Los personajes utilizados en este fic pertenecen a J.K Rowling, yo solo los
tome distorsione y manipule para crear esto que creo solo me gusta a mi.
Capitulo 2
UN GRITO EN LA OSCURIDAD
-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- grite, tan solo para descargar toda la furia que tenía dentro, al salir al pasillo después de que me lo ordenara la profesora Mc Gonnagal.
Todo él colegió ¡todo! Se había dado cuenta de que algo me ocurría y después de dos semanas de constantes problemas, simplemente no podía estar cerca de Potter por que entonces entraba en una especie de trance donde me le quedaba viendo como un autentico retardado. No podía comer, no podía estar en clase con él, si hasta llegue a quemar mi poción en clase de Snape por quedarme viéndolo y mi padrino ni siquiera me llamó la atención pero se paso el resto de la clase mirando de reojo a Potter con un aire muy extraño, y cuando por fin salí de mi trance después de que mi poción explotara y me quemara las manos, lo sorprendí mirándome con una media sonrisa como si supiera algo que yo no y hasta dejó de maltratar a Potter, no es que lo tratara como a mi pero lo trataba como a un Gryffindor más y eso en los cánones de mi padrino tratándose de Potter es el equivalente a mimar.
Mas tarde la profesora McGonnagal, que sospechaba que algo me pasaba, me ordenó muy alarmada ir a la enfermería después de atraparme mirando a Potter como él idiota que soy, en medio de una lección enfrente de toda la clase. Por dios, si sólo tenia que trasformar una tetera en un pavo real, debí haber estado mirándole así por varios minutos por que cuando salí del trance toda la clase estaba riéndose de MI... mientras la profesora me sacudía para que despertara. Si tan solo hubiese convertido la condenada tetera pero no...
La maldita preocupación de la profesora Mc Gonnagal de que algo me sucediera trajo consigo un aterrador desenlace.
A medida que avanzaba veía como todos en el camino se reían de mí, los mire con mi mejor expresión desprecio, no iba a permitir que esos estúpidos me pasaran por encima pero ya nada en mí les producía temor, solo se daban la vuelta y continuaban ridiculizándome y así en la miseria total me dirigí hacia la enfermería. Ya no sentía el huequito dentro de mí sino que ese vacío de antes, se iba llenando lentamente de un peso casi insoportable, como si tuviera varios kilos de algo y que me lastimaba mucho más que antes, supongo que era mi orgullo que me había estado tragando esas dos semanas.
-Dios esto no puede estar sucediéndome a mí - murmure para mí mismo porque hacia desde varios días ninguno de mis compañeros se me acerca y en las clases debía sentarme solo. La soledad que tanto temía se hacia presente y yo no sabia como afrontarla. Ni siquiera los estúpidos de Crabbe y Goyle se me aproximaban seguramente pensaban que había perdido la cordura, y después de todo ese par tenía y siguen teniendo todas las cualidades de un perro excepto la fidelidad que estos últimos le guardan a sus amos.
Mi vida era un desastre y no daba indicios de mejorar, pero en vez de ahogarme en la miseria como debería haber hecho en ese momento, sólo pensaba en él, en sus ojos verdes, en su negra cabellera, en lo que había crecido en el ultimo año, ya me había pasado a mí y casi llegaba a su amigo el pobretón me recordé para mi mayor mortificación.
Desde que había llegado a Hogwarts si no había nadie para hostigarme, mi propia conciencia lo hacia, filtrándose en mis pensamientos, y gracias a ella, había llegado a pensar que me internarían en el pabellón de psiquiatría de San Mungo, pues cuando lograba humillar a alguien, como lo hacia cuando estaba cuerdo, llegaba ella y me recordaba que siempre tenían algo que yo no, dignidad, respeto, amigos y compañeros.
Admitía, aunque solo a mí mismo, que Potter me gustaba y mucho atribuía mi estado al profundo odio que le tenía que, mezclado con mi pasión hacía estragos, por que analizando mis pensamientos durante mis transes, daba como resultado que por lo general pensaba como declararme a él, cosa totalmente ridícula e imposible de realizar desde mi punto de vista en ese momento, o en como seria nuestra vida de pareja, algo absurdo sin la anterior acción y como aquella inverosímil.
Y como si este súbito ataque de romanticismo no fuera suficiente, me encontraba fantaseado y hablando en voz alta, dos cosas que obviamente jamás se llevaran bien juntas. De esta forma, cada vez que pensaba en Potter, aún no era Harry para mí, terminaba haciendo en vos alta, comentarios que acarreaba difíciles situaciones haciéndome pasar calor frente a desconocidos y mis compañeros, aunque a estos últimos se les había dado por ignorarme. No me malinterpreten, trataba de distraerme y pensar en otras cosas pero todos mis pensamientos se volcaban hacia él y solo podía pensar en su aroma, su piel sus labios, el sabor de sus besos...
-esos labios rojos y su sabor seguramente a chocolate...- y despierto de mi trance cuando un par de muchachas que pasaban a mi lado largaron la carcajada y apuraron el paso obviamente burlándose de mi.
-Uff!- exclame cuando llegue por fin a la dependencia y pude descansar de esos horribles ataques.
- La gente puede llegar a ser muy desalmada- dije para mí pero sin embargo había alguien en aquel lugar y era la persona menos esperada.
- Efectivamente pueden llegar a ser muy crueles sin darse cuenta, pero es peor cuando la cosa es intencionada- dijo Dumbledore como si hubiésemos estado charlando durante horas y solo atine a mirarlo con mi mejor cara de espanto, más que nada por que sabía que ese viejo era uno de los rivales más importantes de mi padre en el tema de la política y podría aprovechar muy bien la información que tenia sobre mi actual estado de demencia, tal y como haría mi padre.
Sobrevino un momento de silencio muy incomodo donde era obvio que el viejo principal esperaba una respuesta de mi parte pero como solía sucederme últimamente yo no alcancé a formular nada, demasiado sumergido en mis pensamientos como para contestar algo coherente como hubiese hecho en una situación normal, pero parecía que ese año nada era normal para mí, simplemente me fallaba el inconsciente.
-Mmmm aja... si... eh... debo ver a Madame Ponfrey para poder regresar a clase.- alcancé a decir finalmente. El director me miró intensamente de tal forma que parecía estar leyendo mi mente y comprender todos mis pensamientos, ¿Cómo lo hacía? No lo sé, por que yo mismo no entendí bien lo que pensaba. Pero el viejo daba esa sensación.
- Si comprendo entonces que tenga un Buen día señor Malfoy- dijo e inmediatamente se volteo y apuntó obviamente hablando con la enfermera del colegio -Hasta la vista Poppy, muchas gracias por todo, ah y aquí tienes un paciente que te esta aguardando.- y después de comentar esto se marcho para abandonarme en lo que sería un perturbador y espeluznante interrogatorio por parte de madame Ponfrey que me dejaría marcado para toda la vida.
Debo aclarar que para estas alturas ya estaba rendido a mi fatalidad y todo me parecía el doble de terrible de lo que era en verdad ¡si tan sólo habían pasado dos semanas! Y realmente hasta ese momento no había sentido ni una milésima parte de lo que sería el aprendizaje más difícil de mi vida. Lo peor estaba aún por suceder, situaciones que cambiarían mi vida y el modo de pensar para siempre, que me arrancarían el orgullo, la pedantería y la presunción y los mancillarían sin contemplaciones, cosas que aun hoy en día no logro superar del todo.
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Nota de la autora: Bueno para aquel que le interesé. Pensé que podría hacer un Fanfic, que no formaría parte de la historia pero si aclararía dudas sobre de quién estaba enamorado el padrino de Draco que para estas alturas supongo ya sabrán quien es. O bien podría dejar que formara parte del gran final donde se aclararían muchas dudas.
Capitulo 2
UN GRITO EN LA OSCURIDAD
-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- grite, tan solo para descargar toda la furia que tenía dentro, al salir al pasillo después de que me lo ordenara la profesora Mc Gonnagal.
Todo él colegió ¡todo! Se había dado cuenta de que algo me ocurría y después de dos semanas de constantes problemas, simplemente no podía estar cerca de Potter por que entonces entraba en una especie de trance donde me le quedaba viendo como un autentico retardado. No podía comer, no podía estar en clase con él, si hasta llegue a quemar mi poción en clase de Snape por quedarme viéndolo y mi padrino ni siquiera me llamó la atención pero se paso el resto de la clase mirando de reojo a Potter con un aire muy extraño, y cuando por fin salí de mi trance después de que mi poción explotara y me quemara las manos, lo sorprendí mirándome con una media sonrisa como si supiera algo que yo no y hasta dejó de maltratar a Potter, no es que lo tratara como a mi pero lo trataba como a un Gryffindor más y eso en los cánones de mi padrino tratándose de Potter es el equivalente a mimar.
Mas tarde la profesora McGonnagal, que sospechaba que algo me pasaba, me ordenó muy alarmada ir a la enfermería después de atraparme mirando a Potter como él idiota que soy, en medio de una lección enfrente de toda la clase. Por dios, si sólo tenia que trasformar una tetera en un pavo real, debí haber estado mirándole así por varios minutos por que cuando salí del trance toda la clase estaba riéndose de MI... mientras la profesora me sacudía para que despertara. Si tan solo hubiese convertido la condenada tetera pero no...
La maldita preocupación de la profesora Mc Gonnagal de que algo me sucediera trajo consigo un aterrador desenlace.
A medida que avanzaba veía como todos en el camino se reían de mí, los mire con mi mejor expresión desprecio, no iba a permitir que esos estúpidos me pasaran por encima pero ya nada en mí les producía temor, solo se daban la vuelta y continuaban ridiculizándome y así en la miseria total me dirigí hacia la enfermería. Ya no sentía el huequito dentro de mí sino que ese vacío de antes, se iba llenando lentamente de un peso casi insoportable, como si tuviera varios kilos de algo y que me lastimaba mucho más que antes, supongo que era mi orgullo que me había estado tragando esas dos semanas.
-Dios esto no puede estar sucediéndome a mí - murmure para mí mismo porque hacia desde varios días ninguno de mis compañeros se me acerca y en las clases debía sentarme solo. La soledad que tanto temía se hacia presente y yo no sabia como afrontarla. Ni siquiera los estúpidos de Crabbe y Goyle se me aproximaban seguramente pensaban que había perdido la cordura, y después de todo ese par tenía y siguen teniendo todas las cualidades de un perro excepto la fidelidad que estos últimos le guardan a sus amos.
Mi vida era un desastre y no daba indicios de mejorar, pero en vez de ahogarme en la miseria como debería haber hecho en ese momento, sólo pensaba en él, en sus ojos verdes, en su negra cabellera, en lo que había crecido en el ultimo año, ya me había pasado a mí y casi llegaba a su amigo el pobretón me recordé para mi mayor mortificación.
Desde que había llegado a Hogwarts si no había nadie para hostigarme, mi propia conciencia lo hacia, filtrándose en mis pensamientos, y gracias a ella, había llegado a pensar que me internarían en el pabellón de psiquiatría de San Mungo, pues cuando lograba humillar a alguien, como lo hacia cuando estaba cuerdo, llegaba ella y me recordaba que siempre tenían algo que yo no, dignidad, respeto, amigos y compañeros.
Admitía, aunque solo a mí mismo, que Potter me gustaba y mucho atribuía mi estado al profundo odio que le tenía que, mezclado con mi pasión hacía estragos, por que analizando mis pensamientos durante mis transes, daba como resultado que por lo general pensaba como declararme a él, cosa totalmente ridícula e imposible de realizar desde mi punto de vista en ese momento, o en como seria nuestra vida de pareja, algo absurdo sin la anterior acción y como aquella inverosímil.
Y como si este súbito ataque de romanticismo no fuera suficiente, me encontraba fantaseado y hablando en voz alta, dos cosas que obviamente jamás se llevaran bien juntas. De esta forma, cada vez que pensaba en Potter, aún no era Harry para mí, terminaba haciendo en vos alta, comentarios que acarreaba difíciles situaciones haciéndome pasar calor frente a desconocidos y mis compañeros, aunque a estos últimos se les había dado por ignorarme. No me malinterpreten, trataba de distraerme y pensar en otras cosas pero todos mis pensamientos se volcaban hacia él y solo podía pensar en su aroma, su piel sus labios, el sabor de sus besos...
-esos labios rojos y su sabor seguramente a chocolate...- y despierto de mi trance cuando un par de muchachas que pasaban a mi lado largaron la carcajada y apuraron el paso obviamente burlándose de mi.
-Uff!- exclame cuando llegue por fin a la dependencia y pude descansar de esos horribles ataques.
- La gente puede llegar a ser muy desalmada- dije para mí pero sin embargo había alguien en aquel lugar y era la persona menos esperada.
- Efectivamente pueden llegar a ser muy crueles sin darse cuenta, pero es peor cuando la cosa es intencionada- dijo Dumbledore como si hubiésemos estado charlando durante horas y solo atine a mirarlo con mi mejor cara de espanto, más que nada por que sabía que ese viejo era uno de los rivales más importantes de mi padre en el tema de la política y podría aprovechar muy bien la información que tenia sobre mi actual estado de demencia, tal y como haría mi padre.
Sobrevino un momento de silencio muy incomodo donde era obvio que el viejo principal esperaba una respuesta de mi parte pero como solía sucederme últimamente yo no alcancé a formular nada, demasiado sumergido en mis pensamientos como para contestar algo coherente como hubiese hecho en una situación normal, pero parecía que ese año nada era normal para mí, simplemente me fallaba el inconsciente.
-Mmmm aja... si... eh... debo ver a Madame Ponfrey para poder regresar a clase.- alcancé a decir finalmente. El director me miró intensamente de tal forma que parecía estar leyendo mi mente y comprender todos mis pensamientos, ¿Cómo lo hacía? No lo sé, por que yo mismo no entendí bien lo que pensaba. Pero el viejo daba esa sensación.
- Si comprendo entonces que tenga un Buen día señor Malfoy- dijo e inmediatamente se volteo y apuntó obviamente hablando con la enfermera del colegio -Hasta la vista Poppy, muchas gracias por todo, ah y aquí tienes un paciente que te esta aguardando.- y después de comentar esto se marcho para abandonarme en lo que sería un perturbador y espeluznante interrogatorio por parte de madame Ponfrey que me dejaría marcado para toda la vida.
Debo aclarar que para estas alturas ya estaba rendido a mi fatalidad y todo me parecía el doble de terrible de lo que era en verdad ¡si tan sólo habían pasado dos semanas! Y realmente hasta ese momento no había sentido ni una milésima parte de lo que sería el aprendizaje más difícil de mi vida. Lo peor estaba aún por suceder, situaciones que cambiarían mi vida y el modo de pensar para siempre, que me arrancarían el orgullo, la pedantería y la presunción y los mancillarían sin contemplaciones, cosas que aun hoy en día no logro superar del todo.
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Nota de la autora: Bueno para aquel que le interesé. Pensé que podría hacer un Fanfic, que no formaría parte de la historia pero si aclararía dudas sobre de quién estaba enamorado el padrino de Draco que para estas alturas supongo ya sabrán quien es. O bien podría dejar que formara parte del gran final donde se aclararían muchas dudas.
