Haitoku

Capítulo 8:

Mibu no Ookami.

Hittokiri Battousai.

Cuando invocas recuerdos del pasado, debes de estar preparado para una degradación dependiendo de lo atrás que invoques el recuerdo. Fallida e imperfecta es la capacidad acumulativa de información del humano. Es por eso que una memoria perfecta es considerada una bendición entre humanos. Que estúpidos son, estos débiles mortales. Pero los vampiros sabemos la verdad, la sabemos mejor que nadie: la memoria es una maldición más grande que la negación del Sol.

- - -

- Ahora yo seré tu oponente lobo de Mibu

- Ya veremos si eres digno de ser mi oponente después de tanto tiempo, Battousai – espeto con desdén Saito.

Estudiando a su adversario Saito noto que la forma de Kenshin seguía siendo excelente. Y la posición en la que se encontraba ahora era una neutra: ni de defensa, ni de ataque, sino intermedia, aquella que podía variar en menos de un segundo. Pero el estudio de su adversario se detuvo al observar su rostro. Levanto una ceja al ver como Kenshin tenía ojos violetas, en vez de dorados.

"¿Ocultando tú naturaleza nuevamente?" pensó con desprecio. "¿O quizás me estas subestimando?"

Aunque Saito sabía que eso no podía ser, él y Kenshin tenían una habilidad pareja.

Por otro lado, Cho observaba todo con curiosidad bien enmascarada. Su jefe generalmente terminaba a sus enemigos rápidamente, burlándose un poco antes de matarlos, pero solo eso. Sin embargo con ese hanyou ya había estado un buen rato parado sin hacer nada, solo estudiando al pelirrojo.

"Se que quiere probarlo... pero ya se esta tardando" pensó perezosamente el rubio.

Segundos después de que esos pensamientos cruzaron su mente, ambos oponentes comenzaron a atacarse. Sin embargo, noto al igual que Saito, Himura no había despertado su verdadero poder.

"Esto será entretenido"

- - -

Aoshi abrió los ojos con esfuerzo. Sentía como su cerebro pulsaba dolorosamente.

- ¿Misao...? – murmuro débilmente. Ese último golpe había sido fatal.

- ¡Si! – el alivio era palpable en la voz de su protegida - ¡Soy yo señor Aoshi! Kenshin y yo llegamos justo a tiempo.

- Ya veo... – susurro tentativamente.

"Creo que ha llegado el momento de la verdad" se angustio un poco Aoshi. Después de todo, Himura se estaba enfrentando a lo que él estaba seguro eran dos vampiros... y al menos podía asegurar que uno de ellos era muy poderoso. "Su verdadero ser quedará descubierto..." pensó con pesar, tanto por Himura como por su protegida.

- Ya están peleando – noto Misao, ansiosa al tiempo que Saito cortaba la cinta de pelo de junto con unos cabellos de Kenshin....

- - -

"No es suficiente. No es suficiente. ¡Maldición! No es suficiente" pensó con desesperación Kenshin "Tendré que..." Kenshin sacudió la cabeza, desordenando aun más su cabello "¡No! Si lo hago... aquí esta Misao y ella sabrá..."

Saito sonrió.

- Veo que no piensas liberar tu poder Battousai... Entonces creo que tendré que forzarte.

Apenas salieron esas palabras de su boca los ataques de Saito aumentaron tanto en velocidad como en fuerza, Kenshin apenas y tenía tiempo de bloquearlos y fue forzado a retroceder.

"Tengo que hacerlo" pensó con amargura Kenshin. "O si no todos morirán."

Con esa conclusión Kenshin cerró los ojos por un momento y...

- ¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHH!!!! – dejo escapar un grito al tiempo que contrarrestaba violentamente un ataque de Saito.

... al abrirlos nuevamente brillaban dorados.

- - -

Mientras tanto, en la cabaña, Yahiko se levantaba repentinamente de su asiento.

- ¡Yahiko! Deja de estar de remilgoso. – regaño Kaoru, con una gran vena en la frente – Ya te dije que no te pararás de la mesa hasta que te termines lo que te prepare de cenar.

Yahiko la ignoro completamente, mas concentrado en los sonidos del exterior.

- ¡Yahiko! ¡¿Me estas escuchando?!

- Algo anda mal... – murmuro ausentemente el chico, no prestándole demasiada atención a su hermana.

Kaoru callo inmediatamente. Los ojos de Yahiko ahora eran plateados, casi como un espejo sin reflejo....

- ¿Qué sucede? – pregunto suavemente Kaoru

- No.. no estoy seguro – siguió sin verla el chico – Creo... no se. Solo se que hay algo mal. ¡Siento fuerzas siendo desencadenadas ahora mismo!

Parpadeando, los ojos de Yahiko volvieron a su color natural.

- ¡Kaoru! – exclamo urgentemente a su hermana - ¡Los demás están en problemas!

Kaoru asintió, caminando ya hacia la puerta.

- ¿Sabes en donde están? – ante la afirmación de su hermano, Kaoru salió de la casa, con Yahiko justo tras ella...

- - -

Lentamente abrió los ojos. ¡Maldición, le dolía todo el cuerpo! ¿Qué había pasado? ¡Ah, si! Ya recordaba. Ese maldito vampiro le había dado una paliza.

- ¡Sano!

Sanosuke sacudió su cabeza, lo cual no fue una buena idea, noto, ya que sintió nauseas casi instantáneamente.

- ¿Te encuentras bien? – pregunto con preocupación Misao.

- Bien – alcanzo a carraspear Sanosuke, notando que la chica parecía bastante perturbada.

- ¿Por qué tratas de defenderlos con tanto esfuerzo Battousai? – se escucho la voz burlona de Saito.

- Estas personas están bajo mi protección – fue la clara y simple respuesta.

Los ojos de Sano se hicieron enormes

"¿Kenshin?" cuestiono mentalmente.

Esa voz era grave, intensa e increíblemente salvaje. Sorprendido, Sano levantó su cara manchada por la sangre del suelo, y torció el cuello para observar a Kenshin parado en posición de defensa espada en mano, su cabello suelto meciéndose lentamente con el viento....

... y sus ojos coloreados por un ámbar que mantenía fijos en Saito...

"¡¿Por todos los infiernos?! ¡¡Es un... es un vampiro!!" pensó frenéticamente Sanosuke "Un momento... ¡¡¡¿¿¿Battousai???!!!"

Por su lado, Misao estaba teniendo pensamientos similares.

Misao nunca había escuchado la voz de Kenshin correr tan fríamente, ni sus ojos lucir tan fieros. Pero el hombre parado frente a ella se asemejaba muy poco al amable chico que ella conocía. Este era Battousai... irradiando poder, la amenaza contenida en su delgado cuerpo aún más palpable que durante la pelea contra aquellos que trataron de dañarla hace tantos años.

Luego de que Kenshin liberará su poder, Saito se había alejado a una distancia prudente y ambos vampiros estaban de frente, hablando en tonos fríos. Saito no había vuelto a atacar luego del golpe con la espada que le mando Kenshin al defenderse, pero Misao no dudaba que en cualquier segundo reanudaría su ataque.

No hubo ni la más mínima advertencia. En un momento ambos hombres estaban parados completamente quietos cual estatuas y al siguiente solo se distinguían borrosas figuras moviéndose a gran velocidad. Kenshin ataco a su adversario con una furiosa lluvia de estocadas que hubiera acabado con cualquier otro oponente. Pero Saito no era cualquiera y bloqueaba los ataques efectivamente, su mente enfocada por el momento en la defensa. Por varios segundos (los cuales odio completamente) Saito se vio obligado a defenderse de las estocadas que parecían venir de todas direcciones y cedió algo de terreno. Sin embargo pronto recupero su balance y comenzó de nuevo su ataque.

-¡Tonto! – grito el hombre mientras seguía con el ataque. - ¡Renunciar a tu lugar entre los nuestros solo por unos despreciables humanos! ¡Y además apuesto a que no has tenido una comida decente en años!

Kenshin no respondió de ninguna manera, su rostro inexpresivo salvo por un brillo de molestia en sus ojos. Cambiando el ángulo de su espada, se defendió del ataque de Saito y comenzó a tomar la ofensiva nuevamente. Desgraciadamente esto no funciono por mucho tiempo, Saito bloqueo su ataque con un gruñido, empujando a Kenshin con todo y espada unos cuantos centímetros atrás. El pelirrojo mantuvo su terreno, pero pronto Saito ya estaba atacándolo nuevamente, siendo esta vez él quien llevaba la ofensiva. Quizás las estocadas de Saito eran más lentas que las de su adversario, pero tenían mas fuerza en ellas y el claro propósito de matar.

Cho sonrió con burla. Era obvio que su jefe ya estaba harto de contenerse.

"Ahora comienza la verdadera pelea..."

Kenshin bloqueaba los ataques de Saito, pero podía sentir como su brazo estaba ya casi insensible luego de aguantar la fuerza de dichos ataques. En el momento que Saito cambio la dirección de la estocada, esta vez yendo hacia arriba a la vez que hacia enfrente, él tuvo que retorcerse y saltar para evitar una herida. Pero aun pese a sus esfuerzos, no pudo evitar que la espada de su oponente diese en su estomago.

Y fue justo en ese instante cuando aparecieron Kaoru y Yahiko.

- - -

Kaoru lanzo un respingo al ver a su pelirrojo amigo.

- ¡Kenshin! – grito angustiada.

"Un vampiro" observo neutralmente Yahiko al notar las doradas pupilas del joven que los acompañase durante esos días. El niño sacudió la cabeza. Eso no tenía sentido... todos lo habían visto caminar en el día... caminar bajo el Sol.

- Vaya, vaya, vaya... la chica Kamiya. – sonrió Cho, volteando a verla con curiosidad – Así es que por fin muestras la cara niñita.

- ¡Ni te le acerques, escoba! – amenazo Sano, corriendo hasta quedar frente a Kaoru y su hermano. - ¡Antes de tocar un solo cabello de Jou-chan tienes que pasar sobre mi cadáver!

- No tengo tiempo de jugar contigo, bestia – murmuro perezosamente.

En un parpadeo Cho cruzo la distancia que los separaba y apareció a milímetros del rostro de Sano. Este, sorprendido, retrocedió unos pasos. Cho sonrió burlonamente.

- Si quieres vencerme, tendrás que mejorar, bestia.

Sanosuke lanzo un puñetazo hacia Cho, quien simplemente lo esquivo mientras reía. Por su parte Sano aun no se sentía del todo bien, lo cual lo enfurecía aun más.

- ¡Cállate! – ladro con impotencia.

Cerca de ahí, Aoshi y Misao veían ambas peleas. Finalmente decidiéndose a intervenir, Aoshi se volvió hacia su protegida.

- Misao, ayúdame – pidió su joven guardián. La chica asintió, ayudándolo a levantarse.

- ¿Ayudaremos a Himura? – hablo con incertidumbre la chica.

Aoshi meneo la cabeza.

- Solo estorbaríamos. Y Sagara necesita más nuestra ayuda

- ¿Usará sus poderes señor Aoshi? – murmuro Misao

- No hay opción... mis kodachis están en la casa y no hay tiempo que perder.

Misao mordió su labio inferior nerviosamente, sabiendo que usar sus poderes cansaba a su guardián. Y ya estaba algo fatigado...

Aoshi cerró los ojos y comenzó a formar símbolos con las manos.

- En lo más profundo de la oscuridad... que el poder dormido dentro de mi despierte... ¡Ilusión de sombras!

Tras pronunciar esas palabras aparecieron muchos 'Aoshis' alrededor de Cho, quien quedo algo aturdido. Los clones comenzaron a atacar al vampiro y Sano se alejo de ahí rápidamente.

- ¡¿Eres un hechicero?!

- Son trucos del ninjutsu, cualquier ninja tiene parte de hechicero en su ser – explico Aoshi con calma. – Sin embargo no será suficiente para detener a un vampiro, ahora estoy muy débil. Saca a Kamiya de aquí.

Sanosuke asintió y se volvió hacia Kaoru y Yahiko.

- ¡Vamos, larguémonos de aquí!

- Pe-Pero... – tartamudeó Kaoru

- ¡No harás ningún bien Jou-chan y ellos te quieren a ti! – le grito Sano, tomando a la jovencita de la muñeca.

- Él tiene razón Kaoru – razono Yahiko – Son vampiros.

Sin embargo apenas y comenzaron a caminar, una gran explosión los sorprendió. Al volverse hacia atrás, los tres vieron que la ilusión que estaba conjurando Aoshi desaparecía y que Saito se alejaba de Kenshin, así como este volteaba a un punto entre los árboles.

- Tokio-dono.... – murmuro casi con reverencia.

- - -

Misao miro con sorpresa a la mujer que se escondía sobre una de las ramas de los árboles.

"¿Cómo es posible que no la haya sentido?" se pregunto interiormente. El bosque la debió de haber prevenido y sin embargo nada supo de ello hasta que la mujer ataco.

- Creo que es suficiente querido. – llamo dulcemente. Al igual que los demás miembros del Clan la mujer vestía ropajes rojos, claramente de seda y adornados exquisitamente con estampados dorados. Tenía cabello largo y negro peinado en un complicado peinado que claramente tomo horas prepararlo. Sus ojos eran de un verde esmeralda y miraban divertidos a todos los presentes.

- Hmph – soltó Saito, pero guardo su espada rápidamente. La mujer sonrió.

- Tokio-dono – hablo educadamente Kenshin, su propia espada ya enfundada - ¿Qué hace aquí?

- Me aseguro que mi esposo no se exceda contigo – replico ella, su sonrisa aun presente. – Se como pueden ser sus duelos y sabia que Hajime no se detendría al ver tu potencial.

- Me temo que no comprendo.

- Hace doscientos siglos que abandonaste estas tierras... no sabíamos si tus habilidades habían sufrido algún cambio. Te deseábamos de aliado, pero si tu potencial no se había desarrollado, no serás más que un lastre en nuestros planes. – Tokio vio a Kaoru fijamente. - ¿Esta es la chica a la que proteges? Debe de ser muy especial si se ha ganado tu respeto... – murmuro la mujer mientras Kaoru se revolvía nerviosa bajo su mirada.

- ¿A que planes te refieres?

- Dejaré que mi esposo te responda. – Tokio miro ladinamente a Saito – Después de todo, las políticas son cosas de varones – termino sarcásticamente y desapareció ante todo.

Saito gruño.

- Esa mujer... – farfullo y volteo a ver a todos. Haciéndole un gesto a Cho, el hombre se ubico a su lado, alejándose de los demás.

- ¿De que planes hablaba Tokio-dono? – repitió Kenshin.

- Shishio se ha vuelto un problema – mascullo finalmente Saito. – Su manera de gobernar se ha convertido en crueldad innecesaria y métodos estúpidos. Pierde el tiempo aterrorizando humanos o cazando estúpidas chiquillas – agrego mirando despectivamente a Kaoru, quien se escondió tras Sano – en vez de gobernar a quienes están bajo su mando.

- No sabía que te interesabas en los humanos. – dijo con sarcasmo el pelirrojo.

- No lo hago – declaro neutralmente el otro vampiro. – Sin embargo me preocupa mi gente y el Clan. Y bajo de la corrupción y los métodos de Shishio solo veo la destrucción de este. Crea enemigos innecesariamente

- ¿Y un bastardo como tu sería mejor líder? – espeto Kenshin, sorprendiendo a todos con tal lenguaje.

Saito sonrió burlonamente.

- No me interesan los humanos, más que como comida – dijo simplemente – E incluso entonces los encuentro repugnantes. Dicen que uno es lo que come y preferiría a las ratas a los humanos.

- ¿Para que me necesitas? – pregunto desconfiadamente Kenshin – Si deseas destronar a Shishio puedes hacerlo solo Saito. Eres fuerte. No me necesitas.

- No necesitamos solo de tu fuerza - hablo Cho con pereza - No eres un humano, pero puedes caminar bajo el Sol con esa espada tuya, a diferencia de los demás vampiros como nosotros. Los híbridos débiles no tienen prohibido el Sol, pero la mayoría de los del Clan son unos idiotas y necesitan direcciones y comandos cada cinco minutos. Además, - sonrió – podría enterarse Shishio.

Saito rió por lo bajo.

- Tu... relación con los humanos también nos sería útil – concedió. – Tienes información, o puedes conseguirla de modo que no llame tanto la atención como con nuestros métodos – sonrió ampliamente, mostrando sus colmillos.

Kenshin sintió nauseas ante las implicaciones de ese enunciado.

- Battousai – hablo Saito – Estas en lo cierto – sonrió burlón - Soy un bastardo. Soy un ser que disfruta los engaños, el sufrimiento, el dolor y la muerte – sus ojos ámbar eran tan fríos como el hielo al pronunciar las siguientes palabras – Soy un vampiro después de todo – cuando dijo esto, Kenshin se tenso aun mas – Sin embargo, si dentro de tus estúpidos idealismos y por la razón que lo estés haciendo, deseas proteger a esa humana, entonces soy un vampiro que necesitas. – dirigiéndole una mirada de superioridad a todos los demás dijo firmemente – Todos ustedes me necesitan. Para poder combatir a ese demonio que todos temen, me necesitan. De mis engaños y trucos, así como mi poder.

Kenshin cerró los ojos con pesar. Sabía que si deseaba proteger a Kaoru y a los demás, debía de aceptar la ayuda de Saito.

Kenshin solo asintió lentamente, sabía que el otro comprendería. Sonriendo ante su victoria, Saito hablo nuevamente.

– Necesitan a un sádico vampiro como yo.

Notas del Autor:

No se si ustedes sepan quien es Tokio... pero para recordarles: en el manga y en el anime ella es la esposa de Hajime Saito, así que no es un personaje que yo haya creado. En realidad su apariencia es un gran misterio, así es que si, he inventado eso de que tiene ojos esmeralda y cabello negro.

Disculpas del Autor:

mira a todos con una expresión contrariada Um, ¿perdón? Je, es que desde hace un año (septiembre) entre a la Universidad y ya no hice nada, entre nuevos conocidos, maestros y en general casi nueva vida social no tuve tiempo de nada. Por culpa de esto mismo cerré una de mis tres paginas (El Umbral de los Sueños, un archivo de fanfics) y SIGO sin actualizar otra (eso ya es desde el 2002). Para lo único que tuve tiempo fue para la escuela, las tareas, aprender a usar Photoshop (algo) y seguir con la página de Duo Maxwell, El Templo de Shinigami. Además, me concentre en esa pagina y al hacerlo me llegaron ideas para un fanfic (shonen-ai) de Gundam Wing. Es por esto que no he escrito nada de Haitoku. Pero hace unos meses me llego un review que me dejo sorprendida.... alguien me metió a un concurso de fanfics. Mi shock fue comprensible ya que yo creí que ya todo el mundo se había olvidado del fanfic. De hecho, muchas veces pensé en simplemente borrarlo de (ahora el único lugar en el que esta publicado) y subirlo a Internet hasta que tuviera tiempo para dedicarle. Pero Akron nunca me dejo (y se queja de que yo soy mandona) y tras ese review retome el fic y... heme aquí.

No se apuren, ya tengo parte del siguiente capitulo y no me tardare mucho en publicarlo... no pierdan las esperanza. Gracias por su paciencia, bye!!

PD.- Hasta ahora no tengo fics shonen-ai (o yaoi) de RK, sin embargo si algún día escribo uno no será bajo el seudónimo de Anira, sino de Oushidoshi. Esto es por si a alguna lectora le gusta este género y tenga curiosidad.