ACONTECIMIENTOS

31 de Julio, un día especial para Harry y Neville ya que ambos cumplían los 16 años, en ese día Harry se levantó realmente temprano con un ligero dolor de cabeza y un leve pinchazo en la cicatriz, desde que vino a la mansión, Harry había estado practicando todos los días oclumancia consiguiendo dejar su mente en blanco pero todavía no tenía unas buenas defensas mentales, si bien no había tenido ninguna visión de Voldemort y sus aliados cuando el señor oscuro intentaba acceder a su mente se levantaba con un leve mareo y con un pinchazo en su cicatriz.

Harry sabiendo que no podría volverse a dormir y que despertar a sus amigos no sería muy bien recibido por sus compañeros decidió ir a dar un paseo por los terrenos, se vistió con algo de ropa cómoda y bajo a la cocina a tomar algo rápido para comer, el sol todavía no había salido por lo que Dobby no estaría despierto.

Después de un rápido desayuno se dirigió al establo que había construido exclusivamente para Nogmarum, en donde el semental estaba agitando su cabeza y golpeando el suelo con sus cascos como si supiera que Harry estaba despierto e iba a ir a verlo, estuvo un buen rato cepillando su pelo y preparándolo con su equipo de montar antes de saltar a su lomo y comenzar a cabalgar rápidamente.

Harry montando al hermoso semental parecía sentir las ansias del animal por galopar, montando ambos parecían unir sus mentes y ser uno con el otro, con una simple caricia por parte de Harry el semental sabía hacia donde tenía que galopar y en esos momentos el único destino de Harry era dirigirse hacia el bosque que rodeaba el valle, Harry sabía por una de las múltiples charlas de Remus que era un bosque mágico pero a diferencia del bosque prohibido en este habitaban pocas criaturas peligrosas por no decir ninguna.

Los primeros rallos del sol iluminaban el hermoso bosque cuando Harry llegó a los límites del mismo, desde su primera vez que lo visitó tuvo inmensas ganas de volver, ya que los árboles, los cantos de los animales y el fresco aire que allí se respiraba llegaban a calmar la mente de Harry y llenaba su espíritu de paz, pero ese día en especial había algo en el bosque que no daba esa tranquilidad esperada. Parecía que el bosque lloraba, al entrar notaba que el bosque estaba furioso y a la vez te embargaba una profunda tristeza difícil de ignorar. Las aves que comenzaban su canto con los primeros rallos del alba ahora estaban en completo silencio y los pocos piares que se oían provenían de los polluelos que habitaban en los nidos.

Harry un tanto inquieto por la asolación que podía llegar a influir en el bosque, desmontó de Nogmarum, que poco a poco se iba poniendo reacio a andar, tomó las riendas del caballo y comenzó a andar cerca del caballo con los sentidos bien alerta en señal de algún ataque improvisto, ahora más que nunca se arrepentía de no haber tomado su varita pero el tiempo en la mansión le había echo bajar la guardia con respecto a cualquier ataque, algo de lo que tendría que cambiar.

Pasados 15 minutos andando, Harry oyó algo que le partió el alma, un canto de un ave, un canto lastimero, triste, como aquel que dice sus últimas palabras para antes de morir, acercándose rápidamente de donde provenía el canto, encontró a un maltrecho fénix, con sus alas rotas y los ojos sangrando. De muy buena tinta sabía Harry que para que un fénix pudiera renacer de sus cenizas tenía que tener sus ojos sanos, era una de las pocas formas de matar a un fénix, y el estaba a punto de presenciar uno. Con paso tembloroso soltó las riendas de Nogmarum que estaba golpeando la tierra con sus cascos, como si el dolor del fénix también lo sintiera él.

Harry se acercó hacia el fénix, descubrió que en sí ya era un fénix viejo, seguramente estaría en sus últimos momentos para renacer si no fuera porque tenía sus ojos heridos, con mucha cautela se arrodilló frente al ave que emitió un canto lastimero como pidiéndole una ayuda a aquel que se encontraba junto a él, como pidiéndole que acabara con su agonía, pero Harry no podía miraba fijamente al fénix que intentaba mover las alas consiguiéndose sólo hacerse más daño, sus ojos ya formando un pequeño reguero de sangre en el frío suelo y ahí mirando a la maltrecha criatura, el joven Potter se sintió totalmente impotente al no poder hacer nada por él, ya que aunque tuviera su varita en mano no conocía ningún hechizo con el cual sanarlo. Acercó su mano y acarició lentamente su cabeza como si tuviera miedo de hacerle más daño y al mismo tiempo que una solitaria lágrima salía por su mejilla y el sentimiento de que en cualquier momento su corazón se rompería al oír el canto lastimero del fénix una pequeña luz blanca comenzó a brotar de la mano que en esos momentos acariciaba al fénix y tal como vino se fue, pero ahora algo había cambiado en el fénix ya que sus ojos estaban totalmente curados y en lugar de los enrojecidos ojos por la sangre se encontraban unos hermosos ojos dorados.

El fénix se puso con trabajo sobre sus dos patas ya que sus alas no se habían curado y con un último canto de gratitud, su cuerpo se envolvió en una gran llamarada dejando paso a un montón de cenizas del que salía del interior del montoncito un pequeño polluelo arrugado con unas pelusillas rojas en su cabeza, el rostro de Harry se iluminó al ver que su magia accidental había conseguido curar al fénix y que ahora se encontraba frente a él un pequeño polluelo de fénix que picoteaba la mano de Harry pidiéndole que lo tomara en sus manos.

- Estas bien pequeño – Dijo Harry emocionado una vez que tuvo el fénix en sus manos y sentía como el aura del bosque volvía a ser de completa felicidad - ¿Te gustaría venir conmigo? – Por toda respuesta el polluelo se acurrucó en sus manos dispuesto a descansar – Tomaré eso como un sí.

Con sumo cuidado Harry volvió a montar a Nogmarum y se dispuso a volver a la mansión en donde seguro les estaría esperando sus amigos y Remus (en donde si no llegaba a tiempo seguro que ponía el grito al cielo). Cabalgó directamente a la mansión y después de quitarle todos los aparejos al caballo y cepillarle un poco su suave pelaje se dirigió a la mansión en donde se encontraba los chicos sentado en la mesa con caras de preocupación, Remus dando vueltas por todo el salón y el profesor Dumbledore sentado en una butaca mirando a Remus dando vueltas.

- Me alegro de verle profesor Dumbledore – Dijo Harry sobresaltando a todos.

- ¿Donde estabas? ¿Qué te ocurrió? – Preguntó rápidamente acercándose a él.

- Ey para Remus, primero estaba dando un paseo, y segundo porque me debería pasar algo – repuso el muchacho ya un poco cansado por la preocupación de su tutor.

- Bueno Harry, esta vez a sido cosa mía – El profesor Dumbledore habló por primera vez – como sabes, ese colgante que te dio Remus te permite comunicarte con alguien que tenga un colgante hermano, pero el colgante que yo poseo posee otras cualidades como es saber como se encuentran en ese momento aquellos que lo tienen. Bien, pues hace una media hora estaba mirando como se encontraban todos los miembros de la orden que estaban en misiones y por pura curiosidad miré como te encontrabas, y mi turbamiento no fue otro al sentirte como si una gran tristeza te embargara en tu corazón y tus deseos de ayudar a alguien.

- Valla, parece que no puedo tener ningún secreto eh profesor – Harry se acercó a la mesa y del interior de uno de sus bolsillos sacó al polluelo fénix que había ayudado momentos antes – A él era a quien quería ayudar y al parecer conseguí curarlo antes que estallara en llamas.

- Harry no se si sabrás mucho de los fénix – Dijo Hermione mirando a su amigo con una pequeña sonrisa al ver el enorme corazón de su amigo – pero los fénix cuando estallan en llamas curan todas las heridas que tenían antes de estallar.

- Lo se Hermione, pero dime ¿cual es una de las pocas formas de matar a un fénix? – Preguntó Harry mientras le daba algunas vallas que había recogido por el camino de vuelta.

- Que yo sepa no se puede matar a un fénix – Dijo la chica con gesto pensativo.

- Pues tengo que corregirte Hermione – Habló otra vez Dumbledore – una de las pocas formas de matar a un fénix es hiriéndole en los ojos, si bien es muy difícil dañar a uno ya que son extremadamente rápidos, fuertes y poderosos siempre puede pasar. Ahora la pregunta de cómo curaste a un fénix que tenía los ojos curados llega a la conversación Harry – Durante el siguiente cuarto de hora Harry se dedicó a explicar a Remus, Dumbledore y a sus amigos todo lo que había pasado con respecto al fénix.

- Y dices que fue magia accidental lo que curó a este fénix – El profesor Dumbledore se rascaba lentamente la barba con aire pensativo, Remus lo miraba como sabiendo lo que diría el profesor, Hermione estaba en un estado de concentración total y los demás estaban sin saber que decir.

- Profesor – Remus habló después de ver que los pensamientos del director iban para largo - ¿Cree usted que tenga el don de la curación?- En la cara de todos se dibujó una mirada algo así como "pero que dice este tío"

- No lo supongo, lo afirmo, según tengo entendido mucho de los alumnos de Hogwarts tienen algunas cualidades especiales pero que no se pueden saber hasta que se desarrollan por primera vez.

- Entonces profesor, ese es mi poder – Todos miraron a Harry sin entender excepto el profesor Dumbledore.

- No Harry, ese es un poder muy común en los magos, incluso llego a pensar que si la magia practicada por los antiguos no se hubiera perdido todos podríamos hacerlo en mayor o menor medida, desafortunadamente la práctica ahora se reduce a familias de magos antiguas que guardan algún conocimiento de los antiguos magos, son muy pocos los que saben que lo tienen y mucho menos son los que saben siquiera como curar pequeñas heridas con él y todo esto es como te he dicho debido a que las familias de magos que conocen algunos o más de un secreto revelado por cuatro dioses según antiguos escritos.

- Entonces no podré aprender a usarlo – Harry se sintió desanimado ya que con el control de ese poder podría llegar a salvar muchas vidas – Digo, a menos que conozca a alguien que sepa manejar esos poderes

- Se podría arreglar, pero no ahora Harry, y antes de nada debes aprender que la magia no solo se aprende en los libros y en conocimientos de otras personas, la magia no entiende de parámetros y forma, y sólo puedes ponerte los límites que tu mismo te imponga – El profesor Dumbledore le dedicó una sonrisa a Harry para a continuación desviar su mirada al fénix – y dime ¿ya has pensado algún nombre para tu nueva mascota? – En ese mismo instante los chicos comenzaron a soltar todo tipo de nombres que podría ponerle al fénix, pero Harry no escuchaba ninguno de los que ellos decían, su vista se había clavado en los pequeños ojos dorados del fénix que lo miraban como esperando una respuesta a la pregunta.

- Orthac – Nada más decirlo el polluelo comenzó a piar en señal de aceptación agitando sus pequeñas alas

- Parece que le gusta – Dijo Luna mientras le daba una leve caricia.

- Esto... Harry, ¿por qué no llevamos a Orthac a tu habitación? – Ginny le lanzó una mirada a sus amigos y a los dos adultos muy significativa - ¿Vienes Neville?

- Ehh... si... claro – Neville asintió a la pelirroja mientras se levantaba acompañando a Harry

Una vez llegaron al cuarto de Harry, este colocó al fénix en una cajita que tenía introdujo en ella los restos de ceniza que habían quedado de su incineración y que los había traído con él y le dio algo más de comer. Estuvieron sobre un cuarto de hora observando los tres embelesados al fénix pero cuando uno de los dos chicos se decidía a bajar algo hacía que Ginny diera una excusa para no bajar, así que Harry tuvo que enseñarle su álbum de fotos a la pelirroja, llamar a Hegwid para que Ginny lo acariciara y enseñarle todas las pertenencias que tenía sobre sus cursos anteriores antes de que Ron entrara en la habitación.

- ¿Pero que hacéis chicos? – Pregunto el pelirrojo con una falsa sonrisa mientras observaba las caras de frustración que ya llevaban los chicos después de media hora de incesante charla con la pelirroja

- Bueno que nos vamos ya o no – Repuso Ginny ganándose miradas recelosas por parte de los dos morenos que allí se encontraban. Sin más ambos pelirrojos abandonaron la habitación dejando plantados a ambos en la habitación con caras para el recuerdo (según catalogación de fotos por Luna Lovegood)

Los muchachos comenzaron a bajar las escaleras lentamente pensando cada uno independientemente lo que le dirían a cierta pelirroja si la encontraban, pero dejaron sus pensamientos de lado al encontrar el comedor completamente a oscuras no encontrando ni un solo atisbo de luz.

- ¡¡¡SORPRESA!!!! – Las luces se encendieron revelando con ellos a los chicos, Remus, Dumbledore, McGonagall, los Weasley al completo (cuando me refiero a los Weasley al completo excluyo a Percy de la familia), la abuela de Neville también se encontraba así como alguno de sus parientes. Del techo colgaba un cartel que ponía "FELICIDADES HARRY Y NEVILLE" la habitación estaba decorada con los típicos colores de Gryffindor así como una mesa en el fondo con todo tipo de dulces y pastelillos en todo tipo.

La primera en acercarse fue la señora Weasley que le dedicó un monumental abrazo marca Sña Weasley, seguido de cerca de Hermione, Ginny y Luna que le dedicaron un par de besos en la mejilla a ambos cumpleañeros, Ron les dio unas palmaditas en la espalda y los mayores Weasley le estrecharon la mano. Los parientes de Neville una vez que lo saludaban se presentaban a Harry diciéndole que era un verdadero placer conocerlo

- Esto a sido... – Comenzó a hablar Neville saliendo un poco de su asombro.

- Inesperado – Acabó Harry por su amigo

- De eso se trataba tontínes – Dijo Luna con una sonrisita tonta, en ese momento los gemelos pusieron en las manos de Harry una enorme caja en manos de Harry.

- Esperamos que esto te ayude a seguir nuestros nobles pasos por estancia en Hogwarts – Dijeron ambos gemelos con voz solemne, Harry abrió rápidamente la caja encontrando todo tipo de bromas inventadas por los gemelos, desde fuegos artificiales hasta pantanos portátiles pasando por los caramelos de canario, longuilingeos, etc.

La siguiente en acercarse fue Hermione con un paquete cuadrado que se trataba de un libro titulado "protégete del mal", dándole otro a Neville (para dar un descanso a mi mente solo pondré los regalos de Harry aunque Neville también recibirá los suyos por parte de sus amigos). Ron y Ginny traían arrastrando un baúl que temblaba al abrirlo descubrieron todos los presentes que se trataban de un juego de pelotas completo de Quidditch. Remus le regaló un diario en el que ponía en su portada con letras doradas "diario del merodeador" por Canuto, Cornamenta, Lunático y Colagusano, este regalo Harry se lo agradeció enormemente a Remus con un gran abrazo mientras le dedicaba una sonrisa burlona a los gemelos al ver lo que tenían ya que lo miraban con miradas codiciosas.

De parte de Dumbledore recibió una percha tal como la que él tenía en su despacho para su fénix, la profesora McGonagall le regaló un libro a Harry titulado "las grandes transformaciones de la época".

- Ten Harry me ha costado mucho conseguir toda la información para que Molly pudiera hacerlo – Le tendió una tapiz enrollado atado con un fino lazo dorado, al desenvolverlo Harry descubrió que se trataba de un tapiz familiar – En él está todos tus ancestros que tienen constancia el ministerio, es actualizable a partir de ti – Dijo señalando su nombre al final del árbol – En el momento en el que te cases y comiences a tener descendencia automáticamente aparecerá el nombre – Harry miró a los señores Weasley con plena gratitud y agradecimiento.

El siguiente fue Charlie que le regaló un colgante con una garra del colacuerno húngaro al que se enfrentó en la primera prueba del torneo de los tres magos, Bill le regaló un libro titulado "maldiciones ocultas en las pirámides y como contrarrestarlas".Harry miraba a todos con extrema felicidad a su lado Neville no variaba mucho su cara, y al igual que Harry se encontraba en sus brazos con muchos regalos.

- Bueno parece que solo quedo yo – Dijo Luna entregándole a Harry una caja de cartón bastante grande con la tapa agujereada – Espero que te guste.

Harry tomó la caja y descubrió que algo se movía dentro, con curiosidad fue a destapar la caja cuando oyó algo que le hizo retirar su mano de la tapa, oía de forma aburrida unos siseos que él conocía muy bien en los que decía más o menos "que aburrimiento en este sitio, haber si me sacan de una vez"

- Luna, esto no será lo que yo creo que es – Dijo Harry mirando a Luna con la misma cara que cuando la conoció.

- No se legerimancia Harry, así que no se que es lo que piensas – Dijo la muchacha sabiendo que Harry ya había descubierto que era. Los demás habían dejado sus charlas y comenzaron a oír la conversación entre ambos ya que Harry sin abrir la caja parecía conocer el significado de lo que allí había – Bueno que la abres o me la quedo yo – En la cara de Luna se dibujó una pequeña sonrisita cuando Harry abrió la caja y su cara se formó de asombro, en ella había una serpiente de un metro y medio de larga enrollada sobre si misma de un color verde brillante con unos ojos relucientes, la cual al ver la tapa abierta estiró su cabeza hasta quedar libre de la caja

- Hola – Dijo Harry en pársel a la serpiente sabiendo que algo le tendría que decir, los demás presentes miraban a Luna de forma reprobatoria – Soy Harry ¿Cómo te llamas?

- Seth mi amo – Respondió la serpiente mirando con detenimiento a Harry.

- Luna le has regalado a Harry una serpiente – Casi gritó Hermione indignada – Sabes perfectamente que las serpientes son la marca del lado oscuro.

- Sólo porque nadie puede comprenderlas, mira Harry habla pársel por lo que podrá comprenderla y hacerse amiga de ella, a parte es una King Imperial, son muy difíciles de conseguir sabes, y esta no está muy crecida.

- ¿Crece más? – Preguntó Harry curioso por su nueva mascota

- Bueno Harry – Se adelantó el profesor Dumbledore mirando atentamente a la serpiente – Creo recordar que tu ya has visto a una King Imperial adulta – En la cara de Harry se dibujó una interrogación – Nagini es también una serpiente de esta familia, si bien como a dicho la Hermione las serpientes siempre han sido símbolo del lado oscuro, estas han sido las favoritas por todos aquellos que hablan pársel por la lealtad que procesan a sus amos, para decirlo de alguna forma, una King Imperial se tiende a considerar como un fénix – Todos miraron al profesor Dumbledore como si hubiera perdido un par de tornillos, pero el ignorando las miradas siguió con su explicación – Esta serpiente si le entregas tu amistad, nunca te traicionará ya que solo tendrá tu lealtad, según tengo entendido entienden el idioma humano, son muy inteligentes y tienen muchas propiedades mágicas.

- Valla parece que eres una caja de sorpresas eh Seth – Harry volvió a hablar en pársel a la serpiente.

- Al parecer ese hombre a echo sus deberes – contestó Seth de forma divertida mientras salía de la caja y se enrollaba tranquilamente en el brazo de Harry. La fiesta continuó sin ningún tipo de incidente más digno de mencionar salvo tal vez alguna que otra broma por parte de los gemelos.

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Habían pasado dos semanas desde aquel memorable cumpleaños doble que se habían llevado en la mansión Potter, ahora los chicos estaban en el sofá del salón leyendo entusiasmados (en mayor o menor medida) los resultados de los TIMOS.

- E conseguido pasar todos mis TIMOS con Extraordinario – Gritó Hermione dando saltos de euforia – ¿Y a ti como te ha ido Ron? – Preguntó la castaña que veía a su amigo pelirrojo con una expresión seria.

- No han sido tan buenos como los tuyos – Dijo con una expresión muy seria que cambió para dar paso a una gran sonrisa – Pero conseguí los suficientes para ser auror – Sin previo aviso Hermione saltó encima de Ron dándole un gran abrazo con una brillante sonrisa - ¿Y que ahí de ti Neville?

- Bueno, conseguí los TIMOS suficiente para estudiar medigamia – Dijo el chico aún mirando su carta como si no creyera que lo que leía era verdad. A los pocos segundos una nueva avalancha de abrazos inundó al joven Longbottom.

- Oye Harry – Ginny se había fijado que Harry no había recibido su carta de los TIMOS - ¿Dónde está su carta?

- Valla... no os dije, la mía la tengo desde principios de las vacaciones por cortesía del profesor Dumbledore que muy amablemente la consiguió para mí, yo también tengo mis estudios necesarios para ser auror

- Y cuando pensabas decírnoslos – Bufó Hermione indignada

- Se me olvidó – Harry puso una cara de niño travieso mientras se rascaba la nuca.

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En otra parte del bosque verde un acontecimiento fuera de lo común incluso para el mundo de los magos estaba a punto de suceder. En la montaña que allí se situaba se encontraba un enorme centauro con un pelaje verdoso, de constitución fuerte, un arco finamente tallado en su espalda, este centauro en especial miraba fijamente las estrellas sin siquiera parpadear encontrando en ellas lo que el futuro tenía preparado para los magos.

- Hacía siglos que no te veía por aquí Banamén – Una voz resonó en el claro, pero el centauro pareció ajeno a ella durante unos segundos mientras seguía mirando al cielo.

- Cierto Tarod, siglos han pasado desde que el mundo necesitó de nuestra ayuda, pero si no nos preparamos a tiempo... Las puertas del inframundo se debilitarán y los fuerzas demoníacas asolarán la tierra – Replicó el centauro girándose por primera vez a saludar al unicornio que allí se encontraba, cualquier mago que lo viera podría pensar que era un unicornio normal, pero créanme no habrá nada de normal en este evento. Este unicornio del que hablamos era más fuerte y alto que los demás, su cuerno sobrepasaba con creces el tamaño de cualquier unicornio que habitara en los bosques, el color del cuerno normalmente plateado era de un dorado intenso.

No mencionaron ambos ninguna palabra más, ahora ambos mirando fijamente el cielo, notaron una presencia que se acercaba rápidamente a ellos volando a gran velocidad mientras el viento cambiaba de dirección ayudando a aquel que sobrevolaba los cielos poder usar de mejor modo las corrientes de aire.

- Me alegro de veros de nuevo Banamén, Tarod – Un grifo se había posado junto a ellos e hizo una leve inclinación con su cabeza – Aunque no me agrade los motivos por el que nos reunimos, supongo que Kael no tardará en llegar – El grifo el cual tenía su parte de mitad águila de un tono totalmente plateado se acercó a las dos criaturas para recibir su correspondiente saludo.

- No te equivocas Aeoris, siento como la presencia de Kael se aproxima hacia nosotros – Y no se equivocó el unicornio, cuando terminó sus palabras una cálida presencia se sintió en todo el lugar dando paso a un inmenso fénix, casi del doble de tamaño que uno normal, sus plumas parecían estar echa de puro fuego y sus patas y pico parecían forjadas en el más puro oro.

- Siento el retraso – Respondió el fénix – pero sobrevolando por un pueblo humano sentí una gran maldad que me dejó inquieto durante bastante tiempo.

- Y es por eso por lo que nos hemos aquí reunido, mi querida Kael – El centauro dio un paso y con voz solemne se puso a explicar la situación a sus compañeros – Las fuerzas del mal se alinean amigos míos, el mal crece y las sombras poco a poco cubren la luz de la esperanza, entre la raza de los magos ha surgido un señor oscuro, uno de los que los demás temen incluso pronunciar su nombre.

- Si, esa era la presencia que sentí cuando venía hacia acá – Cortó Kael como si eso lo explicara todo.

- Las estrellas me informan que este mago oscuro conseguirá abrir las puertas del infierno y someter a los que allí moran – Siguió el Baramén haciendo caso omiso de la interrupción del fénix.

- No podemos permitirlo – Se exaltó Aeoris a la sola mención de la apertura de las puertas – Debemos hacer algo.

- Sabes mi querido guardián del viento tan bien como yo que no podemos intervenir en la vida de los demás seres mágicos – Respondió con gravedad Tarod.

- Lo sé muy bien – Respondió el grifo indignado – las consecuencias serían peores que intentar destruir a cualquier criatura mágica maligna o benigna – Ahora su voz sonaba cansada.

- Es nuestra bendición y maldición al mismo tiempo – Repuso el fénix – pero no podemos quedarnos quietos viendo como el mundo que tanto tiempo nos costó mantener en paz se derrumbe.

- Los magos han olvidado todas nuestras enseñanzas y se han dedicado a usar varitas para poder canalizar su magia, si las puertas se abren, ningún mago podrá hacer frente a la amenaza que se avecina, el caos reinará – Repuso Baramén con pesadez

- ¿Y los elfos y enanos? – Preguntó esperanzado Aeoris

- Los enanos solo usan la magia para la creación de sus armas y tallar la dura roca y aunque son versados en el arte de la guerra no tendrían ninguna posibilidad en un enfrentamiento con cualquier mago incluso sin acabar su educación mágica, a parte que ellos al igual que los elfos se alejaron de los magos hace bastantes siglos – Respondió Tarod

- ¿Y los elfos? – Dijo el fénix – Ellos aún conservan mucho de nuestras enseñanzas.

- Es cierto, pero ahora son pocos los que quedan, los elfos rompieron hace siglos su contacto con los magos y sólo aseguraron que volverían si el rey mago lo reclamaba de nuevo su amistad o alguien digno de su confianza y temo decir que en un número tan reducido como ellos acabarían también en una muerte segura – Baramén miraba fijamente el cielo mientras contestaba con el ceño ligeramente fruncido como si acabara de ver algo que había pasado por algo – Pero todavía tenemos esperanza amigos míos, las estrellas me informan de un niño nacido del amor, crecido por el rencor y guiado por el corazón.

- ¿Un niño dices? – Preguntó escéptico Aeoris, guardián del viento.

- Si mi querido Aeoris, un niño mago – Respondió Banamén, guardián del agua – Tiene mucho poder bruto, poder del que no sabe manejar y pronto llegará a la fase adulta, aunque su mente ya piensa como tal

- ¿Y que pretendes que hagamos? – Preguntó interesada Kael, guardiana del fuego.

- Volver a levantar el templo de Jade, incluso aunque él no fuera descendiente de la realeza debemos preparar al joven mago en las antiguas enseñanzas – Respondió Banamén

- ¿Haremos lo correcto? – Preguntó Tarod, guardián de la tierra.

- Nunca se hubo de haber olvidado las enseñanzas Tarod – Al grifo le pareció una gran idea desde el principio – Además si esto sale bien él podría traer de nuevo nuestras enseñanzas a los magos.

- Paso a paso Aeoris, lo primero es preparar la llegada para el elegido si así a de ser – El centauro comenzó a bajar por el sendero que conducía la montaña seguido por los demás guardianes de los elementos.

Cerca del sendero nacía un pequeño arroyo que poco a poco se iba agrandando hasta formar un río, siguiendo el curso del río por la montaña llegabas a un punto en el que este se transformaba en una pequeña cascada que iba a parar a un gran lago de grandes dimensiones, un poco apartado de ese lago había unas ruinas que en otro tiempo tenía que haber sido un monumental castillo amurallado. Entrando por lo que debía ser los restos de las murallas se colocaron en medio del patio central y colocándose unos frente a otro comenzaron un extraño cántico en un idioma desconocido y totalmente olvidado por todos los seres mágicos

Convocamos a los elementos de la creación

En los tiempos de oscuridad

Que lo que fue quebrado

Se restaure

Invocamos, nosotros los guardianes de los elementos

Al fuego, la tierra, el aire y el agua

Para que la vida

De paso en este mundo de oscuridad

Que los canales de la magia

Se unan una vez más

Y luz tome forma

En el mismo instante en el que acabaron el cántico cuatro luces de diferentes colores salieron de sus cuerpos (rojo fuego, verde tierra, amarillo aire, azul agua) uniéndose en un único punto, lanzando un cegador rayo blanco hacia las pocas ruinas que quedaban de lo que antiguamente sería un gran palacio.

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Los consejeros del ministerio para la guerra

Después de innumerables deliberaciones llevadas a cabo por el Wizengamot se decretó el plan propuesto por el actual ministro de magia para llevar las riendas del mundo mágico en tiempos de guerra. El Wizengamot, de común acordaron con varios miembros de la oficina de Fugde, las funciones citadas en la anterior reunión miembros respetables de la comunidad mágica y aunque no se pone en duda sus desacuerdos contra las artes oscuras, tal como prometieron se le hizo la pregunta clave...

- Por lo que mi madre me escribió ayer, las leyes contra las criaturas no humanas van a ser revocadas. Además por lo que decía su carta – Dijo Ginny – las leyes impuestas sobre los licántropos han sido renovadas y un grupo especial en pociones a sido asignado para mejorar la poción matalobos.

- Al parecer intentan que con estas nuevas normas, los hombres lobos no se unan a Voldemort – dijo Harry con aspecto ausente – Aunque tendrán que trabajar dura para que la comunidad licántropa vuelva a confiar en ellos.

- Lo mismo pasaría con los vampiros, ¿no? – Dijo Luna tras su ejemplar del quisquilloso – y los centauros y demás criaturas mágicas.

- Esperemos que al menos esto sea un cambio – Dijo Hermione, mientras sacaba un par de agujas para tejer y un rollo de lana.

- Esto Hermione – Dijo Harry al ver que su mejor amiga seguía intentando hacer gorros para los elfos – Tengo algo que contarte con respecto a tus gorros – La chica le lanzó una mirada esperando saber que es lo que le tenía que decir – Los elfos de Hogwarts se sintieron indignados cuando encontraban las prendas por lo que se negaron a limpiar la sala común.

- Pues no parecía muy sucia y además los gorros al día siguiente no estaban – respondió la chica desafiante.

- Eso es porque Dobby era el que se encargaba de limpiar la sala común y todos los gorros y calcetines se los llevaba para él y para Winky – Hermione al ver que todos sus esfuerzos había sido en vano comenzó a derramar unas tímidas lágrimas.

- Lo siento Hermione, pero piensa que no todos los magos tratan mal a los elfos y por eso muchos no quieren apartarse de sus amos – Dijo Ginny mientras la abrazaba protectoramente.