NOTA: Ahora si no fue culpa mía!! Fanfiction se puso en mi contra y no me dejaba subir este capítulo, hasta el día de hoy... pero bueno, aquí está, espero que les guste.

Antes que nada, me gustaría hacerles una pregunta: Cuál creen ustedes que sea la mejor... escena o momento, del fic hasta ahora? Lo necesito porque quiero grabarlo en video para una clase, pero no me decido por cual. Gracias!!

CAPÍTULO XI: La Noche de los Potter.

Tom siguió caminando hasta llegar a la entrada de la cámara, miró a ambos lados sin saber muy bien por qué sentía tanto frío. Desde hacía unos días no se sentía bien y ese estado le recordaba sus primeros años en San Charbel. Los ojos azules quedaron inmóviles en los pequeños orificios que simulaban los ojos de una de las serpientes labradas... poco a poco los hoyuelos  se fueron convirtiendo en una mirada real que estaba fija en él.

- No sé que más darte, Riddle... si Fairweather te encuentra todavía enfermo... – la enfermera movió negativamente la cabeza y, con expresión sombría, viró el cuerpo hacia una mesita desvencijada.

Un pequeño niño se retorció dentro de las sábanas, tratando de estrujarse lo más posible con el colchón que lo sostenía, sentía un gran consuelo al hacerlo, tanto que su respiración quejumbrosa cambió a una más agitada pero llena de regocijo... sin embargo, no duró mucho tiempo.

- Riddle!!, que diablos crees que estás haciendo!!

Un tremendo jalón lo sacó bruscamente de la cama, cayendo con un golpe seco hasta el suelo sucio y agrietado, su frente rebotó en una de las patas salidas del buró que estaba junto al camastro, abriéndole la testa.

- Riddle!! – la voz de la enfermera resonó en el cuarto, justo en el momento en que unas manos lo regresaron a la cama – señorita Fairweather, el niño está enfermo... santo Dios, su frente!!

Tom se contrajo, tratando de no enfocar su atención en el dolor que sentía.

Aún a pesar de que había jurado no mirar aquel lugar, abrió los ojos lo más que pudo para retener más tiempo sus lágrimas, "no van a salir, no", era la frase que se repetía a si mismo, una y otra vez. En la mente de aquel pequeño de 3 años, miles de imágenes se entremezclaban, haciéndole sufrir más de lo que humanamente se podría soportar a esa edad. No había conocido otro hogar que no fuera un internado, pero aún no comprendía porque esos lugares tenían que ser tan deprimentes y atormentados... Tom acababa de ser transferido, hacía apenas dos días, a San Charbel, ya no lo querían más en cuneros. Fairweather y su asistente habían ido por él y sin ninguna razón, le habían dado de pellizcos y nalgadas durante todo el camino, diciéndole que recibiría más si no se comportaba como era debido.

Tom movió su mano hacia la cabeza, entre el cabello podía sentir la cicatriz de aquel golpe en el Internado, no el primero, pero sí uno de aquellos en los que nadie le había podido explicar el porqué. Tomó aire profundamente, resopló y dejó los brazos caer a la par de su cuerpo. Espero unos momentos, se agachó, tomó una piedra cercana a la entrada cerrada y se marchó.

*   *   *

Draco se dejó caer por la pared lentamente, cómo si ésta estuviera totalmente embarrada de aceite y su cuerpo resbalara por él sin hacerse daño, le gustaba tener esa sensación, entre el dolor de sentir los picos de piedra enterrarse en su pecho y el placer de concebir que la lengua de Harry le recorría la espalda incesantemente, como queriendo absorber todo su sabor de una sola vez.

La camisa cayó sin remedio, casi igual de silenciosamente que ambas capas, las cuales yacían desde hacía rato en el piso del salón de Encantamientos, al igual que una corbata carmesí y una verde oscuro.

La espalda del rubio era perfecta, totalmente lisa, con la piel blanca estirada y tomando la forma de cada movimiento estimulante que Draco tenía.  A Harry le fascinaba pasar su lengua por las hendiduras de ese pálido cuerpo, el sabor de su peor enemigo era exquisito... tanto que a veces pensaba que podría ser veneno, uno de esos narcóticos engañosos que saben muy bien pero que asesinan poco a poco.

Ambos fueron bajando hasta llegar al piso, hincados, pero sin separarse de la pared, Harry había descubierto que a Draco el gustaba sentir dolor, aún no averiguaba bien el por qué pero sabía que así era, así que el atrapar su cuerpo entre el de él y la pared era algo que se había vuelto una costumbre para los dos.

Las manos de Harry recorrían el blanquecino tórax de Malfoy casi tan hábilmente como su lengua. Draco sintió cómo lo abrazaban, queriéndolo separar un poco de la pared a lo que consintió, entonces esas manos pasaron un poco más abajo y, entre caricias y gemidos, Harry desabotonó el pantalón.

Malfoy se separó por completo del muro y se recostó en el piso, Potter también lo hizo pero no se recostó por completo, se mantuvo recargado en su brazo derecho, fue entonces cuando notó que su cabeza estaba sobre la mano de ese mismo brazo, porque los dedos jugaban con los mechones rubios.

Ambos opuestos se miraron a los ojos por un instante: Harry no podía creer que hicieran eso cada que tenían oportunidad y que al día siguiente se trataran con el mismo desprecio de siempre y Draco no podía creer lo bien parecido que era Harry al no centrar la atención en su cicatriz.

Potter fue acercándose a Malfoy lentamente, sabía que eso le gustaba al rubio: los besos que empezaban suavemente. Draco metió las manos por entre la camisa desabrochada de Harry y su piel, mientras sentía cómo la mano libre del niño que vivió recorría su pecho hasta llegar a sus pantalones y se introducía por entre ellos. Dejó de besar a Harry por el intenso gemido que tuvo que reprimir, Potter entonces se abalanzó a su cuello para explorarlo.

Malfoy fijó su mirada en el techo, a la par que gozaba aquello. Su cuerpo empezó a encorvarse y estirarse al mismo ritmo que la mano de Harry hacia una especie de ritual en su entrepierna. La mente de Draco empezó a viajar por diversos senderos de éxtasis, cómo podía odiar y amar a alguien de esa forma?, y fue entonces cuando se dio cuenta que odiaba a Harry Potter no porque lo que era sino por quien era.

- Ya?

Ron terminó de atarse las agujetas de los zapatos.

- Ya voy, Hermione...

Tomó su capa de invierno del armario y salió del dormitorio, cuando bajó las escaleras pudo percibir a Hermione sentada en la orilla de uno de los sillones de la sala común. Con el uniforme puesto, el cabello amarrado y su capa de invierno puesta. Ron frunció un poco el entrecejo pero no dijo nada. Ambos salieron cuidando no azotar el retrato de la señora gorda que estaba roncando en su misma posición. Ninguno de los dos habló hasta que estuvieron a varios pasillos de su casa.

- Por qué siempre me apresuras? – dijo, Ron sin dejar de ver al frente.

Hermione no contestó, sólo torneó los ojos y aunque su compañero no la vio pudo imaginárselo.

- No hagas eso... cómo es posible que estés lista antes si yo fui el que te avisé?

- No lo sé, Ron – el tono de la chica era de fastidio – siempre has sido lento para vestirte, yo no tengo la culpa de eso.

Ron no estaba muy convencido, a veces sentía que Hermione observaba demasiado a Harry, más de lo que quisiera.

Llegaron a las escaleras y empezaron a subir por una de ellas.

- Estás seguro que fue hace media hora?

- Si, ya estaba casi dormido, pensé que no saldría... – Hermione le lanzó una mirada  de reprensión – lo lamento, las veces que lo ha hecho ha sido alrededor de la media noche, esta vez salió hasta las tres, qué querías que hiciera? Que me quedara toda la noche en vela a ver cuándo se le ocurría hacerlo?

Llegaron hasta el primer descanso, Hermione estiró la mano hacia Ron.

- Lo tienes?

- Si... – Ron sacó un pergamino arrugado de entre sus ropas y se lo dio.

Hermione estiró el Mapa del Merodeador y lo puso al lado de uno de los candelabros cercanos.

- Bien... según... que extraño... – con una mano se talló los ojos – no lo veo... revísalo tu, tal vez mis ojos estén cansados.

Ron tomó el pergamino y lo puso a contraluz.

- No puede ser... no pudo haber salido del castillo, la nueva alarma de Filch lo hubiera detectado – Hermione se acercó a su hombro – Harry nos está ocultando algo,  y algo grande.

- Espera!! Mira, aquí está... qué diablos está haciendo en el salón de Encantamientos?

Ron encogió los hombros y ambos echaron a correr por los pasillos.

*   *   *

Habían pasado ya varias noches desde que Norman y sus amigos le habían declarado la guerra, pero para David habían sido como años... el tiempo siempre era mucho más largo cuando Tom no estaba, sin embargo, tal vez, esta vez no estaba siendo tan insoportable.

Se recargó en el respaldo de la silla del comedor y miró a su alrededor, ya era bastante tarde, todos ya habían acabado de cenar y se habían retirado a los dormitorios. Una parte de su cabeza se preguntaba porque Fairweather no había ido a supervisar que todo estuviera en orden, y otra parte lo agradecía.

Suspiró y volvió a inclinarse en su plato de avena, revolviéndola con la cuchara, subió la vista mientras sonreía.

- No te burles de mí, Keira, tu comes mejor que cualquiera de los demás.

Keira sonrió y se encogió de hombros, se levantó y se metió a la cocina.

Desde la noche de aquel incidente, David se había convertido en el mejor amigo de Keira... en el primer y único amigo de Keira, la niña muda resultó ser el mejor de los pretextos para no entristecer tanto, aunque no pudiera responderle, David siempre le contaba lo que había pasado en su día o lo que pensaba hacer más tarde y Keira sólo lo miraba, le sonreía, se encogía de hombros o le daba un beso en la mejilla que lo hacía sentir menos sólo y menos despreciado... la mayoría de sus compañeros se había enterado de la peripecia con Norman, en gran parte porque el gordo se los había dicho, y ahora casi no hablaba con nadie más que con Gertrudis, el señor Boretti y con Keira... claro, y con Fairweather si tenía que hacer algún trabajo especial.

Gertrudis se había ganado su afecto esta vez, lo que David le había dicho a Tom en las vacaciones de Navidad no había sido mentira: sólo le hablaba bien por tener menos problemas, pero esta vez había sido diferente. Gertrudis había cooperado con Keira para salvarlo de la paliza de Norman, no le había avisado a  Fairweather, pero aprovechando que acababa de salir, gritó una alarma falsa que espantó a los obesos.

Él sabía que la mujer no había tenido por qué hacerlo... fue entonces cuando notó que su aprecio por él era más del que se imaginaba y, aunque eso implicara tener que abrir un poco su caparazón de aislamiento, tomó la decisión de regresarle el mismo afecto.

En los días siguientes, se había dado cuenta de que Keira recibía atención especial por parte de Gertrudis. Fairweather se daba cuenta de que necesitaba educación especial, pero David sabía que era más fuerte su tacañería que el querer que Keira aprendiera a sobrevivir, Gertrudis también lo sabía y era por eso por lo que se encargó de ella desde el día que había llegado a San Charbel.

Keira siempre estaba en la cocina con ella, aprendiendo a preparar platillos, ese era el motivo por lo que comía mejor que los demás. La indiferencia de Fairweather a su mal no era del todo molesta, no la obligaba a comer en el comedor con los demás internos y Gertrudis no le exigía comer las mismas cosas.

Sintió que Keira volvió a sentarse delante de él, levantó la cuchara dejando caer la espesa revoltura de avena y leche, que más se le figuraba a engrudo que a comida, de nuevo en el plato.

- Podían pegar tapiz con esto... – movió la cuchara aplastando un bolo – mmm... no, espera, ni siquiera eso, tiene grumos...

El pequeño y discreto resoplo de la risa de Keira lo hizo verla... David dejó de reír y la miró con asombro, Keira empujó el plato que tenía enfrente y lo reemplazó por el suyo. Él negó con la cabeza tratando de cambiarlos de nuevo pero Keira se lo impidió.

- No puedes comer eso, te dará dolor de estómago, yo ya estoy acostumbrado, dámelo...

- Come ya, David... Keira lo hizo esta tarde para ti.

David levantó la vista y se encontró con doña Gertrudis que salía de la cocina para limpiar una de las mesas del comedor. Miró el plato, era extendido y tenía cinco flautas de pollo, con salsa, crema y queso... sólo para él. La boca se le hizo agua y su estómago gruñó como jamás lo había escuchado, trago saliva.

- Tu ya comiste?

Keira asintió con alegría, David cruzó una mirada con Gertrudis.

- Seguro, David, no te preocupes por eso, no la dejaría dártelo si no fuera así... – la mujer volvió a cruzar el umbral de la cocina.

David soltó el aire, cogió una flauta y le dio una mordida, Keira lo observaba con singular interés.

Después de masticar el bocado, no pudo reprimir una expresión de satisfacción.

- Dios Santo, están riquísimos!!

Fue la única frase que pronunció en medio de esa cena.

*   *   *

Cerca del Ministerio de Magia, a unas cuadras del callejón Diagon, un edificio, al parecer abandonado, era utilizado por los "ex-vasallos" de Lord Voldemort. Esa noche, Lucius Malfoy había convocado a una reunión y la mayoría de ellos no sabía el motivo.

Todos se veían entre sí, algunos bastante molestos por haber sido sacados de la tranquilidad de sus hogares para un asunto que desconocían.

De pronto, y sin más aviso, el patriarca vivo de los Malfoy hizo acto de presencia, subió un pequeño escalón  y, bajando su capucha, observó a los presentes, su mirada se clavó en varios de ellos.

- Grey, Jackson, Goyle, Crabbe… ustedes – señaló al grupo en el que estaban los mencionados – qué hacen aquí? A ustedes no los convoqué...

- Oh... – la madre de Pansy Parkinson, Davina, se levantó – yo los invité, mi marido y yo pensamos que era una reunión de mortífagos, nadie debía estar excluido...

Lucius miró despreciativamente a Davina y, con la mirada más aterradora del mundo, murmuró algo que hizo iluminar la punta de sus propias varitas, haciéndolas hechizar a sus propios dueños.

En el edificio sólo quedaron cinco personas, cinco mortífagos que miraban especulativos a Lucius.

- Ya, ya... están en su casa, borré sus memorias... necesito hablar sólo con ustedes, y necesito hacerlo pronto... – Lucius caminó hasta la ventana, miró hacia fuera como supervisando que en realidad estuvieran solos, volteó la cabeza de nuevo al grupo – ha llegado la hora que temíamos.

Ron y Hermione llegaron a la puerta del salón de Encantamientos... ninguno de los dos se atrevía a abrir.

- Y si... está con alguien? – Ron se oía nervioso.

- Con alguien?... pues entonces debería habérnoslo dicho, no crees? En lugar de habernos preocupado de esa forma.

- No me refiero a eso, Hermione... me refiero a...

- Voldemort? – Ron se estremeció notablemente – cómo crees? Harry haciendo citas con Voldemort a media noche? Vamos, Ron...

Hermione se adelantó y abrió la puerta.

- Si... es cierto, yo también leí la noticia en el Profeta.

Sally Perks asintió mientras hablaba. Lucius prosiguió.

McNair se paró de un salto.

- Esperen, aún no entiendo, Lucius debes explicarnos más, qué diablos puede hacernos Marius Castoriadis estando en Hogwarts?

Lucius se desesperó, pero no sólo por la pregunta de McNair sino por que tampoco él sabía la respuesta del todo. Se acercó hasta el mortífago y lo hizo sentarse de nuevo con un empujón, se talló la cabeza y continuó.

- La Noche de los Potter... esa noche, tuve una conexión mental con el Lord... no se bien que fue lo que sucedió, tal vez buscó ayuda por medio de la Marca Tenebrosa, pero debió ser en el momento justo en el que el hechizo rebotó en el niño... – Lucius se sentó en un sillón cubierto por una sábana polvorienta, parecía demacrado – vi muchas imágenes, aún no sé completamente de qué, sólo sé que son relacionadas con Voldemort, lo vi a él con otras personas, entre ellas estaba Castoriadis, estaba buscando algo en Hogwarts, algo poderoso, un arma, una poción, no lo sé... – sacudió la cabeza – esa es la razón por la que se congeló, Castoriadis necesitaba ahorrar tiempo de su vida para buscar en el tiempo exacto en Hogwarts, algo pasó en el pasado que lo hizo hacerlo.

- Estás diciendo que Marius Castoriadis, uno de los magos más visionarios y bondadosos del mundo mágico, tuvo algo que ver con el Lord? – dijo, incrédulo, Bulstrode.

- Te digo que aún no lo sé!!... pero su decisión de congelarse no fue para facilitar los estudios clínicos mágicos, como él dijo, fue para preservarse hasta esta fecha, no lo entienden? Busca algo para opacar la magia del Lord... en la que también vamos incluidos nosotros!!

Zabini le colocó una mano en el hombro.

- Algo que tiene Dumbledore?

- No... hasta él lo ignora, lo que busca sólo lo saben tres personas: el Lord, Castoriadis y alguien que también vi, pero que no sé quien es, era un muchacho... de la misma edad que Voldemort... tal vez compañero de Hogwarts.

Lucius se pasó una mano por la cara.

- Voldemort me trasmitió miedo por él... el Lord le teme a Marius Castoriadis.

* Comentarios en los reviews.

KATHY: En el capítulo 12 sabrás quién era la persona que se reía de Tom y Ged, de hecho ya la conoces. o_O dijiste algo en tu review que pensaba poner... ahhh... estás bien en tus sospechas pero tienes equivocado al personaje... y ya no te digo más porque si no vas a saber más cosas... No, los tiempos están como en los libros: en el tiempo de Harry están: Draco, Blaise, Ron, Hermione... todos los que deben estar. Y en el tiempo de Tom están: Gedeli, David, los del internado, etc. La cuestión del fic es que hay algo que une a ambos tiempos... pero no se sabe que aún. Me preguntas si yo hablo parcel o Harry?

MORYN: espero que si hayas entendido, si no, pues me avisas que fue lo que no entendiste y te lo explico, si?

GABRIELA: Gracias por tus  comentarios. El dije... no te puedo decir que significa todavía, pero se irá viendo a lo largo de la historia. Estoy tratando de subir lo más rápido que puedo.

USAGI-HK: Gracias por leer esto, espero que te siga gustando.

EYES: Gracias, yo también me compadezco a mi misma jajajaja.-.- a ti también te digo que tus sospechas están bien, sólo que hay una cosa que no está bien...jeje... pero no te voy a decir cual.

ARLC: Marius? No, no es maestro regular de Hogwarts, él está ahí por invitación de Dumbledore en los dos tiempos. Es un personaje muy complicado, así que lo tendrán que ir conociendo poco a poco. Zabini? Para este fic es un personaje sumamente importante. No, la niña muda se llama Keira, Ann es otro rollo que también se ira descubriendo después.