Capítulo 1: Las estupideces de Dudley


Era una noche cálida de verano. Había un chico acostado en el césped del jardín de un lugar llamado Privet Drive contemplando el cielo estrellado. Este chico era Harry Potter un mago de 15 años, casi 16, que vivía con sus odiosos tíos. Harry tenía el cabello rebelde de color negro azabache, ojos verde esmeralda , gafas redondas, pequeño y delgado. Tenía una cicatriz en la frente en forma de rayo, cosa que lo hacía especial ya que fue resultado de un ataque del mago más poderoso y temible, Voldemort. Harry sobrevivió ese ataque que ningún mago pudo aguantar antes, ni siquiera sus padres, y se convirtió en el niño que vivió. Harry vivía con sus primos y podía oír los ronquidos de su presumido primo Dudley allá abajo. Si era que se le podían llamar ronquidos, más bien parecía un cerdo, y si contamos su apariencia regordeta, más todavía.

Harry pensaba en como se había librado de los Dursley los últimos veranos, eso gracias a las personas más cercanas a él. Esperaba que este año fuera igual. Pero eso era cuestión de esperar. Cerró los ojos y de repente sintió un golpe en la cabeza. ¡PUM! Era Pig, la lechuza de Ron. Traía una carta amarrada a la pata y para ser una carta era algo pesada. La carta leía así:

Querido Harry:

Espero que te encuentres bien, bueno, aunque estés con tus tíos. Te
escribo para decirte que tal vez nos vemos más pronto de lo previsto
ya que por alguna razón mamá quiere que vengas y le pidió permiso a
Dumbledore para traerte aquí el resto del verano. Hermione también
viene pero un poco más tarde en el verano. Dentro del sobre te mando
un enchufe de los que mi padre colecciona. Si te preguntas para lo que
es, pues es un traslador. Funcionará el viernes a las 12:30 del
mediodía. Te estaré esperando. SI los dursley no te dan permiso, como
sea úsalo. Si surge alguna complicación no dudes en escribirme.
Un abrazo
Ron

Harry cogió el enchufe y la carta y se los llevó a su habitación. Allí estaba Pig con Hedwig, le dio algo para comer a Pig y dejó a Hedwig salir un rato a cazar. Escribió en un pergamino a Ron lo siguiente:

Ron

Mañana se lo mencionaré a los Dursley y aunque no me dejen trataré de hacer lo posible para llegar. No les mencionaré nada de cómo me iré porque les aterrorizará la idea. Nos vemos pronto.
Harry

Harry ató la carta a la pata de Pig y esta se fue volando por la ventana. Harry decidió que era tiempo de acostarse a dormir así que se puso la pijama y se acostó en la cama.

Al otro día cuando bajó los Dursley estaban desayunando y Harry decidió comentarles lo del viernes (o sea, el próximo día).

- Tío Vernon, - dijo harry. - Mañana me iré a casa de un amigo del Colegio.

- ¿No son los mismos que se atascaron en la chimenea e hicieron que la lengua de Dudley creciera, verdad?

-ehhh... pues si - Contestó Harry -¿No van a venir aquí verdad? -preguntó tío Vernon

- No me han dicho todavía como van a venir a buscarme- mintió Harry -Creo que no me vienen a buscarme - continuó harry

- ¿No te tenemos que llevar, verdad muchacho? Porque si es así, te tendrás que quedarte aquí -Probablemente use un tipo de transporte de mi mundo. - contesto harry

A tío Vernon no le agradó mucho la idea, pero no dijo nada. Con el simple hecho de que Harry no iba a quedarse el resto del verano en su casa... una boca menos que alimentar.

Ese día preparó su baúl con todas sus cosas para el otro día y se entretuvo brillando el palo de la Saeta de fuego y cortándole las ramitas con su Equipo de mantenimiento para escobas voladoras que Hermione le había regalado en tercer curso para su cumpleaños. Luego de dejar su Saeta de Fuego impecable la guardó en su baúl y se quedó en su habitación todo el día, impaciente porque fuera ya el otro día.

Al otro día se levantó temprano y bajó a desayunar. Todos excepto Dudley estaban ya abajo. Tío Vernon lo miró con cara de enojo y le dijo: -Más vale que no hagas ninguna locura porque si no, no te aceptaremos el verano que viene. -Sí tío Vernon-contestó Harry

Dudley bajó las escaleras como un salvaje haciendo mucho ruido y empezó a gritarle a su madre. - ¡EL ESTUPIDO PAJARO DE HARRY ME MORDIO EL DEDO!

-¡QUEEE! - contesto Tío vernon

- Por dios, mira tu dedo, esta sangrando -Dijo Petunia Tío Vernon soltó el diario, que como siempre lo leía en la mesa mientras desayunaba, y miró a Harry y le dijo:

-No quiero ese pájaro aquí, sabía que iba a traer problemas desde que llegó a esta casa.

-Pero tío vernon, ¿que hacía Dudley en mi recámara?, debió haber estado molestando a Hedwig para que lo mordiera - contestó harry muerto de la risa por el espectáculo que Dudley estaba montando por una simple mordida. "Seguro que lo hizo a propósito para q no me dejaran ir" pensó Harry.

-No me importa lo que haya hecho Dudley, lo que me importa es lo que hizo el maldito pájaro ese.

Tía Petunia subió al baño a buscar cosas en el botiquín para limpiar a Dudley que hizo un espectáculo cuando le untaban el alcohol. Harry tenía un dolor en las costillas por estar aguantándose la risa. Pero no pudo aguantarse más y salió corriendo a su recámara. Allí miró a Hedwig y la "felicit" por lo que había hecho. Luego se duchó y decidió salir al jardín para no escuchar las quejas de Dudley y a su madre consolándolo. Dio un paseo y se sentó bajo la sombra de un árbol.

Después de un tiempo subió a su cuarto y se dio cuenta de que eran casi las 12:30 y decidió bajar su baúl y la jaula de Hedwig. Cuando llegó al recibidor vió la cara de enfadado de Dudley y para molestar a Harry lo empujó. Comenzó a halar el enchufe y Harry intentó lo más que pudo de aguantarlo con una mano y con otra aguantar su baúl.-Suéltalo - dijo Harry

-No - contesto Dusley

-¡Que lo sueltes! -repitió Harry

-¿Tan importante es para ti un estúpido enchufe? - Dijo Dudley

-Te advierto, ¡SUELTALO!

De momento Harry sintió que sus pies se elevaron de la tierra, comenzó a ver muchos colores y a sentir ráfagas de viento. Se dio cuenta que Dudley estaba con él, y sintió tierra firme. Luego escucho un gemido. El baúl de Harry había caído justo en la misma panza de Dudley y este se quedaba sin aire. Harry le quitó el baúl de encima y se preguntó que iba a hacer. Se imaginó la cara que debieron haber puesto los Dursley cuando ellos dos desaparecieron del recibidor y sonrío.

Esa sonrisa no le duró mucho, mil ideas pasaban por la cabeza de Harry. En tremendo problema se había metido. Un muggle viajando por traslador... Luego escucho una voz conocida.

- Ya está aquí- dijo Ginny.

Harry estaba en el patio de los Weasly en la Madriguera y lo más lamentable, con el estúpido de Dudley al lado.

Ginny y Ron salieron para el patio y cuando vieron a Dudley se quedaron estupefactos. Harry puso cara de "No pude hacer nada" se paró del suelo.

-Hola Ron - dijo Harry

- Hola harry, ¿y esta ballena? - dijo ron mirando a dudley cond desprecio

- ¿No ves? Es Dudley- dijo Harry tratando de no reírse

Mientras tanto Dudley estaba aún en el suelo adolorido por el pesado baúl de Harry que le había caído encima, pero no perdió el tiempo en mirar a Ginny la cual se sonrojó,

-Ven Dudley, vamos a ver que haremos- dijo Harry Dudley gru

-Parece que le gustaste a Dudley- Le susurró Harry a Ginny, que se sonrojó al oír esto

Harry, Ron, Ginny y Duddley entraron por la puerta de la cocina donde se encontraban Fred y George sentados en la mesa discutiendo sobre varitas de pega.

- Hola Ha...- Dijo Fred que quedó boquiabierto.

-Harry ¿piensas matarnos? ¿Que haces trayendo trolls a nuestra casa? - dijo George. Todos reían menos Dudley que no entendía nada y tenía cara de enfado. Dudley se abalanzó contra Harry y lo cogió por la ropa, pero antes de que pudiera hacer algo los gemelos Weasley sacaron sus varitas y apuntaron a Dudley. Dudley soltó a Harry y miró asustado a los gemelos quienes morían de la risa.
Harry les explicó a todos lo que sucedió en la casa de sus tíos y sobre como habían llegado hasta allá. Dudley no podía creer que estaba con esa "gentuza" y se le podía notar miedo en sus ojos.

La Sra. Weasley entró a la cocina y saludó a Harry

-Hola cariño, ¿Cómo estas?

-Pues...- dijo harry señalando a Dudley

- ¿y este? ¿Por qué lo has traído? - dijo La Sra. Weasley

Con rapidez Harry le contó lo que sucedió a la Sra. Weasley -¡Ay... pobrecito, mira tu cara! -dijo la Sra. Weasley - ¿quieres un té? Dudley no contestó.

Luego de un rato que bebieron té y comieron pasteles de la Sra. Weasley. Harry notó que Fred estaba riendo y estaba secreteando con George. Luego que se fue la Sra. Weasley Fred y George le ofrecieron a Dudley una galleta. Dudley, que no había comido nada, no contestó.

- Anda vamos Dudley, como si fueras a convertirte en sapo- Dijo Fred -Nosotros no te queremos hacer daño ¿verdad Ginny? -Dijo George

-ehhh....- dijo ginny mientras Fred la miraba con cara de "Dí que no, o sino..."

- Pues no. Fred y George son buenos, no le harían daño a nadie. -

Como Ginny dijo eso Dudley aceptó y se la comió de una mordida para que Ginny se diera cuenta de que no tenía miedo. De momento a Dudley le empezaron a crecer plumas de todos lados y comenzó a gritar como un demente y le comenzaron a salir lágrimas por los ojos.

-¡AHHH, AYUDENME, QUE ES ESTO! - gritó Dudley Mientras todos reían la Sra. Weasley entró y vio lo que sucedía.

-¿Qué es esto? UYY!! FRED GEORGE, LES HE DICHO QUE NO JUEGEN CON SUS "INVENTOS" DENTRO DE LA CASA

-Lo sentimos mamá, no lo volveremos a hacer- Mintieron los dos

-TENGO QUE HABLAR SERIAMENTE CON USTEDES DOS-

Luego de unas horas llegó el Sr. Weasley cansado por todo el trabajo del día. Ya la Sra. Weasley le había explicado lo sucedido con Dudley por medio de una lechuza. El Sr. Weasley llegó dispuesto a resolver el problema.

-Ya le he mandado una lechuza a los tíos de Harry explicándoles que les devolveremos a su hijo lo más pronto posible. -dijo el señor Weasley a todos

- Pero, ¿Cómo regresará? - pregunto ron

- Llamaré a un taxi muggle para que lo lleve a la estación deliren, yo iré con él, y ahí sus padres lo estarán esperando para llevarlo a casa.

Luego la Señora Weasley llamó:

- La comida está lista- Todos se dirigieron a la cocina para buscar su comida. Harry comía desesperadamente. Le encantaba la deliciosa comida de la Sra. Weasley, y ahí podía comer cuanto quisiera, no como en casa de los Dursley, que Dudley arrasaba con todo. Dudley casi no comió por lo del "incidente" de la galleta canario de los gemelos. Luego Arthur y Dudley partieron, pero como no se podía aguantar más el hambre Dudley cogió un mantel y echó un montón de comida para llevársela.