CAPÍTULO VIII: El regalo de David.

- Suéltalo, suéltalo!! Ya déjalo, por favor, ya!!

- Es suficiente... déjalo.

- Espera... espera!! Ya no se mueve... ya no se mueve, suéltalo, déjalo en paz!!

Los gemidos antes fuertes y constantes ya no se oían más, sólo respiraciones agitadas y pupilas que se veían unas a otras con preocupación.  Una silueta se acercó hasta tocar el suelo.

- Hey... estás bien, hermano? – pero nadie respondió – yo... tu sabes que yo no quería llegar a tanto... tu lo sabes... ustedes lo saben, verdad? – una mano tocó los mechones mojados del cuerpo inmóvil – Dave? David? Por favor, despierta...

Despierta... despierta... despierta... AAAAAAAAHHHHHHHH!!! Un grito provino desde las entrañas más hondas del cuerpo de Tom, sin embargo y por fortuna, no logró salir al exterior, abrió los ojos de una forma sobrenatural y observó la habitación en la que estaba se tocó el cabello, estaba empapado, todo su cuerpo era un mar de sudor y su corazón latía como si quisiera salir de su pecho, parpadeó unos segundos y la imagen del cuerpo de David tirado en el suelo, inmóvil y golpeado con saña le vino a la mente como un rayo que le partió de dolor la cabeza. En acto reflejo, se paró, se vistió con las mismas ropas de siempre y se dirigió hasta la puerta... de pronto se paró, reflexionó un poco. Abrió la gigantesca puerta del armario común, buscó su mochila y de ella extrajo su varita mágica... si David realmente estaba en problemas no dudaría en usarla, aunque eso le acarreara la expulsión de Hogwarts.

El internado San Charbel se había convertido en uno de los más henchidos de niños en toda Inglaterra, la mayoría de ellos provenientes de familias populacheras que no tenían dinero para mantenerlos o abandonados a su suerte en un basurero. Lo que más le divertía a Tom era la forma en que en sus ilusiones vagas, creaban estatutos sociales dentro de su miseria, por lo cual, un niño de basurero no era bien aceptado por un niño de familia vulgar. Era estúpido, ellos mismos lo sabían ya que todos estaban en la misma situación ahora, no importaba de dónde habían venido, sin embargo, era una forma normal de apagar sus instintos de normalidad.

Por las mañanas todos debían formarse para el baño, por lo que el patio se convertía en un hervidero de bullicios y chiquilladas más allá de los soportable, pero ahora, Tom debía cruzarlo si es que quería averiguar dónde se encontraba David. Su amigo, por lo general, era el primero en usar la regadera oxidada, lo había notado desde la segunda mañana de su estadía... era extraño, David los controlaba indescriptiblemente, sin gritos o amenazas... era como si tuviera un poder especial sobre aquellas mentes... y eso le gustaba.

- Creo que va a haber pelea... son muchísimos...

Tom oyó el comentario proveniente de una boca de segundo grado que iba caminando hacia la fuente del centro del espacio. Automáticamente, bajó hasta su altura tomándolo por el brazo. Debió haber sido un movimiento brusco y algo más fuerte de lo normal, aunado al hecho de que gran parte del Internado aún le temía a Riddle, porque el mocoso se puso pálido, trago saliva y lo miraba con horror.

- Quién se está peleando? – pregunto sin titubeos.

- Eh... eh... unos del sexto piso... no sé bien...

- Dónde están?

- Eh... pues... ahí...

El niño señaló  hacia la entrada del baño, Tom, entonces, logró ver lo que buscaba: una pandilla de idiotas molestando a su amigo. Bufó y comenzó a caminar hacia ellos, antes de llegar volvió a respirar hondo.

Norman Candell era el interno que más odiaban, tanto él como David. A Tom le parecía el ser más espantoso en toda la faz de la tierra, desde su aspecto: gordo grasiento, que los pantalones no le subían bien y muchas veces enseñaba el trasero cuando se inclinaba; blanquísimo pero siempre estaba rojo, no podía soportar hacer un esfuerzo mínimo porque se sofocaba; ojos azules pero pequeños... Tom no sabía si realmente eran así o el efecto de sus grandes cachetes y su enorme papada los hacían parecer más diminutos de lo que eran... hasta sus actitudes... había molestado a David desde siempre y a Tom, por consecuencia.

Riddle se recargó en la pared, justo en frente de ellos, que trataban de llevarse a David por la fuerza. Henry fue el primero que lo vio.

- Mira, Norman... es el otro Riddle – dijo, con la voz más estúpida que Tom había oído en toda su vida.

Norman volteó, hizo una seña a su pandilla de maleantes grasientos e idiotas, y se acercó hasta estar muy cerca de Tom, éste sintió que un acceso de asco lo invadía pero resistió.

- Mira Riddle, ya llegó tu amorcito... no chicos, su amorcito...

Los seis sujetos rieron de la supuesta broma, pero el chico de cabellos negros mantuvo el semblante serio. Norman se rió hasta que un chiquillo habló a lo lejos.

- No tiene nada de gracioso...

Entonces se percataron de que toda la escuela los observaba, atentos a lo que podía suceder. Norman chasqueó los dedos y en segundos, dos de sus amigos espantaron a la chiquillada. Prácticamente, estaban solos en aquel patio central. El obeso volvió su atención a Riddle.

-  Te dignaste a visitarnos, Riddle?... o ya vas a quedarte?... – Tom no se movió, aguantó la mirada petulante y mal aliento de Candell – no fuiste a saludarme cuando llegaste... o es que sólo viniste a ver David?

Norman se acercó más a él, hasta tenerlo bien pegado a la pared, inclinó su cabeza y pegó su nariz al cuello de Tom... él se estremeció al sentir el contacto pegajoso de su fosa nasal.

- Aléjate de mí, idiota

Riddle sacó su varita y apuntó con ella a la frente de Norman. Los seis se rieron.

- Oh, vamos... qué piensas hacerme con ese palito?

Tom iba a responder a esa pregunta, con un acto más que con palabras pero David logró soltarse, se interpuso entre Norman y Tom, dándole la espalda este y bajando su brazo.

- No vale la pena, Tom. Lo sabes... vámonos.

Y, sin decir nada más, lo jaló de las ropas, llevándolo hacia las escaleras y dejando atrás las risotadas del grupo de Candell.

*    *    *

- Seis? Tienes un seis en Transformación?

Hermione se veía alterada como si ese seis fuera producto suyo, miraba a Harry con una especie de reproche preocupado.

- Si... es un seis.

- Pero cómo? Harry!! Tu has sido generalmente bueno en Transformaciones, cierto? Cómo pudo suceder esto?

Harry empezaba a hartarse, ya habían pasado tres horas después de la clase de la profesora Mcgonagall y Hermione seguía repitiendo las mismas preguntas.

- Pues... simplemente alguien tomó un marcador mágico y puso "6" en la boleta, eso fue todo.

No dio oportunidad a más reproches, desvió el camino tomando las escaleras a los dormitorios mientras sus amigos seguían el corredor hacia el gran comedor. Pero sólo llegó al primer descanso, se detuvo, esperó un buen rato y bajó de nuevo, tomando esta vez la dirección de la puerta principal.

Harry estaba en uno de esos estados en los que nada puede alterar el alma. Parecía como si nada en este mundo pudiera revolver su estado de ánimo, se sentía, hasta cierto punto, tranquilo.

Llegó hasta los lindes del bosque, pasando por la casa de Hagrid y se tiró en el pasto, al día siguiente presentaría la primera parte del TIMO y no quería empezar a estresárse por nada.

- Potter?

Draco se acercó hasta él, mientras Harry levantaba la cabeza.

- Malfoy... no vengas a molestar, quieres?

- No pensaba hacerlo... dando paseos tranquilizadores? No pensé que el TIMO te causara tanta angustia.

- No me la causa.

Malfoy también se recostó en el pasto, no sin antes acomodarse bien la capa negra que portaba, Harry sonrió, Draco no podía ensuciarse por nada.

- Supongo que ya estás bien preparado, no? Hay mucha gente a la que el gran Harry Potter no puede decepcionar.

- Cállate, Malfoy.

- No lo estoy diciendo por fastidiarte... es la verdad, hoy en la mañana sacaste un seis – Harry miró con incredulidad a Draco – no me mires así, toda la escuela lo supo.

- Para lo que me importa.

- Pues debería importarte, no crees, jovencito?

Ambos se incorporaron inmediatamente, detrás de ellos estaba, vestido con un abrigo largo de piel, Marius Castoriadis, Harry sintió una extraña sensación en el estómago... también la había sentido en la demostración de la Copa Sindafalas, era una especie de resentimiento contra ese señor.

- Perdón? – fue lo que se le ocurrió decir.

- Que deberías preocuparte por tus calificaciones y por aprobar satisfactoriamente el TIMO – miró a Draco por un momento – el señor Zabini tiene razón.

Dracó hizo un movimiento con la cabeza y miró a Harry. Ambos se comunicaron, por primera vez, con los ojos.

- Eh... lo lamento, pero yo no soy Zabini.

- Cómo?

Castoriadis parecía confundido. Draco hizo un gesto que Harry conocía muy bien, significaba que la persona que estaba mirando le parecía lo suficiente idiota como para no seguir hablando con él.

- Ya se lo dije, no me llamo Zabini – miró hacia su compañero – tengo materias que estudiar aún, nos vemos luego en el castillo, Potter.

Y se alejó, acomodándose la bufanda. Harry lo siguió con la mirada hasta que Marius Castoriadis se dirigió a él, de nuevo.

- Así que él no es Zabini, eh? Entonces... cómo se llama?

Harry no podía creer lo que oía, la familia Malfoy era lo suficientemente influyente y los suficientemente famosa en el Ministerio de Magia como para que alguien de la división de Juegos Mágicos no los conociera... aunque tal vez, ese señor no había notado el parecido entre Draco y su padre.

- Es de los Malfoy...

- Es hijo de Lucius Malfoy? – Castoriadis parecía sorprendido – no me lo habría imaginado...  será mejor que usted también regrese al castillo a estudiar, señor Potter. Tengo entendido que mañana tendrán un examen importante.

El invitado se apartó con camino a la casa de Hagrid, mientras Harry empezaba a caminar... tal vez era su imaginación o que conocía a Draco desde hacia seis años, pero le parecían increíbles las palabras de aquel sujeto: "no me lo habría imaginado". Levantó los hombros y se dirigió al castillo.

*   *   *

- Insisto en que debiste dejarme.

- No me lo hubiera perdonado.

- Por qué a ti?

- Si lo hubieras hecho... te habrían expulsado, cierto?... eso es lo último que querrías.

Tom miró por la ventana mientras las casas pasaban formando el paisaje. David tenía razón, si lo expulsaran de Hogwarts se sentiría muy mal, pero no sólo por dejar su verdadero mundo si no porque estropeaba sus planes. Sin embargo, el pensar que su amigo era lastimado, también le causaba repulsión.

- Te tengo una sorpresa.

- Que? – Tom salió de sus pensamientos.

- Te tengo una sorpresa, recuérdame cuando lleguemos.

- Sorpresa? Qué sopresa?

- No, Riddle, me pasé todas las salidas de este semestre preparándola, no voy a arruinarla ahora.

Tom miró divertido a David que sonreía y miraba hacia delante del autobús. No volvió a insistir, sabía que con él era imposible, miró de nuevo a la ventana.

El camión se paró de pronto, la señorita Fairweather se paró de su asiento y miró a los internos, recargando su vientre en el asiento contiguo, David y Tom tuvieron que hacer un esfuerzo para no reírse, los mocosuelos que iban en este tuvieron que arrinconarse hacia la ventana.

- Quiero que me escuchen bien, el prestigio y el buen nombre del Internado San Charbel no puede ser echado a perder, entienden? Así que espero que la conducta del mes pasado no se repita, o no saldrán en otro mes.  El paseo dominical termina a las 6 en punto, en punto – repitió – no un cuarto de hora después... en punto. Salgan, sabandijas.

Los internos, todos bañados y con ropas limpias, bajaron de los tres camiones destinados por el gobierno estatal para sus salidas dominicales.  Como siempre, se formaron afuera de estos, algunos emocionados porque era día de bazar navideño, las señoritas Fairweather y Bentsen pasaron lista y les colocaron una insignia dorada del internado. Después los dejaron libres. Tom no había ido a ese bazar nunca, era relativamente nuevo y durante todo el mes de Diciembre se convertía en navideño, aunque algunos seguían vendiendo las mismas cosas sólo que adornadas con campanitas o santa clauses.  David lo tomó de la mano y lo condujo por entre los puestos que estaban del otro lado de la calle Kennington.

- De este lado están las mejore cosas – dijo el pelirrojo – del otro están las cosas para niños, juguetes, pelotas y esas cosas.

- Y de este que hay? – dijo, intrigado, Tom.

- Pues... lo mismo pero más bonito.

Tom soltó la risa, David siempre lo hacía reír... tenía una ternura que no le molestaba como otras.

- Y... que pasa con mi sorpresa? – preguntó.

- Oh... vamos para allá.

Durante el trayecto, David le fue enseñando las cosas que compraría si tuviera dinero, desde un libro japonés de artes marciales hasta una camisa guinda de mangas largas. Tom le comentó en ese momento que el guinda le recordaba a Gryffindor, entonces David sacó otra igual pero de color verde que a Tom le pareció mucho más agradable. Llegaron hasta el punto final de la banqueta y David le hizo una seña para cruzar la calle.

- Esto es como un laberinto a veces, sobre todo cuando hay mucha gente...  – David miró a su amigo, parecía que Tom no había entendido bien cuál había sido el proceso para llegar ahí – vamos, subamos al quiosco de en medio, desde ahí se ve todo.

Los dos amigos cruzaron la mitad de aquel parque y subieron las escaleras del quiosco central. Entonces Tom lo entendió, las calles se entrecruzaban y todas llegaban al mismo lugar: donde estaban ellos. Los camiones se encontraban estacionados casi al lado del pie del puente de Vauxhall, él y David habían tomado primero la avenida Kennington, la habían cruzado y ahora estaban en Spring Gardens, en cuyo centro se alzaba el quiosco.

- Bien, tu sorpresa espera por esa calle – David señaló hacia enfrente y bajó los escalones.

- En Glasshouse? – preguntó Tom, tratando de identificar la calle que había señalado David – no recuerdo que haya ninguna tienda interesante en Glasshouse, o si?

- Bueno, han cambiado algunas cosas, este bazar no estaba, el quiosco aún no lo habían construido... pero no, Glasshouse sigue siendo la misma calle aburrida de siempre. Yo señalé Vauxhall Walk.

Tom decidió seguir a David sin hacer más preguntas, hacia mucho tiempo, casi 3 años que él no iba a Spring Gardens. Para los internos de San Charbel eso ya era muy lejos, generalmente iban a Slade Gardens o a Stockwell Park que era el más cercano al Internado, que se encontraba en la misma calle, Stockwell, pero más al norte.

David llegó hasta la esquina entre Goding y Glasshouse... la última era una de las avenidas más congestionadas de todo Londres, así que los dos tuvieron que esperar un tiempo para poder cruzar hacia Vauxhall Walk.

- Siempre me he preguntado por qué no te dicen que te regreses en tren hasta Vauxhall cuando vienes de Hogwarts, sería mucho menos molestia para ellos que irte a recoger hasta King's Cross.

- Bueno, es muy simple – respondió Tom con una sonrisa burlona – hay un gran tramo desde King's Cross hasta Vauxhall en el que intencionalmente podría perderme.

David detuvo el paso por un segundo para después volver a caminar.

- De verdad te perderías intencionalmente?

Tom no respondió. Caminaron por Vauxhall Walk hasta el segundo aparador, donde David entró. Era una tienda de antigüedades extrañas que a Tom le recordó bastante el callejón Diagon. Lo primero que hizo fue ver las vestimentas del encargado, pero eran totalmente muggles y no se le veía ningún aspecto de mago.

- Oh... pero si es el señor pedinche... qué lo trae esta vez por aquí?

- Vengo a recoger mi encargo.

- Valla... con que por fin viene a recogerlo, eh? Bien, bien... está listo desde hace dos semanas, lo traeré ahora mismo- dijo, al tiempo que se viraba al interior de la tienda.

Tom se acercó a David.

- Señor Pedinche?

- Es que tuve que pedir que le hicieran unos cambios a la versión original.

- Ya dime... qué es?

David negó con la cabeza.

- Hace mucho me día cuenta que lo necesitabas... aún no sé bien por qué... pero supuse que te sería útil.

Tom miró con suspicacia a David, no creía que  su amigo lo observara tanto y tan bien. El dueño regresó con algo envuelto por una manta negra, en las manos y se lo entregó a David.

- Listo y justo como lo querías, tuve que desarmar otro... pero...

- Dejé de quejarse y tenga...

David sacó de sus pantalones una bolsita con jareta, la abrió y de ella salieron alrededor de 60 libras en monedas de diferente costo. Tom se quedó sorprendido, esa cantidad deberían ser, por lo menos, los ahorros de David por seis o cinco meses. El dueño las tomó, las contó y asintió con la cabeza.

- Bien, parece que eres un chico de palabra... – David sonrió un poco y empezó a caminar hacia fuera de la tienda – espera!! No quieres el otro?

- No... para qué? Debe haber quedado horrible... vámonos, Tom...

Los dos amigos salieron de la tienda.

- Ahora si vas a decirme que és?

- De acuerdo... regresemos a Spring Gardens.

David echó a correr hacia el parque, atravesó Glasshouse de nuevo y se tiró en el primer pedazo de pasto que encontró. Tom lo imitó.

- De acuerdo, de acuerdo... este es mi regalo de Navidad para ti. La primera vez que lo vi, fue en ese mismo aparador pero cuando pedí que me lo mostraran... no me agradó su interior, así que busqué entre los demás para buscar uno que me gustara por completo... pero no lo encontré, por eso hice que los combinaran. Además pedí que le grabaran tu nombre.

La cabeza de Tom empezaba a darle vueltas al asunto. Siempre que se iba a Hogwarts sabía que David seguía con su vida, aunque a veces quisiera que se paralizara y no viviera nada sin él... pero ahora lo sorprendía, por más que estuviera lejos David pensaba en él.

- Dave... ya dámelo!!

David tomó aire y le entregó el objeto envuelto.  Tom abrió las puntas de la manta y se encontró con algo que hizo que sus sentimientos por David se hicieran más fuertes, no podía saber cómo se había dado cuenta de que buscaba eso precisamente pero se lo agradecía porque era exacto a como se lo había imaginado, negro y con hojas de pergamino amarillento: su primer diario.

* Comentarios en los reviews.

 NOTA: Los nombres de las calles no me las saqué de la manga, realmente están en Vauxhall que es el nombre de la calle que viene impresa en el diario de Tom Riddle, si recuerdan Harry lo lee  cuando lo encuentran en los baños de Myrtle (HP y la Cámara de los Secretos, Capítulo 13: "El diario secretísimo"). Pero el problema es que Vauxhall es en realidad una zona de Londres por lo que no sabía cuál calle elegir, porque hay muchas que empiezan con Vauxhall (Vauxhall Road, Vaushall Walk, Vuaxhall Bridge, etc, etc, etc)  hasta que encontré Spring Gardens, que es un jardín que está justo en frente de Vauxhall Walk.

 Ah!! La palabra quiosco puede tener diferentes significados dependiendo del país en el que se lea esto, así que tomémoslo con dos diferentes: una especie de centro de parque y cómo un establecimiento comercial.

En cuanto a la calle del Internado... elegí Stockwell porque más adelante las calles serán importantes dentro de la historia... ah! Pero si alguien conoce esta calle o a oído de ella o de plano busca un mapa (jajajaja), se dará cuenta de que no hay ningún internado ahí, sólo una escuela secundaria pública, esa es la que voy a tomar como la dirección del Internado.

Naria Burfoot: me interesaba hacer un capítulo así porque... para lo que estoy narrando, siento que Harry ya debe haber vivido más cosas y haber cambiado de lo que pensaba a los 14 a lo que piensa ahora que tiene 16. Gracias por seguir leyendo esto.

Pali: pienso igual que tu... el fútbol no me gusta en lo más mínimo, pero el quidditch es mi deporte favorito. Ah, si! Lo de Tom Riddle... bueno, yo lo utilizo así porque en realidad sólo es una cuestión de idioma que no debería afectar la historia, la primera vez que leí HP fue en inglés y pues, como que se me quedó, pero no creo que afecte en nada.

Sobre David... quien sabe...

Arca: de nuevo, mil gracias por todas las cosas que me dices. Precisamente porque no quiero bajar en calidad mis fics, no me voy a comprometer en subir capítulos cada cierto tiempo, porque hay veces que no me inspiro y prefiero no sabotear la historia. La cantidad de reviews no es algo que me acongoje... siempre y cuando haya alguien que la lea porque si no la historia no existe... con que a unos cuantos les haya gustado por ahora me alegra mucho.  Auch!! Perdón... Perú se me pasó, pero en realidad son representantes de América y no de países en específico, así que seguramente por ahí andará uno que otro peruano.