El Cuervo:

La Sangre De El Samurai

Cap.1 Antiguo Japón

Cuenta la leyenda, que en el antiguo Japón, en el periodo Edo. La guerra entre Daimios había dividido al Japón en clanes. Era una época de conflictos, era una época de guerra... pero más que nada, era una época de sangre.

Chen-Zeng era uno de los daimios más afortunados. Poseía una porción de tierra fértil, donde el sol iluminaba cada mañana los bastos campos cultivados. En esa época el comercio se estaba desarrollando; pero al igual que ahora, predominar en el mercado representaba mucha riqueza.

Chen-Zeng sabia que con la guerra entre los daimios sus tierras peligraban. Aun así él disfrutaba del Sake sentado en su lujosa casa. El tenia algo que los otros daimios no tenían. A Sou Hayorimi, conocido también como "Ressaken", (demonio Blanco), se decía era el mejor samurai del Japón.

Sou tenia una casa sencilla en el tope de una colina. Chen-Zeng lo trataba como si se tratase de su propio hijo, probablemente como el hijo que nunca tubo. Sou entrenaba a los jóvenes samurai y les enseñaba los principios del Bushido. Entre ellos estaba su alumno más joven Yaho Hayorimi, su hijo.

Constantemente Yaho practicaba movimientos con su espada de Bambú en las tierras de la cosecha. Apenas tenia 12 años pero manejaba muy bien su espada. Una mañana estaba practicando con un amigo, Fang-tse.

-Vamos Fang-dijo Yaho- a ese paso te convertirás en Samurai para cuándo tengas el pelo blanco y se te caigan los dientes!

-de que hablas Yaho eres tu quien lo esta haciendo mal

-¿Ah sí?

Yaho se lanza con su espada de Bambú contra su amigo y este con un movimiento detiene el ataque.

-eres muy lento Yaho

-esto es suficientemente lento para ti-diciendo esto el joven Yaho dio tres zarpazos rápidos que desequilibraron a Fang, luego se agacho y dando una vuelta derribo con su pie a Fang. Rápidamente el chico se levanta y apunta amenazante su espada contra Yaho

-ríndete asqueroso mongol-Bramo en tono de Juego Yaho

-YO NO SOY UN MONGOL- molesto Fang se levanta y comienza a perseguir a Yaho que corría por la siembra riéndose

-ya veras cuando te atrape, esta no te la perdono -le grito en juego Fang.

Cuando menos se lo esperaban vieron al viejo Chingy, el dueño de la cosecha gritándoles.

-niños insensatos salgan de mis tierras!!!

Fang y Yaho se miraron a las caras y luego contemplaron como el viejo Chingy corría hacia ellos empuñando su bastón. Ambos chicos sonrieron y echaron a correr.

Era un día muy bonito, Fang y Yaho lo aprovechaban haciendo travesuras. Apenas dejaron al pobre anciano Chingy atrás se vieron adentrados en el bosque.

-viste la cara de Chingy cuándo se callo la segunda vez

-si- rió Yaho

-era parecida a la tuya cuando te vencí a las espadas ayer

-tu no me venciste Yaho

-claro que si, oye debiésemos anotar eso todos los días

Los niños conversaban alegremente mientras caminaban en el bosque, que de por sí se sabían de memoria. Habían crecido escalando y entrenándose en ese bosque. Se sabían desde los tipos de árboles hasta los escondites secretos. En varias ocasiones se habían metido en problemas y habían salidos de ellos juntos, mas que el código del samurai era la lealtad de un amigo. Algo parecido a lo que el padre de Yaho, Sou tenia con Hitoyama, otro samurai del clan.

Mientras en la aldea...

-repórtame de noticias....-dijo un Samurai de elegante armadura

-Chen no regresa hasta mañana, las tropas de Shadoi nunca se atreverían a enfrentarse a nosotros

-ya basta de formalidades Hitoyama, sabes que eres mi amigo.

-y tú eres el general de nuestro ejercito, el gran Ressaken

-basta!, sabes que no me gusta que me llamen así

-vamos Sou, todos te admiran, cual es tu problema. Por que no disfrutas de lo que tienes. Un honorable puesto, una hermosa esposa y un digno hijo

-y una gran responsabilidad

-te lo tomas muy apecho

-he sentido el aire frió del este, presiento un ataque sorpresa. No he dormido en tres días

-oye Sou -dijo preocupado Hitoyama- sabes que no eres el único Samurai del Clan, Hato, Matshugo, Yamato y yo protegemos también al gran Chen. Hazme un favor y esta noche descansa

-no creo que pueda

-toma- Hitoyama le dio a Sou un frasco con un liquido azul oscuro

-¿qué es esto?

-te ayudara a dormir, sabes, yo sufro de pesadillas y mi esposa hace esta poción para el sueño

-no puedo tomarla, necesito estar alerta

-no seas terco Sou, llévatela si no la necesitas me la regresas luego

-que haría sin ti Hitoyama

-serias un tonto aburrido

-oye!

-jeje, nos vemos Sou, me toca mi guardia

-buena suerte Kokuto Hichitsu (ebrio tonto)

-como quieras Tassaken (bailarina demoníaca)

Ya en la tarde Yaho y Fang estaban cansados de jugar, bueno mas que cansados adoloridos.

-oye creo que deberíamos regresar a casa

-si dentro de poco oscurecerá- respondió mirando al cielo Fang

Así los dos amigos emprendieron el camino a casa

-crees que algún día podré ser un gran Samurai como tu padre, Yaho

-estoy seguro Fang, de todos los chicos eres uno de los mejores peleando

-ves! sabia que me admirabas

-no te confundas sopenco, yo sigo siendo el mejor

-si claro, te hace falta un espadazo en el ego

-no te moleste, yo no tengo la culpa de que seas tan lento

-YO NO SOY LENTO!!!-dijo enojado Fang

-demuéstralo

-esta bien!!-dijo el chico rojo de rabia, sin pensarlo dos veces comenzó a correr camino a casa. La luz del sol se filtraba en a través de las hojas de los verdes árboles, y el canto de los animales era la música del día que estaba por terminar. En medio de este perfecto y equilibrado sistema pacifico dos jóvenes corrían jugueteando..

-jajaja te pase Fang

-fue pura suerte!

-eres un demorón!!

-es trampa yo me caí!

Yaho corría mientras miraba a su amigo atrás de él. Corría tan rápido que no se percato que había un hombre delante de él y fuertemente impacto contra el sujeto, el choque fue tan rápido que Yaho cayo al suelo pensando que se había golpeado con un árbol. Cuando abrió sus ojos vio a un hombre firmemente parado frente a él

Era un Samurai. El sujeto vestía la armadura de comandante. A diferencia de la armadura de su padre la de este era negra con franjas rojas y tenia un dragón amarillo dibujado en las hombreras. Era un hombre musculoso de abundante cabello y piel morena.

-ten cuidado niño-dijo el hombre que poseía una voz tan gruesa que asemejaba a un león

-disculpe señor, no fue mi..

-descuida, no hay nada de malo en disfrutar la vida

-Sí, señor

-es usted un samurai ¿verdad?- dijo Fang acercándose y viendo la espada

-soy Janto de Kensha, Samurai de la orden Shadoi

Inmediatamente ambos jóvenes se quedaron petrificados, "los Shadoi", habían escuchado que los Shadoi y los Chen no eran buenos amigos.

Yaho saco su espada de Bambú inmediatamente y miro desafiante a Janto

-vete de estas tierras no eres bienvenido

-¿qué haces Yaho?-pregunto nerviosamente su amigo

-Piensas vencerme con esa vara de madera

Janto coloco su mano derecha en su espada pero no adopto posición de combate

-veras chico, lo que tengo aquí es una espada de verdad, una tan filosa que te arrancaría la cabeza de tajo como si se tratase de un carnero

-es mejor una muerte con honor que una vida de cobarde, desenfunda tu espada y acomete en contra mía pero no puedo quedarme de brazos cruzados si un Shadoi esta pisando nuestra tierra

-tu padre te ha enseñado bien joven Hayorimi

-¡¿cómo sabe mi nombre?!

-he venido a hablar con tu padre...

Janto se quedo callado por unos segundos e inclino su cabeza hacia su derecha, parecía estar agudizando el oído.

-Aléjate de mi hijo!!- se escucho una voz que provenía de la copa de los árboles

-muéstrate Sou! Tengo un mensaje de Akaro Shadoi para Chen-Zeng

De pronto Sou apareció detrás de Janto caminado lentamente y con el rostro impregnado de rabia.

-que quiere Akaro que le diga a mi señor Daimio

-dile que lo espera en Nagoya para discutir las limitaciones de su terreno

-conozco a la gente de tu clan Janto- (Sou daba vueltas alrededor de Janto que permanecía firme y arrogante)- las únicas discusiones a las que se puede asistir con Akaro son aquellas hechas con espadas

-yo solo te traigo el recado Sou, tu daselo a tu Daimio-terminando decir esto Janto se adentro caminando en el bosque mientras Sou observaba furioso como se alejaba.