Este fic tiene cierta significancía para mí, dado que lo escribí para expresar ciertos pensamientos de mi proceder, sobre todo se que será causa de mi ahorcamiento.
Parto diciendo ciertos agradecimientos, hacía personas imprescindibles para mí, como lo son mis hermanas Yashi e Iyari, ambas personas muy valiosas en mi vida. Así también a mi Okaa Kala, la cual es un ejemplo a seguir, a mi Prima Aiosami, a la cual quiero muchísimo y es una gran persona para mí, a mi hermanita Kim, y así también a mis hermanos familia y amigos del foro de Inuyasha, como lo son Egon, Zeth, Yamid y Kain ( aunque quizás nunca lean esto… pero quería decir lo que pienso y siento ) y la gente que me ha apoyado con mis fics y aguantado a este intento de autora ( muchas gracias…aunque más de alguno me querrá matar XD).
Dedicado de principio a fin a Yashi, Iyari, Kala y Aiosami… Las quiero muchísimo. Gracias por regalarme tan preciado obsequio, como es su amistad.
Autora- SAYO ( Alex)
Pensamientos entre comillas
"VERDADES TRAS NUESTRO PRESENTE"
Capitulo IFecha de Inicio Capítulo I- 5 de Marzo de 2004
»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»(KAGOME) »-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»-»
Observe lentamente el vestido de radiante color blanquecino, parecía brillar ante los rayos que asomaban por mi ventana, era una cálida mañana de verano, y el sol de madrugada ya hacía presencia en mi habitación, aquel día víctima de los nervios había terminado por ponerme en pie antes de que si quiera el más mínimo rayo solar tocase la tierra fértil. Me había por lo tanto, tomado gran calma en cada detalle, el vestido me parecía lo más bello de todo, sus encajes, su forma, su talle y caída, todo elegido con extremo cuidado en tal y única ocasión.
Me senté con el mayor de los cuidados frente al tocador, observe mi rostro reflejado en el espejo, se denotaba ansiedad en mis facciones, parecía niña pequeña ansiosa frente a sus regalos de navidad, tome entre mis manos el peine y cepille mis cabellos, solté algunos que había dejado preparados para que se ondearán, formando hermosos bucles sobre cada uno de mis hombros, me observe nuevamente en el espejo, aquella allí ya no era la niña, aquella allí pronto se transformaría en mujer, mas, ¿Cuántas cosas había vivido hasta ese entonces?¿Cuántas cosas hasta llegar a aquel punto?, una mirada melancólica se apropio de mi, aún cuando había logrado superar en cierto grado todo lo sucedido, no podía dejar de sentir esa desazón ante el recuerdo, después de todo, mucho tiempo creí y soñé ilusamente con que ese día, sería compartido con el, mas no se trataba más que de una torpe utopía mía y ahora ya no había más vueltas que darle.
Abrí lentamente el cajón de la mesita central, de allí saque algunos maquillajes, mis ojos se clavaron en un suave brillo labial que alguna vez había visto usar a mi madre, ya puesto sobre mis labios sentí la sensación de verla allí junto a mí, dándome las recomendaciones y luciendo tan templada y dulce como siempre, con esa calma con la que desde mis días de infancia había logrado disipar todos mis temores y penas, lamentablemente hacía ya más de un año que no había podido estar para ayudarme y la había necesitado tanto.
Por una última vez me observe en el espejo, mientras me ponía de pie, trate de borrar ese gesto melancólico de mi semblante, cambiarlo por la más amplia de mis sonrisas, mas algo capto mi atención, mi muñeca, en ella aún estaba ese último recuerdo que había atesorado desde que se me brindo... aquella pulsera que alguna vez me regalaste.
-Inuyasha-
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-¿Y por qué eso?- preguntó sorprendida ante el gesto, sosteniendo en su mano la pequeña pulsera que minutos antes le hubiese entregado Inuyasha.
-Solo por que- titubeo el hanyou- solo por que sí- respondió con arrogancia para así sacarse cualquier sentimentalismo de encima.
Kagome sonrió ampliamente, jamás se hubiese esperado un tan lindo gesto por parte de Inuyasha, sobre todo conociéndole y sabiendo que en arrogancia y orgullo no había nadie quien le ganase.
-Muchísimas gracias – murmuro la joven acercándose a él y dándole un breve beso en la mejilla- Es muy hermosa- murmuro ya frente a él, luciendo una radiante sonrisa- ¿Me ayudas a ponérmela?- pregunto estirando su brazo. Inuyasha le veía embobado, aquella sonrisa tan dulce, aquel gesto de agradecimiento que podría mover montañas, y era tan solo para él-"pero que idioteces dices"- se critico a si mismo, disipando aquel sentimiento de cariño muy semejante al amor que trataba de colarse en su corazón.
-¿Qué no puedes ponértela tu?- comento con agresividad, mas al ver la mirada cabizbaja de la chica optó por aprovechar y no desperdiciar el grato instante- Dame acá- Espetó quitándole la pulserita y poniéndole en la muñeca de la chica, con extremada delicadeza, evitando así dañar a la joven que ciertamente le ponía nervioso con aquella mirada tierna y esa sonrisa pura.
-Ya esta- musitó al terminar, volviendo la mirada a la joven y sin poder evitar corresponder a la suave y hermosa sonrisa que allí, Kagome le brindaba- Ahora mejor volvamos con el resto- se apresuro en decir, antes que sus sentidos le delatasen o de alguna manera su razón fallase.
-Inuyasha-
El hanyou obvio el llamado y continuo caminando
-INUYASHA- dijo en un grito. El hanyou se volvió a verla, sabía que ese tono de voz no correspondía a uno amistoso
-¡GRACIAS!- exclamó, lanzándose en brazos del hanyou quien de improviso tuvo que recibirla, mas sin poder evitar sentir un gran agrado, su dulce aroma ahora estaba tan cercano a él y debía aprovechar de aquellos minutos de calma, más ahora que sentía tan cercana la presencia de ese híbrido.
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"y pensar que aquel día se formaron tantas ilusiones en m"- se dijo a sí misma, al tiempo que una solitaria lagrima rodaba por su mejilla-"Y saber ahora que nada más fui una ilusa, que todo era falso"- la lágrima que había emprendido un recorrido solitario ahora se hallaba acompañada por nuevas lágrimas que denotaban una profunda nostalgia.
-Fui tan tonta- sollozo, secándose las lágrimas que se perdían en su barbilla- Fui tan ilusa- mascullo con aspereza, así como si riñese a su propio ser de alguna grave equivocación, acusándole de causarle un gran dolor.
Mas ahora mi decisión esta tomada, emprendo un nuevo camino con alguien más que tú, se que me ama, y se que le amo.
-Sin embargo- murmuro titubeante- "Hoy el pedacito de mi corazón donde te escondí, para reclamar tu salida"- pensó con su cabeza gacha, evitando romper nuevamente en llanto, ¡no ese día!- pero no- espetó- ya no hay salida para ti- emitió casi en un alarido- lo nuestro nuca existió... solo fue mi torpe imaginación soñando, volando a tu lado, a sabiendas que tu corazón estaba con cualquier otra menos yo- susurro con un dejo de rencor, pero sobre todo, dolor.
Volvió a mirar la pulsera, su pulcro y único tesoro, guardado con fiereza y cuidado con todo su corazón, esperando algún día ser reclamado... mas ese día jamás llego y hoy era otro quien le reclamase.
-Y pensar que todo pareció cambiar ese día en que te obtuve- dirigiéndose a la pulsera, al tiempo que desataba el nudo que alguna vez había hecho Inuyasha al ponérsela, mas sin poder deshacerse de ella, atándole al ramo de flores violetas, rosas y blancas que portaría ese día.
Miro el reloj tras de sí, aún le quedaba tanto tiempo, debía esperar a que su abuelo pasara por ella y además que Sota se preparase al igual que todas las visitas en la casa. Se sentó sobre su cama, y al arreglar el ramo volvió a fijar su vista en aquella pulsera... tan simple, pero tan significativamente bella para ella. Un suspiro prolongado mano de sus labios, al tiempo que los recuerdos embargaban su mente.
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Luego de ese día en que me regalo la pulsera, un acontecimiento funesto opacó nuestras vidas, algo que cambiaría todo.
Aquella tarde, el frío se hizo presente sin ninguna clemencia, rodeándoles a todos, mas sobre todo a una de las integrantes, aquel día hallaron el cuerpo sin vida de Kohaku, el pequeño se encontraba con sus ojos entre abiertos y a la orilla de un río, al parecer nadie le había atacado, lo más seguro es que Naraku solo le hubiese sacado el fragmento y dejado morir, pero para Sango había sido una de las más horribles vivencias, pareció desmoralizarse frente a la figura de su hermano sin vida, ella siempre había anidado las esperanzas de salvarle, y ahora... ahora ya no había nada que hacer.
Por más que habían tratado de devolverle un poco de alegría nada sucedía, la vista de sango se hallaba perdida y una vaga sonrisa terriblemente dolorosa aparecía en su rostro ante sus intentos. A la noche siguiente "desapareci".
Se separaron en grupos, Kagome fue con Shippo y Inuyasha junto a Kirara... por otro lado el houshi Miroku fue solo en la búsqueda de Sango, su querida Sango.
Mas no fue este quien le encontró, sino el mismo Inuyasha que ya al atardecer del día siguiente apareció cargando a Sango en sus brazos, trayéndole cubierta por su Haori. Kirara venía pasos más atrás y al llegar corrió a los brazos de Kagome... -"los gatos pueden ser infieles, pero celan a sus amos y odian la infidelidad de estos"- recordó Kagome, quien había salido de su trace de recuerdos, observo nuevamente el reloj, no habían pasado ni quince minutos, un nuevo suspiro escapo de sus labios, devolviéndola a esa época, una época donde aprendió tantas cosas, pero entre todas ellas, aprendió a vivir y a descubrir que la vida no siempre es como queremos y que muchas veces en arrebatos, deseamos abandonarle.
Días después Inuyasha comenzó a desaparecerse y yo aprendiendo mi lección, aunque de mala manera, opte por no seguirle, sabiendo que esas salidas nocturnas y clandestinas solo podrían significar algo-Kikyou- por otra parte Sango había logrado salir delante de manera milagrosa, parecía poco a poco volver a su vitalidad, mas nuestra relación cambio bastante... como si ya no confiase en mi, esquivándome y algunas veces respondiéndome de mala gana, evitándome y mostrando a veces hasta una mirada cargada de culpa. El houshi quien también notaba esto trato de acercarse a Sango, más esta le respondió de igual o peor manera que a mi, y Kirara por su parte no se despegaba de mi lado, por un minuto había pensado que esta sango se sentiría sola, pero noté entonces que una estrecha amistad se había desarrollado entre ella, Shippo e Inuyasha, quizás viendo en el primero a su hermanito fallecido y en el segundo a un "buen amigo".
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Poco tiempo después , aproximadamente unas semanas fue Miroku quien cambio sus ánimos, una noche en la cual vi como Sango se perdía en la penumbra nocturna, y al poco tiempo Miroku le seguía, me pareció bien, quizás al fin hablarían con seriedad, iba a comentárselo a Inuyasha, mas este tampoco estaba- de seguro con Kikyou- susurré, para lego aferrarme con aún más fuerzas al pequeño Shippo, mas mis ojos no lograron cerrarse hasta unos cuantos minutos después, cuando obligadamente tuve que cerrarles para no verme descubierta, había regresado Miroku, y solo, seguramente habían discutido con Sango, así que preferí hacerme la dormida, más este no traía un semblante molesto, sino, totalmente dolido y defraudado... pensé en levantarme para preguntarle, pero Kirara quien dormía en un rincón fue a acurrucarse a mi lado, me entretuve dándole la espalda al Houshi y jugando con la pequeña gatita en absoluto silencio y con tal calma, caí en profundo sueño, olvidando por completo lo visto.
-Más tiempo después lo recordé- murmuró- Cuando supe las causas del comportamiento de Miroku por mi misma.
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Era imposible, no podía ser, mas lo era, sucedía y aunque solo una solución se vislumbraba en el camino ya no dependía de mí, sino de ella.
Había sido tan tonto, y ahora que descubría mis sentimientos todo se había cerrado, fui iluso, fui demasiado quimérico, es que después de todo lo que le había hecho sufrir ¿Cómo podía esperar que ella aun aguardara por mí?. Un nerviosismo implacable se apoderaba de mis sentidos, junto al temor inminente, mas desde que me había enterado de la noticia no había logrado salir de un estado de shock, mirando al infinito, tratando de recordar justo el instante en que había echado todo por la borda, en que en un tonto movimiento había arruinado mi felicidad y restregado en cara los sentimientos que ahora tanto anhelaba aún poseer a mi favor. Pues sentía que de no ser así moriría en vida.
Pero ¿En que momento había partido esa pesadilla?, ¿con que accionar le había gatillado a este sufrimiento, esta agonía en vida?¿Había aún una salida?, mi mente divago entre mil y un interrogantes, sin poder encontrar solución clara a ninguna..o quizás a una si.
Todo había comenzado un mes antes...
-Un mes antes de vencer a Naraku, cuando hayamos el cuerpo de Kohaku- susurró con su mirada perdida en el firmamento, pudo vislumbrar en este algunas estrellas, las cuales brillaban con tenuidad, un aire de melancolía llego a él como en un susurro, se trataba de la brisa danzante, ya estaba muy pasada la noche, muy pronto los primeros rayos llegarían a bañar de luz dorada todo a su alrededor, y con la llegada de la madrugada, el principio de una pesadilla aún peor.
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Aún recordaba aquel día, vio entre la oscuridad desaparecer a Sango y al igual que el resto salió en su búsqueda, le halló tras horas a la orilla de un río, con la cabeza gacha, levanto el mentón de esta, para así poder verle a los ojos, notando las gotas cristalinas que corrían por sus mejillas, algo que siempre había odiado era ver llorar a una mujer, así que con cuidado seco las lagrimas de esta, sin saber que aquel simple gesto gavillaría una de las peores pesadillas en vida que un ser humano, Hanyou o "Youkai" podía vivir.
Hablaron durante largos minutos, uno sentado al lado del otro, con calma, escuchándose en totalidad, Inuyasha luego de mucho tiempo pudo compartir sus más tristes pensamientos.
-Yo también he perdido a quien amo- murmuro Inuyasha al encontrarla y luego de largos minutos de silencio- Aunque quizás la situación es distinta, créeme que entiendo tu dolor- comentó bajando la mirada, sango le vio conmovida, el hanyou allí presente había logrado sacar una barrera, luego de eso fueron prácticamente horas en que sango abrazada al hanyou sollozo todas sus penas. Mas ese no había sido el error, la falta había estado en haber dejado que lo que partía como una conversación, en que dos seres estrechaban lazos de amistad, se transformará en una ensoñación, un efecto alucinógeno que los había embargado, haciendo ver al otro como el único capas de comprender el dolor propio, y de paso fomentando "falsos" sentimientos de "amor".
-Yo la amé mucho- murmuro Inuyasha- es por eso que no puedo dejarle-
-Es verdad, uno no puede dejar en olvido a quienes amó, menos aún cuando estos ya no pertenecen a este mundo- increpó Sango, mirando con ternura al hanyou- Creo que al fin entiendo el que te afierres a Kikyou, tienes la oportunidad de tener a ese ser querido, aún cuando este ya no sea el mismo.
Inuyasha asintió con detenimiento, dejando su mirada clavada en el hermoso rostro de la exterminadora.
-Y cual víctima de una mala pasada del destino, me deje llevar por el instinto- susurro Inuyasha, al tiempo que llevaba una mano a su rostro, ocultando tras de ella sus llorosos ojos, sin poder evitar que una rebelde lágrima hallara salida de su encarcelamiento, saliendo a luz al tiempo que los primeros rayos solares tocaban la más alta copa del árbol sagrado, allí...donde Inuyasha se encontraba - y fue por esa causa... que hoy te pierdo... Kagome.
Fecha Termino Capítulo I- 6 de Marzo de 2004Notas autora- Pues hasta aquí no se que les parezca… no creo les guste mucho, pero… bueno, cualquier critica o sugerencia la hacen a mi mail (magdariasayosagarahotmail.com ) o a través de un review... Aunque solo sea para decir… no me gustó… o… me da igual O.O.
Besos.
