Perdón por la tardanza, pero no me venía la inspiración... prometo ya no rezagarme tanto. Hay una nota al final del capítulo que sugiero la lean.

CAPÍTULO IV:  El único muggle.

- Cállate!! Cállate ya, David!! Basta. Hoy no habrá cena para ti.

- Pero no he probado bocado por pintar las tablas!!

- Eso lo hubieras pensado antes de hacer tonterías.

- Señorita, Fairweather, por favor!!

Fairweather le dio un bofetón a David tan fuerte que este cayó al suelo y rodó unos centímetros, después salió con paso molesto y azotó la puerta que daba al vestíbulo, lo que provocó que el horroroso emblema se desprendiera. El patio quedó en un silencio mortal que sólo era interrumpido por los sollozos del niño... alzó un poco la cabeza y se encontró con unos ojos azules intensos que no demostraban ni una gota de compasión por él, ni siquiera al verlo como estaba, con la nariz y la boca llenas de sangre mezclada con la tierra. Pronto tuvo que desviar la mirada, todos sabían qué pasaría si le hablaban o si lo tocaban, escondió de nuevo la cara entre las manos, su mente y ojos se nublaron y sus labios empezaron a temblar sin control.

- La odio, odio este lugar, lo odio!!

Las palabras estaban llenas de resentimiento, y se oían realmente paralizadoras cuando salían del corazón de aquel niño de 12 años.

- Por qué me dejaste aquí?? Por qué??

Eran casi un susurro, un soplido que parecía estar hecho de fuego. Dio un suspiro largo y lentamente se puso de rodillas, de soslayo miraba a todos los curiosos que seguían en silencio, viéndolo, alzó la mano y la deslizó por su cara consiguiendo únicamente embarrar más el líquido rojo. Sus ojos se dirigieron al suelo y fue ahí donde encontró unos zapatos tenis desgastados que se pararon enfrente él, los reconoció de inmediato porque, aunque  la mayoría de los que estaban internos en San Charbel usaban tenis mugrosos y viejos, eran esos los que más detestaba. Los ignoró y empezó a recoger las cosas que se le habían caído de los bolsillos: dos pilas gastadas y dos palitos de metal amarrados con una liga que improvisaban una resortera. Pero al tratar de cogerlos, uno de los tenis cayó en su mano. David ni siquiera gimió, simplemente empujó la pierna con la otra mano pero ésta no se movió.

- Quita tu pie... – dijo, con los dientes apretados.

- Oblígame.

- Si no lo quitas en tres segundos ...

- Es una amenaza, Riddle?

En los minutos siguientes, David puso toda su atención en romperle la cara a aquella criatura moquienta que lo fastidiaba y ni siquiera se percató cuando Tom se acercó y con un ligero y rápido movimiento derrumbó al otro niño y lo lastimó más que todos los golpes que él le había propinado. Su conciencia volvió cuando se encontró sentado junto a aquel niño de ojos azules, con todo el uniforme gris limpio... como si no hubiera pasado nada.

Tom notó su confusión y sonrió burlonamente.

- Ni siquiera te has dado cuenta... – dijo, mientras señalaba al centro del patio.

David volteó quedamente y, sorprendido, vio como la señorita Fairweather se llevaba a Norman a rastras, diciendo algo acerca de los maleducados que se revolcaban en el piso. Después giro su cabeza de nuevo a Tom, que no tuvo más remedio que empezar a hablar, debido a la tartamudez que, repentinamente, había llenado a David.

- Escuhé que tu apellido es... Riddle?

David asintió quedamente.

- Igual que el mío.

De nuevo asintió.

- Por qué no me lo habías dicho?

David hizo una expresión extraña... no sabía que responderle, todos sabía que Tom Riddle era un tanto... chocante... y casi no hablaba con nadie del internado, pero tal vez, él no lo sabía.

- Bueno, yo... tu no eres muy sociable... no sé, no se me ocurrió.

- Vamos... – respondió riéndose entre dientes – crees que no sé que me temen? – continuó haciendo una señal con la cabeza hacia los niños que corrían entre la tierra – y... también sé que tu me temes...

David frunció el entrecejo, no le gustaba que la gente le dijera lo que él sentía, aunque fuera cierto. Sí, Tom le causaba cierta repulsión que podría catalogarse como temor pero no era para que lo mirara de esa forma, como si fuera un insignificante bicho al que se le puede aplastar.

- No estés tan seguro – dijo al tiempo que se levantaba, pero sintió cómo una mano fría lo detenía y, sin mucho esfuerzo, lo sentaba de nuevo.

David no puso resistencia y su cara reflejó una expresión nueva, entre admiración, miedo, complacencia y desafío.... era el gesto que más le gustaba ver a Tom en esa cara blanca como la leche resguardada por los mechones rojos obscuros...

- Tom?.. Tom, estás bien?

Tom salió de sus recuerdos, sacudió la cabeza, de nuevo se había ido... respiró lentamente y alzó los ojos, era Gedeli, quien lo veía preocupadamente, trató de parecer normal y se levantó rápidamente.

- Que quieres? – dijo, al tiempo que recogía sus libros de la mesa de la biblioteca.

- Nada, es sólo... te vi muy pensativo.

Tom volteó y vio a Ged con aquella mirada profunda y amenazadora.

- Algunos pensamos en nuestro tiempo libre, no todos somos como tu, Ged – dijo, con sorna.

- Lo siento – respondió, agachando la cabeza.

Riddle tomó todas sus cosas y salió directo a su sala común, donde se tiró en el primer sofá que encontró. Algunos slytherins estaban reunidos en las mesas de estudio y en el sillón de al lado estaba McMillan escudriñando un libro de pociones. Era una noche gélida en la que los copos de nieve se apiñaban en las ventanas, el invierno estaba en todo su esplendor y, aunque la gran fogata daba calor a la mazmorra, no era lo suficiente para cubrir tanto espacio. Tom se fastidió y bajó a los cuartos, ahí sólo estaba Malfoy, tras las cortinas de su cama con un hechizo de luminosidad, seguro estaba leyendo algo. Él también se encerró en su cama con dosel, estaba harto de tener esas regresiones, por qué demonios ocurrían, era como si su pasado estuviera proyectándose en cada momento... o tal vez... no!! Casi gritó ante tal pensamiento, San Charbel era algo completamente asqueroso para él, pero también lo era la idea de separarse de Gebissen... no, no!!!

Qué le estaba pasando? No importaba de todos modos, ya nada de eso importaba...

Se recostó y lentamente gozó con las sábanas de seda resbalándose por todo su cuerpo, ni siquiera se molestó en ponerse el pijama, sólo se quitó lo que traía puesto y decidió cerrar los ojos y perderse de nuevo en el sueño... de todos modos, nada de lo que ocurriera en su cabeza cambiaría su futuro.

*  *  *

Harry había terminado tarde sus deberes de pociones, gracias a las estupideces de Neville. Lo apreciaba por ser un Gryffindor pero definitivamente no le agradaba mucho estar con él en el mismo equipo de tareas. Recogió sus libros y comenzó a ponerse la capa.

- Crees que aún haya algo para cenar? – preguntó, Longbottom.

- Lo dudo, Neville, ya es muy tarde.

Trató de responder lo más tranquilamente posible ya que él también estaba muriendo de hambre, lo cual también atribuía a la inconciencia de su compañero. Neville hizo un gesto de incomodidad que pronto fue reprimido por la presencia de Colin Creevey.

- Ah!, todavía están aquí?, creí que Ginny y yo éramos los únicos.

Harry sonrió para sus adentros cuando vio a la hermana de Ron detrás de Colin, un poco sonrojada pero con la clara expresión de fastidio. Y él sabía por qué: Colin la había estado pretendiendo desde hacía seis meses, pero... Harry no sabía qué pensar, tal vez Ginny seguía enamorada de él, tal vez tenía a alguien más pero su desprecio con Creevey era más que evidente para todos, excepto para él, había hecho hasta lo imposible para que los trabajos los hiciera con él, y al parecer, por ese encuentro inesperado, lo había logrado.

Harry terminó de ponerse la bufanda y cogió los libros.

- Pues, buenas noches, estoy agotado.

Al mismo tiempo que esas palabras salieron de su boca, Colin le decía a Neville que los de su años, seguramente, habrían guardado comida de la cena para ellos y con gusto la compartiría con ellos.

- Oíste, Harry? Vamos!!

Longbottom y Creevey se retaron a unas carreras hasta la torre de Gryffindor, y salieron disparados riendo tontamente con Ginny sufriendo detrás. Harry soltó de nuevo una risita y comenzó a caminar en la misma dirección... iba distraído, pensando en todas las cosas que aún le faltaban por hacer cuando se topo con una silueta conocida. No le habló, ni siquiera lo miró bien, siguió caminando.

- A dónde vas a tan altas horas de la noche, Potter?

- Qué te importa, Malfoy?

- Nada en realidad.

Draco tomó el mismo camino que Harry, para entrar al vestíbulo que daba a las escaleras, ninguno volvió a mencionar palabra, hasta que llegaron al descanso que separaba sus destinos.

- Buenas noches, Malfoy.

El rubio no contestó sólo empezó a bajar por otras escaleras que no eran las que llevaban a la mazmorra de slytherin, Harry lo observó detenidamente y cuando ya habían pasado algunos minutos se dispuso a subir... pero entonces Draco regresó.

- No hay cita?

Harry se detuvo, sin voltear, respiró hondo.

- No lo sé...

- Tampoco yo...

Harry volvió sobre sus pasos y caminó hasta quedar frente a los ojos grises.

- Hablar?

- Hablar? – repitió el otro, en un tono diferente.

No aguantó mucho tiempo aquella mirada y sin más, empezó a bajar los escalones.

Aquella fría escalera llevaba a una supuesta sala anexa de slytherin, pero nadie la usaba muy a menudo... y menos desde que Draco se la había apropiado, hasta hechizos turbulentos cuidaban las entradas.

Sonrió cuando Harry comenzó a bajar, pero a la vez se estremeció... lo siguió y juntos entraron a aquella salita.

Draco se adelantó y se acomodó en uno de los sillones de en medio, cercanos a la chimenea.

- Y bien?

- Es agradable... – respondió, Harry dando un vistazo.

Draco notó que Potter estaba pensativo... demasiado pensativo, era obvio que algo le estaba disgustando.

- Vete, Potter, me arruinas la noche – dijo, desviando la mirada.

- Nadie sabe..?

- Crees que soy idiota? Lo comprendería si estuvieras hablando con Weasley, pero no soy él... – Draco se paró y caminó decididamente hacia Harry, quien dio unos pasos hacia atrás instintivamente - ... por qué me huyes? – preguntó, casi sin pensar.

- No huyo...

- Claro... – Draco volvió a despejar su mente – a mi tampoco me conviene que esto se sepa... ninguna de las dos cosas, entiendes?

Harry asintió, Malfoy dio otro paso hacia adelante y Harry volvió a caminar hacia atrás.

- Qué demonios te sucede? – preguntó, el rubio, Potter no respondió sólo tragó saliva, pero, con ese gesto, indicó mucho más de lo que podría haber dicho con palabras – lárgate...

- No voy a irme, este también es mi secreto.

Malfoy se rió mientras volvía a su lugar en el sillón.

- Tu secreto... – dijo, sarcásticamente, - ya me exasperaste, si tu no te vas yo si.

Draco tomó el camino de regreso pero Harry lo detuvo por un brazo, forcejearon mientras avanzaban pero las escaleras eran estrechas y llegó el momento en el que no pudieron seguir.

- Puedes ahora soltarme? – preguntó, con fastidio, Draco, sacando la varita de entre sus ropas, pero sin la más mínima intención de amenazar a Potter.

- Quieres que te suelte? – dijo, Harry con una extraña mirada.

- Ahora soy yo el que quiere irse...

- Esta es tu mazmorra, yo me iré... sólo... si tu quieres.

Harry soltó el brazo de Malfoy poco a poco mientras los forcejeos se convertían en caricias en la piel.

- Diablos, Potter...

- Qué? No era eso lo que querías?

Draco desvió de nuevo la mirada, sí, realmente esas habían sido sus intenciones desde el principio... como lo había hecho cada semana el último mes. Lo miró de nuevo, los ojos verdes de Harry,  que antes tanto odiaba... seguía odiándolos, pero no en esos momentos. Harry se acercó lentamente hacia él, consiguiendo ponerlo más nervioso de lo que estaba... el maldito "cabeza rajada" sabía perfectamente cómo conseguirlo, no era cuestión de besos ni de caricias, era sólo el poner su nariz cerca de su cuello, para que él pudiera sentir su respiración. Cerró los ojos y percibió el aroma de Harry, al tiempo que dejaba escapar un suspiro.

Harry lo oyó perfectamente y eso le dio más seguridad, abrió la túnica de Draco encontrándose rápidamente con el grueso suéter que llevaba.

- Por qué te pones siempre suéteres así? – le preguntó en un susurro que hizo estremecer a Malfoy.

- Te molesta?

- Sólo... – continuó, mientras subía la prenda – me cuestan algo de trabajo.

En aquel instante, Harry pegó sus labios en el cuello y Draco pudo sentir que esbozaba una sonrisa. Desde la primera vez, había notado que Potter era ágil con las manos, pero no lo dejaba de sorprender... como en ese momento, en el que su capa caía al suelo sin que hubiera sentido que la desabrochara. A Harry le gustaba la actitud que a veces tomaba Malfoy: sumiso, le dejaba tomar control de la situación.

El pie de Draco aún estaba en el escalón siguiente, en posición ascendente así que Harry aprovechó, se acercó más, pegando su cuerpo completamente al de él, cuidadosamente, metió su pierna derecha entre las del rubio y, con un tiento que se podría catalogar como cariñoso,  apretó con su rodilla su entrepierna.

Draco dejó escapar un gemido, seguido de un temblor repentino que lo hizo dejar caer la varita.

- Tranquilo... relájate, Malfoy – dijo, Harry, de nuevo susurrando.

Draco volvió a suspirar mientras veía como Potter sacaba su propia varita y apuntaba, sin mirar, hacia la puerta.

- Claustrum

En la habitación, sólo se oyó la caída del cerrojo mientras las manos de Harry empezaban a recorrer el pecho de Draco.

*  *  *

Gedeli sabía que aquella fotografía era algo importante para Tom, lo había estado observando durante largo rato en la biblioteca y antes de perderse en su propia mirada, la había estado viendo pausadamente.

Pero, por qué le atormentaba de esa forma? Tom tenía muchas fotografías muggles por lo que bien sabía de su pasado, pero esa la repudiaba, había tantas cosas en ella que no comprendía. Primero la mirada lastimera que Riddle tenía hacia un niño güero cenizo (al menos eso era lo que pensaba porque la fotografía era en blanco y negro) que estaba sentado en el escalón de abajo y luego... aquel el ser repudiable que estaba al lado de Tom... no sabía por qué, nunca le había preguntado quien era, ni se atrevería a hacerlo... por lo menos no pronto. Lo único que sabía era que era un muchacho muggle del internado San Charbel, pero seguramente... no, no podía ser, Tom le había dicho que odiaba ese lugar, todo por completo, que odiaba a todos los muggles, no podía tener amigos ahí... no podía.

Ged se pasó la mano por la cabeza, tratando de calmarse... el muchacho de la fotografía era sumamente hermoso, para él, no era más bello que Tom pero sí que era admirable. Le recordaba a alguien, aunque aún no sabía a quien. Tenía ojos claros, sin duda, y cabello obscuro, aunque no podía saber bien si era negro o de algún otro color, pero la mirada era lo que más le inquietaba... tanto la de él como la de Tom, parecían estar a gusto juntos.

Respiró hondo... tal vez ese era el único muggle que Tom soportaba cerca y ese presentimiento atormentaba a Gedeli

* Comentarios en los reviews.

NOTAS: De acuerdo, primero que nada, debo aclarar que me chocan los fics en los que ponen los pensamientos de Harry como muy buenos,  es un adolescente común y corriente (sólo que con magia) y no siempre puede ser buenito, buenito... por eso puse eso de Neville y Colin. Ah! Hay personas que me escribieron para decirme que por qué Tom era así en este fic, no sé a qué se referían pero si es a lo que me imagino tengo que decirles esto: yo, por convicción propia, no creo que la gente nazca mala o buena, se hacen así por circunstancias de la vida. Tal vez por lo que voy a decir sea por lo que siempre, en todos los test, me sale que soy de slytherin, pero realmente así lo creo: pónganse a pensar en todo lo que vivió Tom, como ser humano no como el pasado de Voldemort. Realmente fue algo terrible, y la verdad si yo lo hubiera vivido... algo habría cambiado en mi mente. Es todo lo que tengo que decir al respecto.

Es momento de la autopromoción...jejeje.. tengo un nuevo hijo (o fic) se llama Lone Wolf... sólo por si quieren leerlo. Advierto que es un crossover, así que no respondo si resulta que no les gusta la otra cosa... están advertidos!!

Tam: también soy de la idea de que debe haber más yaois de Tom en español...

Lina Saotome: la escena de Tom y Marius la hice a propósito rápida porque Castoriadis es así, todo lo hace precipitado...bueno, en esta escena ya detallé más el H/D, pero en los capítulos siguientes habrá más!!

Mei Ikari: Gedeli es una de esas personas que están enloqueciendo de... pasión, amor, obsesión o como lo quieras llamar.

Siobhan Lhuderl-Hirl: humm… me dejaste un review muy largo..jejeje.. si, ya vi al actor que la hace de Dippet, es chistoso lo que puede ocurrir en la imaginación... claro que te voy a avisar, en mis fics siempre aviso cuando hay actualización. Y no estoy loca!! Bueno, tal vez un poco. El misterio de Ann es bastante importante, que bueno que lo enfocaste.