Si fuera t
NdA: este capitulo ha sido realmente difícil de escribir, creo que nunca había tardado tanto en escribir ningun otro (de hecho tengo terminados el siguiente y el epilogo pero este se me atraganta) aun asi no considero que me haya quedado bien (aceptable quizas, pero bien ¬¬...) asi que por muy ladrillo que sea os ruego que tengais paciencia que luego mejora : ). Bueno sin mas a la historia.
Ah... si otra cosa muchiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimas gracias por las Reviews, no se que haria sin vosotros ; )
Harry se quedo un rato mas en la sala común pensando en las misteriosas palabras del no menos misterioso chico, le daba la impresión de que sabia más de lo que aparentaba.
Era cerca de media noche cuando por fin decidió irse a dormir. Con cierta reticencia se dirigió hacia los dormitorios femeninos de Ravenclaw y entro en la habitación que Luna le había dicho que era la suya. No fue difícil deducir cual era la cama de Luna, tanto por ser la única que estaba desocupada, como por la cantidad de ejemplares del "Quibbler" que había junto a ella. Debajo de la almohada encontró un pijama de color negro con un estampado de estrellas, tras dudar un momento Harry lo aparto ruborizándose ante la idea de tener que cambiarse de ropa (o más bien de cambiarle la ropa al cuerpo de Luna). Decidió limitarse a quitarse la túnica y dormir con el resto del uniforme de la escuela puesto.
No era la primera vez que Harry entraba en un recuerdo ajeno, aunque normalmente había sido debido a la intervención de algún objeto mágico como el pensadero de Dumbledore o el diario de Tom Riddle. A pesar de que esta vez parecía haber sido de manera totalmente espontánea no le cabía duda de que se encontraba en un recuerdo.
Se encontraba en la sala de estar de una casa que, por numerosos detalles que le hacían recordar la casa de los Weasley, sin duda pertenecía a una familia de magos. Una mujer de largo cabello rubio estaba sentada en un desvencijado sofá, revolviendo un portafolios.
-Cariño... ¿has visto el informe en el que estaba trabajando anoche?
-Creo que lo dejaste en la mesilla de la habitación –respondió una voz de hombre desde una puerta la cual, por lo que Harry podía ver desde donde estaba debía dar a la cocina.
-¿Es esto mami? –una niña de unos siete años acababa de entrar por otra puerta, con un pergamino en la mano. A pesar de la edad Harry reconoció a Luna enseguida.
Se sentía bastante incomodo ante la idea de estar invadiendo la intimidad de Luna, pero no tenia ni idea de cómo salir hasta que el recuerdo acabase.
-Gracias tesoro –Respondió la mujer cogiendo en brazos a la pequeña –no sé que haría sin ti.
-mami ¿Cuándo podré ir a verte al trabajo?
-Cuando seas un poco más mayor
-Pero ya he estado muchas veces donde trabaja papa y le ayudo mucho, hasta dice que soy su colaborador más importante. También quiero ir a ayudarte a ti –Respondió la pequeña Luna haciendo un puchero –Además, cuando me dejas, también te ayudo con los experimentos que haces en casa.
-Lo sé cariño, pero tendrás que esperar un poco, cuando seas más mayor igual hasta te puedes venir a trabajar conmigo.
-¡Hey! ¿No querrás quitarme a mi mejor reportera? –El padre de Luna acababa de entrar en la habitación, era un hombre alto, de complexión delgada, con el pelo castaño recogido en una coleta.
-No pasa nada –Dijo Luna con aire digno –Haré las dos cosas, trabajare con mama y escribiré para ti.
-Vaya vaya, una "inefable" trabajando como reportera para el Quibbler, eso me gustaría verlo. –Respondió el Sr. Lovegood en tono afable.
-Bueno, mucha gente decía lo mismo cuando se enteraron que tu y yo nos casábamos, pero aquí estamos –Le respondió la Sra. Lovegood –Y yo creo que nos va muy bien.
-La verdad es que en eso te tengo que dar la razón –dijo el padre de Luna.
-Aunque a mi no me ira tan bien en el trabajo si vuelvo a llegar tarde, últimamente mi supervisor el Sr. Croaker esta bastante quisquilloso. –Tras decir esto la mujer volvió a dejar a Luna en el suelo, y tras despedirse de su marido y su hija desapareció.
-Bueno Luna ¿Sabias que normalmente después de una noche de lluvia es cuando hay más posibilidades de encontrar rastros de un hastol anfibio?
-¿Y que hacemos todavía aquí? –La expresión de ligera decepción desapareció por completo del rostro de Luna – Vamos al jardín –Dijo Luna mientras tiraba de su padre hacia el exterior de la casa.
Poco a poco la habitación se fue desvaneciendo en una especie de niebla, solo para que instantes después otra apareciese en su lugar. Harry sabia perfectamente lo que esto significaba, había pasado a otro recuerdo de la joven Ravenclaw. Esta vez la habitación parecía mas bien un sótano, dado que las pequeñas ventanas que proporcionaban iluminación a la estancia estaban muy cerca del techo. Había varias mesas, algunas estaban cubiertas de libros, otras de extraños artilugios que Harry no había visto en su vida. En el centro de la habitación estaba la mujer que Harry reconoció como la madre de Luna, al parecer dibujando unas runas en el suelo, formando una espiral.
-Mama ¿Te ayudo? –llego la voz de Luna desde la puerta que daba a la escalera. A Harry le pareció que debían haber pasado un par de años como poco desde el recuerdo anterior dado el aspecto de Luna.
-Lo siento cariño, esta vez no puede ser –La Sra. Lovegood tenia un aspecto realmente cansado, como si hubiese pasado la noche en vela –Es una investigación del trabajo.
-Que raro, creía que no te dejaban traer trabajo a casa –respondió Luna mientras entraba en la habitación ojeando algunos de los libros que estaban sobre las mesas.
-Es un caso especial, si no obtenemos resultados pronto cerraran el proyecto y... Un momento, que hago contándote estas cosas. –Dijo la madre de Luna levantándola en brazos y llevándola hacia la puerta.
-Deberías descansar un poco.
-si, lo sé –Dijo la Sra. Lovegood dejando a Luna otra vez en la puerta –Estoy a punto de acabar, en cuanto termine este ultimo experimento subo.
-¿De verdad que no me puedo quedar a mirar? –Replico Luna haciendo un puchero.
-Luna, hay que ver como te pareces a tu padre –Dijo mientras revolvía el pelo de la pequeña –Hablando de el, por qué no subes a ver si ha vuelto ya y le dices que enseguida subo yo.
-Bien –respondió Luna con una mirada de derrota en su cara mientras subía las escaleras.
A Harry le extraño bastante que una vez que Luna abandonase la habitación el recuerdo continuase, pero enseguida vio que una vez que la Sra. Lovegood volvió a los preparativos de su experimento Luna se había vuelto a colar en el cuarto.
Mientras la Sra. Lovegood seguía con los preparativos de su experimento Luna llego furtivamente hasta una de las mesas repartidas por la habitación. Tras acabar las runas del suelo la madre de Luna volvió a la puerta y la cerro con su varita tras lo cual se acerco a una de las mesas y recogió un amuleto.
Poco después volvió al borde exterior del círculo que formaban las extrañas Runas dibujadas en el suelo y comenzó a recitar una especie de encantamiento en un idioma totalmente desconocido para Harry.
La reacción no se hizo esperar, prácticamente en el momento en que la voz de la Sra. Lovegood empezaba a recitar el encantamiento unas luces comenzaron a formarse en el centro de la espiral girando de forma realmente hipnótica. Tal era su poder que incluso Harry podía sentirlo casi llamándole. No sin cierto esfuerzo Harry consiguió apartar su atención del extraño fenómeno que se había originado en medio de la habitación. Entonces vio que Luna había salido del lugar en el que estaba escondida y avanzaba hacia la luz en un estado de trance. Al parecer la Sra. Lovegood también se había dado cuenta de que su hija estaba allí, ya que interrumpió el encantamiento de repente. En el momento que eso ocurrió las luces comenzaron a expandirse y a replegarse rítmicamente y a cada intervalo se hacían mas grandes o se encogían mas. En los momentos en que eran tan grandes que rozaban el suelo saltaban rayos de luz, mientras que cuando eran tan pequeñas que parecían que iban a desaparecer se volvían una especie de esfera de oscuridad.
La Sra. Lovegood había llegado enseguida hasta Luna y la estaba protegiendo con su cuerpo. Le puso el colgante que ella llevaba, y en el momento que eso ocurrió Luna salió del trance en el que se encontraba.
-Luna, toma mi varita, sabes como abrir la puerta ¿verdad?
La pequeña se limito a asentir
-Bien, pues tienes que salir de aquí –Dijo la madre de Luna –Ve directamente hasta la chimenea y de ahí al trabajo de papa ¿entendido?
-P... pero ¿y tu?
-No puedo irme ahora, tengo que intentar controlar esto. Dile a papa que avise a mi oficina
-Y... yo... lo... lo siento –Dijo la pequeña entre sollozos.
-Sssshhh tranquila cariño –Dijo la Sra. Lovegood acariciando el pelo a su hija para tranquilizarla –No merece la pena preocuparse por cosas que no podemos cambiar. Ahora tienes que irte, deprisa.
Tras decir esto la Sra. Lovegood se volvió a poner en pie y volvió a empezar con el extraño encantamiento, solo que esta vez le costaba mucho más concentrarse. Por su parte Luna había llegado hasta la puerta sin problemas y tras un par de intentos consiguió abrirla. En el momento en que salía de la habitación Luna miró hacia atrás justo para ver como su madre era alcanzada por uno de los rayos de luz. El cuerpo de la madre de Luna se desplomó, pero en su lugar seguía una imagen semitransparente, como si de un fantasma se tratase, envuelta en el rayo de luz. En ese momento el fenómeno volvió a replegarse arrastrando al espíritu con el hacia la oscuridad.
Luna se había quedado estupefacta viendo lo ocurrido hasta que antes de ser arrastrada a la oscuridad su madre le recordó que debía salir de ahí. En el momento en que Luna cerro la puerta Harry despertó.
