CAPÍTULO XVIII: La primera noche.
- Y bien?
David parpadeó y regresó a esta realidad.
- Uh?
Él y Tom subían una escalinata interminable, ancha y de piedra dura, rodeados de todos los demás presentes, excepto el señor de cabellos rojizos que había desaparecido en cuanto lo había dejado con su amigo. Ahora la multitud estaba mezclada entre gente vestida de negro, la cual no se tardó mucho en reconocer que era el uniforme de la escuela, y la gente invitada que en su mayoría iba igual de impresionada o, bien, feliz de ver a su gente mágica.
- Que qué te parece? – repitió, Tom, inclinando un poco la cabeza para ver la expresión de su amigo.
- Mmm... n-no he visto mucho.
Llegaron al fin de la escalinata. Ahí había una bruja de aspecto un tanto senil pero aún severo, con un sombrero de terciopelo morado.
- Buenas noches a todos. Soy la profesora Cédifa Banks, nuestros visitantes muggles tendrán que venir conmigo en caso de cualquier anomalía, estamos aquí para servirles. En cada una de las casas de Hogwarts se colocará una hoja de reglamento, ahí podrán saber qué es lo que está permitido y que no, además del horario de actividades especiales que se tendrá, aunque nuestros alumnos ya lo saben. El profesor Dippet presidirá todas las comidas y para la gente que esté interesada, dará dos conferencias durante la semana sobre magia experimental y la conciencia que los muggles deben...
David dejó de poner atención a lo que aquella... bruja... extraña decía porque sus piernas no dejaban de temblarle. Tenía la impresión de que el chocar de sus rodillas terminaría distrayendo a la profesora de un momento a otro. Tragó saliva y soltó el aire. Jamás se habría imaginado que el conocer el mundo mágico del que Tom siempre le hablaba le diera tantos nervios... por lo general, siempre había tenido que experimentar cosas nuevas en su vida, después de todo era un huérfano sin destino fijo, pero esta vez sentía que algo importante iba a cambiar. Ese lugar le daba una impresión extraña, no era rechazo como lo sentía en San Charbel, sino más bien como una especie de retracción... como si el castillo también estuviera nervioso o temeroso de su llegada.
- ... ahora por favor les pido que me sigan al Gran Comedor donde habrá un banquete de honor por su llegada. Bienvenidos a Hogwarts y que disfruten de esta Semana Muggle.
Dave aplaudió por inercia y caminó al lado de Tom de nuevo, mientras se mordía un labio. Aún no podía entender bien del todo porqué estaba ahí y como es que había llegado.
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Subía el pie y la pequeña lombrisita intentaba huir lo más pronto que podía pero apenas la dejaba dar tres arrastradas cuando volvía a bajarlo, atrapándola... Subía de nuevo el pie y lo bajaba... volvía a subirlo y... Pluch! Al bajar el pie lo había hecho con mucha fuerza y la lombriz había quedado aplastada en la piedra. Draco estaba verdaderamente indignado y asqueado, no podía creer que iba a tener que pasar los siguientes siete días con muggles por todos lados, invadiendo sus terrenos. En cuanto ese estúpido anuncio había llegado a sus manos, le había escrito a su padre... él le había prometido sacarlo de ahí durante esos días, sin embargo, después de aquella carta no había recibido más respuesta. Ahora estaba ahí, parado sin más, con el frío carcomiéndole los huesos y la lluvia a más no poder azotándole la espalda, esperando la llegada de esos...
Toda la semana, la escuela había estado en continua preparación para la celebración, varios maestros habían organizado brigadas que se dedicaban a diferentes cosas, como adornar el camino desde el bosque prohibido hasta el castillo o poner una pancarta de bienvenida en la entrada... por supuesto, él no había participado en absolutamente nada.
Estaba apunto de exasperarse por completo, cuando los faroles mágicos del camino empezaron a encenderse, señal de que los muggles estaban por llegar. Draco remolinó con más fuerza la lombriz aplastada de bajo de sus pies, hasta hacerla puré, cómo le gustaría que fuera un muggle el que estuviera ahí abajo.
La gente proveniente de los carruajes empezó a llenar el claro de bosque, mientras Dumbledore se adelantaba unos pasos, Pansy Parkinson se le acercó y le susurró al oído: "Apestan". Malfoy asintió con la cabeza sin apartar la vista de los miserables. Realmente se veían patéticos.
Granger dio otro discurso de bienvenida después de Dumbledore, a lo que siguió un canto por parte del coro de Hogwarts, anexado a un recorrido interminable de muggles hacia el castillo mientras los magos los flanqueaban en dos filas titiritando de frío.
Al llegar al Gran Comedor, Draco seguía tan molesto que no se percató de que Harry si había tenido invitados a final de cuentas.
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Tom miró a David un momento, mientras se servía más crema al chipotle sobre su pollo. El muchacho tenía una mirada extraña, no sabía explicar si era una mirada de asombro, o de especulación, incluso le parecía que tenía un dejo de molestia. Sus ojos estaban clavados en la mesa principal.
Dejó la cuchara en el platón y se acercó a él.
- ¿Qué tienes?
David parpadeó y volteó a verlo. Por unos segundos sus miradas se encontraron tan fundidas que ninguno de los dos hizo un solo movimiento. Después, David soltó el aire y la desvió.
- Nada... estoy exhausto, solo eso.
- Por lo menos come algo.
- No puedo, ayer comí cinco veces en menos de 7 horas.
Tom sonrió mientras se metía un bocado a la boca.
- Te estás perdiendo de un gran banquete, aquí las comidas no son tan buenas todos los días, verdad, Tom?
Tom dejó de sonreír y miró a su compañero de casa, Calixto McGonagall, quien miraba a David, desafiante. Riddle hizo una disimulada mueca y achicó los ojos hacia Calixto.
- No deberías estar cuidando a tu hermana, Cal? – le dijo con un tono arrogante. – no vaya a ser que Minervita se vaya a enamorar de uno de nuestros invitados... esa si que sería una... ¿cómo decirlo?... imprudencia... para tu futuro en la escala social, no?
Calixto se enderezó en su asiento y lentamente volvió su cabeza hacia la mesa de Gryffindor, donde una adolescente con cabello marrón lacio platicaba animadamente con un muchacho muggle.
Tom sonrió un instante, después miró a David quien veía también hacia la mesa de Gryffindor. Riddle intentó enfocar a quién observaba su amigo pero no pudo distinguirlo antes de que David por fin hablara.
- ¿Qué pasó, Tom?
La pregunta le extrañó tanto que tubo que pasarse el bocado rápido, para no provocar un ataque de tos.
- Qué? – dijo, cuando al fin pudo respirar normal.
Entonces, vio cómo David se percataba que todos en esa mesa lo miraban con expectación. Tom supo que su amigo ya no completaría lo que iba a decir, lo conocía demasiado bien como para suponer que hablaría más siendo observado de aquella forma. Además, estaba seguro de que ya se había dado cuenta de que él era el único muggle en la cuarta mesa.
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- Estoy lleno... – dijo, Ron, estirando los brazos.
- Ron no hagas esos modales en la mesa – la señora Weasley, veía a su hijo con malos aires.
Ron bajó las manos al tiempo que miraba a Harry, él, por su parte, no podía dejar de pensar en las palabras a pronunciarles a los Weasley. Ron y él ya no eran los mismos, ya no se llevaban igual, ya no sabían todo el uno del otro... pero al parecer, la señora Weasley no estaba enterada de esto, ya que había decidido sentarse junto a él. Por lo tanto todos estaban juntos otra vez, Ron y su familia, Hermione y sus padres y Harry con su invitada. A Harry se le revolvió el estómago, esa escena, le era extrañamente familiar, aunque no sabía muy bien porqué.
- Y... dígame, señora Figg, cómo están sus gatos? – el señor Weasley parecía fascinado, viendo a tantos muggles a quienes preguntarle sobre su vida y parecía más impactado aún de que Harry hubiera invitado a Arabella Figg, a la semana muggle.
- Pues copito de nieve se sentía mal, cuando me vine ayer, pero se le encargué a los tíos de Harry.
Harrry se atragantó con la ensalada, la pasó como pudo con ayuda de unos golpecitos de la señora Weasley.
- A los Dursley? Haber si no lo matan...
- Bueno, los vi muy comprometidos, creo que se sienten en deuda por los años que te cuidé.
Harry encogió los hombros, no se imaginaba a un gato por ahí deambulando en la casa impecable de sus tíos. "Deben estar maldiciéndola mugglemente en estos momentos", pensó y la sonrisa se le dibujó en los labios.
Todos en la mesa de gryffindor estaban contentos, o al menos eso parecía. El tío contador de Ron, al que sí habían invitado por lástima, estaba sentado entre los padres de Hermione y la señora Weasley, era casi igual en apariencia a ellos, pelirrojo y pálido pero tenía una expresión pérdida y malhumorada.
En cambio, los papas de Hermione se veían emocionados, Harry pensó que la chica les debía haber contado mucho del mundo mágico y esta era su oportunidad de verlo con sus propios ojos.
El chico miró el reloj de la torre por una de las ventanas, aún faltaba tiempo para que eso concluyera y él ya tenía demasiado sueño como para seguir platicando de tanta cosa trivial.
- Y bien Harry, cuéntanos, porqué no trajiste a tus tíos también? – la mamá de Hermione, parecía muy interesada en el cabello de Potter, ya que no dejaba de mirarlo.
Harry se sintió un poco incómodo con la mirada de la señora Granger, le hacia pensar que quería meterse en su cerebro.
- Humm... bueno, en realidad ellos no son muy... agradables. – contestó, con toda la cortesía posible.
- Ya te dije que a sus tíos no les agradan los magos, mamá. – Hermione interrumpió una plática con su papa, para responder, también.
- Ah, claro! Se me olvidaba... y usted señora? – volvió a preguntar, viendo a la señora Figg – qué es de Harry?
La señora Figg vio de reojo a Harry, después empezó a contarle a la señora Granger cómo se habían conocido ella y él. Harry se sintió más apesumbrado aún.
No sabía porqué pero no le agradaba que Hogwarts estuviera invadida de muggles. No era que los rechazara, como seguramente le pasaba a Draco, quien tenía la cara más verde que le había visto nunca. Era más bien una especie de... era como si estuvieran invadiendo su terreno, el terreno que le había pertenecido por 6 años, como si lo estuvieran viendo desnudo.
Miró a la mesa principal, Marius Castoriadis seguía en Hogwarts, estaba ahí, comiendo placenteramente. "Es bipolar", pensó el chico. Cómo era posible que sólo hacía una semana lo había visto actuar como loco, histérico por no se qué cosa sobre Draco, y ahora lo viera tan tranquilo. El corazón le dio un vuelco, no había pensado hacía varios días. Aún no se lo había dicho a Malfoy y tenía la impresión de que debía hacerlo.
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Tom cerró la puerta de la habitación con cuidado, mientras David revisaba su interior.
- Así duermen siempre?
- No... es una adaptación mejor dicho. Generalmente dormimos cinco o seis en un mismo cuarto.
David se sentó en la cama, era bastante parecida a la del hotel: demasiado cómoda.
- Te gusta?
- Mmm si, se siente cómoda.
- Me refería a la escuela?
- Bueno, ya te dije que no he visto mucho.
- Pero ya has visto algo.
David asintió con la cabeza, sin mirar a Tom. Tomó la pijama que estaba doblada sobre la cama en la que se había sentado.
Tom caminó hacia el otro lecho y desdobló las sábanas, preparándolas. Acomodó su almohada, y desdobló su pijama. Hizo una mueca y volteó hacia David.
- Oye, si no quie...
Tom se calló de pronto y fijó su mirada en el increíble ángel que estaba enfrente. David se encontraba un lado de la ventana abierta, la luz de la luna le llegaba de lleno palideciendo más aún su piel. Se había quitado ya la playera gris y el suéter, por lo que su pecho estaba completamente desnudo y su mirada estaba otra vez extraviada en quien sabe dónde.
La respiración de Tom se agitó al tiempo que su corazón daba un vuelco. Esto era lo que había imaginado hacía mucho tiempo, el único problema es que David no estaba ahí realmente.
Se mordió un labio, después soltó la pijama y saltó la cama de David dirigiéndose a la ventana. Se paró detrás de él, pero Dave parecía no haberse dado cuenta. Tom llegó a su límite y su desesperación lo rebasó.
- Ya, basta! – dijo, tomándolo del brazo.
David dejó de mirar hacia fuera, observó a Tom como si no lo hubiera escuchado. Tom cambió su expresión de enojo por una de incredulidad, cómo era posible que Dave estuviera así, qué le ocurría?.
- Ya que?
En un segundo, la consternación de Tom volvió.
- Termina de llegar ya, David!!
David volteó el cuerpo hacia él.
- Es como si no quisieras estar aquí, conmigo, parece que extrañas San Charbel!!
Dave no reaccionaba, sólo lo miraba. En ese momento, todas las ilusiones que se había planteado para esa visita, se terminaron de esfumar: era claro que David no quería estar ahí por más que él lo deseara. Le soltó el brazo, agachó la cabeza y sin mirarlo, empezó a moverse hacia su cama.
- Oye...
Tom sintió sobre su brazo dos dedos helados que lo detenían sin mucho esfuerzo. Los miró.
- Si quiero estar aquí, contigo.
Por más que lo pensaba y por más que miraba esos dedos pálidos y fríos, creía que la voz que estaba escuchando era producto de su imaginación y que en realidad, David seguía perdido.
Entonces, Dave se acercó hasta quedar frente a él.
- No... No se me ocurre otra cosa que decirte, sólo que me perdones. Ni siquiera supe cómo llegué aquí. Me... me mosquee..
Al ver a David moviendo la boca, Tom supo que no era su imaginación y sonrió un poco.
- Me... – Dave agachó la cabeza tratando de encontrar la mirada de Tom, al principio, Riddle no quería verlo, pero no pudo aguantar mucho tiempo – me perdonas?
Tom miró a David de la manera en la que siempre lo miraba. Entonces, David empezó a acercarse más, abriendo un poco los labios. Cuando ya no quedaban muchos milímetros entre los dos, Tom puso dos dedos sobre la boca de David.
Dave lo miró extrañado. Tom sólo negó con la cabeza, se apartó de él y caminó hacia su cama. Tomó la camisola de su pijama, al tiempo que se quitaba la camisa del uniforme. Sabía que aunque inmóvil como lo había dejado, David seguía viéndolo, también sabía que no entendía por qué no había querido que lo besara.
Cuando terminó de abotonarse la camisola, volvió a acercarse a su amigo. Se puso justo enfrente de él. David no le regresó la mirada inmediatamente, pero al final lo vio con ojos preocupados.
Entonces, Tom sonrió, se acercó muy lentamente y le dio un beso extremadamente suave en la mitad de la boca. Después se despegó unos milímetros, cambiando la posición de su cabeza y volvió a besarlo más tiernamente todavía, prácticamente rozándole los labios. Se volvió a separar, esta vez por unos cuantos centímetros.
David abrió los ojos, encontrándose con los de Tom.
- Ya no quiero que tu seas el primero en besarme siempre.
Dave tragó saliva. Tom entonces se acercó mucho más decidido, subió las manos hasta el cuello de David, acariciándolo y lo besó mucho más apasionadamente.
David colocó las manos sobre las caderas de su amigo y respondió el beso de igual manera. Mientras el corazón le daba vuelco tras vuelco, percibiendo una emoción que hacía meses no tenía. Seguía sintiéndose temeroso por el lugar donde estaba sin ninguna razón, pero esa sensación se hacía mucho más llevadera cuando las manos de Tom le recorrían en caricias el pecho y sus labios estaban sobre los suyos.
Comentarios en los reviews.
Mayka Yugi: Es un poco confuso porque generalmente escribo historias así... no te preocupes ya le vas a ir entendiendo.
Sybelle: Siento mucho no haber podido publicar cuando me lo propuse pero había otros trabajos que debía completar, entre ellos la carpeta para mi cortometraje. Espero lo entiendas y sigas leyendo. Gracias por las suertes que me brindas para mi corto y con respecto a no seguir escribiendo, espero que a mi nunca me pase eso, digo, tarde pero segura la tienes conmigo. No sé, jamás he podido dejar de escribir o de imaginarme historias.
Malena: Gracias, espero que sigas leyendo.
Gaby-snape: no, en realidad no sé que es fiaca. Sobre las líneas punteadas: ponía asteriscos cuando había cambio de tiempo, pero al subirlas a Fanfiction las quitaba, era muy raro. En este capítulo seguí tu consejo y le puse líneas punteadas, espero que se vean.
Velia: hola!! Hace mucho que no sabía de ti, pues gracias por lo de talentosa, primero que nada y segundo, pues si, mi pasión es el cine y la literatura, pero más que todo eso, mi pasión en sí es escribir y relatar historias. Y pues los guiones son una forma muy gráfica de hacerlo. Espero que te guste este capítulo. En cuanto a mi corto, bueno, tenemos un problema grave ahorita que es el clima, la historia requiere un ambiente seco y caluroso, así que en definitiva ahorita no se puede grabar por como está aquí en el DF y sus alrededores e irnos a otro estado a grabar nos eleva el presupuesto a 7,000 pesos. Así que creo que nos vamos a tener que esperar a la primera helada de diciembre para grabar. El cortometraje se llama "Crisantemos", no dice mucho el título, pero es una historia de realismo-mágico. Mmm... no sé donde vivas, pero si vives en el DF o algún estado de la república, pues te lo mando cuando ya esté listo, porque vamos a hacer copias en DVD y VCD al final para amigos o quien lo quiera ver.
