Fan Fiction "NADA EN ESPECIAL" Capítulo No. 1 "Nada en Especial... excepto..." Tercera Parte

Harry se detuvo de pronto, la sonrisa se le borró del rostro- El... hechizo? –repitió.

Sí –dijo Leien aún sonriendo- como se que te trata muy mal, utilicé una maldición imperdonable, Imperius, y le ordené que te tratara como a su segundo hijo.

Harry soltó las manos de Leien, ésta lo miró extrañada.

Hice algo malo Harry? –preguntó confundida.

Yo quiero que mi tía me quiera por sí misma, no con ayuda de un hechizo –dijo Harry, toda la felicidad que apenas había sentido se borró por completo- quítale el hechizo Leien –dijo con determinación.

Pero... Harry –Leien estaba muy confundida- acaso no deseabas que tu tía te quisiera mucho?

Sólo quisiera que su cariño fuera sincero –tenía cierto tono de tristeza en su voz- no quiero que me trate bien por culpa de un hechizo.

Lo siento Harry –Leien también tenía el mismo tono de tristeza que Harry, apuntó con su varita a la ventana de la cocina, desde donde se podía ver a tía Petunia- Finite Incantatem –dijo e inmediatamente un chorro de luz salió de su varita e impactó a tía Petunia- Ahora estás contento Harry? –preguntó.

Volverá a ser como era antes, verdad? –preguntó Harry viendo hacia la ventana.

Sí –respondió la pequeña.

Harry suspiró y se encaminó a la puerta de la casa.

Porqué te vas Harry?

Tengo que ir con mi tía antes de que me llame y me castigue por no ayudarla –se dio la vuelta y mirando a Leien preguntó:  Podemos jugar más tarde? Cuando se vaya tío Vernon?

Te espero entonces! –Leien tenía otra vez su hermosa sonrisa.

Sí, espérame –dijo Harry volviendo a sonreír.

Harry estuvo ayudando a su tía en la cocina... luego tío Vernon se fue a su trabajo... Dudley aun no despertaba... la mañana trascurrió normal... excepto porque Harry jugaba con su amiga.

Todo fue muy especial desde que el pequeño Harry cumplió seis años y conoció a su querida amiga Daleien, estaban ya en el mes de diciembre; la pequeña había cumplido su palabra y llegaba todos los días a visitarlo, jugaban y le mostraba a Harry algunos de los hechizos que sabía... al pequeño esto lo entretenía muchísimo, todo había sido tan especial.

Los primeros días de diciembre había traído consigo un frío terrible, nevaba y algunos días llovía, pero todo esto a Harry no le importaba, siempre iba a jugar con Leien por las mañanas... hoy era uno de esos días...

Harry estornudó...

Estás bien Harry? –preguntó la niña preocupada.

Estoy bien, sólo creo que me va a dar un pequeño resfriado –respondió el pequeño, tenía los ojos algo vidriosos y la nariz roja.

Ten –dijo Leien y le extendió a Harry su abrigo- yo tengo más en mi hogar.

En serio? –preguntó Harry al tomar un hermoso abrigo que le ofrecía la niña.

Sí –respondió con mucha seguridad.

Gracias! –dijo al tomar el hermoso abrigo de color canela y bordes dorados.

Ya me debo de ir –la pequeña se aproximó a Harry y le dio un beso en la mejilla.

Para Harry esto ya no era extraño, Leien siempre se despedía de él con un beso en la mejilla.

Cuídate –respondió el pequeño- nos vemos mañana? –preguntó.

Sí, mañana nos vemos!

Harry entró a la casa al ver que la pequeña había desaparecido, al entrar sus tíos ya estaban en la cocina tomando su almuerzo.

Vaya... pensé que hoy nos íbamos a librar de tu presencia –dijo tío Vernon al verlo entrar.

Harry no puso atención y con mucho esfuerzo subió a su silla y empezó a comer.  El resto del almuerzo pasó sin ningún problema... claro, exceptuando el hecho de que Dudley le daba patadas a Harry bajo la mesa.  Cuando terminaron de comer, Harry se fue a su lacena e iba a dormir una siesta cuando tía Petunia lo llamó desde la sala. 

Harry acudió al llamado, al entrar vio a sus tíos ya con sus abrigos, listos para salir y a Dudley haciendo rabietas.

No quiero ir –gritaba su primo.

Pero cielo –decía tía Petunia- vamos de compras, te daré un gran helado de nueces... los que tanto te gustan y también...

NO QUIERO IR! –volvió a gritar Dudley.

Está bien Dudley –dijo tío Vernon- quédate y cuidas la casa, también ve que Harry no haga nada malo.

Pero... si es Dudley el que siempre hace co.. –empezó a decir Harry en su defensa, pero fue interrumpido.

Calla, Dudley nunca hace cosas malas, siempre eres tu quien nos causa molestias –dijo tío Vernon, luego añadió- no quiero enterarme que has hecho algo malo.

Sus tíos salieron de la casa, se subieron en su auto y desaparecieron tras unas calles... empezó a nevar.

Harry miraba desde hacía veinte minutos por la ventana, lo peor que le podría haber pasado era quedarse solo en casa, a merced de Dudley a quien le encantaba gastarle bromas muy pesadas... a veces crueles.

Oye Harry –dijo Dudley, venía desde la cocina con un inmenso bote de helado- quién te ha dado ese abrigo? –inquirió de mal modo.

Una amiga –respondió Harry sin quitar su vista de la ventana.

Tu no tienes amigas, ni amigos –Dudley dejó su bote de helado sobre un sillón, luego aproximándose a Harry añadió- yo lo quiero!

Es mío!

Te he dicho que yo lo quiero –repitió Dudley- si no me lo das, te lo quitaré a la fuerza.

Harry ya sabía que cuando Dudley quería algo debían dárselo en el acto, sino empezaba con sus horribles rabietas, pero en el caso de Harry... si no le daba lo que pedía... le iba a pesar mucho, en ese caso no lo dudó y se quitó el abrigo, dándoselo a su primo.

Ahora es mío –dijo Dudley con una horrenda sonrisa en su cara de cerdito, luego se encaminó a la puerta y la abrió.  Harry lo miraba atento, tratándose de Dudley, seguro no tramaba nada bueno.

Está nevando –gritó Dudley- puedo jugar guerra con bolas de nieve, practicaré mi puntería contigo primo –añadió mirando a Harry.

Nos van a castigar si nos ven afuera –dijo Harry tratando de asustar a su primo.

No lo creo, van a tardar mucho –dijo Dudley con cara de haber pensado demasiado la respuesta que acababa de dar- vamos, así practicaré más tiempo.

Harry ya se sentía enfermo y si salía, sin abrigo, seguro que se enfermaba.  Pero si no obedecía a Dudley...

Al estar afuera Dudley empezó a atacarlo con unas enormes bolas de nieve, Harry no podía hacer nada por defenderse... a los quince minutos Dudley ya se había aburrido y Harry estaba completamente mojado y temblando de frío.

Qué aburrido eres –dijo Dudley y se encaminó a la casa, Harry lo siguió, lo único que deseaba era acostarse, en realidad se sentía mal- a dónde crees que vas? –dijo- le dio un fuerte empujón a Harry y cuando éste cayó en la acera cubierta de nieve, Dudley aprovechó y cerró la puerta, dejando a su primo afuera.

DUDLEY ABRE! –gritaba Harry mientras con sus pequeñas manos golpeaba la puerta- tengo mucho frío y me siento mal- sollozaba desesperado, conocía muy bien a su primo y sabía que el plan era dejarlo afuera, como pudo se aproximó a la ventana que daba a la sala y vio a Dudley comiendo golosinas mientras miraba televisión.

Harry volvió a la puerta y siguió golpeándola, mientras gritaba a su primo que abriera.

Habían pasado ya tres horas y parecía que Dudley aun no se apiadaba de él, sus tíos no regresaban y Harry tenía las manos entumidas, tenía fiebre y le costaba respirar, estaba sentado a la par de la puerta y tenía el cuerpo cubierto de nieve, de pronto la puerta se abrió de golpe.

Dudley reía- pareces un muñeco de nieve –decía entre risas- entra y si mis padres se enteran de que te dejé afuera... –le enseñó a Harry sus puños.

Pero Harry no quería enterarse de nada más, sentía que sus fuerzas lo abandonaban, se encaminó a su lacena y abrió la puertecita, se dejó caer en la cama sin siquiera quitarse los lentes ni los zapatos, tenía mucho frío, cogió su cobertor y se cubrió con él, no se enteró de nada más, eran apenas las cinco de la tarde...