Capítulo 5. Charlas.

¿Harry?- repitió.

Si había algo más inverosímil para la pelirroja en ese momento era ver allí a aquel hombre. Estaba completamente mojado, de la cabeza a los pies, y llevaba una maleta llena de pegatinas extrañas.

Hola Ginny- lo saludó con una mueca extraña- me alegro de que no te hayas olvidado de mí-

¿Qué haces aquí?- preguntó incrédula. De repente no le importaban ni la fiesta, ni el secreto, ni ver a sus amigos después de tanto tiempo...Vio cómo Harry hacía una extraña mueca y se apresuró a decir- Quiero decir, me extraña que estés aquí, no sé.

¿Creíste que no volvería?-

Sí. Ya había perdido todas las esperanzas- y al ver su estado se autorregañó por no haberle invitado a entrar- pero entra, entra.

Harry sonrió, cogió la maleta y se introdujo en la casa. Ginny se apresuró a quitarle el abrigo que llevaba puesto y se dio cuenta que vestía de una manera muy pobre y que en algunos sitios de los brazos y las piernas tenía heridas.

¡Harry!- exclamó horrorizada la chica- ¿Qué te ha pasado?

He tenido algunos problemas...- contestó el chico intentando quitarle importancia a las heridas.

Ginny se apresuró a ir a por algodón y un par de pócimas especializadas en curar heridas y se las curó. Harry la observó en silencio, mirando cada uno de sus movimientos, embriagado por el aroma a vainilla que despedía su ropa, su pelo, su casa...No recordaba a una Ginny tan madura y tan hermosa, pero se sintió reconfortado al ver que los únicos sentimientos que le acercaban a ella eran completamente familiares. La sentía como su hermana pequeña, aquella que siempre le ofrecía un hombro que llorar, que lo calmaba en cada uno de sus ataques de furia con un par de frases cortantes y que siempre le ofrecía una sonrisa, su sonrisa.

¡Ya está!- dijo la chica. Miró al joven y éste le devolvió la sonrisa- ¿Mejor?

Gracias, Gin-

No es nada. Y dime ¿Quién sabe que estás aquí?-

Dumbledore y Mc Gonagall. He ido a Hogwarts y tal como he salido me he venido para acá-

¿No lo saben Hermione ni Ron?-

Por lo visto tenían una cena de negocios, o eso me ha dicho Dumbledore-

Es verdad- Harry emitió un bostezo y Ginny sonrió- ¿Quieres dormir?-

No, quiero saber qué es de vuestra vida. Qué es de tu vida-

Ginny sonrió tristemente y echó su cabello hacia atrás.

Sé que Hermione te contó que Draco y yo nos casamos y sabes que tengo una hija...-

Anne, igual que tu amiga de Hogwarts-

Sí. También sabrás que Draco trabajó en un asunto ultra secreto los dos primeros años de nuestra vida marital- Ginny resopló y Harry le quitó del rostro un par de mechones que se le cayeron- Casi no lo veía y cuidar de Anne fue muy difícil, pero antes de que me planteara dejarlo él volvió y todo se restableció.

Harry la miró y Ginny se mordió el labio.

¿Y por qué no están aquí ni Anne ni él?- preguntó extrañado Harry.

Nos separamos hace un par de meses- susurró Ginny notando cómo sus ojos se empapaban de lágrimas.

Harry se sintió incómodo y lamentó haber tocado el tema.

Lo siento, Gin, soy un bocazas-

No- susurró la joven mientras un par de lágrimas surcaban su cara-Sólo es que nunca he hablado de este tema con nadie y...

Ginny cayó al notar cómo un nudo que desde hacía meses notaba en el pecho se deshacía y no podía respirar. Comenzó a hipar y se dejó llevar por el torrente de lágrimas que desde hacía tiempo deseaba derramar. Harry la miró algo confuso, pero acertó al cogerla de los hombros y abrazarla fraternalmente. Ginny se agarró a sus brazos y lloró en su hombro, mientras el joven, entre hipidos, lograba hacerse una idea de la frustración de la pelirroja.

Él...la prefiere...yo...no pude...mantener...familia...no pude...ella...mejor...no pude- hipaba.

Tras casi cinco minutos de llantera, la pelirroja se incorporó y se quedó prendada en los ojos esmeralda que tanto habían echado de menos.

Te he echado de menos, Gin- murmuró el joven acariciando la piel suave de la chica- Y yo no creo que ella sea mejor- y dicho esto le tendió un pañuelo.

Ginny lo aceptó y se limpió las lágrimas.

Gracias- dijo Ginny- Y aún no sabes lo peor. Bueno, eso casi nadie lo sabe-

¿Qué es?-

Prométeme que no se lo contarás a nadie. A Ron y a George menos que a nadie.-

Te lo prometo-

Estoy embarazada-

Una explosión se escuchó en la cocina al tiempo que Harry abría los ojos como platos al escuchar la noticia. Ginny, ignorándolo por un momento, se fue hacia la cocina y allí se encontró con tres jóvenes a los que conocía muy bien.

Ginny ¿Estás lista?- preguntó Ivett al ver a la joven totalmente vestida.

Lo siento chicos, pero me ha surgido una visita y...-

Harry se acababa de asomar a la cocina y todos los amigos de Ginny lo miraron con cara extraña.

¿Harry?- preguntó Mark Streingberg, un muchacho tres años mayor que Ginny de ojos muy claros, barba de tres días y cara socarrona. A su modo era un buen partido- ¿Harry Potter?

Hola- saludó algo cohibido el muchacho.

Harry te presento a mis amigos Daniel- un muchacho de piel color bronce y ojos verde agua con perilla y cabello claro lo saludó con un gesto de la mano y una sonrisa que dejó entrever sus dientes blancos y relucientes- Mark- el muchacho que lo había cohibido sonrió muy abiertamente y le apretó con fuerza la mano- E Ivett- Harry se fijó en la única chica, que llevaba un vestido fucsia tan escotado y llamativo que era imposible no fijarse en ella. Era muy hermosa, pensó el joven, pero había algo en sus ojos que le daba miedo.

Ivett le lanzaba miradas de incredulidad a Ginny, y el otro joven, Daniel Tredmond, no le quitaba la vista de encima a la pelirroja. Harry captó en un segundo que el joven estaba completamente loco por la chica.

Bueno chicos, está claro que aquí sobramos ¿no?- los dos muchachos miraron a Ivett con cara de circunstancia y se despidieron rápidamente- Hasta mañana Ginny, mañana te llamo.

Hasta mañana, Ivett. Dale un beso a los demás-

Ivett hizo un gesto con la mano y se desapareció. Harry sonrió a la pelirroja y se disculpó por no saber qué iba a salir, pero ella le calló poniéndole un dedo en los labios.

Será mejor que vaya a ducharse sr. Potter mientras yo me cambio y hago cena para los dos- sonrió la joven- Ven, voy a darte una toalla y a enseñarte dónde vas a dormir y todo eso.

No quiero estorbarte. Sólo será esta noche-

Cómo si te quieres quedar para siempre- se encogió de hombros Ginny- Así no estaré tan sola cuando Anne se va con su padre.

¿Es una proposición en regla?- murmuró con picardía el joven.

¿Necesitas un contrato?- replicó sonriendo la chica.

No. Está bien, me quedo-

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Draco llegó a su casa con la cabeza llena de pensamientos. Megan lo esperaba sumergida en un baño de burbujas, y en cuanto llegó le pidió que se metiese con ella, pero él se negó. Un baño movidito con ella era lo último que se le apetecía. Cayó en su cama pesadamente y pronto sintió cómo el sueño le ganaba la partida. No escuchó los suaves pasos de la rubia que acababa de salir del baño y se acercaban a él, ni el suave tintineo que realizaba la lluvia en la ventana. Su mente se encontraba muy lejos de todo aquello, envuelta en brumas que lo asfixiaban ¿Qué era todo aquello?

De repente las brumas desaparecieron. Se encontraba en una habitación de hospital. Se oían risas y sollozos, todo mezclado. Un intenso olor a vainilla y a hospital. Y de repente, al doblar la esquina, una cabellera pelirroja recostada en una cama de sábanas blancas. No le hizo falta mucho tiempo para comprobar sus sospechas, era ella. Sostenía un bulto entre sus brazos y estaba radiante. Sus ojos color chocolate brillaban de una manera especial, su cabello caía de forma desordenada y su cara mostraba alegría y cansancio a la vez. De repente alguien se interpuso entre ella y él, un hombre. No podía verle la cara, pero acertó a notar que le era conocido. Se acercaba a la joven, le besaba la frente y los labios y cogía le bulto, el cuál acunaba con cariño. No sabía por qué, pero de repente una ira indescriptible se apoderó de él y deseó desprender a aquella persona del bebé, cogerlo él mismo y sentirlo en su pecho. Todo lo que era de la pelirroja era suyo. Suyo, suyo. De repente Virginia clavaba sus ojos en los de él y le sonreía con calidez.

El hombre al que no veía la cara se acercó a él y le ofreció al bebé, pero cuando iba a verle la cara...

¡Draco!- la voz de su novia lo llamaba- Llegaremos tarde a la fiesta. Date prisa.

El rubio le echó una mirada de rencor a la joven y se metió en la ducha. Mientras el agua recorría lentamente su cuerpo, cerró los ojos y sintió un escalofrío al recordar el sueño. Nunca había pensado en eso, en que Ginny rehiciera su vida con una persona diferente, en que tuviera más hijos y en que, algún día, terminaría olvidándolo.

Salió de la ducha y se miró al espejo. Un muchacho de veintipocos años con ojeras y cara de pocos amigos le devolvió la mirada.

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Recostados en la espesa alfombra turca enfrente de la chimenea del salón, Harry y Ginny reían al recordar algunos de los momentos más divertidos en Hogwarts. Ya iban por la quinta botella de whisky de fuego.

¿Y te acuerdas de...la vez que...te mandé el cupido de Lockhart...por San Valentín?- rió la joven con un vaso casi lleno de esa bebida que nunca había logrado beber.

Sí, creo que ha sido uno de los peores momentos de mi vida...que vergüenza...- respondió alegremente el joven pasando un brazo por la cintura de la chica.

Gracias Harry-

¿Por qué?- preguntó desconcertado Harry mirando a los ojos a Ginny que se cristalizaban por momentos.

Hacía tanto tiempo que no me lo pasaba tan bien- una lágrima surcó su mejilla y la joven ayudándose de Harry, se levantó- Cuando Draco me propuso el divorcio estuve a punto de hacer una locura. Lo único que me mantuvo a flote fue mi hija...

¿Aún lo quieres?-

Ginny se levantó y miró a Harry con una sonrisa medio boba en la boca. Tenía las mejillas muy rosadas y el pelo algo desgreñado, pero perfectamente liso. Sus ojos tenían el típico brillo de la embriaguez, pero a la vez parecía tan seria y normal.

¿Por qué lo preguntas?-

Quiero saberlo-

Ginny resopló y miró a las llamas. El color anaranjado daba en su pelo y parecía que éste cobraba vida.

No lo sé. Supongo que algo queda después de tantos años, pero no creo poder volver a verlo a mi lado...-

¿Y eso?-

Si me ha dejado una vez lo hará de nuevo ¿O acaso no lo conoces?-

No creo que lo haga de nuevo, yo creo que sólo se ha equivocado-

¿Y por qué crees eso?-

Porque nadie en su sano juicio sería capaz de dejarte, Gin-

No todos son tan buenos como tú, Harry-

Ginny, contra todo pronóstico, rió fuertemente. Luego se echó hacia atrás la melena y se apoyó en el pecho de Harry.

Mañana iré a hablar con él a su oficina. Tiene que saberlo ya.

¿Quieres que te acompañe?-

No, tú descansa. Vendré a recogerte para ir a comer fuera y luego iremos a ver a Hermione y Ron ¿Vale?-

Está bien-

La joven se levantó y se desperezó como una gata.

Me voy a dormir- le dio un beso en la mejilla al chico- Hasta mañana Harry. Y no bebas más ¿ok?

Eres tú la que...-

Pero ella ya no le escuchaba. Había desaparecido por el pasillo.

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Sentado frente a su mesa de nogal de la mejor calidad, Draco Malfoy se entretenía en revisar un par de aspectos del último informe que acababa de recibir de uno de sus mejores aurores, Harry Potter. Había logrado investigar cosas muy interesantes sobre los últimos reductos de los mortífagos y era importante actuar con sigilo y cuidado. Pensó en Potter, seguramente ya se habría enterado de su divorcio y estaría consolando a Ginny de una manera que prefería no imaginarse. Sin quererlo, arrugó un poco el pergamino que leía. Se levantó y se dirigió hacia la estantería de la misma madera que decoraba el lugar. Cogió con cuidado el único retrato que tenía y lo miró. Era una foto mágica de Anne y de Ginny. La primera, con un vestido de flores, tendría apenas dos años y sonreía aún casi sin dientes. Ginny la cogía en brazos y jugaba con ella. Estaba tan guapa con aquel vestido largo tan ancho y casi transparente. Esa fue la única foto que recibió de su hija en los dos años que estuvo separado de ella.

Alguien tocó la puerta. Draco dejó la foto y se volvió a sentar en la silla. Tomó aire y dio permiso para entrar. Era su secretaria, una mujer de más de cincuenta años vestida completamente de verde limón y con un tocado tan imposible que recordaba a los bucles de Pansy Parkinson.

Perdona, sr. Malfoy, pero la sra. Malfoy...dijo la srta. Weasley está aquí y desea verle, sino es mucha molestia- dijo con voz gangosa la mujer.

Draco se quedó helado, pero lo ocultó y sonriendo con desdén dio permiso para que entrara.

¿Ginny allí? ¿Qué podía hacer ella buscándole? Si desde que se habían separado casi ni hablaban...

Otra vez los golpes en la puerta...

¡Pase!- exclamó el muchacho.

Y entró, pero aquella no parecía la mujer a la que había dejado hacía unos meses. Estaba mucho más envejecida, como si hubiesen pasado años desde que la vio por última vez. Y había engordado. Llevaba unos pantalones negros y una camisa blanca cerrada hasta el segundo botón. El pelo lo tenía muy recogido en un moño tan apretado que el chico hubiera jurado que le sangraban las puntas. Le daba un cierto aire a Mc Gonagall, tenía profundas ojeras y estaba pálida.

No te esperaba aquí- le dijo Draco. Ella se movió nerviosa y se sentó antes de que él se lo ofreciera.

Tengo que hablar contigo de algo muy importante y quiero decírtelo rápido...-

¿Ha pasado algo con Anne?- preguntó preocupado.

No. No se trata de Anne, se trata de ti y de mí- y clavó su mirada en la de él.

Ginny- ¿Acaso le iba a pedir que volvieran?- Creo que dejamos bien claro que entre tu y yo sólo habría una relación de amistad debido a que tenemos una hija en común pero...-

¡Cállate!- exclamó Ginny. Los nervios de los últimos días estaban a punto de hacerla estallar- No he venido a pedirte una segunda oportunidad ni nada de eso, ya me arrastré bastante por ti.

¿Entonces?-

Estoy embarazada...de nuevo-

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Bueno, ya está aquí el quinto capítulo, y no habéis tenido que esperar mucho ¿Eh?

A ver si me dejáis unos cuantos reviews que me animen, porque creo que estoy entrando en crisis...No he estado muy fina con este capítulo, pero me encontraba totalmente pillada.

Reviews:

Eri: Me alegro de que seas de las mías. A mi me encantan los Draco y Ginny, y creo que si son posibles...

Pame-lita: Pues sí, Draco es uno de los jefes de sección del Departamento de Aurología, el más importante. Ginny también es aurora, pero lo dejó por el baile. Me alegra que te guste. Y el niño, en principio parece que es de Draco.

Sara Meliss: ¡¡Hola!! Pues como has visto en este capítulo, Harry y Ginny no van a intentar nada. La verdad es que tenía pensado poner algo, pero me leí el quinto libro y me deprimí tanto con la pareja Ginny/Harry que decidí dejarlo e inventarme a otro...