El Cuervo:

La Sangre De El Samurai Cap.7 Fuego, Destrucción y Venganza

Chen se quedo escondido en el carruaje hasta que escucho una voz conocida.

-Chen, ya puedes salir, están todos muertos

impresionado el anciano salió del vehículo y contemplo los numerosos cuerpos tirados en la tierra.

-¿qué sucedió aquí?, pareciese una Guerra!!

-tranquilo, estoy aquí para protegerle.

Chen miro con interés la cara de Sou pero no lo reconoció inmediatamente, tardo unos segundos en tratar de imaginar a ese personaje sin la palidez y los rasgos negros de sus ojos y boca.

-tu, tu eres Sou!!-menciono emocionado Chen

-no, anciano, se equivoca, Sou murió el día de ayer

-Sou... murió!! -se expreso Chen con dolor y sorprendido– pero ¿cómo?

-los Shadoi

-pero.. Sou, él..-Chen no pudo contenerse mas y estallo en llanto

-entiendo su dolor anciano, si le sirve de consuelo, yo vengare la muerte de Sou, pero mas doloroso aun, también vengare la muerte de Mei y su hijo Yaho

-ellos.. NO, NOO!!!!- el anciano cayo conmocionado en el suelo

-gran Chen, regrese al pueblo sin cuidado, yo ya estuve allá- con estas palabras el Rezzekren ayudo a Chen a ponerse en pie y sin decir mas se fue caminando. Pero antes de que estuviera demasiado lejos Chen tomo un respiro y le pregunto.

-¿cuál es tu nombre guerrero?

Sou volteando ligeramente la cabeza y sin dejar de caminar le dice.

-Rezzekren...

minutos mas tarde Chen llego al pueblo y vio con horror lo que las soldados Shadoi habían hecho. Casi todas las cazas estaban hecha trizas algunas solo eran cenizas y la sangre corría por las calles en abundancia. algunas de las victimas eran gente del pueblo y otras soldados Shadoi que extrañamente también tenían una pluma de cuervo reposada sobre sus frentes. Horrorizado paso por las calles de su pueblo y los pocos sobrevivientes que le veían se acercaban llorando hacia el, la primera fue una joven de unos 17 años que en llanto abrazo al gran Chen; a lo que este respondió.

-hija, que ha pasado aquí!

-Gran Chen,-dijo sollozando- los Shadoi atacaron anoche, fue un ataque sorpresa. Masacraron a los Samuráis en el cuartel y luego destruyeron el pueblo.

-pero ¿quién era el oficial a cargo de la guardia anoche?

-Hitoyama, pero Juno vio como un Samurai se acercaba rápidamente y tomo a Hitoyama por la espalda, luego de adormecerlo con alguna tónica lo cargo y se lo llevo

-¿los Shadoi secuestraron a Hitoyama?- se pregunto en susurro el gran Chen para si mismo

en las cercanas tierras de Akaro Shadoi, Janto se acerca a su Daimio para darle la mala noticia.

-mi señor, no hemos tenido noticia del grupo que mandamos a interceptar a Chen

-insensatos-menciono molesto el despiadado Akaro- el problema con la humanidad es que no se cansan de cometer errores

-pero usted no salvara!

-solo a los fieles Janto, solo a los fieles..

el silencio reino por unos segundos en aquella majestuosa sala del palacio. La edificación había sido construida recientemente y Akaro la dispondría como la futura casa de gobierno una vez hubiese conquistado el Japón. Janto se atrevió a interrumpir el silencio y dijo.

-Señor, que hacemos con respecto a Chen

-nada, de seguro la tercera división lo aplastara al llegar a la ciudad

-señor.., -Janto sonaba nervioso- tampoco hemos tenido noticias de la tercera división...

-¡¿QUÉ?!- gruño furioso Akaro- Imbeciles!! IMBECILES!!!, alista a todas las tropas Janto, partimos inmediatamente!!

Apenas Akaro termino de decir esto el sonido del platón de guerra lo sorprendió. Era la señal de alerta para todos los soldados por que el enemigo se acercaba.

-Que significa esto- dijo indignado Akaro

-déjeme verificar señor- menciono obedientemente Janto mientras corría la puerta hacia un lado y presenciaba lo que pasaba.

Un hombre en un caballo negro se acercaba lentamente hacia su pueblo con la espada desenfundada. Arriba de el un ave lo seguía. Inmediatamente todos los samuráis salian de sus casas y tiendas con la característica espada en mano.

-señor, no se preocupe se trata de un solo hombre, un pobre loco probablemente

-déjame ver-dijo el daimio Akaro corriendo a un lado a Janto y asomándose a la puerta-¿quién es? Algún samurai de Chen

-imposible

-ordena que no lo maten, primero tráiganlo ante mi.

Janto asintió con la cabeza y salió rápidamente del palacio. Bajo por la larga escalera hasta la calle y comenzó a gritar a diestra y siniestra a los soldados que corrían descontrolados por la calle.

-¿Qué HACEN IDIOTAS!!?

-el hombre -dijo un soldado joven que pasaba cerca de él-... ha desaparecido en las calles del pueblo

-¿desarecido?-gruño Janto- Encuéntrenlo y tráiganlo vivo al palacio, AHORA!!

Mientras en las tierras del gran Chen la joven sobreviviente aun relataba lo sucedido al anciano.

-... esta mañana llego un extraño al pueblo, yo estaba escondida con mi hermana en las siembras de arroz de Chingy, cuando escuchamos los gritos.

-¿gritos?- pregunto el anciano algo extrañado

-si, de los soldados Shadoi, durante una hora pude escuchar como gritaban furiosos y también me percate de que muchos gritos eran dolor. Después vino ese hombre bañado en sangre y me dijo que podía salir, que ya todos habían muerto.

-descríbeme a ese hombre.

-alto, cabello negro, su rostro era pálido pero con marcas negras en sus ojos y en su boca. Poseía una elegante vestimenta gris y en sus hombreras llevaba la marca del dragón negro. Me llamo la atención el gran cuervo estampado en la espalda de su túnica. Se hacia llamar así mismo Rezzekren. Señor... el era bastante parecido a.. El Ressaken, Sou.

-lo se, me encontré a ese hombre camino acá. Y es cierto, tiene un parecido enorme a Sou

-eso no es todo, tomo dos caballos y una carreta, y monto 5 barriles de pólvora en ellos.

-¿para que abra querido la pólvora?...

Janto después de pasar media hora buscando al intruso entro apresuradamente en el palacio y se encontró con su Daimio que reposaba entre varios cojines y con la espada en mano.

-Akaro el intruso a desaparecido entre la ciudad y no lo hemos podido encontrar.

-Janto... – dijo Akaro mientras se quitaba la camisa y mostraba sus numerosas cicatrices

-dígame Señor

-que posibilidades hay de que Sou, este vivo.

-ninguna señor!!

-por que tan seguro, te recuerdo que ni tu, ni yo estuvimos en el momento exacto en que lo mataron

-señor pero el propio...

Janto fue interrumpido con el "dong" del gran platón de cobre de nuevo. Akaro se apresuro a mirar por la puerta al igual que Janto. La oscuridad ya había caído en sus tierras y distinguía a lo lejos el destello de una antorcha. Era un hombre que estaba parado a unos kilómetros del pueblo en una planicie. Uno de los soldados irrumpe en la habitación y dice.

-Sen Akaro, han desaparecido todos los barriles de pólvora del almacén

-Demonios!!-bramo furioso Akaro mientras veía a aquel hombre a lo lejos.

Sou soltó la antorcha y cayo en el suelo encendiendo un camino de pólvora que rápidamente se consumió y se abrió camino asía el pueblo. Janto maquino rápidamente el fatal desenlace en su mente y desato toda su energía en un grito.

-APAGUEN EL FUEGO!!!!!

Pero fue demasiado tarde la llama había llegado al pueblo haciendo explotar los primeros barriles, volaron en pedazo las barracas y casas. Otros barriles explotaron realizando una reacción en cadena de estallidos que fueron despedazando todas las edificaciones. Los soldados y civiles corrían despavoridos por las calles viva mente prendidas en fuego. Los gritos y llantos no se hicieron esperar, pero quedaron enmudecidos frente a la segunda ola de explosiones.

Minutos mas tarde camina por la calle principal Sou, con su espada en la mano derecha el Rezzekren se movía con un desafiante paso. El fuego a su alrededor ardía en toda su intensidad y los guerreros Shadoi miraban aterrados como se acercaba. Sin mucho esfuerzo batió su espada de lado a lado y dio muerte a los primeros de un gran numero de guerreros, el dulce placer de la venganza se corría por su pronunciada sonrisa.

Dos horas pasaron antes de que los incesables gritos dejaran de llenar el aire y el Dragón negro acompañado de el ave de la muerte subían las escaleras del palacio. Al llegar arriba abrieron con calma la puerta y se encontraron frente Janto, el robusto hombre de 2 metros que sostenía dos largas espadas

-Bienvenido.. Sou!! Listo para el combate que no pudimos tener en el rio!!