Bueno, aquí viene un nuevo capítulo. Espero que os siga gustando tanto como los otros, y aquí están las contestaciones a vuestros reviews...

D-oso: La verdad yo había pensado en algo así, pero que Draco ya se hubiese enterado. Quiero poner a un Ginny sincera y franca, además piensa que ella aún ama a Draco....Además ¡Me encanta hacer sufrir a Draco!

Damaris: Tienes toda la razón en cuanto a lo del nombre, pero verás, primero se iba llamar Mary, aunque después lo cambié sin darme cuenta. A partir de ahora se llamará Megan. Siento haberte puesto muy pastelosos a Ron y Herm, prometo intentar dejar de lado escenas pastelosas como éstas ¿ok? Un beso.

Mish1: Bueno, la reacción la verás en el siguiente o en el próximo capítulo, no estoy muy segura. Megan aparecerá con más contundencia en los siguientes capis, al igual que Ivett. Y bueno, respecto a lo de Ron y Herm, prometo reprimirme. XD

Disfrutad de este nuevo capítulo y un besazo a todos...

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Capítulo 4. Encuentros.

Ginny se miró en el espejo de luna de su habitación y sonrió al encontrarse guapa por una vez en su vida. Odiaba que su familia la viese hundida por él, por lo que cada vez que había una "comida Weasley", como las autodenominaba su madre, se ponía muy guapa. Terminó de ponerse las botas, último regalo de su ex, y se lamentó al recordar que eran las únicas que no estaban para el arrastre.

Lástima que mi sueldo no dé para más- suspiró.

Una cabecita rubia con destellos rojizos entró en la habitación y se agarró de una de las piernas de su madre.

¡Anne!- exclamó la mujer al ver que su hija iba en ropa interior- ¿Aún no te has vestido?

Es que no encuentro una camiseta interior, mami-respondió la niña haciendo un puchero.

Ginny frunció el ceño, pero después rió y cogió a su hija en brazos.

Vamos a ver- Ginny se dirigió al dormitorio de su hija, decorado en tonos malvas y abrió el armario- Aquí tienes. Y ahora vienes a que te peine.

Vale. Mama- Ginny se volvió- estás muy guapa.

Gracias- sonrió la mujer.

De repente sonó una melodía que indicaba que alguien estaba en la chimenea.

¡Voy!- la cara de su amiga Ivett apareció- ¡Ivett!

¿Tienes algo que hacer hoy?- preguntó a la joven pelirroja.

Bueno, ahora me voy a casa de mis padres a comer pero después...-

Pues deja a Anna con ellos que esta noche tu y yo nos vamos de marcha- respondió felizmente su amiga- Hay que desquitarse de las tensiones.

¿Dónde?-

Jack, mi ex, me ha invitado a una fiesta de esas superpijas que él hace en una de sus discotecas-

No me apetece nada-

Vamos, Ginny, podremos ver a tíos buenos y tú podrás lucirte bailando en la pista-

Está bien-aceptó la pelirroja.

Paso a por ti a las siete y media ¿Ok?

Ivett desapareció de la chimenea guiñando el ojo y moviendo su suave pelo. Ginny rió y pensó en qué se pondría. Todo su vestuario más elegante eran regalos de su ex y no le apetecía ir con ninguno de esos modelitos.

Mamá- Anne, vestida con un peto de pana marrón claro, una camisa blanca y una chaquetita de hilo azul sonreía a su madre mientras intentaba colocarse un gorrito blanco en la cabeza- ¿Nos vamos?

Anda, ven- le colocó el gorro y le agarró la mano- No tengo que decirte nada ¿no? Como te portes mal con algunos de tus primos, te castigaré.

Lo sé- y haciendo un movimiento muy característico Malfoy de suficiencia añadió teatralmente- Vamos.

Ginny rió y cogió un puñado de polvos flu, echándolos a la chimenea.

¡A la Madriguera!- gritó, y en un segundo se encontró en su casa de toda la vida.

La sonrisa de la señora Weasley las recibió.

¡Gin!- saludó-¡Anne! ¡Qué guapas estáis!

Hola abu- sonrió la niña, y le echó los brazos a la mujer.

Mamá ¿Esta noche se podría quedar la niña aquí a dormir?-

Claro, ya sabes que aquí está muy bien ¿Tú dónde vas?-

Con Ivett a una fiesta- la sra. Weasley arrugó el ceño pero no dijo nada.

Claro que sí. Nos lo pasaremos bien- sentenció la mujer.

La pelirroja sonrió y se sacudió la melena, que se había cortado hace dos días casi por la altura del hombro. Su madre, al verlo, se sorprendió.

Ginny ¿Y tu pelo?-

¡Ah! Me lo corté el jueves ¿Me queda mal?-

No, sólo es que tu melena era tan bonita-

Ya, pero sólo me hacía recordarme a él y...

Muy bien hecho- y cambiando drásticamente de tema le susurró- Tu padre está en el salón con George y Charlie. Anda, ve a verlos.

¿Con George?- exclamó la joven como si le hubiese dicho el demonio- No gracias.

Me ha prometido que dejaría de meterse en tu vida amorosa, cariño, y sabes que él siempre cumple las promesas.

Anne pasaba la mirada de su madre a su abuela intentando comprender lo que pasaba, pero no lo consiguió, porque la primera pronto la mandó a buscar a sus primos. Cuando se fue, Ginny suspiró y se dejó caer en una de las sillas de la cocina.

Mamá- dijo Ginny muy bajito, como contando un secreto- ¿Sabes lo que me preguntó el otro día Anne? Que por qué el tío George dice cosas tan malas de papá. Y que qué era un mortífago y la limpieza de sangre.

¿Se enteró?

Pues claro, como para no hacerlo. No quiero que mi hija se críe odiando a su padre, él es muy bueno con ella y sigue teniendo buenas relaciones después del divorcio conmigo. No quiero que George vuelva a meterse en mi vida bajo ningún concepto. No quiero.

De repente la puerta se abrió y un muchacho de unos veintiséis años entró. Era George.

He oído mi nombre- se excusó, y al ver a su hermana lo comprendió todo.

Hola George-

Virginia-

Ginny se levantó y le dio un beso a su madre.

Voy a saludar a los demás-

Y salió por la puerta. Molly miró enfurecida al joven pelirrojo que bebía agua sin que pareciese haberle importado nada.

Podrías ayudarla- suspiró- Hacerle las cosas más fáciles.

No- declaró- Ella sabe lo que pienso y el que cambie no arreglará nada.

Molly suspiró resignada y le ordenó a su hijo que comenzara a poner la mesa.

Si sólo uno de los dos diese su brazo a torcer- susurró.

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Una hermosa lechuza blanca y negra se apoyó en un rincón de la mesa que los separaba. Draco cogió con elegancia el mensaje y lo leyó. Una sombra negra pasó por su frente al ver el contenido de la carta. Se levantó rápidamente y cogió su capa.

He de irme, Megan, es urgente- le dio antes de besarla como sólo él sabía hacerlo.

Está bien, pero vuelve pronto. Esta noche hemos sido invitados a una fiesta ¿Recuerdas?

Sí, cariño. No te preocupes- y aparentando tranquilidad se precipitó por la puerta para desaparecerse.

Se apareció en el despacho de su amigo Blaise Zabini que se fumaba nervioso un cigarrillo. Al verlo, el joven palideció aún más y asintió con la cabeza.

Es verdad ¿No?- dijo el rubio.

Sí. Lo encontraron al amanecer y en cuanto lo supe te lo comuniqué. ¿Quieres verlo?

Draco palideció hasta poder confundirse con la pared. Se dejó caer en una silla y encendió con manos temblorosas un cigarrillo que su amigo de toda la vida le ofreció. Exhaló una profunda bocanada y cerró los ojos mientras dejaba que el humo salieran por la comisura de los labios lentamente.

Blaise- exclamó de repente Draco- Dime una cosa ¿Cómo llegamos aquí?

El moreno se sorprendió por la pregunta, pero le sonrió y se sentó él también antes de comenzar a relatar la historia que marcó su pasado.

&&&&&&&&&&&&&& FLASH BACK &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Era el día señalado. Con un suave temblor acarició su brazo izquierdo, brazo en el cuál habían marcado la marca tenebrosa hacía poco tiempo. A su lado, Blaise Zabini, su amigo de toda la vida, miraba hacia el frente con la cara cubierta por una máscara.

¿Estás seguro de lo que vamos a hacer, Draco?- preguntó Zabini.

Sí- respondió el aludido- ¿Y tú? ¿Estás seguro?

Absolutamente- y sonrió mientras decía- Por Anne lo que sea.

Draco sonrió ampliamente y se cubrió el rostro con la máscara. A su lado fueron apareciendo más mortífagos, que no se extrañaron de su presencia. Reconoció rápidamente la figura esbelta y el pelo platino de su padre, que le sonreía por detrás de la máscara.

¿Preparados?- susurró- Será mejor que lo estéis- añadió con su voz fría- Pues este va a ser el mejor día de vuestras míseras vidas. Proteged con vuestra vida el honor de los sangre limpia y luchad contra los que no respetan vuestros derechos. No tengáis piedad, no hay piedad para los cobardes.

La masa aulló enfervorecida y Draco se sintió presa de una ira antes desconocida en él.

No te separes de mi lado, Blaise- susurró el rubio- Pronto habremos salido de este infierno.

Todos los allí presentes se colocaron en torno a un cáliz que en ese momento brillaba fuertemente y que los cegó por un instante. Draco colocó su dedo anular en éste y clavó sus pensamientos en cierta pelirroja con al cual esperaba reunirse para siempre. Pronto se sintió atraído por una mano invisible que lo empujaba y lo subía en volandas. Cuando abrió los ojos se vio en el patio de su antiguo colegio.

¡Todos en formación!- gritó la voz potente y fría, siempre fría, de su padre.

Draco y Blaise se colocaron en posición. Sus varitas en alto, sus ojos y oídos agudizados, sus músculos en tensión.

Pronto acabará la farsa- susurró el rubio.

Y estaremos juntos- rezó el moreno.

Ambos se miraron y sonrieron. Unidos por una promesa, por un plan, por el amor. Al oír la señal, una masa de hombres, mujeres, jóvenes se plantaron en su exterior. Al principio parecían fantasmas, pronto vio que no lo era, y si hubiese agudizado la vista habría podido reconocer a la jovencita pelirroja de sus sueños, que estaba en primera fila.

Pronto las maldiciones comenzaron a caer tanto por un lado como por otro y Draco y Blaise se escabullaron lentamente.

Al llegar al sitio dónde habían quedado, una figura pequeña de mujer apareció ante ellos. Era Anne, la novia de Blaise, que se lanzó a sus brazos en cuanto lo vio.

Debemos irnos rápido- dijo, pero antes de que volviera a decir nada sus ojos se helaron en una figura que lo miraba a través de la máscara.

Ya sabía yo que no me podía fiar de vosotros- la voz extraña y fría de Pansy resonó, y Draco sintió cómo la sangre se helaba en sus venas.

¿Qué haces aquí, Parkinson?- preguntó Blaise cortante.

Sois unos traidores- exclamó la joven fuera de sí- Toda la comunidad lo sabrá, Zabini. Sabréis por fin lo que es sufrir y...

¡Cállate, estúpida!- le espetó Anne- Tu si que sabrás lo que es sufrir, mortífaga.

Y antes de que ninguno de los dos se imaginara lo que pasaba por la mente de Pansy, ésta dirigió un Avada Kedavra contra Anne, que moría con cara de asombro. Blaise, horrorizado, fue hacia Anne, que yacía aún tibia en la hierba. Draco, en un momento de confusión y pensando que esa podía haber sido Ginny, cogió por el brazo a Pansy y le quitó de un zarpazo la varita.

Ahora vas a saber lo que es sufrir recordando, Pansy- y diciendo esto la condenó al tormento eterno, mientras la joven miraba con expresión de horror a la joven de cabellos rubios que Blaise abrazaba contra su pecho, llamándola con voz quebrada.

Blaise- susurró nervioso el rubio- Refúgiate en el castillo, lleva allí a Anne, yo me ocuparé de todo. ¡Vamos amigo!

Pero Blaise no respondía, sólo llamaba desesperadamente a Anne. Draco lo empujó hasta la cabaña de Hagrid y allí los encerró junto con una Pansy congelada. Luego salió corriendo y volvió a la batalla.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&FIN FLASH BACK&&&&&&&&&&&&&&&&

Hasta ahí llego, amigo- sonrió tristemente Blaise, los recuerdos ahora le golpeaban fuertemente.

¿No te preguntas que hubiese pasado si no hubiésemos tomado esa decisión?-

Sí, Anne estaría viva y seguramente sería feliz con algún capullo con dinero-

¿Te culpas de la muerte de Anne?-

Como para no hacerlo-

Draco calló y se sintió mal también. Conocía a Blaise como si fuera su hermano. Le encantaba tener relaciones apresuradas y pasionales con mujeres, pero ninguna había llegado a significar ni la mitad de lo que significó Anne. Sólo se había vuelto a enamorar , y esa mujer era tan imposible como lo era ahora para el Ginny. Un momento ¿Qué hacía pensando en Ginny? Se sacudió la cabeza y apartó de su mente su cabellera rojiza, sus ojos marrones, sus labios color cereza, sus... "¡Ya, Malfoy!" pensó " Sabes muy bien que no está nada mal, fue tu esposa. Pero ahora no puedes pensar en eso. Céntrate"

Blaise lo observaba con la mirada perdida. Draco se levantó y en un momento el moreno se levantó también.

¿Quieres ir ya?- preguntó dudoso.

Será mejor. Cuanto antes me libre de todo esto mejor será-

¿Quieres ir solo?-

Sí. Hace tiempo que debí dejarle las cosas claras ¿Dónde está?-

En las mazmorras. Te acompaño-

Tanto uno como otro cogieron sus capas y se precipitaron por la puerta. Cruzaron un par de pasillos en silencio, ambos sumidos en sus propios pensamientos, y ni siquiera vieron al joven que llevaba el caso hasta que les habló.

Ron Weasley- susurró el rubio, mirando a su antiguo cuñado, que lo observaba con auténtico rencor.

Hola Malfoy- dijo el muchacho y se volvió a Blaise- Zabini, Sommers me ha pedido que te diga que desea decirte un par de cosas sobre el tema que estás tratando. No se la veía muy contenta.

Blaise pareció salir de su ensimismamiento y le dedicó una sonrisa sincera a su compañero.

Gracias, Weasley- y agregó- Ya sabes dónde estoy, Draco.

Gracias-

Y así, Ron y Draco se quedaron solos, mirándose y no viéndose de todo el odio y rencor que tenían ambos acumulados. Ron no podía ver en él más que a la bestia inhumana por la que su hermana lloraba en silencio todas las noches, y Draco veía en su cuñado la sombra molesta que siempre la seguía a todas partes y había creado más de un problema entre la pareja.

¿Vas a conducirme ya hasta él o tengo que esperar al año que viene, Weasley?- preguntó con sencilla ironía.

No te preocupes- y sacando una llave dorada de su bolsillo se volvió hacia la puerta adintelada que estaba detrás suya- Ahora mismo verás a tu padre.

Draco tragó saliva y siguió al pelirrojo, que ya se había perdido en las sombras. Los recibieron un par de hombres que parecía haber salido de un gimnasio, de lo sudorosos y musculosos que se veían. Draco pasó a su lado sin darles importancia, pero el pelirrojo los saludó con un movimiento de cabeza. Siguieron por un pasillo angosto hasta llegar a una escalerilla que bajaba para abajo. A los pies de ésta y gracias a la poca luz que daban las antorchas, se veían las rejas de una prisión.

Tienes quince minutos, ni uno más ni uno menos- exclamó el pelirrojo con voz dura- Te llamaré. Si necesitas algo, grita.

Draco sonrió con sorna y comenzó a bajar hasta llegar a la verja de hierro color negra. Apoyó sus manos perfectamente cuidadas en los barrotes y sintió el olor de su padre, tan único, penetrarle fuertemente por la nariz. Vio su largo cabello platino y una figura extremadamente arrugada, la cual pensó, era él.

Suspiró lentamente y se esperó a que su padre se volviese. Sabía que conocía su presencia, pero su orgullo pudo más y durante los primeros cinco minutos ambos Malfoy estuvieron callados, pensando cada uno en el otro. De súbito, Lucius se levantó y se volvió a su único hijo, que mantuvo sus frías pupilas clavadas en las de su padre.

Sabía que vendrías- suspiró, y se dejó caer de nuevo en el camastro.

Al igual que yo sabía que volverías- replicó Draco.

Más bien me pillaron-

¿Y Narcissa?

No lo sé- su padre volvió a suspirar. A la luz de aquellas antorchas parecía tan viejo, tan decrépito. Ya nada parecía quedar del antiguo patriarca Malfoy.

Draco calló, no le importaba mucho su madre, a la vez que sabía que ella no estaba metida en ningún aprieto. Había documentos que la libraban de todas las reuniones, así lo había decidido su mismo padre en un gesto de amor hacia aquella extraña mujer.

Me llevarán a Azkaban ¿Cierto?- preguntó de repente Lucius. Draco calló, y el mismo silencio le respondió- Bueno, él volverá, y ahora sus ojos brillaron de forma demencial- Y me sacará de allí.

No confíes en cosas que no sucederán-

Y tú deberías pensar más en las personas que de veras te aman, Draco-

¿Qué sabes tú?- preguntó el joven mirando con furia a su padre.

Siempre te estoy vigilando, y lo sabes. Cuando estuviste con la pelirroja Weasley, cuando tuviste a la pequeña Anne, por cierto tan hermosa como tu madre, cuando la dejaste por esa ¿Megan?

Draco cerró los ojos intentado controlar su rabia mientras Lucius sonreía triunfalmente.

Así es hijo, tú al igual que yo, no nos daremos cuenta de quienes son las personas que más nos quieren-

Yo no soy como tú, Lucius- recalcó con maldad Draco.

Bien, piensa lo que quieras. Pronto verás que todos los Malfoy seguimos los mismos pasos-

Draco iba a responder, pero la voz ronca de Ron hizo que se callara y saliera de allí muy enfadado. No hablaron en todo el camino y cuando Ron se despidió, aún con las palabras de su padre en la cabeza, Draco ni siquiera lo miró.

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Casi sin tiempo para despedirse de su familia, Ginny salió rumbo a su casa dispuesta a pasárselo bien desde hacía mucho tiempo. Ahora el problema del niño que nadie conocía aún estaba olvidado, así como su padre, del que no quería oír hablar esa noche. Llegó al apartamento y se duchó rápidamente, casi tanto cómo se arregló. Quería estar guapa, impresionante, sentirse sexy...

Sentirme femenina...- se susurró.

Abrió su armario y se lamentó de no tener nada más que ropa que, irremediablemente, le recordaba a Draco. Escogió un top que no se ponía desde hacía años y se lo colocó. Se miró y sorpresivamente descubrió que era la primera vez que lo rellenaba . Increíble. Se puso una mini de cuero negro y unas botas altas. Se soltó el pelo y se puso unos psicodélicos pendientes. Se maquilló y justo cuando estaba a punto de terminar, alguien llamó al timbre.

Ginny salió precipitadamente de la habitación y abrió al puerta. Unos ojos verde esmeralda la recibieron.

¿Harry?-

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¡¡Hola!! Si, lo sé, no está todo lo bien que debería, pero tenía ganas de pasar esta fase y llegar a una más cañera....

Espero que os guste y que me dejéis muchos muchos reviews ¿OK?