Bueno aquí vuelvo en otro capitulo más ¡Tengo un review! ¡Tengo un review! ¡Tengo un review! ¡Soy tan feliz! Snif, después de esta demostración tan patética de alegría, quiero agradecer a Mizaki Shidou que me lo mando. Que bueno que te guste Kía, snif, todo mi esfuerzo para hacer carismático a un personaje dio resultado. La verdad que no esperaba tener ningún review de esta historia. Es que las guerreras mágicas es una serie casi olvidada, poca gente la recuerda, creo que menos debe haber gente que lea los fanfic y menos uno como el mío, donde casi no aparecen los personajes originales.
Lo del tiempo se explica fácilmente conque el tiempo en Cefiro no transcurre paralelamente con el tiempo en la Tierra. Si bien recuerdo cuando fueron la primera vez, mientras en Cefiro pasaron casi meses en la Tierra paso menos de un segundo. Aunque no me acuerdo cuanto tiempo paso cuando fueron la segunda vez. De todas formas si son capaces de transportarse a un mundo alterno deberían, no solo poder caer en cualquier lugar, sino en cualquier tiempo. Creo, quizás no, pero no me acuerdo UUU.
De todas formas quiero dedicar el capitulo anterior a Mizaki Shidou. Un besho x (muak)
Sobre que le paso en el pasado. Es un secreto (que ni yo lo tengo muy claro), pero estoy segura que al final te vas a sorprender.
Atten lagranbrujaoscura.
No, el mundo de Cefiro o el mundo místico no me pertenece (aunque próximamente planeo apoderarme de la Tierra Wuajajajaja), Ni Guru Clef, ni Ascot o cualquiera de los personajes de CLAMP que mencione. Aunque los personajes que invente yo, supongo que si, aunque como esto es un fic no puedo lucrar de ellos (lastima) de todas formas si alguien los quiere usar, que me avise. Tengo un amigo que va estudiar leyes y planea ser un abogado despiadado... esto como que la introducción se ha alargado mucho...
Capitulo 8: Amigos
A lo lejos en el horizonte, el sol sale majestuoso, coronado con sus dorados rayos, transmitiendo un agradable calor matutino. Un haz de luz invade las habitaciones de la cabaña. Al sentir la llegada del amanecer, un joven abre sus hermosos ojos grises. Yace tendido en el suelo debajo de una delgada frazada. Era cierto, en la cabaña solo había una litera por lo que acordaron con Alkon, que las damas durmieran allí, como no había ninguna, solo Ania, Reiya y Kía, decidieron caballerosamente que ellas al ser las más débiles se quedaran con las camas. Si, bueno, también el repentino cambio de humor de Kía, sus sollozos eran bastante convincentes, todavía le dolían los tímpanos, lo ayudaron a convencerse.
Se dio la vuelta para ponerse de pie. Aterradoramente una rara pelirroja estaba a su lado amordazada. Como pudo llegar ahí si la había atado al techo del otro extremo de la cabaña. Al parecer no podía deshacerse de ella. Acaso nunca terminaría de acosarlo.
De todos modos se puso de pie haciendo lo menos ruido posible para no despertarla. Se acerco al chico peliceleste. Estaba dormido el muy vago encima de un asiento de algún vehículo, puesto en la sala a modo de sillón. Estaba seguro que hizo trampa cuando jugaron piedra, papel y tijera.
-Alexei, ya es hora de partir.- le dijo sacudiéndole el brazo.
-Kía... yo también te quiero... - contesto entre sueños este. Intento abrazar el aire, pero cayo pesadamente.- auch.
-¿Ya despertaste?
-Si. Que triste solo era un sueño.- murmuro.
-Tan temprano nos... aaah... vamos.- Dijo entre bostezos Ania caminando hacia ellos, pero tropezó con un bulto que había en el suelo.
-Mpfmmmf... - Se quejo el bulto que resulto ser Reiya, que aun estaba amordazada. Ania suspiro, de mala gana desamarro a la colorina, mientras su anfitrión preparaba el desayuno y su maestro preparaba en un bolso las provisiones y otras cosas que necesitarían durante el viaje. Al poco rato las dos discípulas acababan alegremente con las provisiones del mes. Sin embargo accidentalmente el chico peliceleste tiro un vaso de cristal al suelo, rompiéndose ruidosamente. Casi inmediatamente Kía apareció en medio de la mesa, ojerosa con su escudo en pose amenazante, preguntando con voz lúgubre:
-¿Quién fue?.- Todos inmediatamente apuntaron a Alkon.
-Yo... - balbuceó él tratando de defenderse, pero instantáneamente fue golpeado por el escudo de la rubia volando vario metros hacia a arriba.
-¡¡NADIE ME INTERRUMPE MIENTRAS DUERMO!!- declaró ella mientras lo golpeaba, ante la mirada atónita de sus compañeros.- mira una manzana. Hace tiempo que no como una... ñam ñam... esta rica.- Atrás de ella aterriza dolorosamente Alkon. Paso bastante tiempo antes de que estuvieran listos después de este incidente.
-Alkon ¿No vamos a utilizar tu moto?.- pregunto Reiya.
-No, lo siento, se me acabó el combustible.
-Pensé que las maquinas de Autozam trabajaban con energía solar.- Dijo Lancelot.
-No, este modelo no.
-Oh, que lastima, yo no quiero caminar.- Reclamo la bajita joven rubia.
-Si quieres puedo llevarte cargada.- se ofreció deseoso de acercase a ella el muchacho de ojos ambarinos.
-Bueno.- Accedió alegremente ella, ahora que estaba de buen animo.
-Kía.- Dijo después de caminar un buen rato con la muchacha a sus espaldas.
-¿Qué?
-Sabes... - Al mismo tiempo que hablaba una gota de sudor bajo desde su frente, pasando por su mejilla para después caer por su barbilla.- No eres tan liviana como pareces.
-¿Me estas diciendo que estoy gorda?
-No... solo que...
-Me dijiste, snif, que estoy, snif, gorda.
-no estas gorda, solo...
-buuuuuaaaaa, estoy obesa...
-Alkon ¿Cómo puedes ser tan maleducado y decirle algo así a una mujer?.- Exclamo enfadada Reiya mientras se acercaba a consolar a su rubia amiga.
-Vamos, tranquila, ya va a pasar. Alkon eres un bastardo.- decía Ania, al mismo tiempo que esta la abrazaba fuertemente y la mojaba el polerón con sus lagrimas.
-Snif, snif, no voy a comer nunca más, me convertiré en una anoréxica, una bulimica, adelgazare tanto que me moriré y vendré a penarlos, buuuaaaa...
-¿Por qué no vamos a dar una vuelta Alexei?- invito el espadachín tratando de salvar al chico antes de que sus alumnas lo cortaran en trocitos. Sin dejarlo responder, lo tomo del brazo y lo alejo del lugar. Se adentraron en el bosque llegando hasta un pequeño riachuelo de aguas claras. Los destellos de luz se colaban entre los arboles, creando manchones de luz y oscuridad como si el paisaje fuera un enorme caleidoscopio.
El joven de cabellos de cielo y ojos ámbar se acerco al agua. Las hojas secas crujieron debajo de sus botas. Se saco el guante de la mano derecha e introdujo sus largos dedos en el cristalino riachuelo. El agua estaba fría, sin embargo el sonido que producía al correr lo relajo. Aspiro aire profundamente, tratando de aclarar su mente, tenia en ese momento tantas dudas. Extraño al mar, sus suaves olas que le entregaban calma y paz.
-No sigas tratando de entender a las mujeres, es inútil.- A sus espaldas, dijo el otro chico. Ya casi había olvidado su presencia.
-También eres de la idea de que a las mujeres hay que amarlas, no entenderlas.- respondió él.
-No, a mí me parecen que todas son raras y débiles.- Un minuto de silencio sucedió. Los jóvenes se perdieron en sus divagaciones.
-Lance ¿Tu crees en el destino?
-Es una pregunta rara. La verdad no me gusta pensar que yo no puedo decidir mi fortuna. Aunque supongo que todos estamos aquí por una razón. No sé cuál, pero debe existir alguna.
-Yo si creo en el destino... De hecho pienso que me encontrarme con ustedes no fue casualidad...
-¿Es por eso que nos ayudas? - y diciendo esto se puso a su lado y metió su mano en el río.- ¡Esta endemoniadamente fría!
-No seas alharaco, toma.- y le tiro un poco de agua.
-Nooo, vas a ver por mojarme :O
-Ah, auxilio.- y el muchacho salió rápidamente corriendo seguido de cerca por el rubio. No tomo mucho tiempo que éste le diera alcance, ya que era mucho más ágil que él.
-Ahora vas a ver.
-Cuidado, detrás de ti, un monstruo.
-No voy a caer en un truco tan viejo.
-GRRROW.- Una enorme criatura rugió a su espalda, para caer casi inmediatamente con la cabeza destrozada, un certero disparo la había atravesado. Después de ver el cuerpo inerte el joven maestro, se dio la vuelta para felicitar a Alkon, quien aun sostenía su pistola en su mano derecha.
-Supongo que te debo una.
-No es nada.
-Las chicas.- Exclamo recordando a sus discípulas.- deben haber más monstruos por los alrededores.- recordando sus deberes como sensei, el joven rubio se alejo velozmente entre los dejando solo al otro muchacho. Este sonrío mientras lo vio alejarse.
-Snif, snif.
-Déjalo, todos los hombres son horribles.- En otro lugar del bosque la pequeña aprendiz de guerrera magica lloraba desconsoladamente. A su lado, las otras dos guerreras, la abrazaban tratando de calmarla. -El año pasado tenia un compañero, que no hablaba con nadie, era muy misterioso. Se sentaba al lado mío. Era bueno jugando videojuegos. Escuchaba la misma musica que yo. Y, al final, me gustaba y cuando se lo dije se rio en mi cara pensando que era broma.- Conto la pelirroja.
-A mí me gustaba un vago que va en mi secundaria, no me habla y se ríe como idiota. Además se pasea con sus amiguitas adrede enfrente mío para que me sienta mal.- confeso la morena.
-El chico no hablaba por que tenia el intelecto de una ameba. Aunque se lo volví a decir muchas veces, nunca me creyó. Acuña te odio.
-El que me gustaba a mi, es tan menso que repitió tres veces. Tiene 16 y va un
curso más abajo.
-¿Entonces por que te gusta?.- Pregunto Kía.
-Es que tiene unos ojos preciosos... ¿Te sientes mejor Kía?
-Si.- dijo secándose las lagrimas de sus celestes ojos.- pero no me digas Kía, puedes decirme Kittie. Así me dicen mis amigas.
-La verdad no me gusta mucho el sobrenombre, pero que se le va a hacer.- Sonrío su amiga de cabello oscuro.
-Te odio Acuña.- Murmuro Reiya que estaba abstraída en el recuerdo de su rechazo.
-Vamos Rei, animo, existen más hombres. No te traumes.
-Además siempre puedes hacerte lesbiana.- Aporto la rubia. Mirada desconcertada de sus dos amigas. Se alejan de ella.
-Si, tienes razón (Sonrisa de Kía). No tú (Desaparece sonrisa) sino ella. No puedo desperdiciarme por un hombre.
Las tres amigas sonrieron. Un árbol fue derribado. Un monstruo en forma de babosa gigante emergió detrás de este. Ellas nunca se habían enfrentado a un monstruo solas. Ellas sacaron sus armas.
-Esta es la prueba final.
-Por fin pelearemos en serio.
-Glup.- Kía solo trago saliva, puso nerviosamente su mano al centro y afirmo.- Unidas.
-Claro.- Dijo la pelirroja.
-Siempre.- termino Ania. El monstruo se acerco peligrosamente mientras ellas cerraban su pacto de amistad.
Fin del capitulo 8
Continuara...
