"A pesar del tiempo"
, por Naoki Thanatos.
12- A pesar del tiempo.
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- ¿A dónde vas que te arreglas tanto?
- No me digas que una cita. ¡Pero si ya estás ocupada, Herms! - dice Ginny.
- Ron me invitó a comer - digo yo - ¿Algún problema?
- Aaah - la cara de mis dos amigas se ilumina -, bueno, pues suerte.
- ¿Por qué ponen esas caras? - pregunto.
- Por nada.
Algo escondían estas dos, y no me lo querían decir. Pero no podía perder el tiempo averiguando, o llegaría tarde a mi cita. Ya estaba algo atrasada, pero cinco minutos no influían en nada.
Me había puesto un vestido azul muy bonito, que me había regalado Grace. Era muy elegante, justo para la ocasión: Ibamos a comer a London Hamilton, que era un lugar muy elegante. Ron había ofrecido irme a buscar, pero yo me había negado. Eran las once, y a esa hora habíamos quedado de encontrarnos allá. Tomaría un taxi.
El primero en pasar se detiene al frente mío, y me subo a él.
- A London Hamilton, por favor - digo.
El taxi arranca.
¿Para qué tanto misterio? Ron no me había querido decir por qué la invitación tan especial. "Sólo para comer juntos, ¿qué problema hay?" me había dicho.
De pronto, el taxi se detiene en otra parte, la puerta se abrió y un hombre se subió al lado mío.
- Hola - me dice el hombre.
Era Alan.
- Hola - digo, sorprendida. No esperaba verlo allí. Iba vestido con ropa elegante, al parecer acababa de salir del Club Kennedy, un lugar donde se reunían los socios a apostar.
- Estás muy elegante, ¿a dónde vas? - me pregunta.
- A una cena - respondo.
- ¿A dónde?
Estaba haciendo muchas preguntas.
- A London Hamilton.
- ¿Y con quién, si se puede saber?
- Con mi novio - le digo.
No me preguntó más.
- Estás muy hermosa hoy... no sabía que tenías novio. Yo pensé que eras soltera, o si no, ¿por qué pasó eso en tu departamento la otra vez?
- Eso fue hace más de un mes, Alan, y créeme, estoy arrepentida.
- ¿De veras? - pregunta él - Pues yo no.
¿Para qué demonios me decía eso? Esperaba bajarme rápido de ahí.
- Cambio de planes - dice Alan de pronto, en voz alta, dando al taxista unos billetes -, la señorita viene conmigo, calle Amundsen 564.
Lo miré indignada.
- Vienes conmigo - me dice él -, no me vas a decir que no. Supongo que no andas con tu varita esa, ¿no?
No digo nada. No ando con mi varita, ¿qué puedo hacer?
Asustada, veo como pasamos el lugar al que se suponía debía ir. Hiciera lo que hiciera llegaría tarde con Ron.
- Voy a London Hamilton - digo al taxista -, lléveme allá, por favor. Ahora.
- Bueno, ¿a dónde los llevo? - pregunta el hombre, deteniendo el taxi.
- A London Hamilton - digo yo.
- ¿Y a usted, señor? - pregunta el hombre.
Alan pareció pensarlo.
- A London Hamilton también.
Unos cinco minutos después, el taxi se detuvo en el restaurant. Ya son las diez y media.
¿Ron me estaría esperando? Me bajo del taxi apurada, y Alan bajó detrás mío. Antes que pudiera entrar, me tomó del brazo, deteniéndome.
- ¿Crees que te espera aún tu novio? - me dice, sonriendo -, mejor ven conmigo.
- Suéltame, Alan.
- Vamos, Herms... - me dice -, esta vez lleguemos un poco más lejos que antes... - acerca su rostro al mío.
- Si no me sueltas, te juro que voy a gritar. Suéltame, Alan, por favor...
- Es imposible... - me toma por la cintura -, sé que en el fondo también lo deseas, Hermione, sólo ven conmigo... - me comienza a besar el cuello, mientras hago todo lo posible por soltarme.
De pronto, veo a alguien salir del lugar. Con las manos en los bolsillos, y una expresión de tristeza, Ron salía de ahí, vestido elegantemente.
- ¿Hermione? - me ve allí - ¿Hermione, que haces?
- ¡Ron! - exclamo.
- ¡Idiota, suéltala! - exclama Ron, apartando bruscamente a Alan de mí. Yo estaba casi llorando - Herms, ¿Estás bien? ¿Y tu quién demonios eres?
Alan sonríe. No me gusta esa sonrisa.
- ¡Tengo el placer de conocerte! - exclama Alan, metiéndose las manos en los bolsillos - Eres el novio de Hermione. El novio que ella nunca mencionó en su departamento hace unos días - Alan sonríe triunfante.
- ¿Qué quieres decir? - pregunta Ron, extrañándose.
- ¡Alan, eso fue hace más de un mes! ¡Ya te dije que me arrepentía!
- ¿Pasó algo entre tú y él, Herms? - me pregunta Ron, mirándome.
- Yo... sí, Ron, pero créeme, eso fue cuando aún no estábamos juntos.
- ¿Le crees? - pregunta Alan. Nunca recuerdo haber odiado tanto alguien como odiaba a ese chico en ese mismo momento. ¿Por qué hacía las cosas más difíciles? - Bueno, creo que ya lo dije todo. Y si quieres volver a buscarme, Herms, solo me llamas, ¿de acuerdo? O le preguntas a Hans por mí. Adiós - sonriendo, se aleja del lugar, dejándome ahí con Ron, que parecía confundido.
- Ron, no le vas a creer, ¿verdad?
- Dime sólo si estuviste con él o no, Herms - me dice él.
Tenía miedo. Tenía miedo que si le decía que sí, no me creyera que había pasado antes. Pero preferí que lo mejor era ser sincera.
- Sí - respondo.
Ron no dice nada.
- Pero fue antes de que estuviéramos juntos, Ron, créeme. Y fue por desilusión... ¡fue por desilusión! Por desilusión el día en que te vi con Evelyn en el bar.
Ron mira al piso. No puedo distinguir alguna expresión en su cara. Si era de comprensión, de enojo, de tristeza, de rencor... Esperaba que no fuera ninguna de las tres últimas. ¿Qué pensaba?
- Bueno, supongo que... - comienza a decir -, debo decirte algo.
- ¿qué? - pregunto.
- Perdí la reservación. No podía tomarla si no habías llegado, y bueno, como te atrasaste...
- Oh. Lo siento, Ron de veras...
- No importa - se da vuelta, y entonces mi corazón da un vuelco - Ah, y una cosa más. Espero que no te lo tomes a mal - se voltea, mirándome. Tampoco logro descifrar una expresión en su rostro.
- ¿Cuál? - estoy preparada para lo peor.
- ¿Te gustaría casarte conmigo? - después de esto, puedo ver la sonrisa en su rostro.
Siento muchas cosas en ese momento, que me cuesta describir. Alegría, alivio, emoción... Mi corazón late a dos mil por hora, y siento que algo me recorre el cuerpo. Veo la sonrisa de Ron. Se ve tan lindo, tan tierno, con su ropa elegante, me daban unas ganas tremendas de abrazarlo. Y eso fue justamente lo que hice, sonriendo.
- Claro que sí, Ron, sabes que te amo - le susurro - ¿por qué piensas que me lo iba a tomar a mal?
- Bueno... porque te lo pedí aquí y no adentro, donde el ambiente hubiera sido mucho más romántico... - se ríe.
- No importa donde sea, Ron. Tú eres romántico... mi Ronniepooh - le sonrió. No le gusta que le diga así, y eso me hace reír.
- Esta será la primera vez que te acepto eso. Pero nunca más, ¿eh? - me besa tiernamente.
Dicho esto, del bolsillo de su pantalón saca una pequeña cajita, y la abre, dejando ver un precioso anillo con una piedra que al parecer, es un diamante, y me lo pone en la mano, delicadamente.
- Se te ve hermoso - me susurra, tomándome las manos, y mirándome a los ojos - Tú eres hermosa.
Le sonrío, y me apoyo en su hombro. Caminamos tomados de la mano un instante por la oscura calle. Ya no me importa Alan, dejaría mi ambición de matarlo para más tarde. Sólo importa el momento, era feliz, y nada más importaba.
- Bueno, ya que perdimos la reservación... ¿qué hacemos?
- ¿Al bar?
- Al bar - me dice él.
Y, aún tomados de la mano, nos vamos al lugar que tantos recuerdos nos trae.
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- ¡Felicitaciones! - exclama Grace.
- ¡Muchas gracias!
- Aunque en verdad, ya lo sabía - dice de nuevo mi amiga.
- Grace, le quitas magia a este momento - digo yo, desaprobando la actitud de mi amiga, pero en el fondo feliz -, Ron nos había dicho que debíamos fingir sorpresa...
- ¡Y lo hicimos! ¿ves? ¡Oh! ¡Estoy sorprendida! - pone una cara tan loca, que me da risa. No sé como puede estar tan feliz. Aunque después de todo, ha pasado cierto tiempo...
- No se como el idiota de Alan puede ser amigo de Hans, que es tan simpático - dice Herms, y le encuentro la razón.
- Deberíamos haberte avisado lo que le hizo a Juliana - dice Grace -, y a Marilyn, y a Isabel...
- Y a ti - agregue yo.
- Eso... fue un caso aparte. Además, sucedió hace mucho tiempo.
- Sólo tres meses - contribuí.
- ¡Eso es mucho tiempo! Aunque gracias por tu "ayuda", amiga. Es un patán.
Río. Grace... siempre me da risa.
- Debo salir un instante - digo, mirando mi reloj. Son las seis de la tarde. Tengo que ir a ver a James, se lo prometí, y además hace unos cuatro días que no lo veo. Pero pronto estaría de vacaciones, y podría traerlo a casa y pasar todos los días con él.
- ¿A dónde vas? - preguntan las dos chicas.
- ¡Quedamos de ir con Helen! ¿no te acuerdas? Nos pidió que no faltáramos, era algo importante... creo que Tim le pidió matrimonio, ¿no es genial? - dijo Hermione.
- Lo siento, no puedo. Debo ir a ver a James ahora - me disculpo - Discúlpenme con ella... Si Tim le pidió matrimonio, le dan mis felicitaciones. Y bueno, si Tim la dejó... le dan mis condolencias. ¡Adiós!
- ¡Adiós! Nosotras también pasaremos a La Madriguera más tarde, después de juntarnos con Helen para llevarle su regalo de cumpleaños - dice Grace.
- Le mandas mis saludos y le dices que la tía Mione no pudo ir porque estaba ocupada e irá en un rato.
- Y que la tía Grace estaba con un chico en un momento muy...
- ¡Grace! - digo con Hermione, la que se ríe - James no tiene por qué escuchar detalles de esos. Además, hace días que no sales con algún chico.
- Supongo que debo estar volviéndome vieja - dice ella.
- Grace... tienes veintitrés años.
- Bueno... entonces será porque no quiero - hace una mueca.
No insisto en el tema, me despido de nuevo y desaparezco, para aparecer en la puerta de la casa de mis padres. Toco la puerta, y me abre mamá. Al verme, sonríe.
- Hola, hija. Al fin te dignas a venir... Hace tiempo que no ves a James, además hoy cumple seis años.
- Mamá, hace cuatro días - le digo, levantando el paquete que le llevaba. Ella siempre tan exagerada... - Ahora, ¿me dejas llevarle el regalo? - ella se aparta, y yo paso.
- Hija - me detiene mi madre, antes que pueda dar otro paso.
- ¿Ajá?
- Lo dejé ent...
- ¿Qué?
- Bueno, nada - dice ella - Sólo espero que no te enojes conmigo.
- ¿Por qué? - pregunto. Mamá me comienza a asustar - Mamá, me asustas, ¿qué pasa? - pregunto. Mi primer pensamiento... Se murió James. ¡No! Mi corazón comienza a latir más rápidamente. ¿Qué pasaba, que no me quería decir? - ¿Le pasó algo a mi hijo?
- Tranquila, nada - dice ella, calmándome - Ve. Está en el patio.
Me ahorró la molestia de buscarlo. Generalmente ese hijo mío está metido en cualquier parte. Abro la ventana grande, y salgo al gran patio trasero de la casa... Y lo primero que veo es una pelota de fútbol salir disparada hacia un lado del patio.
- ¿Ves? ¡Así es como se golpea! - oigo a alguien decir, y veo de inmediato al pequeño James corriendo hacia la pelota, riendo. Se acerca a ella y la golpea fuerte - Bien, estás mejorando...
Me apoyo en la pared, mirando la escena. El sol se está poniendo, y bajo él se ve una escena que hace que mi corazón se detenga: James, mi hijo, corría tras la pelota... Y Harry corría tras él. Sí, Harry, su padre. Era increíble el parecido que tenían... A pesar de todo lo que había pasado con él, no pudo dejar de conmoverme aquel cuadro. Al parecer, no se habían dado cuenta que los estaba viendo.
- Nunca antes había jugado con una de estas, tío Harry – dice James.
- ¿No? Generalmente los magos no aprecian este deporte muggle, pero para darte un poco de cultura general te la traje, como tu regalo de cumpleaños... además del libro de quidditch, claro, para que aprendas todo sobre él y seas un gran jugador – sonríe.
- ¡Me gustó mucho el libro! – exclama James.
- Que bueno... oye, ¿no ha venido tu madre a verte? – pregunta Harry.
- No, aún no... ojalá llegue luego, así la conoces. Te agradará.
- Ya lo creo... – sonríe Harry, y el tono de su voz me extraña – Pero lo siento, creo que debo irme. Créeme, aunque no quiera irme, es lo mejor.
- ¿Por qué, tío Harry? ¡Yo quiero que te quedes!
- Ya lo entenderás... cuídate, muchacho – le revolvió el pelo, lee el libro y acuérdate de mí.
Entonces levantó la mirada, justo hacia el lugar en donde estaba yo, de pie. Nuestras miradas se encontraron. No sabía que decir en ese momento... sólo dije lo que me salió del alma en ese momento:
- Puedes quedarte más, si quieres.El no habló. Noto la mirada de James, y me acerco a ellos. Le doy un abrazo a mi hijo, y le entrego su regalo.
- Feliz cumpleaños – digo -, te quiero mucho, James.Harry sigue de pie, frente a nosotros. Sonríe al vernos, y yo también lo hago.
- ¿Cómo supiste que era su cumpleaños? – pregunto, luego de levantarme de la suave hierba.
- Escuché a Molly decirlo. Además la llamé, y ella me lo confirmó. Lamento no haberte preguntado si podría venir a verlo, pero...
- No importa – lo corté.
- Debo irme.
- De acuerdo...
- Adiós...
- Adiós...
Harry había dado unos pasos cuando se detiene, pasándose una mano por el cabello.
- Ginny...Lo miro, dándole a entender que hable.
- ¿Crees que algún día puedas... perdonarme?
- ¿Perdonarte? ¿Y por qué? – pregunto, haciéndome la sorprendida.
Harry abre los ojos.
- Pues... por todo el tiempo que pasé sin ver a... bueno, ya lo sabes. Por mi irresponsabilidad.
- No tienes la culpa de nada, aunque todo lo que pasó me afectó mucho.
- Lo sé, y lo siento, Gin, de verdad – dice él.
Antes que pudiera decir algo, James se abalanza sobre Harry y lo abraza.
- Adiós Harry, espero que vuelvas pronto – dice. Esto me hace observarlos con los ojos llorosos.
- James – lo llamo, y me arrodillo -, necesito decirte algo muy importante, hijo. Quiero que me escuches, ¿de acuerdo?
Había tomado una decisión. Aquél era el momento. Era algo que no podía seguir pasando por alto. Debía decírselo. Tomé aire, sin saber como empezar.
- Escucha... – comencé, sintiendo de pronto temblar mis piernas -, ese hombre que ves ahí... es...No me salen las palabras. Observo a Harry, como pidiéndole ayuda. El simplemente no sabe que decir. Se acerca a nosotros, y puedo ver su rostro sorprendido bajo la luz rojiza del atardecer.
- Ginny... – me dice.
- ¿Por qué estás triste, mamá? – me pregunta mi hijo.
- No es tristeza, James es sólo que... – digo – Harry... Harry... – era increíble que algo tan sencillo costara tanto decirlo – El... James. Ese hombre, Harry, es tu papá.
Guardo silencio. Harry no dice nada. Tampoco James. Su cara muestra confusión. No enojo por la verdad guardada, sino confusión. Era lógico. Que un niño se enterara de eso debía ser impactante.
- ¿El?- pregunta de pronto - ¿Harry?
- S-sí, hijo – respondo.
Parecen interminables los segundos en los que James guarda silencio. Tengo miedo de cómo se lo pueda tomar.
- Me caes bien – dice de pronto, haciendo que mis ojos se enrojezcan -, creo que eres simpático y que serías un buen papá.Llorando, lo abrazo. No puedo contener las lágrimas que en ese momento están saliendo de mis ojos. Miro a Harry, el que sólo atina a hacer lo mismo, rodeándome con sus brazos y rodeando a James. Después de todo aquél tiempo de dudas y de odio, finalmente todo acababa, y me sentía de nuevo... como decirlo... libre.
Entramos a la casa, y James comienza a conversar con Harry. Y es casi de noche, y yo sólo estoy mirando el fuego de la chimenea, como ausente, pensando en los últimos sucesos... Un timbre me saca de mi ensimismamiento, y siento unas voces emocionadas.
- ¡Dónde está el pequeño diablo! – oigo exclamar y unos pasos apresurados. Hermione entra corriendo, y al ver a James ahí le da un abrazo, entregándole un paquete - ¡Toma Jamsie! Ojalá que te guste.Después llega Grace, y también le entrega un regalo. Veo que ella se detiene a mirar que estamos Harry y yo, sentados en un sillón, sin ninguna razón aparente de pelea, y me sonríe. Luego se sienta en el sillón de al frente, y llega mi mamá, a servirnos algo para tomar y galletas.
- Has recibido muchos regalos, James – dice mi madre, sonriendo.
- ¡Ginny! No lo vas a creer – dice Grace – El motivo de nuestro atraso... Tim abandonó a Helen, y ella no paraba de llorar... pobrecita – dice -, no le dimos tus condolencias, porque iba a parecer que lo sabías de antes, y eso la haría llorar más...
Río. Hermione se sienta al lado de James y comienzan a jugar con el regalo de ella. Yo me levanto un momento, y salgo al patio a tomar aire. Siempre me ha gustado contemplar las estrellas de noche, me da una increíble sensación de paz...
- Gin – escucho una voz detrás de mí. Era Harry.
- Me parece que hace poco lo tenía en mis brazos y era un bebé – digo, evitando mirarlo a los ojos.
- Por favor, perdóname por no estar con ustedes – dice él -, prometo que lo veré siempre que pueda y me comportaré... como un buen padre.
- Espero que eso sea lo que hagas – digo, aunque hay más cosas que quiero decir.
Todo esto se desvanece cuando siento unos brazos fuertes alrededor de mi cintura, y siento algo que no había sentido hace mucho tiempo. El apoya su cabeza en mi hombro suavemente, confortándome.
- No sabes lo que me dolió separarme de ti y que nunca me dijeras por qué te ibas – susurra.
- Yo... – comienzo a decir, pero él me interrumpe.
- Sé que no tengo derecho a pedírtelo, Ginny, pero me gustaría intentarlo de nuevo. Me gustaría empezar desde cero...
No sé que decir. ¿Me estaba pidiendo empezar... como pareja? ¿Cómo si nunca hubiera pasado nada? Es una decisión difícil... ¿Qué me dice mi corazón? No lo sé, estoy confundida... Siento por Harry algo especial, pero... ¿sería amor? ¿Sería el amor que algún día sentí por él?
- Sólo dime si estarías dispuesta a intentarlo, si no, entenderé... – dijo, como rogando que no fuera la segunda opción.
- Yo... creo que... podríamos intentarlo...
- ¿De veras? – un brillo de esperanza aparece en los ojos del hombre que ahora me mira de frente.
- De veras – le sonrío. Después de todo, había que recuperar el tiempo perdido, ¿no?
Harry no puede contenerse, al parecer, y me abraza, dándome luego un pequeño beso en los labios, como sellando así el pacto.
Miramos por la ventana. Grace conversa con Molly, y Hermione juega con James. Todo parece volver a la normalidad. El fuego de la chimenea arde alegremente, reflejando mi cálido sentimiento interno. Después de mucho tiempo de tristeza, finalmente hay una gran alegría. Ahora que tenía a James y a Harry a mi lado... Nada era seguro todavía, pero por lo menos íbamos a hacer un intento. Iba en el camino de la felicidad.
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Bueno, de aquí en adelante creo que no habrá mucho que contar... al menos, eso creo. En lo que concierne a mí...
Hace exactamente dos meses que sucedió. Y creo que voy a contar lo que pasó. Todo empezó cuando conversaba con Ginny el día antes.
-Lo lamento tanto, Grace... – dice ella.
- Qué se le va a hacer – digo, aparentando firmeza. Por dentro, quería morir.
- Es que al fin lo habías encontrado...
Era verdad. Había encontrado al único hombre que podía reemplazar a Paul y se iba... ¡Se iba al día siguiente!
Aquella noche no pude dormir bien. Algo me oprimía el corazón. Se me aparecían continuamente aquellos ojos que tanto quería... Aquellos ojos que pronto se irían.
"Por favor, no vayas a despedirme al aeropuerto... generalmente no puedo con las despedidas". Eso era lo que Draco me había pedido. Yo también había tomado la decisión de no ir a verlo, porque o si no la tristeza de su partida sería superior, y no quería colgarme del avión...
Al día siguiente desperté, sin ánimos de hacer nada.
- ¿Un café, Grace?
- No, Ginny – dije – Gracias.
- Vamos, no estés así... – me dijo Hermione - ¡Ve donde él!
- No puedo, Herms, no quiero ir a despedirme... sería más doloroso, y realmente... no quiero... – entonces pensé: necesitaba verlo una vez más.
- Estoy segura que no se ha ido aún – me dijo Ginny, dándome ánimos.
¿Qué más podía hacer? Tomé un taxi y apuré al pobre taxista para que llegara rápido al aeropuerto. Había escuchado algo del vuelo de Draco, así que me dirigí al lugar de donde se supone que saldría... Miré mi reloj. Eran las tres y media de la tarde. Miré desesperadamente a la gente que en ese momento abordaba el avión, y en ese momento lo vi. Pero tarde. Desapareció tras el pasillo para abordar.
La carta que le iba a dar antes que se marchara quedó en mis manos, y aún lo está. No se la he podido entregar, aún.
- ¿Grace? – una persona me saca de mis pensamientos.Era Hermione.
- ¿Sí? – pregunto.
- ¿Quieres algo para tomar?
- No, gracias – respondo – Hermione...
- ¿Sí?
- ¿Estás feliz?
Al parecer se sorprende de mi pregunta.
- ¡Claro que sí! Es decir, no podría haber estado mejor. ¿Por qué lo preguntas?
- No, por nada... – digo.
Ella se va a sentar al lado de Ron, mientras yo permanezco debajo del árbol de La Madriguera. Observo una escena que nunca creí ver. Hermione y Ron sentados juntos, abrazados y sumidos en su amor. Ginny jugando con James y Harry al lado de ellos. Al parecer juegan algo muggle, pues patean una pelota y la persiguen... algo que por cierto, no le encuentro sentido. Nunca he sabido por qué a los hombres les gusta tanto el futbol.
Tantas cosas han pasado en este último tiempo... Tantos problemas se han arreglado, tantas dudas e incertidumbres han desaparecido... Parece increíble que hace sólo tres meses las cosas estaban mal.
Hermione está feliz con Ron. Se casan en dos semanas, algo que me alegra mucho. Estoy feliz por ella. Ginny está feliz con Harry, y eso se le nota. James quiere mucho a su padre,y está bien con los dos. Pero lo que más se nota es el amor de Harry por Ginny. Aunque haya pasado tanto tiempo, esa marca en el corazón es algo que aún no desaparecía, y ahora es algo que vuelve a florecer. Mientras que yo... Por el momento estoy sola. Después de la partida de Draco a Francia, no he vuelto a sentir lo mismo por nadie. Supongo que tendré que esperar a que llegue otra persona que pueda tomar el lugar que Draco y Paul tuvieron en mi corazón. ¿Y si esa persona nunca llega? No lo sé.
Mientras observo a mis amigos me doy cuenta que el sol se está poniendo. Es una linda tarde en La Madriguera, casi toda la familia Weasley se encuentra aquí. Vuelvo a verlos, y me vuelvo a sorprender del sentimiento tan fuerte que hay entre ellos. Aquello que ahora los unía. Aquello que a pesar del tiempo había prevalecido, y aquello que ahora los hacía felices.
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El fin de este fic!!! Ojalá k les haya gustado el capítulo, perdonen si me demoré un poco, pero bueno...
GRACIAS a cada una de las personas que han leído este fic, gracias por encontrarlo bueno, malo o como sea... GRACIAS por los revews que me animaban a escribir y escribir.
Quisiera dar gracias a unas personas en especial:
A todos mis amigos, a la CaMi, que se tomó la molestia de escuchar este fic completo cuando estábamos en México xD a la Lina, que es mi sis. A Vicky, que con sus comentarios siempre me animó a seguir escribiendo. A Kiyo, mi computadora, por soportar k pusiera mis dedos sobre su teclado para escribir cada una de las palabras de este fic Y a muxas otras personas!!!
Bueno, eso es todo y ojalá que les haya gustado.
::Naoki::
