"A pesar del tiempo"
Por Naoki Thanatos
6- El mal de la mentira
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- Bueno, entonces mañana supongo que irás, ¿No?
- Sí... ¿Dónde queda?
- Sólo tienes que aparecerte, ¿recuerdas? – dijo Ron.
- Sí, es que no estoy acostumbrada a aparecerme...
- ¿Y cómo vas al trabajo?
- No lo sé. Queda cerca, me voy caminando con Ginny y Grace.
- ¿No puedes aparecerte?
- No, no se puede aparecer ningún mago en las dos cuadras que rodean el edificio, ¿Te imaginas qué pasaría si cualquier mago pudiera aparecerse en las oficinas del periódico mágico más importante?– preguntó Hermione con una risa.
Ron sonrió. Ella tenía razón. Nunca había pensado que en las oficinas de El Profeta no se pudiera aparecer, pero ahora que lo veía de ese modo...
- Bueno, yo me voy al trabajo en auto – dijo Ron -. Draco va en su motocicleta y Harry también. En verdad, sólo voy en mi auto para lucirme – sonrió más aún.
- Es así como consigues a las chicas – le dijo Hermione, sin evitar reírse, aunque en el fondo no quería hacerlo.
- ¿Dudas de mis encantos? – le espetó Ron -. Además, no me voy con la primera chica que se me cruza. Sé que eso es lo que crees.
- No lo creo – dijo Hermione, pero ante la mirada de Ron, agregó -. Es decir, un poco... Porque he visto que conoces a muchas chicas. Supongo que será por tu auto – agregó, para hacerlo enojar.
- No creo que sea por el auto... – Ron miró a Hermione y esta se sonrojó. Ron rió -. Bueno Herm, debo irme.
- ¿Herm? – ahora Hermione rió.
- ¿No puedo decirte Herm?
- ¿No puedo decirte Ronnie?
- De acuerdo. Hemos estado mucho tiempo afuera, y es tarde. Hoy no voy al bar. Me voy Hermione – Ron le dio un beso en la mejilla que duró unos... cinco segundos -. Mañana nos vemos.
Dicho esto, se subió al convertible, esperando a que Hermione entrara al departamento.
Hermione le hizo a Ron una seña con la mano, y entró cuando eran las diez de la noche.
Cuando llegó al departamento, Ginny le abrió.
- Hola – le dijo.
- Hola – dijo Hermione.
- ¿Con quién te viniste? – le preguntó la pelirroja, sentándose en el sillón. Ya tenía puesto el pijama, y tenía una taza de café en las manos, mientras leía El Profeta.
- Con tu hermano.
- ¿Ah, sí? – Ginny adoptó una expresión de indiferencia.
- Sí.
La chica se sentó al lado de su amiga. Esta estaba leyendo la entrevista a Davis.
- Mira... – le dijo Ginny a Hermione -, Grace no pudo evitar poner un comentario sobre lo que le pareció Davis.
"Claro que si volveré a jugar el viernes... Creo que el equipo me necesita" Respondió con una sonrisa algo arrogante.
- Sí se que le pareció arrogante – rió Hermione – A propósito, ¿Dónde está ella?
- No lo sé – Ginny se encogió de hombros – Pero bueno, me dijo que iría mañana a la casa de mis padres.
Los Weasley ya no vivían en la Madriguera desde el séptimo curso en Hogwarts de Harry, Ron y Hermione. Aquel era un sitio muy peligroso, y había sido destruido por los mortífagos cuando Harry se refugiaba allí.
Ahora vivían en una casa en el campo, cerca de Londres. Hermione nunca había ido. Después de Hogwarts y lo que le había pasado con Ron, no quería ver nada más de él, su casa, nada. A la señora Weasley tampoco la había visto, y lo único que sabía de el señor Weasley es que era ministro de magia. Lo veía en El Profeta, y sólo una vez le había hecho una entrevista, porque durante mucho tiempo había rechazado entrevistarlo, diciendo que tenía muchas cosas que hacer. Hace dos años que era ministro.
Osea que, al fin, después de cinco años, iba a volver a verlos... a todos los Weasley, en pleno.
Hace un año había ido a La Madriguera (llamaban igual a la nueva casa), pero no se había atrevido a entrar. Se había quedado mirándola de frente, sin entrar, y se había ido.
Hermione se inclinó sobre el sillón, y apretó un cojín entre sus brazos.
- ¿Herm? – la pelirroja tomó a su amiga por los hombros y la puso al frente suyo -. No, Herm...
Hermione tenía los ojos llorosos.
- Ginny, he rehuido esto por tanto tiempo... ahora no sé que hacer, no quiero enfrentarme a la familia de Ron, me harán muchas preguntas que no quiero responder... Por lo menos tu tienes el apoyo de ellos...
- Lo sé, lo sé, amiga – le dijo Ginny, poniéndole una mano en el hombro -, por eso sería mejor que no fueras con Jef.
- No pensaba ir con él... simplemente le diré que viajamos a otra ciudad por cosas del trabajo. Necesito ir al bar.
- Pero Ron...
- Ron no estará allí. Me lo dijo.
Ginny hizo un esfuerzo por no pensar que Harry iba a estar allí. Su amiga estaba mal, y necesitaba su apoyo. No debía pensar en ella en ese momento...
Salieron del departamento, y se dirigieron hacia el lugar donde había comenzado todo.
Draco se encontraba allí, y también Harry. Ambos con una chica que a Hermione le parecía familiar. Era... No, no estaba segura. Se sentaron justo en el momento en que la chica se levantaba y se iba. Tenía ojos azules y cabello negro. Era realmente hermosa. Del tipo de chicas con que Ron, Harry y Draco solían conversar.
Harry, al ver a Ginny y Hermione allí, les hizo una seña y luego se volteó cuando un hombre le habló para que le sirviera algo. Draco dejó una botella encima de la mesa y fue hacia donde estaban las chicas.
- Vaya, creo que conversas más de lo que trabajas – dijo Ginny.
- Sí, y por eso me retan – Draco rió, y sus ojos grises brillaron - ¿Quieren algo?
- Sí, yo tomaría un martini seco – dijo Hermione.
- ¿Qué te parece algo más liviano?
- ¿Qué te parece si me traes lo que te pedí? – le dijo Hermione.
- De acuerdo... ¿Y tu Ginny?
- Una bebida – dijo Ginny. Ese día no quería tomar -. Y que sea light.
- De inmediato señoritas- dijo Draco, y fue detrás de la barra.
Hermione y Ginny intercambiaron miradas hasta que llegó Draco de nuevo. Preguntó dónde estaba Grace.
- No lo sé... – Ginny se encogió de hombros -. No es del tipo de chica que llega temprano al departamento. ¿Vas mañana?
- Sí. Voy con Ron y Harry.
- ¿Ha... Harry? – Ginny tartamudeó - ¿El va?
- ¡Claro! ¿Creías que no? La señora Weasley no podía dejar de invitarlo. ¿Sabes? Me gustaría que me dijeras qué pasa con él.
- Algún día sabrás – dijo Hermione.
- Supongo que querrán conversar, así que me voy, tengo que atender – dijo el rubio, se levantó de la silla y se fue.
- Ese sí es un chico con tacto – Ginny lo dijo como para animar a Hermione a sonreír, lo que la chica castaña hizo.
- Podrían todos ser así...
- Sí, todos podrían ser así... – dijo Hermione, pensando en Harry y Ron, y recordando aquel día de séptimo curso en Hogwarts cuando sintió que su vida se desmoronaba. Todo lo que lloró...
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- Y no sé que haré, Ginny – dijo Hermione.
- Pues decírselo. El debe escucharlo de ti.
- No me atrevo. Además, Evelyn se pone cada vez más enfermante. Ni si quiera lo deja solo...
- Es porque piensa que ya ganó... Pero no lo hará, a mi hermano no le gusta, estoy segura...
- Es que es una de las chicas más hermosas del colegio, Ginny. Por lo menos de Ravenclaw.
- ¡Sí, pero tú sabes que todos piensan lo mismo de ti! – le dijo Ginny.
En ese momento, Hermione vio a Ron salir del Gran Comedor. Y, oh no, estaba ella al lado de él. Evelyn Murdock. Ron la vio, y desvió la mirada. Luego Hermione vio como la chica de pelo castaño de ojos oscuros (en realidad, verde oscuro) tomaba a Ron de la mano y lo llevaba hacia donde estaban Hermione y Ginny.
- ¡Hola! – las saludó sonriendo. Esa era la sonrisa más falsa que había podido hacer. ¡Como era tan mojigata! Aún sostenía la mano de Ron. ¿Cuándo pensaba soltársela? Ni que fueran...
- Ron y yo somos novios – fue al grano - ¿Qué les parece la noticia? – preguntó, sonriendo.
¡Maldita víbora! Era mentira... no podía ser...
- Yo... creo que es una excelente noticia – mintió Hermione. Miró a Ginny, quien tenía la boca abierta – Felicidades, que... que sean felices.
- ¿Y tú Ginny, que opinas? – preguntó de nuevo Evelyn.
- Lo mismo – dijo ella – Herm, ¿No debíamos juntarnos con Lisa? Lo siento, se nos hace tarde – dijo, y tiró a Hermione por el brazo.
Hermione, cuando se perdieron de vista Ron y Evelyn, salió corriendo, conteniendo las lagrimas.
- ¡Hermione! – dijo, siguiéndola hasta su habitación, y entrando a la vez que cerraba la puerta.
- ¡NO! Maldita... – dijo una palabra que sonaba mal - ¡Mierda! No puede ser... – ya no trataba de contener las lágrimas -. El sabía... que yo lo quería... Sabía y aún así... Harry me dijo que el me quería también... y sin embargo.... ¡Es un...!
- Un idiota, eso es lo que es- dijo Ginny.
- Nunca debía haberme fijado en el... Lo olvidaré, sea como sea.
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Y era algo que había hecho. Por que lo había hecho, ¿No?
~*~
Al día siguiente, Ron se levantó a las diez de la mañana, y llamó a Draco, quien por supuesto, estaba despierto. Luego de decirle que se aparecieran en la Madriguera, dejó su celular en la mesa y se dio una ducha. Luego se sirvió desayuno.
Aquel iba a ser un día movido. Hermione iría a ver a sus padres después de cinco años... No podía decir que el señor y la señora Weasley no estaban algo sentidos con Hermione, pero de seguro se les pasaría... También conocerían a Grace.
Limpió y lavó los cubiertos lo más aprisa que pudo, e hizo su cama con un toque de su varita. Luego se preparó y se vistió lo mejor que pudo, sin saber por qué, con una camisa azul. Claro que no se peinó, no le gustaba hacerlo, y creía que así quedaba mejor.
~*~
Alguien abrió la puerta de la casa de los Weasley. Era una hermosa casa de campo, llamada La Madriguera en honor de la antigua casa que había sido destruida.
- ¡Hola, hijo! – la señora Weasley sonrió al frente de él – Pasa, Harry ya está aquí con Draco. Hace dos meses que ninguno de ustedes tres pisa la casa...
- Sí, ellos madrugan – dijo Ron, sonriente, entrando en la casa - ¿Las chicas aún no llegan?
- No... – dijo Molly.
Ron se dirigió hacia el living, donde sus dos amigos platicaban con el señor Weasley, y con Fred y George, que estaban tomando unas copas. Los gemelos, como pueden imaginar, se habían convertido en todo una celebridad en el callejón Diagón y Hogsmeade con su tienda de bromas, que superaba por mucho a Zonko.
- Al fin llegas, hermanito – dijo Fred - ¿Quieres una copa? Oh, cierto que estás muy chico para tomar...
- ¿Qué te crees? – le preguntó Ron enojado, e iba a tomar una copa, cuando la voz de Molly llegó hasta el living.
- ¡Las chicas llegaron! ¿Alguien va a recibirlas? Yo estoy en la cocina...
- ¿Qué chicas? – preguntó Fred, con interés.
- Ginny, Hermione y Grace.
- ¡Hermione! – exclamaron los gemelos al unísono.
Ron fue inmediatamente hacia la puerta para abrirla. Primero entró Ginny, con la mirada perdida, como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por no irse de allí. Ron supuso que era por Harry, pero no sabía la razón de tanto enojo contra él. Luego entró Grace, con un vestido amarillo espectacular, que dejaba ver gran parte de sus piernas, y no dejaba mucho a la imaginación, al igual que el vestido de Hermione. Hermione... Ella había entrado última, y su vestido casi igual al de Grace, era blanco. Llevaba unos zapatos del mismo color. Ron se la quedó mirando con cara de estúpido.
- Hola – dijo ella.
- Hola – dijo él -... pasa.
Hermione dejó su cartera y paso al salón, donde los muchachos se pararon a recibirlas.
- ¡Hermione! – dijo el señor Weasley - ¡Hola!
- Hace cuantos años que no te veíamos... ¿Cinco? – preguntó George, saludándola.
Al instante llegó Molly, con un delantal y la varita en la mano. Corrió a abrazar a Hermione, con una sonrisa en el rostro.
- Hermione... estás bellísima – le dijo – Hace tanto tiempo que no te veíamos...
- Lo siento, señora Weasley – dijo Hermione -. Es que no he podido...
- No importa, no importa – la cortó ella – Ahora estás aquí.
Cuando Angelina y Katie llegaron, se sorprendieron al verla allí también. Hermione nunca se había sonrojado tanto al recibir todos los amables saludos. Se sentía una tonta, ella había dejado a los Weasley, no los había ido a ver a pesar de las invitaciones que Ginny le había hecho... Siempre había encontrado una excusa para no ir.
Grace fue presentada a todos en la sala, y cayó muy bien. La chica tenía esa virtud, de ser agradable para todos, sobre todo para los chicos. Hermione rió cuando se enteró que Angelina y Katie eran novias de Fred y George respectivamente, aunque no era difícil de imaginar...
Ginny había saludado a todos los presentes, pero cuando llegó el turno de saludar a Harry palideció, y le hizo una seña con la mano. Luego se retiró del lugar. Hermione se disculpó unos minutos con los Weasley y los demás, y la siguió.
- ¿Ginny? – preguntó.
- No es nada – dijo la pelirroja, poniéndose una mano en el pecho -. Es sólo que... Es primera vez que Harry viene cuando... – pero fue interrumpida por alguien que dio un gritito. Un niños de unos seis años entró en la sala, y abrazó a Ginny.
- ¡James! – gritó ésta, y lo abrazó también – ¿Cómo estás?
- Bien – dijo el niño - ¡Hola tía Herm!
- Hola, sobrino – Hermione rió – Hace días que no te veía... Te he echado mucho de menos...
Pero entonces, abrió mucho los ojos. Había visto a dos personas al frente de ellos: Harry y Ron se encontraban allí, y las miraban sorprendidos. Hermione soltó a James, y se levantó. El niño miró a los extraños, y preguntó.
- ¿Quiénes son ellos?
- Son Ron y Harry – dijo Ginny, acercándose al pequeño. El nunca los había visto...
- ¿Quién es? – preguntó Harry.
- Es James, el sobrino de Herm – respondió Ginny.
- Yo creía que eras hija única – El chico de la cicatriz se dirigió a Hermione.
- No, tengo dos hermanos – dijo Hermione, sorprendida.
- Ah- Harry sonrió al chico. Se llamaba James, igual que su padre.
- No sabía que tenías un sobrino – dijo Ron.
- Es que no nos habíamos visto por tanto tiempo, que no te has enterado de nada – dijo Hermione, cruzando los brazos y fingiendo enojo.
- Bueno, pero ahora podemos recuperar el tiempo perdido – dijo Ron, sonriendo, y salió con Harry hacia el patio de la casa.
Ginny miró a Hermione como preguntando "¿Qué rayos fue eso que te dijo mi hermano?", pero Hermione simplemente miró hacia otro lado, y le preguntó:
- ¿Por qué hiciste eso?
Ginny tardó unos segundos en responder.
- Porque no hay otra manera.
- Si que la hay. La verdad – dijo Hermione, y se volvió a ver a James.
- ¿Quieres que le diga la verdad? ¡Oh, rayos, Hermione! Ponte en mi lugar, ¿quieres?
- Mentir sólo te hará mas daño al final Ginny.
- La mentira me ayuda ahora, Hermione – dijo Ginny – Tu en mi lugar harías lo mismo. Además, recuerda lo que él dijo cuando ustedes estaban en séptimo.
Hermione miró de nuevo a James. Era verdad, ella en el lugar de Ginny habría hecho lo mismo, aunque estaba convencida que al final eso haría más daño que lo que la verdad podía hacer.
- James... – Ginny se inclinó hacia el niño, que la miró con unos penetrantes ojos verdes -. Por favor, no me digas "mamá" al frente de esos dos chicos que acabas de conocer.
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Nota de la autora: Hasta que me convencieron!!! No pensaba revelar esto en este cap, pero la gente quería saber... y hay que hacer caso al público^^ Bueno espero que les haya gustado el capítulo. Pensaba hacerlo mas largo, pero decidí publicarlo ahora y dejarlo así. Bueno, dejen reviews o escríbanme a naoki_thanatos@hotmail.com
Una vez más, gracias a mis reviewers!!!
Tabatas: Tienes razón con eso de quién entiende a los hombres xD weno aquí esta!! Espero que parte de tus dudas sobre James hayan quedado resueltas... Pero no todas, muahahahaha
Vale: Muchas gracias!! Actualizé los mas pronto que pude, y que me permitió el colegio y los exámenes.
Ichan: Si, muchas incógnitas... Pero todo eso se dirá a lo largo del fic^^
Ireth: Bueno, ojalá que ya no tengas muchas dudas... Aunque aún faltan cosas por revelar, gracias por tu comentario!
Mione Grint: Si ya odias a Evelyn, no me imagino cómo la odiarás después. Si ya la odias con lo que mostraron de ella en éste cap también, después la odiarás igual como yo la odio...
Lily McGonagall: Gracias por tu comentario!! Sobre lo de las parejas, creo que no se sabe como terminarán, ¿no? Cualquier cosa puede pasar ^___^
Violeta Potter: Gracias por tu review!! ^^ Con todos los comentarios me dan más ganas de sguir escribiendo!!!
