses estado en mi lugar te habrías escaqueado?-preguntó Harry perspicaz-¿por qué no me sorprende?

-¿Tu que crees?-arqueó una ceja y esbozando una última sonrisa, abrió la puerta del despacho.

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Tal y como había previsto Harry, Snape insistió en que probaran la poción que habían hecho para saber si estaba correcta. Se veía en sus ojos un perverso placer al someter a Harry a tal acción, cuando sabía de sobra lo poco que le gustaban las pociones. Sirvió dos raciones en sendos viales y les ordenó que se lo tragaran inmediatamente.

Harry sintió como la poción quemaba su garganta al tragar y como esa sensación se extendía a lo largo del esófago, hasta el estómago. Entonces perdió la noción de donde estaba, de quien era, sintió un remolino de sensaciones distintas en su interior, unas que se extinguían, otras que nacían con fuerza. Cerró sus ojos y se concentró en no caerse, puesto que su mareo iba en aumento. Había una lucha en su interior, sentía como si se estuviera desgarrando, como si el corazón le latiera con fuerza unos instantes y parara de repente para reponerse del esfuerzo, y de pronto todo cesó tan rápido como había empezado...

Abrió los ojos y miró a su alrededor, primero hacia Snape, y luego hacia Draco, y al mirar a este último, una sacudida en su estómago le hizo tambalearse de nuevo, provocando que estuviera nuevamente a punto de caerse. Era una sensación desagradable, y a la vez, una sensación dulce...

Draco, por su parte, todavía tenía los ojos cerrados, y se estaba apoyando en una silla que había delante de la mesa del profesor para no caerse. Sentía un sudor frío por todo su cuerpo, y como las fuerzas lo estaba abandonado. Las manos le temblaban y estaba más pálido de lo habitual.

Snape, miraba a uno y a otro con el entrecejo fruncido, y perplejidad en sus ojos. Sabía que la poción estaba bien hecha, lo había comprobado, de otro modo no habría permitido que dos de sus alumnos, entre los cuales se encontraba su favorito, la probaran, pero no estaba teniendo los efectos que debiera. Normalmente, cuando dos personas ingerían la poción, y eran conocidos o amigos, la poción hacía que perdieran un poco el equilibrio, más o menos un segundo, y cuando pasaba ese primer efecto, el odio recorría sus venas, durante una hora, canalizado hacia la otra persona que tomaba la poción. Si los que la tomaban eran enemigos, es decir, se odiaban con anterioridad, el cual era el caso de Harry y Draco, la poción no tenía efecto alguno, ya que ambos sentirían el mismo efecto que si estuvieran bebiendo agua. Por el contrario, si las personas que tomaban la poción se amaban, la poción podía llegar a hacer que perdieran el conocimiento, logrando que se sintieran débiles, como si tubieran una mala fiebre, hasta que la poción era redimida de la sangre, en cuestión de unos minutos, dado que algo tan puro e innato como el amor, no podía ser corrompido mágicamente por nada...

Él había esperado que Potter y Malfoy, se la bebieran sin más, dado que desde la primera vez que se vieron se habían odiado, sin embargo, unos efectos sorprendentes estaban teniendo efecto en ellos. Casi parecían las reacciones de la tercera opción... pero... pero... eso era imposible... absolutamente imposible...- Snape abrió mucho los ojos y volvió a entrecerrarlos observándolos atentamente.

Harry seguía sin poder abrir los ojos, más bien, sin querer abrirlos. Cada vez que veía a Draco, una nueva punzada en su estómago le hacía perder el equilibrio, le hacía sentirse repentinamente helado, como si estuviera metiéndose en un banco de hielo, y cambiaba repentinamente al sentir fuego bajo su piel, sentir que se quemaba, como si estuviera en un brasero ardiendo... Sensaciones tan distintas y a la vez entremezcladas, sensaciones opuestas y a la vez complementarias...

Draco ardía en fiebre, mientras un sudor frío recorría su cuerpo, haciendo que perdiera fuerzas. Se sentía helado, corrompido, su fuerza lo abandonaba y su razón se perdía lentamente... solo sabía que no quería odiar a Harry, ya no, nunca más y que mientras la poción tuviera efecto evitaría estar con él y mirarlo a los ojos....

Calló de rodillas en el suelo y se llevó las manos a la cabeza... Su cabello estaba empapado, su frente ardiendo, su cuerpo frío.... Entonces sintió como si algo estallara en su interior, apartándolo del mundo, y al instante siguiente volvía a tener dominio de si mismo. Volvía a pensar su claridad, y sentía que ahora todo estaba bien. Se llevó una mano al pecho, tratando de tranquilizar su respiración, y sin poder evitarlo, su vista se desplazó hacia el lugar en el que estaba Harry en ese momento, también de rodillas en el suelo... y no sintió odio, sino esa cálida sensación que lo había embargado en los últimos días... sintió... amor, y no pudo sino sonreír...

Harry levantó la vista hacia él en ese instante, y no pudo evitar sonreír también. Por alguna razón la poción no había tenido éxito, pero realmente no le importaba si habían hecho mal la poción... solo sabía que no quería y no podría odiar a Draco ni con veinte pociones hiperódicas...

Snape no daba crédito a sus ojos. Su alumno favorito y su alumno más odiado estaban frente a él, en el suelo, sonriéndose mutuamente como si fuera lo más natural del mundo... Era evidente que la poción no había tenido efecto. El odio que debían sentir en ese instante, de seguro no se manifestaría con una sonrisa... los... los efectos que la poción había tenido sobre ambos.... eran.... eran.... los de.... NO, era imposible... ¿cómo iba a ser eso?

Ahora fue él el que sintió como sus piernas temblaban y se sentó frente a su escritorio, con los ojos cerrados y sus dedos pulgar, índice y corazón apoyados en su entrecejo, al tiempo que sus dos alumnos se levantaban del suelo...

Sin ni siquiera abrir los ojos dijo con su voz fría:

-Está bien, está correcto, los créditos son vuestros. Ahora ¡fuera de mi despacho!

Harry y Draco se miraron con perplejidad. ¿correcto? ¡Pero si no se odiaban!... Arquearon las cejas y sin decir nada más, ambos abandonaron el despacho, dejando a un Snape totalmente inmerso en sus pensamientos...

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Ron se enteró poco antes de que Harry y Draco entregaran el segundo desafío de lo que había entre el Gryffindor y el Slytherin. Harry, al cual convenció Hermione de que era mejor que se enterara por él y no por "casualidades de la vida", pidió a su amiga que estuviera cerca cuando se lo dijera a Ron, por si tenían que aturdirlo con algún hechizo.

Ron por su parte, pensó que le estaba gastando una broma, hasta que Harry le aseguró que si fuera una broma no se hubiese pensado tanto en decírselo. Fue entonces cuando Ron se puso furioso, casi desatado durante unos minutos, insinuando que Harry se había vuelto loco y que Malfoy lo había hechizado para que perdiera el juicio y creyera cosas que no son. Hermione se unió entonces a la conversación, y entre los dos lograron que se calmara y que no se opusiera a la relación entre los dos rivales, pero no estaban muy seguros de haber logrado que entendiera que no era parte de ningún hechizo ni ninguna broma para volverlo loco a él.

Alegando que se iba a acostar, los dejó en la sala común y en lo sucesivo, evitó hablar con Harry de cualquier tema que hiciera referencia a gustos o sentimientos.

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Draco y Harry lograron acabar el segundo desafío los primeros, porque evidentemente habían conseguido los tres objetos. El primero, la llave, resultó ser un "latmia", un objeto que necesitaba estar en compañía de cualquier otro para dejar de emitir ese suave latido, que solo significaba que no tenía vida propia a pesar de tener características de la vida.

El segundo objeto, ese cubo, resultó ser un "corath", una especie de dado que la representaba y recogía todos los recuerdos y sensaciones que tenía la persona que lo cogía, de ahí ese vórtice de imágenes. Había sido hechizado para que al juntarlo con la llave diera el lugar exacto de la hubicación del tercer objeto.

El reloj de arena era un importante detector de Artes Oscuras. Funcionaba de forma mucho más discreta que cualquier detector que hubiesen conocido hasta el momento, ya que podía llevarse colgado en el cuello o en algún bolsillo, y cuando había alguien que no era de fiar cerca, o que desprendiera ondas negativas, la arena comenzaba a caer y el que lo tuviera puesto recibía un aviso instantáneo, como si una vocina les avisara, aunque en realidad no se oía nada.

Con ese trabajo se aseguraron el segundo crédito del curso.

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A pesar del buen comienzo que tubieron Harry y Draco en relación a sus desafíos, finalmente la pareja que logró quedarse con el mayor número de créditos y evitar los EXTASIS fue la de Hermione Granger y Virginia Guilmain.

Harry y Draco siguieron consiguiendo ocasionalmente créditos en Pociones y DCAO, logrando así el segundo puesto, pero no les importó. Ahora su prioridad no eran los estudios....

FIN

Bueno, y no tengo mucho tiempo, solo deciros:

Malfoy Slytherin, gabyKinomoto, the angel of the dreams, Paula Moonlight, Sarhaliene, Duare, Amaly Malfoy, Loka-Park-Felton, Lucy Akizumi, Lunanegra, Conacha, RocíodeLunaBlack, OlgaxTomFelton1, mercedes, murtilla y a todos los que alguna vez habéis leído este fic, muchas gracias, por vuestro apoyo y reviews, de verdad, GRACIAS.

Besitos

missi