"A pesar del tiempo"

, por Naoki Thanatos.

11- Lágrimas de ángeles.

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Ron estaba con Mary en su departamento. No estaba de ánimos para visitas, incluso rogaba que ella se hubiera perdido en el camino, pero había llegado. Mala suerte. Estaban en la salita después del pasillo.

Ron pensaba que Mary era una mujer bonita. Pero nada más. De ahí a que le gustase, era otra cosa. Y de aquella forma, no le gustaba. La mujer se había esmerado en arreglarse, al menos eso parecía. Pero lo único que era Mary para Ron era una chica bonita.

Aunque en ningún caso con la belleza de Hermione, y con su inteligencia... aquello era insuperable.

- ¿Te gustaría un trago? – ofreció Ron, con dos copas en la mano, sirviéndole algo, pensando en pasar un agradable rato. Pero al parecer, Mary tenía en mente otra cosa...

- Claro – aceptó -, pero antes, me gustaría que me dijeras algo... – se acercó al pelirrojo, que aún sostenía las copas -... qué opinas de mí.

Decía esto procurando tener un aire seductor e influir en el pelirrojo.

- Bueno... eres muy simpática, una buena amiga – dijo éste algo nervioso, y alejándose.

- ¿Amiga? Bueno, quizá después de esto pienses diferente... – acercó su rostro al de él.

- No, Mary. No pensaré diferente, yo sólo quiero a una persona – dijo él.

- No pensarás igual después de esto... – una vez dicho esto, lo besó.

Ron no se permitió el lujo de disfrutar con Mary un rato, como había hecho antes con otras mujeres. Se separó casi al instante de ella, con una expresión muy rara en el rostro, que mezclaba enojo y confusión.

- No hagas eso – le dijo. Fue en ese entonces cuando sintió un portazo. Alguien acababa de entrar o acababa de salir del departamento. Inmediatamente fue hacia el living para ver quién estaba allí. Pero lo único que vio fueron las llaves de su casa encima de la mesa. Eso sólo podía significar una cosa: las llaves se le habían quedado en la casa de Hermione el día anterior -... no... – susurró, y se dejó caer en el sillón.

- ¿Qué pasa? – Mary se sentó al lado de él, y se cruzó de piernas.

- Mary, hazme el favor de irte – dijo, son mostrarse descortés. No le gustaba mostrarse descortés al frente de las mujeres.

- Pero...

- Vete – dijo él, cortante.

La chica se arregló el cabello, y después de mirarlo con desdén, abandonó el apartamento cerrando de un portazo. Ron le pegó un puñetazo a la mesa, murmurando maldiciones.

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- Mi... mi... – Harry no podía creerlo. Apenas pronunciaba palabra.

Ginny, por el contrario se puso a llorar, y se dejó caer en el sillón más cercano, tapándose la cara con las manos. Era tal la confusión que sentía después de haberle revelado eso a Harry, después de cinco años de desconsuelo, dudas, incertidumbres... Sólo sabía que quería hacerle el mayor daño posible a aquél hombre que tanto la había hecho sufrir, aunque por otro lado no quería... No podía... ¿Por qué? Se atrevió a mirar a los ojos verdes del hombre que la miraba, sin habla por la verdad revelada.

- James es... James... ¿Mi hijo? – preguntó, aturdido. Nunca pensó eso. Osea que Ginny no había estado nunca con otro chico, y lo que le había dicho no era verdad. Pero, ¿Por qué nunca le había dicho que era su hijo? ¿Por qué? El no era de esa clase de hombres que se habría echado a correr... - ¿Por qué nunca me lo dijiste?

- No te hagas ahora... – logró murmurar Ginny -, tú lo sabías muy bien cuando estabas en séptimo. Lo sabías...

Harry abrió mucho los ojos. Se sentía confuso... Tenía un hijo.... él tenía un hijo...

- ¿Yo? ¿Pero qué dices? ¡Nunca me lo dijiste! – exclamó.

- Bueno, no tuve necesidad de decirte, gracias a tu gran habilidad de escuchar a escondidas...

- ¡Yo nunca supe que estabas embarazada! En Hogwarts nunca lo supe...

- Claro que sí... Y lo que dijiste...

- ¿Qué dije?

- ¡Terminaste conmigo!

- ¡Yo no terminé contigo! ¡Tú te fuiste a Francia sin decirle nada nadie! ¿Fue por eso? ¿Fue por eso que no terminaste el séptimo curso y te fuiste con Hermione?

- ¡Claro que sí! ¡Y fue por eso que casi intenté matarme una vez! – gritó Ginny, con los ojos rojos.

- ¿Y se puede decir que es lo que te hace pensar que yo sabía lo del bebé en séptimo? – inquirió Harry.

- Fue... – no sabía por qué le daba miedo decirlo. No quería... – E... Eve... Evelyn...

Harry volvió a mirar a Ginny. ¿Evelyn? ¿Evelyn Murdock?

- ¿Murdock?

- Sí, pero no fue sólo eso... Tú no lo querías... Tu no querías al bebé, querías que abortara...

Lo que dijo fue lo menos terrible que Evelyn le había dicho. Hace cinco años, Harry había preferido el aborto a tener un hijo de ella... ¿Qué otra cosa había dicho? Que ese bebé nunca iba a ser suyo, y que había sido un error meterse con Ginny todo aquél tiempo...

- ¡Quién te dijo eso! ¡Sabes que yo nunca diría algo así! ¡Dime si fue ella! ¡Vamos, dilo!

- Fue. Fue ella.

- Pero no lo oíste de mi boca, Ginny. Nunca lo oíste de mi boca... – Harry comenzó a retroceder, comprendiendo de pronto todo.

- ¿Y acaso no recuerdas...?

FLASHBACK:

Eran finales de Junio, y Ginny caminaba por los pasillos, buscando a alguien. Estaba consternada. Las lágrimas no le salían en ese momento, aunque lo único que quería era llegar a la soledad de su habitación y soltar todas esas lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos. Lo que le había dicho Evelyn de Harry le dolía mucho. "El nunca será mi hijo... Todo fue un error". Aún así se mantuvo serena hasta que se encontró con un chico de cabellos negros y ojos verdes.

- Hola – le dijo éste, sonriente.

- Harry – dijo Ginny, con calma – Quiero que me digas algo.

- Lo que quieras... – dijo él – A propósito, ¿Supiste lo de Evelyn...?

- Dime si es verdad. Sólo dime si o no, Harry y te juro que no te molestaré.

- ¿Por qué tan así? – Harry se sorprendió.

- Dime si es verdad lo que me dijo.

- Sí – dijo él -, bueno, ya debo imaginarme cómo te pusiste cuando te lo dijo. La verdad es que siempre pensé que esto no tenía futuro. Supongo que tú también pensabas lo mismo, ¿no?

- Bien – dijo Ginny -, bien. Sólo quería saber eso.

Entonces se fue, dejando a Harry solo en el pasillo.

- ¡Cumpliré lo que dije! – exclamó antes de dar la vuelta al pasillo.

FIN FLASHBACK

- Y así han pasado cinco años... Y por eso preferí que pensaras que James era el hijo de otra persona a que fuera el tuyo... Por eso te lo dije – dijo Ginny.

- Pero yo... – Harry no tenía palabras para decir lo que quería decir. Era tanto, que no sabía por donde empezar. Quería aclarar todo -, yo no me refería a eso...

- ¿A qué? Lo que me dijiste fue más que claro.

- Yo... El mes de Junio, aquél mismo día Evelyn y Ron habían terminado. Pensé que era eso lo que ella te había dicho, y a lo que te referías.

Ginny no habló. Por un minuto, no se movió. Por dos... por tres... Aún no asimilaba lo que Harry le había dicho. Ahora que lo escuchaba así, tenía sentido Entonces sintió cómo algo le oprimía el corazón, como para sacar las lágrimas que había allí guardadas. Y lloró. Lloró como nunca antes lo había echo.

Harry la vio, y su corazón dio un brinco. Todo había sido un error... Aquél odio de tantos años, producto de una simple equivocación. Era increíble como una sola persona había arruinado su vida, además de la de Ron y Hermione... Cómo Evelyn había echo lo imposible por arruinarlas, y de paso arruinar la de la hermana del chico que la había dejado, y la de él, su mejor amigo. Cómo había tenido esa capacidad de decir mentiras tan grandes, sin medir las consecuencias...

Se sentó en el sillón, y la abrazó, acariciando su cabello rojo. Ella no dijo nada. Era la primera vez que tenían un contacto así en cinco años de separación.

Ginny se abandonó a llorar en los brazos del hombre que había odiado durante tanto tiempo, al hombre al que había amado, al padre de su hijo...

- Ginny, tú sabes que yo nunca habría echo algo así... Yo te amaba... – le susurró Harry, mientras le acariciaba el cabello.

Ginny escuchó estas palabras y lloró aún más fuerte.

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Todo había pasado tan rápido... Draco la había llamado por teléfono para verla en el bar. Ella no sabía de qué se trataba, pero el tono de voz de él no le decía si era algo bueno o malo.

Cuando llegó, encontró al rubio detrás de la barra. Lo saludó con un beso en los labios.

- ¿Te sirvo algo?

- Un tequila, gracias – dijo ella - ¿qué pasa?

- Pues... – Draco le sirvió el tequila, y después se sirvió algo él mismo -. Hay algo que debo decirte.

- ¿Qué cosa? Vamos, me asustas...

- Bueno – Draco tomó aire -, es por un asunto del trabajo. Entro al ministerio en unos días, y me han ascendido.

- ¡Eso es genial, Draco! – dijo Grace, sonriendo - ¿Y por qué pones esa cara?

- Porque... Bueno, cumplo mi sueño, al fin me dan el trabajo. Seré jefe de departamento en... en Francia.

Grace se quedó sin habla. ¿Qué estaba tratando de decir? ¿Qué terminaban? ¿Qué se fuera con ella? ¿Qué? ¡¿Qué?!

- ¿Te... te vas? – le preguntó – Pero...

- Grace, yo te amo – le dijo Draco, y le tomó las manos -, y no me gustaría separarme de ti. Si no puedes venir conmigo, lo entenderé, y diré que no acepto, no te preocupes. De todas maneras, estoy muy bien aquí...

- No puedes quedarte, siempre me hablabas del trabajo que te darían, trabajaste duro para conseguirlo, te esforzaste mucho... No puedes perder todo eso sólo por mí.

- Pero entonces, podríamos ir juntos...

- Draco, aquí en Londres es mi hogar... Tnego mi trabajo, mis amigos... – Grace miró sus zapatos, aún tomada de la mano del rubio. Se sentía pésimo... ¿eso sería el fin de todo? No había alcanzado ni siquiera a durar, y Draco ya se iba. ¿Por qué, por qué no lo había conocido antes? Justo en el único momento en que había encontrado al hombre que podía reemplazar a Paul, este se iba... igual que Paul, cuando había muerto un mes después de que hubieran empezado su noviagzo.

Ellla había jurado no amar a ningún otro hombre después de Paul. Había jurado que sería su único amor verdadero. Pero aquella noche, dos días después de haberse conocido en el bar...

FLASHBACK

- Hola Grace, ¿qué te trae por aquí? – preguntó Draco.

- Nada, sólo quería.... tomar algo – dijo ella -, un tequila.

- Al instante – dijo él, y se lo sirvió en un segundo -, tengo rato para conversar...

- ¿No te retan por conversar con cada una de las clientas?

- - Generalmente... pero así vienen más seguido – sonrió.

- Qué modesto... eres todo un Galán – Grace le sonrió también.

Conversaron amenamente durante media hora. Tiempo en que el otro chico solo tuvo que hacerse cargo del bar. Draco se llevó varias reprimendas por eso.

Al final de la conversación, él salió con Grace del bar.

- Si quieres te acompaño a tu casa.

- No, gracias, me abrocho los zapatos solita – dijo ella, dándole un beso en la mejilla como señal de despedida.

- ¿No te pasará nada?

- Despreocúpate, son diez minutos de caminata nada más.

- De acuerdo... Entonces, adiós – Draco se inclinó para darle un beso en la mejilla, pero al parecer cambió de opinión, y juntó sus labios con los de Grace, en un beso que duró unos segundos.

Al terminar, Grace dijo.

- Vaya... ¿qué fue eso? – murmuró, su rostro a unos centímetros del de Draco.

- Un beso de despedida... Adiós – el rubio entró de nuevo en el bar, y Grace se quedó unos instantes fija en el lugar.

Había sido un beso de despedida muy diferente a todos los que le habían dado.

FIN FLASHBACK

- Osea que... No puedes venir conmigo – dijo triste, Draco – Pero es que... es que yo no quiero separarme de ti – comenzó a decir. Le costaba decir eso que rara vea decía.

- Yo tampoco, amor, pero no puedo dejar que renuncies a lo que quieres... – dijo Grace, dándole otro beso - ¿quién sabe si en un tiempo más nos volvemos a ver y podemos estar juntos?

- Sí, quien sabe... Grace, es que me iría pasado mañana...

Grace palideció.

- ¿Pasado mañana? ¿Tan pronto?

- Debo haberme establecido en Francia para ese entonces... Ese día sale mi avión. No puedo aparecerme, porque debo ir con las cosas de la mudanza. Malditas leyes.

Draco se iba... La persona que quería se iba, otra vez. Otra vez. Y su corazón se destruía, otra vez. Y sufría, otra vez.

Caminó lentamente hacia el apartamento con el beso de Draco aún en los labios, y al llegar vio a Ginny abrazada a Harry. Se sonrojó al verlos.

- Lo siento – murmuró.

- No te preocupes, Grace – dijo Harry -, yo me voy ahora. Ginny... por favor, no te enojes conmigo.

Grace observó con sorpresa a Ginny , con los ojos enrojecidos, y a Harry, con una expresión que nunca había visto: Dolor y tristeza. Sus ojos lo reflejaban. Con el tiempo había aprendido a diferenciar los sentimientos de los hombres. Y supo interpretar los del ojiverde antes que cerrara la puerta tras él. Entonces se dirigó al sillón y abrazó a su amiga con todas sus fuerzas. Había sido extraño ver a Ginny y a Harry así, después de tanto tiempo de rencor y odio...

- Le dijiste todo, ¿verdad? – comprendió.

- ¡Grace! Me acabo de enterar... – murmuró Ginny, respondiendo al abrazo de su amiga- James... James... Harry... ¡Evelyn Murdock ha arruinado mi vida!

Sollozó aún más fuerte. Era tal el odio que sentía que no sabía lo que habría echo si la mujer hubiera estado al frente de ella.

Hermione llegó a las nueve de la noche. Quizá porque no había querido interrumpir a Ginny y Harry en su conversación. Pero llegó blanca, callada y blanca como un papel, con aspecto terrible. Encontrño a Ginny y Grace sentadas en un sillón, conversando, la pelirroja apretando un cojín contra su pecho, Grace tomando un café- Ambas estaban tristes, y se les notaba en el rostro.

- ¿Gin? – preguntó Hermione, sentándose en la mesa de centro, al frente de la pelirroja - ¿Qué pasó con Harry? ¿Te hizo daño, te hizo algo que te hizo sentir mal?

- No, Hermione. Simplemente me enteré de la verdad – susurró Ginny -, y Harry ya sabe que James es su hijo.

- ¡Ginny! – Hermione abrazó a su amiga, cono dándole apoyo, y Grace las abrazó a su vez.

- Draco... Draco se va a Francia – logró decir, con los ojos enrojecidos.

- Ron... – dijo Hermione -, cuando llegué a su departamento estaba con Mary. Y yo, que creí que podía recuperarlo...

Las tres chicas se abrazaron a su vez, cada una sumida en sus preocupaciones. Una debía aceptar otra pérdida, igual a la anterior. Otra debía aprender a perdonar errores, y hacer lo mejor por su hijo. Otra simplemente debía resignarse a ser desilusionada una vez más.

- Herms, lo siento tanto... – dijo Ginny -, lo siento por todas nosotras.

Al día siguiente, ninguna de lastres fue a trabajar. Ni siquiera salieron de sus habitaciones hasta las una de la tarde. El timbre sonó, y ninguna de las tres fue a abrir, hasta que cesó el sonido que las perforaba por dentro. El teléfono sonó, y sonó hasta que no pudo más.

Sabían que las otras necesitaban privacidad. Por eso ninguna fue a interrumpir a otra con su dolor. Cada una fue a comer algo a tiempos diferentes, perdidas en su soledad...

Más tarde Grace decidió ir al bar, para hablar con su novio. Era el último día que podía verlo. Draco le había pedido no ir a despedirlo al aeropuerto. No le gustaban las despedidas, todo sería más doloroso. Grace también lo prefería así.

Ginny y Grace fueron también para acompañar a su amiga y despedirse de su amigo. Entraron al bar, Hermione preocupada de ver a cualquier parte menos al pelirrojo que no quería ver, y Ginny perdida en sus pensamientos. Se acercaron a Draco, y hablaron un momento con él. Luego Grace se fue a una mesa aparte con él, en el último momento que podían intercambiar palabras...

La puerta de entrada se abrió, y Ginny volteó para ver quien acababa de entrar al lugar. Inmediatamente, a Hermione le saltó el corazón al ver la mirada de su amiga pelirroja, porque Evelyn acababa de entrar al lugar, con su sonrisa hipócrita de siempre y su cartera blanca.

- No me trates de detener… - dijo Ginny.

- Ginny, por favor no… - comenzó a decir Hermione, pero era tarde. Ginny ya se dirigía hacia donde estaba Evelyn.

- ¡Hola! – dijo Evelyn a Harry y Ron.

- Hola – dijo Ron, con frialdad. No le perdonaba lo ocurrido con Hermione, y nunca lo haría… Pero no sabía por qué Harry la miraba con el mismo odio que él.

Evelyn cambió de expresión a una de confusión, cuando escuchó detrás de ella.

- ¡¿Por qué lo hiciste, idiota?! – Ginny estaba detrás de Evelyn. Esta se quedó paralizada, y miró primero a Ginny y luego a los dos hombres, detrás de la barra - ¡¿Por qué?!

- ¿Qué cosa? – preguntó, con voz temblorosa, esperando no escuchar lo que creía que iba a escuchar…

- Ya lo sé, Evelyn – dijo Harry -, sé lo que le dijiste a Ginny. Ya sé que es mi hijo, ya sé la mentira que dijiste.

Evelyn miró horrorizada al chico de pelo negro. Nunca pensó que eso ocurriría. Nunca pensó que Ginny y Harry se volverían a encontrar y aclararían las cosas… Hermione se acercó al lugar.

- ¡Arruinaste mi vida y la de mi amiga, maldita perra! – gritó Ginny, sin poder controlarse, llevándose las miradas de toda la gente que había en el bar. Hubiera seguido gritando si Harry no la hubiera tomado del brazo, tranquilizándola.

- Sé que James es mi hijo – terminó de decir Harry -, pero me gustaría saber por qué, Evelyn, por qué hiciste eso…

- ¿Hijo? – inquirió Ron - ¿James? Harry, tu no…

Ron comenzó a retroceder.

- Ron, yo…

- No, amigo… no… - Ron retrocedió aún más, como si no quisiera estar al lado de Harry ni de su hermana, y luego se dio media vuelta, y se alejó del lugar.

Hermione no podía dejar que eso pasara… Harry era el mejor amigo de Ron, y Ginny era su hermana… no podía enojarse con ellos…

- Ron – dijo.

- Déjame – dijo él, y siguió caminando. Salió del bar, y comenzó a caminar a su casa.

- Ron, escúchame… - dijo Hermione -, por favor…

- ¿Tú lo sabías? – el pelirrojo se detuvo.

Dudó. Par luego contestar, con voz temblorosa:

- Sí.

- ¿Lo sabías, y nunca me dijiste nada?

- Ron, no podía… No era mi problema, era Ginny la que tenía que haberte dicho…

- ¡Demonios, Ginny es mi hermana y Harry mi mejor amigo! Y ninguno de los dos me dijo nada…

- Harry se enteró ayer, debe haber estado demasiado confundido como para decirte algo… No sabes todo lo que sufrieron, no comprenderías…

Habían comenzado a caer pequeñas gotas de lluvia sobre ellos. Estaban a algo de distancia del bar, y el cielo oscuro reflejaba el sentimiento interior de ambos.

- Sí, Hermione, podría comprenderlo, porque aunque no lo creas tengo sentimientos y he sufrido de esa manera.

- Entonces entiéndelo. Era sólo eso lo que quería decirte… Adiós, Ron.

- Hermione, espera – Ron le habló antes que pudiera darse vuelta -, no te vayas…

Hermione se dio vuelta. Era una suerte que hubiera lluvia, pensó. Así las gotas que empapaban su rostro se confundían con las lágrimas que caían, y que ella no detenía. Le dolía hablar con Ron.

Ron la observó, hermosa como siempre, con aquel rostro que lo enloquecía, ahora inundado por la tristeza, con los ojos enrojecidos, y las gotas de lluvia en su rostro, que parecían lágrimas.

- No tengo nada que hacer aquí, Ron. Tienes tu vida, tienes tu pareja y eres feliz… No quiero interponerme.

- ¿Mi pareja? ¿qué quieres decir con eso…?

- Mary – dijo ella, y sonrió débilmente -, felicidades.

- Hermione… No tengo a la mujer que quiero – dijo, en voz alta, cuando Hermione caminaba de nuevo para volver no al bar, sino a su departamento.

Hermione se paró en seco, sin voltear. ¿Qué quería decir?

- Si sólo pudieras perdonarme, Herms… - susurró Ron, tristemente.

- No, Ron… hoy no.

Se mantuvo así unos segundos, sólo escuchando el amargo sonido de la lluvia empapándola. Y cuando se dio vuelta, observó la expresión de dolor de Ron, y contempló como este se daba la vuelta, metía las manos en sus bolsillos, y se alejaba. Se iba… Ron se iba, y ella nunca iba a perdonarlo…

"¿Quieres saber qué es la lluvia?" recordó lo que su madre le decía cuando era pequeña "las gotas de lluvia son lágrimas de ángeles, y siempre caen cuando uno va a disfrutar de un momento feliz…"

No había tenido razón, pensó. ¿Feliz? No estaba feliz, sino todo lo contrario. ¿Lágrimas de ángeles? No creía en los ángeles… En ese momento, ni siquiera creía en sí misma.

- ¡No creo en ustedes, malditos ángeles! – exclamó, con los ojos empapados en lágrimas, mirando al cielo, deseando llorar por siempre. No había nada peor que una desilusión…

Pero entonces, a la cabeza le llegó otra de las cosas que le habían dicho:Perdona hasta diez veces si es necesario" era otra de las cosas que había oído de su madre "sólo si así lo dice tu corazón…"

- Ron… - susurró Hermione, y tocó sus labios, evocando la forma de los labios de Ron cuando la había besado, y sin pensarlo dos veces, caminó tras el pelirrojo, que ya se había perdido de vista.

La lluvia seguía cayendo cuando Hermione llegó a la puerta del departamento de Ron, completamente empapada. "sólo si así lo dice tu corazón…"

¿Qué decía su corazón?

La puerta se abrió, y un Ron todavía empapado por la lluvia le abrió la puerta. Al verla, se sorprendió.

- ¿Qué haces aquí? – le preguntó, y se apartó de la puerta para que pudiera pasar.

Hermione entró, y vio la chaqueta de Ron tirada en el suelo, un adorno roto en el piso, y el sillón al lado del fuego con rastros de agua.

Sin mirarlo, se dirigió a la ventana y miró afuera, donde la lluvia aún caía.

- Sé que me viste con Mary hoy – dijo el pelirrojo.

- Sí, venía a devolverte las llaves. Pero no quise interrumpir la escena.

- Ella comenzó – dijo él -, me besó ella, no yo.

- No necesito explicaciones, no te preocupes…

- Pues quiero dártelas. No quiero que pienses que algo pasa entre ella y yo. Quítate eso, te vas a enfermar...

Hermione lo observó un momento, para luego quitarse el abrigo empapado, y arrojarlo al suelo. Ron se la quedó mirando un momento, observando su vestido blanco, que se traslucía. Hermione se sonrojó, y contempló la camisa de Ron, que se pegaba a su cuerpo, y sus pantalones, que también se adherían a la piel de Ron.

Se dio vuelta, nerviosa, pero eso logró sacar otra mirada del pelirrojo. Su figura era tan perfecta… Qué habría dado por tenerla entre sus brazos en ese mismo momento, y por que ella lo hubiera perdonado…

- Herms… - murmuró, acercándose a ella, que seguía de espaldas, mirando por la ventana. Apoyó una de sus manos en las caderas de la joven, la que cerró los ojos por un momento.

Sintió la mano de Ron sobre su húmedo vestido, y aún así le pareció sentir un ardor por todo el cuerpo. Si sentía aquello por un simple toque del pelirrojo… ¿qué sentiría sin la barrera de la ropa? Se sonrojó al pensar en eso.

- Ron, no… - susurró ella, aunque deseando lo contrario.

Ron la rodeó con la otra mano, apegándose a ella, apoyando su cabeza en su hombro, aspirando el olor de su cabello mojado, que aún así conservaba esa fragancia que lo volvía loco. Y entonces probó su cuello, como había echo esa noche en aquél mismo lugar, en el sillón. Sólo que ahora Hermione no estaba ebria, y estaba allí, con él… Ahora estaba conciente de lo que podía hacer.

La joven se estremeció. Sujetó con sus manos los brazos de Ron, pero sin apartarlos de donde estaban, para luego girar su cabeza y encontrarse con los labios de Ron. Sus labios se fundieron en un cálido beso, que les hizo olvidar el frío que sentían por el agua que empapaba sus cuerpos. Y él volvió a besar desesperadamente su cuello, como si no pudieran sus labios pasar un segundo sin sentir su piel.

Ron la hizo voltear, y tomándola por la cintura, la alzó con una fuerza sobrenatural para dejarla con la espalda apoyada en la ventana, sentándola en un pequeño hueco de la pared.

Hermione sintió el frío de la ventana en su espalda. Su vestido no le cubría la espalda por completo, y por eso se abrazó a Ron al sentir aquel hielo en esa parte de su piel, que se encontraba caliente por las caricias de Ron. Una de sus manos se dirigió a uno de los botones de su camisa, que comenzó a desabrochar.

Ron simplemente observaba, con las manos acariciando los muslos de Hermione, buscando su cuerpo por debajo de la falda que llevaba, sintiendo aquellas manos quitándole la camisa, acariciándolo y deseando con desesperación más y más… La camisa mojada cayó al suelo, y el cuerpo de Ron se apegó contra el de ella más que antes, volviendo a acariciarla aún con más intensidad.

Volvió a besarla como nunca lo había echo, sus manos acariciando las piernas de Hermione, apresándola, haciéndola suya por siempre, como siempre había querido… Como ambos siempre habían querido. Ella pasó sus brazos por encima de su cuello, y comenzó a acariciar su pelo empapado con pasión, enredando sus dedos en los rojos cabellos.

Ron levantó la mirada, y se separó un poco de ella, observando con los ojos como dos hogueras encendidas el top blanco que la chica llevaba, pegado a su cuerpo, y puso una mano en él, decidido a arrancárselo como fuera necesario. Pasó sus brazos por la cintura de Hermione, y sus manos se dirigieron al nudo que sostenía el top, desamarrándolo, para luego arrojarlo al suelo. Sus ojos se encontraron con el sostén de Hermione, que era la única prenda que llevaba ahora aparte de la falda…

Volvió a besarla apasionadamente, atrapándola entre su cuerpo y la ventana, sus labios jugando y también sus lenguas…

Hermione se bajó de donde estaba, pasando sus brazos por el cuello de Ron, el que, una vez abajo, la rodeó por la cintura con un brazo y con el otro comenzó a acariciar su cabello, buscando su boca con más deseo aún.

Lentamente y aún besándose, se fueron acercando a la puerta de la habitación de Ron. Ya ninguno de los dos podía parar, y sabían lo que estaban a punto de hacer: pero ninguno lo impedía.

- Herms… - dijo Ron, cuando llegaron al borde de la cama del pelirrojo.

Ella le puso un dedo en los labios para que no dijera nada más, asintiendo con la cabeza. Entonces los dos se fueron apoyando en la cama lentamente, hasta quedar Ron encima de ella. Hermione tenía la cabeza apoyada en la almohada, y respiraba agitadamente.

Ron la observó por unos instantes. Sentía su piel ardiendo, y más aún al contemplara ahí, en su cama, por completo de él en aquellos momentos. No lo dudó un instante, y sus manos se dirigieron al broche de la prenda que Hermione tenía bajo el top.

Luego volvió a besarla, acariciando su cabello, besando su boca, su cuello, su pecho, bajando las manos hacia su cintura, par luego seguir bajándolas hasta sus piernas, y sus muslos debajo de la falda húmeda.

Hermione no pudo evitar un suspiro ante lo que estaba sintiendo, con Ron sentía cosas increíbles…

- Ron… - gimió, cuando Ron comenzaba a desabrocharle la falda, deslizándola por sus piernas hasta quitársela y dejarla a un lado de la cama.

Era un momento de pasión y felicidad para ambos, disfrutando del calor de sus toques y sus caricias, saboreando el dulce sabor de la profunda intimidad. Apoyándose en la cama, Ron entró en ella lentamente, ambos fundiéndose en sus caricias y besos, haciendo de aquél un momento de profundo éxtasis.

Ron dejó caer su cabeza en el pecho de Hermione, respirando entrecortadamente.

- Hermione… - susurró entonces, apartando un mechón de pelo de la cara de ella - ¿me perdonas?

- No sé como me haces esa pregunta – dijo Hermione, sonrojándose, apoyándose en el pecho del pelirrojo.

- Herms, sabes que te amo – le susurró al oído el pelirrojo -, no creas que pasa algo con Mary, o con Evelyn…

- Tú tampoco creas que pasa algo con ningún otro chico…

- ¿Y aquél chico de la otra vez?

- ¿Hans? – preguntó de pronto Hermione, sonriendo.

- Sí… - dijo Ron, como dudando.

- Ron… Hans es homosexual – Hermione soltó una pequeña carcajada.

- ¿Enserio? – Ron lucía sorprendido – Pues no se le notaba…

Se quedaron callados un momento. Luego Ron dijo algo que hizo a Hermione ponerse de todos los colores:

- Te amo, Hermione.

Ella sonrió, su corazón latiendo fuertemente.

- Yo también, Ron – respondió.

Estaba feliz. Al fin tenía al hombre que amaba, y estaba segura de que no se iría. Después de tanto tiempo de dudas, de dolor y de rencor, al fin había llegado el momento que siempre había esperado: tener al hombre que amaba. Quizá los ángeles si existían después de todo…

Nota de la autora: Después de tiempo sin actualizar al fin termino el cap. Tuve unos problemillas, pero ya están solucionados. Esto aún no acaba (así k no se pongan felices xD) aún queda un cap por publicar.

Dejen reviews o manden mails!!! =D