Locura
By Kaede Sakuragi( Seto x Joey )
Capitulo 04
La noche aun seguía oscura, y podía observar apenas los árboles que se mecían por el viento. La lluvia castigaba en las ventanas, provocando un sonido casi soñoliento. Refregó sus ojos, otra vez de cansancio, miro a su hermano que dormía profundamente. Las imágenes de hace unos momentos volvían a aparecer.
Que había sido eso? Quién era aquel muchacho? Porque todo con respecto a ese paciente, todo era un misterio?. Sus ojos se cerraron a no poder mas, la única imagen en mente fue aquellos ojos miel, que quemaban la piel con solo saber que eran de él.
Se sintió relajado, sintió como su cuerpo se sentía más liviano. Apenas podía escuchar su corazón latir calmadamente, podía sentir la brisa cálida en su piel, mientras entre sus dedos sentía el césped.
De repente abrió sus ojos, asustado, encontrándose en un lugar distinto. Se levanto rápidamente del suelo, buscando alguna explicación. Sus ojos se agrandaron al darse cuenta que se encontraba en un bello jardín, extenso, rodeado por una muralla de piedra. Su vista no podía decir cuan grande era aquel lugar.
Sintió las risas de unos niños, el canto de los pájaros. Miro al cielo, donde ni una nube perturbaba la luz del sol. Empezó a caminar, pero sintió sus pies desnudos, al mirarse, se encontraba vestido con una falda egipcia, con sandalias de cuero, con hilos de oro. Poseía brazaletes de plata con incrustaciones de rubíes.
- Mi señor ... mi señor ... – un joven se acercaba corriendo, podía distinguir el toque violeta en sus ojos, mientras se acercaba feliz. Se podía observar que entre sus brazos traía algo – Mire ... mi señor ... mire lo que mi hermano ha encontrado – se podía ver que tenia un pequeño nido con tres huevos
- .... – lo miro sorprendido, y sin comprender. Alzo su vista para encontrarse con el rostro del niño preocupado y casi asustado. Reacciono recordándolo, era el mismo que había visto en las escaleras
- Mi señor ... esta enojado? – bajo su cabeza y se arrodillo – Lo lamento ... mi señor ... lo lamento ... perdone a mi hermano, el no tuvo la culpa ... yo le dije que trepara el árbol para bajar el nido ... disculpe ... disculpe – el niño se agacho casi sollozando.
- No te preocupes ... – le dijo seriamente, para luego ver que unos guardias se acercaban rápidamente. El niño se dio vuelta y con susto se escondió detrás de él
- Excelencia ... – los tres hombres hicieron una reverencia – Disculpe ... pero ... ese niño ... trepo hasta el balcón de la Sacerdotisa Ishtar ... – uno de los hombres tomo el brazo bruscamente, haciendo que soltara el nido, rompiendo dos huevos - ... Maldito ... niño ... pagaras tu osadía ...
- Alto ... – Seto se agacho y tomo lo que quedaba del nido, se lo dio al muchacho - ... Vuelve a colocarlo en su lugar ... – deshaciendo el agarre del soldado, lo miro – Yo lo mande a que me trajera el nido, para ver como estaba – mirando los huevos rotos - .. Pero por desgracia dos huevos fueron rotos y no fue por este niño ... – los miro seriamente, hasta congelar la sangre de los guardias
- Mis disculpas ... – dijeron los tres, haciendo una reverencia temerosamente
- Que no se vuelva a repetir ... – luego de eso, hizo señas al niño para alejarse de allí.
Ya habían llegado hasta cerca de un gran árbol, casi en el medio del lugar.
- Yugi ... Yugiiiii – otro muchacho se acercaba, sonriente, pero se detuvo de repente, al percatarse de su presciencia - ... Amo ... Seth ... – se inclino, en forma de respeto
- Joey ... – murmuro despacio, pero lo suficiente para ser escuchado
- Si Amo ... – se levanto aun con la mirada en el piso. Se dio vuelta mirando al otro pequeño. Ambos muchachos lo miraban extrañados, no entendían la actitud de su amo. – Sucede algo ... Mi señor? – Seto lo miro a los ojos, volviéndose a perder entre ellos
- No ... – dijo secamente. Pero un gran dolor de cabeza punzó sus sienes. Haciendo que se doblara del dolor. Sintió como los dos muchachos gritaban, sintió como unos brazos lo abrazaban. Sintió su nombre, sintió como lo sacudían para que reaccionara.
- Dr. Kaiba ... Dr. Kaiba ... – sintió la voz de alguien en el oído. Cuando puedo abrir sus ojos, se encontró con un ojo marrón.
- Dr. Pegasus? – susurro, para luego sentir que era levantado en alza, y colocado en algo blando – Donde estoy? – pregunto tomándose la cabeza, aun le dolía
- Dr. Kaiba ... – dijo con pelimorado, en un susurro, para luego sentarse cerca de él y agacharse hasta separar sus rostros por unos centímetros. – Lo encontré en uno de los pasillos, estaba desmayado ... – le sonrió, mientras despejaba algunos mechones de su cara, él medico se sonrojo
- En serio? ... – refregó sus ojos, con la intención de tener una distancia considerable con el rostro del otro doctor, lo había puesto nervioso – No se como llegue aquí ... – cuando abrió sus ojos, aun estaba allí, aquel hombre, tan cerca.
- Parece que es sonámbulo ... – rió por lo bajo - ... Lo encontré profundamente dormido ... – tomo su rostro, lo acaricio, para luego pasar sus dedos por su frente – No ... no tiene fiebre ... – sonri
- No ... creo que no ... – intento levantarse, pero las manos de Pegasus no lo dejaron
- No mi estimado Kaiba, no tendría que levantarse ... por lo que veo sufre de un cansancio excesivo y por eso su cuerpo no resistió mas, y se desmayo ... – le sonrió dulcemente, provocando una incomodidad al ojiazul.
Un trueno a lo lejos, hizo que volviera a parpadear las luces, quedando nuevamente a oscuras el hospital. Apenas podía distinguir las sombras a su alrededor, intento levantarse nuevamente, pero sintió como era rodeado por la cintura, por unos brazos más fuertes. Quiso safarse de ellos, pero algo húmedo sintió en su cuello, en su rostro, luego en su oreja, y sin querer, protesto con un gemido. Sintió que era recostado nuevamente. Sintió el peso de aquel hombre sobre él. Sintió como sus manos se abrían paso bajo sus ropas. Sintió como su cuerpo reaccionaba.
- No ... – susurro, tratando de alejarlo de él, pero por alguna razón sus fuerzas no eran las suficientes
- No que? – la voz de Pegasus golpeo sus labios, mientras sentía que su lengua los lamía
- Dé ... jeme – dijo entrecortadamente, cuando sintió la mano en su entrepierna, apretándolo, haciendo fricción. La agarro con la intención de alejarlo, pero era inútil. Su cuerpo parecía muy pesado – Que ... me sucede ...??? – abrió apenas sus ojos, para encontrarse con un ojo extraño, dorado. Con el mismo símbolo de aquel cetro de su estudiante – Que me ha hecho????
- Nada ... – dijo sonriéndole maliciosamente - ... Solo que me gusta jugar un poco con mis presas ... – desabrocho el pantalón, bajo el cierre, para luego tomar la hombría de Kaiba entre sus dedos, haciéndolo caricias en la punta, sacando gemidos mas fuertes, dándole pequeños espasmos. Pegasus sonrió, las mejillas sonrojadas eran tentadoras. Sus labios estaba semi abiertos, provocándole la incitación a besarlo. Se acerco a el, para hacerlo ... Pero sintió que su cuerpo era tomado y arrojado contra la pared contraria, dejándolo tirado en el suelo confundido por el golpe.
- Mi señor ... mi señor – una voz conocida, retumbaba en la mente de Kaiba – Mi señor ... esta bien???? ... – sintió como era tomado por los brazos, para levantarlo, sentía que también le arreglaban la ropa.
- Que ... pasa??? – dijo desorientado, para luego ver a Pegasus en un rincón de la habitación. Sintió sus piernas débiles, provocando que casi cayera al suelo, pero unos fuertes brazos lo agarraron
- Mi señor ... debemos salir de aquí ... – Kaiba miro a su compañero, no lo reconoció, en si, nunca lo había visto. Era un muchacho algo, casi de su altura, de castaño oscuro, con un corte medio raro, sus ojos marrones oscuros, le sonaban familiar, pero no sabia de donde – Vamos ... debemos salir de aquí ... antes que los dos perros egipcios nos encuentren – el medico sin protestar, y sin poder hacer nada, se sujeto de su acompañante, para salir de aquel lugar. Fueron por un pasillo, uno que no conocía, para luego ir a las escaleras, las cuales tuvieron que subirlas.
- Dónde vamos? – dijo despacio, mientras recuperaba sus fuerzas, y caminaba con mayor agilidad
- Al otro sector del hospital ... – respondió – Debemos escondernos ... y encontrar a Joey ... – Kaiba lo miro sorprendido, acaso conocía al muchacho rubio? – Aja ... es uno de mis hermanos – volvió a responder, pero como leyendo su mente.
Llegaron al piso décimo, del edificio. En la zona norte, en la parte en construcción del lugar. Lo recostó en una de las salas de allí, para luego sacar entre los cimientos, un pequeño bolso. Kaiba pudo ver que preparaba algún tipo de bebida, que luego le era ofrecida.
- Es un antídoto al paralizante ...
- Cómo puede ser que tu ...??? – le dijo desconcertado, mientras el muchacho, le acercaba el recipiente a sus labios
- Beba ... mi señor ... Cuando este mejor ... yo aclarare todas sus dudas – no supo porque pero confió en ese muchacho.
- Cuál es tu nombre? – el ojiazul pregunto antes de cerrar sus ojos, esa bebida le había dado sueño.
- Tristan ... Mi señor ...
