Kokoro:

La Fuerza del Corazón

V

El Pecado

14 Marzo 1998

- Son las 5:15 PM.-

- Gracias.-

Alix forzó una sonrisa de agradecimiento para el chico que le había dado la hora. Linda tenía 15 minutos de retraso. Marcia ya le había dicho que no podría ir al cine con ellas, Linda las había invitado. Ella no era de llegar tarde, aun así quince minutos tarde no era mucho. Pero Alix estaba preocupada, Linda era estrictamente puntual. Tenía miedo, algo dentro de ella le decía que había pasado algo muy malo. Un presentimiento.

No, ella no creía en esas tonterías. Además sus presentimientos siempre eran causa de su excesiva imaginación y de sus nervios. Siguió esperando y nadie apareció, ya habían transcurrido cerca de 30 minutos. Seguramente Linda no llegaría.

Alix se levanto de la banca donde esperaba y se dirigió a la salida del centro comercial. Estaba en la parada del microbús, se iba a casa, el camión se detuvo pero ella no aborda. No pudó hacerlo, algo le decía que pasaba algo realmente malo...

No supo como había llegado pero ahora estaba ahí, parada afuera de la casa de Linda, esperando a que le abrieran. En cuanto llegó le dijeron que Linda había sufrido un accidente y estaba descansando en su habitación. Alix subió a verla.

- ¿Qué te ocurrió?.-

- Sabía que vendría- Le dijo con una extraña sonrisa en los labios la chica pelirroja.- Fue una pesa, "accidentalmente" se me cayo en la espalda.-

- ¿Qué te dijo el medico?.- Dijo la morena preocupada.

- Que tendrán que hacerme algunos estudios para saber si podré caminar de nuevo.-

Linda estaba muy extraña, demasiado tranquila con los acontecimientos, como si no le importara y algo agresiva con ella. La morena no sabía como reaccionar. Se quedó callada.

- ¿Qué ocurre?, ¿No vas a decir alguna estupidez como: "No te preocupes, todo va a estar bien"?.-

- Linda, ¿De verdad fue un accidente?.-

- Claro... que no...- Dijo la chica con una extraña sonrisa en sus labios.

Los ojos de Alix se llenaron de lagrima, y miró a su amiga de forma suplicante.

- ¿Por qué lastimaste a Linda?, Lin, no tenías ningún derecho de hacer eso.-

- Así que por fin has despertado. ¿Qué más te da lo que le pase a esta chica?.- Le dijo la pelirroja, mientras la veía con odio y lastima.

- ¿Qué demonios fue lo que te hicieron?, tu no eras así. –Las lagrimas corrían libremente pro sus mejillas.

- ¿Y tu me lo preguntas? ¿Qué de verdad, no recuerdas nada?. ¡¡¡ERES UNA IDIOTA!!!!.-

Alix apenas si logro esquivar, el vaso de cristal que Linda le arrojo. La pelirroja estaba fuera de si.

- ¡¡¡¡¿A qué te refieres?!!!!.- La morena estalló en llanto, se veía frágil, indefensa...

- Tonta... ilusa... aun te crees una niña indefensa, pero ahora no te puedes engañar ni a ti misma, recuerda...

Recuerda nuestro pasado...

Nuestro pecado...

Y mientras el mar se derrama de los ojos de Alix, su espíritu viaja ha otra dimensión, a un mundo muy lejano...

Flashback

En las afueras de un hermoso castillo, rodeado por un gran bosque encantado, un grupo de guerrero se presentaba...

- ¡Yo soy Lucy!.- La pelirroja de trenza, utilizaba su familiar cordialidad.

- Yo me llamo Marina.- Se presento sin mucha ceremonia Marina.

- Y mi nombre es Anais.- La chica se presento educadamente, pero a la vez pasaba revista a los recién llegados, todos eran... hermosos...

- Yo soy Paris.-

- Mi nombre es Ascot, y él es Latis.-

- Mucho gusto, Mi nombre es Leo, la pelirroja a mi lado es Lin, la chica de ojos verdes es Acais, el chico a su lado es Aarón, la chica rubia es Mana y el hombre junto a ella es Mabel. Estamos aquí para ayudarlos.-

- Vamos, Guru Clef los espera.- Dijo secamente Latis, como de costumbre desconfiaba de los recién llegados.

- Acais, ¿Quiénes son ustedes en realidad? Ustedes no son quienes dicen ser.-

- ¿Por qué dice eso Anais?.- Sonrió la guardiana dulcemente.

- Por la forma en la que caminas, pareces flotar, aveces creo que hablas con las plantas y los animales(cosa que he visto hacer a Lucy también, pero no de la misma manera) y hay una especie de aura alrededor de ti, como una especie de luz blanca.-

- ¿Quieres que te cuente un secreto? Tu tampoco eres quien dices ser. Solo las criaturas especiales y puras de corazón pueden ver el aura que tu dices que me rodea. Eres una persona excepcional Anais y muy inteligente, así que te darás cuenta tarde o temprano de quienes somos.-

Un joven de cabellos verdes llegó corriendo hasta el río, en el cual la guardiana y la guerrera refrescaban sus piernas.

- ¡Anais! Te he buscado por todas partes.-

- Aquí he estado toda la mañana.- Le contesto la rubia

- Eres muy mala. Me privas de tu compañía.-

- Si, soy muy mala.- Le dijo pícaramente la rubia.

- Entonces tendrá que castigarte por ser una niña tan mala.- Amenazo el príncipe de Céfiro.

- Así, que pienmnmmn...-

La guerreras no pudo terminar su frase por que Paris le sello los labios con un apasionado beso, al principio ella hizo ademan de soltarse pero acabo entregándose a la caricia. Acais los observaba contenta, esos dos jóvenes eran una pareja hermosa.

Una sombra salió de entre los arboles y se acerco a la guardiana sin que esta se percatara, le susurro al oído...

- Les envidias, quisieras que Aarón fuera más cariñoso...-

Sin pensarlo la guardiana inconscientemente repitió las palabras de la sombra y esta comenzó a entra en ella por sus ojos...

- Si... si tan solo Aarón fuera un poco como el príncipe Paris...-

Anais y Paris que seguían besándose, de pronto cayeron al lago mojando a Acais, la sombra había desaparecido y ella entró en el río para jugar con ambos chicos.

- ¿Qué te pasa "ojos"? has estado un poco distante estos días.-

- No lo se Leo, me siento como si algo me oprimiera el corazón. Me siento triste... hay algo que no puedo... ¡Estoy muy confundida!- Los dulces y penetrantes ojos de Acais se fijaron en las pupilas rojas de Leo, para luego inundarse con lagrima.

El no pudo hacer nada más que abrazarla y acariciar su largo cabello negro. Un humo oscuro salió del cuerpo de la joven y entro al cuerpo del chico que la abrazaba. La separo un poco de si, la tomo por la barbilla y le dio un delicado beso muy cerca de la boca.

Cuando lo hizo, sus ojos brillaron de una manera extraña, ya que pudo descubrir a Lin al final del pasillo con la cara pasmada, desde su punto de vista ese había sido un beso de enamorados...

El cielo de Céfiro se tornaba de un negro impenetrable a un rojo color sangre, el planeta sufría por las guerras y batallas que se sucedía una a otra. El temor, el odio y el miedo se iban apoderando de cada alma y corazón de los cefiriano, los guardianes perdían la batalla...

- ¡Mabel! ¿Dónde estabas?. ¡Casi matan a Leo en batalla! ¡Algo muy raro esta pasando!, ¡Todos se están volviendo locos!.-

- No te preocupes, todo esta bien y va a la perfección.- Le contesto el rubio con una sonrisa diabólica.

- ¿Qué estas ciego?, ¡Todos están muriendo!.-

- Ven - La acerca a él y la abraza por la cintura.- Te prometo que todo terminara pronto, y este planeta será... nuestro...-

- ¡¡¡¡¡NUESTRO!!!!.- Mana lo arrojo lejos, y se fue corriendo, la ambición había acabado con el hombre que alguna vez había amado...

Anais entro en la habitación del rey de Céfiro, estaba preocupada. Había sido herido la ultima vez que atacaron el castillo y ella no podía curarlo, necesitaba guardar sus fuerzas para las batallas, no sabían cuanto podrían resistir...

- ¡PARIS!.-

La charola callo de sus manos derramando el agua con la que curaría las heridas y esparciendo los lienzos por los suelos. La Guerrera salió corriendo, no había lagrimas en sus ojos, el dolor que sentía era tan grande que las lagrimas no alcanzarían para expresar su dolor...

En la cama, junto al hombre que amaba, yacía otra mujer recostada sobre su pecho, una mujer que consideraba una amiga: Acais...

Paris despertó con el ruido que hizo al caer la charola.

- ¿Qué pasa Anais?.- Le dijo a la mujer que se abrazaba a él.

- No es nada amor... vuelve a dormir...-

Y Paris cerro los ojos confiado en que a su lado dormía la única mujer que había amado en su vida, su querida Anais...

El castillo iba cayendo pedazo a pedazo, había pocos lugares que se mantenían en pie. Los enemigos, los mismos cefirianos que alguna vez habían amado ese planeta, ahora corrompidos por el odio había hecho caer las murallas del que había sido un hermoso palacio...

Los muertos se contaban por miles...

El holocausto había llegado al mundo donde solo bastaba creer...

Una a una se extinguieron las luces de aquellos guerreros que amaban ese mundo...

La primera en caer, la guerrera mágica del viento, por su propia mano...

El siguiente Guru Clef, ofrendo su alma y poder para crear una barrera lo suficiente fuerte para que la voluntad de los cefirianos no pudiera derribarla...

Después todo fue rápido, Latis defendió hasta el ultimo suspiro el castillo, y como si su alma hubiera sido la misma, Lucy murió en batalla casi al mismo tiempo...

Ascot tuvo la suerte de morir como él lo hubiera deseado: defendiendo a la mujer que amaba, que solo le sobrevivió unos días más...

En cuanto a Paris, seguía vivo más por obligación que por su propio deseo, ya se hubiera atravesado con su propia espada de no ser por que Presea le recordaba que aun había gente que contaba con él...

Ya no se podía saber quien era enemigo o amigo...

Mabel y Lin, guardianes enviados a defender Céfiro, ahora se encontraban tratando de destruirlo...

Acais no podía usar sus poderes y de alguna manera, su aura había desaparecido al igual que su belleza, sin embargo Leo permanecía cuidando de ella día y noche sin importarle nada más, por el podía caerse el castillo completo y el permanecería ahí...

Y Mana, lloraba por los rincones cuando no estaba en batalla, todo lo que ella conocía y en lo que creía se había derrumbando ante sus ojos...

Por fin estaba pasando, el castillo había caído...

Lin corría por los pasillos degollando a quien se encontraba a su paso, al entrar a una habitación se encontró con Leo, su amigo, su hermano, su pareja...

La otra mitad de su alma...

Él se levantó dignamente y tomo su espada, la única cosa que le importaba en ese momento era proteger a la chica que dormía en la cama...

Los ojos de fuego llamearon dentro de sus pupilas, el filo de la espada centelló, segundos después la cabeza, de Leo dejaba un rastro de sangre en el suelo...

Una sola lagrima rodó por la mejilla de la pelirroja, luego contemplo a Acais y la furia volvió a sus ojos...

Ella no dormía...

Contemplaba con tristeza a la que alguna vez fuera su amiga, su hermana, la que cuidaba de ella y a quien ahora no podía reconocer...

Acais sabía que no podría defenderse, no pensaba hacerlo, solo cerro los ojos y espero la muerte...

Cuando el filo de la espada estaba por rozar su cuello, Mana llegó para detenerla con su propia espada, sus ojos azules centellaban por la furia, pero más haya por la tristeza y las lagrimas que resbalaban de sus ojos...

-¡Si hay alguien que debe morir es ella, nos traiciono! ¡Cómo puedes defenderla! ¡Es el demonio mismo!.-

- ¡Si lo es! ¡Y yo y tu, también! ¿Acaso lo has olvidado? Es parte de nosotros, ¡¡¡Lo has olvidado!!! La mitad de un ángel, y la mitad de un demonio. ¡¡¡¡¡¡ESO ES LO QUE SOMOS!!!!!!.-

- ¡¡¡NO ES VERDAD!!! Yo soy una elegida, este mundo esta corrompido al igual que los seres que lo habitan. ¡Mi deber es limpiarlo para que vuelva a ser una morada de paz! ¡¡¡¡Pero antes debe ser purificado y los pecadores muertos!!!!!!.-

Lin dio una nueva estocada para librarse de Mana, logro pasarla y estaba de nuevo frente a Acais, esta débilmente se incorporo y se paro frente a ella.

- Tienes razón Lin, merezco pagar mi pecado, acaba conmigo, pero salva este mundo, este fue un lugar que realmente llegamos a amar.-

Las palabras de Acais lograron conmover la parte de compasión que aun vivía dentro de Lin. Entonces recordó, que ella misma había matado a la persona que amaba y su espíritu se partió en pedazos...

Un dolor intenso le atravesó un costado, volteo para encontrar el rostro demoniaco de Mabel, sosteniendo la empuñadura de la espada que la había atravesado...

El cuerpo ensangrentado de Mana descansaba cerca de la puerta...

- No te ablandes Lin, nosotros no somos como ellas, no me obligues a terminar contigo como lo hice con Aaron, tu eres más lista.-

- ¡Fuiste tu!, tu mataste a Aaron!.-

- Me estorbaba, así que lo quite del camino.-

- ¡Me engañaste!.-

- No, yo te lo dije, el asesino es uno de nosotros.-

- No, no, no,no, NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.-

Una energía increíblemente dorada surgió del cuerpo de Lin, poco a poco se fue expandiendo hasta cubrir la habitación...

Envolvió a Mabel y la luz lo desapareció...

Mana y Acais vieron la luz acercarse, sabían que pronto terminaría todo, Lin iba a consumir su ser para "purificar" Céfiro, iba a sellar el planeta...

Su fin estaba cerca y la misma oración salió de su boca antes de que la luz las absorbiera...

- Perdónanos Señor, te fallamos... Por favor, salva este mundo por tu infinita bondad...-

La luz que Lin desprendiera fue invadiendo, poco a poco todo el planeta, cuando la luz dejo de brillar, ya no existía Céfiro...

La morena salió corriendo de la habitación de Linda...

Todos los recuerdo vinieron a la mente de Alix, al igual que todo el peso de la culpa y el arrepentimiento, algo estaba roto dentro de ella...

Notas de la Autora:

Un capitulo más de esta cosa rara que se dice historia --¡

¿De verdad hay alguien que todavía lea esto? Si es así, se acerca el final ;), nos vemos en el próximo capitulo.

Cualquier comentario a esta

Su amiga

Anais