Disclaimer; los personajes no son míos, como sabréis pertenecen a J.K Rowling y demás socios comerciales. Además no consigo ningún beneficio económico con ello, lo hago simplemente por diversión.
Advertencias; como en los demás capítulos debo decir que el fic es slash (relaciones homosexuales) si el tema no te agrada, por favor no continúes.
Cursivas; pensamientos, encantamientos o voces.
Capítulo sexto: Cartas, kappa y lluvia.
Escuchaba el reloj de pared. El sonido rítmico del péndulo tenía la habilidad de hacer que se relajara. También podía oír como la suave brisa, que se había levantado, giraba las hojas del libro, el cual estaba abierto sobre el escritorio, al lado de la ventana entreabierta.
El suave viento era más fresco esta madrugada, se notaba que el otoño ya había llegado. Hacía más frío, pero a él no le importaba, estaba en la cama y lo único que tenía que hacer era acurrucarse un poco más al lado del cuerpo que le abrazaba con ternura y amor. Se movió un poco acercándose a su amante, intentando no despertarle, ya que su acompañante nocturno tenía un sueño muy ligero. Pero falló en su intento.
Sintió a la persona a su lado despertar, notó como el cuerpo se tensaba y buscaba la varita bajo la almohada con un suave movimiento. Después se cercioraba con la mirada donde estaba y si se encontraba en un lugar seguro, ya que los tiempos eran muy peligrosos. Al comprobar donde se encontraba y con quien, dejaba de sujetar la varita, y seguía los mismos movimientos desde hacía dos años, como siempre lo abrazó más fuerte, atrayéndole hacía él, para después besar suavemente el cuello del licántropo.
- ¿Tienes frío mi amor?- susurrándole al oído.
- Sí- acurrucándose más hacia su amante.
- ¿Y qué puedo hacer yo para que entres en calor?- decía las palabras al mismo tiempo que una de sus manos fuertes recorría el cuerpo desnudo del licántropo.
- Tal vez dormir con el pijama.
- No, Moony. Ya sabes que me gusta sentir tu piel contra la mía - mordía le lóbulo de la oreja del joven friolero, provocando que éste gimiese - A mí se me ocurren otras ideas más interesantes y eficaces.
- ¿Y esas ideas tienen que ver con lo que hemos estado haciendo antes?- dijo Remus no pudiendo evitar sonreír al recordar la actividad sexual que habían tenido hacía escasas horas. Siempre que hacían el amor era como si fuera la primera y última vez, comenzaban de forma suave e incluso inocente, para los pocos momentos se volvían apasionados y desesperados, esa es la forma como le ama su pareja.
- Sí, me parece que sí, es una forma muy buena de entrar en calor.
El más joven se volteó para ver los ojos de su persona amada. Sus miradas se encontraron, dorado y gris.
- ¿Te he dicho que te quiero?- dijo el de ojos grises con gran seriedad.
- Sí, aunque nunca me cansaré de oírtelo decir Sirius- Remus acercó sus labios a los del rebelde chico, los besó con suavidad. Sirius sonríe, para luego besarle con pasión en la boca mientras que sus manos recorren la espalda y cadera - ¡Hey! A ti no te es suficiente con hacerlo dos veces al día cuando estamos juntos.
- Bueno, sí me basta en ocasiones. Pero mi querido Remus lo hicimos dos veces ayer, hoy no hemos hecho el amor todavía y no sé me ocurre una mejor forma de empezar el día. Además me marcho mañana y sólo el tiempo sabe cuando podré volverte a tener de esta manera, desnudo, amoroso y friolero- besa el cuello de su Moony con devoción, al mismo que las manos grandes recorren la figura sin ningún pudor. - No puedo permitir que cojas un resfriado- se inclinó nuevamente para besarlo, mientras Remus recorría la espalda del animago con sus manos de pianista.
- Deberías descansar y recuperar energías- dijo el joven de pelo castaño con expresión bromista.
- Ya he descansado suficiente. Soy un hombre acción.
- Sirius, ¿sabes que eres incorregible?- dijo el licántropo a su amante a medida que éste descendía por su cuello con pequeños mordiscos, consiguiendo nuevamente que gimiera.
Un ruido distante hizo que Remus mirara hacia su derecha. Había sentido algo como el ulular de una lechuza pero no había nada.
- ¡OH, Sirius!- el animago estaba acariciando sus pezones con la lengua.
Otra vez escuchó un ruido, pero más fuerte. Miró nuevamente a la derecha pero esta vez se concentró, pronto tuvo la sensación de que algo no encajaba. Cerró los ojos. Para luego abrirlos desmesuradamente. Despertando.
- ¡Es un sueño!¡Un maldito recuerdo!- gritó incorporándose inmediatamente de la cama, ahora oía claramente el ulular de la lechuza común que estaba a su lado- Todavía sueño con él, después de doce años sigo soñando contigo Sirius. Tengo que olvidarte. Eres un asesino. Alguien que me traicionó en dos ocasiones. Aunque a veces yo creó que aún... - no podía decirlo en voz alta, no después de todo lo que pasó- ¡No es posible!¡Es un traidor!
Una vez que se tranquilizó, volvió a fijar la vista en el ave nocturna que se había acercado posándose en el brazo que el joven profesor le ofrecía. Al posarse sintió las garras del ave a través de pijama, aunque no le dolió.
- Hola Calígula, supongo que estarás sediento y hambriento. Ese hermano mío no te habrá dado de comer.
La lechuza voló hacia el escritorio, colocándose al lado del recipiente que contenía agua. Remus se levantó de la cama, dirigiéndose al sillón de la ante sala en su maletín tenía unas galletas para Calígula. A veces, se preguntaba por qué su hermano tenía la manía de poner a las pobres aves nombres de emperadores romanos muggles que no estaban en su sano juicio. Todavía recordaba a Nerón, de su época de estudiante. Claro que su hermano diría que son nombres de la familia. No sabía que era peor.
Cuando la lechuza hubo comido y bebido algo cogió la carta de su hermano mayor. Había tardado mucho en contestarle.
Querido inconsciente:
Siento no haberte contestado antes, pero tuve que recuperarme de la sorpresa de saber por mi hijo que estás en Hogwarts, entre otras cosas, aparte que aquí hay trabajo. Luego tu carta explicándome porque habías regresado. Aún así preferiría que no estuvieras allí. Lo único que puedo decirte es que te cuides, y que dentro de unos días iré a Hogsmeade.
Ya me he enterado que Garrick está por allí, salúdale de mi parte.
Cuídate mucho.
L.
P.D.: Tenemos que vernos.
Bueno esperaba algo peor. Se dio una rápida ducha, se vistió y escribió la respuesta a su hermano. La lechuza común emprendió el vuelo de inmediato de regreso al hogar de donde provenía. Todavía era pronto ni siquiera había amanecido, sería interesante subir al aula de astronomía para ver el amanecer. Algo que había hecho tantas veces con sus amigos del colegio, después de una noche de pura diversión.
Al llegar comprobó que todo seguía igual que en su época. Aunque ya no estaba la Profesora Stevenson, la amable bruja que siempre les contaba las historias de las estrellas, el significado que tenían, como reconocerlas y diferenciarlas. Se dirigió hacia una de las ventanas la que daba hacia el este. Pudo ver como el sol ya comenzaba a salir, pero él no había venido a ver la salida del astro rey, sino otra cosa.
- Aparece - dijo pasando su varita por el marco de la ventana. La madera lisa paso a tener hendiduras que fueron formando letras, palabras.
" El Sr. Padfoot, el Sr. Wormtail, el Sr. Prongs y el Sr. Moony siempre serán amigos"
Remus recorría con sus dedos cada mueca hecha hacía tanto tiempo. Fue en su cuarto año, en una de sus salidas nocturnas, hacía ya dos meses que él salía con Severus. James y Sirius le habían dado más motivos para no salir con él, que posibles jugadas legales e ilegales se pueden hacer en el quiddicht, bueno en realidad era James quien le daba los motivos, Sirius se limitaba a decir; -Por Merlín, es Snivellus, te ha lanzado un Imperius. Y Peter se limitaba a decir; -Prefiero no opinar en este tema. Pero tú estas seguro de lo que haces. Entonces una noche fueron a la clase de astronomía e inscribieron esas palabras, solamente ellos podían verlo.
- En qué momento dejamos de ser amigos, en qué momento cambiamos.
-Se llama madurar, el madurar hace cambiar a las personas en muchas ocasiones. Se adaptan a las nuevas circunstancias- no había notado que él también estaba allí.
- Buenos días Auror Especial Stonheart- se dirigió al recién llegado con un tono frío.
- Venga Remus no me digas que estás enfadado todavía. ¿Por esa tontería?- Garrick se acercó más al joven profesor.
- Yo no lo consideró ninguna tontería. No debiste permitir que los Dementores se acercaran tanto a los terrenos del colegio cuando hay alumnos en ellos.
- Sólo hago mi trabajo. Tengo sospechas de que el prófugo Black está aquí, en alguna parte de los terrenos de Hogwarts y Hogsmeade. Estará cerca del niño que sobrevivió y de su amante - la última palabra había sido un susurro.
Desde su llegada, Remus tenía la sensación de que Sirius estaba cerca. Además en su mente habían quedado grabadas las palabras del dementor. Un rastro de Black en Harry, claro que él había omitido ese detalle, no quería que supieran que entendía a los Dementores, como a otras criaturas. Ese era uno de sus secretos, sólo lo sabían "ellos".
- Aunque hagas tu trabajo, no tienes porque poner a los alumnos de esta institución en peligro ¿Qué hubiera pasado si llegan a estar entrenando?
- Nada. Por cierto ¿qué hacías cerca del campo de quiddicht?
- Ahora tengo que darte explicaciones de mis acciones.
- Por supuesto estoy al cargo de la seguridad de Hogwarts y de la captura de Black. Debo estar enterado de todos los movimientos que se hacen fuera del castillo. Cualquiera es sospechoso. Ahora responda Profesor Lupin.
-Comprobar como estaba el Sr. Potter y los demás miembros del equipo.
- De acuerdo.
- Algo más Sr. Stonheart.
- Sí, ¿quién te ha escrito?
- ¿Ahora vigilas las lechuzas?
- No sólo las que tú y Potter recibís ¿De quién era la carta? Y antes de que alegues que estoy vulnerando el derecho de la intimidad. Tengo una orden ministerial que me permite abrirlas por vosotros, pero me parece un poco exagerado, de momento - dijo con una sonrisa.
- Tranquilo no era Black, se lo hubiera comunicado a Dumbledore, de inmediato.- dijo recalcando el nombre del director, lo cual molestó a Garrick, éste demostró su disgusto mordiendo su labio inferior, algo típico - Mi hermano.
- ¿Tú hermano? ¿Cómo está la serpiente? Tuvo suerte el año pasado.
- Bien, ¿el año pasado ocurrió algo?- nadie le había informado de que su hermano mayor tuviera problemas, salvo los habituales.
- Veo que aún no te lo han contado. Yo me enteré por él mismo, tu hermano no cambiará nunca. Yo que tú hablaría con ese viejo y preguntaría por... Bueno, tú ya sabes - dicho esto se marchó no sin antes guiñarle un ojo y sonreírle - No te veré hasta la cena. Piensa en mí, como yo lo hago.
- No quiero ni imaginarme tus pensamientos.
- Muy activos- dijo mientras se reía de la expresión de los ojos dorados.
Remus le vio marcharse. Se volvió a mirar la inscripción, tuvo el impulso de borrar el nombre del traidor, pero hizo otra cosa ocultó el mensaje. La inscripción era cierta Prongs, Wormtail, Padfoot y Moony siempre fueron amigos.
Se dirigió hacía el Gran Salón, ya era hora de desayunar, pero no tenía hambre alguna. Al llegar se sentó en su sitio habitual, entre Garrick y Severus. Este último desde que se había enterado de lo acontecido con el Boggart y el Sr. Longbotton, parecía molesto con él. De alguna manera le hacía responsable de haberle humillado, nunca pretendió semejante cosa, de hecho él no era culpable de que fuera el miedo más terrible de un alumno.
- Buenos días Severus- Le dijo nada más que el profesor de pociones tomará asiento a su lado, el cual solamente frunció el ceño y murmuró palabras inteligibles.-Bueno podría ser peor, hoy no me ha mirado como si quisiera torturarme.
Desayuno con desgana, sólo tomó un poco de caf y unas tostadas. Miraba a todos los alumnos, los años pasaban pero algunas cosas no cambiaban. Las mesas seguían ocupadas por las mismas casa, el objetivo era mantener Slytherin y Gryffindord lo más alejado posible para evitar más confrontaciones Aunque en su opinión se evitaba una guerra de comida únicamente.
La casa de Salazar tenía una serie de características que se reflejaban en sus alumnos, incluso después de que la formación se terminase, se les reconocía. Estos se diferenciaban a los demás por dos cosas, primeros eran los más maquiavélicos "El fin justifica los medios", esa frase del escritor muggle lo resumía bastante bien. La segunda premisa "no se aceptan hijos de muggles", aunque eso no significara que no tuvieran relación con los hijos de no magos y los muggles mismos, sin ir más lejos Andrómeda Black, el actual profesor de pociones, entre otros.
Ser Slytherin no significaba ser obligatoriamente un mago oscuro y estar convencido de los ideales de lord Voldemort, aunque si que había cierta disposición.
Incluso antes de que éste hiciera las cosas tan horribles que aún cuesta de creer para muchos. Recordó a su profesora de pociones, más severa que Mcgonagall un poco arbitraria en sus decisiones, siempre favoreciendo a su casa, pero una de las que dijo que estaba en contra de las creencias de Lord Voldemort, intentando que sus alumnos no siguieran al nuevo señor tenebroso, claro que eso le costó la vida.
No todos los magos oscuros habían salido de la casa de las serpientes, también de las otras tres; Ravenclaw, Gryffindord y Hufflepuff, esta última casa sólo había dado un mago oscuro, justamente aquel que venció el actual director de la institución.
El profesor de Defensa contra las artes oscuras no se percataba que su compañero le miraba intensamente. Los ojos negros estudiaba todos los movimientos, quería saber si la persona, que aún quería, había cambiado o seguía siendo la misma. Podía notar el dolor y decepción detrás de la sonrisa, ya no sonreía como en su época de estudiante. Pero seguía brillando, seguía teniendo esa luz que vio el primer día que se encontraron en el vagón, el primer año que fue a Hogwarts, recordando como dos niños de su edad había entrado y se había sentado. Una niña pelirroja y un niño ce cabellos casi rubios.
- Buenos días Remus.
- Buenos Profesora Mcgonagall- volteó para sonreír a la dama.
- Por favor, ya no soy tu profesora y tu no eres mi alumno- dijo ella con una sonrisa.
- Perdóname hay hábitos difíciles de cambiar, Minerva.
- Hoy pondré en tablón de anuncios el primer fin de semana que los alumnos podrán ir a Homegsade. He tenido que discutirlo con el auror especial Stonheart tres días.
- ¿Cuándo será?
- El 31 de octubre.
- Halloween- la tristeza estaba impregnada en esas palabras, la subdirectora lo miró con pesar.
- Sigue siendo la fiesta más importante para el mundo mágico- dijo Snape metiéndose en la conversación.
- Tiene razón Profesor Snape, la vida sigue- para el profesor de defensa el desayuno ya había terminado. Se levanto al mismo tiempo que deseaba un buen día a sus compañeros de trabajo.
Se dirigió hacia su aula, llegaría temprano. De esta manera prepararía la clase, pues debido a la imposibilidad de un espécimen vivo, había requerido al director una pantalla de filmación.
Los primeros en llegar fueron alumnos de Gryffindord, pudo ver como Harry se sentaba delante. Pero notaba que el chico quería demostrar algo pero no comprendía el que.
Cuando lo miraba le parecía ver a James, aunque éste jamás se sentaría delante, a ser posible lo más alejado de la vista del profesor, junto a Sirius. Seguramente tramando alguna de sus bromas, normalmente algo que fastidiara a los Slytherin, o bien alguna táctica para el próximo partido, o bien como tener una cita con la pelirroja de sus sueños. Peter estaría un sitio más adelante escuchándoles más a ellos que a lo que se decía en clase, luego le pediría sus notas y apuntes. El sentarse delante debía ser la influencia de Lily, siempre aplicada y responsable, que ignoraba al gran James Potter. No podía evitar pensar en ellos cada rincón de Hogwarts estaba impregnado de un recuerdo, creía que los había olvidado pero más de un mes y medio de estar en el colegio le había hecho recordar en lo que no había querido pensar.
- Muy bien chicos, antes de empezar me gustaría comentar que vuestros trabajos ya están corregidos y me alegra saber que todo el mundo lo ha hecho estupendamente- dijo el profesor más popular sonriendo a todos sus alumnos una vez que todos estaban sentados y preparados para la clase.- Alguien puede decir me ¿qué es un kappa?
No había terminado de formular la pregunta, cuando Hermione Granger ya tenía la mano levantada. Espero unos segundos por si alguien más sabía la respuesta, para su sorpresa un alumno de Slytherin también había levantado el brazo.
- Sr. Zabini.
- Son demonios acuáticos, de origen nipón.
- Correcto 10 puntos para Slytherin. Bien, hoy vamos a estudiarlos - con un movimiento de varita la persianas de la clase se cerraron si hacer apenas ruido, al mismo tiempo que la filmadora. En la pantalla apreció una especie de mono con escamas verde mostraba unos diente- Aunque lo veáis pequeño e inofensivo. Es extremadamente peligroso ¿Alguien sabe cual es su alimento preferido?
Hermione y Zabini levantaron la mano al mismo tiempo. Esta vez el profesor se decanto por Gryffindord.
- Sangre humana- al decir esas palabras todos miraron fijamente aquella criatura en la pantalla.
- Correcto, diez punto para Gryffindord.
- ¿Es como un vampiro?- preguntó asustada Pavartil.
- No, para nada. Esta criatura no vendrá a chuparos la sangre a menos que estéis en su territorio. Normalmente suelen encontrarse en ríos o lagos poco profundos del archipiélago japonés. Aunque no es frecuente encontrarlos en otros lugares del mundo, pero no es improbable, en una ocasión vi uno en Alemania.
El profesor sacó de su maletín un pepino. Hubo una murmuración general.
- Profesor ¿no ha desayunado? - preguntó una chica de Slytherin.
- Si, café y tostadas. Pero esta simple verdura es un seguro para no ser atacados por ellos- el profesor no pudo evitar sonreír ante la expresión de asombro de todos.
- ¿Es un broma?- dijo Seamus Finnigam.
- No Sr. Finnigam. Si escriben su nombre en el pepino y lo arrojan donde hay un kappa pueden atravesar el río y el lago tranquilamente. Así que ya lo sabéis si vais a Japón, no os olvidéis de llevar ningún pepino por sí acaso.
- ¿Y qué ocurre cuando no tienes un pepino?- Remus miró al chico gryffindord fijamente un momento, para luego sonreírle.
- Muy buena pregunta Sr. Longbotton. Deben enfrentarse a él, pero no piensen que hay un hechizo para derrotarlo- con paso tranquilo se dirigió hacia donde estaba la pantalla- Por favor fijaos bien en su cabeza, tiene un hueco en la coronilla donde lleva agua. Este es su punto débil. Tenéis que hacer que agache la cabeza, de esta forma derramará el agua y se quedará sin fuerza.
- ¿Y cómo hacemos eso?- pregunto Ron. El chico adoraba esta clase era la más amena y todo el mundo se atrevía a participar sin miedo a equivocarse.
- Eso depende de su astucia. Lo normal es intentar que salude. Cualquier artimaña es válida. Todo esto que os he explicado lo podéis encontrar en los manuales. Alguna pregunta- pudo ver levantadas diez manos.
El resto de la clase consistió en responder dudas, soportar algún comentario malintencionado de Slytherin, encargar un nuevo trabajo para dentro de unos días, una comparación del Kappa con alguna criatura semejante.
Desde media mañana no había parado de llover, durante el almuerzo, el tiempo había empeorado más. Es normal era otoño y estaba en Escocia. Ahora tenía una hora libre, viendo la lluvia, se dejó llevar por el pasado.
FLASHBACK
Era la última vez que se prestaba "voluntario" para un trabajo, la verdad iba hacerlo porque se encontraba en la obligación. Pero de todas las posible tareas, cómo era posible que Mistral Velum, subdirector de Hogwarts y jefe de la casa de Hufflepuff, le hubiera encomendado esa. De acuerdo que la idea de ser tutor no le desagradaba, lo que no le gustaba era a quien le habían encomendado, un Slytherin de segundo que tenía problemas con Defensa, encantamientos y curiosamente era buenísimo en transfiguraciones, debía ser cosa de familia. Por qué no le hacía de tutor Severus, sobretodo cuando sólo faltaban dos meses para los exámenes.
- Remus- la voz chillona de Peter le sacó de su propios pensamientos, su amigo se dirigía hacía él corriendo, eso solo significaba una cosa "problemas"
- Hola Peter ¿dónde están los demás?¿Ocurre algo?
- Sirius ha recibió una carta de su madre a la hora de comer- hizo una pausa para respirar- Desde entonces no lo hemos visto, se ha saltado la clase de adivinación -Peter intentaba recuperar el aliento, no era muy bueno en deportes, para él una carrera era todo un logro- James y yo lo hemos buscado por todas partes.
- Tiene que estar en algún sitio, en la sala común, en el cuarto, en el Hall...
- Remus, lo hemos buscado allí. Es lo que hemos estado haciendo toda la tarde. Ya sabes como es. Si quiere que lo encontremos, se dejará ver.
En eso tenía razón Peter, cuando Sirius decidía que quería estar sólo, lo estaba, desaparece simplemente. Tenía el don de ocultarse. Encima cada vez llueve más y si le ha ocurrido algo. Sin pensarlo se dirigió hacia la entrada principal, falta menos de una hora para que esta se cierre. Eso no le preocupaba hay otros medios para entrar en el castillo y ellos los habián encontrado. Pero podía estar herido, o haber hecho alguna tontería como transformarse e ir al Bosque Prohibido. Cuando recibía noticias de su casa siempre hacía alguna tontería.
Al llegar vio a James con la profesora Hooch, para variar le esta regañando.
- Tendrá detención conmigo. Le quiero mañana a las ocho en mi despacho- es todo lo que alcanzó a oír a la nueva profesora de vuelo. James iba hacía ellos con expresión molesta.
- Hola Remus.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó Peter.
- He cogido la escoba y me he puesto a buscar a Sirius. Desde el aire se ve todo mejor, aunque con este tiempo ha sido una tontería. Antes de darme cuenta, tenía a la profesora de vuelo haciendo señas para que bajara, me ha dicho que era un inconsciente, un loco... Bueno lo que me dicen siempre- Peter y Remus asintieron con la cabeza - En resumen estoy castigado y yo que tenía la esperanza de que esta quincena no tuviera ninguna detención. ¿No habéis encontrado a Padfoot?
- Yo acabo de enterarme ¿Y si ha ido al bosque?- preguntó a James, preocupado.
- ¿Sólo? No creo, eso sería una tontería y... Tal vez sí. Estamos hablando de Sr. Peligro- le contesta James.
- A lo mejor ha ido a la Sala de Slytherin- dijo Peter mientras se calentaba las manos. La verdad es que en el Hall siempre hacía mucho frío.- Si ha recibido una carta de su madre, es posible que haya ido a hablar con Regulus.
- Bueno haremos una cosa, yo voy a la tierra de las serpientes, Peter vuelve a buscar en todos los sitios de antes y pregunta si alguien le ha visto. Y Remus...
- Voy a buscarlo a fuera- dijo interrumpiendo a James.- ¡Hasta luego!
Sin más fue hacia la imponente puerta principal del castillo. Se disponía a salir cuando se encontró con alguien que en esos momentos no quería toparse.
- Hola Remus- el alumno de sexto y prefecto de Ravenclaw le miraba de forma que el alumno del curso inferior se sentía incómodo.- ¿A dónde vas?¿Puedo acompañarte?
- No, gracias Garrick.
- Problemas con Snivellus- dijo con su sonrisa seductora y en un rápido movimiento cogiéndole de la mano fina, acercándosela a los labios.- ¿Cuándo vas a dejarle?
- ¡Suéltame! Ahora no tengo tiempo que perder contigo, tengo otras cosas que hacer.- dijo un poco molestó, al mismo tiempo que estiraba para soltarse de la fuerte mano que le había agarrado, al segundo intento lo consiguió.
- ¡Stonheart!- ambos muchachos se giraron a ver al recién llegado que entraba con un paraguas empapado en la mano, al igual que su túnica.- No estaría el prefecto de Ravenclaw molestando a un alumno de gryffindord ¿verdad?
- Frank, no pasaba nada.- Remus se sintió aliviado al ver al prefecto de Gryffindord, pero no podía detenerse a hablar.
- ¿Seguro?- Frank Longbotton no parecía muy convencido de la respuesta. Pues sabía que Stonheart tenía tendencia a acosar al más joven.
- Hola Longbotton. Preparado para perder ante mí la semana que viene- dijo con cierto desprecio al cazador de Gryffindord ante la interrupción.
- Creo que este año nos llevaremos la copa- dijo seguro Frank.
- Desde que estoy en el equipo, siempre hemos ganado. No creo que este año sea la excepción. Y supongo que no pensaréis que tenéis posibilidades con la Copa de la Casa. Irá a Slytherin o Ravenclaw.
El chico de ojos dorados debía buscar a su amigo desaparecido. Se dispuso a salir por la puerta que acaba de entrar Frank, cuando se detuvo ante el objeto que le extendían ante él.
- Si vas a salir, es mejor que te lleves esto. Algo te protegerá de la lluvia- Frank le estaba dando su paraguas- Procura volver antes de que cierren las puertas. No me gustaría quitarte puntos- le guiñó un ojo en complicidad.
Remus sonrió agradecido al prefecto de su casa por no preguntar. Sin pensárselo más, cogió la protección para la lluvia y abrió un poco la pesada puerta. Antes de que esta se cerrara pudo oír a Garrick.
- ¡Hasta la cena Remus!
El chico desplegó el paraguas, no quería acabar calado hasta los huesos. Empezó a mirar su alrededor, los días se acortaba cada vez más y la lluvia no ayudaba mucho, más bien empeoraba su visión. Quedaba menos de una hora para que todo fuera oscuridad.
Se dirigió hacia la casa del guardabosques. Pero allí no había nadie, ni siquiera Hagrid. Pero encontró un quinqué, tomándolo prestado continuo su búsqueda.
Pasaba el tiempo y no sabía donde más buscar. Tal vez James y Peter lo habían encontrado o él había decidido aparecer y estaba cenando tranquilamente, mientras él se paseaba por los terrenos del colegio, mojándose pues el paraguas no servía de mucho. Iba a regresar cuando vio un destello en el suelo. Se acercó y sus ojos se ensancharon ante el descubrimiento.
- ¡El espejo!- Remus no tenía duda de que ese era el que le había regalado por Navidad James, de esta manera seguían el contacto, ya que los padres de Sirius apenas le permitían que se escribiese con eso amigos tan poco dignos a la familia Black. Eso significaba que no estaba lejos.
No quería perder más tiempo buscándole, era hora de utilizar medios menos normales. Dejó el fanal a sus pies y del interior de la túnica saco su varita "Kaie". Sabía que su varita era especial y hacía cosas que otras no, como comunicarse con él, todavía no sabía muy bien como sucedía, pero entendía esa vara de madera de olivo. Tal vez podía hacer algo más.
- Cierra los ojos y concéntrate en lo que tienes que hacer. Encontrar a Sirius- se dijo a sí mismo.
Cerró lo ojos y pensó en Sirius, lo primero que le vino a su mente fue el sonido de su risa, luego la mirada gris y profunda. En su mente se formaba el rostro de su amigo, al mismo tiempo que le llegaban los momentos en que Sirius mostraba las principales características de su personalidad. Incluso pensó en su recién estrenada forma animal, aquel perro negro y lanudo que se le tiraba encima, dándole lamidas. Notó su varita vibrar, abrió los ojos y vio como esta señalaba a uno de los árboles situado al principio de los límites del Bosque Prohibido. Sin pensarlo dos veces cogió el quinqué y se dirigió hacia allí, con la esperanza de que estuviera el desaparecido. Pero se sentía agotado de pronto.
Entonces lo vio, la escasa luz que quedaba del día, más bien ya noche y le fanal le permitieron ver a su amigo sentado sobre las raíces del majestuoso pino.
- Sirus- llamó Remus feliz de encontrarle y corriendo hacía él.
El chico de cabellos negros levantó la cabeza, al oír su nombre una mirada fría y llena de odio se clavo en el recién llegado. Ante ello el chico de ojos dorados se detuvo, nadie le había jamás mirado así ni siquiera en el departamento de control de criaturas peligrosas del ministerio.
- ¿Quién? ¿Moony? - la mirada de odio desapareció enseguida al reconocer al chico más pequeño- Eres tú. Perdón. No quise mirarte así.- bajo la cabeza.
El chico que se había detenido se acercó nuevamente, al estar a su lado, dejó el fanal y cerró el paraguas, pues las enormes ramas del pino los cobijaban de la lluvia.
- Te hemos estado buscando.
Pero Sirius seguía con la cabeza gacha. El chico de cabello castaño claro decidió sentarse a su lado. Pasando unos minutos uno al lado del otro sin hablarse.
- Es casi la hora de cenar- dijo el de ojos grises interrumpiendo el silencio- Tienes que ir a comer pronto necesitarás fuerzas.
- Claro vamos a cenar- dijo animadamente, levantándose de un salto aunque cada vez se sentía más mareado.
- Yo prefiero quedarme- dijo Sirius alzando la cabeza para mirar a los ojos dorados que él veneraba.
- No pienso moverme de aquí sino es contigo- Remus volvió a sentarse, en realidad se había caído.
- No seas crío.
- Mira quien habla. Sólo me llevas siete meses y tú eres quien se comporta como tal- tenía que estarse un rato quieto de lo contrario todo comenzaría a dar demasiadas vueltas.
Nuevamente hay silencio. Ambos chicos miran el candil.
- Ella me ha escrito.
- ¿Y qué te dice tu madre?
- Soy la vergüenza de la familia.
- ¿Y qué más?
- ¡¿Te parece poco?!- dijo el chico de cabellos negros molestó.
- Sirius desde que te conozco, tu madre siempre te ha dicho que eras eso y a ti nunca te ha importado. Así que deduzco que hay algo más- Remus miro fijamente a los ojos de su amigo como buscando una confirmación y está fue afirmativa cuando vio una lágrima deslizándose por la mejilla. Antes de que el chico más pequeño pudiera hacer algo, Sirius se había abrazado a él llorando
- Padfoot- la voz de Remus sonaba preocupada. Abrazó al chico tan fuerte como podía- Tranquilo. Si tienes ganas de llorar hazlo, llora lo que quieras. Llorar no es malo.
- ¿Por qué me odia tanto?¿Por qué? ¡Es mi madre! - Sirius lloraba desconsoladamente en brazos de la persona que quería.
Remus sólo hacía que acariciarle el cabello y mantener el abrazó. Nunca le había visto llorar de esa manera, de hecho Sirius Black nunca lloraba salvo una ocasión. Cuando le escribieron para decirle que Andrómeda Black ya no era miembro de la familia, por haberse casado con alguien que no era de su categoría, a alguien que se suponía que debería odiar y despreciar. Le habían prohibido cualquier contacto "con esa que había deshonrado el nombre de los Black", así era como se refería la madre de Sirius a aquella que había sido la primera de la nueva generación. Pero el carácter rebelde y al mismo tiempo leal de Sirius le había llevado a seguir el contacto con su prima, y cuando leía cartas diciéndole que ella nunca había sido más feliz como ahora, además de tener una sobrinita preciosa. La alegría se reflejaba en esos ojos grisáceos.
- Sea lo que sea lo que te ha dicho tu madre, no le hagas caso. Seguro que no quiso. Da igual que diga la gente de ti. Tu eres leal, buen amigo, divertido, inteligente, justo... Pase lo que pase nosotros somos amigos tuyos. Si tu familia te falla James, Peter y yo no lo haremos.
El chico de pelo negro le miro fijamente, dejando de llorar. Gesto que aprovechó Remus para secarle besarle las mejillas mojadas.
- Sirius, no me gusta verte llorar.
- Remus sabes que te quiero.
- Claro yo también te quiero eres mi amigo.
- Sólo me quieres como un amigo.
- Sí, sólo de esta forma. Lo siento Padfoot. Pero yo... - los dedos de su amigo se posaron en sus labios impidiéndole hablar.
- No lo digas. No pronuncies su nombre, por favor- atrajo a Remus hacia él, haciendo que este se acomodara en su pecho, mientras que con el brazo abrazaba la espalada- Déjame tenerte así un rato, por favor.
El joven licántropo se dejó colocar y quedo inmóvil. Solo oía el ruido de la lluvia y el latir rápido del corazón del novato animago. Mientras sus ojos se cerraron, adormilándose. Con Sirius le pasaba lo mismo que con Severus cuando alguno de ellos le abrazaba se sentía seguro, se sentía protegido. Estuvieron así un buen rato hasta que el de cabellos claros estornudo.
- Será mejor regresar.
- ¿Te encuentras mejor Sirius?- su voz sonaba un poco adormilada.
- Ya está. Ya me he convencido que mi madre no me quiere, ni mi padre, ni nadie de mi familia. Pero no me importa, porque tengo amigos, que si me quieren y están dispuestos a entrar en un lugar peligroso por mí.- hizo una pausa para acariciarle los cabellos- Casi te duermes.
- Sí será mejor regresar. Tú también debes estar cansado. Esto es tuyo.- dijo Remus entregándole el espejo mágico. Sirius sonrió y se lo guardó en la túnica- Esta vez no querías que nadie te encontrara ¿verdad?
El otro chico se limitó a afirmar con un movimiento de cabeza.
- Tan terrible era.
- Mejor olvidarlo Moony.- al oír su apodo supuso que su amigo estaba mejor - Por cierto cómo me encontraste.
- Kaie me ayudó.
- Todavía no me creo que le hayas puesto un nombre celta a esa varita. Aunque apropiado- dijo Sirius riéndose.
El otro chico lo miró interrogante, él no sabía que ese era un nombre celta. Sus amigos lo habían considerado algo infantil, pero la verdad es que ese era el nombre que venía a la mente cada vez que pensaba en su varita. Sus amigos se habían enterado recientemente porque un día no la encontraba y en vez de preguntar por su varita, preguntaba por Kaie. No tuvo más remedió que decirle quien era, claro que no les dijo que se comunicaba con ella. Las carcajadas duraron tres días.
- ¿Qué significa?
- Pones nombres a las cosas y no conoces el significado- Sirius lo miró con aire divertido, nadie diría que hacía un rato había estado llorando. Había vuelto a ser el mismo.
- No, solo sé que me gusta.
- Es un nombre celta, es femenino y significa algo parecido a combate, lucha.
- Luchadora- murmuro casi para si mismo el joven de cabellos dorados.
- Es un nombre que te pega a ti también.
- Es un nombre de chica- dijo molesto el licántropo.
- Moony, tu eres un luchador nato. Tu combates cada día, tu situación es muy difícil, pero nunca te rindes ante nada ni nadie. Vaya como vayan las cosas, tu sigues adelante. No sabes como James y yo te admiramos. Creo que eres el más valiente de los cuatro.- El joven licántropo se sonrojó muchísimo, provocando las carcajadas de Sirius.- También eres inocente.
Ambos se dirigieron hacía el castillo, bajo el paraguas no se mojaron, de todas formas había amainado y ya no llovía como antes. Por suerte Sirius se había tenido la idea de llevarse consigo el mapa del mereador y pudieron entrar en Hogwarts por uno de los pasadizos secretos, pues la entrada ya se había cerrado. Aunque tardaron más tiempo pudiendo haber llamado simplemente y que el conserje les abriera. Pero eso hubiera supuesto un castigo seguro, Sirius ya había batido el récord de detenciones del año anterior y todavía quedaban dos meses de curso, en los cuales el de cabello negro haría méritos para ganarse alguna que otra.
Una hora más tarde llegaron a la sala común de Gryffindord, donde les esperaba un enfadado prefecto.
- ¿Dónde estabas Sirius? ¿No habrás tramado nada "gracioso"?
- Estaba con Remus, no he hecho nada.- contestó Sirius con expresión inocente.
- Gracias Frank- dijo Remus extendiéndole el paraguas- Tuviste problemas con Garrick.
- No, simplemente no lo soporto, siempre arrogante y altivo, parece un Slytherin. Tengo ganas de ver como se queda cuando ganemos la Copa este año. Y quiero dejar de ser prefecto es horrible. - se disponía a marcharse cuando- Si veis a James decirle que quiero hablar con él. Buenas noches chicos.
Definitivamente Frank Longbotton parecía estresado, el alumno de quinto no había estado muy ilusionado con el cargo de prefecto. La verdad es que era imposible controlar a los mereadores. Sus bromas eran famosas y siempre se hacían apuestas de que consistiría y cuantos puntos perderían.
Ambos muchachos, subieron a sus dormitorios, se encontraron con la puerta cerrada, extrañados llamaron.
- ¿Quién es?- tras la puerta escucharon la voz de Peter.
- Un perro y un lobo- contestó Remus irónico.
- ¡Chicos, por fin!- dijo una voz y algo abrió la puerta, estirándolos para adentro y cerrando la puerta inmediatamente.
- James ¿por qué llevas la capa de invisibilidad?- preguntó Sirius a la nada.
- Para que no le encuentre Frankie- contestó Peter.
Antes de que pudieran preguntar algo más, James Potter se abalanzó sobre Sirius.- Sabes lo preocupado que me has tenido, te he buscado por todos lados. Si tienes problemas con esa bruja, no te vayas, me los cuentas. Se te olvida que soy tu mejor amigo- decía James al mismo tiempo que lo zarandeaba, para luego abrazarlo.- Perro malo. Menos mal que tu dueño te ha encontrado- susurro James al oído de Sirius.
- Os hemos traído algo para cenar - dijo alegre Peter, mostrando dos platos de comida repletos.
Ambos recién llegados agradecieron el gesto de su bajito amigo, se pusieron a comer, estaban hambrientos. Entonces se fijaron que James tenía un ojo morado.
- Prongs, cómo te has hecho esto- preguntó Padfoot mirando fijamente el moretón que parecía volverse más oscuro por momento.
- Fui a buscarte en territorio enemigo. Para mi mala suerte me encontré con el prefecto de Slytherin, Lucius Malfoy. Paso lo que siempre pasa. Yo me defendí. - hizo una pausa robando una patata frita a Remus- Por cierto hemos perdido cuarenta puntos, porque arregle la distinguida nariz de Malfoy. ¡Frankie está de un humorde perros!
- No te preocupes por Frankie, seguro que mañana le resta importancia al asunto. Ya nos divertiremos luego con las serpientes, tengo una ideas que me gustaría poner en práctica.
- Por favor chicos, no podrías vengaros consiguiendo puntos en vez de perderlos- suplicaba Remus.
- ¡No!- dijeron al unísono el peligro público número uno de Hogwarts.
Todos rieron, menos Remus que para no variar pensaba en la consecuencias traerían una broma como esa. A veces le asustaba un poco de lo que eran capaces de hacer esos dos o lo que podía hacer Sirius, todavía sentía escalofríos al recordar esa mirada fría en su amigo de hacía unos momentos. Era la mirada de un asesino y no sería la última vez que la viera.
FIN DEL FLASHBACK
Parecía que ya no llovía tanto. Sin embargo oía con más cercanía los truenos. Por la noche habrá una buena tormenta.
Las clases se habían terminado. Pudo ver a varios alumnos delante del tablón de anuncios comunicándoles la primera salida al pueblo de Homesdeade. La alegría en sus rostros era evidente, podía oír a un alumno de sexto de Hufflepuff que este año habían retrasado mucho la salida.
Tenía que darle la razón al alumno en su época siempre era a principio de octubre, pero con el paso del tiempo y la guerra, fueron siendo más esporádicas y tardías. Recordaba que en séptimo sólo fueron cuatro veces de las doce que tuvo en su tercer año.
Minerva tenía razón hay que actuar como siempre no podían permitir que la amenaza del prófugo asustará más a los estudiantes. Además Harry no tenía el permiso para ir Hogsmeade, tendría que quedarse en Hogwarts obligatoriamente. Pudo verlo a los tres hablando animadamente. Por cierto que era eso de la rata de Ron. Les saludo con su habitual sonrisa.
Desde su conversación con Garrick esta mañana, no había dejado de pensar a que se refería a los problemas del año pasado, conocía a su hermano y si algo malo le pasaba a Dumbledore, él estaba detrás. Su hermano y él veían las cosas de diferente modo, eran completamente distintos, pero desgraciadamente había comprobado que la sangre creaba unos vínculos que no creía existentes. Siempre que pensaba en él le llamaba hermano, le costó mucho de esta manera pero era incapaz de llamarlo por su nombre. Había una diferencia de llamarlo de una u otra manera.
A su manera, aquel que compartía la misma sangre que él, le había protegido. Aunque para ello le había hecho sufrir. Pero eso era normal, nunca dijo porque dejo las clases de Adivinación y fue por una simple frase:
- Todos aquellos que tú ames, te harán sufrir de una u otra manera.
No volvió más a clase no quería escuchar semejante tontería, pero que ciertas fueron aquellas palabras. Toda aquella persona que le quería le había amaba le había he
Ahora tenía que preguntar a alguien que no le mentiría al respecto, no le engañaría sobre este tema. Se situó ante el fénix de piedra y murmuró la contraseña. Mientras la estatua ascendía sobre sí misma, parecía la escalera de caracol que le llevaría al despacho del director.
Antes de que se diera cuenta Fawkes venía hacia él, una luz le protegió del peligro inexistentes.
- Kaie, es Fawkes. No es él.- tomó su varita del bolsillo interior de la túnica - Finite.
El fénix revoloteaba a su alrededor, para dar seguridad a la majestuoso ave extendió su brazo para que esta se posara, lo que hizo enseguida.
- Hola Fawkes, el otro día no te vi - notaba la varita palpitar y enfriarse, desde luego no se fiaba de la criatura casi inmortal.
- Remus que te trae a verme- el anciano observaba la escena - Fawkes deja a Remus.
- No molesta Albus. Puedes estar tranquilo Kaie no le hará daño.
- Ella solo distingue que las plumas son similares a la de la varita de Riddle, después de todo te enfrentaste con él directamente más que nadie y en una ocasión casi te mata. Sigue siendo precavida y hace bien. ¿Alguna reacción con el chico?
- Un día que estaba cerca se enfrió, en la primera clase. El problema será cuando Harry use su varita. Hasta hora he evitado estar cerca cuando la emplea, aunque no le he dado oportunidad alguna de usar magia cerca de mí.
- Estas varitas aún selladas son poderosas. Es curioso volver a tener dos en Hogwarts, los magos que las poseen raramente se tiene uno, pero dos es casi imposible.
- Aunque usted no se fía del propietario de la otra- Fakwes se posó en el hombro de Albus.
- Jamás confiaré en él- se sentó en el otro sofá. - Pero supongo que me has venido a ver por otros motivos.
- La cámara de los secretos- sentándose en el cómodo sofá.- Quiero saberlo todo. Por favor no se deje ni siquiera los detalles sin importancia.
- Entiendo. Aunque creo que no te va gustar lo que te voy a contar.
Al terminar de escuchar los sucesos del año anterior, el incompetente Lockhart, la posesión de Ginny Weasley, el basilisco, el recuerdo de Tom Riddle, el diario destruido, la valentía de Harry.
- Pero, ¿cómo llego el diario a manos de la Srta. Weasley?¿Lo encontró en algún lugar?
-Me temo que no, alguien se lo dio.
- ¿Quién?
- Lucius Malfoy- los ojos del anciano miraron a los del joven- Sigue sirviendo al lord Voldemort, no estaba bajo ningún imperius.
- Ya sé... sé que no estaba bajo ninguna maldición. Siempre fue uno de los más allegados, como... como su padre. Pero nunca he pensado que quisiera provocar su retorno.
- Lo que le perderá a Lucius Malfoy es esa extremada confianza que tiene sobre sí mismo. La certeza de que todo irá como él quiera. Pero Tom Riddle es imprevisible y más poderoso que él- el anciano había hablado con mucha seriedad, estudiando el rostro del licántropo, pero no pudo ver nada. Ni rabia, ni preocupación, ni siquiera decepción.
- Disculpe, ahora vengo- se levantó y salió sin despedirse.
El anciano miró sobre la mesa de té, el joven profesor había dejado su varita allí, esta desprendía calor. Remus debía sentirse muy mal, las emociones siempre controladas, a punto de desbordase como una riada. Había dejado a Kaie para no canalizar su furia, el sello se rompería y tendría que preocuparse más por él que del prófugo. Más tarde se la devolvería, de momento no era bueno tocarla.
Salió del despacho tan rápido como pudo, no sabía donde iba, sólo quería aire, quería gritar. Empezó a correr. Subiendo escalones. Empujó una puerta. Sintió frió, su rostro mojado por la lluvia. El viento agitaba su túnica. El ruido de los truenos era lo único que oía en esta noche, sin estrellas, sin luna, iluminada por los relámpagos.
- ¿¿POR QUÉ?? - cayó de rodillas, golpeando el suelo de piedra con el puño- yo le creí cuando me dijo que no tenía nada que ver con los acontecimientos. Mentira. Es un mentiroso. ¿Por qué he vuelto?¿QUÉ ALGUIEN ME RESPONDA? Quien sea, por favor. No tenía que haber regresado, es mejor no saber.
Un ruido le hizo levantar la vista, en las sombras de la torre y la escasa visibilidad de la lluvia le pareció ver algo. Una figura humana.
- Remus. Perdóname por dudar de ti.- la voz le era tan familiar- Cuida de Harry y de ti también.
Aquella figura se trasformó en un animal, un animal con el que había paseado en las noches que su maldición se hacía evidente. Pero no podía ser, él estaba muerto.
- ¡PRONGS!- se dirigió hacia allí, pero antes de llegar el ciervo se había evaporado del lugar- ¡JAMES, JAMES!¡Por favor, vuelve! ¡Volved todos!¿Por qué me dejasteis? Lily, James, Peter, Frank, Alice, Profesor Velum... Sirius. Regresar-sonrió- ¿Me estoy volviendo loco? Ahora veo a mi amigo muerto.
- Y qué tiene eso de extraño. Siempre has visto aquello que los demás no pueden ver, ni oír.- Volvió la cabeza hacia la puerta que le había conducido al mirador. De pie y solemne le miraba la profesora de adivinación, aunque estaba seguro que en esos momentos era otra persona, como el otro día.
Incorporándose del suelo, fue hacia ella caminado seguro. Ella avanzó hacia él. A ninguno le importaba quedar calado hasta los huesos.
- Tienes que descubrir la verdad, terminar lo que se empez. Aquello que los dos empezasteis.
- ¿Cuál verdad?¿Terminar el que?- dijo agarrándola de los hombros. El lobo aullaba- ¡Maldita sea! A qué se refiere.
- Génesis.- la profesora de adivinación sacudió la cabeza- ¿Qué pasa? ¿Qué hago aquí?
- Tranquila Sibyll, estaba en trance- intentaba que su voz sonara calmada, aunque en realidad lo que quería era gritar hasta que no pudiera más.
- A Remus, si es algo muy normal. Debido a mis poderes me pasa con frecuencia.
-Será mejor entrar antes de que se refríe- dijo Remus intentando sonreír.- Está empapada y ya es hora de cenar.
Mientras bajaba las escaleras, meditaba con lo sucedido. James le había contestado había regresado para proteger aquel que sería lo más cercano a un hijo. Y la adivina para terminar algo que no comprendía a que se atañía. Génesis.
Y cuando vio al Director en la entrada al salón con su varita en mano, sintiendo como esta le suplicaba que no abandonara. No era el momento de ser cobarde, había regresado para enfrentarse a sus errores y a todo lo que había dejado atrás cuando se marchó de Inglaterra. Era el momento de luchar.
Notas de la autora y agradecimientos; perdón, perdón, perdón por tardarme tanto, ahora las actualizaciones no serán frecuentes, serán cuando se podrá, pero para aquellas personas que la historia les agrade no se preocupen de que no la termine, pienso continuarla hasta el final. Intentaré no tardar tanto como esta vez. Aún no he llegado a ningún acuerdo con las musas, siguen las negociaciones.
Por cierto lo de los Kappas no me lo he inventado, lo he leído en una página Web "El diccionario del mago", me reí mucho con lo del pepino.
El flashback es del cuarto año de los mereadores. Frank Longbotton va a quinto, mientras que Malfoy y Stonheart ya están en sexto.
- Katie-Soul-Sieth: Hola, ¿cómo va todo? Muchas gracias por tus aclaraciones de los capítulos y el rating. Te agradezco tus comentarios. Garrick no es un licántropo, los ojos grises son muy comunes en este fic, pero aparecerá más adelante o se hará menciones a él, me refiero al que convirtió al licántropo. Sí, Severus y Remus fueron algo más que amigos, pero el Slytherin le dejó.
- Tomoe KR Lupin: Hola ¿cómo estás?. No te puedo contestar a todas tus preguntas porque sería adelantar acontecimientos. Remus no es un supermago, simplemente ejerce demasiado control en sí mismo, limitando su poder a parte hay otras "cosillas importantes". Lo que sabe Draco está a punto de descubrirse por el lector, si ya no lo ha hecho. Así que también te gusta los otros fics, me alegro, como ves agosto fue de "Desterrados". Espero que este capítulo te haya gustado. Por cierto ¿has escrito algo?
Espero que hayan pasado un buen rato y si les ha gustado me alegro.
