Locura

By Kaede Sakuragi

( Seto x Joey )

Capitulo 09

Cuantas veces habían recorrido ese pasillo, no sabían. Todos los rincones parecían iguales. Kaiba volvió a apoyarse en la pared, sintió un pequeño dolor en su pecho

- Hermano ... estas bien??? – Mokuba se había acercado preocupado

- Señor ... quiere descansar un momento??? - Tristan pregunto, mientras tomaba su pulso, y revisaba sus ojos - ... Disculpe mi atrevimiento ... pero esta teniendo fiebre ... deberíamos descansar un momento ....

- No ... Todo esta bien ... – quiso caminar, pero se desvaneció.

Callo en un profundo pozo oscuro, tenia miedo, pero a la vez sentía que no estaba solo. Sintió como alguien tomaba su mano, y lo guiaba hasta una pequeña luz. Era una esfera de cristal, dentro de ella se podía ver un hermoso jardín, con algunos niños jugando. Pero lo que más le llamo la atención fue un niño rubio, con ojos color miel, que miraba a lo lejos, el resto de los niños. Su mirada era triste. Por detrás de este, se acerco un hombre joven, de cabellos largos negros, igual que sus ojos. Dirigió la mirada donde estaba tan en sí mismo el rubio, para luego sonreír y abrazarlo.

- Un día de estos ... tu correeras feliz ... pero de la mano de aquel que merece tu sonrisa ...- el niño rubio, lo miro extrañado, sus ojos no presentaban vida ni nada.

- Porque? – atino a preguntar, para recibir una sonrisa del que lo abrazaba.

- Porque ... esta destinado así para el hijo de Anubis ... – el joven volvió a mirar a los niños jugar.

- Quiero nacer esclavo ... quiero conseguir lo que tu dices ... quiero experimentar ... – sonrió el joven, para luego acariciar sus cabellos y besar su frente

- Así será ... hijo mío ... así será ...

La oscuridad volvió a envolver a Kaiba, para luego encontrarse en un pasillo del estacionamiento, en una especie de pequeño sótano. Sintió un golpe grande, para luego ver que alguien arrastraba aquel muchacho rubio.

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- Atemu ... – Joey lo miro asustado

- Vaya ... al fin te encuentro ... – se acerco lentamente, haciendo brillar su ojo de la frente - ... Mi amo estará contento ... por haberte encontrado ... – lo sujeto del brazo, para acercarlo, pegándolo a su cuerpo - ... Si me entregas la llave ... seré bueno contigo ... – susurro a los labios

- Déjame ...!!! – lo empujo para luego salir corriendo de aquel lugar, pero justo fue sujetado por Atemu

- Esta vuelta no podrás escaparte de mí ... – lo golpeo en la cara, haciéndole sangrar el labio. Lo arrastro hacia fuera, pero se detuvo un momento, para darse vuelta, se sentía extraño, sentía una presencia pero no podía distinguirla. Siguió su camino, forcejeando con el rubio - ... Maldito esclavo ... no sabes lo que tuvimos que recorrer para poder encontrarte y tener la llave ... – lo empujo contra una de las paredes, golpeándolo en el estomago. Reviso sus ropas, pero no encontró nada. Apretó su cuello, casi asfixiándolo - ... Donde esta??? ... Dónde esta la llave ...??? Responde si quieres vivir ...

- No ... lo se ... – dijo dificultosamente, ya que lo estaba ahogando

- Mentira!!! – lo ahorco un poco mas - Tu hermano Yugi la tenia ... Como tu eres el que recuerda ... tu debes tener la llave ...

- No lo se ... – volvió a repetir, intentando sacarse la mano de su cuello - ... No se donde esta ... lo juro ... – unas lagrimas empezaron a correr por sus ojos, Atemu aflojo el agarre, para luego sentir una patada en el estomago - ... Jajaja ... maldito Faraón ... no podrás conmigo ... – la voz de Joey era gruesa, y sus ojos centellaban maliciosamente

- Ladrón de Tumbas ... – dijo molesto, mientras se incorporaba - ... Me las pagaras ... – saco de sus ropas una pequeña espada, intentando lastimar al rubio. Por suerte Bakura, que ahora estaba posesionado en ese cuerpo, podía esquivarlo fácilmente.

- Faraón ... estas muy viejo para esto ... recuerda ... yo mismo te mate ... – su risa era burlona, pero por un momento se sorprendió. Atemu se había quedado desorientado ante lo que le dijo.

- Mentira ... – dijo enojado y confundido - ... Yo no he muerto ... mi señor Pegasus me trajo a este tiempo para ayudarlo ...

- Acaso no recuerdas??? – le dijo sonriente – Moriste hace 5000 años ... en el templo sagrado ... yo mismo clave la espada en tu pecho, para luego apoderarme de la Sortija ... acaso ... Tu amo te borro esos recuerdos? – Bakura se había apoyado contra la pared, tranquilamente, lo que no sabia Atemu, que había un tubo con el cual podía golpearlo.

- Mentira!!! - se abalanzó contra Bakura, pero recibió un golpe a cambio, el ladrón de tumbas había tomado el tubo largo y podido desarmarlo

- Recuerda ese día ... el mismo día que Yugi murió ... ese día tu también caíste ... – el faraón se tomaba la cabeza, le dolía, pareciera que sus recuerdos empezaban a aparecer, pero con eso un gran dolor también. Cuando Bakura estuvo a punto de tocarlo, sintió una gran fuerza que lo empujaba contra una de las paredes.

- Si no fuera porque aun necesito al muchacho ... ya estarías muerto ... ladrón ... - la voz de Pegasus se hizo escuchar entre las sombras. Apareció al lado de Atemu, quien aun estaba agachado, tomándose la cabeza. El pelimorado, posesiono su mano en su frente, y el cuerpo del faraón se quedo quieto. Al alzar la vista, sus ojos no se encontraba ningún indicio de voluntad - ... Me estas dando muchos problemas ... ladrón ... y sin hablar del esclavo ... – se fue acercando al rubio que estaba aun presionado contra la pared, tocando su rostro - ... Cuando me deshaga de tu maldito espíritu, me quedare con el cuerpo del muchacho, será un excelente juguete ... – acaricio su pecho, para luego ir bajando lentamente. Pero un ruido, proveniente de uno de los cuartos, lo hizo voltearse, haciéndole señas a Atemu. Tomo a muchacho, por el cuello mientras lo arrastraba, para quedar a un lado de aquella puerta, de donde provenían los golpes. El Faraón uso el rompecabezas, y la puerta cedió. Dentro se encontraron a un Marik débil, tratando de soltarse las cadenas

- Amo ... – dijo débilmente, antes de caer desmayado. Atemu lo sujeto, para luego deshacer las cadenas, nuevamente con el articulo del milenio.

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- Hermano ... hermano ... – sintió la voz de Mokuba, apenas podía abrir sus ojos, los sentía pesados.

- Kaiba ... reaccione ... señor ... – la voz de Tristan

- Que sucedió??? - se levanto del suelo, lentamente, tomándose la cabeza

- Te desmayaste ... Seto ... me preocupaste ... – Mokuba se abrazo a él

- Se encuentra bien??? – Tristan otra vez volvía a revisarlo, tomándole el pulso y la temperatura - ... aun tiene fiebre ... no ha bajado ... Tendría que acostarse ...

- No ... debemos seguir ... debemos encontrar a Joey antes que Pegasus ...

- Demasiado tarde ... mi estimado Sacerdote ... – una voz no muy lejos, se escucho burlona - ... Para tu información ... el ya es mío ... – todos se voltearon, encontrándose con el pelimorado, sus dos perros egipcios, y al muchacho rubio, que por alguna razón, sus ojos no demostraban vida alguna.

- Maldito ...!!! - Tristan se puso delante de los hermanos Kaiba - ... Suelta a mi hermano ...!!! - dijo enojado

- Lo lamento ... pero este muchacho será mío ... – haciendo una gran ráfaga con su ojo del milenio - ... Ahora devuélvanme el cetro ... y entreguen los demás artículos ... si lo hacen ... no los lastimare ... – dijo molesto Pegasus.

- Nosotros no tenemos el cetro ... – Tristan contesto, mientras la sortija se hacia visible en su pecho - ... Pero tampoco te entregare este articulo – cruzo sus brazos frente a su pecho, como protegiéndose, y a la vez proteger a sus amigos.

- Mentira ... – murmuro molesto el pelimorado, para luego tomar el rompecabezas, haciendo que pequeñas dagas doradas aparecieran y se lanzaran contra ellos. Tristan miro asustado, no podría protegerse ni proteger. Abrió sus brazos, colocándose exactamente frente a Kaiba y su hermano. Para que el golpe solo lo recibiera el.

Hubo un gran destello, donde se pudo escuchar un grito, una oración en latín, para luego todo oscuridad. Cuando pudieron abrir sus ojos, delante de ellos, había aparecido la balanza.

Se mecía de un lado a otro, como decidiendo ver a quien correspondía. Pero la sorpresa fue, quien la sostenía. Sus cabellos negros, se movían por la pequeña brisa que producía el articulo. Cuando abrió sus ojos, eran oscuros como la noche, miro un costado, encontrándose con los rostro de terror de Marik y Atemu, quien inmediatamente se arrodillaron en forma de respeto. Pegasus estaba shokeado, no podía ser aquel que tanto los egipcios le temían.

- A ... a.... Anubis ... – murmuro despacio. Volteo hacia el otro lado, Tristan también se arrodillo, pero en una forma mas formal, no con miedo. Kaiba estaba sorprendido, solo pudo pronunciar una palabra.

- Mokuba ....