Haitoku
Capítulo 9:
El Asesino del Uno.
Dos Mentes Rotas.
No comprendo a las personas... jamás las he comprendido, después de todo siempre las he estado observando desde el exterior. Desde joven he aprendido a alejar a las personas de mi, o al menos a mantener mi distancia. No fue difícil... la gente nunca a querido tener algo que ver conmigo, aunque hace mucho dejo de dolerme este hecho. Aun tengo compañeros y algunos conocidos... pero eso también es una debilidad. Su sola presencia aun me es insoportable. El señor Shishio dice que soy como el fuego.... 'El fuego muerde, el fuego quema, él es un ser rebelde a quien no le gusta ser juzgado, y destruye... y mata'. Yo quiero... yo quiero estar con alguien como yo.... ¡odio a todos! ¡odio a todos! ¡odio a todos! ¡odio a todos!
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Apenas y entraron a la cabaña y se acomodaron, Kenshin se volvió hacia todos.
- Tendremos que ir al norte. – informo Kenshin suavemente.
- ¿Al norte? – repitieron Misao y Sanosuke.
- ¿Qué tan al norte? – pregunto mas prácticamente Aoshi.
- Tras el Valle.
La quijada de Sanosuke cayó.
- ¡Estas loco! ¡Ese es territorio de los Nashi!
- Eso lo se. Iremos a la Casa Principal de los Nashi – hablo calmadamente el pelirrojo.
Mientras los demás lo miraban alarmados, Aoshi simplemente apretó fuertemente los labios.
- ¿Qué asuntos trataremos con ellos?
- El Clan Nashi resguarda a una conocida mía – contesto Kenshin – Es un oráculo que es devota a Shimagara no Hebi... como sabrás la infamación que nos presentara será muy valiosa.
- Si es que puedes convencerla. – agrego Aoshi.
- Al menos debo intentar. Saito no nos ayudará por nada y ya ha dejado muy en claro lo que desea. Debemos ir – pronto miro fijamente al antiguo Onniwabanshuu – A menos de que ya no desean ayudarnos. Sería comprensible... – murmuro, mirando de soslayo a Misao.
- ¡Claro que los ayudaremos! – salto de inmediato la chica - ¡Eso ni se pregunta!
- Después de lo que vieron hoy... – comenzó Kenshin, pero la chica lo corto.
- ¡Tonto, eso no importa! – lo interrumpió ella – Además, yo tampoco soy humana.
- A mi me da igual, solo tratas de ayudar a Jou-chan – lo tranquilizo por su parte Sano. A su lado, Yahiko asintió.
- ¿De que hablan? – murmuro Kaoru, quien de verdad lucía confundida.
- De que Kenshin es un vampiro – replico sin tacto Sano. Yahiko solo rodó los ojos.
- Oh – Kaoru parpadeo. - ¿No lo sabían? – pregunto con curiosidad.
Un silencio sepulcral envolvió la cabaña. Sin embargo no duro mucho y todos, incluso el pelirrojo, la voltearon a ver con los ojos muy abiertos.
- ¿Eso es un 'no'? – musito insegura la muchacha al ver como la miraban.
- ¡¿Que?! – exclamo Yahiko - ¿Lo sabías? ¿Sabías que Kenshin era el Battousai?
Kaoru se encogió de hombros, luciendo algo apenada
- Bueno, no realmente. Solo sabía que era un vampiro – explico ante la atónita mirada de su hermano y Sanosuke.
- ¡¿Acaso tu ya lo sabías?! – le exigió saber Sanosuke, viéndola con intensidad
- ¡Eep!
- ¿Desde cuando? – pregunto Kenshin.
- Pues desde que te conozco. – respondió Kaoru, aun no comprendiendo cual era la conmoción - ¿Ya lo olvidaste? – cuestiono la muchacha y el pelirrojo la vio sin comprender. Kaoru suspiro. – Cuando me ayudaste con los Uracks te transformaste a vampiro. ¿De verdad ya no lo recuerdas?
- Pero tú estabas inconsciente... – recordó con confusión Kenshin.
- No, antes de desmayarme vi como tus ojos cambiaban de color a dorados. Y las únicas criaturas con forma humana y ojos dorados son vampiros. – explico razonablemente Kaoru.
- ¿Y porque no nos dijiste nada? – reclamo Sanosuke con el ceño fruncido.
- Creí que ya lo sabían – hablo confundida – Tú y mi hermano siempre me han dicho que las cinturas sobrenaturales se pueden sentir entre ustedes. Yo pensé que ya sabían que no era humano.
Sanosuke meneo la cabeza al igual que Misao
- No sentí nada distinto en Kenshin, de hecho ahora que sus ojos son violetas de nuevo, siento como si fuese humano.
- Si, pero la ilusión terminara pronto. – susurro Kenshin
- ¿Que?
- No soy completamente vampiro. – dijo el pelirrojo – Pero tampoco soy un sangre sucia, pese a que se me llama así – el joven suspiro – Es difícil de explicar
- La espada de Himura no es ordinaria – se decidió a hablar Aoshi – Le ayuda a sobrevivir sin sangre humana y a caminar bajo el Sol.
- Me preguntaba sobre eso... – penso en voz alta Sanosuke
Kenshin desenfundo su espada y la mostró a todos
- Esta espada es un legado pasado de generación en generación. Yo la obtuve hace apenas ochenta y cuatro años.
- ¡Vaya que estas viejo! – rió Misao escandalosamente - ¿Cuántos años tienes?
El aludido se encogió de hombros.
- Mi vida como vampiro es de mil años.
Todos abrieron mucho los ojos.
- ¿Viejo? ¡Decrepito! - exclamo Yahiko
- Kenshin, ¿pensabas que no te íbamos a rechazar?
- No es algo tan sencillo o facil de aceptar, Misao-dono.
- Kenshin – le sonrió Kaoru – Soy una persona que no trata a las personas por lo que son, sino por quienes son. Y tú has demostrado ser un muchacho muy afable. – frunció el ceño – Bueno, quizás no un 'muchacho', pero...
Kenshin rió suavemente.
- Comprendo... y agradezco tan lista aceptación, lo digo sinceramente.
- No hay nada que agradecer – aseguro Misao, todos asintiendo con ella.
Kenshin solo sonrió.
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- Pobres plantas – susurro el muchacho, delineando con un dedo los contornos de uno de los árboles – Condenadas solo por estar en donde están... – caminando lentamente entre el bosque observo atentamente a los animales que huían de él. – Pobres animales... – volvió a susurran – Condenados a perder su hogar.... – agachando la cabeza, el cabello le oscureció el rostro por unos instantes. – Sin embargo.... – levantando rápidamente la cabeza continuó hablando - Sin embargo esta es una orden del señor Shishio. El señor Saito ha fallado... ahora este bosque debe sufrir las consecuencias. – dijo con una gran sonrisa y en un tono alegre.
"Del pacifico verde transfórmate al rojo infernal"
En menos de un minuto esa parte del bosque se encontraba hirviendo en llamas.
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Misao había estado muy tranquila bebiendo té con Aoshi, cuando repentinamente lo sintió. Los árboles...
::Fuego. Calor. Dolor. Muerte. Muerte. Muerte::
- ¡No!
Misao se levanto inmediatamente de su asiento y salió de la casa con igual rapidez. Al salir sus ojos se abrieron enormemente. Su presentimiento había sido acertado...
- Misao que... – Aoshi salió justo detrás de ella y quedo mudo ante la escena.
El fuego parecía venir de todas direcciones y los árboles crujían alrededor de ambos. Dentro de meros minutos el bosque entero quedaría reducido a nada mas que cenizas. ¿Cómo no lo habían sentido antes? ¿Cómo Aoshi no sintió el traspaso a sus barreras?
"No debieron de haber usado magia" razonó Aoshi "Yo lo hubiera sentido de inmediato. ¿Lo hicieron convencionalmente?" observando el escenario ante él, Aoshi negó con la cabeza "No... no puede haber alguien tan veloz. ¿Habrán sido muchas personas? ¡Pero igual y los hubiera sentido si fuesen muchos!" dejando las especulaciones para después, Aoshi sacudió la cabeza.
Quizás la casa de Aoshi y Misao se encontraba en un pequeño claro en medio del bosque, pero eso no significaba que podrían mantenerse a salvo por mucho tiempo del imparable fuego.
"Y justo hoy..." pensó amargamente Aoshi, recordando como todos habían salido a diferentes partes del bosque, con la excepción de Misao y él mismo.
Sacudiendo nuevamente la cabeza, Aoshi fue a tratar de huir con Misao... aunque sabía que la chica se negaría...
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Aun con una sonrisa en el rostro Soujiro tiro la antorcha entre el ultimo montón de pasto seco que había dejado. Con una gran velocidad el fuego se extendió hacia los árboles, la relativa paz del lugar reemplazada por el furioso fuego y pronto otra sección más del bosque se incendiaba. Soujiro observo esto atentamente, sus ojos reflejando las llamas. Parecía llover fuego cuando las hojas caían en llamas con rapidez, consumiéndose antes de tocar el suelo. Hojas de fuego... el fuego estaba en todos lados: paredes de fuego, árboles quemándose a gran velocidad, las hojas... la vida extinguiéndose en un mero parpadeo.
"Debo irme, no puedo quedarme demasiado tiempo a menos de que quiera incendiarme como este bosque" con ese pensamiento Soujiro se dio a la fuga con rapidez.
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Aoshi mordió su labio inferior con angustia, algo bastante extraño en él. Misao se negaba a tratar de huir y estaba gastando todas sus energías tratando de apagar el incendio del bosque con los pocos hechizos que sabía.
"Misao... perdóname" se disculpo con pesar Aoshi. Sabía que lo que estaba a punto de hacer era muy egoísta... pero Misao lo era todo para él.
Cerrando los ojos en concentración Aoshi comenzó a reunir toda su energía en su mano derecha. Cuando considero lo reunido suficiente, abrió los ojos.
- Elemento que proteges a tu ciervo, ven a mi ayuda ahora: ¡Rei Chikara! – exclamo de pronto, levantando su brazo derecho y dirigiendo la energía acumulada hacia su protegida.
Misao apenas volteo a verle con sorpresa antes de desaparecer. Con un suspiro Aoshi cayó sobre sus rodillas.
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El paisaje era casi hermoso... todo no parecía mas que una estrella brillando intensamente, gases a su alrededor, la luz demostrando su vida. Misao sabía que no era así. La vida se estaba extinguiendo.
Por un largo tiempo ella solo estuvo ahí, observando el paisaje mudamente. el viento moviendo salvajemente sus cabello. Misao veía sin poder creerlo como a la lejanía el bosque.... su bosque se incendiaba.
"¡No!" reacciono por fin ella, pensando con desesperación "¡¡Me encuentro fuera del bosque!!" por fin la realización la golpeo y Misao no pudo hacer mas que maldecir.
- ¡Estúpido! – grito Misao, llena de frustración, quitándose rápidamente su saco y extendiendo sus alas - ¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Señor Aoshi es un estúpido!
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Tumbado en el suelo luego de usar un hechizo ajeno a él, Aoshi respiro agitadamente por unos segundos, pero pronto olvido su cansancio: el fuego lo estaba alcanzando. Poniéndose lo mas rápidamente posible de pie, se alejo y trato de buscar a los demás.
"Esta a salvo" sonrió imperceptiblemente, sin dejar de moverse "Misao esta a salvo...."
Nada mas era importante para él. Ni siquiera su propia vida.
- ¿Shinomori? – escucho de pronto y volteo hacia el sonido para encontrarse con Sano.
- Aquí – contesto, dirigiéndose lentamente hacia él.
- ¡Shinomori! – grito por fin Sanosuke, corriendo hacia él. - ¡Por la Dama Blanca! ¡¡Te ves fatal!!
"No estamos precisamente en una fiesta" respondió mentalmente Aoshi, pero no dijo nada. El pánico debía estar afectando a Sano si hacia un comentario tan obvio. Pero Sanosuke pareció adivinar sus pensamientos de todos modos y frunció el ceño.
- No me veas así, pero es que te ves muy pálido, ven, ¡tenemos que darnos prisa y largarnos de aquí! – exclamo - Creo que Yahiko iba a estar por allá. – señalo Sanosuke, caminando en busca de su pequeño amigo.
Y efectivamente, al acercarse al área pudieron distinguir al pequeño, tosiendo fuertemente. Sus ropas estaban sucias por el humo, aunque fuera de eso no parecía herido.
- ¡Hey, mocoso!
Yahiko levanto la vista y al verlos su rostro mostró un gran alivio.
- ¡Sano! ¿Sabes en donde esta mi hermana? – pregunto ansiosamente Yahiko al no ver a Kaoru con ellos
- No, pero no te preocupes por ella – contesto Sanosuke, tratando de calmar al niño – Esta con Kenshin y él la mantendrá a salvo. – le dijo con seguridad – Y tu estas bien, ¿puedes andar?
El niño asintió rápidamente, sus ojos muy abiertos.
Ya para ese punto Aoshi estaba batallando bastante para seguir caminando. Solo ponía un pie frente al otro y trataba de evitar lo más que podía a los árboles. Sentía que estaba por desmayarse y todo a su alrededor parecía dar vueltas. Estaba demasiado débil... ¿o sería el calor?
De pronto Aoshi cayó de rodillas.
- ¡Che! – maldijo Sano al verlo. Arrodillándose lo tomo por los hombros y lo sacudió levemente - ¡Pareces muerto, hombre! ¿Qué demonios te paso?
- Un hechizo de medianoche muy fuerte – musito débilmente Aoshi. – No puedo dormir.
Sin entender una palabra de lo que decía el joven (y dudando que estuviera en sus cinco sentidos) Sano negó con la cabeza y deslizo uno de los brazos de Aoshi en su cuello.
- Esto es lo más que te puedo ayudar Shinomori. ¡Has un esfuerzo, ya que si Misao sabe que moriste, el siguiente muerto soy yo!
Aoshi apenas y cabeceo, sin mirar siquiera a Sanosuke, preocupando aun más al muchacho.
"¿Pero que le habrá pasado?" se angustió Sano. Al menos sabía que Kaoru no se encontraba en ningún problema, después de todo estaba con Kenshin y él la protegería. No por nada el chico era un vampiro. Y Misao también debía de estar a salvo o Aoshi no estaría tan tranquilo. Débil o no, el hombre era demasiado sobreprotector.
"Tengo que sacar a este par de aquí, ¡y rápido!"
- - -
El ruido de las llamas era espantoso. Parecía el rugir de un demonio y cuando los árboles caían parecía como si un trueno resonará por el cielo, haciendo a la tierra temblar por su furia.
Un árbol más caía frente a ellos, esta vez casi cayéndoles encima. Para Kaoru pareciera que estaban bailando –no, no bailando, danzando– alrededor de los árboles y ramas caídas. El como Kenshin lograba detenerse justo antes de que eso sucediera era un misterio para ella, pero lo que mas le angustiaba era el hecho de que Yahiko estaba solo. Cierto, Sanosuke también lo estaba y no es que no se preocupará por su amigo, pero tenia la seguridad de que él sabría cuidarse. También Aoshi y Misao eran más que capaces de cuidarse y salvarse...
Pero Yahiko...
El bosque había comenzado a caerse literalmente alrededor de ellos apenas y se habían percatado del fuego y ella realmente estaba muriéndose de la preocupación por su pequeño hermano.
Cuando por fin salieron del bosque no solo sus ropas estaban impregnadas con humo o su cuerpo estaba empapado con sudor, sino que su corazón gritaba fuertemente que volviera a entrar ahí y no saliera hasta regresar con Yahiko.
- Quédese aquí Kaoru-dono, - pese a que Kenshin era quien prácticamente la había arrastrado/cargado todo el camino, ni siquiera una gota de sudor cubría su frente - yo regresaré lo más pronto posible. Iré a buscar a los demás y...
- ¡No! – lo interrumpió Kaoru – Si tu regresas a ese infierno, yo también. Y aunque no lo hicieras yo tengo que buscar a mi hermano.
Negando con la cabeza, Kenshin estaba por hablar cuando fue interrumpido nuevamente.
- ¡Vaya, vaya! En vez de tener pleitos de pareja vengan a ayudar, ¿no? – oyeron a una voz decir con alegría.
Kaoru volteo y parpadeando muchas veces pudo distinguir a Sanosuke medio cargando a Aoshi y al lado de ambos se encontraba Yahiko.
- ¡Yahiko! – sonrió Kaoru, algunas lagrimas de alivió asomándose ya.
- ¡Hermana! – corrió hacia ella el chico.
Kaoru se dejo caer de rodillas y lo abrazo fuertemente.
- ¡No me des estos sustos hermano!
- ¿En donde esta Misao-dono? – pregunto Kenshin, ayudándole a Sano con el casi inconsciente Aoshi.
- La transporte... lejos del bosque – murmuró Aoshi
Sorprendido, Kenshin observo detenidamente al joven, comprendiendo súbitamente el estado en el que se encontraba y pidiendo silenciosamente una explicación.
- Ella... no dejaría a su bosque voluntariamente... era capaz de morir aquí mismo si era nece... – antes de terminar de explicarse, Aoshi por fin cayo inconsciente.
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Ya se encontraba bastante lejos del bosque. Desde esa distancia el incendio no parecía mas que una pequeña llamarada, una llamarada que se mecía de un lado a otro... brillando con fuerza.
"Hermoso. Realmente hermoso" pensó con una ligera sonrisa.
Un ligero ruido llamo su atención a su izquierda. Suspirando ligeramente se dirigió hacia allá con rapidez.
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- ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! – repitiendo esa palabra una y otra vez y dejándose caer pesadamente sobre sus rodillas, Misao no noto cuando Soujiro llego.
Sorprendido ante la presencia de la chica, pero aun sonriendo, Soujiro noto que no había nadie más alrededor. Apenas iba a acercársele cuando la jovencita estrello su puño contra el suelo.
- ¡Maldición! ¡¿Por qué el señor Aoshi tuvo que hacer eso?! ¡¿Por qué demonios me alejo de mi hogar?!
"Ah... esta es la jovencita... Misao Makimachi si recuerdo correctamente."
Observándola con atención se dio cuenta de cómo –y seguramente en contra de la chica– un semblante muy parecido al odio marcaba el rostro de Misao.
"Esto es interesante... muy interesante"
Sonriendo ligeramente, se retiro del lugar como si jamás hubiera estado ah
Notas de la Autora:
Shimagara no Hebi.- Serpiente Rayada
Rei Chikara.- Fuerza del Alma
