Locura

By Kaede Sakuragi

( Seto x Joey )

Capitulo 10

El ambiente se torno frió y oscuro.

Por un lado, estaba Pegasus y sus hombres, quienes estaban sorprendidos y asustados, ante la presencia de Anubis. Por otro lado, Tristan estaba arrodillado, en forma de respeto, mientras Kaiba mira sin entender lo que estaba sucediendo.

- Mokuba ...- volvió a murmurar el ojiazul. Aquel muchacho, lo miró a los ojos, pero pudo comprobar que no eran los de su hermano. Eran de color negro, y su rostro demostraba un ser frió.

- Lamentablemente ... no lo soy ... – le dijo con una voz gruesa.

- Que has hecho con mi hermano??? – pregunto molesto, apenas levantándose, siendo sujetado por Tristan.

- Por favor ... señor ... no haga que Anubis se enoje ... – le murmuro despacio.

- Mi señor ... – la voz de Pegasus llamo la atención - ... Oh poderoso Anubis ... soy uno de sus más fieles sirvientes ... – hizo una reverencia. El muchacho lo miro desconfiadamente - ... a que debo tal presencia ...??? ... Ya casi obtenía los artículos ... para devolverlos ... mi señor ... – la voz de Pegasus era pausada, y tranquila, a pesar de la presencia de ese dios

- Mentira ...!!! - grito molesto Tristan - ... El ha sido quien mato a los que guardábamos los artículos ... él fue quien apreso a mi Faraón y al Guardián de tumbas ... – ambos hombres se miraban desafiantes, mientras la balanzas de mecía cada vez mas fuerte. Anubis miro el objeto, estaba tan concentrado en ello, que no pudo ver cuando Pegasus sacaba el collar, y con su poder lanzaba un ataque contra el muchacho. Seria un dios, en su alma, pero su cuerpo aun seguía siendo un mortal. El grito de advertencia de Tristan lo hizo girar, para luego una luz los encegueció a todos nuevamente.

Él medico se despertó desorientado. Cuando abrió sus ojos, se encontraban en un lugar oscuro y frió. Kaiba apenas pudo levantarse, apoyándose en una pared cercana. Se encontraba en una especie de tumba egipcia, las estatuas de los dioses de ese tiempo eran los que se encontraban en ruinas. En el techo del lugar, se podía observar un gran agujero, donde la luz de la luna llena entraba. Miro a sus costados, encontrándose con un altar destruido.

- Seth ... – escucho que alguien le gritaba. Levanto su vista, y encontró a Pegasus, con el cetro en la mano, y su ojo del milenio brillando en su rostro - ... Sacerdote ... no hay nadie que te salve esta vez.

- Pegasus ... – no entendía bien lo que sucedía, pero algo le decía por dentro que esto ya lo había vivido

- Esta vez ... no podrás negarme el placer de matarte ... – levanto el cetro para darle un golpe, pero una piedra golpeo su rostro, haciéndolo caer y así liberar el cuerpo de Seth

- Amo!!! - la voz de Joey se escucho – Amo ... esta bien???

- Que demonios haces ...??? – Kaiba por un momento se quedo mirándolo. Aquel muchacho rubio estaba vestido con un atuendo egipcio. Sus ojos marrones resaltaban mucho mas que la ultima vez que los había visto.

- Venimos a ayudarlo ... – el rubio trato de levantarlo, pero le extraño la mirada de su amo – Que sucede??? – lo jalo para salir de allí – debemos irnos ... antes que algo malo pase ... – pero no termino de decir la frase, fue lanzado contra la pared contraria. Kaiba se sorprendió, quiso ir a ayudarlo, pero sintió una gran punzada en su costado.

- Muere ... – Pegasus le susurro al oído, mientras le clavaba una daga. Este cayo al suelo, mirándolo sorprendido, el pelimorado sonrió - ... Anubis volvió a traernos justo antes que el maldito esclavo recitara el conjuro ... Esta vez si podré matarte a ti y a ese muchacho ... ya bastante problemas me causaron en el presente ... como para no aprovechar matarte ahora ... en el pasado ... – Volvió a empuñar su daga para rematarlo, pero algo lo detuvo. Lentamente se fue haciendo para atrás, para luego voltear lentamente. Kaiba pudo observar que tenia clavada una espada en su espalda - ... Por que ...??? – fue la pregunta que le hizo a su atacante.

- Pegasus ... – la voz del ladrón de tumbas murmuro - ... Hacia mucho que tenia ganas de matarte ... maldito ... – quiso abalanzarse contra él, pero sintió que alguien lo atacaba por la espalda, por suerte el ladrón era rápido.

- Marik ... – la voz de un muchacho escucho muy cerca de ellos - ... Detente ...!!!

- Nadie lastima a mi amo ... – Marik empuñaba la espada, atacando a Bakura – Maldito ladrón de Tumbas ... pagaras haber matado a mi hermana ... – el muchacho de ojos morados, estaba aun bajo el hechizo de Pegasus.

- Bakura ...!!! – se escucho gritar nuevamente del otro lado – Por favor ... Basta ...!!! – el ladrón de tumbas por un momento se detuvo, había logrado tirar a Marik al suelo, y estaba por rematarlo con su espada. Levanto sus ojos, y pudo ver a aquel muchacho rubio que había compartido tanto tiempo su cuerpo. Estaba agachado, tomándose la cabeza, sollozando – No más muertes .... no mas muertes ... no mas muertes ... no mas muertes ... no mas muertes ... – repetía una y otro vez. Por un momento, todos los que estaba allí, se habían quedado mirándolo.

Pegasus aprovecho la confusión, para poder escabullirse llevándose algunos artículos del milenio. Estaba herido, pero aun tenia un esclavo. Se acerco hasta lo que quedaba del altar. Aun estaba allí, el cuerpo de Atemu.

- Levántate esclavo ... – murmuro lastimosamente, mientras el cetro se iluminaba. Lentamente los ojos de este, empezaban a abrirse – Atemu ... levántate entre los muertos ... – hizo un quejido de dolor - ... Debemos salir de aquí ... y ... – pero no pudo continuar hablando. Sus ojos se agrandaron con sorpresa - ... Que ... demonios??? - fue retrocediendo lentamente. Tropezándose con unas rocas, cayendo al piso.

Cuando los demás se acercaron, pudieron observar con asombro la escena. El muchacho de cabellos tricolor se encontraba parado, con una daga en su mano. La otra sostenía su pecho sangrante.

- Atemu ...??? – dijo despacio Kaiba, quien levanto su vista, encontrándose con aquellas pupilas violetas, mirándolo sonriente - ... pero ... si eres ...

- Yugi??? – Joey fue el que hablo en forma infantil. Se soltó de Bakura, quien llevaba apoyado, ya que no podía caminar por las heridas. Se acerco al otro muchacho que casi callo al ser abrazado - Hermano ... hermano ... hermano ... hermano ...

- No ... té ... preocupes – pronuncio despacio, acariciando los cabellos rubios.

- Pero ... y el Faraón??? – pregunto Tristan

- El esta .... en ... – pero fue interrumpido por un destello. Pegasus se había incorporado dificultosamente, pero con al fuerza suficiente, para lanzar un gran golpe con su cetro. Iba dirigido hacia los hermanos.

Todo sucedió en cámara lenta ...

... Marik, que estaba atado, grito el nombre de su amo ...

... Tristan corrió contra Pegasus para poder impedir que pudiera seguir usando el articulo del milenio. Pero este callo muerto antes que lograra alcanzarlo ...

... Bakura corrió hacia los hermanos, al mismo tiempo que Kaiba ...

... Joey, había empujado a Yugi, haciéndolo caer a un costado, impidiendo que lo golpeara. Pero sin posibilidad de protegerse el mismo. Solo atino a mirar a su amado ojiazul, y sonreír cerrando sus ojos ...

... Después de eso, todo se oscureció ...

Joey abrió apenas sus ojos, sintiendo un peso sobre el, apenas podía moverse. Sintió el llamado de su hermano, sintió la voz preocupada del ladrón de tumbas, pero mas le sorprendió sentir la voz del sacerdote al oído.

- Siempre me gustaron tus ojos ... cachorro ... – se sentía tan cálida, pero tan despacio. Levanto sus manos, encontrándose con alguien sobre él. Cuando pudo incorporarse lentamente, sus ojos se llenaron de lagrimas. El cuerpo del ojiazul lo había protegido de aquel golpe, dándole de lleno en su espalda, la cual presentaba una gran mancha roja por todo su cuerpo, brazos, y el suelo

- No ... no ... no ... mas muertes ... no mas muertes ... no mas muertes ... – empezó a decir, mientras lo abrazaba protectoramente. Levanto su cabeza, al sentir una mano en su rostro, Kabia lo miraba sonriente, para luego empezar a cerrarlos lentamente, para luego, dejar caer su mano a un lado – NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!! – grito con todas sus fuerzas, haciendo que las paredes retumbaran.

El sacerdote, había muerto.