Haitoku

Capítulo 7:
Relatos.
Ataques.

Es tan fácil seguirlos, es tan fácil seguir a esa pequeña. Estos humanos son patéticos.... ¡patéticos! ¡patéticos! ¡patéticos! ¡Quiero herirlos, sangrarlos, matarlos! Quiero ver su dolor, su sufrimientos... ¡quiero probar mis pequeñas en ellos! Pero sobre todo.... quiero conseguir a Shin Jinsei... y conseguir mi libertad.

+ + +

- ¿Deseaba verme, señor Shishio?
- Ah, Soujiro... si, quería hablar contigo un momento.
Pocas personas veían a Makoto Shishio fuera de sus vendajes. Aun menos personas los veían y vivían para contarlo, Seta Soujiro era una de estas personas.
Era bien sabido entre los subordinados del Clan Shiakai que a su líder le gustaban las aguas termales. Sin embargo, también era bien sabido que si alguien entraba mientras él se encontraba en ellas, esa persona no viviría mucho tiempo. Solo a tres personas se les permitía estar en presencia de Shishio cuando se encontraba ahí: a su amante Komagata Yumi, su protegido Seta Soujiro y su mano derecha Sadoma Hoji.
- Sobre el caso Kamiya, supongo - adivino el sonriente muchacho.
- Así es. - confirmo Shishio - Me gustaría saber como va.
- El señor Saito se esta encargando de seguirle el rastro a Himura - explico Seta - Es seguro que Kamiya aun se encuentre bajo su protección.
Shishio asintió, estando de acuerdo.
- Y aunque es seguro que el señor Saito puede encargarse de encontrarlo, le he pedido a alguien más que busque a la chica. - siguió hablando el muchacho
- Yumi me dijo que la segunda gema que creo no tuvo ningún efecto... - dejo la frase colgando.
- Así es, no pudo detectar absolutamente nada. - completo el enunciado Soujiro - Es como si la chica hubiera desaparecido del planeta.
- Muy interesante. - murmuro el hombre.
- Mis suposiciones son que alguien con una capacidad especial para bloquear magia se les unió o bien, el mismo Himura averiguó como hacerlo. - opino el muchacho cerrando los ojos - Lo cierto es que la piedra es inútil. No tengo nada más que decir, solo que nos estamos encargando de esto.
- ¿Quiénes más a parte de Hajime y tú están enterados de lo que a pasado? - inquirió el hombre.
Soujiro abrió los ojos y puso su mano derecha bajo su barbilla en un gesto pensativo.
- Mmm, me parece que el señor Saito se lo dijo a su hombre de confianza... creo que también le dio alguna orden, pero no podría asegurarlo (usted sabe que tan cerrado es el señor Saito y como Cho siempre desaparece en busca de espadas...) Si desea puedo preguntarle al señor Kamatari, él sin duda sabrá en donde se encuentra Cho y así podré interrogarlo.
- No, así estará bien. Solo encárgate de que este asunto quede en secreto.
- Bien

* * *

Habían pasado mas de dos semanas desde que Kaoru y los demás se habían estado quedando en la casa de Aoshi y Misao.
Misao era una chica alegre e hiperactiva. Se llevaba bien con Sano y Yahiko (aunque a veces no lo pareciera) y en lo particular a Kaoru le gustaba platicar con ella. Misao se la pasaba enseñándole a Kaoru algunos movimientos de defensa, ya que si bien Kaoru era una maestra con la espada, Misao era muy buena en kenpo [1] ya que fue instruida por Aoshi. Misao era una hanyou, mitad humana y mitad bestia. Jamás conoció a su padre y su madre murió al tenerla. Como su madre era alumna de Okina, el viejo maestro decidió criarla como su nieta.
Por otro lado Aoshi era un joven serio y pues... serio. No hablaba mucho y casi siempre que hablaba era para cosas necesarias, no para hacer una conversación. Si bien parecía comunicarse bien con Kenshin (y se hablaban por sus apellidos... los hombres estaban locos) no hablaban muy seguido. Algo de lo que Kaoru podía estar segura era que a Aoshi le gustaban el té y las peleas. El té siempre lo tomaba con Misao y algunas veces con Kenshin. Sanosuke y Aoshi a veces entrenaban en kenpo aunque era obvio para todos que Aoshi era mucho mejor luchador que Sano. Debido a que Kenshin se negaba rotundamente a enseñarle nada de técnicas con la espada a Yahiko el pequeño le había casi exigido a Aoshi que lo instruyera un poco. Para sorpresa de todos, Aoshi acepto, pero con la condición de que solo fuera un poco y mas que nada entrenamiento, no técnicas nuevas.
Ahora mismo Aoshi y Yahiko entrenaban y Sano se encontraba viéndolos con diversión, haciendo rabiar a Yahiko por no poder darle ni siquiera un golpe a Shinomori, mientras ella y Misao los veían desde una de las ventanas. Kenshin había salido a caminar, como normalmente lo hacia antes del atardecer.
- Parecen niños. - comento con una sonrisa Misao. Aunque su comentario fue dirigido hacia Sano y Yahiko sus ojos estaban fijos en Aoshi
- Bueno - sonrió Kaoru con algo de burla - Yahiko lo es, si bien no se cual es la excusa de Sanosuke. Será porque tiene un corazón de niño.
Misao rió divertida.
- ¿Corazón de niño? Lo dudo... esa descripción me viene mas a mi. - su mirada no se apartaba de su guardián
- Lo amas mucho, ¿cierto? - pregunto suavemente Kaoru.
Misao volteo a verla, sorprendida, sus mejillas coloreándose ligeramente.
- Claro - murmuró lentamente - Eso es muy obvio.... al menos para todos menos para él. - suspiro con pesadez.
- Pero no te des por vencida - animo Kaoru - ¿Siempre ha estado contigo? - Misao asintió - Fue amor a primera vista, supongo...
Ante esto Misao parpadeo para después soltar una carcajada que dejo a Kaoru desconcertada
- ¿A primera vista? - reía con humor - No, no.... nada por el estilo - dijo, calmando sus risas - Nuestra relación es un poco... compleja - suspiro ella - Cuando comencé a vivir con él, no me agradaba mucho - hablo, sonriendo nuevamente al ver la sorpresa en el rostro de Kaoru. - ¿Te asombras? Supongo que no te culpo.
- Pero... ¡yo hubiera jurado que lo tuyo era amor a primera vista!
Misao negó fervientemente con la cabeza.
- Él es una persona muy distinta a mi - explico mas suavemente - Y lo conocía porque a veces el iba a ver a Okina, mi guardián en ese entonces. Como Okina le tenia mucho cariño al señor Aoshi, supongo que yo tenía algo de celos - comento, luciendo avergonzada - Cuando se decidió que yo viviría con él, yo era una niña, apenas y tenía ocho años y lo peor: acababa de quedarme completamente sola - volvió suspirar y sus ojos adquirieron un poco de tristeza - Mi guardián había muerto. Por eso el volvió a mi villa, el asistió al funeral y después se decidió que yo viviría con él.
- Ya veo.... - susurro Kaoru
- A decir verdad los primeros días lo veía como un enemigo, debía de probar que yo era una mejor alumna que él. Que era mucho mas hábil. - sonrió ante la memoria - Lo acompañaba a cazar y siempre trataba de ganarle en cualquier insignificancia que el hiciera - rió un poco mas y Kaoru con ella. Era divertido imaginar a una pequeña Misao tratando de ganarle a un Aoshi de 20 años - Por supuesto que jamás pude superarlo, lo cual me enfurecía y me hacia gritarle cegada por la ira, a veces incluso lo atacaba
- ¡¡Increíble!! - exclamo Kaoru. Cada vez se sorprendía mas y mas...
- Pero... - dijo Misao, cambiando a un tono de voz mas afectivo - Conforme mas tiempo pasaba con él, me daba cuenta de que era una buena persona y muy gentil... no le gusta mucho demostrarlo y no es muy bueno expresando emociones como la alegría... pero realmente es un hombre muy amable. - rió un poco mas - Y me tuvo mucha paciencia cuando pequeña.
Kaoru también sonrió.
- Por eso quiero mucho a Kenshin también. - comento - No es que lo ame ni nada así - aclaro al ver la mirada que le estaba mandando Kaoru - Es simplemente que gracias a él me di cuenta que el señor Aoshi se preocupaba por mi... no porque yo era una carga o una obligación impuesta para él, sino que realmente se preocupaba por mi. - de pronto vio el cielo entre los árboles - Y hablando de nuestro despistado amigo, ya se tardo.
Kaoru parpadeo, viendo como el cielo s oscurecía.
- Es cierto... ¿dónde estará?

* * *

Para todos era diferente. Para todos lo era. Cada uno lo describía diferente, cada quien lo asociaba con uno de los tantos dolores conocidos entre cualquier criatura viva. Su maestro lo había descrito como metal derritiéndose encima de él, de su cuerpo y de su mente. Un dolor interminable que te sofocaba y te dejaba medio inconsciente.
Pero ese dolor era el precio que se pagaba para una imitación de la mortalidad.
Kenshin lo sentía de un modo muy distinto. Sentía como ambas conciencias combatían, sentía cuerdas poderosas encadenando una parte de él, y algo, como pequeñas hormigas o bichos tratando de comerle, rasgarle o arrancarle la piel, sus músculos y nervios rompiéndose como simple tela.
::Amo Herze::
::Estoy bien:: respondió Kenshin a la voz preocupada de su espada ::Estoy bien::
Era un secreto poco conocido, un secreto que nadie había descubierto y que nadie jamás debía de saber, nadie mas que los sucesores del estilo Hiten Mitsurugi.
Shin Jinsei, la espada del maestro que dominaba las técnicas sagradas, estaba viva y tenía conciencia.
::No me puede engañar amo Herze:: replico la espada ::No he absorbido la energía de ninguna criatura y eso hace más difícil esto... si sigue así pronto no podrá seguir sosteniendo la ilusión y hasta puede morir de hambre::
Kenshin bufó. Una conciencia por demás sobreprotectora.
Soltando la espada Kenshin dejo de sentir la energía entrar en su cuerpo, pero gracias a los creadores también dejo de sentir el insoportable dolor.
::No te preocupes por mi:: contesto mentalmente Kenshin ::Pronto saldré a cazar. Solo esperaba porque quería asegurarme de que las barreras de Shinomori eran fuertes:: explicaba mientras regresaba con los demás.
::Eso espero. La energía que contengo se esta agotando. Si esto sigue así usted no podrá...::
::Lo sé:: suspiro Kenshin ::No podré mantener la ilusión. No tienes que recordármelo::
::El amo Spielen jamás se quejo::
::Shishiou jamás tuvo una vida social. Tu eras lo único con lo que hablaba:: respondió Kenshin con una gota sobre su cabeza. De hecho, su maestro jamás salió de su casa.
- ¡Eh! ¡Kenshin! - llamo Misao.
Él levanto la vista y se encontró con su joven amiga corriendo rápidamente hacia él. Kenshin sonrió ligeramente. Apenas y se habían puesto a platicar unas horas y Misao había dejado de llamarlo Himura. Eso era bueno... al menos para él, sabía que a Shinomori no le hacia tanta gracia.
- ¿En donde estabas? - pregunto Misao, deteniéndose justo frente a él - Ya nos comenzabas a preocupar...
- Lamento haber tardado Misao-dono - se disculpo - Es solo que me distraje admirando el bosque. En la noche luce algo distinto - comento, mirando a su alrededor - Ha hecho un gran trabajo ayudando a la naturaleza de aquí a florecer.
- ¿Es hermoso, cierto? - pregunto soñadoramente, caminando al mismo paso que Kenshin - Al principio quería darle más energía al bosque, pero el señor Aoshi sugirió que dejará a la naturaleza crecer a su propio paso. Los árboles estuvieron de acuerdo, así que los deje crecer como quisieran.
Riendo por lo bajo, Kenshin recordó la gran sorpresa que se llevo cuando descubrió que la pequeña Misao podía comunicarse con los árboles. No podía mantener una gran conversación por supuesto, los árboles no eran seres pensantes... pero podía intuir lo que sentían las plantas y los animales. Un don muy singular sin duda alguna. Y un don que Misao inocentemente pensaba que todos los híbridos poseían... a Aoshi casi le daba un infarto cuando descubrió que Kenshin estaba enterado del pequeño secreto de su protegida.
"Aun falta un buen camino... creo que me aleje mucho de la casa esta vez." Noto el pelirrojo.
Kenshin suspiro pesadamente y prosiguió la camita entre risotadas de Misao y los últimos y muy tenues rayos del sol.

* * *

Bajo un pedido de Kaoru, Sanosuke y Aoshi habían salido a buscar a Kenshin. Yahiko se había quedado en la casa con Kaoru, mientras Sano y Aoshi se separaron para buscar a Kenshin. Aunque francamente Sano ya estaba comenzando a fastidiarse.
Pateo una piedra con fuerza.
- ¡Che! Y ni siquiera se por donde fue Kenshin - mascullo de mal humor - Al menos debería de decirnos a donde va cada vez que sale.
- Nuestra especie no le debe explicaciones a seres tan insignificantes como tú - escucho de pronto.
Poniéndose de inmediato en guardia volteo a los alrededores, más no pudo distinguir nada.
"No puedo detectar nada... ¿quién demonios será?"
- ¡Hmph! - escucho un bufido y por fin pudo ubicar a la persona, aunque ya había salido a relucir. - Eres bastante débil, humano. Y bastante idiota.
El hombre frente a el era delgado, llevaba una extraña vestimenta color rojo con guinda y cargaba dos espadas en la espalda, su cabello era un rubio opaco y estaba bastante despeinado.
- ¿Y tu me lo dices, escoba? - increpo Sanosuke, señalando el peinado del hombre.
Este pareció muy ofendido.
- ¡¿Escoba?! ¡¡¿¿Escoba??!! - repitió sumamente indignado - ¡Para que te lo sepas la persona frente a ti es Cho, el cazador de espadas!
"¿Y a mi que me importa quien seas?" pensó con aburrimiento Sano
- ¡Además! ¿Quien eres tu para decirme escoba? - exclamo Cho - ¡Tu pareces una gallina! - grito, señalando el cabello de Sanosuke.
- ¡¿ME QUE?!
- Suficiente Cho.
Sano se congelo ante la voz. ¡¿Había otro de ellos?! ¡Maldición!
- Solo porque usted lo pide jefe - musito Cho.
De reojo Sanosuke pudo percibir a una segunda figura desprenderse de entre las sombras. Al igual que el otro sujeto era delgado, pero no tanto, llevaba un traje azul y una espada colgada en la cintura.
Sano no estaba de animo para mas juegos. El simple hecho que no los hubiera detectado los hacía hombres muy peligrosos. Se abalanzo velozmente hacia el segundo en aparecer, preparando su puño derecho para conectarlo contra la mandíbula de ese hombre y...
Su puño no encontró mas que aire.
"¿Que?"
Eso fue muy lento, humano - escucho al hombre justo detrás suyo.
Sano volteo, solo para encontrarse con el puño de su adversario en su rostro. El golpe era tan potente que lo lanzó justa hasta donde se encontraba Cho, quien lo recibió con una patada que lo mando al piso, afortunadamente lejos de ambos hombres. De un salto, Sano se puso en pie.
- ¿Quienes son?
- ¡Hmph! - bufo Cho - Ya te lo dije... ¿realmente eres tan idiota? Yo soy el gran Cho y este aquí es mi jefe, el señor Saito - replico casualmente Cho.
- ¿Qué demonios son? - pregunto cautelosamente.
Esas cosas no eran humanos. Sus pies no hacia prácticamente sonido contra el suelo. Se movían con cierta... gracia, y su olor era casi imperceptible, y lo que era perceptible, Sano olfateo... olía a sangre. Un involuntario escalofrío lo recorrió.
- ¿Qué demonios son? - repitió, esta vez con más fuerza.
Saito sonrió con diversión.
- Vivo sin el Sol, humano. ¿Adivina que soy? - pregunto con burla Saito.
- No hago adivinanzas, maldito - mascullo Sano. Este tipo no le agradaba en lo absoluto.
- Vivo sin el Sol, respiro sin un corazón, vivo sin vivir... ¿adivina qué soy? - casi canturreo con sarcasmo el hombre.
- Mira estúpido, no tengo tiempo.... para.. juegos...- su voz disminuyo y sus ojos se abrieron enormemente - ¡Por la Dama Blanca! Eres... ¡¡eres un vampiro!! ¡¡¡Eres un maldito vampiro!!!
- Adivinaste - sonrió torcidamente él antes de lanzarse al ataque....

* * *

Aoshi estaba cansado. No era tanto un cansancio físico, mas bien una emocional. Hacia muchos años que habían vivido solo él y Misao. El tener repentinamente viviendo consigo a un joven rudo, un niño necio, una chica gritona y un hanyou con doble personalidad no era algo fácil para él.
A veces le gustaría poder él mismo tomar sus propias caminatas como Himura... pero sabía que eso no era posible. Alguien debía quedarse con los demás, ya que aunque Sano era fuerte, no era lo suficiente como para proteger a todos.
"No debí de haber dejado a Kamiya sola" pensó seriamente Aoshi, decidiendo que lo mejor seria regresar con Kamiya "Pero... deseaba tanto estar solo unos momentos"
Sentía que hacían AÑOS desde que meditase por ultima vez, cuando en realidad apenas y había sido dos semanas...
Cuando faltaba muy poco para llegar a la casa (aunque no lo suficiente para verla) Aoshi se detuvo completamente.
- Ya los vi, salgan inmediatamente - llamo con voz fría
Dos hombres extraños salieron de entre las sombras con lentitud. Los ojos de Aoshi se entrecerraron al ver que unos de ellos portaba un traje rojo. El otro hombre sostenía a Sanosuke casualmente con un brazo, el chico inconsciente, lánguido como un muñeco de trapo.
"Genial" pensó con sarcasmo Aoshi. "Tienen a Sagara"
- Eres más hábil que este idiota, humano - comento el rubio.
- No tengo tiempo para juegos, pese a lo divertido que seria - sonrió con maldad el segundo hombre - Así que te diré esto: muéstrame en donde se encuentra la chica Kamiya y no tendrás que pelear contra mi y morir estúpidamente.
- No tengo intención de morir - dijo Aoshi, adoptando una pose defensiva.
¡Lo que daría por su kodachi en esos momentos!
- Entonces no pelearás conmigo - comento Saito. - Muéstrame en donde están la chica y el sangre sucia de Himura
- Dije que no tenía intención de morir, no de pelear.
Cho rió ligeramente y Saito miro al humano con burla. Con un brazo tomo el cuerpo lánguido de Sanosuke y lo lanzó con fuerza hacia Aoshi, quien lo evito, escuchando como la cabeza de Sano golpeaba contra uno de los árboles para luego caer pesadamente al suelo.
Sin embargo, Aoshi no tenía tiempo de preocuparse por Sanosuke. Al esquivar a Sano se había hecho a un lado, pero Saito lo había alcanzado a una velocidad impresionante, lo levanto por el cuello y lo lanzo fuertemente al aire, pero antes de golpear contra un árbol al igual que Sano, Aoshi giro su cuerpo y cayo al suelo ligeramente.
Cho levanto una ceja apreciativamente, pero inmediatamente Saito estaba frente al humano. Aoshi murmuro un encanto con rapidez y paso su mano por la garganta del vampiro, rasgándola. Sangre salpico el rostro de Aoshi, manchando uno de sus ojos. Aoshi se separó rápidamente y limpió su cara. A su vez, Saito salto hacia atrás, su mano posándose sobre su cuello herido.
Detrás de ambos, Cho aplaudió animadamente.
- ¡Esta vez lo atrapo jefe! - grito con diversión - Fue más rápido de lo que predijo.
Saito le gruño a su subordinado, pero ofreció una sonrisa torcida. Aoshi miró asombrado como la herida se cerraba lentamente.
- No sucederá de nuevo - musito Saito.
Corrió hacia Aoshi, esta vez más velozmente. Capturo su muñeca derecha y la estrello contra un árbol, con tal fuerza que esta sangro. Aoshi lanzó un golpe en contra del vampiro con su otra mano, pero Saito tomo el golpe y solo ladeo su cabeza muy ligeramente. Saito lanzó un golpe, pero Aoshi lo esquivo a duras penas, safandose del agarre de su muñeca y contraataco. Saito bloqueo el golpe con su antebrazo y le propino un rodillazo en el estomago. Aoshi cayo de rodillas, pero reaccionando rápido rodó por el suelo para evitar la patada que le dirigía Saito. Sacando un cuchillo de su saco Aoshi lo lanzó con fuerza contra Saito. El cuchillo se enterró en el estomago del hombre, sangre escurriendo copiosamente.
Por primera ves durante el encuentro contra ese hombre Aoshi pudo percibir una emoción más a parte de la burla: molestia. Antes de poder reaccionar, Aoshi fue lanzado nuevamente contra un árbol, esta vez con mucha más fuerza y velocidad. Esta vez no se pudo detener y su cabeza produjo un sonido enfermo al golpearse contra un árbol y luego contra el suelo.
- ¡Señor Aoshi! - exclamo una voz, angustiada.
Misao apareció, sus alas extendidas y pasando de largo a Saito a quien ni siquiera le dirigió una mirada, apresurándose en atender a Aoshi. Saito, sin poder evitarlo, parpadeo. ¡La chica era veloz!
Levantando el brazo y pensando en acabar de una vez con el hombre y con la jovencita, Saito fue detenido fuertemente por alguien.
- ¡Parece que por fin llego el sangre sucia! - grito con entusiasmo Cho.
- Déjalos en paz - escucho una voz familiar.
Saito volteo y, efectivamente, el mismísimo Kenshin Himura estaba tras él.
- Battousai - murmuro con odio
Kenshin se separó de él, sus ojos endureciéndose notablemente al oír su viejo apodo.
- Ahora yo seré tu oponente lobo de Mibu

Esta historia continuará......

Notas del autor:
Kenpo: La ley del puño.
Ok., este capítulo fue LARGO. Eso sin contar las escenas de pelea marca patito que describí
Bueno, las explicaciones ya están en camino, ¿no? Espero que ya las fanáticas de Saito estén satisfechas con su aparición... y su papel desarrollado por ahora en la historia. Si es que hay fanáticas de Cho, pues ahí salió el también
¡Explicaciones! Bueno, si, la espada de Kenshin tiene vida y, como indudablemente lo notaron, lo llama 'Amo Herze'. ¿Por qué así y no por su nombre? Por ahora solo diré que la espada llama a sus amos según lo que sus almas o conciencias representan para Shin Jinsei. En el caso de Kenshin es Herze, que significa "Corazón" y en el caso de su anterior amo (Hiko) era Spielen, que quiere decir "Juegos" (no pregunten -_-U). Y si, como las conocedoras u otakus viejas han de saber, ninguno de los 2 nombres es japonés. Más datos de la historia de esta singular espada serán dados en el compendió de historias alternas titulado "Noches Brillantes - Días Oscuros" (no desesperen, pronto se publica).

Ideas, quejas, sugerencias, etc., a: arkady_littlegirl@hotmail.com

PD.- Por cierto, tengo una duda que no tiene nada que ver con el fic, los que me quieran ayudar lean esto por favor:
"Supongamos que 5 asesinos tienen que meterse de incógnitos en una fiesta en la que hay como 300 personas y de esas tienen que matar a 150. El salón en el que será la fiesta pertenece a un hotel y tiene 3 salidas, pero de esas tres una es de servicio, la segunda salida sería la principal y esta custodiada por muchos guardias (digamos que ahí en la puerta hay 7 y no muy lejos 10), la tercera salida también hay guardias, pero solo son dos. Ahora bien, de los cinco asesinos uno esta incubierto como empleado del hotel y los otros cuatro como invitados de la fiesta. Deben matar a sus objetivos tratando de no llamar mucho la atención, ya que si los guardias o invitados notan algo extraño van a morir. Entonces ¡¿cómo matan a 150 personas sin que los demás lo noten?!"
Bien, estas son las posibilidades que hasta ahora me han mandado:
1.- Fácil: En la comida y bebida de la fiesta mezcla alucinógenos, deja objetos punzo cortantes al alcance de los invitados y que se maten entre ellos.
Anira: Difícilmente (aunque la idea es buena). Si se hace esto entonces también morirán personas inocentes, además, las victimas son muy buenos luchadores y los 5 asesinos serian... asesinados también....
2.- ¡Haz que los asesinos les den un somnífero a las personas y que saquen a los que deben asesinar! Sino también puedes usar gas de humo y llegar sin que los vean y llevarse a sus victimas.
Anira: -_-U, creo que los guardias e invitados notarían que 150 personas se desmayaron sin razón alguna. Si uso el gas, como que no solo llamaría la atención de los guardias sino que la gente entraría en pánico. Y pues no creo que las victimas le hagan caso a un desconocido que en medio del humo les dice "¡Por aquí!", y los aleja de los demás... además no olviden que las victimas son luchadores (de hecho asesinos)
*hincada* ¡¡¡Por favoooor!!! ¡¡Si alguien puede hallar una solución que me comunique!! Es importante para mi...
Atte. Anira -la desesperada- Nekozukii