3- ALGUNAS COSAS

El regreso a casa fue muy tranquilo, con esto me refiero a que ningún ser-no-humano se entrometió en su camino, pero de todas formas, Suilma estaba de un humor tan decadente, que habría acabado, de una manera horrible, con cualquier infeliz demonio que se las hubiera cruzado. Cuando llegaron, los padres de Coudy corrieron a abrazar a la niña, y Suilama solo pudo esbozar una leve sonrisa al ver la escena. Tras el reencuentro, se produjo un incomodo silencio, ese incomodo silencio en el que se produce cuando nadie sabe que preguntar o que decir.

- Será mejor que la vaya a acostar- Spike rompió el silencio y cogió a Coudy en brazos. Desde los brazos de su padre, la niña miró a Suilma y la guiñó un ojo.

Suilma se despidió con la mano de Coudy, y cuando desaparecieron por las escaleras, se giró para encarar a "mamá-loba" o Buffy. La mujer la miró de arriba abajo y luego a los ojos. Con un escalofrío, la joven sintió la ya conocida sensación de que la mujer la miraba con rayos X.

- No sé quien eres- comenzó Buffy- ni de donde vienes. No tengo la menor idea de si eres amiga o enemiga. Pero has salvado a mi hija, así que acabas de ganarte mi confianza.- La mujer sonrió a la joven morena, que solo acertó a sonreír torpemente.- Y como sé que no tienes donde pasar la noche, quiero que te quedes aquí.

- Yo... yo no sé... no quiero ser una molestia.

- No lo serás. Haz una cosa- Buffy se sentó en una silla, sin dejar de mirar a la chica- pasa aquí la noche y mañana hablamos sobre quien eres y sobre ese tal James... ¡Y no aceptaré un no por respuesta!.

- Bueno- la joven bajó la cabeza y miró al suelo-, no tengo nada que perder, me quedaré esta noche.

Cuando se despertó la costó un poco ubicarse, pero después recordó donde estaba y porque. Con pereza se estiró y se levantó de la cama. En una silla había unos vaqueros y una camiseta que Suilma, supuso, que era para ella.

Tras vestirse salió de la habitación, no tenía ni idea de si abría alguien en la casa, pero por lo poco avanzada que estaba la mañana, debían de ser las ocho y pico, seguramente, alguien habría. Sin darse cuenta pasó por delante de una puerta abierta, y cuando su mente se dio cuenta de quien estaba en la habitación, Suilma deshizo sus pasos.

Era un cuarto grande y muy bien iluminado, las paredes estaban pintadas de violeta, que desentonaba con las sabanas verdes de la cama, el cuarto no estaba muy ordenado, pero lo que peor estaba era la encimera, donde un montón de libros se mezclaban sin ningún orden. En la cama y con una muñeca, estaba jugando la dueña del desastre. Coudy llevaba el pelo castaño recogido en un par de moños, vestía un vestido azul oscura, y bajo este, unos leotardos de rayos de diferentes tonos de azul, la combinación hizo sonreir a Suilma, recordaba que Xander era el culpable, ya que fue él quien le compro ese vestido... y para que negarlo, lo adoraba, ¿todavía lo tendría guardado?

Como si hubiera notado su presencia, Coudy miró en dirección a donde ella estaba. Suilma la sonrió levemente y entró en la habitación para sentarse a su lado.

- Coudy, creo que tenemos que hablar sobre lo que oistes la otra noche.

- Si, estoy un poco liada- la niña dejó la muñeca a un lado para prestar toda su atención a la joven.- ¿Tú eres yo?

Suilma asintió mientras la niña la miraba mordiéndose el labio inferior, sabía que la cabeza de la niña era un volcán de ideas y preguntas, pero no entendía porque tardaba tanto en hacerlas. Coudy hizo el amago de preguntar un par de veces, pero parecía que no quería o no sabía como hacer la pregunta, al fin fue Suilma quien habló.

- ¿Qué edad tienes?

- Ocho años, voy a tercero de primaria.

- ¡Wow! Pensaba que eras más mayor.

- ¿Y tú?

- Veintiuno, estudio historia en la universidad, no es aburrido- se apresuró a decir al ver la cara de sorpresa de Coudy- la... la mayoría de las veces no lo es.

- ¿Por qué usamos el nombre de Suilma?

- Porque tuve una mala temporada cuando tenía dieciocho y usaba ese nombre, al final me gusto tanto que le empecé a usar, lo he adoptado como un mote.

- No me gusta.

- Pues a mí si- afirmó dolida Suilma mientras cogía la muñeca de la niña.- Y espero que no me lo cambies, no me gustaría volver a mi tiempo y un mote distinto.

Coudy sonrió y se quedo mirando a la muñeca que Suilma tenía entre sus manos, era de sus favoritas.

- Siempre me encantó esta muñeca, era mi preferida. Nos la regalaron los papas cuando cumplimos seis años.- Suilma le devolvió a Coudy la muñeca.- Alejala todo lo que puedas de Paige McFliss. ¿Has desayunado?

A juzgar por la reacción de la niña, salir corriendo escaleras abajo, Suilma comprendió que su repuesta era "no", y suspirando bajó las escaleras a la cocina. En la mesa estaban sentados Dawn y Xander, cada uno con una taza de café en la mano, Coudy se había puesto al lado de su tía, y que empezó a buscar frenéticamente el regalo de los cereales cuando su madre la pasó un tazón de leche y cacao ante ella.

- Buenos días- saludo al fin Suilma.

- Oh, hola, siéntate, ¿quieres desayunar algo?

- No gracias, tan solo quiero hablar de James y de mí. Que mal suena, ¿no?

- Si, un poco- sonrió Xander mientras la indicaba que se sentara a su lado.

- Bueno, mi nombre es Suilma, soy estudiante y tengo veintiún años, vivo aquí desde que nací... pero en otra época. Vengo del 2026 y soy... no se como explicarlo. James...

- ¿Y eso?

- Es hija de un vampiro y un humano, además, trabaja como cazadora, pero no es cazadora.- Suilma se volvió para mirar sorprendida a la niña, que se estaba echando los cereales en la leche.

- ¿Cómo lo sabes?- Preguntó Xander a la niña.

- Hummm... ¿coincidencia?

- Coudy, ¿qué te he dicho acerca de leer mentes en la mesa?- la regañó Buffy para después mirar a Suilma.- ¿Es eso verdad?

- Sip, pero volviendo al tema de James, él es un vampiro con el que tuve una amistad muy... cercana.

- Te liastes con él- adivinó Buffy.

- Más bien, pero no he venido por eso, cuando él se fue... porque obviamente se largó sin decir nada, era ya un poco oscuro, pero al verle ayer, le vi aun más oscuro de lo que se fue... no se si me explico bien. Así que he estado pensando que sería muy irresponsable volver a mi tiempo y dejaros con dos James oscuros. He llegado a la conclusión de que me quedaré aquí hasta que encuentre la forma de volver a mi tiempo y con él.

- ¿Qué piensas hacer mientras tanto?- Preguntó Dawn observando a Coudy hacer levitar la cuchara con cereales a su boca.

- Supongo que buscaré trabajo y casa...

El teléfono empezó a sonar, y desde el piso de arriba, se oyó a la voz de Spike diciendo que él lo cogería.

- Oye Su...- Dawn paró de hablar y la miró dubitativa- ¿te importa que te llame Su?

- No, para nada.

- Veras, Willow, Kennedy y yo llevamos una tienda de esoterismo... ya sabes, libros de magia, frascos con cosas raras dentro, y necesitamos una dependienta que eche una mano a Willow, porque yo estudio y Kennedy entrena, y la pobre está saturada. ¿Qué te parece la idea?

- Bien, pero yo no tengo mucha experiencia, pero estoy dispuesta a hacer lo que sea...

- Malas noticias.- Spike entró por la puerta de la cocina suspirando, en la mano llevaba el teléfono inalámbrico, se paró para dejarlo en su sitio y se volvió a Buffy.- La canguro se niega a volver a cuidar a Coudy- miró a la niña fijamente mientras esta sonreía-, dijo algo acerca de cosas que volaban, y que esta niña era la reencarnación de Satanás. ¿Qué le hiciste esta vez?

- ¿Yo? Nada, papá, nada- Coudy acentuó aun más su sonrisa, pero la quitó rodando los ojos cuando se dio cuenta de que no la creía.- Quería que me comiera las "verduritas", y yo solamente la dije que no me comería nada que come mi conejo, ella me amenazó con que si no desaparecían del plato, me quedaría sin ver los dibujos animados...

- Y tú las hiciste desaparecer- acertó Xander para luego mirarla extrañado- ¿dónde las apareciste?

- En su cabeza.

La niña se levantó de la silla y se sentó en el suelo de la cocina a jugar con sus muñecas. Buffy dio la espalda a la niña y poniendo las manos como garras, arañó el aire en señal de frustración.

- ¿Qué vamos a hacer?

- No sé, yo tengo que ir a sacar información a los taberneros de la zona- Spike se sentó en el sitio en el que había estado sentada Coudy- y tú trabajas...

- Yo no tengo nada que hacer.

Todos se volvieron a mirar sorprendidos a Suilma, hasta Coudy dejó de jugar con sus muñecas para escuchar con atención la conversación de los adultos.

- Suilma, yo te aprecio- Dawn puso la mano de la joven entre las suyas- y, aunque me cueste admitirlo, la niñera tiene razón, Coudy es horrible. Solo una vez he sido su niñera, y fue la peor experiencia de mi vida...

- ¿Peor que Glory?- Preguntó Xander dudando.

- Si, como sobrina la quiero un montón, pero por nada del mundo la volvería a cuidar... lo siento por sus padres...

- No es por nada, pero estamos aquí- se quejó Spike. Dawn le ignoró y volvió a hablar con Suilma.

- Piénsalo dos veces antes de aceptar.

Suilma se quedó pensando. Siempre había sido un trasto, aparte de una niña hiperactiva con poderes mágicos que hacía la vida imposible a sus niñeras. Suspirando, buscó alguna pista sobre lo que Coudy pensaba, al darse cuenta de que estaba siendo observada, la niña la miró y la sonrió.

- No te preocupes, Su- Coudy se acercó dando saltitos a la joven-, tú no eres como la señora Lewis, me caes bien y contigo no me aburriré.

- ¡Eh! Yo soy tu tía y conmigo no hubo piedad- bufó Dawn.

- Ya, por eso no hubo piedad, porque eres mi tía.

- Cada día la entiendo menos.- Susurro Buffy mientras la niña desaparecía escaleras arriba en busca de algún otro muñeco, todavía con el vaso en la mano, se volvió y apunto con el dedo a Spike.- Son tus malditos genes.

- Si, la niña es algo psicopata y la culpa es del padre.- Concluyó molesto mirando a Xander.

- Estoy de acuerdo contigo.

- Bueno, yo la voy a dejar en el colegio de camino al trabajo- Buffy miró a Suilma- sale a las cuatro y media de la escuela, se queda a comer allí. Solo tienes que recogerla, volver a casa... si ella quiere, paráis un rato en el parque, la das la merienda y, por favor- el tono de voz de la Cazadora era de suplica-, obligala a hacer los deberes. Para bañarla y acostarla, supongo que alguno de nosotros habrá llegado ya.- acabó señalando a Spike y así misma, luego la miró interrogativa- ¿de veras que quieres hacerlo?

- Si, no te preocupes. Llegará la noche y ambas estaremos vivas, soñolientas y con los deberes hechos.

La joven morena sonrió a Buffy para que no se preocupara, y esta la devolvió la sonrisa para luego salir corriendo escaleras arriba a buscar a Coudy. A los diez minutos, lo que tardó la sufrida madre en conseguir que la niña se lavara los dientes e hiciera la mochila, salieron por la puerta dejando a Spike, que se fue a acostar un rato, Xander, Dawn y Suilma solos. Al rato Xander también se macho alegando que tenía que ir a supervisar una obra.

- ¿Sabes un cosa?- Suilma consiguió la atención de Dawn, que repasaba y ordenaba sus apuntes de matemáticas avanzadas.- Creó que aceptaré tu oferta. ¿Cuándo empiezo?

- Ya mismo- la sonrió alegremente-, todavía me queda una hora y pico hasta que empiece mi primera clase, te enseñaré la tienda y hablaremos con Willow.

- ¿Qué tal estuvo la recogida de caramelos?- Buffy intentó romper el hielo con Coudy, desde que habían entrado en el coche, la niña se había quedado callada e iba mirando por la ventanilla envuelta en sus pensamientos. Al oír la voz de su madre, Coudy salió de su pompa y la sonrió asintiendo. - ¿Hiciste los deberes?

- Si y no, bueno- Coudy comenzó a explicarse ante la atenta, y algo mosqueada, mirada materna-, empecé a hacer la tarea de lengua, y la acabe... pero las mates son caso perdido.

- Tú no eres tonta, si no lo haces es porque no quieres.

- Mamá, si que me pongo, pero al hombre este le ha debido tocar el diploma de profesor en una tómbola, y además está amargado...

- Coudy- la niña cayó ante el tono de advertencia de su madre. Buffy no pudo regañarla por hablar así de su profesor, porque ya habían llegado a la entrada del colegio.- Portate bien... y no uses tus poderes.

Antes de bajar del coche, Coudy besó a su madre en la mejilla, y al separarse de ella, Buffy sacó del bolsillo un pañuelo para limpiarla una mancha inexistente.

- ¡¡Madre!!

Buffy sacó la lengua y miro burlonamente a su hija, y espero a que la niña entrara con un grupo de amigas al colegio antes de irse.

Coudy esperó pacientemente escondida tras una columna a que su madre se fuera, y cuando divisó alejarse al coche por la calle, salió fuera del recinto escolar. Ya en la calle miró su reloj, las ocho menos diez, todavía tenía diez minutos antes de que alguien la empezara a echar en falta.

Coudy se movió con agilidad entre los alumnos y los padres que se encontraban en la calle y en la entrada del colegio. Nadie notaba a la niña, que siguió corriendo calle abajo hasta un callejón cercano y bastante oscuro. Al principio la daba miedo, pero luego se fue acostumbrando.

Entre las sombras una mujer vestida de negro veía acercarse a la niña. Era muy hermosa, y cuando Coudy se aproximó a ella, la dedicó una dulce sonrisa en sus labios rojos. La mujer acarició con dulzura la cara de la niña y con un leve gesto, sacó una manzana del bolsillo y se la dio a Coudy, que con gran rapidez, se la guardó en la mochila. La mujer no la dejó marchar hasta que Coudy la dio las gracias y la besó en la mejilla.

No sabía por que iba casi todos los días a ver a esa mujer, no estaba segura si era por la cuchería que la daba, por la mirada y dulce sonrisa con la que la mujer la recompensaba, o por el extraño sentimiento que sentía hacía ella, era como si la conociera de algo, pero no sabía exactamente de que.

La mujer no se movió de su posición hasta que alguien se deslizó por detrás suya y la habló desde las sombras.

- ¿Por qué nos acercamos a la niña?

- Es adorable, me recuerda tanto a su padre...

- También a su madre.

- ¡Esa aquí ni pincha ni corta!- bufó la mujer volviéndose al hombre- Coudy y Spike deberían ser míos, no de esa maldita cazadora. Pero tú eres muy joven para entender.

- No te creas- el hombre salió de las sombras y la tenue luz le ilumino su hermoso cuerpo, era James, él se acercó a la mujer- Aunque parezca imposible, Suilma me trae de cabeza. Todo ha ido de mal en peor desde que la conocí, pero hubo un tiempo, cuando tenía dieciocho años, en las que solo quería alumbrar mis noches con su cara morena... ¿Sabes que hubo un tiempo en el que todos temian a "Suilma La Oscura"? Si hubiera querido, hubiera podido gobernar el inframundo y encandilar al mismisimo Diablo.

- Sigues enamorado de ella, ¿verdad?

- Como un idiota.

La mujer sonrió ante la voz de desesperación del James. Con un elegante gesto, se acercó a él y le abrazó acurrucándole en su pecho, y como una madre que intenta tranquilizar a su pequeño, le susurró dulcemente al oido:

- No te preocupes, niño, tía Drusilla te va a ayudar.

La campanilla de la entrada volvió a sonar sacando a Suilma de sus pensamientos. Sin esperar a que Willow la hiciera alguna seña, se acercó al hombre que miraba confundido algunos libros.

- Buenos días. ¿Le puedo ayudar en algo?

- Ehhh... creó que si. Busco unos libros acerca de... ¿rieki podría ser?

- Reiki –le corrigió Suilma sonriendo.

Se acercó al expositor y sacó de él un par de libros. Al ver la cara de duda del hombre, le empezó a explicar lo que cada libro tenía. El hombre la miraba atento y para cuando ella acabó de explicarle, él ya había decidido comprar ambos libros.

- Te desenvuelves bien- sonrió Willow desde una mesa, la joven se sentó a su lado y empezó a barajear unas cartas del tarot-, ¿qué solías hacer en tu mundo?

- Estudiaba historia.

- ¿Historia?

- ¿Te parece extraño? –Suilma empezó a colocar las cartas en la mesa.

- La verdad es que sí. No suele haber mucha gente joven estudiando historia.

- Bueno, supongo que la culpa es de mi padre...

- ¿¡Te obligo a estudiar eso!? –Preguntó sorprendida la bruja.

- No, pero... veras... cuando yo era pequeña, antes de irme a dormir, mi padre venía a arroparme a mi habitación. Me acuerdo que se tumbaba conmigo, me abrazaba y en vez de contarme historias sobre princesas y hadas, me contaba la historia del mundo, lo que pasaba, por ejemplo, en la 1ª Guerra Mundial, la I Revolución Industrial...

- Vaya, así que tu padre era el vampiro, ¿no?

- Sí...

- Y a que cuando ves a esos tres, te recuerda a tu infancia –Willow la sonrió de manera complice.

- Has vuelto a acertar –dejó las cartas a un lado y miró a Willow a los ojos-, pero digamos que mi relación con ellos se fastidió.

- ¿Y eso?

- La adolescencia. Yo no era una chica normal. No tenía casi amigos, por no decir ninguno. Pero todo cambió el año de mi decimotercer cumpleaños. Mis vecinos se trasladaron y Mónica se vino a vivir a mi al barrio. A Mona siempre la parecí una chica muy extraña, ella se sentía igual de sola que yo, estaba aprendiendo magia. Una noche que salí sola a cazar, Mona me vió y me siguió, yo iba bastante a lo mío, no me dí cuenta de que ella me seguía. Entonces aparecieron unos vampiro, luche con ellos y mate a todos... menos a unos, el maldito bastardo ese me pensaba atacar por la espalda, pero cuando me giré para encararme a él, una luz blanquísima le destruyó. Tras él estaba Mona muy asustada... y furiosa. Desde ese momento fuimos amigas, ella fue desde entonces mi apoyo.

- Vaya – Willow la miró sorprendida- así que tienes un grupo.

- Si a grupo le llamas a cuatro personajillos... entonces, si, lo tengo.

- ¿Y quienes son los otros dos?

- Pues tenemos a Andy. Es un demonio que puede cambiar la imagen. Bueno, la suya y la de los demás... le usamos de peluquero, a Mona le suele cambiar el color del pelo, un día la ves rubia y al siguiente tiene el pelo verde. –La bruja se rió- El único problema que tiene, es que no puede cambiarse el color de ojos, los tiene violetas, los más bonitos que he visto en mi vida.

- ¿Y el otro?¿Es humano?

- ¿Joseph? –Suilma dejó las cartas a un lado riendose- ese tiene de humano lo que yo tengo de normal. No, Joseph García es alto, pelirrojo, de ojos verdes. Divertido, aun que a veces un tanto gruñon... no le importaría jugarse la vida por ninguno de nosotros. Pero no es humano.

- ¿Entonces? Le describes como el gran amor de tu vida.

- No, no lo es. Él es un vampiro.